jueves, 5 de julio de 2012

JESÚS SANA


RECETAS PARA LA SALUD EMOCIONAL

Recetas para la salud emocional

1. Enfrente de a uno por vez los problemas que le causan tensión emocional, y haga una cosa por vez.

2. Haga lo mejor que pueda en cada situación de estrés, y luego deje de preocuparse por ella.

3. Sea positivo y exprese sus sentimientos con honestidad.

4. Trate a los demás con el respeto que espera para usted mismo.

5. Tome conciencia de sus necesidades, en lugar de dejar que se la dicten los otros.

6. No contemple a su vida como algo cerrado; considere que siempre hay alternativas.

7. Elija sentirse bien y contento.

8. Tome distancia de sus problemas. Piense en qué pensará de sus problemas de hoy dentro de un año, cinco años, una década.

9. Adopte una perspectiva humorística, de modo de ver sus problemas de manera más objetiva y poder reírse de ellos.

10. Viva en el presente.

DE BUENA GANA...


De buena gana
Autor: Gonzalo Gallo González


"No hay cosa tan fácil que no parezca dificilísima cuando se hace de mala gana". Horacio. Pon el corazón en lo que haces y hasta el fardo más pesado se hará ligero y soportable. El amor y la fe permiten a muchos sobrellevar con calma terribles penas o dolencias.

Se cuenta que un periodista visitaba un hospital y se asombró al ver como una religiosa limpiaba con cariño las llagas purulentas de un enfermo. Con la nariz cubierta para soportar el hedor le dijo: "Hermana, yo no haría eso ni por diez mil dólares." La hermana sonrió y respondió con sencillez: "Yo tampoco. Lo hago por amor a Dios y al hermano."

Los seres orantes crecen en capacidad de aceptación y conservan la calma cuando otros reniegan. El amor a Dios y a los demás te impide hundirte en el tremedal del descontento cuando el dolor pesa.

JESÚS ES EL PAN DE VIDA


Autor: P. Mariano de Blas | Fuente: Catholic.net
Jesús se nos da como Pan de Vida
Necesitan un pan espiritual, un pan especial, y, si yo me hago ese pan, calmarán su hambre de todo



Se nos da como Pan de vida. Eso es la Eucaristía: Un Dios que se regala como se regala un pedazo de pan. Cristo nos vio, y nos ve, y tal vez nos seguirá viendo con hambre, mucha hambre y sed. Hambre y sed de felicidad, de vida, de paz y de amor. Hambre, también, de cambiar, de ser fiel, de ser distinto. Entonces Él pensó: "Necesitan un pan espiritual, un pan especial, y, si yo me hago ese pan, calmarán su hambre de todo". Y así, Cristo es la vida, y comemos la vida; Cristo es la verdad, la felicidad, la paz, y, al comerlo a Él, comemos la vida, le verdad, la felicidad y la paz.

Tenemos todo en ese pan de la Eucaristía, pero hay que tomarlo con fe. Yo preguntaría a tantos jóvenes y adultos hambrientos, angustiados, desesperanzados, buscadores de la verdad, del amor y de la felicidad: ¿Dónde van a buscar eso que necesitan? ¿Por qué no le dan a Cristo Eucaristía la oportunidad de que realmente sacie su hambre y su sed? Porqué Él nos dijo: "Venid a mí todos los que andáis fatigados y agobiados por la carga, y yo os aliviaré". ¿Creemos, o no creemos en esas palabras de Dios?

Porque, cuando nos sentimos enfermos, vamos al médico; cuando tenemos hambre, vamos a buscar pan; cuando tenemos sed, vamos a buscar agua, y, cuando por dentro en el alma sentimos hambre y sed, ¿a dónde vamos?, ¿a Jesucristo?, ¿a ese pan de la vida?

¿Qué es el Sagrario para ti?, ¿qué sacas de allí?, ¿sacas paz, energía, valor, amor, celo apostólico? Uno podría decir, si ha comulgado el día de hoy, si de veras he recibido ese Pan de Vida ¡qué felicidad, qué fuerza y qué horno de amor!

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