miércoles, 8 de mayo de 2013

CAMBIA UNA VIDA


Cambia una vida

        Cuantas veces llegas a tu casa en las noches y solamente puedes pensar en todo el tiempo que invertiste en esto o en aquello, muchas veces sin frutos porque las cosas no salieron como esperabas.
        Y pasamos nuestro día sin dar una palabra de aliento, sin ayudar con un dinero al que menos tiene, sin invitar al menos afortunado a nuestra casa.

        Hoy puede ser un día diferente para tu historia. Hoy, puedes cambiar una vida para siempre y hacer la diferencia para alguien mas. ¿Deseas trascender? ¿Quieres sentir que has hecho algo por alguien?
        Este es el día que puede marcar la diferencia. Haz el propio de cambiar una vida. Detente un momento a saludar al que pide en la calle, recuérdale que Dios le ama y ayúdalo con algo que marque la diferencia, no con aquello que te sobra, sino que sacrifica tu salida a comer, la película que ibas a ver o la camisa o el perfume que ibas a comprar.

        Invita a alguien a comer en tu casa, y recíbelo con el mismo amor que Jesús lo haría contigo. A partir de hoy detente un momento a hablar con esa anciana a quien todos ignoran. A partir de hoy, haz como Jesús y cambia la vida de todos los que se crucen en tu camino en cada momento.

        Busca la forma, el medio, la oportunidad de hacer algo realmente importante que cambie una vida. Puedes pasar por este mundo como han pasado muchos, o puedes hacer la diferencia y trascender para siempre sabiendo que hiciste un bien de proporciones realmente cristianas a una persona. Si cada uno lo
        hace, el mundo en poco tiempo será otro. No pierdas tu oportunidad, y HOY cambia una vida.

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LUJAN


Oración a Nuestra Señora de Lujan

¡Oh, Santísima Virgen María! ¡Coronada Reina de Luján! Dios me ha creado para la gloria eterna.
¡Ah! ¿Quién me diera alas de paloma para volar a esa morada de felicidad?
¿Quién me abriera las puertas del cielo, y me ayudara a subir hasta el pie del Trono del Altísimo?
Concédele, oh! Santísima Virgen de Luján, vuestra protección a este hijo tuyo que gime en medio de este valle de lágrimas y sólo recibe consuelo celebrando vuestras glorias. Ayúdame a fin de que después de haberte honrado en la tierra merezca alabarte en el Cielo, por los siglos de los siglos.
Así sea.

JESUCRISTO


LA VIRGEN CUSTODIA NUESTRA SALUD

Autor: Papa Francisco | Fuente: vatican.va
La Virgen custodia nuestra salud
El Papa Francisco en la basílica de Santa María la Mayor de Roma ante la imagen de la Virgen Protectora del Pueblo Romano (Salus Populi Romani), el sábado 4 de mayo de 2013
 
La Virgen custodia nuestra salud
La Virgen custodia nuestra salud
Esta tarde estamos aquí ante María. Hemos rezado bajo su guía maternal para que nos conduzca a estar cada vez más unidos a su Hijo Jesús, le hemos traído nuestras alegrías y nuestros sufrimientos, nuestras esperanzas y nuestras dificultades, la hemos invocado con la bella advocación de "Salus Populi Romani", pidiendo para todos nosotros, para Roma y para el mundo que nos done la salud. Sí, porque María nos da la salud, es nuestra salud.

Jesucristo, con su Pasión, Muerte y Resurrección, nos trae la salvación, nos dona la gracia y la alegría de ser hijos de Dios, de llamarlo en verdad con el nombre de Padre. María es madre y una madre se preocupa sobre todo por la salud de sus hijos, sabe cuidarla siempre con amor grande y tierno. La Virgen custodia nuestra salud. ¿Qué quiere decir esto? Pienso sobre todo en tres aspectos: nos ayuda a crecer, a afrontar la vida, a ser libres.


Los cuidados de la Virgen nos ayudan a crecer

Una mamá ayuda a los hijos a crecer y quiere que crezcan bien, por ello los educa a no ceder a la pereza - que también se deriva de un cierto bienestar – a no conformarse con una vida cómoda que se contenta sólo con tener algunas cosas. La mamá cuida a los hijos para que crezcan más y más, crezcan fuertes, capaces de asumir responsabilidades, de asumir compromisos en la vida, de tender hacia grandes ideales. El Evangelio de san Lucas dice que, en la familia de Nazaret, Jesús " iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él " (Lc 2, 40). La Virgen hace precisamente esto con nosotros, nos ayuda a crecer humanamente y en la fe, a ser fuertes y a no ceder a la tentación de ser hombres y cristianos de una manera superficial, sino a vivir con responsabilidad, a tender cada vez más hacia lo alto.


