domingo, 27 de septiembre de 2020

ME GUSTA LA GENTE


 Me gusta la gente

La persona plenamente humana es aquella que consigue ser ella misma, que actúa por sus propias convicciones, y no por reacción a como actúan con él los demás. Para vivir la vida con autenticidad, hace falta mucho valor y querer nadar contracorriente. Vivir con autenticidad supone arriesgarse, atreverse.

Me gusta la gente que ríe, llora, se emociona con una simple carta, un llamado, una canción suave, una buena película, un buen libro, un gesto de cariño, un abrazo. Gente que ama y tiene nostalgias; le gustan los amigos, cultiva flores, ama los animales, admira paisajes, la poesía y sabe escuchar. Gente que tiene tiempo para sonreír, pedir perdón, repartir ternuras, compartir vivencias. Gente de corazón desarmado, sin odio ni prejuicios, con mucho amor dentro de sí. Gente que se equivoca y lo reconoce, cae y se levanta, asimila los golpes, aprendiendo lecciones de sus errores. Me gusta mucho la gente así.

Recuerda que los demás te necesitan tal como el Señor ha querido que fueras. No conviene que te pongas una máscara o representes una comedia. Puedes decirte a ti mismo: “voy a llevarles algo especial, pues nunca se encontraron ni se encontrarán con alguien como yo; soy una persona única salida de las manos de Dios”. Dios te valora, hazlo tú también.


* Enviado por el P. Natalio

CAMINOS PARA APRENDER A SER FELICES


 Caminos para aprender a ser felices

Valorar y reforzar las fuerzas positivas de nuestra alma:

 

Descubrir y disfrutar de todo lo bueno que tenemos, no tener que esperar a encontrarnos con un ciego para enterarnos de lo hermosos e importantes que son nuestros ojos.

Asumir después serenamente las partes negativas o deficitarias de nuestra existencia: No encerrarnos masoquistamente en nuestros dolores.

No sufrir por temores o sueños de posibles desgracias que probablemente nunca nos llegaran.

Vivir abiertos al prójimo: Pensar que es preferible que nos engañen cuatro o cinco veces que pasarnos la vida desconfiando de los demás.

Ceder siempre que no se trate de valores esenciales. No confundir valores esenciales con nuestro egoísmo.

Tener un gran ideal: algo que centre nuestra existencia y hacia lo que dirigir lo mejor de nuestra existencia. Aceptar la lenta maduración de todas las cosas, dar cada día un paso.

Creer descaradamente en el bien: Tener confianza en que a la larga -y a veces muy a la larga- terminará siempre por imponerse.

No angustiarse si otros avanzan aparentemente más deprisa por caminos torcidos. Creer también en la eficacia del amor. Saber esperar.

Elegir, si se puede un trabajo que nos guste: Y si esto imposible tratar de amar el trabajo que tenemos, encontrando en él sus aspectos positivos.

Revisar constantemente nuestras escalas de valores: Cuidar que el dinero no se apodere de nuestro corazón... Descubrir que la amistad, la belleza, la naturaleza, los placeres artísticos y muchos otros valores son infinitamente más rentables

Descubrir que Dios es alegre: Que una religiosidad que atenaza o estrecha el alma no puede ser la verdadera, porque Dios o es Dios o es un ídolo.

Procurar sonreír, con ganas o sin ellas: Estar seguros que el hombre es capaz de superar muchos dolores, mucho más de lo que el mismo hombre sospecha.


