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miércoles, 26 de agosto de 2020

CONVERSANDO CON AMIGOS EVANGÉLICOS SOBRE LAS IMÁGENES SAGRADAS


Conversando con amigos evangélicos sobre las Imágenes Sagradas
Reproduzco esta conversación porque puede servir de ayuda y guía a la hora de explicar a nuestros hermanos cristianos de otras denominaciones exactamente que creemos y por qué.


Por: José Miguel Arráiz | Fuente: ApologeticaCatolica.org




Continuando con la serie de conversaciones entre amigos sobre temas de apologética, les comparto un diálogo sobre el tema de las imágenes sagradas, que suele ser bastante polémico y piedra de tranca con nuestros hermanos. Lo he reproducido este sí más retocado y parafraseado que el anterior, porque puede servir de ayuda y guía a la hora de explicar a nuestros hermanos cristianos de otras denominaciones exactamente que creemos y por qué, aunque se que en este y otros temas, los mejores argumentos no convencerán a todos. Los nombres, por supuesto, no son reales.

Miguel: Estuvo muy interesante nuestra última conversación, y te podría decir que entiendo su doctrina respecto a los santos, pero ¿por qué representarlos con imágenes? ¿No dice claramente la Biblia que está prohibido hacerlas?: "No te harás imagen ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las honrarás" (Éxodo 20,4-5)

Marlene: Efectivamente, ¿dónde dice la Biblia que se deben adorar imágenes?

José: Ok, permíteme que te explique exactamente que creemos.

Miguel: Por favor.

José: Ante todo has de entender que las imágenes para nosotros no tienen el mismo significado que para los paganos que las consideraban realmente dioses. Nosotros no las adoramos, y sabemos perfectamente que son solo representaciones, ya sea de Cristo o de sus santos.

Marlene: Pero las hacen igualmente.

José: Si, pero aquí tenemos que entender a qué se refería el mandamiento, y en qué consistía exactamente la prohibición de hacer imágenes. ¿Ustedes creen que prohibía hacer cualquier tipo de imágenes?

Miguel: No, evidentemente no. El problema no es hacer una imagen, sino que se le adore.

José: ¡Exacto!. Y prueba está en que la misma tienda del encuentro[1] fue construida por orden divina y estaba llena de imágenes, lo mismo el Templo también las tenía, imágenes de seres que están en el cielo, como los ángeles, y que están en la tierra, como los animales. Incluso la misma Arca de la Alianza tenía dos enormes ángeles en la parte superior (Éxodo 25,18-19; 26,4; 1 Reyes 6,18-19.23-29.32-33.35; 13,23-25.35-36). Queda claro que estas no violaban la prohibición dada por Dios.

Miguel: Si, eso lo sé, porque no las adoraban.

José: Estamos de acuerdo entonces que no hay que sacar el texto de contexto y lo que se prohíbe no es la mera fabricación de imágenes sino su adoración. Otra prueba de que el mandamiento no se refiere a cualquier tipo de imágenes, ni siquiera religiosas, es que allí se usa la palabra hebrea פֶּסֶל (pésel) que significa "ídolo", mientras que en la misma lengua existen palabras para referirse a otro tipo de imágenes no idolátricas sino representativas, como por ejemplo la palabra tselem o la palabra pittuach para referirse a imágenes representativas o decorativas.

El mandamiento también comienza diciendo " No habrá para ti otros DIOSES delante de mí" (Éxodo 20,3). Por lo tanto, una traducción adecuada que se apega más al texto hebreo y al contexto sería "No te hagas ningún ÍDOLO ni figura de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en el mar debajo de la tierra" (Éxodo 20,4).

Y si una imagen no es un ídolo, esto es, una imagen que sea considerada como un Dios en sí misma, no representa ningún problema y podemos tener nuestros templos llenos de ellas, tal como lo estaba el templo de Salomón, el cual luego de ser reconstruido fue visitado por Jesús sin que este objetara en lo absoluto la presencia de imágenes.

Allí está también el caso de la serpiente de bronce (Números 21,9), mandada a construir por Dios, nunca representó un problema hasta que parte del pueblo se corrompió y comenzó a adorarla y tuvo que ser destruida (2 Reyes 18,4).

Marlene: Pero al rezarle y ponerse de rodillas ante ellas las adoran. Ese es el problema.

José: Recuerda que en nuestra conversación pasada hablamos de que el gesto de ponerse de rodillas tiene un significado diverso dependiendo de la intención con que se haga. Cuando lo hacemos ante una imagen lo hacemos como un acto de veneración.

Marlene: Un acto de veneración ante un objeto inanimado. En los ejemplos que pusiste en nuestra conversación anterior, vimos que los justos si se ponían de rodillas ante profetas y hombres de Dios sin llegar a adorarles, y allí puedo entenderlo porque eran personas vivas, ¿pero imágenes de yeso que no pueden ver ni escuchar?.

José: Efectivamente, sabemos que las imágenes no ven ni oyen porque solo son eso: imágenes, pero para nosotros un gesto dirigido hacia una imagen realmente está dirigido a quien la imagen representa. Cuando los ancianos de Israel se postraban ante el Arca de la Alianza, no se postraban delante de una caja de madera, sino delante de Dios.

Además, si recuerdas bien nuestra conversación pasada, hablamos también de que aquellos que ya gozan de la visión beatífica se enteran a través de Dios de lo que acontece. Si esto es así, ¿por qué no habrían de enterarse de que ante una imagen de ellos se ha hecho un gesto de reverencia o veneración?.

Y yo entiendo que puede parecer exteriormente que un gesto de veneración de parte de un católico es similar al de un pagano idólatra que adora la imagen en sí misma, pero hay una diferencia sustancial que está en la intención del corazón de quien lo hace, y como considera éste el significado de la imagen.

Marlene: Puede ser que tu lo entiendas de esa manera, pero ¿cómo saber que todos los católicos lo entienden así? Eso no es lo que parece cuando les vemos ponerse de rodillas ante una imagen.

José: Como les decía anteriormente, no debemos olvidar que no vemos el interior de las personas y acusarles de idolatría según lo que las apariencias nos expone a caer en juicio temerario.

Yo, incluso cuando era un niño pequeño, cuando veía una imagen y la tocaba, sin mucho conocimiento religioso entendía que esa imagen no era Dios, y ni siquiera al santo a quien representaba, pero consideraba que por estar bendecida por Dios de alguna manera algo de esa bendición podía pasar a través de ella. Ciertamente era una fe sencilla, tal como la de aquellos que buscaban que la sombra de San Pedro les cubriera para sanarse (Hechos 5,15), o que sanaban con tocar los pañuelos de San Pablo (Hechos 19,12). También está el conocido caso de la hemorroisa que al tocar el manto de Jesús sanó (Marcos 5,26-31). ¿Consideran ustedes que esas personas creían que fueron sanadas por pañuelos, mantos y sombras?