Los cuidados de la Virgen nos ayudan a afrontar la vida

Una mamá además piensa en la salud de sus hijos, educándolos también a afrontar las dificultades de la vida. No se educa, no se cuida la salud evitando los problemas, como si la vida fuera una autopista sin obstáculos. La mamá ayuda a los hijos a mirar con realismo los problemas de la vida y a no perderse en ellos, sino a afrontarlos con valentía, a no ser débiles, y saberlos superar, en un sano equilibrio que una madre "siente" entre las áreas de seguridad y las zonas de riesgo. Y esto una madre sabe hacerlo. Lleva al hijo no siempre sobre el camino seguro, porque de esta manera no puede crecer. Pero tampoco solamente sobre el riesgo, porque es peligroso. Una madre sabe equilibrar estas cosas. Una vida sin retos no existe y un chico o una chica que no sepa afrontarlos poniéndose en juego ¡no tiene columna vertebral! Recordemos la parábola del buen samaritano: Jesús no propone la conducta del sacerdote y del levita, que evitan socorrer al hombre que había caído en manos de ladrones, sino el samaritano que ve la situación de ese hombre y la afronta de una manera concreta. María ha vivido muchos momentos no fáciles en su vida, desde el nacimiento de Jesús, cuando para ellos "no había lugar para ellos en el albergue" (Lc 2, 7), hasta el Calvario (cfr. Jn 19, 25). Y como una buena madre está cerca de nosotros, para que nunca perdamos el valor ante las adversidades de la vida, ante nuestra debilidad, ante nuestros pecados: nos da fuerza, nos muestra el camino de su Hijo. Jesús en la cruz le dice a María, indicando a Juan: "¡Mujer, aquí tienes a tu hijo!" y a Juan: "Aquí tienes a tu madre"(cfr. Jn 19, 26-27). En este discípulo todos estamos representados: el Señor nos confía en las manos llenas de amor y de ternura de la Madre, para que sintamos que nos sostiene al afrontar y vencer las dificultades de nuestro camino humano y cristiano. No tener miedo de las dificultades. Afrontarlas con la ayuda de la madre


Los cuidados de la Virgen nos ayudan a ser libres

Un último aspecto: una buena mamá no sólo acompaña a los niños en el crecimiento, sin evitar los problemas, los desafíos de la vida, una buena mamá ayuda también a tomar las decisiones definitivas con libertad. Esto no es fácil. Pero una madre sabe hacerlo, en este momento en que reina la filosofía de lo provisorio. Pero, ¿qué significa libertad? Por cierto, no es hacer todo lo que uno quiere, dejarse dominar por las pasiones, pasar de una experiencia a otra sin discernimiento, seguir las modas del momento; libertad no significa, por así decirlo, tirar por la ventana todo lo que no nos gusta. La libertad se nos dona ¡para que sepamos optar por las cosas buenas en la vida! María como buena madre nos educa a ser, como Ella, capaces de tomar decisiones definitivas, con aquella libertad plena con la que respondió "sí" al plan de Dios para su vida (cfr. Lc 1, 38).

Queridos hermanos y hermanas, ¡qué difícil es, en nuestro tiempo, tomar decisiones definitivas! Nos seduce lo provisorio. Somos víctimas de una tendencia que nos empuja a lo efímero... ¡como si deseáramos permanecer adolescentes para toda la vida! ¡No tengamos miedo de los compromisos definitivos, de los compromisos que involucran y abarcan toda la vida! ¡De esta manera, nuestra vida será fecunda! Y ¡esto es libertad! Tener el coraje de tomar decisiones con grandeza.

Toda la existencia de María es un himno a la vida, un himno de amor a la vida: ha generado a Jesús en la carne y ha acompañado el nacimiento de la Iglesia en el Calvario y en el Cenáculo. La Salus Populi Romani es la mamá que nos dona la salud en el crecimiento, para afrontar y superar los problemas, en hacernos libres para las opciones definitivas; la mamá que nos enseña a ser fecundos, a estar abiertos a la vida y a ser cada vez más fecundos en el bien, en la alegría, en la esperanza, a no perder jamás la esperanza, a donar vida a los demás, vida física y espiritual.

Es lo que te pedimos esta tarde, Oh María, Salus Populi Romani, para el pueblo de Roma, para todos nosotros: dónanos la salud que sólo tú puedes donarnos, para ser siempre signos e instrumentos de vida.

martes, 7 de mayo de 2013

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - 07 DE MAYO DEL 2013


LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
07 DE MAYO DEL 2013

No me cabe ninguna duda de que tú quieres ser sabio y quieres ser santo: inteligente y bueno. Para ser inteligente y sabio, deberás estar mucho tiempo solo, estudiando, leyendo, meditando, profundizando en tus conocimientos; para ser santo y bueno, deberás estar con los demás, a fin de moldear tu carácter y de brindarles cuanto eres y cuanto tienes; y, al mismo tiempo, necesitarás ciertos momentos de soledad para penetrar en tu interior, a fin de irte perfeccionando.
Y tanto para ser sabio e inteligente como para llegar a ser bueno y santo, necesitarás estar siempre con Dios, que es la verdadera Inteligencia y la Santidad por esencia.
Y si llegas a ser sabio y santo, ¿me puedes decir qué más puedes anhelar en tu vida? Ya has cumplido tu misión, ya te has realizado ante tu conciencia, ante tus prójimos y ante Dios.
No pienses ser bueno, si no te entregas a Dios incondicionalmente; no pienses ser bueno sólo porque no hagas el mal; todavía te queda mucho por hacer.