Autor: José Luis Martín Descalzo

RECTIFICAR HOY - REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 27 DE SEPTIEMBRE DE 2020


 Rectificar hoy


“Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar a la viña. Él contestó: No quiero. Pero después se arrepintió y fue... En verdad os digo: los publicanos y las meretrices os precederán en el reino de Dios” (Mt 21,28-31)


Los pecadores no precederán a los demás en el cielo por el hecho de pecar, sino por haber amado mucho, por haber hecho penitencia. Lo peor no es pecar, sino no arrepentirse. Los fariseos y ancianos de Israel estaban tan pagados de sí mismos, que se creían ya justificados ante Dios y no sentían la necesidad de convertirse. Por eso no querían reconocer que Jesús era el Mesías, porque ya estaban satisfechos con su modo de vida y no deseaban un mesías que les hablara de la verdad y del amor. Es muy cómodo formarse una teoría subjetiva con la que justificar los errores y no tener que cambiar de vida. ¡Cuántas veces, en cambio, para quien es patente su pecado, es más fácil la conversión!

Lo que importa no es preceder a los demás en esta tierra, sino en santidad en el cielo. Y en el cielo hay santos que han sido grandes pecadores, que dijeron a Dios que no querían trabajar por Él, pero se arrepintieron y fueron después a trabajar a su viña. Mientras estamos en el mundo nunca estamos abocados al infierno, todo tiene arreglo, porque siempre tenemos la posibilidad de rectificar. Es cuestión de humildad, de agachar la cabeza y cumplir lo que Dios quiere para nosotros.

Hemos de descubrir la maravilla de la confesión frecuente como medio para aclarar la conciencia y de hacer penitencia, pues, como recomienda la Iglesia, con su uso frecuente «crece la humildad cristiana, se hace frente a la tibieza e indolencia espiritual, se purifica la conciencia, se robustece la voluntad, se lleva a cabo la saludable dirección de las conciencias y aumenta la gracia en virtud del Sacramento mismo» (Pío XII, Enc. Mystici Corporis).

¡Cuántas veces digo yo que no a Dios, y prefiero otra cosa! Pero ya desde ahora te digo, Señor, que sí quiero. Estoy dispuesto a rectificar cuantas veces haga falta. Dame la humildad para reconocer el mal que hago y el bien que dejo de hacer.


(Padre Jesús Martínez García)

MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO PARA LA JORNADA MUNDIAL DEL MIGRANTE Y REFUGIADO

 












PAPA FRANCISCO ALERTA SOBRE LA RELIGIOSIDAD DE FACHADA


 Papa Francisco alerta sobre la religiosidad "de fachada"

Redacción ACI Prensa



El Papa Francisco advirtió el peligro de “la religiosidad de fachada” y recordó que la conversión, el cambiar el corazón, es un proceso, siempre una Gracia del Señor recibida.

Así lo indicó el Santo Padre este Domingo 27 de septiembre antes del tradicional rezo del Ángelus ante fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.

En esta ocasión, las personas presentes en la Plaza de San Pedro llevaban paraguas debido a la lluvia en Roma. Por ello, el Papa improvisó en su saludo y dijo: “en mi tierra se dice al mal tiempo buena cara, con esta cara les digo buenos días”.

Al reflexionar en el Evangelio dominical de San Mateo (21,28-32) en el cual Jesús relata una parábola de un padre que invita a sus dos hijos a trabajar en la viña, el Santo Padre destacó que “el primer hijo responde impulsivamente «no», pero después se arrepiente y va; sin embargo, el segundo hijo, que enseguida responde «sí», en realidad no lo hace, no va”.

“Con su predicación sobre el Reino de Dios, Jesús se opone a una religiosidad que no involucra la vida humana, que no interpela la conciencia y su responsabilidad frente al bien y al mal”, dijo el Papa quien añadió que “la obediencia no consiste en el decir «sí» o «no», sino en actuar, en cultivar la viña, en realizar el Reino de Dios, en hacer el bien”.

Con este sencillo ejemplo, el Papa explicó que “Jesús quiere superar una religión entendida solo como práctica exterior y rutinaria, que no incide en la vida y en las actitudes de las personas. Una religiosidad superficial, solamente un ritual entre comillas, en el feo sentido de la palabra”.