Miguel: Claro que no. Fueron sanadas por el poder de Dios.

José: De la misma manera ocurre con la fe de la gente sencilla. Aun los más humildes en el fondo de su corazón saben que una imagen no es un Dios, ni mucho menos Dios.

Aquí mismo en nuestro país ocurrió un milagro portentoso en el año 1669 cuando la peste diezmaba a la población. Según sabemos la desesperación era tanta, que los caraqueños sacaron en procesión una imagen de Jesús, la del Nazareno, que ocupaba uno de los altares de la iglesia erigida en honor a San Pablo, El Ermitaño. En la procesión los caraqueños imploraban la desaparición de la peste, y cuando las plegarias eran más sentidas, la imagen del Nazareno, de la iglesia de San Pablo tropezó con las ramas de un limonero haciendo caer los frutos. Los caraqueños exclamaron ¡Milagro! y corrieron a hacer guarapos con los limones, y cuando los enfermos lo tomaban, sanaban. ¿Quien cree que los sanó? ¿La imagen del Nazareno o la fe de esa gente sencilla que vio en ese suceso una respuesta providencial a sus oraciones y creyó? ¿No recuerdan que dice la Biblia sobre el que tuviere la fe como un granito de mostaza? (Mateo 17,20)

Miguel: Ok, pero la Biblia también prohíbe hacer imágenes de Dios. Recuerda que también dice: "Tened mucho cuidado de vosotros mismos: puesto que no visteis figura alguna el día en que Yahveh os habló en el Horeb de en medio del fuego, no vayáis a pervertiros y os hagáis alguna escultura de cualquier representación que sea: figura masculina o femenina, figura de alguna de las bestias de la tierra, figura de alguna de las aves que vuelan por el cielo, figura de alguno de los reptiles que serpean por el suelo, figura de alguno de los peces que hay en las aguas debajo de la tierra. Cuando levantes tus ojos al cielo, cuando veas el sol, la luna, las estrellas y todo el ejército de los cielos, no vayas a dejarte seducir y te postres ante ellos para darles culto. Eso se lo ha repartido Yahveh tu Dios a todos los pueblos que hay debajo del cielo" (Deuteronomio 4,16)

José: Si lees detenidamente el texto, allí se explica la causa de la prohibición. Se prohibía representar a Dios con imágenes para que las personas inmersas en aquella cultura no fuera a pensar que Dios tenía la forma de una creatura. ¿Recuerdas cuando intentaron representar a Dios como un becerro de oro (Éxodo 32,4)?, de eso precisamente les advertía. Pero Dios luego se reveló en forma humana, pues Cristo es la "Imagen de Dios invisible" (Colosenses 1,15), y si le vieron y tocaron.

Miguel: Supongamos que es cierto y no está prohibido hacer imágenes de Jesucristo, ¿Cómo explicas que también hagan imágenes de Dios Padre? ¿Eso no está prohibido?

José: Representaciones puramente simbólicas que le muestran como un anciano de muchos días[2] para dar a entender que existe desde la eternidad y de él proceden todas las cosas. Hoy no existe para nosotros el riesgo de que alguien crea que realmente Dios Padre es como un anciano con barba blanca, ni tampoco se hacen esas imágenes para adorarlas.

Marlene: Igualmente pienso que lo mejor es no correr riesgos, si las imágenes son solo eso, representaciones, no son indispensables para nuestra salvación. Lo mejor es no tenerlas y no exponer a nadie a que caiga en pecado de idolatría.

José: Lo que sucede es que los católicos no creemos que esa sea la solución a los problemas que tenemos en la Iglesia. Nosotros no vamos a destruir todas las imágenes solo porque algún católico pueda malentender la enseñanza de la Iglesia. La solución del problema por el contrario es catequizarles para que ellos llegando a la madurez de la fe eviten caer en ese tipo de errores. Lo mismo ocurre con el tema de los santos: no podemos negar la gran verdad que significa reconocer que tenemos una familia en el cielo, solo porque alguien pueda caer en algún exceso y darles el lugar que solo corresponde a Dios. No mutilar, negar, sino profundizar, aclarar, explicitar y es siempre la forma en que creemos debemos abordar los problemas, porque no podemos negar una verdad solo porque exista el riesgo de que algunos la malentiendan.

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NOTAS

[1] Traducida en algunas Biblias como Tabernáculo de reunión, Tabernáculo del testimonio, etc., en el lenguaje bíblico generalmente designa el santuario movible en forma de tienda de los hebreos antes de la erección del Templo de Salomón construido por orden de Dios y con sus instrucciones.

[2] La figura de Dios como un "anciano de días" está inspirada en el libro de Daniel 7,9-10, donde el profeta le ve con "vestiduras blancas como la nieve, y como lana limpia los cabellos de su cabeza; de llamas de fuego era su trono".

martes, 5 de mayo de 2020

¿POR QUÉ LOS CATÓLICOS USAMOS CRUCIFIJOS?

¿Por qué los católicos usamos crucifijos?
En este artículo vamos a dar respuesta a esta duda y a explicar porque usamos crucifijos los católicos


Por: Jesús Urones | Fuente: Religión en Libertad




Dentro de las objeciones que nos realizan generalmente los protestantes y las sectas es la del uso de crucifijos. Para ellos usar la cruz es una locura, ya que “la cruz es el arma que mató al Salvador”. Otros también argumentan que no se puede usar la cruz, porque la propia escritura la ha maldecido “maldito el que cuelga de un madero” Deut 21,23. Por todo ello los protestantes no usan crucifijos, y tampoco logran entender por qué los católicos los usamos. Concretamente en este artículo vamos a dar respuesta a estas objeciones y a explicar porque usamos crucifijos los católicos.

¿Qué es la cruz para el católico?

En primer lugar debemos aclarar que es la cruz para nosotros los católicos, para luego pasar a dar respuesta a las principales objeciones protestantes:

En el Antiguo Testamento y en toda la cultura religiosa antigua, la cruz es tan solo un instrumento de suplicio, sin ninguna connotación salvífica (Gén 40,19; Deut 21,23; ver Gál 3,13). Pero Dios elige la cruz para que su Hijo Jesucristo muera en ella (Mc 15,13-15.24-37; Mt 27,26.31-50; Lc 23,21-23.26.46; Jn 19,15-30) y mediante su muerte en cruz salve al mundo (Ef 2,16; Col 1,20; Fil 2,8; Heb 12,2; 1 Pe 2,24). A partir de este misterioso designio de Dios (1 Cor 1,23) la cruz, en su sentido físico cuando lo requieran las circunstancias, y siempre en sentido espiritual, se ha convertido en camino inesquivable para alcanzar la salvación (Mc 8,34; Mt 16,24; Lc 9,22; Gál 2,19; 3,1; 6,14; Fil 3,12; ver 1 Cor 2,2).