"Yo soy Yahvéh, vuestro Dios; santificaos y sed santos, pues yo soy santo" (Lev, 11, 44). Tres veces repetimos "Santo, Santo, Santo", es decir: santísimo es nuestro Dios; sus hijos no podemos menos de asemejarnos al Padre, pues tenemos su misma naturaleza, que es la gracia, es decir, la santidad. 

Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

UN MINUTO MARIANO - 7 DE MAYO 2013


UN MINUTO MARIANO
 
Antes de morir Jesús ofrece al apóstol Juan aquello más precioso que posee: su Madre, María, quien «a los pies de la Cruz, en Juan, acoge en su corazón a toda la humanidad». 
 
Juan Pablo II

EL BUEN HUMOR...

El Buen Humor


EL BUEN HUMOR:

   - Ayuda a mantener la salud: física y psicológica;
   - Distiende las facciones duras del rostro.
   - y quita las arrugas del espíritu.

EL BUEN HUMOR:

   - Ayuda a una buena digestión, quita el estrés y
   - rebaja la tensión sanguínea

EL BUEN HUMOR:


   - Quita hierro al percance, desintoxica nuestro interior;
   - Rejuvenece el alma y nos devuelve la alegría de vivir.

EL BUEN HUMOR:

   - Relativiza los problemas de cada día;
   - Es una ayuda para tener paz con uno mismmo y
   - saberla transmitir a los demás.

EL BUEN HUMOR:


   - Predispone a tender puentes, quitar escollos y
   - seguir por el camino emprendido.

EL BUEN HUMOR:

   - Evita crispaciones, enfrentamientos, mallos modos;
   - Hace aflorar la bondad, la comprensión, el perdón;
   - Beneficia la convivencia y la buena armonía.

RETRATO DE UNA MADRE

Retrato de una Madre
Autor: Monseñor Ramón Ángel Jara.


Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados.

Una mujer que siendo joven, tiene la reflexión de la anciana; y en la vejez, trabaja con el ardor de la juventud.

Una mujer que si es ignorante, descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio; y si es instruida, se acomoda a la simplicidad de los niños.

Una mujer que siendo pobre, se satisface con la felicidad de los que ama; y siendo rica, daría con gusto todo su tesoro por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud.

Una mujer que siendo vigorosa, se estremece con el vagido de un niño; y siendo débil, se reviste con la bravura de un león.

Una mujer que mientras vive, no la sabemos estimar porque a su lado todos los dolores se olvidan; pero después de muerta, daríamos todo lo que tenemos por mirarla sólo un instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchas un solo acento de sus labios.

De esta mujer no me exijáis el nombre, si no queréis que empañe con lágrimas estas paginas… porque ya la ví pasar en mi camino.

Cuando crezcan vuestros hijos, leedles estas páginas y ellos cubriendo de besos vuestra frente, os dirán que un humilde viajero, en pago del suntuoso hospedaje recibido, ha dejado aquí para vos y para ellos, un boceto del retrato de una madre.

DARÉ MI VIDA...


Daré mi vida

San Juan Crisóstomo fue condenado al destierro por el emperador. Al saber tal noticia, un inmenso  gentío se reunió en la catedral, y Juan Crisóstomo pronunció uno de sus más hermosos sermones.
Decía: “¿Que me destierran? ¿A qué sitio me podrán enviar que no esté mi Dios allí cuidando de mí? 

¿Que me quitan mis bienes? ¿Qué me pueden quitar si ya los he repartido todos? ¿Que me matarán? Así  me vuelvo más semejante a mi Maestro Jesús, y como Él, daré mi vida por mis ovejas…”.

lunes, 6 de mayo de 2013

UN MINUTO MARIANO - 6 DE MAYO 2013



María es nuestra Madre, la causa de nuestra alegría. Por ser Madre, yo jamás he tenido dificultad alguna en hablar con María y en sentirme muy cercana a Ella. 


 Madre Teresa de Calcuta

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - 06 de Mayo del 2013


LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
  06 de Mayo del 2013
 
El dolor tiene su aspecto amargo, pero también lo tiene dulce; todo dependerá del lado que nosotros miremos.
Es duro trabajar muchos días sembrando la semilla y cuidándola; pero es agradable recoger la cosecha; es duro pasar horas estudiando, pero es agradable recibir el título y la aprobación; es duro realizar esfuerzos y más esfuerzos para construir la casa, pero es agradable poseer luego su propio hogar; es duro realizar cualquier esfuerzo, pero es luego muy agradable gozar del fruto de los esfuerzos realizados.
Para llegar a ser bueno de veras, hay que hacer también grandes esfuerzos, conseguir duras victorias, pero luego podemos gozar de la alegría de llegar a ser lo que debemos ser. No nos desalienten los esfuerzos que haya que realizar; aliéntennos más bien los resultados conseguidos por esos esfuerzos.

Dios permitirá éxitos y fracasos; pero no nos pide ni unos ni otros; Dios solamente nos pide nuestra acción apostólica; lo demás corre por su cuenta. "Ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que hace crecer" (1 Cor. 3, 7).

Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

ORACIÓN DE LA MAÑANA: LAS SIETE SONRISAS


Oración de la mañana

Las Siete Sonrisas


El coloquio de las siete sonrisas es una devoción personal creada para que entres en intimidad con tu Padre del cielo, Jesús, El Espíritu Santo y con toda la familia celestial.

