Lecturas de hoy Viernes de la 2ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, viernes, 19 de enero de 2018
Primera lectura
Lectura del primer libro de Samuel (24,3-21):
En aquellos días, Saúl, con tres mil soldados de todo Israel, marchó en busca de David y su gente hacia las Peñas de los Rebecos; llegó a unos apriscos de ovejas junto al camino, donde había una cueva, y entró a hacer sus necesidades.
David y los suyos estaban en lo más hondo de la cueva, y le dijeron a David sus hombres: «Este es el día del que te dijo el Señor: "Yo te entrego tu enemigo." Haz con él lo que quieras.»
Pero él les respondió: «¡Dios me libre de hacer eso a mi Señor, el ungido del Señor, extender la mano contra él!»
Y les prohibió enérgicamente echarse contra Saúl, pero él se levantó sin meter ruido y le cortó a Saúl el borde del manto, aunque más tarde le remordió la conciencia por haberle cortado a Saúl el borde del manto.
Cuando Saúl salió de la cueva y siguió su camino, David se levantó, salió de la cueva detrás de Saúl y le gritó: «¡Majestad!»
Saúl se volvió a ver, y David se postró rostro en tierra rindiéndole vasallaje.
Le dijo: «¿Por qué haces caso a lo que dice la gente, que David anda buscando tu ruina? Mira, lo estás viendo hoy con tus propios ojos: el Señor te había puesto en mi poder dentro de la cueva; me dijeron que te matara, pero te respeté y dije que no extendería la mano contra mi señor, porque eres el Ungido del Señor. Padre mío, mira en mi mano el borde de tu manto; si te corté el borde del manto y no te maté, ya ves que mis manos no están manchadas de maldad, ni de traición, ni de ofensa contra ti, mientras que tú me acechas para matarme. Que el Señor sea nuestro juez. Y que él me vengue de ti; que mi mano no se alzará contra ti. Como dice el viejo refrán: "La maldad sale de los malos...", mi mano no se alzará contra ti. ¿Tras de quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién vas persiguiendo? ¡A un perro muerto, a una pulga! El Señor sea juez y sentencie nuestro pleito, vea y defienda mi causa, librándome de tu mano.»
Cuando David terminó de decir esto a Saúl, Saúl exclamó: «Pero, ¿es ésta tu voz, David, hijo mío?»
Luego levantó la voz, llorando, mientras decía a David: «¡Tú eres inocente, y no yo! Porque tú me has pagado con bienes, y yo te he pagado con males; y hoy me has hecho el favor más grande, pues el Señor me entregó a ti y tú no me mataste. Porque si uno encuentra a su enemigo, ¿lo deja marchar por las buenas? ¡El Señor te pague lo que hoy has hecho conmigo! Ahora, mira, sé que tú serás rey y que el reino de Israel se consolidará en tu mano.»
Palabra de Dios
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Salmo
Sal 56,2.3-4.6.11
R/. Misericordia, Dios mío, misericordia
Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas,
mientras pasa la calamidad. R/.
Invoco al Dios altísimo,
al Dios que hace tanto por mí.
Desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará su gracia y su lealtad. R/.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Por tu bondad que es más grande que los cielos,
por tu fidelidad que alcanza las nubes. R/.
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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,13-19):
En aquel tiempo, Jesús, mientras subía a la montaña, fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él. A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar, con poder para expulsar demonios. Así constituyó el grupo de los Doce: Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges –Los Truenos–, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Celotes y Judas Iscariote, que lo entregó.
Palabra del Señor
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Comentario al Evangelio de hoy viernes, 19 de enero de 2018
Carlos Latorre, cmf
Queridos amigos:
Para responder a las demandas de una multitud sin fronteras, Jesús elige a un grupo de personas, a las cuales confiere su propia misión y autoridad. Ninguno de los elegidos ha presentado su “curriculum” ni los méritos que le avalan para formar parte de los íntimos de Jesús Es una elección en la que sólo cuenta la voluntad de Jesús, su predilección y su amor. Es una elección con una doble finalidad: para estar con él y formar una comunidad y para enviarlos a predicar, es decir para ser capaces de trabajar juntos. Han de trabajar unidos aunque estén viviendo en lugares muy distantes unos de otros.
Nadie está preparado para la misión, es el Señor quien elige, prepara y envía. Características importantes del seguimiento de Jesús son la comunidad y la misión.
En resumen: nosotros elegimos a los amigos, a los que nos parecen más agradables. Pero Jesús llama con otros criterios. Nos sorprende que elija y entregue su poder y autoridad a personas que van a actuar en su nombre, pero están cargadas de defectos. En ese pequeño grupo de los apóstoles había gran variedad: allí estaba el pescador que luchaba cada día para dar de comer a su familia, y allí también estaba el corrupto recaudador de impuestos que se aprovechaba del dinero de la gente. De esas historias variadas Jesús hizo una comunidad para transformar el mundo. Son los compañeros de Jesús, los que caminan con él, y eso es lo principal. Los llamó para transmitir su Palabra, y les dio poder para liberar a la gente de sus males. Cada uno de nosotros, a su manera, puede vivir esa llamada. No les ocultó lo mucho que tendrían que sufrir para llevar adelante la tarea encomendada.
Es maravilloso observar que Dios no trabaja con nuestros defectos, sino con nuestras cualidades, con nuestras posibilidades, como enseña la fábula de la carpintería (1). Por eso sorprende tanto la obra de la evangelización en el mundo, porque con medios a veces muy limitados, sin embargo se realizan grandes obras para hacer avanzar el reinado de Dios en esta tierra. Todos estamos llamados a aportar nuestro granito de arena para que Dios nuestro Padre sea conocido, amado y servido por nuestros hermanos que están alejados de él.
Vuestro hermano en la fe
Carlos Latorre
Misionero Claretiano
carloslatorre@claretianos.es
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ASAMBLEA EN LA CARPINTERÍA
Cuentan que en una carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias. El martillo ejerció la presidencia, pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. ¿La causa? !Hacía demasiado ruido! Y, además, se pasaba el tiempo golpeando.
El martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.
Ante el ataque, el tornillo aceptó también, pero a su vez pidió la expulsión de la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.
La lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un lindo mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación. Fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho, y dijo: Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos más en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos".
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto. Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de su fortaleza y de trabajar juntos bajo la guía y experiencia del carpintero.
Así actúa el Espíritu Santo en la comunidad cristiana y en el corazón de cada uno de nosotros cuando le aceptamos como guía de nuestra vida: refuerza y multiplica lo bueno que hay en nosotros y lo pone al servicio de la comunidad.