Para nosotros se ha convertido en la señal del cristiano:





Como Moisés levantó a la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado  el Hijo del hombre para que todo el que crea en Él tenga vida eterna" Juan 3, 14-15.

De la misma manera que los israelitas recuperaron la salud al mirar a la serpiente, nosotros somos curados al mirar al Hijo de Dios levantado en la Cruz, convirtiendo la cruz en la puerta que da paso a la gloria.  Pero no solo es el signo de salvación con el cual el Dios hecho carne derrotó a Satanás, también es la señal del discípulo de Cristo:

El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí". Mateo 10,38

Si alguno quiere venir en pos de Mi niéguese a si mismo, cargue con su cruz y sígame". Mt 16, 24

Ser cristiano es aprender amar, con un amor como el de Cristo, amor hasta la cruz, por ello la cruz nos representa nuestras dificultades de la vida, nuestros dolores, nuestras penas, pero ver en ella clavada al Salvador, es lo que nos da fuerzas para tomarla y seguir adelante. Si somos dignos seguidores de Cristo, cargaremos con la cruz, la representación física de la cruz en forma de crucifijo, no es otra cosa que una señal o marca para recordarnos esto.


Por eso es que el propio apóstol san Pablo cuando hablaba a los Corintios, hacía dos grupos aquellos que se pierden, y los que se salvan. Para los primeros la cruz es necedad y locura, se han quedado en el AT donde este símbolo significa instrumento de suplicio, pero para los que salvan, aquellos tienen la ley completa, la de Cristo, la Cruz se ha convertido en Poder de Dios:

“Pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan es poder de Dios" 1 Cor 1,18

Al ser poder de Dios para los que se salvan, es instrumento entonces de gloria, que sea poder de Dios no significa le estemos dando poderes a la Cruz, sino que el Dios estuvo en ella crucificado, y por eso es tan importante, porque en ella manifestó todo su poder.  El mismo san Pablo conociendo la importancia de la cruz, presenta a Cristo como crucificado a los Gálatas:

!!Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? Gálatas 3,1

Es muy probable que San Pablo usara el signo de la cruz para enseñar a los Gálatas como fue la muerte de Cristo. Por ello parte importante de la predicación de San Pablo será el misterio de la cruz, (Gálatas 6,14; Fil 3,18). ¿Por qué era necesario que Cristo se presentará como crucificado ante los gálatas? Para que dieran suficiente importante al sacrificio redentor de Cristo, de la misma forma nosotros al ver la cruz, recordamos este sacrificio, y esto nos hace vivir en consecuencia con nuestra fe. La cruz para nosotros será entonces la señal que nos identifica con Cristo, como lo fue la “tau” en el pueblo hebreo :

Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. Ezequiel 9,4

¿Es cierto que la cruz fue el arma que mató a Cristo? ¿Es cierto que el hombre que cuelga de la cruz es maldito?

Estas dos son las principales objeciones que hacen los hermanos separados. Vamos a responderlas: ciertamente la cruz era un elemento de tortura, como ya dijimos antes, y asi lo concebían los judíos (Gén 40,19; Deut 21,23; ver Gál 3,13). Pero lo que mato a Cristo, fueron nuestros pecados, el fue a la cruz voluntariamente por nuestros pecados, para salvarnos y redimirnos:

El ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas.” Is 53, 5

Esto quiere decir que realmente el arma que mató a Cristo, fue nuestro pecado y no tanto la cruz. Deberíamos estar orgullosos de que él muriera por nosotros, para clavar en la cruz nuestros pecados, para derrotar en la cruz al mismo Satanas:

Y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo,matando en ella las enemistades Efesios 2,16

En el NT se le cambia el sentido a la cruz pasando a ser un  instrumento de reconciliación con Dios, y no un instrumento de muerte.

Ciertamente en el AT encontramos como todo el que cuelga de una cruz es llamado maldito, pero en el caso de Cristo debemos recordar no se trataba solo de un hombre, era  Dios quien fue crucificado, por tanto el mismo Dios no puede ser a su vez, Santo y maldito….Cristo es llamado el Santo de Dios (Marcos 1, 24, Lucas 1,35; Apoc 4:8) esto pasa cuando se saca una cita de contexto como pretexto. La cita en si del Deuteronomio esta hablando de aquellos hombres que cometen un delito,  un crimen digno de muerte, pero Cristo fue llevado a la cruz, sin haber cometido pecado:

“Sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,” 1Pe 1,19

Porque también Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios 1Pe 3,18

Estas citas claramente nos demuestran que Cristo murió siendo justo, sin haber cometido ningún crimen o delito, por tanto para él y para su cruz, no es aplicable lo establecido en el Deuteronomio. Por ello es que San Pablo presenta la cruz como signo de triunfo ante el mal:

Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Col 2,15

¿Desde cuándo se usa la cruz en el cristianismo?

Una vez dada la argumentación bíblica, hemos de recurrir a la historia para ver si es cierto la cruz es un símbolo de la Iglesia primitiva, ¿los primeros cristianos usaban la cruz? Veamos que si. Aquí dejaré algunos textos de los primeros siglos:

San Clemente de Alejandria, Stromata Libro VI: (siglo III)

Hay quienes dicen que los trescientos codos son símbolo del signo del Señor (= la cruz), y que los cincuenta son símbolo de la esperanza y del perdón que se da en Pentecostés (cf. Jn 20,23)

Tertuliano contra Marción ( siglo III) (Libro III cap XXII):

Previsto, por lo tanto, e igualmente unido al hecho de que Cristo sufrió, Él predijo que Sus justos deberían sufrir igualmente con Él, tanto los apóstoles como todos los fieles en sucesión; y Él los firmó con ese mismo sello del que habló Ezequiel: "Yavhe me dijo: Pasa por la puerta, por en medio de Jerusalén, y pon la marca tau sobre la frente de los hombres". 319 [6] Ahora la letra griega tau y nuestra propia letra T es la forma misma de la cruz, que Él predijo sería el signo en nuestras frentes en la verdadera Jerusalén católica.

