El Papa invita a acudir a la Virgen de la Merced para romper las cadenas de esclavitud
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
El Papa Francisco invitó este 24 de septiembre, fiesta de la Virgen de la Merced, a acudir a esta advocación mariana para romper las cadenas de las “víctimas de las esclavitudes contemporáneas”.
“Pidamos a la Virgen de la Merced que nos ayude a trabajar juntos para romper las cadenas y devolverles una vida digna”, escribió el Santo Padre en un mensaje de su cuenta oficial de Twitter @Pontifex_es.
En esta línea, el Papa sugirió no desviar “la mirada ante los sufrimientos de los hermanos y hermanas privados de la libertad y de la dignidad, víctimas de las esclavitudes contemporáneas”.
Virgen de la Merced
Cada 24 de septiembre la Iglesia Católica celebra a la Virgen de la Merced. El nombre de esta advocación mariana alude a la misericordia de Dios con sus hijos, que nos ha dejado en la persona de la Virgen María una auténtica madre, un canal de gracia y una cabal intercesora.
“Merced” significa “misericordia”, “dádiva”, “gracia”, y también “perdón”. Los orígenes de esta advocación se remontan al siglo XIII, cuando la Virgen se le apareció a San Pedro Nolasco -un comerciante nacido en Aquitania, hoy Francia, y establecido en Barcelona, España- para animarlo en la tarea de liberar a los cristianos cautivos.
Pedro Nolasco usó su propio patrimonio para liberar a los cristianos cautivos, “compraba” esclavos o los intercambiaba por mercancías. Cuando se quedó sin recursos, formó grupos de ayuda y asistencia para pedir limosna, y así financiar expediciones para negociar la “redención” de prisioneros. Lamentablemente, los recursos conseguidos también se hicieron insuficientes.
Entonces, San Pedro Nolasco, animado por la Virgen de la Merced, organizó junto con sus amigos el grupo inicial de lo que sería la “Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos”, más conocidos como los “Mercedarios”.
La Orden de los Mercedarios fue fundada el 10 de agosto de 1218 en Barcelona, España. Luego, el Papa Gregorio IX dispuso nombrar a San Pedro Nolasco como Superior General.
Los Mercedarios, aparte de los votos de pobreza, castidad y obediencia, hacían un cuarto voto, en el que se comprometían a dedicar su vida a liberar esclavos, y, si fuese necesario, quedarse en lugar de algún cautivo en peligro de perder la fe, o por el que no hubiera dinero suficiente para lograr su liberación. Muchos de ellos entregaron la vida, acogiéndose a la “Merced” de Nuestra Madre.
En 1265, la advocación a la “Virgen de la Merced” fue aprobada por la Santa Sede. En 1696, el Papa Inocencio XII fijó el día 24 de septiembre como la fecha en la que se debe celebrar su fiesta.
La Orden de los Mercedarios se ha encargado de difundir la devoción a Nuestra Madre bajo dicha advocación, extendiéndose por todo el mundo a lo largo de los siglos. Es sabido que, cuando los frailes mercedarios llegaron a América, introdujeron esta hermosa devoción. Por eso hoy, la Virgen de la Merced (o, de las Mercedes) es celebrada por los devotos muchos países de América Latina.