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domingo, 12 de agosto de 2018
UN REGALO DE VERDAD
Un regalo de verdad
Crea en torno a ti sentimientos y actitudes de paz, concordia y convivencia. Perdona las injurias presentes y pasadas, líbrate de las garras del odio, guarda la libertad de tu corazón para amar y comenzar una vida nueva cada día. Desea sinceramente la colaboración, la buena vecindad y el gozo de la fraternidad y del servicio.
Hace mucho tiempo un rey quiso hacer un regalo precioso a un místico musulmán. Era una tijera de oro incrustada de diamantes y de otras piedras preciosas. Agradeciéndolo educadamente, el sufí le dijo: —Vuestro gesto me conmueve, pero siento no poder aceptar vuestro regalo. La tijera sirve para cortar, separar, dividir... y toda mi enseñanza y toda mi vida se basan en el acercamiento y la reconciliación, la unión y la reunificación. Ofrecedme, si queréis, y para mi alegría una aguja, una sencilla aguja para unir cosas parecidas y también cosas diversas.
A la obra gigantesca de la paz mundial, tú puedes aportar tu sonrisa, la paz de tu propio corazón, porque quien está en paz consigo mismo, la irradia a su alrededor, a la familia, al círculo de amigos, al entorno de su trabajo cotidiano. Que el Señor te haga instrumento de su paz, favoreciendo el amor, la unidad, la buena convivencia…
* Enviado por el P. Natalio
QUÉDATE CONMIGO ... SEÑOR
QUÉDATE CONMIGO... SEÑOR
Palabras del Santo Padre Pío
“Quédate conmigo, Señor, porque es necesario que estés presente para que no te olvide. Ya sabes lo fácil que te abandono.
Quédate conmigo, Señor, porque soy débil y necesito tu fuerza para no caer tan a menudo.
Quédate conmigo, Señor, porque tú eres mi vida, y sin ti, no tengo fervor.
Quédate conmigo, Señor, porque tú eres mi luz, y sin ti, estoy en tinieblas.
Quédate conmigo, Señor, para mostrarme tu voluntad.
Quédate conmigo, Señor, para que escuche tu voz y te siga.
Quédate conmigo, Señor, porque deseo amarte mucho y estar siempre en tu compañía.
Quédate conmigo, Señor, si deseas que te sea fiel.
Quédate conmigo, Señor, porque por pobre que sea mi alma, quiero que sea un lugar de consuelo para Ti, un nido de amor. Amén.”
LA VIDA NO ES SOLO COMER
La vida no es solo comer
Nunca como hoy, la humanidad o gran parte de ella, ha dispuesto de tantos adelantos: comunicación por aire, tierra y mar. Recursos de alimentación o bienes materiales en abundancia y, por contraste, en algunos lugares con tanta escasez y desigualdades.
Nunca como hoy, la humanidad, ha tenido tanto y, por lo que sea, nunca ha tenido tanta sensación de insatisfacción, de infelicidad. Algo ocurre en nuestro globo cuando tantos muestran tener poco apego a la vida. Cuando, la droga, el suicidio u otras prácticas de riesgo se convierten en una llamada de atención que nos debiera de hacer reflexionar: la vida, no sólo es tener, acaparar, aparentar, conquistar, consumir o comer. Es mucho más. Tenemos que descubrir o llegar a algo más que le dé sentido.
No es de extrañar, precisamente por eso, que mucha gente encuentre en el sano altruismo, en la entrega generosa hacia los demás, muchas razones para vivir o sentirse realizado. Y, al contrario, no es de extrañar tampoco que otros –teniéndolo todo– no sepan por dónde tirar para alcanzar un equilibrio razonable en su vida.
¿Dónde está la respuesta? Para nosotros, los cristianos, en Cristo. Y desde ahí hemos de trabajar. De poco sirve ser los más adelantados; que la ciencia vaya conquistando campos hasta unos años impensables; que los grandes descubrimientos dejen a parte de la humanidad con los ojos asombrados o que, por ejemplo, el bienestar del hombre –en algunos rincones del mundo– haya alcanzado cotas impresionantes. ¿Es positivo si luego, a continuación, fallamos y faltamos en lo esencial: el hombre?