En cuanto a la arqueologia: La crux capitata (cuatro brazos) que se halló en una habitación de esclavos de Herculano en 1939, y el famoso "cuadrado mágico" de Pompeya y su desciframiento revelan que los primerísimos cristianos (Pompeya y Herculano fueron sepultadas por las cenizas del Vesubio en el año 79), los recordados, amados e imitados por todos oraban y vivían bajo la protección de la Cruz de Cristo.En torno a la cruz estaban también los clavos que servían para fijar el nicho y el toldo que ocultaban el símbolo del culto cristiano. Este descubrimiento demuestra que el cristianismo llegó a Italia muy rápidamente y hace históricamente creíble el texto de Hechos 28,14, que supone la existencia de cristianos en Pozzuoli (cerca de Nápoles), ya en el año 61.

sábado, 16 de noviembre de 2019

QUÉ DEBE HACER UN CATÓLICO CON LAS CADENAS DE ORACIÓN DE WHATSAPP?


¿Qué debe hacer un católico con las cadenas de oración de Whatsapp?
¿Qué hacer cuando el mensaje incluye condiciones a cumplir para "que Dios nos oiga"?


Por: n/a | Fuente: Catholic.net




Desde hace algunos años es común recibir a través de Whatsapp las conocidas “cadenas de oración”, que exhortan a reenviar un mensaje a todos los contactos en un cierto periodo de tiempo con el fin de recibir una bendición de Dios y evitar “un castigo”.

Ante este tipo de oraciones que circulan por Internet, ¿qué es lo que debe hacer un católico?

El sacerdote mexicano, P. Sergio Román, explicó cómo responder a estas cadenas en un artículo publicado en el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME).

¿Qué hacer?

“En primer lugar, lo que debemos hacer es recordar que Dios no puso condiciones a la hora de invitar a sus discípulos a orar, por lo que lo recomendable es borrar el texto, aunque quien nos lo haya enviado sea nuestro mejor amigo. ¿Y no pasa nada? ¡Absolutamente nada! No se preocupen”, indicó.


En segundo lugar, el presbítero sostuvo que se puede “aprovechar este tipo de cadenas como un recordatorio para orar por las muchas necesidades del mundo”, sin embargo, no se puede “dejar de señalar que intrínsecamente son malas, y no deben hacerse ni seguirse, porque presentan una imagen equivocada y supersticiosa de Dios”.

En tercer lugar, tener una legítima la devoción a Jesús, a la Virgen y a los santos, porque “de esa manera estarían haciendo una propaganda buena que serviría para instruir a otras personas y para animarlas a compartir su devoción”.

Razones por las cuales las cadenas NO son recomendables     

1. Causan molestias

Si bien que estas cadenas son hechas por “personas de buena fe que piensan que de ese modo ayudarán a fomentar la devoción a algún santo”, el P. Román asegura que “lo único que hacen es causar molestias a sus contactos, sobre todo a aquellos que, por ignorancia, se dejan esclavizar por las cadenas”.


2. Fomentan supersticiones

Fomentan la superstición al hacer creer que las gracias divinas dependen de la repetición sin sentido de una acción que no tiene ninguna importancia, sostiene el presbítero.

3. Se asemejan a la magia o brujería

“Las cadenas rayan en la magia o en la brujería, que atribuye a las cosas el poder que solo Dios tiene y que considera que hay fórmulas infalibles para obligar a Dios a hacer nuestros caprichos”, concluyó el P. Román.

Nota de Catholic.net: Los mismos criterios se aplican a cadenas de oración difundidas por medio de otras redes sociales.

domingo, 27 de octubre de 2019

HALLOWEEN ¿CRISTIANISMO O PAGANISMO?

Halloween ¿Cristianismo o paganismo?
¿Lo debe celebrar un cristiano?


Por: Tere Vallés | Fuente: Catholic.net




No se puede negar que es divertido disfrazar a los pequeños de la casa y salir con ellos a pedir dulces por las calles, muchos de nosotros tenemos recuerdos gratos de las fiestas de Halloween en donde compartíamos dulces y echábamos mano de todo lo que estaba a nuestro alcance para confeccionarnos el mejor de los disfraces.

Halloween, ¿Lo debe celebrar un cristiano?

Pero no podemos pasar por alto que las fiestas que celebramos reflejan quiénes somos e influyen en nuestros valores. Desgraciadamente muchos cristianos han olvidado el testimonio de los santos y la importancia de rezar por los muertos y se dejan llevar por costumbres paganas para festejar con brujas y fantasmas.

"Halloween" significa (All hallow´s eve), del inglés antiguo, all hallows eve, o Víspera Santa, pues se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. La fantasía anglosajona, sin embargo, le ha robado su sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un triste retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.

Raíces paganas de Halloween

Ya desde el siglo VI antes de Cristo los celtas del norte de Europa celebraban el fin del año con la fiesta de Samhein (o La Samon), fiesta del sol que comenzaba la noche del 31 de octubre. Marcaba el fin del verano y de las cosechas. El colorido de los campos y el calor del sol desaparecían ante la llegada de los días de frío y oscuridad.

Creían que aquella noche el dios de la muerte permitía a los muertos volver a la tierra fomentando un ambiente de muerte y terror. La separación entre los vivos y los muertos se disolvía aquella noche y haciendo posible la comunicación entre unos y otros. Según la religión celta, las almas de algunos difuntos estaban atrapadas dentro de animales feroces y podían ser liberadas ofreciéndole a los dioses sacrificios de toda índole, incluso sacrificios humanos. Sin duda Samhein no es otro sino el mismo demonio que en todas las épocas busca implantar la cultura de la muerte.

Aquellos desafortunados también creían que esa noche los espíritus malignos, fantasmas y otros monstruos salían libremente para aterrorizar a los hombres. Para aplacarlos y protegerse se hacían grandes hogueras. Estas hogueras tuvieron su origen en rituales sagrados de la fiesta del sol. Otras formas de evitar el acoso de estos macabros personajes era preparándole alimentos, montando macabras escenografías y disfrazándose para tratar de asemejarse a ellos y así pasar desapercibidos sus miradas amenazantes.

¿Como sabía aquella gente la apariencia de brujas, fantasmas y monstruos?. Al no conocer al verdadero Dios vivían aterrorizados ante las fuerzas de la naturaleza y las realidades del sufrimiento y la muerte. De alguna forma buscaban desahogar aquella situación dándole expresión en toda clase de fantasías. Todo lo feo, lo monstruoso y lo amenazante que se puede imaginar en figuras de animales y seres humanos constituye la base para darle riendas libres a la imaginación del terror.


Mezcla con el cristianismo

Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos renunciaron a las costumbres paganas. Es decir, la conversión no fue completa. La coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta cristiana de Todos los Santos y la de los difuntos, que es el día siguiente, hizo que algunos las mezclaran. En vez de recordar los buenos ejemplos de los santos y orar por los antepasados, se llenaban de miedo ante las antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos.

