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miércoles, 19 de febrero de 2020
¿ES POSIBLE SER FELIZ EN EL SUFRIMIENTO?
¿Es posible ser feliz en el sufrimiento?
La única manera de darle sentido y una respuesta a nuestro dolor y sufrimiento es el camino de Cristo.
Por: Pablo Augusto Perazzo | Fuente: CEC
«Nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios» (1Cor 1, 23-24). Ese es nuestro camino de salvación. Ese es el camino del cristiano. Jesús nunca ha dicho que ser cristiano es algo fácil: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame» (Lc 9, 23).
Muchas veces la cruz se hace demasiado pesada, y pareciera que no la podemos cargar. Por eso Jesús, conociendo mejor que nadie nuestra debilidad, también dice en otro pasaje:
«Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».(Mt 11, 28-30) La única manera de darle sentido y una respuesta a nuestro dolor y sufrimiento es el camino de Cristo.
Muchas veces tenemos que acompañar personas en momentos de tribulación, de dolor, de sufrimiento… la verdad es que son pocas las palabras con las que se puede consolar alguien que está sufriendo la muerte de un ser querido; acompañando la enfermedad de un hijo; los problemas graves de un familiar; las injusticias a causa de enemigos; la pobreza de madres que no tienen con que dar de comer a sus hijos; los padres que tienen que lidiar con los distintos problemas de la familia; o, simplemente, situaciones difíciles que se presentan a diario, y requieren un sacrificio y esfuerzo especial de nuestra parte.
La verdad es que si nos quedamos en plano simplemente “horizontal”; es decir, si miramos esas situaciones solamente desde los “ojos del mundo”, es imposible darle sentido; darle una respuesta; darle un sentido a todas esas situaciones. ¿Qué sentido tiene sufrir? Solamente Dios puede darnos sentido. Solamente Cristo, que vivió en su propia carne el sufrimiento, puede entendernos y compadecerse de nosotros. La cruz, por lo tanto, en Cristo, cobra un sentido divino, un camino de salvación. Es, por lo tanto, un camino lleno de sentido. Que nos puede llevar a la felicidad.
Muchos huyen del dolor y del sufrimiento. Es comprensible. Pero hacer eso, en el fondo, es huir de la propia vida. Pues nuestra vida siempre tiene una cuota de sufrimiento, de dolor; siempre implica cargar una cruz. Cada uno tiene su Cruz. No significa que busquemos el sufrimiento, pero la vida por sí misma porta una dimensión de dolor. ¿Quién no tiene problemas en la vida?
Volvamos nuestra mirada a Cristo. Él asume el dolor, asume el sufrimiento de la Cruz, de manera voluntaria. «El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz» (2Fil 6-8). Es decir, descubre que es en ese camino, permitido por el Padre, que cumple su Misión. Libremente opta por asumir el dolor y el sufrimiento en su vida. No se trata de buscar el sufrimiento, pero si Dios lo permite en nuestras vidas, por algo será. Normalmente no sabemos el porqué, pero Dios tiene un Plan para cada uno de nosotros. ¡Cuántas cosas aprendemos! ¡Cuánto crecemos y maduramos como personas, cuando aceptamos el sufrimiento en nuestras vidas!
Una clave espiritual fundamental es aprender a sufrir junto con Jesús. Comprender nuestro dolor a través de Cristo, quien le dio sentido salvífico a todo sufrimiento. De esa manera, sufrimos junto con Jesús. Nos conformamos más a Jesús. Por lo tanto, al participar de su dolor, nos estamos haciendo otros Cristos. Así nos santificamos, y por lo tanto somos cada vez más felices. Sólo quien cree en Cristo puede entender el dolor y el sufrimiento de esta manera. Cómo decíamos al comienzo, es “locura para los griegos y necedad para los judíos”.
«Si de verdad queremos que estas reflexiones se concreten en un consuelo real y fuente de paz, es imprescindible cumplir con una condición: vivirlo todo en la fe, que quiere decir que el cristiano que sufre debe unirse conscientemente al Cristo doliente, debe acompañarlo cargando con paz su propia cruz a la de Cristo, que sube al Calvario llevando con amor la suya, debe no sólo aguantar el dolor con resignación sino asumirlo amorosamente, de forma consciente y voluntaria, sabiendo que de esta manera su sufrimiento, igual que el de Jesús, se torna, fecundo y creador, en fuente de vida y redención» (Ignacio Larrañaga, El arte de ser feliz, Paulinas 2012, p.120).
