sábado, 30 de diciembre de 2017

IMÁGENES DE TARJETAS DE FELIZ AÑO NUEVO































REGALO DE BODAS


Regalo de bodas




No es común captar la fuerza transformadora que tiene el sacrificio generoso para ayudarnos a crecer espiritualmente. El motivo es simple: porque nos ayuda a vencer nuestro egoísmo, el mayor obstáculo que impide amar de verdad. Una anécdota para ejemplificarlo.

Narró la Madre Teresa de Calcuta que una vez dos jóvenes fueron a verla y donaron mucho dinero para dar de comer a la gente. Ella en Calcuta daba de comer a nueve mil personas al día. Querían que el dinero se destinara para alimentar a esta gente. Cuando les preguntó de dónde sacaron tanto dinero, ellos le respondieron: “Nos acabamos de casar hace dos días. Antes de la boda, decidimos que no compraríamos trajes para la ceremonia ni para la fiesta. Queremos darles a ustedes el dinero”. Para un hindú de clase alta esto es un escándalo. Después les preguntó: “¿Por qué lo han hecho?”. Ésta fue la extraña respuesta que le dieron: “Nos amamos tanto que queríamos dar algo a otros para comenzar nuestra vida en común con un sacrificio”. Madre Teresa comentaba: “Me impresionó mucho el constatar cómo estas personas estaban hambrientas de Dios”.

Cada uno tiene algo para dar. Dinero, talento, tiempo o una simple oración. La generosidad es una virtud que nos eleva y nos pone en sintonía con nuestra semejanza divina. ”Dios, que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera llamársele así: «El que sirve». Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quién? ¿Al árbol, a tu amigo, o a tu madre?”. 



* Enviado por el P. Natalio

UN AÑO NUEVO ESTÁ POR COMENZAR


Un año nuevo está por comenzar...
¿Qué pasó con aquellos deseos que brotaron en nuestro corazón al terminar de oír las doce campanadas y nos hicieron decir: 


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




El sábado sonarán las campanas en el reloj...

Las 12. Las 12 de la noche.

Parece que los meses del año que termina, con sus días y sus horas se columpian en cada una de ellas... Doce meses, doce campanadas. El año se va. El año  se acaba. Se esfuman los doce meses como en un conjuro de tiempo y eternidad. Los tuvimos en nuestras manos paro ya no volverán.

Fueron instantes nuestros, únicos e irrepetibles, vividos dentro de nuestro libre albedrío, hora tras hora y ahora se van, perdiéndose en la noche última del año. La noche vieja.

El poeta dice:

El indivisible tiempo
lo hemos dividido en años
y así decimos que pasa
cuando nosotros pasamos. 

Así es, decimos que el tiempo se va cuando somos nosotros los que nos vamos. Decimos que el tiempo corre, que el tiempo vuela, pero los que corremos, los que volamos sobre el tiempo somos nosotros. El tiempo siempre está, el tiempo ni tiene tiempo, ni es joven ni viejo, nosotros si.

Las 12. Noche Vieja. Un año nuevo está por comenzar.

Las 12 horas del 31 de diciembre ... ¿Qué hicimos con estos trescientos sesenta y cinco días? ¿Qué dijimos, qué pensamos una noche como esta pero del año pasado? ¡Cuántos planes, cuántas promesas, cuántos propósitos! ¿Somos los mismos de aquella noche de otras muchas noches o sentimos que fuimos limando las aristas de nuestro carácter, rellenando "baches" en los que caíamos una y otra vez, quitando obstáculos, que quizá amábamos pero que nos hacían tropezar en nuestro plan de ser mejores como seres humanos en nuestra plenitud y dignidad? ¿Qué pasó con aquellos deseos vehementes que brotaron en nuestro corazón al terminar de oír las doce campanadas y nos hicieron decir: "¡Ahora sí, este año nuevo sí!

Poco a poco se nos fueron aminorando las fuerzas, el entusiasmo, y llegó esa desgana o indiferencia por las cosas. La bruma de la rutina nos envolvió en sus días grises y nos heló el corazón y el coraje.

O no fue así... y sentimos que sí ha habido un cambio positivo. Que el sol del amor nos arropa y podemos repartir el calor que hay en nuestra alma a los demás. Que estamos en pie de lucha, que las 12 campanadas resuenan en nuestro corazón como el tañer de las campanas de la ermita invitándonos a orar.