PASOS A SEGUIR:
1. Señal de la cruz.
2. Recita cada una de las oraciones. (La puedes hacer en cualquier momento del día, pero preferiblemente en la mañana).
OBSERVACIÓN: Si el tiempo no te alcanza, basta con que les brindes una sencilla sonrisa… debes saber que Dios te ama y lo único que espera es una palabra Cariñosa salida desde lo más profundo de tu corazón, Pero recuerda: Obras son Amores y no buenas Razones.

SONRISA PARA TU PAPÁ DEL CIELO
Gracias Padre, por haberme creado. Si existo es porque Tú, Padre Bueno, me soñaste y quieres tenerme un día contigo en el cielo. Como hijo tuyo que soy, quiero esforzarme hoy al máximo por ser tierno y fiel, hacer siempre lo que te agrada, para que estés siempre conmigo y no causarte nunca un disgusto.

SONRISA A JESÚS
Gracias Hijo, por haber muerto en la cruz por mis pecados. Por ofrecerte a mí como la verdad sobre el camino hacia la vida, porbrindarme tu Cuerpo y tu Sangre, y por esperar, ¡Oh Divino Prisionero de Amor!; una visita mía en cada sagrario donde estás abandonado. Prometo acatar tus enseñanzas y aprovechar tus Sacramentos, mostrarte a tí, Médico Divino: mis llagas y aceptar tu yugo. Quiero ofrecerte hoy las flores de mis pequeños sacrificios para que revivas en mi cuerpo tu pasión, y nadie se pierda de aquellos que Tú me has confiado.

SONRISA AL ESPÍRITU SANTO
Gracias Espíritu Santo, por vivir dentro de mí desde el día de mi bautismo, haciéndome templo de Dios; y por no cansarte nunca en querer hacer de mí un santo. Quiero hoy irradiar tu luz, tu fuerza, tu amor sobre todos aquellos que me pondrás en el camino.
SONRISA A LA MAMÁ DEL CIELO
Gracias Mamá Maria por haberme aceptado como hijo (a) al pie de la cruz. Que nunca tengas que llorar por mi culpa. Quiero mas bien hacerte llorar de alegría. Seas hoy y siempre mi dulce madre espiritual dando a luz a Jesús en mí.
SONRISA PARA TÚ SANTO ÁNGEL DE LA GUARDA
Gracias Ángel de mi guarda, por custodiarme y defenderme tan asiduamente. Prometo oír tu voz, acatar tus indicaciones que me indicarán la voluntad divina y dejarme guiar por ti. Porque sé que escuchando tu voz no me equivocaré.

SONRISA PARA LOS SANTOS DEL CIELO
Gracias hermanos del cielo, por haberme mostrado en este tierra la manera de agradar a Dios, y por mostrarme cuan bueno y generoso es Él, con aquellos que le aman y cumplen sus mandatos. Os pido intercedan por mí, para que yo también llegue a la santidad y pueda estar un día con ustedes en la inmensa felicidad de contemplar el rostro de nuestro Padre Dios.

SONRISA PARA LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Gracias almitas del purgatorio por todos los favores que me hacen; ya que ustedes no pueden acumular meritos a su favor, agradezco que me los regaléis y ayudéis así a no cometer las mismas faltas por las que ustedes están en etapa de purificación, a cambio de todo esto, pediré por ustedes durante las eucaristías a las que asista y en mis oraciones, para que pronto puedan alcanzar la dicha del Cielo.
Estas sonrisas las puedes hacer en las mañanas al levantarte o en cualquier momento del día.
RECUERDA: tan solo necesitas una mirada al cielo para que desde allá te escuchen.
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sábado, 4 de mayo de 2013

EL EVANGELIO DEL DIA

Autor: Francisco Sunderland | Fuente: Catholic.net
Volverán a encontrarse con el Padre
Juan 14, 6-14. Fiesta de Felipe y Santiago Apóstoles. Jesús es la vida que da la paz, la alegría y la fuerza que tanto deseamos.
 
Volverán a encontrarse con el Padre
Del santo Evangelio según san Juan 14, 6-14.


En aquel tiempo dijo Jesús a Tomás: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. Le dice Felipe: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Le dice Jesús: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.

Oración introductoria

Ven, Espíritu Santo, inspira este momento de oración, para descubrir o confirmar el camino, la verdad y el estilo de vida que me propone Cristo Resucitado y pueda vivir así, en plenitud, la voluntad de Dios.

Petición

Concédeme, Padre Bueno, vivir ese amor unitivo con Cristo, que Tú concedes a quienes te lo piden.

Meditación del Papa

El cristianismo, religión del Logos, no relega la fe al ámbito de lo irracional, sino que atribuye el origen y el sentido de la realidad a la Razón creadora, que en el Dios crucificado se manifestó como amor y que invita a recorrer el camino del quaerere Deum: "Yo soy el camino, la verdad y la vida". Comenta aquí santo Tomás de Aquino: "El punto de llegada de este camino es el fin del deseo humano. Ahora bien, el hombre desea principalmente dos cosas: en primer lugar el conocimiento de la verdad que es propio de su naturaleza. En segundo lugar, la permanencia en el ser, propiedad común a todas las cosas. En Cristo se encuentran ambos... Así pues, si buscas por dónde pasar, acoge a Cristo porque él es el camino". El Evangelio de la vida ilumina, por tanto, el camino arduo del hombre, y ante la tentación de la autonomía absoluta, recuerda que "la vida del hombre proviene de Dios, es su don, su imagen e impronta, participación de su soplo vital". Y es precisamente recorriendo la senda de la fe como el hombre se hace capaz de descubrir incluso en las realidades de sufrimiento y de muerte, que atraviesan su existencia, una posibilidad auténtica de bien y de vida. (Benedicto XVI, 3 de mayo de 2012)..

