lunes, 16 de marzo de 2020

ORACIÓN PARA LA COMUNIÓN ESPIRITUAL


A GUSTO CON DIOS


A gusto con Dios



La escena es cautivadora. Cansado del camino, Jesús se sienta junto al manantial de Jacob. Pronto llega una mujer a sacar agua. Pertenece a un pueblo semipagano, despreciado por los judíos. Con toda espontaneidad, Jesús inicia el diálogo con ella. No sabe mirar a nadie con desprecio, sino con ternura grande. «Mujer, dame de beber».

La mujer queda sorprendida. ¿Cómo se atreve a entrar en contacto con una samaritana? ¿Cómo se rebaja a hablar con una mujer desconocida? Las palabras de Jesús la sorprenderán todavía más: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, sin duda tú misma me pedirías a mí, y yo te daría agua viva».

Son muchas las personas que, a lo largo de estos años, se han ido alejando de Dios sin apenas advertir lo que realmente estaba ocurriendo en su interior. Hoy Dios les resulta un «ser extraño». Todo lo que está relacionado con él les parece vacío y sin sentido: un mundo infantil cada vez más lejano.

Los entiendo. Sé lo que pueden sentir. También yo me he ido alejando poco a poco de aquel «Dios de mi infancia» que despertaba, dentro de mí, miedos, desazón y malestar. Probablemente, sin Jesús nunca me hubiera encontrado con un Dios que hoy es para mí un Misterio de bondad: una presencia amistosa y acogedora en quien puedo confiar siempre.

Nunca me ha atraído la tarea de verificar mi fe con pruebas científicas: creo que es un error tratar el misterio de Dios como si fuera un objeto de laboratorio. Tampoco los dogmas religiosos me han ayudado a encontrarme con Dios. Sencillamente me he dejado conducir por una confianza en Jesús que ha ido creciendo con los años.

No sabría decir exactamente cómo se sostiene hoy mi fe en medio de una crisis religiosa que me sacude también a mí como a todos. Solo diría que Jesús me ha traído a vivir la fe en Dios de manera sencilla desde el fondo de mi ser. Si yo escucho, Dios no se calla. Si yo me abro, él no se encierra. Si yo me confío, él me acoge. Si yo me entrego, él me sostiene. Si yo me hundo, él me levanta.

Creo que la experiencia primera y más importante es encontrarnos a gusto con Dios porque lo percibimos como una «presencia salvadora». Cuando una persona sabe lo que es vivir a gusto con Dios, porque, a pesar de nuestra mediocridad, nuestros errores y egoísmos, él nos acoge tal como somos, y nos impulsa a enfrentarnos a la vida con paz, difícilmente abandonará la fe. Muchas personas están hoy abandonando a Dios antes de haberlo conocido. Si conocieran la experiencia de Dios que Jesús contagia, lo buscarían. Si, acogiendo en su vida a Jesús, conocieran el don de Dios, no lo abandonarían. Se sentirían a gusto con él.



* Padre José Antonio Pagola

EL PICAFLOR ENOJADO


El picaflor enojado



La paciencia es una madurez. Vence la ira y los arrebatos de cólera Conseguirás la paciencia meditando en Jesús bondadoso, sufrido, servicial, y suplicándole vuelva tu corazón a semejanza del suyo, manso y humilde. Que el Señor te ayude a dar pasos para crecer en esta virtud tan necesaria.

Un joven picaflor solía visitar un jardín donde colocaron un gran espejo en forma de globo, para que en él se miraran las flores y las mariposas. Al día siguiente el picaflor entró como flecha en el jardín, pinchando aquí, pinchando allá a las flores que caían vencidas por los besos de su largo pico. De repente, vio relucir en el gran globo de cristal las flores de la planta que saqueaba. Seducido por sus deseos, fue a dar de picotazos al espejo. Como nunca había encontrado resistencia, se  encegueció por la ira y siguió picoteando hasta romperse el pico y caer moribundo por tierra, víctima de su locura. (Daireaux)

¿No has comprobado que una palabra dura dicha en un acceso de ira te trajo semanas de amargura? Un refrán tibetano afirma: “la paciencia en un momento de enojo te evitará cien días de dolor”. Cada día pídele al Señor toda la paciencia que necesites. Dile “Concédeme hoy fortaleza, mucha paciencia y serenidad. Que nada ni nadie me perturbe”.