LO QUE DEBES SABER SOBRE EL MIÉRCOLES DE CENIZA
Lo que debes saber sobre el Miércoles de Ceniza
POR DIEGO LÓPEZ MARINA | ACI Prensa
A pocos días del inicio de la Cuaresma, que sirve de preparación para la Pascua y que comienza este miércoles 26 de febrero, recordamos algunas cosas esenciales que todo católico debe saber para poder vivir intensamente este tiempo litúrgico.
1. Es el primer día de la Cuaresma
Con el Miércoles de Ceniza inician los 40 días en los que la Iglesia llama a los fieles a la conversión y a prepararse verdaderamente para vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en la Semana Santa.
El Miércoles de Ceniza es una celebración contenida en el Misal Romano. Este explica que en la Misa se bendice e impone en la frente de los fieles la ceniza hecha de las palmas bendecidas en el Domingo de Ramos del año anterior.
2. La imposición de las cenizas surge en los primeros siglos del cristianismo
La tradición de imponer la ceniza se remonta a la Iglesia primitiva. Por aquel entonces las personas se colocaban la ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad con un “hábito penitencial” para recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo.
La Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos casi 400 años D.C. y a partir del siglo XI, la Iglesia en Roma impone las cenizas al inicio de este tiempo.
3. La ceniza recuerda la necesidad de la misericordia de Dios
La ceniza es un símbolo. Su función está descrita en un importante documento de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, más precisamente en el artículo 125 del "Directorio sobre la piedad popular y la liturgia":
“El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual”.
4. Las cenizas tienen varios significados
La palabra ceniza, que proviene del latín "cinis", representa el producto de la combustión de algo por el fuego. Esta adoptó tempranamente un sentido simbólico de muerte, caducidad, pero también de humildad y penitencia.
La ceniza, como signo de humildad, le recuerda al cristiano su origen y su fin: "Dios formó al hombre con polvo de la tierra" (Gn 2,7); "hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho" (Gn 3,19).
5. Las cenizas se producen de las palmas del Domingo de Ramos
Para la ceremonia se deben quemar los restos de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior. Estas son rociadas con agua bendita y luego aromatizadas con incienso.
6. Las cenizas se imponen en la frente al término de la homilía
Este acto tiene lugar en la Misa al término de la homilía y está permitido que los laicos ayuden al sacerdote. Las cenizas son impuestas en la frente, haciendo la señal de la cruz con ellas mientras el ministro dice las palabras bíblicas: «Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás», o «Conviértete y cree en el Evangelio».
Luego, quien recibe las cenizas debe retirarse en silencio meditando la frase o invitación que la acaban de hacer.
7. Las cenizas también pueden imponerse sin Misa
Cuando no hay sacerdote la imposición de cenizas puede realizarse sin Misa, de forma extraordinaria. Sin embargo, es recomendable que al acto se preceda con una liturgia de la palabra.
Es importante recordar que la bendición de las cenizas, como todo sacramental, solo puede realizarla un sacerdote o diácono.
8. Las cenizas pueden ser recibidas por no católicos
Puede recibir este sacramental cualquier persona, inclusive no católica. Como especifica el Catecismo (1670 y siguientes) los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo como sí lo hacen los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia estos «preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella».
9. No es obligatorio recibir las cenizas
El Miércoles de Ceniza no es día de precepto y por lo tanto la imposición de ceniza no es obligatoria. No obstante, ese día concurre una gran cantidad de personas a la Santa Misa, algo que siempre es recomendable.
10. No existe tiempo exacto para llevar las cenizas en la frente
Cuanto uno desee. No existe un tiempo determinado.
11. En Miércoles de Ceniza es obligatorio el ayuno y la abstinencia
El Miércoles de Ceniza es obligatorio el ayuno y la abstinencia, como en el Viernes Santo, para los mayores de 18 años y menores de 60. Fuera de esos límites es opcional. Ese día los fieles pueden tener una comida “fuerte” una sola vez al día.
