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domingo, 28 de mayo de 2023

DEL MIEDO A LA ALEGRÍA, LUEGO LA MISIÓN - REFLEXIÓN DE PENTECOSTÉS



Del miedo a la alegría, luego a la misión


Era la tarde Pascua, según la espléndida narración dejado por san Juan. Tras los acontecimientos turbadores de los últimos días, en los que Jesús es detenido, condenado y crucificado, y resucitado , los discípulos siguen todavía con el shock. A la caída de la primera noche, encontraron refugio juntos tras sus puertas cerradas, cuidadosamente cerradas con cerrojos.

Es la primera etapa de la narración de Pentecostés. El Soplo poderoso del Creador está a punto de hacer interrupción una vez más en el mundo, pero la amenaza que planea en los discípulos no tiene nada que ver con la aparición de Yahvé a Moisés, en el Sinaí, mientras que “la llama se elevaba como de un horno y toda la montaña temblaba violentamente” (Éxodo 19, 24).

Jesús está allí. Ahora glorificado, se hace presente y cuando quiere, andando como en la tempestad (Marc 6, 47-50). Reafirma a sus discípulos mediante su Palabra: “La paz esté con vosotros.” La paz se logra al instante, como la calma en medio de la borrasca en el lago (Marc 4, 39).

Desaparecido el miedo, se da a conocer. “Les mostró sus manos y su costado.” El Mesías sufriente anunciado por los profetas, el Mesías humillado, rechazado y ultrajado por los hombres, es este mismo Jesús que ha conocido y que da ahora su vida en abundancia desde que Dios lo ha glorificado y resucitado.

Es la segunda etapa de la narración: “Los discípulos se llenaron de alegría” en la fe. Pero no hay que detenerse ahí. Le dice de nuevo: “¡La paz sea con vosotros! Lo mismo que el Padre me ha enviado, así os envío yo.”

La tercera etapa es el envío en misión. Esta prolonga la misión de juicio que Jesús ha recibido del Padre (5, 22) para la remisión de los pecados. Extiende su soplo sobre sus discípulos diciendo: “Recibid el Espíritu Santo! A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados y a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.” El texto refleja una práctica de exclusión según las faltas cometidas en la comunidad de Juan. Este papel de juicio está en el corazón de la misión confiada hoy a los discípulos.


(P. Felipe Santos SDB)  

5 COSAS SOBRE EL ESPÍRITU SANTO





 

domingo, 23 de mayo de 2021

DEFENSOR, TESTIGO, GUÍA, EDUCADOR

 


Defensor, testigo, guía, educador


Ya lo hemos observado, el evangelio según san Juan se concibe como un proceso en el que diversos testigos se suceden desde Juan Bautista. La apuesta del proceso es la verdad sobre el origen de la misión de Jesús. Sus testigos más creíbles serán los que y las que lo hayan seguido por los caminos de Galilea. Pero el mejor guía será el Espíritu Santo de la luz, de la inteligencia y del discernimiento.

Antes de salir, Jesús promete enviar este Testigo por excelencia: “Cuando venga el Defensor, que os enviaré del Padre, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, dará testimonio en mi favor.”

Este “Paráclito” representa diversos papeles en san Juan. “Llamado junto a” a los discípulos, asegura la continuidad de la presencia de Jesús (14, 16). Como Defensor, lucha contra la influencia del mundo del error y del mal (16, 8). Como una presencia cálida, mantiene vivo el recuerdo de Jesús (14, 26). En fin, como educador, “cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará a la verdad completa” (16, 13).

La comunidad de Juan sufre crisis fuertes: atracción del movimiento gnóstico y sectas, divisiones internas, persecución cada vez más abierta y expulsiones masivas. Así, en el gran proceso que opone a sus adversarios, la comunidad se acuerda de las promesas de Jesús.

El Espíritu Santo vendrá del Padre pero será enviado por Cristo para testimoniar en su favor. Para los creyentes, reconocer al Hijo equivaldrá a reconocer al Padre.

En la partida del Señor, su revelación del Padre era completa y el Espíritu de Dios debía dar el mismo testimonio que él: conducir a los discípulos al pleno conocimiento del Hijo de Dios, tendrán la capacidad de darle testimonio. Hallarán en el Espíritu Santo la fuerza y la seguridad que les permitirá atreverse a proclamarse como testigos del Hijo de Dios.

El versículo 13 citado más arriba nos indica que, guiados por el Espíritu Santo, estarán en condiciones de leer correctamente el plan de Dios en las situaciones que se presenten. Como los profetas de los tiempos nuevos, estarán llamados a ser verdaderos testigos, a dirigir a los demás hacia la verdad completa.



(P. Felipe Santos S.D.B.)

lunes, 10 de mayo de 2021

MEDITACIÓN SOBRE EL ESPÍRITU SANTO: TAMBIÉN VOSOTROS DARÉIS TESTIMONIO



«También vosotros daréis testimonio»

Rev. P. Higinio Rafael ROSOLEN IVE

(Cobourg, Ontario, Canadá)



Hoy, en el evangelio Jesús anuncia y promete la venida del Espíritu Santo: «Cuando venga el Paráclito (…) que procede del Padre, Él dará testimonio de mí» (Jn 15,26). “Paráclito” literalmente significa “aquél que es llamado junto a uno”, y habitualmente es traducido como “Consolador”. De este modo, Jesús nos recuerda la bondad de Dios, pues siendo el Espíritu Santo el amor de Dios, Él infunde en nuestros corazones la paz, la serenidad en las adversidades y la alegría por las cosas de Dios. Él nos hace mirar hacia las cosas de arriba y unirnos a Dios.


Además Jesús dice a los Apóstoles: «También vosotros daréis testimonio» (Jn 15,27). Para dar testimonio es necesario:


1º Tener comunión e intimidad con Jesús. Ésta nace del trato cotidiano con Él: leer el Evangelio, escuchar sus palabras, conocer sus enseñanzas, frecuentar sus sacramentos, estar en comunión con su Iglesia, imitar su ejemplo, cumplir los mandamientos, verlo en los santos, reconocerlo en nuestros hermanos, tener su espíritu y amarlo. Se trata de tener una experiencia personal y viva de Jesús.


2º Nuestro testimonio es creíble si aparece en nuestras obras. Un testigo no es sólo una persona que sabe que algo es verdad, sino que también está dispuesta a decirlo y vivirlo. Lo que experimentamos y vivimos en nuestra alma debemos transmitirlo al exterior. Somos testigos de Jesús no sólo si conocemos sus enseñanzas, sino —y principalmente— cuando queremos y hacemos que otros lo conozcan y lo amen. Como dice el dicho: «Las palabras mueven, los ejemplos arrastran».


El Papa Francisco nos decía: «Agradezco el hermoso ejemplo que me dan tantos cristianos que ofrecen su vida y su tiempo con alegría. Ese testimonio me hace mucho bien y me sostiene en mi propio deseo de superar el egoísmo para entregarme más». Y añadía: «Quiero pediros especialmente un testimonio de comunión fraterna que se vuelva atractivo y resplandeciente». Eso es siempre una luz que atrae.

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