* Enviado por el P. Natalio

HOY SE CONMEMORA AL SANTO CURA BROCHERO, 16 DE MARZO


San José Gabriel del Rosario Brochero
El Cura Brochero
16 de marzo


San José Gabriel del Rosario Brochero, mas conocido como el Cura Brochero, fue un sacerdote argentino que realizó una gran labor pastoral y social en las sierras argentinas.

A propósito de epidemias, el cura Brochero colaboró en el socorro de los enfermos y moribundos de la epidemia de cólera que azotó a la ciudad de Córdoba en 1867 y que segó más de 4000 vidas en poco tiempo. La epidemia generó fuertes conflictos y tensiones tanto hacia dentro del Estado, como en su relación con la élite médica y la Iglesia católica, una de las pocas instituciones con cierto grado de estructuración que puso sus recursos humanos y su mobiliario al servicio de los enfermos.

El Cura Brochero murió el 26 de enero de 1914 a los 73 años.

VIDEO - REZAR EL ROSARIO EN FAMILIA Y 10 IDEAS CRISTIANAS PARA SOBREVIVIR AL CONFINAMIENTO



Rezar el rosario en familia y 10 ideas cristianas para “sobrevivir” al confinamiento
Redacción ACI Prensa





La Delegación de Familia y Vida de la Archidiócesis de Toledo (España) ha lanzado un decálogo de “supervivencia” para las familias católicas “recluidas” por el coronavirus uniéndose a la campaña #YoMeQuedoEnCasa, en el que también animan a rezar el rosario en familia. 

Según explican en un vídeo, inician esta campaña de oración por el fin del coronavirus con la propuesta de “rezar el rosario en familia porque estamos preocupados, no sabemos qué va a pasar, tenemos miedo nos sentimos superados”.

“ Acudimos a Ti Señor por intercesión de tu madre porque tu lo puedes todo porque nos amas  y no nos dejas solos, nos han invitado a rezar con confianza porque eres el dueño de la vida y el amigo que nunca falla”, precisan.

Por eso piden al Señor que “acabe la pandemia, que ilumines a nuestros gobernantes, que seamos portadores de esperanza, caritativos con los enfermos y ancianos. Que levantemos la mirada a tu corazón, que todo esto sirva para nuestra conversión”.

Ante esta situación tan difícil, la Delegación de Familia y Vida explica que el Señor puede esperar de nosotros “que nos volvamos a Él de corazón, que seamos humildes, que realicemos una buena confesión y que reconozcamos que Él es nuestro Rey, que realmente le necesitamos porque sin Dios nada podemos”. 

Además de seguir las indicaciones de las autoridades sanitarias, también recomiendan “estar atentos de los enfermos y sus cuidadores” y especialmente animan a “rezar el rosario en familia, entorno a la imagen del sagrado corazón y la Virgen, con confianza cada día y con mucho amor”.


Y por eso proponen rezar también esta oración:

“Oremos: Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confiamos,

protégenos de todos los males,

ilumina a nuestras autoridades,

ayuda a los que socorren a los contagiados

sana a los enfermos.

Dulce corazón de María,

se nuestra salvación.

San José ruega por nosotros. Amen”.

Decálogo para la familias


Además desde la Delegación de Familia y Vida también proponen 10 puntos para vivir en familia y superar el confinamiento que en España está previsto para, al menos, 15 días. 

Proponen al matrimonio cuidar con delicadeza “el amor de esposos, ya que el sacramento del matrimonio es fuente de salvación para toda la familia” y animan a diseñar “una estrategia, a la luz del Señor, que os ayude a aprovechar este tiempo de gracia que nos ofrece estar en casa para evitar el contagio del coronavirus”.

Animan a tener una reunión familiar en la que se explique a los hijos qué está sucediendo y que “debemos cuidar nuestro cuerpo porque es templo del Espíritu Santo, sabiendo que debemos cuidar principalmente nuestra alma”.

“Aclarad que Dios no es el origen de esta epidemia, sino que la causa última es el pecado original”, “Dio es providente y es capaz de sacar bienes de todo”, “habladles sin miedo del Cielo, nuestra verdadera Patria. Todo esto es una prueba para crecer en el amor verdadero. Y ante esta situación nos hemos de preguntar: ¿Qué espera el Señor de cada uno y de cada familia?”.