Algunos inmigrantes Irlandeses introdujeron Halloween en los Estados Unidos donde llegó a ser parte del folklore popular. Se le añadieron diversos elementos paganos tomados de los diferentes grupos de inmigrantes hasta llegar a incluir la creencia en brujas, fantasmas, duendes, drácula y monstruos de toda especie. Desde USA, Halloween se ha propagado por todo el mundo.

Algunas costumbres de Halloween

Trick or Treat

Los niños (y no tan niños) se disfrazan (es una verdadera competencia para hacer el disfraz mas horrible y temerario) y van de casa en casa exigiendo «trick or treat» (truco o regalo). La idea es que si no se les da alguna golosina le harán alguna maldad al residente del lugar que visitan. Para algunos esto ha sido un gracioso juego de niños. Ultimamente esta práctica se ha convertido en algo peligroso tanto para los residentes (que pueden ser visitados por una ganga violenta), como para los que visitan (Hay residentes que reaccionan con violencia y han habido casos de golosinas envenenadas).

La Calabaza

Según una antigua leyenda irlandesa un hombre llamado Jack había sido muy malo y no podía entrar en el cielo. Tampoco podía ir al infierno porque le había jugado demasiados trucos al demonio. Tuvo por eso que permanecer en la tierra vagando por los caminos, con una linterna a cuesta. Esta linterna primitiva se hace vaciando un vegetal y poniéndole dentro un carbón encendido. Jack entonces se conocía como "Jack of the Lantern" (Jack de la Linterna) o, abreviado, Jack-o-´Lantern. Para ahuyentar a Jack-o-´Lantern la gente supersticiosa ponía una linterna similar en la ventana o frente a la casa. Cuando la tradición se popularizó en USA, el vegetal con que se hace la linterna comenzó a ser una calabaza la cual es parte de las tradiciones supersticiosas de Halloween. Para producir un efecto tenebroso, la luz sale de la calabaza por agujeros en forma del rostro de una carabela o bruja.

Fiestas de Disfraces

Una fiesta de disfraces no es intrínsecamente algo malo. Pero si hay que tener cuidado cuando estas se abren a una cultura desenfrenada como la nuestra. Detrás de un disfraz se pueden hacer muchas cosas vergonzosas con impunidad. Con frecuencia se hace pretexto para esconderse y aprovecharse de la situación. Como hemos visto, los disfraces de Halloween tienen origen en el paganismo y por lo general aluden a miedo y a la muerte. Hoy día con frecuencia los disfraces se burlan de las cosas sagradas. Vemos, por ejemplo, disfraces de monjas embarazadas, sacerdotisas, pervertidos sexuales, etc. Nada de eso es gracioso y solo puede ofender a Dios.

Con el reciente incremento de satanismo y lo oculto la noche de halloween se ha convertido en la ocasión para celebrar en grande toda clase ritos tenebrosos desde brujerías hasta misas negras y asesinatos. Es lamentable que, con el pretexto de la curiosidad o de ser solo por pasar el tiempo, no son pocos los cristianos que juegan con las artes del maligno.


Jesucristo es la victoria sobre el mal

La cultura moderna, jactándose de ser pragmática y científica, ha rechazado a Dios por considerarlo un mito ya superado. Al mismo tiempo, para llenar el vacío del alma, el hombre de hoy retrocede cada vez mas al absurdo de la superstición y del paganismo. Ha cambiado a Dios por el mismo demonio. No es de extrañar entonces que vivamos en una cultura de la muerte en la que millones de niños son abortados cada año y muchos mas mueren de hambre y abandono.

Es más fácil dejarse llevar por la corriente de la cultura y regresar al miedo, a la muerte y a un "mas allá" sin Dios porque, sin la fe, el hombre se arrastra hacia la necesidad de protegerse de fuerzas que no puede dominar. Busca de alguna manera con sus ritos exorcizar las fuerzas superiores.

Como católicos, profesamos que solo Jesucristo nos libera de la muerte. Solo Él es la luz que brilla en la oscuridad de los largos inviernos espirituales del hombre. Solo Él nos protege de la monstruosidad de Satanás y los demonios. Solo Él le da sentido al sufrimiento con su Cruz. Solo Él es vencedor sobre el horror y la muerte. Solo Dios basta para quién ha recibido la gracia y vive como discípulo de Cristo. Ante Cristo la cultura de la muerte cede el paso al amor y la vida.


Te recomendamos: Alternativas a Halloween

Los cristianos debemos no solo desenmascarar el mal sino ser además luz en las tinieblas. Debemos abogar por el retorno a la verdadera celebración de la Fiesta de Todos los Santos y la riqueza del festejo del Día de muertos . Se pueden hacer muchas celebraciones en torno al recuerdo de los santos.

Un ejemplo puede ser nuestro Proyecto: Fiesta de Todos los Santos

Los niños se pueden disfrazar de un santo favorito y aprenderse su vida, especialmente sus virtudes, con el fin de imitarlas. Los mayores pueden leer acerca de los santos, tener una fiesta en honor a un santo favorito de la comunidad o de la familia.

En algunas comunidades que aun se mantienen cristianas se puede renovar la costumbre de pueblos españoles de ir de puerta en puerta cantando, tocando instrumentos musicales y pidiendo dinero para las «ánimas del Purgatorio».

Aquellos que hagan el esfuerzo por vivir su fe lograrán en la Fiesta de Todos los Santos recordar que todos somos llamados a la santidad. Podrán conocer la vidas maravillosas de los santos que les ayudarán a vivir el Evangelio. Encontrarán además grandes amigos que intercederán desde el cielo por su salvación.

sábado, 26 de octubre de 2019

LOS QUE SE QUITAN LA VIDA VAN AL CIELO?


¿Los que se quitan la vida van al Cielo?
El último momento de la vida de alguien es trascendental, pues allí decidiremos si aceptamos el amor y la misericordia de Dios o simplemente lo rechazamos


Por: Daniel Alberto Robles Macías | Fuente: ConMasGracia.org




Hace unos días veía en las noticias el caso de una chica de 18 años que se había quitado la vida en su casa. Según afirman sus padres, sufría una terrible depresión, consecuencia de una ruptura amorosa. Inmediatamente después, llegó a mi mente la pregunta ¿Qué pasará con su alma? ¿se salvará o se condenará por suicidarse? Esto fue lo que encontré.

Hay que recordar las palabras de San Pablo, quien nos dice que, Dios: “quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1Tm 2, 4).  El Señor quiere que, todos y cada uno de nosotros, gocemos de su presencia y su compañía en la vida eterna. Pero también hay que dejar claro que Dios siempre respetará nuestra libertad para rechazar ese deseo.

