martes, 12 de abril de 2016

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS: MARTES 12 DE ABRIL DEL 2016







LOS CINCO MINUTOS DE DIOS

Abril 12



No es humano ni cristiano juzgar que el dinero es algo malo; el dinero tiene un valor propio, que es bueno reconocer; en la escala de valores ocupa un lugar.
Pero el trabajo también es un valor y ocupa su puesto propio en la escala de valores.

Pero tanto el dinero como el trabajo son valores relativos, no absolutos; todo dependerá del uso que se haga de los mismos y de la finalidad que se les dé.
El dinero empleado para hacer el bien y obrar la justicia es un medio de practicar las virtudes humanas y sociales. El trabajo orientado hacia la realización, no solo de la materia sino también del hombre, es un medio de propia superación.

De ahí que tanto uno como otro necesiten ser orientados para que puedan permanecer en la escala de valores y no se conviertan en algo negativo, dañino.
Está bien, pues, que te agrade el dinero y el trabajo; pero estará mejor que te agrade el buen uso de ambos.

“A muchos perdió el oro, hasta los corazones de los reyes descarrió” (Eclo 8,2). “Muchos se arruinaron a causa del oro, su perdición la tenían delante” (Eclo 3,6) “Feliz el rico que se conserva íntegro y no corre detrás del oro” (Eclo 31,8)


* P. Alfonso Milagro










GENEROSIDAD ES AMOR





Generosidad es amor 


El mal ha entrado en el mundo por la puerta del egoísmo humano, que es negación del amor y búsqueda desenfrenada del propio bienestar. Cada día puedes empezar a ser generoso en gestos pequeños. Con la práctica se te irá abriendo el corazón, descubrirás la alegría de dar y comprobarás, maravillado, que recibes mucho más de lo que das.

Una niñita llamada Luz sufría una extraña enfermedad. Su única oportunidad era una transfusión de sangre de su hermanito de 5 años, que había sobrevivido por milagro a la misma dolencia y tenía los anticuerpos para combatirla. El doctor preguntó al niño si estaba dispuesto a dar su sangre a la hermanita. Dudó un momento, pero luego dijo: “Si, lo haré, si eso salva a Luz”. Durante la transfusión estaba acostado al lado de la hermana. Había sonrisas al ver cómo retornaba el color a las mejillas de la niña. Entonces la cara del niño se puso pálida. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: “¿A qué hora empezaré a morirme?” Pensaba que le daría toda su sangre a su hermanita. Y aun así se la daba.

Cuántos hay en nuestro mismo círculo de relaciones que hoy necesitan de tu palabra, de tu sonrisa, de tu abrazo o simplemente de tu compañía. Cuánto puede ayudar la gracia del buen humor al corazón que se encuentra abatido, la palabra serena al que está irritado, la dulzura de una voz amable al que yace en el abismo de la desesperación.


* Enviado por el P. Natalio













QUÉDATE CONMIGO SEÑOR!!


Quédate Señor conmigo



Quédate Señor conmigo, porque necesito tenerte presente para no olvidarte. Tú sabes que fácilmente me olvido de Ti.

Quédate Señor conmigo,  porque soy tan débil y me hace tanta falta tu fortaleza para no caer tan a menudo en el pecado.

Quédate Señor conmigo, porque Tú eres mi vida y sin Ti no tengo ni sentido, ni esperanza.

Quédate Señor conmigo, porque Tú eres mi luz, y sin Ti estoy en la oscuridad.

Quédate Señor conmigo, para que me muestres cuál es Tu Voluntad.

Quédate Señor conmigo, de manera que pueda oír Tu voz y seguirte.

Quédate Señor conmigo, porque deseo amarte más y más y estar siempre en tu compañía.

Quédate Señor conmigo, si de veras quieres que yo te sea siempre fiel, no me dejes solo.

Quédate Señor conmigo, porque así como soy de pobre y así como es de pobre mi alma, deseo que aun así sea un pequeño lugar de consolación para Ti una morada para tu amor.

Quédate Señor conmigo, porque en la oscuridad de ésta vida con todos sus peligros me haces tanta falta.

Quédate Señor conmigo, ayúdame a reconocerte como lo hicieron los discípulos al partir el Pan, de manera que en cada comunión Eucarística encuentre yo la luz que disperse la oscuridad y que cada Eucaristía sea el poder que me sostenga.  La única alegría de mi corazón.

Quédate Señor conmigo, porque a la hora de mi muerte quiero hacerme uno contigo, si no puedo hacerlo ese día por la Comunión que al menos sea por tu gracia, tu Misericordia y tu Amor.

Quédate Señor conmigo, quédate Jesús, no pido grandes consolaciones divinas, ni dones, porque sé que no los merezco, solo te pido el gran regalo de tu presencia.  Oh si, solamente pido esto de ti Señor.

Quédate Señor conmigo, porque solamente a Ti ando buscando, busco tu Amor, tu Gracia, tu Voluntad, tu Corazón, tu Espíritu, porque te amo y no pido otra recompensa que poder amarte más y más con un amor más fuerte y activo.   

Quédate Señor conmigo, mira que se está haciendo tarde en mi vida, los días se terminan, la vida va pasando y la muerte, el juicio y la eternidad  cada vez están cada vez más cerca.

Señor, yo necesito renovar hoy mi fortaleza de manera que no me detenga en el camino, y para eso Señor me haces falta Tú.

Se está haciendo tarde y la muerte se aproxima día a día y tú sabes Señor que le tengo tanto miedo a la oscuridad, a las tentaciones, a la aridez, a la cruz, a los problemas, a las penas.

Oh cuánto te necesito mi Jesús, en esta noche, concédeme Señor que pueda amarte con todo mi corazón mientras esté vivo de manera que pueda seguir amándote a la perfección por toda la eternidad. 

Mi querido Jesús.

Amén.      

ORACIÓN A SANTA TERESA DE LOS ANDES


ORACIÓN A SANTA TERESA DE LOS ANDES


Teresa de los Andes que de la mano de María te convertiste en una joven enamorada de Jesucristo, eres modelo de Santidad y camino de perfección para la Iglesia.

Tú supiste reír, amar, jugar y servir.
Tú fuiste fuerte para asumir el dolor y generosa para amar.

Tú supiste contemplar a Dios en las cosas sencillas de la vida.

Muéstranos el amor del Padre para vivir la amistad con alegría y con ternura en la familia.

Ayuda a los débiles y a los tristes para que el Espíritu los anime en la esperanza.

Intercede por nosotros y pide para Chile el amor y la paz.

Teresa de los Andes, hija predilecta de la Iglesia chilena, religiosa del Carmelo, amiga de los jóvenes, servidora de los pobres, ruega por nosotros cada día.

Amén.
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