Reflexión

Toda la vida de Jesús gira en torno a su Padre. Se puede decir que está realmente enamorado de Él. Busca complacerlo en todo y hacer de su voluntad la primera prioridad de su vida. "Señor, enséñanos al Padre y eso nos bastará". ¿Por qué pide esto Felipe que es el mismo discípulo que dijo a Jesús "enséñanos a orar?" Tal vez sea porque ve a Jesús tan alegre en su quehacer cotidiano de frente al Padre, porque ve que el estar con el Padre le da tanta energía y entusiasmo. Tal vez sea porque él mismo quisiera experimentar esa felicidad que ve Jesús cuando está con el Padre.

Jesús responde que el secreto de su gozo, es decir, estar con el Padre, no es tan oculto como parece. La clave está en estar con Jesús que siempre está cercano a nosotros, dispuesto a venir cuando lo llamemos.

Propósito

Al final del Evangelio dice Jesús que aquello que pidamos en su nombre lo concederá. Que la primera petición sea justamente esa: Jesús, quiero estar contigo, permíteme conocerte más.

Diálogo con Cristo

Jesús, eres camino, camino al Padre. Jesús eres verdad, verdad de que podemos conocer a Dios y amarlo. Jesús eres vida, vida que da la paz, la alegría y la fuerza que tanto deseamos como Felipe.


Conoce más acerca de la Fiesta de Felipe y Santiago Apóstoles

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - 04 de Mayo 2013


LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
04 de Mayo 2013
 
Cuando niños hemos jugado varias veces a "cara o cruz"; y ahora que somos adultos debemos vivir a "cara y cruz".
Porque la vida está así constituida: con muchas caras y no pocas cruces; y pretender prescindir de la cara, para mirar solamente las cruces, es ser pesimistas y volverse misántropo y fatalista. Aunque pretender cerrar los ojos a la cruz, para mirar solamente a la cara, es ingenuo y termina por desilusionar.
El cristiano debe admitir ambas: la cara y la cruz; la cara bonita del amor y la cruz fea del dolor; la cara grata del gozo y la cruz ingrata del sufrimiento; la cara sonriente de la alegría y la cruz aristada de las lágrimas; la cara agradable del bien y la cruz desagradable del mal.
Y todo: cara y cruz, viene de Dios; pero es preciso saber descubrir los caminos por los que llegan a nosotros la cara y la cruz, que no son los caminos de la fatalidad, sino los de la Providencia amorosa del Señor.

La mano derecha y la mano izquierda de Dios, ambas son manos de Dios, y Dios tanto te ama cuando te toca con la mano derecha como cuando te prueba con la izquierda. “A la nave la inventó el afán de lucro y la sabiduría fue el artífice que la construyó, y es tu Providencia, Padre, quien la guía... mostrando que de todo peligro puedes salvar"(Sa b, 14,2-4).

Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

AMISTAD: GRATITUD DE UN AMIGO

 
Amistad: gratitud de un amigo
 
Por la amistad que me manifiestas, por mis defectos que no percibes, por mis valores que tú acrecientas, por mi fe que tú alimentas, por esta paz que nos trasmitimos, por este pan de amor que repartimos, por el silencio que lo dice casi todo, por esa mirada que dice: Amigo, sigue adelante.

 Porque tú no callas y no consientes; por la pureza de esos sentimientos, por la presencia en todos los momentos, por estar presente aunque estés ausente, por ser feliz cuando me ves contento, por entristecerte cuando yo estoy triste, por reír conmigo cuando estoy risueño, por reprenderme cuando cometo errores, por mi secreto siempre bien guardado, por tu secreto que sólo yo conozco y por parecerte que sólo yo merezco, por dirigirte a Dios en todo instante, por ese amor fraterno tan constante, por todo eso y mucho más, yo digo:

        QUE DIOS TE BENDIGA, MI QUERIDO AMIGO.

AMOR POR ODIO

Amor por odio
Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD



        Un hombre de Marsella, caminando a la par del padre Calage, el gran amigo de los pobres, le grito bruscamente:
 
– ¡Te odio!
– Pues si supieras cuánto te amo... le respondió el humilde sacerdote.

                    Si nos dejamos llevar por los primeros impulsos, fácilmente cometeremos errores. “No te vengarás ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo” (Lv 19,18). Quien no se venga no es un cobarde; al contrario, se necesita mucha valentía para no responder con la misma moneda y ser capaz de detener la espiral de la violencia. “Ya llegará el tiempo en que verás arruinados a los que arruinaron la tierra” (Ap 11,18), pues “el que hiera mortalmente a cualquier ser humano, morirá” (Lv 24,17).