Que cada campanada se un:
Perdón y gracias, Dios mío, me estás regalando otro año para crecer en la fe y en el amor a Ti y a los demás. El tiempo pasado está en Tus manos , el que comienza en las mías, pero quiero que Tu me acompañes a vivirlo!.

Y con el año que se va y el nuevo que comienza, en esta Noche Vieja, la más vieja del año, recordamos al poeta que nos dice:

Un año más, no mires con desvelo
la carrera veloz del tiempo alado
que un año más en la virtud pasado
un paso es más que te aproxima al cielo.

Y siguiendo con los versos terminaremos esta pequeña reflexión con uno que una noche como esta me inspiro:

Esta noche es "noche-vieja"
y yo hago un alto en mi camino,
sentada bajo la luna
abro mi alforja y la miro.
¿Qué es lo que tengo en ella?
Oro y plata:-Te lo cambio
por la sonrisa de un niño.

Quiero caminar descalza
por lo prados con rocío
quiero soltar mis amarras
y extender libre mis alas
y sentir mi poderío.

Poderío y libertad
olvidando el claro-oscuro
de ambiciones que esclavizan
tan pesadas como un yugo.

Esta noche es "noche vieja"
tengo el alma transparente,
cuando llegue el año nuevo
que me encuentre en la vereda
como quién vuelve a nacer,
sin sandalias ,sin alforja,
con la piel limpia de luna
las estrellas en mi pelo
y cantando el "aleluya".

Esta noche es noche vieja,
y yo tengo el alma nueva...
¡quién lo pudiera creer!

UNA FORMA REALMENTE CATÓLICA DE DESPEDIR EL AÑO


Una forma realmente católica de despedir el año
Una respuesta llena de fe a las supersticiones y ritos con las muchos inician el año


Fuente: tengoseddeti.org 




Una de las cosas más divertidas de la despedida del año viejo –o el recibimiento del nuevo, depende de cómo se mire– es ver la cantidad de rituales que hace la gente. Que si andar con una maleta… o darse un baño de rosas… o vestirse de tal o cual color… o comer 12 uvas… o poner una moneda dentro de tu calzado… todo esto para “despojarse” de la mala suerte y “atraer” la “energía” positiva. ¡Hay que ver las cosas que cree la gente…!!!

Lamento darte la noticia, pero esto no funciona… y, encima de eso, en lugar de comenzar el año “despojado”, lo que haces es añadirle a tu alma el pecado de poner tu confianza en supersticiones en lugar de ponerla en Dios.

Lo sé, el año que termina ha estado duro. Mucha gente perdió sus trabajos y la economía anda por el piso. La violencia y la criminalidad nos arropan. Los gobiernos, en lugar de aliviar la crisis, parecen agravarla. Y la actitud general de la mayoría va desde la desesperanza hasta la desesperación. Ante tal panorama, no en balde se busca algo de qué aferrarse.

Por eso quiero darte la receta del mejor ritual para despedir este año que termina y comenzar el nuevo:

Comienza por ir a visitar al Señor… Muchas Iglesias tienen hoy una Hora Santa para dar gracias por el año que pasó. También puedes ir a visitarlo al Sagrario, Él siempre está allí esperándonos.

Si puedes asistir a Misa y recibirlo en la Eucaristía, ¡mejor!

Un examen de conciencia exhaustivo te vendría bien. Si puedes completarlo con una buena Confesión, ¡perfecto! Así comienzas el próximo año en gracia y con el alma limpiecita. (Recuerda que si estás en pecado, la Confesión debe venir primero que la Comunión.)

Ten fe… y junto con la fe vienen la confianza, la esperanza y la caridad. Cree en Dios y, sobre todo, créele a Dios. Las Escrituras están llenas de Palabras maravillosas que van dirigidas a ti. ¡Créelas! Dios te ama, te conoce desde el vientre de tu madre, te tiene tatuado en la palma de su mano, no cae uno de tus cabellos sin que Él lo permita… abandónate en Él y proponte hacer su Voluntad. Te prometo que todo marchará sobre ruedas si lo haces.

Abraza a tu esposa/o, a tus hijos, a tus padres, a tus amigos… abrázales y diles que los amas. Que tus palabras broten del fondo de tu corazón, que sean tan sólidas que casi puedan cogerse con la mano. Y no olvides sonreír. La alegría es contagiosa y si tú estás alegre, las personas a tu alrededor también lo estarán.