El último momento de la vida de alguien es trascendental, pues es allí donde podremos arrepentirnos de nuestras faltas y decidiremos si aceptamos el amor y la misericordia de Dios o simplemente lo rechazamos. El Catecismo de la Iglesia Católica claramente nos dice cómo es que un alma puede perderse: “Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra “infierno”.  (CEC 1033)  Dios nos extiende su mano también hasta en el último momento de nuestra vida, pero somos libres de aceptarlo o no.

La vida es un don de Dios y cada uno es el responsable de aprovecharla adecuadamente a los ojos del Creador. Nadie es dueño de su propia vida, sólo es administrador, de modo que habremos de cuidarla y dar cuenta de ello. Por lo tanto, el suicidio contradice el fin de este regalo divino. Es un acto egoísta que va en contra del amor infinito de Dios. En consecuencia, queda claro que quitarse la vida es un acto grave.

Ahora bien, cuando alguien se suicida, nadie en esta tierra puede afirmar si esa persona se fue cielo o al infierno. La Iglesia nos explica: “No se debe desesperar de la salvación eterna de aquellas personas que se han dado muerte. Dios puede haberles facilitado por caminos que Él solo conoce la ocasión de un arrepentimiento salvador” (CEC 2283).

Si bien, como ya dijimos, el suicido es un acto de gravedad, nadie debe concluir por sí mismo los motivos que llevaron a esa persona a cometer tal hecho. Pues hay que saber que quien decide acabar con su vida, ordinariamente no tiene un dominio completo de su voluntad. Nadie que se encuentre en un sano equilibrio emocional, psicológico y espiritual, atentaría en total libertad (con todo el sentido de lo que implica) con su vida; por ende, quien se quita la vida, lo está buscando, desesperadamente, como una salida fácil.

De tal modo que, su grado de culpabilidad, es menor y posiblemente Dios no la juzgará como si lo hubiera realizado plenamente consciente y de manera libre. Ya sea por: “trastornos psíquicos graves, la angustia, o el temor grave de la prueba, del sufrimiento o de la tortura, pueden disminuir la responsabilidad del suicida” (CEC 2282).

La Misericordia de Dios es grande y nunca se acaba, bien lo sabemos. Por eso, guardamos la esperanza de que todos aquellos que tristemente han decidido terminar con su vida, puedan gozar también de la vida eterna. Nadie puede afirmar su condenación ni su salvación, esto sólo le toca a Dios juzgarlo.

Recordemos que Dios mira siempre el interior de nuestro corazón y nos dará siempre, hasta el último momento de nuestra vida, oportunidades para estar con Él. De tal modo que no dejemos de pedir por su eterno descanso.

miércoles, 26 de diciembre de 2018

LOS NOMBRES JESÚS Y EMMANUEL SON LO MISMO? UN TEÓLOGO RESPONDE


¿Los nombres “Jesús” y “Emmanuel” son lo mismo? Un teólogo responde
Redacción ACI Prensa
La Anunciación, obra de Bartolomé Estaban Murillo




Hoy que celebramos la Navidad, algunos fieles pueden preguntarse por qué si el profeta Isaías anunció que al Hijo de Dios lo llamarían “Emmanuel”, el ángel dijo a María y José que pusieran al Niño por nombre “Jesús”. ¿Existe alguna contradicción?, ¿ambos nombres son lo mismo?

El P. Miguel A. Fuentes, del Instituto del Verbo Encarnado (IVE), escribió un artículo en su blog “El teólogo responde” para responder a esta duda que fue expuesta por un fiel.

“Con dos versículos de diferencia, San Mateo indica dos de los nombres que recibirá el Niño nacido de la Virgen: Le pondrás por nombre Jesús… Se le pondrá por nombre Emmanuel (Mt 1,21.23)”, señaló el sacerdote.

Sin embargo, indicó que “como dice Manuel de Tuya, O.P., no hay oposición entre ambos nombres, ‘porque el nombre que se anuncia en Isaías (Emmanuel) es el nombre profético de Cristo, y el nombre de Jesús es su nombre propio y personal. El nombre profético sólo indica lo que significará para los hombres, en aquel momento, el nacimiento de este niño. Será ‘Dios con nosotros’ de un modo particular’”.

“Así –continúa el texto de Manuel de Tuya–, se lee en el mismo Isaías, cuando dice a Jerusalén: ‘Desde ahora te llamarás ciudad del Justo, ciudad Fiel’ (Is 1,26), no porque hubiese de llamarse así materialmente, sino porque tenía desde entonces una cierta conveniencia a causa de la purificación que en ella haría Yahvé. O, como dice a este propósito San Jerónimo, ‘significan lo mismo Jesús que Emmanuel, no al oído, sino al sentido’”.

El artículo del P. Fuentes continúa así:

1. Emmanuel: expresa la naturaleza, la personalidad del Hijo de María. El nombre se contiene en la profecía que Isaías proclama ante el desconfiado Acaz, cinco siglos antes del advenimiento del anunciado en ella: He aquí que una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarán su nombre Emmanuel, Dios con nosotros (Is 7,14).

‘Emmanuel’: Dios con nosotros. Jesús es Dios; el Dios adorable que hizo el cielo y la tierra, que gobierna los astros y a quien sirven los ángeles. Pero sin dejar de ser Dios ni perder su Gloria, se ‘hunde’ en nuestra historia y en nuestro mundo para convivir con los hombres que Él ha creado, con la hechura de sus manos: Se hizo ver en la tierra y conversó con los hombres (Ba 3,38). Emmanuel expresa quién es el que nace: es Dios que se hace carne. Por eso el ángel dijo a María: lo que nacerá de ti será santo, será llamado Hijo de Dios (Lc 1,35).

2. Jesús: Le pondrás por nombre Jesús porque Él salvará a su pueblo de sus pecados (Mt 1,21). Tales las palabras del ángel a José. Este nombre expresa la misión del Hijo de Dios al encarnarse. Revela el motivo de la encarnación. Jesús en lengua hebrea se dice Yehoshuah y quiere decir Yahvéh salva, Dios salva; quiere decir, pues, Salud-dador. El que viene a dar la salud al alma, que es donde mora la enfermedad del pecado.

¿Quién puede perdonar los pecados sino Dios?, se preguntan los enemigos de Cristo, escandalizados no sólo porque ha curado a un paralítico en Cafarnaúm sino, especialmente, porque se ha anunciado la remisión de sus pecados (cf. Mc 2,7). Han entendido que de esta manera se iguala a Dios, y no se equivocan: sólo Dios puede perdonar los pecados de los hombres. Por eso los perdonaba Cristo, porque era Dios, y para eso se había encarnado. Esto es lo que nos revela con su nombre.

