miércoles, 21 de abril de 2021

¿QUIÉN NOS SEPARARÁ DEL AMOR DE CRISTO?


¿QUIÉN NOS SEPARARÁ DEL AMOR DE CRISTO?


Romanos 8,35-39

 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Acaso las pruebas, la aflicción, la persecución, el hambre, la falta de todo, los peligros o la espada? Como dice la Escritura: Por tu causa nos arrastran continuamente a la muerte, nos tratan como ovejas destinadas al matadero. Pero no; en todo eso saldremos triunfadores gracias a Aquel que nos amó .Yo sé que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni las fuerzas del universo, ni el presente ni el futuro, ni las fuerzas espirituales, ya sean del cielo o de los abismos, ni ninguna otra criatura podrán apartarnos del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor."


+ P. Marcos Trujillo Reaño OSJ




LA EXPERIENCIA DE DIOS ES UNA FUGAZ SENSACIÓN DEL AMOR VERDADERO



 LA EXPERIENCIA DE DIOS ES UNA FUGAZ SENSACIÓN DEL AMOR VERDADERO


La vida con Dios es vida de amor verdadero que se experimenta en unos instantes sublimes de luz interior, pero que dejan huellas imborrables de eternidad en el corazón del hombre; la condición básico para tener esa experiencia divina es vivir con normalidad la propia existencia, esto es, amar y ser amado, dar y recibir agradecidamente, servir y ser servido humildemente, aceptar y ser aceptado bondadosamente, respetar y ser respetado honradamente, ser alegría y sonrisa equilibradamente, en resumen, ser tú mismo.

Toda persona libre, inteligente y reflexiva es capaz de vivir la experiencia de Dios, incluso al margen de cualquier religión, lo único necesario es tener la mente y el corazón abiertos, libre de cualquier prejuicio, es decir, una persona de «limpio corazón»: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios». En efecto, una auténtica experiencia de Dios no es de gente privilegiada o selecta, sino de los que acogen el don de Dios con gratitud y gratuidad. No hay reglas ni métodos, ni fórmulas prediseñadas, menos estructuras o estrategias, pues, Dios se revela a quien quiere, como quiere y donde quiere; por tanto, toda persona es potencialmente capaz de tener la experiencia de Dios.

Al final, nada ni nadie existe ni existiría sin Dios, esto no se trata de libertad sino de subsistencia del ser, es decir, en Dios nos movemos y existimos. Ahora bien, es otra cosa, la respuesta positiva o negativa que pueda dar cada individuo, ahí es cuando talla nuestro libre albedrío, por eso, hay personas que se dicen ser: creyentes o no creyentes. Lo cual, no agrega ni quita, absolutamente, en nada a la existencia de Dios.

Dios por amor crea el universo, por amor da la vida, y por amor nos ofrece la Vida Eterna; queda en el hombre descubrir esa presencia divina en su propia existencia, sabiendo que esa experiencia espiritual es tan fugaz e instantánea, como una sombra de luz, pero que deja huellas de eternidad para la vida. Nunca te dejes arrebatar de tu vida la auténtica espiritualidad: vivir con Dios, por Dios y para Dios. Sé tú mismo cada día.


 (Marcos) 25/02/2018


+ P. Marcos Trujillo Reaño OSJ


EL QUE VENGA A MÍ, NO TENDRÁ HAMBRE



 «El que venga a mí, no tendrá hambre»

Fr. Gavan JENNINGS

(Dublín, Irlanda)



Hoy vemos cuánto le preocupan a Dios nuestro hambre y nuestra sed. ¿Cómo podríamos continuar pensando que Dios es indiferente ante nuestros sufrimientos? Más aún, demasiado frecuentemente "rehusamos creer" en el amor tierno que Dios tiene por cada uno de nosotros. Escondiéndose a Sí mismo en la Eucaristía, Dios muestra la increíble distancia que Él está dispuesto a recorrer para saciar nuestra sed y nuestro hambre.