La abstinencia de comer carne es obligatoria desde los 14 años. Todos los viernes de Cuaresma también son de abstinencia obligatoria. Los demás viernes del año también, aunque según el país puede sustituirse por otro tipo de mortificación u ofrecimiento como el rezo del rosario.
LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MIÉRCOLES 19 DE FEBRERO DE 2020
Lecturas de hoy Miércoles de la 6ª Semana del Tiempo Ordinario
Hoy, miércoles, 19 de febrero de 2020
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago (1,19-27):
Tened esto presente, mis queridos hermanos: sed todos prontos para escuchar, lentos para hablar y lentos para la ira. Porque la ira del hombre no produce la justicia que Dios quiere. Por lo tanto, eliminad toda suciedad y esa maldad que os sobra y aceptad dócilmente la Palabra que ha sido plantada y es capaz de salvaros. Llevadla a la práctica y no os limitéis a escucharla, engañándoos a vosotros mismos, pues quien escucha la Palabra y no la pone en práctica, se parece a aquel que se miraba la cara en el espejo, y apenas se miraba, daba media vuelta y se olvidaba de cómo era. Pero el que se concentra en la ley perfecta, la de la libertad, y es constante, no para oír y olvidarse, sino para ponerla por obra, éste encontrará la felicidad en practicarla. Hay quien se cree religioso y no tiene a raya su lengua; pero se engaña, su religión no tiene contenido. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 14,2-3ab.3cd-4ab
R/. ¿Quién puede habitar en tu monte santo, Señor?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R/.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R/.
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo Evangelio según San Marcos (8,22-26):
En aquel tiempo, Jesús y los discípulos llegaron a Betsaida. Le trajeron un ciego pidiéndole que lo tocase. Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó: «¿Ves algo?»
Empezó a distinguir y dijo: «Veo hombres, me parecen árboles, pero andan.»
Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró; estaba curado, y veía todo con claridad.
Jesús lo mandó a casa diciéndole: «No se lo digas a nadie en el pueblo.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 19 de febrero de 2020
Juan Carlos Rodriguez, cmf
Queridos hermanos:
¿No os parecen preciosos los encuentros con Jesús que se nos narran en la Palabra? Creo que son joyas para nuestro camino de creyentes.
Encuentro con Jesús. Sin esa realidad no hay fe, no hay seguimiento, no hay vida cristiana.
Encuentros. Cuando el Señor se cruza en nuestra vida… De eso nos habla la Palabra, ¿verdad?
Tu y yo somos ese “uno” que traen hasta el Maestro. Qué bueno poder poner nombre a aquellos que me acercaron a Él. Hoy repasamos con gratitud esos rostros concretos, con nombre y apellido. Y componemos un himno de alabanza por tanto „acercador“ anónimo y sencillo que existe a nuestro alrededor, en nuestras comunidades…
A ti y a mi el Señor nos tocó. Y no todo se dio de golpe. Hubo etapas en ese proceso nuestro de clarificación. Desde la oscuridad de la ceguera, pasando -quizá- por la mediocridad de los tonos en gris, hasta la viveza de claridad cuando la luz de fe es estallido multicolor que baña toda la realidad y todas las cosas del diario vivir...
Proceso de clarificación que es también un progresivo crecimiento en el conocimiento. Sí, porque los encuentros son siempre fuente que mana, regalo de gracia, que anima a seguir, que abre más el apetito…
Esas manos que se han ido posando sobre nuestros ojos… Y resulta que van quedando atrás el no entender nada, el hacerse todo cuesta arriba…
Qué alegría, qué gozo… cuando empezamos a distinguir: que no todo vale, que lo primero es el don, que se trata de corresponder, que a generosidad nunca le daremos alcance…
Necesitamos más encuentros con El. Para seguir distinguiendo, para que llegue un día en que desde la fe lo veamos todo con claridad.
Maestro, vuelve a poner tus manos sobre nuestros ojos. También hoy. Amén.
Vuestro hermano.