“Los exponentes de esta religiosidad ‘de fachada’, que Jesús desaprueba, eran en aquel tiempo «os sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo, los cuales, según la admonición del Señor, en el Reino de Dios serán superados por los publicanos y las prostitutas”.

En esta línea, el Santo Padre señaló que “esta afirmación no debe inducir a pensar que hacen bien los que no siguen los mandamientos de Dios y la moral, y dicen: ‘al fin y al cabo, ¡los que van a la Iglesia son peor que nosotros!’. No, esta no es la enseñanza de Jesús. Jesús no señala a los publicanos y las prostitutas como modelos de vida, sino como ‘privilegiados de la Gracia’”.

“Quisiera subrayar esta palabra ‘Gracia’ porque la conversión siempre es una Gracia. Una conversión que Dios ofrece a todo aquel que se abre y se convierte a Él. De hecho, estas personas, escuchando su predicación, se arrepintieron y cambiaron de vida. Pensemos en San Mateo, por ejemplo, que era un publicano, un traidor a su patria”, indicó.

En este sentido, el Santo Padre destacó también que “en el Evangelio de hoy, quien queda mejor es el primer hermano, no porque ha dicho «no» a su padre, sino porque después del «no» se ha convertido en un «sí»”.

“Dios es paciente con nosotros: no se cansa, no desiste después de nuestro «no»; nos deja libres también de alejarnos de Él y de equivocarnos. Pero espera ansiosamente nuestro «sí», para acogernos nuevamente entre sus brazos paternos y colmarnos de su misericordia sin límites”, señaló el Papa.

De este modo, el Santo Padre destacó que “la fe en Dios pide renovar cada día la elección del bien respecto al mal, la elección de la verdad respecto a la mentira, la elección del amor del prójimo respecto al egoísmo” y agregó que “quien se convierte a esta elección, después de haber experimentado el pecado, encontrará los primeros lugares en el Reino de los cielos, donde hay más alegría por un solo pecador que se convierte que por noventa y nueve justos”.

Sin embargo, el Papa recordó que “la conversión, cambiar el corazón, es un proceso, un proceso de purificación de las incrustaciones morales; y en ocasiones, es un proceso doloroso, porque no existe el camino de la santidad sin la renuncia” y reiteró que: “No hay santidad sin renuncia y sin combate espiritual. El proceso espiritual conlleva la ascesis y la mortificación, que poco a poco conducen a vivir en la paz y en la alegría de las bienaventuranzas”.

“El Evangelio de hoy cuestiona la forma de vivir la vida cristiana, que no está hecha de sueños y de bonitas aspiraciones, sino de compromisos concretos, para abrirnos cada vez más a la voluntad de Dios y al amor hacia los hermanos. Pero esto, incluso el pequeño compromiso concreto no puede hacerse sin la Gracia, la conversión es siempre una Gracia: ‘Señor dame la gracia para ser un buen cristiano’”.

Por último, el Santo Padre rezó para que “María Santísima nos ayude a ser dóciles en la acción del Espíritu Santo. Él es quien derrite la dureza de los corazones y los dispone al arrepentimiento, para obtener la vida y la salvación prometidas por Jesús”.


A continuación, el Evangelio comentado por el Papa Francisco:

Mateo 21,28-32

28 «Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: "Hijo, vete hoy a trabajar en la viña."

29 Y él respondió: "No quiero", pero después se arrepintió y fue.

30 Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: "Voy, Señor", y no fue.

31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?» - «El primero» - le dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios.

32 Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él.

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 27 DE SEPTIEMBRE DE 2020

 

 Lecturas de hoy Domingo 26º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Hoy, domingo, 27 de septiembre de 2020


Primera lectura

Lectura de la profecía de Ezequiel (18,25-28):

Así dice el Señor: «Comentáis: "No es justo el proceder del Señor". Escuchad, casa de Israel: ¿es injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro proceder el que es injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá.»