La apariencia, lo material y lo puramente superficial, se pueden convertir en un cruel muro que nos impida dar el salto a Dios. A los judíos les aconteció lo mismo: estaban tan aferrados a la ley (y a sus propios privilegios) que el paso del código de normas a Jesús les resultaba escandaloso, imposible, inadmisible. Entre otras cosas porque, aquello, suponía desmontar muchas ideas y muchos intereses; apearse de muchos caballos domesticados a su propia medida.
Hoy, como entonces, también nos encontramos con escenas muy parecidas: ¡Creo en Dios pero no en la Iglesia! ¡Yo me confieso directamente con Dios! ¡A mí con creer en Dios me basta, me sobran los curas! ¿No será en el fondo que seguimos sin creer en el Dios encarnado? ¿No será que, muchos, seguimos o siguen pensando que Dios es un Dios a nuestro antojo, capricho y sometido a nuestra propia ley?
Ojala, amigos, sigamos avanzando en el conocimiento de Dios. Pero, no lo olvidemos; para llegar hasta Él, el único camino es Jesucristo.
Que no reduzcamos nuestra vida a “un ir tirando comiendo.” Que nos preocupemos de buscar siempre razones, momentos, profetas, ayudas para “un ir viviendo creyendo en Jesús”.
© Padre Javier Leoz
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 12 AGOSTO
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
12 agosto
Jesús ha de cumplir su misión pese a la dureza y a la oposición de los hombres; es que el misterio del origen y de la naturaleza de Jesús se revele sólo a la fe, al hombre que tiene fe y que con fe mira todas las cosas.
Hay ciertas cosas que se captan por los sentidos: son las cosas materiales; otras se conocen por la razón: son las cosas racionales; pero las cosas del Espíritu solamente se alcanzan por la fe y con la fe.
P. Alfonso Milagro
PAPA FRANCISCO: HACEMOS EL BIEN O EL MAL A LOS DEMÁS?
¿Hacemos el bien o el mal a los demás?, pregunta el Papa invitando a renunciar al mal
POR ÁLVARO DE JUANA | ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
El Papa Francisco bendijo a los 70.000 jóvenes presentes en la Plaza de San Pedro con motivo de la iniciativa “Por mil caminos hacia Roma” y les insistió en “renunciar al mal” dándoles una serie de recomendaciones.
Después de que el Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Cardenal Gualtiero Bassetti, presidiese una Misa, Francisco accedió a la Plaza y recorrió la misma saludando a los jóvenes presentes. A continuación, les dio el mandato misionero y bendijo los dones que los jóvenes llevarán a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Panamá del 22 al 27 de enero de 2019: el Crucifijo de San Damián y una estatua de la Virgen de Loreto.
Antes de rezar el Ángelus, Francisco afirmó que “para no contristar al Espíritu Santo, es necesario vivir coherente con las promesas del Bautismo, renovadas en la Confirmación: estas promesas tienen dos aspectos: renuncia al mal y adhesión al bien”.
“Renunciar al mal significa decir ‘no’ a las tentaciones, al pecado, a satanás. Más concretamente significa decir ‘no’ a una cultura de la muerte que se manifiesta en la fuga de lo real hacia una felicidad falsa que se expresa en la mentira, en el engaño, en la injusticia, en el desprecio del otro”.
El Obispo de Roma dijo además que “la vida nueva que nos ha sido dada en el Bautismo, y que tiene el Espíritu como fuente, rechaza una conducta dominada por los sentimientos de división y de discordia”.
Alertó contra la ira, el desprecio y la maledicencia, “elementos o vicios que turban la alegría del Espíritu y envenenan el corazón y conducen a imprecaciones contra Dios y contra el prójimo”.
Sin embargo, señaló que “no basta con no hacer el mal para ser buen cristiano: es necesario adherirse al bien y hacer el bien”.
“Cuántas personas no hacen mal, ni siquiera el bien, y su vida discurre en la indiferencia, en la apatía, en la tibieza. Esta actitud es contraria al Evangelio, y contrario a vuestra índole de jóvenes, que por naturaleza sois dinámicos, apasionados y valientes”.
Los exhortó “a ser protagonistas del bien” y a no sentirse a gusto “cuando no hacéis el mal”, porque “cada uno es culpable del bien que podría hacer y no ha hecho”.
“No basta no odiar, es necesario perdonar; no basta no tener rencor, es necesario rezar por los enemigos; no es suficiente con no ser causa de división, sino que es necesario llevar la paz donde no existe; no basta con no hablar mal de los demás, sino que es necesario interrumpir cuando escuchamos hablar mal de alguno”.