P. Juan Carlos, cmf
jcracmf@gmail.com
EL PAPA FRANCISCO ADVIERTE CONTRA LOS ATAQUES DE IRA: PUEDEN ARRUINAR LA RELACIÓN CON UN HERMANO
El Papa advierte contra los ataques de ira: Pueden arruinar la relación con un hermano
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
El Papa Francisco invitó a poner en práctica la mansedumbre, y la contrapuso a la ira: “¿Cuántas cosas hemos destruido con la ira?”, se preguntó. Con la ira “se puede arruinar la relación con un hermano, muchas veces sin remedio”, advirtió. Ante esas situaciones, el Papa invitó a ejercer la mansedumbre, porque esa cualidad, propia de Jesús, puede reconstruir lo destruido por la ira.
El Santo Padre se expresó así en la Audiencia General celebrada este miércoles 19 de febrero en el Aula Pablo VI del Vaticano, durante la cual continuó con su serie de catequesis sobre las bienaventuranzas del Evangelio de San Mateo, y se centró, en esta ocasión, en la tercera: “Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra”.
El Pontífice reflexionó sobre el concepto de mansedumbre, y lo contrapuso el pecado de la ira, “una actitud violenta de la cual todos conocemos el impulso. ¿Quién no se ha enfadado alguna vez? ¡Todos! Debemos revisar las bienaventuranzas y hacernos una pregunta: ¿Cuántas cosas hemos destruido con la ira? ¿Cuántas hemos perdido?”.
“Un momento de colera puede destruir muchas cosas. Se pierde el control y no se evalúa aquello que verdaderamente es importante, y se puede arruinar la relación con un hermano, muchas veces sin remedio. Por la ira, muchos hermanos no se hablan más, se alejan unos de otros, es lo contrario de la mansedumbre. La mansedumbre reúne, la ira separa. La mansedumbre, en cambio, conquista muchas cosas”.
Explicó que el término “mansedumbre” utilizado en el Evangelio “quiere decir, literalmente, dulce, tierno, gentil, sin violencia. La mansedumbre se manifiesta en los momentos de conflicto, se ve en cómo se actúa ante una situación hostil. Cualquiera puede parecer manso cuando todo está tranquilo, pero ¿cómo actúa bajo presión cuando se siente atacado, ofendido, agredido?”.
El Santo Padre recordó que la mansedumbre es una de las cualidades de Cristo, una actitud que “se ve fuertemente en la Pasión”. En la Cruz, señaló Francisco, Jesús “no respondía y no amenazaba”.
Por otro lado, “en la Escritura, la palabra ‘manso’ indica también aquel que no tiene propiedades terrenas. Por ello, nos sorprende que la tercera bienaventuranza diga precisamente que los mansos ‘heredarán la tierra’”.
Estos dos conceptos, mansedumbre y posesión de la tierra, “parecen incompatibles”, llamó la atención el Papa. “De hecho, la posesión de la tierra es el contexto típico del conflicto: con frecuencia, se combate por un territorio, por obtener la hegemonía sobre una cierta zona. En las guerras, el más fuerte prevalece y conquista otras tierras”.
Asimismo, el Pontífice invitó a fijarse bien en el verbo empleado por Jesús para indicar qué tipo de posesión tendrán los mansos. No dice “conquistarán” la tierra, sino, que la heredarán.
“En las Escrituras, el verbo ‘heredar’ tiene un sentido más profundo. El Pueblo de Dios llama ‘herencia’ a la tierra de Israel, que es la Tierra Prometida”, indicó.
La tierra de Israel “es una promesa y un don al pueblo de Dios, y se convierte en algo mucho más grande y más profundo que un siempre territorio. Hay una ‘tierra’ que es el Cielo, es decir, la tierra hacia la que caminamos: los nuevos cielos y la nueva tierra hacia la que vamos”.
Por lo tanto, “el manso es aquel que ‘hereda’ el más sublime de los territorios. No es un cobarde, un débil que se encuentra una moral improvisada para no tener problemas. ¡Todo lo contrario! Es una persona que ha recibido una herencia y no la quiere perder”.
“El manso”, concluyó el Papa Francisco, “no es un cómodo, sino un discípulo de Cristo que ha aprendido a diferencia bien la otra tierra. Defiende su paz, defiende su relación con Dios, defiende sus dones, los dones de Dios, custodiando la misericordia, la fraternidad, la fe y la esperanza. Porque las personas mansas son personas misericordiosas, fraternas, personas de fe, personas con esperanza”.
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