También proponen a que nuestro hogar sea Betania para Cristo vivo, recordar el sentido de la renuncia y el sacrificio porque “en estos días de estar tanto tiempo juntos “encerrados” en casa no ofrecen múltiples ocasiones de obedecer, de vencer nuestro orgullo, por lo que son muchos los pequeños sacrificios que podemos hacer a lo largo del día y es fundamental darle un sentido”.

Este decálogo incluye la idea de fijar un horario en el que se combine el tiempo de ocio y de cumplir obligaciones y cuidar el tiempo en familia para el Señor que debe estar fijado en el oración, y que puede ser un rato de oración en familia quizás comentando el Evangelio de cada día o dando gracias por lo bueno que hemos vivido.

Recomiendan un uso ordenado de la televisión y de internet y hacer actividades de ocio en familia como juegos de mesa, ejercicio. Y recuerdan la importancia de aprovechar este tiempo para escuchar a los hijos y la importancia del perdón porque habrá roces y por eso recomiendan que en los momentos de oración familiar se le pida perdón al Señor por haberle ofendido y también a los demás miembros de la familia. 

¿CUARESMA DOMESTICADA?


¿Cuaresma domesticada?
Atrevámonos a vivir una Cuaresma diferente, que nos saque de nuestra zona de confort


Por: Alejandra María Sosa Elízaga | Fuente: http://www.desdelafe.mx




“Ya llegó la Cuaresma, qué lata lo de no comer carne, pero bueno, no importa, es cosa de procurar pasar para el viernes el día en que de por sí comemos pescado en casa, y ¡qué atracones de mariscos me esperan!”; “ya llegó la Cuaresma, aprovecho para vaciar mi clóset de lo que ya no sirve, a ver a quién se lo dono”; “ya llegó la Cuaresma, no voy a ver tele, pero no importa porque de todos modos no hay nada bueno que ver, y me queda la pantalla de mi teléfono, de mi compu, de mi tablet”; “ya llegó la Cuaresma, no comeré golosinas, aprovecho para hacer dieta, a ver si bajo unos kilitos que me sobran”; “ya llegó la Cuaresma, tenemos tiempo para ir pensando a qué playa vamos en Semana Santa”.

Estas y otras frases que la gente suele decir cuando llega la Cuaresma, expresan una triste realidad: que no estamos aprovechando este período de cuarenta días para vivir una verdadera conversión, un cambio que reoriente nuestros pasos hacia Dios, sino que nos disponemos a vivir una Cuaresma cuidadosamente ‘domesticada’ para que no se salga de los estrechos límites que le hemos impuesto y no nos moleste o incomode más allá de lo estrictamente necesario.

Iniciamos la Cuaresma con aprensión, sus cuarenta días nos parecen ¡eternos!, y cuando llega su final (siempre más pronto de lo que imaginamos), nos sentimos aliviados de ya no tener que ‘mortificarnos’, pero la verdad es que no nos mortificamos mucho, y tarde se nos hace para retomar los hábitos que dejamos en pausa el Miércoles de Ceniza. ¿Qué sucede año con año? Que dejamos pasar los días de este ‘tiempo fuerte’ que la Iglesia dispuso para nuestro crecimiento espiritual, y seguimos siendo los mismos de antes, ni crecemos ni cambiamos realmente en nada.

¿Qué podemos hacer al respecto?

Sólo hay un remedio: atrevernos a dejar que nuestra Cuaresma se escape del limitado confinamiento en que acostumbramos encerrarla, y le permitamos que nos rete a ir más allá, a hacer lo que nunca antes hemos hecho.

Atrevámonos a vivir una Cuaresma diferente, que nos saque de nuestra ‘zona de confort’, que nos haga experimentar lo que se siente depender no de nuestros recursos, sino de la Providencia Divina, de la misericordia de Dios.

El Papa Francisco pide que la Iglesia salga a la periferia, que no se quede encerrada en sí misma. Pues bien, eso de la periferia cabría aplicarlo también para nuestro modo de vivir la Cuaresma. Ojalá nos animemos a vivirla en la periferia de nuestra seguridad, en la periferia de nuestra rutina, en la periferia de lo que hacemos siempre, y hagamos ahora algo más, algo que nos desinstale, nos ‘desapoltrone’, nos inquiete, nos mueva el tapete y nos permita tomarnos más firmemente de la mano de Dios y ver más de cerca los ojos de nuestros hermanos.