Hazte el propósito de ser mejor en el próximo año… pero, al contrario de la sociedad que nos rodea, este próximo año no será mejor si progresamos económicamente, sino si hemos crecido en el amor a Dios… si hemos sido mejores esposos, mejores padres, mejores hijos, mejores amigos: en fin, será un año bueno si al final podemos decir que somos mejores seres humanos.
¡Muchas felicidades… y que Dios te bendiga!


LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 30 DICIEMBRE


Los cinco minutos de María
Diciembre 30




Cristo muerto en la cruz y sepultado dio apariencia de fracaso.
Con su resurrección gloriosa fracasaron todas las apariencias.
María no se dejó llevar por las apariencias del fracaso y aun envuelta en su manto de dolor, no perdió nunca la esperanza en la resurrección.
La vida del cristiano es la vida de una esperanza, pero no de una esperanza que pueda resultar fallida; es una esperanza cierta, segura de que en ella habrá de triunfar la Palabra de Dios.
María dijo sí y Dios vino a nosotros, está con nosotros, obra en nosotros y nos salva.



* P. Alfonso Milagro

DANOS SACERDOTES SANTOS!!


¡Danos, Señor, sacerdotes santos!
¡Cuántas personas están buscando a sacerdotes sencillos pero auténticos! Sacerdotes que reflejen de verdad el rostro de Cristo!


Por: P. Lucas Prados | Fuente: adelantelafe.com 




Hace años un sacerdote fue trasladado a la Parroquia del Espíritu Santo en Houston, Texas. Poco después de haber tomado cargo de la parroquia, una mañanita decidió tomar el autobús para dar una vuelta por la ciudad y así conocer a sus parroquianos. Se montó en un autobús para ir al centro de la ciudad. Al sentarse, descubrió que el chófer le había dado una moneda de 25 centavos de más en el cambio.

Mientras consideraba qué hacer, pensó para sí mismo:

— ¡Ah!, olvídalo, son sólo 25 centavos. ¿Quién se va a preocupar por tan poca cantidad? De todas formas la compañía de autobuses recibe mucho de las tarifas y no la echarán de menos. Acéptalo como un regalo de Dios.

Pero cuando llegó a su parada, se detuvo y, pensando de nuevo, decidió darle la moneda al conductor diciéndole:

—Tome, usted me devolvió 25 centavos de más”.

El conductor, con una sonrisa le respondió:

—Sé que es el nuevo sacerdote. Cuando le vi subir me dio un vuelco el corazón. Entonces me vino como una inspiración de que tenía que volver a mi fe. Hace muchos años que abandoné la Iglesia. El verle a usted me hizo desear volver a la Iglesia, pero quería comprobar antes si usted era una persona honrada y digna de confiarle mi alma, y no uno más de esos que hablan mucho pero que en el fondo son unos fariseos. Es por eso que le devolví 25 centavos de más para ver qué haría usted.

Se bajó el sacerdote sacudido por dentro y dijo:

—¡Señor!, por poco vendo a tu Hijo por 25 centavos.

+++ +++

En estos tiempos de confusión y tribulación, donde muchas almas se sienten como ovejas sin pastor, los cristianos que deseen ser fieles buscan con ansiedad pastores que les lleven por el buen camino.

El sacerdote ya no se pertenece a sí mismo, es “otro Cristo” y como tal ha de comportarse las veinticuatro horas del día. Ha sido entresacado de los hombres para las cosas que miran a Dios (Heb 5:11). Es por ello que su vida ha de ser un modelo de santidad, de tal modo que cualquiera que se acerque a él pueda descubrir a Cristo.

El sacerdote es administrador del “mundo sobrenatural”, de las “cosas de Dios”, y no de las cosas de los hombres (1 Cor 4:1). Como decía el mismo Jesús: “¿Quién me ha constituido a mí juez o repartidor de vuestras cosas?” La misión del sacerdote no consiste en arreglar los negocios de los hombres. El sacerdote es el hombre de Dios.

“Y lo que se busca en el ministro es que sea fiel” (1 Cor 4:2). Estas palabras tienen mucha trascendencia en la Iglesia de hoy. Vivir conforme a las enseñanzas de Cristo hoy día es realmente difícil, por eso es necesario que el buen pastor vaya delante dando ejemplo; es más, incluso dando su vida – a imitación de Cristo- Por eso las ovejas ven en el sacerdote al mismo Cristo.