                    En lugar de la venganza, es mejor acercarse al otro y darle un abrazo. Esto es lo que manda Jesús. “Habéis oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Pues yo os digo: No resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla, vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda” (Mt 5,38-42).

                    Amar a los amigos es fácil; eso lo hacen también los paganos. Para ser hijos de Dios, hay que amar también a los enemigos, orar por los que nos persiguen y ser perfectos como Él que hace salir el sol sobre malos y buenos (Mt 5,44-48).

                    A la violencia se la vence con la no violencia, no con la fuerza bruta. San Pablo enseña cómo tratar al que nos ha ofendido: “Bendecid a los que os persiguen, no maldigáis... No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien” (Rm 12,14.21).

                    No es fácil vencer el mal con el bien; sólo los que se apoyan en Jesús y cuentan con la gracia de Dios pueden hacerlo. Pero es la única forma de acabar con la violencia.
        ¿Quién iba a decir que un hombre tan pequeño como Ghandi, no usando la violencia, iba a ser capaz de doblegar al imperio Británico?

UN MINUTO MARIANO


UN MINUTO MARIANO

Las madres de la tierra no abandonan nunca a sus hijos. Del mismo modo María, que ama tanto a sus hijos durante la vida, con cuánta ternura, con cuánta bondad acudirá a protegerlos en sus últimos instantes, cuando mayor es la necesidad.  

San Juan Bosco

FELIPE, EL QUE SE FIÓ DE CRISTO

Autor: P Juan Ferrán LC | Fuente: Catholic.net
Felipe, el que se fió de Cristo
No le pide explicaciones; no le pregunta qué significa aquello de seguirle, no le pide tiempo para pensárselo.
 
Felipe, el que se fió de Cristo
Felipe el Apóstol, distinto del diácono Felipe (Hc 2,18), nació en Betsaida (Jn 1,44). Sabemos que Cristo le llama a su seguimiento y él a su vez acerca a Cristo a Natanael o Bartolomé (Jn 1,45), asegurándole que han encontrado al que anunciaban los profetas y animándole a ir a su busca (Jn 1,46). Encontramos a Felipe como interlocutor de Cristo en la multiplicación de los panes (Jn 6,5-7), añadiendo el Evangelio que lo hacía para probarle. Se presenta como portavoz de unos griegos que deseaban ver a Jesús (Jn 12,20-22). A él se dirige Jesús invitándole a reconocer al Padre en el Hijo hecho hombre (Jn 14,8-11). Nos presentan a Felipe como evangelizador de Escitia y sitúan su tumba en Hierápolis de Frigia (Turquia). Sus reliquias fueron trasladadas, junto con las del Apóstol Santiago, a Roma, donde reposan en la basílica de los dos Doce Apóstoles Celebramos su fiesta el 3 de Mayo.

Vamos a contemplar en la figura de Felipe especialmente un aspecto que se repite a lo largo de su contacto con el Maestro varias veces: Felipe es un hombre que se fía de Cristo.


En los Evangelios la confianza en Dios se convierte desde el principio, tanto en una condición para seguir a Cristo como en una necesidad de cara a los milagros que Jesús hace. Con la fe se puede todo: se echan demonios, se devuelve la vista a los ciegos o la salud a los leprosos, se trasladan montes o árboles. Es impensable la relación con Cristo de los Apóstoles y de los Discípulos sin fe. Incluso podemos afirmar que la traición de Judas se empezó a gestar por culpa de su falta de fe en Jesús. El mismo Jesús enseña que sin fe no se puede agradar a Dios. Así en las diatribas a los fariseos les acusa de descuidar la fe (Mt 23,23). Pone la fe como condición para no perecer (Jn 3,16). La fe es también el camino seguro hacia la vida eterna (Jn 6,35-40). Y proclama dichosos a quienes sin ver crean (Jn 20, 24-29).

Para un cristiano la esencia de la confianza en Dios es contemplar en Jesucristo al Mesías, al Esperado de las Naciones, al Hijo de Dios que viene a salvarnos, que viene a guiarnos, que viene a enseñarnos, convirtiéndose así en "camino, verdad y vida". En esta confianza en Dios entra también la Iglesia, divina y humana, instrumento de salvación y certeza de los bienes futuros. Y entra también la Persona del Papa, Vicario de Cristo, Maestro de nuestra fe y Pastor de nuestros corazones. Fiarse de Dios es, pues, entregarse a Dios sin condiciones, sin exigencias, sin reticencias, en la certeza de que él es lo mejor que tenemos, El único que no nos puede fallar, la Verdad que nos puede guiar en la confusión de la vida. Fiarse de Dios es poner a su servicio nuestra inteligencia y nuestra libertad sin pedirle pruebas. Fiarse de Dios es creer de veras en el que tanto nos ama.

En la vida de Felipe hay varios momentos en los que tiene que vivir la confianza a tope, es decir, fiarse de Cristo. A todo Apóstol, llamado por Cristo, se le exige de una forma radical fiarse de su Maestro. Es verdad que Cristo realizó grandes signos ante sus Apóstoles, como echar demonios, resucitar muertos, devolver la vista a los ciegos o la salud a los leprosos, pero indudablemente la confianza en él estaba más allá de estas cosas, porque la confianza no es asombro, sino entrega incondicional. Se puede en la vida admirar, pero no amar. Se puede en la vida asombrarse ante un gesto de alguien, pero ello no significa decisión de seguirlo. Se pude en la vida quedarse anonadado ante un líder, pero ello no lleva a dar la vida por él sin más. Vamos a recorrer esos momentos en que Felipe se fía de Cristo.