Palabra de Dios


Salmo

Sal 24,4bc-5.6-7.8-9


R/. Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna


Señor, enséñame tus caminos,

instrúyeme en tus sendas:

haz que camine con lealtad;

enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador,

y todo el día te estoy esperando. R/.


Recuerda, Señor,

que tu ternura y tu misericordia son eternas;

no te acuerdes de los pecados

ni de las maldades de mi juventud;

acuérdate de mí con misericordia,

por tu bondad, Señor. R/.


El Señor es bueno y es recto,

y enseña el camino a los pecadores;

hace caminar a los humildes con rectitud,

enseña su camino a los humildes. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,1-11):


Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.


Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,28-32):


En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?»

Contestaron: «El primero.»

Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.»


Palabra del Señor



«¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?»


Hoy, contemplamos al padre y dueño de la viña pidiendo a sus dos hijos: «Hijo, vete hoy a trabajar en la viña» (Mt 21,29). Uno dice “sí”, y no va. El otro dice “no”, y va. Ninguno de los dos mantiene la palabra dada.

Seguramente, el que dice “sí” y se queda en casa no pretende engañar a su padre. Será simplemente pereza, no sólo “pereza de hacer”, sino también de reflexionar. Su lema: “A mí, ¿Qué me importa lo que dije ayer?”.

Al del “no”, sí que le importa lo que dijo ayer. Le remuerde aquel desaire con su padre. Del dolor arranca la valentía de rectificar. Corrige la palabra falsa con el hecho certero. “Errare, humanum est?”. Sí, pero más humano aún —y más concorde con la verdad interior grabada en nosotros— es rectificar. Aunque cuesta, porque significa humillarse, aplastar la soberbia y la vanidad. Alguna vez habremos vivido momentos así: corregir una decisión precipitada, un juicio temerario, una valoración injusta... Luego, un suspiro de alivio: —Gracias, Señor!

«En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios» (Mt 21,31). San Juan Crisóstomo resalta la maestría psicológica del Señor ante esos “sumos sacerdotes”: «No les echa en cara directamente: ‘¿Por qué no habéis creído a Juan?’, sino que antes bien les confronta —lo que resulta mucho más punzante— con los publicanos y prostitutas. Así les reprocha con la fuerza patente de los hechos la malicia de un comportamiento marcado por respetos humanos y vanagloria».

Metidos ya en la escena, quizá echemos de menos la presencia de un tercer hijo, dado a las medias tintas, en cuyo talante nos sería más fácil reconocernos y pedir perdón, avergonzados. Nos lo inventamos —con permiso del Señor— y le oímos contestar al padre, con voz apagada: ‘Puede que sí, puede que no…’. Y hay quien dice haber oído el final: ‘Lo más probable es que a lo mejor quién sabe…’.


+Dr. Josef ARQUER

(Berlin, Alemania)

HOY LA IGLESIA CELEBRA A SAN VICENTE DE PAÚL, PATRONO DE LAS OBRAS DE CARIDAD, 17 DE SEPTIEMBRE


Vicente de Paúl, Santo

Memoria Litúrgica, 27 de septiembre


Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net



Sacerdote y Fundador

Martirologio Romano: Memoria de san Vicente de Paúl, presbítero, que, lleno de espíritu sacerdotal, vivió entregado en París, en Francia, al servicio de los pobres, viendo el rostro del Señor en cada persona doliente. Fundó la Congregación de la Misión (Paúles), al modo de la primitiva Iglesia, para formar santamente al clero y subvenir a los necesitados, y con la cooperación de santa Luisa de Marillac fundó también la Congregación de Hijas de la Caridad (†:1660).

Etimológicamente: Vicente = “vencedor”. Viene de la lengua griega.


Breve Biografía

Podemos titular la vida de este santo como la vida de los encuentros que fueron moldeando su personalidad hasta convertirla de pastor en el campo a fundador de una de las Congregaciones que más gloria y honra han dado y dan a la Iglesia con las “Hijas de la Caridad.”