Muchos hebreos se llamaron Jesús por casualidad, decía Maldonado en el siglo de oro español, ‘Cristo, en cambio, por determinado consejo, no humano sino divino. Aquellos que lo llevaron antes que Él no fueron verdaderos salvadores, y Cristo lo es más todavía de lo que el hombre acierta a significar. Para ellos era nombre común y vulgar; para Cristo fue peculiar y, según el profeta había predicho, propio y singular, porque de la manera que de Cristo se dijo, a nadie le conviene más que a Él, ya que no hay en otro alguno salud’.

martes, 18 de diciembre de 2018

EXISTEN LOS PECADOS ANCESTRALES?

¿Existen los pecados ancestrales?
¿Es católica la oración de sanación del árbol genealógico?


Por: Redacción | Fuente: TeologoResponde.org 



Pregunta:

¿Existen los pecados ancestrales? ¿Es católica la oración de sanación del árbol genealógico?

Respuesta:

En algunos sectores de la Iglesia Católica, sobre todo en grupos de tipo carismático, se ha difundido mucho la práctica de la oración, el rosario o las misas de “sanación del árbol genealógico” o “sanación intergeneracional”, que suscita grandes adhesiones, por un lado, y duras críticas por otro. Lo cuenta Luis Santamaría, integrante de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), en el portal Aleteia.
La Asociación Internacional de Exorcistas ha trabajado este tema en su congreso celebrado en Roma en septiembre de 2018, de la mano del sacerdote mexicano Rogelio Alcántara, a quien se le pidió un estudio exhaustivo sobre el asunto. Alcántara es doctor en Teología y director de la Comisión para la Doctrina de la Fe de la Arquidiócesis de México. Resumimos aquí su intervención.
Unos males supuestamente heredados
El autor resume así la idea que está en la base de la sanación intergeneracional: “los males que padecen actualmente las personas (males psíquicos, morales, sociales, espirituales y corporales) tienen una causa en sus antepasados. La persona actual sería como el último eslabón de una cadena, por donde van pasando los males que llegan a ella”. ¿De dónde vendrían estos males? De un triple origen: las malas inclinaciones de los antepasados, sus pecados, y las maldiciones lanzadas sobre sus descendientes. Lo que llevaría a la persona a tener “inclinaciones y tendencias a determinados males” o “ataduras ancestrales” muy fuertes.
La solución propuesta al creyente por algunos sacerdotes y grupos dedicados al ministerio de sanación y liberación sería “sanar su árbol genealógico con prácticas religiosas y oraciones específicas que puedan cortar esa nefasta ‘herencia’ que se ha recibido de los antepasados”, logrando la liberación propia y el perdón de los ancestros. Para ello se realizan unos ritos que implican asumir “nuevos conceptos como: transferencia, influencia, maldición intergeneracional, herencia ancestral, pegajosidad, sanación del árbol genealógico, etc.”.
¿De dónde viene esta teoría?
Después de ofrecer citas significativas de varios autores que sostienen esta idea, el padre Alcántara afirma que no podemos encontrar ningún autor católico que haya enseñado la doctrina del “pecado ancestral” antes de la segunda mitad del siglo XX, por lo que “es una ‘doctrina novedosa’, inventada, que representa un grave peligro para los que quieren aceptar la revelación divina tal como nos la presenta la Iglesia Católica”.
Esta teoría, según el sacerdote mexicano, “apareció por primera vez entre los protestantes por inspiración pagana. Un misionero protestante, Kenneth McAll, es quien dio el impulso a la práctica de ‘sanar’ el árbol genealógico hasta convertirlo en un movimiento”. Además, estas ideas tampoco tienen ningún fundamento filosófico ni científico. De hecho, el padre Alcántara apunta que “el supuesto fundamento filosófico del llamado daño ancestral es muy semejante a lo que popularmente se conoce como el ‘karma’, idea procedente de la religión hinduista”.
Por supuesto, la doctrina del pecado ancestral tampoco tiene fundamento teológico alguno, aunque sus defensores “tratan de justificar su aplicación del ‘karma’ a la teología cristiana basándose en las ciencias psicológicas, especialmente en Carl Jung”. O incluso llegan a citar la doctrina católica del pecado original, sin fundamento.
Pero… ¿no aparece en la Biblia?
La idea de pecados de los antepasados que influyen en la vida de las personas aparece en varios pasajes del Antiguo Testamento, que Rogelio Alcántara detalla y analiza para demostrar que la correcta interpretación de esos textos implica leerlos en su contexto, entendiéndolos “en un progreso pedagógico de la revelación, que llega a su plenitud en Cristo, quien nos enseña el auténtico concepto, por ejemplo, de castigo y misericordia divina”.
Precisamente es la misericordia de Dios el tema que se subraya en los textos bíblicos, la respuesta divina al pecado del ser humano. Por otro lado, hay textos en el Antiguo Testamento en los que se pone de manifiesto “que cada quien cargará con su culpa y las consecuencias de su pecado”, es decir, que “se subraya la dimensión personal del pecado”.
De manera que en el Antiguo Testamento “hay ya una nítida aclaración de la relación entre las consecuencias del pecado y la culpabilidad personal”. Algo que queda confirmado por las palabras de Jesús en los evangelios, como cuando responde a los que le preguntaban si un ciego lo era por sus propios pecados o por los de sus padres. Por eso, el sacerdote afirma que “a partir del análisis de los textos de la Sagrada Escritura podemos concluir que la ‘doctrina’ del llamado ‘pecado ancestral’ y la llamada ‘oración de sanación del árbol genealógico’ no tiene fundamento en la Revelación sobrenatural”.
Distinción entre influencias, pecados y maldiciones
El paso siguiente en la reflexión es aclarar los términos que se usan y distinguirlos. En primer lugar define la influencia intergeneracional como “todo elemento que altera o determina la forma de pensar o de actuar de alguien de una futura generación”. La influencia de una generación a otra existe, es algo natural, se da por cuestiones ambientales o de convivencia (como la educación humana o religiosa, el buen o mal ejemplo, etc.).
En segundo lugar aclara categóricamente con fundamento en la revelación que los llamados pecados intergeneracionales o ancestrales –entendidos como pecados que se transmiten de una generación a otra– no existen, porque el pecado es un acto libre, cuyas consecuencias por trasgredir la ley divina: culpa y pena son personales y por tanto intransferibles. El padre Alcántara reitera que “si por pecados ancestrales se entienden los pecados de los antepasados que se transfieren a la actual generación, éstos no existen, pues el único pecado que puede transmitirse por vía de la generación es el pecado original”.
Y añade que “si por pecados ancestrales se entiende simplemente los pecados que cometieron nuestros antepasados y que no se trasmiten a las actuales generaciones, podría aceptarse la expresión. Sin embargo, por prestarse a confusión y por correr el riesgo de que se interprete en el primer sentido, es mejor evitar el vocablo”. Los pecados de un antepasado no pueden predisponer al pecado al descendiente, sólo “podrían influir naturalmente (ambientalmente) a modo de ejemplo en las personas cercanas al pecador, pero no pueden predisponer a nadie al pecado”. Los pecados se repiten en las familias, sobre todo, por el mal ejemplo.
¿Tienen efecto las maldiciones?
En este punto, el teólogo mexicano vuelve a la cuestión de “las maldiciones que se hacen como petición al demonio” para que una persona quede privada de algún bien. Después de analizar los distintos tipos, aborda su efectividad: “quien maldice puede simplemente desear el mal del otro, pero el puro deseo humano no tiene poder para causar daño alguno. La maldición podría tener efecto cuando quien la lleva a cabo pide el mal para otro” –ya se lo pida a Dios o al demonio–.
Dado que Dios no responde a una petición que busque el mal de otra persona, los únicos que podrían acceder a cumplir las maldiciones son los demonios. ¿Y cómo es posible? Alcántara responde: “por un misterio –incomprensible muchas veces para nosotros– Dios permite actuar a su enemigo causando daños a sus creaturas humanas, de orden físico, psicológico o espiritual para su conversión y salvación”. Avanzando… ¿cuál es el alcance de una maldición o de la brujería en el tiempo? Según el autor, un hombre puede maldecir a sus descendientes, pero sólo a los vivos, pues no tiene bajo su potestad a los que no han sido concebidos.
¿Qué peligros hay?
Para terminar, el sacerdote mexicano afirma que “las llamadas misas (u oraciones) para sanar el árbol genealógico no son parte de la doctrina y liturgia católica… ni en la Revelación, ni en los Santos Padres, ni en la historia de la teología católica hay un solo ejemplo de que ésta sea o haya sido enseñanza católica”.
Basándose en un documento de los obispos franceses, explica que “la llamada oración de sanación del árbol genealógico lleva a la persona a buscar las razones de su sufrimiento fuera de sí misma. Lo cual a su vez impide que haya un verdadero proceso de ayuda psicológica que podría sanar al individuo. Por lo tanto, las ‘misas’ que se celebran con esta intención representan más un peligro psicológico para los fieles que una ayuda”.
Y, por último, subraya que “estas misas desvían la caridad que deberíamos tener hacia nuestros seres queridos difuntos. En efecto, en lugar de ofrecer misas por ellos, pedimos misas para nosotros, en cuanto que queremos que sus pecados dejen de afectarnos en esta vida”.