Sígueme (Jn 1,43). Es una de las pocas veces que Cristo, en el momento de llamar a sus Apóstoles, se dirige a uno de ellos con esta palabra. Nada sabíamos hasta ese momento de Felipe: ¿Quién era? ¿Quién le había acercado a Cristo? ¿Qué sabía él de Cristo? El caso es que Felipe escucha aquella invitación y a continuación él mismo acerca a Natanael a Cristo anunciándole que él es el Mesías de quien había hablado Moisés. En el comportamiento de Felipe percibimos e intuimos que se fía plenamente de Cristo. No le pide explicaciones; no le pregunta qué significa aquello de seguirle, no le pide tiempo para pensárselo. Simplemente la personalidad de Cristo le cautiva de tal manera que él se entrega sin más. Allí comienza una vida de fidelidad, con sus altibajos, hasta ese momento culminante en que da la vida por el Maestro.

¿Dónde nos procuraremos panes para que coman éstos? (Jn 6,5-7). Nos encontramos ante una escena bellísima. Cristo se da cuenta de que le estaba siguiendo mucha gente y quiere ayudarles, no sólo espiritualmente, sino también materialmente. Se dirige a Felipe sin más y le hace la pregunta citada. El Evangelio dice intencionadamente que lo hace para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer. El bueno de Felipe le hace un cálculo humano correcto: Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco. Después viene el milagro. Detengámonos un momento realmente en lo que Cristo pretende con Felipe al hacerle aquella pregunta. Jesús quiere fortalecer la confianza absoluta de Felipe y por ello, a través de aquel milagro, le va a enseñar que él se debe fiar siempre de su Maestro, aunque las dificultades parezcan insalvables. Sin duda, tras el milagro, Felipe se dio cuenta de que en toda ocasión y circunstancia había que fiarse de Jesús. Así la fe de Felipe en Jesús maduró un poco más.

Señor, muéstranos al Padre y nos basta (Jn 14,8-9). Es como un arrebato de Felipe que escucha emocionado las tiernas palabras de Cristo sobre el Padre. Y Cristo le responde: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Otra vez una invitación a la confianza plena. Es como si le dijera: "Cree en todo lo que te digo y enseño". El misterio de Dios sólo puede entrar en la mente humana a través de la fe, y por eso Cristo le está pidiendo que crea en las verdades que enseña agarrándose de la fe. Ese va a ser el medio con el que Felipe va a contar para recorrer el difícil camino de la vida, especialmente cuando muy pronto vaya a vivir el drama de la pasión y su fe se achique ante la muerte del Maestro.

Para nosotros cristianos, seguidores de Cristo, que arrastramos ya una historia de la Iglesia en la que se ha visto tan claramente la mano de Dios, es imperdonable el no fiarnos de Dios. Es realmente maravilloso el constatar cómo las puertas del mal no han prevalecido contra la Iglesia de Cristo. Y es que al cristiano de hoy le siguen alentando aquellas palabras de Jesús: Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo (Mt 28,20). Ante esta realidad, vamos a reflexionar qué implica para nosotros, hombres, este fiarnos de Cristo y las dificultades que encontramos a veces para ello.


Fiarnos de Dios para nosotros es, ante todo, doblegar nuestra mente con la humildad ante el que nos supera plenamente. Los hombres de hoy le damos excesiva importancia a nuestra razón. Exigimos que la razón sea la norma de la verdad. No somos conscientes de cómo nuestra razón puede estar tocada por el subjetivismo o el relativismo. Al vivir en un mundo tremendamente pragmático y empírico queremos que todo pase por la razón, incluso Dios. No somos conscientes de que Dios nos supera absolutamente y que, por tanto, no puede caber su infinitud en nuestra finitud. Sería como querer meter el mar en una pequeña charca. Por eso, una de las realidades que en la vida cotidiana embellece más a la razón es reconocer su propia pequeñez y sus limitaciones.

Precisamente en la fe puede encontrar la razón las certezas, las seguridades, el conocimiento que por sí misma no puede alcanzar. La humildad de la razón se llama lucha contra el racionalismo, el orgullo y la vanidad; y se manifiesta en la sencillez, en la conciencia de sus propias limitaciones y en la paz del que se fía en alguien que es más grande que ella, porque la ha creado.

Fiarnos de Dios para nosotros es, también, aprender a ver su amor y su presencia en las circunstancias de la vida, tanto favorables como adversas; es poner más nuestra confianza en él que en nuestros esfuerzos; es esperarlo más todo de él que de los demás. Es confiar en su Providencia que no permite que se nos caiga un pelo de la cabeza sin su consentimiento. Muchas veces los cristianos damos la impresión de que, confiando en Él, tenemos miedo a que Dios se distraiga, no se entere, no nos eche una mano. Y tendríamos que hacer ver a los demás que la confianza en Dios está muy encima de nuestras seguridades personales. Da mucha paz al corazón del hombre que lucha todos los días por sacar un hogar adelante, por educar a los hijos, por mantenerse en el camino correcto la certeza de un Dios Padre que le acompaña, que siente con él, que le protege. Esta certeza es la confianza auténtica.