Cuando el sacerdote habla de las cosas de los hombres es siempre desde una perspectiva sobrenatural, y no meramente humana o mundana.

La predicación del sacerdote ha de ser también escandalosa para este mundo; pues el sacerdote habla de la cruz de Cristo, escándalo para los judíos y locura para los gentiles. En cambio, hoy día, la cruz ha sido desterrada de la predicación. La Misa ha pasado de ser “el Santo Sacrificio de la Misa” a una comida de hermandad. La predicación actual es en muchas ocasiones puramente mundana. A los hombres se les habla de la paz, del diálogo. Se pone en el mismo nivel la verdad y el error.

Todo sacerdote ha de reflejar en su exterior lo que es en su interior. Su rostro, su paciencia, su vestido, su modo de hablar y comportarse…, son un espejo de su alma. ¡Cuántas personas están buscando a sacerdotes sencillos pero auténticos! Sacerdotes que reflejen de verdad el rostro de Cristo, que hablen del Evangelio, que nos enseñen el buen camino, que actúen como verdaderos pastores, que muestren con sus acciones, que viven y creen lo que predican. ¡Señor! ¡Danos sacerdotes santos!

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 30 DICIEMBRE 2017


Lecturas de hoy 30 de Diciembre. Feria de Navidad
Hoy, sábado, 30 de diciembre de 2017



Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,12-17):

Os escribo, hijos míos, que se os han perdonado vuestros pecados por su nombre. Os escribo, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio. Os escribo, jóvenes, que ya habéis vencido al Maligno. Os repito, hijos, que ya conocéis al Padre. Os repito, padres, que ya conocéis al que existía desde el principio. Os repito, jóvenes, que sois fuertes y que la palabra de Dios permanece en vosotros, y que ya habéis vencido al Maligno. No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el mundo –las pasiones de la carne, y la codicia de los ojos, y la arrogancia del dinero–, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo. Y el mundo pasa, con sus pasiones. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 95,7-8a.8b-9.10

R/. Alégrese el cielo, goce la tierra

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. R/.

Entrad en sus atrios trayéndole ofrendas,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda. R/.

Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.» R/.



Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (2,36-40):

En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy sábado, 30 de diciembre de 2017
Fernando Prado, cmf


Saludos, amigos,

Se va terminando el año. Es tiempo de hacer un poco de balance y de soñar con nuevos proyectos. Ana, la anciana profetisa, da gracias a Dios, bendice y habla maravillas del niño. Dice un sabio y viejo consejo que más vale encender una vela que maldecir la oscuridad. Estoy convencido de ello.

Cuando miramos nuestra realidad, muchas veces nos vemos inclinados a maldecir nuestra suerte. Razones para ver el lado oscuro de las cosas no nos faltan. No somos ciegos. ¡Hay tantas cosas que no están bien! Pero, seamos honestos: nadie se atrevería a negar que hay razones para lo contrario. No somos ciegos ni para ver el mal ni para ver el bien. Más aún diría: vivimos envueltos en un ambiente de bien. Por eso el mal nos resulta extraño, hace ruido y nos llama más la atención.

El mal es la disrupción en medio de la armonía. Está ahí, pero no es lo que mueve las cosas. El mundo no lo mueve el mal, sino el bien. Construir desde esta convicción es siempre más interesante y tiene una fuerza renovadora que construye. Los que andan siempre caminando entre los sepulcros, en el lado oscuro de las cosas, con cara de Cuaresma sin Pascua, profetizando calamidades y maldiciendo su suerte (tengan más o menos razones para hacerlo), son pasto de la lástima y de la melancolía. ¿Quién se apunta con ellos para construir un mundo mejor?¿quién se embarcaría en un viaje con compañeros así de camino?

Pidamos al Señor en este día la gracia de construir un mundo mejor desde el lado positivo de las cosas. Que no caigamos en la tentación de que el mal, con su atronador ruido, nos impida ver el bien que traspasa con mayor fuerza la realidad. Si Dios está con nosotros… ¿quién contra nosotros? Los desafíos, dice el papa Francisco, están para superarlos. Que tengamos un buen día. Os deseo lo mejor.

Un saludo cordial de vuestro hermano,
Fernando Prado, cmf.

BUENOS DÍAS




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