sábado, 10 de noviembre de 2018

CUÁL ES EL PELIGRO DE LA MAGIA BLANCA Y LAS SUPERSTICIONES?


¿Cuál es el peligro de la magia blanca y las supersticiones?
La magia siempre es magia y tiene complicidad con el demonio, siempre interviene una potencia externa que no es Dios


Por: P. Modesto Lule Zalava M.S.P. | Fuente: ModestoLule.blogspot.com 




Algunas personas me han preguntado que si es malo acudir a la magia blanca cuando les han dicho que les hicieron un maleficio, un embrujo o les han hecho mal de ojo. Piensan que acudir a la llamada magia blanca puede ayudarles a deshacer el embrujo de la magia negra. A continuación decimos lo que dice un experto en el tema.

El exorcista canadiense, P. Françoise-Marie Dermine, advirtió a los católicos que creer en supersticiones y usar la magia para solucionar los problemas, es en el fondo confiar más en el demonio que en la Providencia de Dios.

El sacerdote dijo: "La superstición abre las puertas a la magia, y la magia abre las puertas al demonio, porque cuando una persona recurre a la magia no tiene confianza en Dios, piensa que Él no puede darle lo que quiere, entonces acude a los brujos para lograrlo".

"Lo que no saben -añadió el sacerdote exorcista- es que el brujo realiza ritos y emplea signos de los cuales el demonio se sirve para hacer su voluntad".

El sacerdote, explicó que la superstición nace de la falta de fe, pero "también puede deberse a causas psicológicas ocasionadas por carencias afectivas en la infancia, porque cuando una persona no se siente amada por sus padres, empieza a buscar protección en el mundo mágico".

Sin embargo, advirtió que "la magia siempre es magia y tiene complicidad con el demonio, siempre interviene una potencia externa que no es Dios, y esto no trae nada bueno, es contraproducente porque quizás sí obtengas lo que quieres, pero hay un después, y el demonio te cobra lo que tú le pediste".

Asimismo, indicó que una superstición es también otorgar a un santo más poder que Dios, "por ejemplo, cuando una persona enciende una veladora a san Benito y lleva como amuleto una medalla con su imagen, pero sigue viviendo una vida desordenada, eso no sirve de nada".

El exorcista explicó que hay supersticiones pasivas y activas, que son más graves porque tienen el propósito de provocar un efecto, como creer en ídolos, atribuir al demonio el mismo poder de Dios o creer que el diablo es la causa ordinaria y constante de fenómenos que no podemos comprender.

El P. Dermine también advirtió a los católicos sobre el engaño que hacen los brujos al utilizar imágenes de santos o de la Virgen de Guadalupe para tranquilizar a las personas que llegan a solicitar sus servicios. También algo grave es cuando se utiliza a los sacramentales como amuletos, por ejemplo el agua bendita, las palmas o cualquier otro objeto que se haya bendecido. Dijo que es lícito acudir a los sacramentales siempre que lo hagan con fe, pero si es por superstición o para obtener poder, no está bien. Hay personas que usan los sacramentales pero no están en paz con Dios, no quieren cambiar su estilo de vida, no van a Misa, no cumplen con las enseñanzas del Evangelio.

Finalmente, exhortó a los católicos a estar en guardia y no creer en amuletos, pues "si tuvieran fe, más confianza en Dios, todo esto no existiría. Está claro que en la vida hay problemas y dificultades, Jesús habla de que en esta vida vamos a tener afanes, dificultades, que hay una cruz que cargar".

Pero al mismo tiempo, explica el sacerdote, Jesucristo "nos dice que, tener confianza en que Dios está presente, nos da la fuerza espiritual para enfrentar con cualquier dificultad".

Mucho cuidado con los engaños del enemigo de Dios. No existe una magina buena o blanca para remediar los males de la magia negra. Todas son iguales y lo único que hacen es tener un encuentro con el demonio en diferente forma.


Hasta la próxima.
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