“Si no nos oponemos al mal, lo alimentamos de modo silencioso. Es necesario intervenir donde el mal se difunde porque el mal se difunde donde faltan cristianos audaces que se opongan a él con el bien”.
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 12 AGOSTO 2018
Hoy, domingo, 12 de agosto de 2018
Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (19,4-8):
En aquellos días, Elías continuó por el desierto una jornada de camino, y, al final, se sentó bajo una retama y se deseó la muerte: «¡Basta, Señor! ¡Quítame la vida, que yo no valgo más que mis padres!»
Se echó bajo la retama y se durmió. De pronto un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come!»
Miró Elías, y vio a su cabecera un pan cocido sobre piedras y un jarro de agua. Comió, bebió y se volvió a echar. Pero el ángel del Señor le volvió a tocar y le dijo: «¡Levántate, come!, que el camino es superior a tus fuerzas.»
Elías se levantó, comió y bebió, y, con la fuerza de aquel alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.
Salmo
Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9
R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha y lo salva de sus angustias. R/.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno, es el Señor,
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,30–5,2):
No pongáis triste al Espíritu Santo de Dios con que él os ha marcado para el día de la liberación final. Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo. Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y víctima de suave olor.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (6,41-51):
En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían: «¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?»
Jesús tomó la palabra y les dijo: «No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios."
Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: éste es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy domingo, 12 de agosto de 2018
Fernando Torres cmf
La sorpresa de Dios
Jesús no sólo ofrece a los judíos el pan para alimentarse físicamente. Les habla del pan que da la verdadera vida. Jesús les está ofreciendo la resurrección. Les dice que el antiguo anhelo de toda persona de vivir y vivir para siempre y en plenitud no es sólo un sueño. Es una promesa real para los que creen en Él y le aceptan como enviado de Dios.
Pero Jesús se tropieza con un muro difícil de franquear: la incredulidad de los judíos. Ellos ya le conocen. Saben perfectamente que es el hijo de José, el carpintero. Conocen su pueblo y su familia. No hay nada que hacer. Ellos ya saben cómo va a ser el Mesías que Dios envíe. Sus largos ratos de estudio sobre las Escrituras Santas han dado su fruto. No hay sorpresas posibles. Dios tiene sus caminos marcados y ellos ya los conocen. Por eso son incapaces de aceptar la novedad que está presente en Jesús. Jesús no se adapta al modelo que ellos conocen. Jesús no cumple todos los requisitos necesarios para ser el Mesías.
En el fondo, los judíos a los que Jesús se dirige en este Evangelio no dejan resquicio para la suprema libertad de Dios. Las Escrituras no eran para ellos un camino que les abriese a la inmensidad del misterio sino un manual que Dios mismo se veía obligado a obedecer.
Pero resulta que Dios es inmensamente libre. Y su voluntad de salvar a los hombres se manifiesta de muchos modos y maneras. Casi siempre de modos diferentes a los que nosotros esperamos o deseamos. Pero en todo caso testimoniando su amor infinito por cada uno de nosotros.
La fe la podríamos imaginar como un rostro con los ojos abiertos y llenos de sorpresa. Con la mirada lanzada hacia el horizonte, más allá de lo que es visible físicamente. La persona que vive en la fe se parece al vigía que otea continuamente el horizonte en la espera de la novedad que viene. A nuestro Dios no lo encontramos en el pasado, sino que se acerca a nosotros en el futuro, en nuestro futuro. Ahí se nos hace el encontradizo. Pero hay que estar con los ojos bien abiertos porque quizá no le reconozcamos a la primera. Y existe el peligro de que su presencia nos pase desapercibida. La vida que nos ofrece Jesús está más allá de nuestras posibilidades. Como los judíos, podríamos rechazarla por imposible pero, para el que, desde la fe, vive en la esperanza, la salvación de Dios se hace experiencia diaria y cotidiana.
Para la reflexión
¿Dónde tenemos puesta la mirada? ¿Nos quedamos en la pequeñez de nuestros problemas y de nuestra vida ordinaria? ¿O somos capaces de abrir los ojos y dejarnos sorprender por la presencia salvadora de Dios en tantos momentos y en tantas personas con que nos encontramos?
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