Atrevámonos a preguntarle al Señor cómo quiere que vivamos esta Cuaresma, y aceptemos si nos propone algo tal vez muy diferente a lo que acostumbramos, algo que nos haga decir: ‘jamás imaginé que haría esto’. Y así, por ejemplo, con relación a la oración, tal vez deberemos intentar una manera o lugar o frecuencia distintos para orar; con respecto a la limosna no habremos de conformarnos con dar dinero ni lo que nos sobra, sino ofrecernos como voluntarios en algún centro donde haya quien nos necesite, o vayamos de misiones; en lo que toca a la abstinencia, que no sólo nos privemos de algo sino vayamos a compartirlo con los demás.

Este año no nos resignemos a que otra vez la Cuaresma llegue y se vaya sin pena ni gloria, sino disfrutemos cada día y diario hagamos algo que nos permita convertirla en bien aprovechada oportunidad para vivir y compartir nuestra fe, esperanza y caridad.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY LUNES 16 DE MARZO DE 2020


Lecturas de hoy Lunes de la 3ª semana de Cuaresma
Hoy, lunes, 16 de marzo de 2020



Primera lectura
Lectura del segundo libro de los Reyes (5,1-15a):

Lectura del segundo libro de los Reyes.

EN aquellos días, Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, era hombre notable y muy estimado por su señor, pues por su medio el Señor había concedido la victoria a Siria.
Pero, siendo un gran militar, era leproso.
Unas bandas de arameos habían hecho una incursión trayendo de la tierra de Israel a una muchacha, que pasó al servicio de la mujer de Naamán. Dijo ella a su señora:
«Ah, si mi señor pudiera presentarse ante el profeta que hay en Samaría. Él lo curaría de su lepra».
Fue (Naamán) y se lo comunicó a su señor diciendo:
«Esto y esto ha dicho la muchacha de la tierra de Israel».
Y el rey de Siria contestó:
«Vete, que yo enviaré una carta al rey de Israel».
Entonces tomó en su mano diez talentos de plata, seis mil siclos de oro, diez vestidos nuevos y una carta al rey de Israel que decía:
«Al llegarte esta carta, sabrás que te envío a mi siervo Naamán para que lo cures de su lepra».
Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras, diciendo:
«¿Soy yo Dios para repartir vida y muerte? Pues me encarga nada menos que curar a un hombre de su lepra. Daos cuenta y veréis que está buscando querella contra mí».
Eliseo, el hombre de Dios, oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras y mandó a que le dijeran:
«Por qué has rasgado tus vestiduras? Que venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel».
Llegó Naamán con sus carros y caballos y se detuvo a la entrada de la casa de Eliseo. Envió este un mensajero a decirle:
«Ve y lávate siete veces en el Jordán. Tu carne renacerá y quedarás limpio».
Naamán se puso furioso y se marchó diciendo:
«Yo me había dicho: “Saldrá seguramente a mi encuentro, se detendrá, invocará el nombre de su Dios, frotará con su mano mi parte enferma y sanaré de la lepra”. El Abaná y el Farfar, los ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Podría bañarme en ellos y quedar limpio».
Dándose la vuelta, se marchó furioso. Sus servidores se le acercaron para decirle:
«Padre mío, si el profeta te hubiese mandado una cosa difícil, ¿no lo habrías hecho? ¡Cuánto más si te ha dicho: “Lávate y quedarás limpio”!».
Bajó, pues, y se bañó en el Jordán siete veces, conforme a la palabra del hombre de Dios. Y su carne volvió a ser como la de un niño pequeño: quedó limpio.
Naamán y toda su comitiva regresaron al lugar donde se encontraba el hombre de Dios. Al llegar, se detuvo ante él exclamando:
«Ahora conozco que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 41,2.3;42,3.4

R/. Mi alma tiene sed del Dios vivo:
¿cuándo veré el rostro de Dios?

V/. Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío. R/.

V/. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R/.

V/. Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R/.