Nació en Dax, muy cerca de la frontera española, en la región de las Landas. Sus padres eran muy pobres . Trabajó de pequeño en el campo como pastor.

Alguien que vio sus buenas cualidades, lo envió a estudiar a Zaragoza y a Toulouse. Tal fue su aprovechamiento que a los 19 años lo ordenaron de sacerdote. Una edad temprana para este ministerio.

Todo el mundo se le abría ante sus ojos como una forma de transformar la sociedad en la que vivía. Se entregó a los pobres de manera completa. En este ingente trabajo le ayudaba María Luisa de Marillac, también santa.

Con esta mujer, dotada de cualidades y de grandes virtudes, fundó la Sociedad de las Hijas de la Caridad (1632). Juntamente con esta Sociedad fundó otra para que se encargara de misionar a los habitantes del campo. Serían los “Sacerdotes de la Misión”(1625).

Por eso tuvo una gran preocupación por la formación de los apóstoles del Evangelio. Con este fin creó seminarios.

A cualquiera extraño a la obra de Dios en el mundo de las personas que se dejan permear por el Espíritu, esto les puede parecer algo extraño.

Vicente mantenía su calma en todo. Solía decir: "Estamos convencidos de que en todo y por todo somos un deshecho y de lo más apremiante, a causa de la oposición que ofrecemos de nuestra parte a la santidad y perfecciones de Dios".

Con esta actitud no tenía dificultades en ser amigo de los pobres y hasta del mismo rey Luis XIII.

Fue amigo y confidente de san Francisco de Sales del que aprendió – como D. Bosco – la dulzura en el trato con la gente. Murió diciendo estas palabras: ”¡Confianza! ¡Jesús!. Era el año 1660.

¡Felicidades a los Vicentes y a la Hijas de la caridad!

NOVENA A SANTA FAUSTINA KOWALSKA, DEL 26 AL 4 DE OCTUBRE

 


NOVENA A SANTA FAUSTINA KOWALSKA
Del 26 de Septiembre al 04 de Octubre


A través de la oración el alma se arma para enfrentar cualquier batalla”, dejó escrito en su diario (146) Santa Faustina Kowalska, apóstol de la Divina Misericordia y cuya fiesta se celebra el 5 de octubre.

Cercanos a la conmemoración de aquella que solía decir que “Dios es Amor y Misericordia” (Diario, 281), aquí una novena para pedir su intercesión.



NOVENA A SANTA FAUSTINA KOWALSKA
PRIMER DÍA

Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración a Santa Faustina

Oh Jesús, que hiciste de Santa Faustina una gran devota de Tu infinita misericordia, concédeme por su intercesión, si fuera esto conforme a  Tu santísima voluntad, la gracia de (pedir gracia) que te pido. Yo, pecador, no soy digno de Tu misericordia pero dígnate mirar el espíritu de entrega y sacrificio de Sor Faustina y recompensa sus virtudes atendiendo a las súplicas que a través de ella te presento confiando en Ti.

Lectura del primer día

“Mientras oraba oí estas palabras: ‘Hija Mía, que tu corazón se llene de gozo. Yo, el Señor, estoy contigo, no tengas miedo de nada, estás en Mi Corazón’. En aquel momento conocí la gran Majestad de Dios, y comprendí que nada puede compararse con un sólo acto de conocimiento de Dios. Toda grandeza externa desaparece como polvo frente a un solo acto del conocimiento más profundo de Dios” (Diario, 1133).

Oración para pedir su intercesión

Santa María Faustina, tú nos dijiste que tu misión continuaría después de tu muerte y que no nos olvidarías. Nuestro Señor te concedió un gran privilegio cuando te dijo que distribuyeras las gracias como tú quisieras, a quien tú quisieras y cuando tú quisieras. Confiando en esta promesa, te pido tu intercesión por las gracias que necesito…

(Se hace la petición)

Ayúdame, sobre todas las cosas, a confiar en Jesús como tú lo hiciste y así glorificar su misericordia a cada instante de mi vida. Amén.