Fiarnos de Dios para nosotros es, finalmente, erradicar de cara al futuro esa ansiedad que nos lleva con frecuencia a olvidarnos de Dios y a poner nuestro corazón y nuestras fuerzas en objetivos que consideramos fundamentales para nuestra vida. A veces constatamos que el corazón es prisionero de la ansiedad, que vivimos desasosegados, que no tenemos tiempo para pensar en las verdades esenciales de la vida. No se trata de vivir el reto del futuro con inconciencia, sino más bien de encontrar respuestas para este futuro en el Corazón de Dios, no dejando de luchar al mismo tiempo por lo inmediato. El problema se agudiza cuando el futuro nos atormenta como si todo dependiera de uno mismo o de las circunstancias. Un cristiano no puede vivir en esa dinámica. Para algo nos fiamos de Dios, sabiendo al mismo tiempo que Dios nos apremia, nos exige, nos anima a luchar. Todo esto se podría aplicar al campo de la propia santidad, de la familia, de la vida profesional, de los retos personales. Impresiona en la vida de los Apóstoles como se lanzaron a un futuro incierto, solamente confiados en la Palabra de Aquél que los invitaba a seguirle. )¿e qué iban a vivir? ¿Y sus familias? ¿Y su futuro? ¿Y si fallaba el plan?

viernes, 3 de mayo de 2013

NO AL ABORTO!


EL EVANGELIO DE HOY

Autor: María Cruz | Fuente: Catholic.net
Dios envió a su Hijo para salvarnos.
Juan 3, 13-17. Fiesta La Santa Cruz. Gracias Señor Jesús, porque entregaste tu vida en la cruz.
 
Dios envió a su Hijo para salvarnos.
Del santo Evangelio según san Juan 3, 13-17

En aquel tiempo Jesús dijo a Nicodemo: Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por Él vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él.

Oración introductoria

Señor Jesús, hoy que se celebra la Santa Cruz, en algunos países, quiero agradecerte el que hayas aceptado el anonadarte a Ti mismo para venir a salvarme. Que nunca me acostumbre o sea indiferente ante tu sacrificio en la cruz. Concédeme que en esta oración pueda percibir un poco más tu amor, vivo y verdadero, para buscar, con tu gracia, corresponderte.

Petición

Jesucristo, dame tu gracia para cargar mi cruz con amor y paciencia, contemplándote siempre a Ti, que vas mostrándome el camino que debo seguir.

Meditación del Papa

Dios se ha mostrado verdaderamente, se ha hecho accesible, ha amado tanto al mundo que -nos ha dado a su hijo Unigénito, para que quien cree en Él no se pierda sino que tenga vida eterna-, y en el supremo acto de amor de la cruz, sumergiéndose en el abismo de la muerte, la ha vencido, ha resucitado y nos ha abierto también a nosotros las puertas de la eternidad. Cristo nos sostiene a través de la noche de la muerte que Él mismo ha atravesado; es el buen Pastor, bajo cuya guía nos podemos confiar sin temor, ya que Él conoce bien el camino, ha atravesado también la oscuridad. (...) Se nos invita, una vez más, a renovar con valor y con fuerza nuestra fe en la vida eterna, es más, a vivir con esta gran esperanza y a dar testimonio de ella al mundo: después del presente no está la nada. Y precisamente, la fe en la vida eterna da al cristiano el valor para amar aún más intensamente esta tierra nuestra y trabajar para construirle un futuro, para darle una esperanza verdadera y segura. Benedicto XVI, 2 de noviembre de 2011.

Reflexión

Hoy celebramos la fiesta de la Cruz, símbolo del cristiano. En este diálogo entre Jesús y Nicodemo se anuncia de una manera oculta el momento supremo de la vida de nuestro Salvador: la crucifixión.

La cruz no es sólo un símbolo material, sino la guía de nuestra vida.

Dios en su gran amor, viendo la necesidad que tenía el mundo de ser salvado, no dudó en entregar a su propio Hijo para su salvación. Las circunstancias históricas concurrieron para que la redención se realizara por medio de la cruz. A partir de este acontecimiento la cruz se ha convertido en señal de salvación para todo el que cree que Jesús es el redentor del hombre.

A pesar de que Jesús se puso el primero en el padecer no nos resulta fácil asumir la realidad de la cruz y todos la esquivamos de la mejor manera posible. Pero si ser cristiano es seguir al crucificado, ¿por qué rehusamos seguir sus huellas? Sólo desde el amor se entiende esta entrega, y sólo el amor hace posible convertir en alegría las mayores angustias de la vida. Es cuestión de amor, y cuando algo nos cuesta mucho es señal de que el termómetro del amor marca baja temperatura.

Propósito

Participar en una hora eucarística o hacer un acto de adoración a la Santa Cruz.

Diálogo con Cristo

Señor Jesús, que por nuestro amor entregaste tu vida en la cruz, te pedimos acrecientes en nosotros el amor para que podamos asumir con prontitud de ánimo los sufrimientos de la vida.
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