Pero, ¿de qué "sed" y qué "hambre" se trata? En definitiva, son el hambre y la sed de la "vida eterna". El hambre y la sed físicas son sólo un pálido reflejo de un profundo deseo que cada hombre tiene ante la vida divina que solamente Cristo puede alcanzarnos. «Ésta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna» (Jn 6,39). ¿Y qué debemos hacer para obtener esta vida eterna tan deseada? ¿Algún hecho heroico o sobre-humano? ¡No!, es algo mucho más simple. Por eso, Jesús dice: «Al que venga a mí no lo echaré fuera» (Jn 6,37). Nosotros sólo tenemos que acudir a Él, ir a Él.

Estas palabras de Cristo nos estimulan a acercarnos a Él cada día en la Misa. ¡Es la cosa más sencilla en el mundo!: simplemente, asistir a la Misa; rezar y entonces recibir su Cuerpo. Cuando lo hacemos, no solamente poseemos esta nueva vida, sino que además la irradiamos sobre otros. El Papa Francisco, el entonces Cardenal Bergoglio, en una homilía del Corpus Christi, dijo: «Así como es lindo después de comulgar, pensar nuestra vida como una Misa prolongada en la que llevamos el fruto de la presencia del Señor al mundo de la familia, del barrio, del estudio y del trabajo, así también nos hace bien pensar nuestra vida cotidiana como preparación para la Eucaristía, en la que el Señor toma todo lo nuestro y lo ofrece al Padre».

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 21 DE ABRIL DE 2021



Lecturas de hoy Miércoles de la 3ª semana de Pascua

Hoy, miércoles, 21 de abril de 2021



Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (8,1-8):

AQUEL día, se desató una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén; todos, menos los apóstoles, se dispersaron por Judea y Samaría.

Unos hombres piadosos enterraron a Esteban e hicieron gran duelo por él.

Saulo, por su parte, se ensañaba con la Iglesia, penetrando en las casas y arrastrando a la cárcel a hombres y mujeres.

Los que habían sido dispersados iban de un lugar a otro anunciando la Buena Nueva de la Palabra. Felipe bajó a la ciudad de Samaría y les predicaba a Cristo. El gentío unánimemente escuchaba con atención lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 65,1-3a.4-5.6-7a


R/. Aclamad al Señor, tierra entera


Aclamad al Señor, tierra entera;

tocad en honor de su nombre,

cantad himnos a su gloria.

Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!». R/.


«Que se postre ante ti la tierra entera,

que toquen en tu honor,

que toquen para tu nombre».

Venid a ver las obras de Dios,

sus temibles proezas en favor de los hombres. R/.


Transformó el mar en tierra firme,

a pie atravesaron el río.

Alegrémonos en él,

que con su poder gobierna enteramente. R/.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,35-40):


EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:

«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás; pero, como os he dicho, me habéis visto y no creéis.

Todo lo que me da el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré afuera, porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.

Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que me dio, sino que lo resucite en el último día.

Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día».


Palabra del Señor 



«Esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna»

Rev. D. Joaquim MESEGUER García

(Rubí, Barcelona, España)



Hoy, Jesús se presenta como el pan de vida. A primera vista, causa curiosidad y perplejidad la definición que da de sí mismo; pero, cuando profundizamos, nos damos cuenta de que en estas palabras se manifiesta el sentido de su misión: salvar al hombre y darle vida. «Ésta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día» (Jn 6,39). Por esta razón y para perpetuar su acción salvadora y su presencia entre nosotros, Jesucristo se ha hecho para nosotros alimento de vida.

Dios hace posible que creamos en Jesucristo y nos acerquemos a Él: «Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado» (Jn 6,37-38). Acerquémonos, pues, con fe a Aquel que ha querido ser nuestro alimento, nuestra luz y nuestra vida, ya que «la fe es el principio de la verdadera vida», como afirma san Ignacio de Antioquía.

Jesucristo nos invita a seguirlo, a alimentarnos de Él, dado que esto es lo que significa verlo y creer en Él, y a la vez nos enseña a realizar la voluntad del Padre, tal como Él la lleva a cabo. Al enseñar a los discípulos la oración de los hijos de Dios, el Padrenuestro, colocó seguidas estas dos peticiones: «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día». Este pan no sólo se refiere al alimento material, sino a sí mismo, alimento de vida eterna, con quien debemos permanecer unidos día tras día con la cohesión profunda que nos da el Espíritu Santo.

FELIZ MIÉRCOLES





 

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...