V/. Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,24-30):

HABIENDO llegado Jesús a Nazaret, le dijo al pueblo en la sinagoga:
«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naámán, el sirio».
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo.
Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy lunes, 16 de marzo de 2020
Severiano Blanco, cmf


Queridos hermanos:

Todos conocemos a esos enfermos que solo quedan satisfechas si el médico les receta un medicamento muy caro. Pero a Eliseo, que no era médico ni apenas curandero, no le gustaba la aparatosidad; así que sus pacientes se iban decepcionados. Y eso que le tocó realizar la curación más difícil de la época: la de un leproso. En el AT el leproso es un maldito de Dios, y la lepra es considerada como equivalente de la muerte, “hijo predilecto de la muerte” (Job 18,13). Los rabinos decían que Eliseo había resucitado a dos muertos, pues, además de devolver a la vida al muchacho hijo de la viuda (2Re 4,32ss), había curado la lepra de Naamán (2Re 5). Y dar la vida a un muerto es algo reservado a Dios, como deja claro el rey de Israel ante la propuesta que le traen de Siria.

Pero el mensaje litúrgico de hoy pone el acento en otro lugar. Se trata de que el curado es un forastero, no un israelita, lo cual dará a Jesús materia de muchos comentarios. Algunos judíos se arrogaban la exclusiva de la santidad y de la experiencia de la misericordia de Dios, cosa que Jesús criticará duramente, haciéndolos despertar de sus rutinas y de su orgullo. Una vez se encontrará con un centurión romano tan abierto a su mensaje, con tan buenas disposiciones religiosas, que le hará exclamar: “en ningún israelita he encontrado tanta fe” (Lc 7,9). Y la expresión la generalizará en aquella otra de “vendrán muchos de oriente y de occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob, mientras que los hijos del reino serán echados fuera” (Mt 8,11s). Jesús anuncia la salvación universal.

La raíz de la controversia con que nos encontramos hoy está en el rechazo del mensaje generoso de Jesús, en la cerrazón de su pueblo a acoger su invitación a renovarse, a cambiar, a sustituir las ansias de venganza por la compasión, por el anuncio del año de amnistía, de gracia del Señor. Los “de siempre”, los “cumplidores”, protestan; muy satisfechos de sí mismos, preferirían un Mesías justiciero a uno compasivo. No quieren la novedad anunciada por Jesús: el perdón de Dios gratuito, la compasión para con los pecadores desesperados (“vendar los corazones desgarrados”).

El final de la escena es sorprendente. Quienes han podido conducir a Jesús hasta el precipicio no son capaces de echarle mano cuando huye por en medio de todos ellos. Difícil de valorar históricamente, la escena tiene una fuerte carga simbólica: es una anticipación de la resurrección; ni Pilatos ni Caifás podrán detener al Resucitado. Jesús ha triunfado, y, con él, la misericordia del Padre que él anunciaba y visualizaba.

Vuestro hermano
Severiano Blanco cmf

PAPA OFRECE LA MISA EN SANTA MARTA POR LAS FAMILIAS CONFINADAS POR LA EPIDEMIA


El Papa ofrece la Misa en Santa Marta por las familias confinadas por la epidemia
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media



El Papa Francisco ofreció la Misa celebrada este lunes 16 de marzo en Casa Santa Marta “por las familias encerradas” en sus casas durante la epidemia de coronavirus COVID-19, que afecta ya a numerosos países en todo el mundo.

“Pienso en las familias encerradas. Los niños no van a la escuela. Quizás los padres no pueden salir. Algunos estarán en cuarentena. Que el Señor los ayude a descubrir nuevos modos, nuevas expresiones de amor, de convivencia en esta situación de prueba”, pidió el Santo Padre.


Subrayó que este confinamiento decretado en varios países “es una ocasión buena para reencontrar los verdaderos afectos con una creatividad en la familia. Recemos por la familia, para que las relaciones en la familia en este momento florezcan siempre para el bien”.

Desde que el gobierno italiano decretó el 8 de marzo la suspensión de “ceremonias civiles y religiosas”, el Papa decidió que se retransmitiera en directo por los medios de comunicación del Vaticano la Misa que cada día celebra de forma privada en su residencia de Casa Santa Marta.

El Papa Francisco está ofreciendo cada día la Misa celebrada en Santa Marta por una intención concreta. Hasta ahora, el Papa ha ofrecido la Misa por los pastores que acompañan al pueblo de Dios ante la crisis, por los que tienen que trabajar a pesar de la epidemia y por los gobernantes.

BUENOS DÍAS!!!





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