Se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Se repite tres veces: Santa María Faustina, ruega por nosotros.


Oración de Santa Faustina por los pecadores (Diario, 72)

“Jesús, verdad eterna, vida nuestra, te suplico e imploro tu misericordia para los pobres pecadores. Oh Sacratísimo Corazón, fuente de misericordia de donde brotan rayos de gracias inconcebibles sobre toda la raza humana. Te pido luz para los pobres pecadores.

Oh Jesús, recuerda tu amarga pasión y no permitas que se pierdan almas redimidas con tan preciosa, santísima sangre tuya. Oh Jesús, cuando considero el alto precio de tu sangre, me regocijo en su inmensidad porque una sola gota habría bastado para salvar a todos los pecadores.

Aunque el pecado es un abismo de maldad e ingratitud, el precio pagado por nosotros jamás podrá ser igualado. Por lo tanto, haz que cada alma confíe en la pasión del Señor y que ponga su esperanza en su misericordia.  Dios no le negará su misericordia a nadie. El cielo y la tierra podrán cambiar, pero jamás se agotará la misericordia de Dios.

¡OH, qué alegría arde en mi corazón, cuando contemplo tu bondad inconcebible, oh Jesús mío! Deseo traer a todos los pecadores a tus pies para que glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos”.


Oración final (Diario, 84)

Se repite tres veces la siguiente oración compuesta por Santa Faustina

“Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en ti confío”.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



NOVENA A SANTA FAUSTINA KOWALSKA
SEGUNDO DÍA

Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración a Santa Faustina

Oh Jesús, que hiciste de Santa Faustina una gran devota de Tu infinita misericordia, concédeme por su intercesión, si fuera esto conforme a  Tu santísima voluntad, la gracia de (pedir gracia) que te pido. Yo, pecador, no soy digno de Tu misericordia pero dígnate mirar el espíritu de entrega y sacrificio de Sor Faustina y recompensa sus virtudes atendiendo a las súplicas que a través de ella te presento confiando en Ti.

Segundo día

“Paso cada momento libre a los pies de Dios escondido. Él es mi Maestro, le pregunto por todo, con Él hablo de todo, de allí saco fuerza y luz, allí aprendo todo, de allí me llegan las luces sobre el modo de comportarme con el prójimo. Desde el momento en que salí del noviciado, me encerré en el tabernáculo con Jesús, mi Maestro. Él Mismo me atrajo a este fuego de amor vivo, alrededor del cual se concentra todo”. (Diario, 704)

Oración para pedir su intercesión

Santa María Faustina, tú nos dijiste que tu misión continuaría después de tu muerte y que no nos olvidarías. Nuestro Señor te concedió un gran privilegio cuando te dijo que distribuyeras las gracias como tú quisieras, a quien tú quisieras y cuando tú quisieras. Confiando en esta promesa, te pido tu intercesión por las gracias que necesito…

(Se hace la petición)

Ayúdame, sobre todas las cosas, a confiar en Jesús como tú lo hiciste y así glorificar su misericordia a cada instante de mi vida. Amén.

Se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Se repite tres veces: Santa María Faustina, ruega por nosotros.


Oración de Santa Faustina por los pecadores (Diario, 72)

“Jesús, verdad eterna, vida nuestra, te suplico e imploro tu misericordia para los pobres pecadores. Oh Sacratísimo Corazón, fuente de misericordia de donde brotan rayos de gracias inconcebibles sobre toda la raza humana. Te pido luz para los pobres pecadores.

Oh Jesús, recuerda tu amarga pasión y no permitas que se pierdan almas redimidas con tan preciosa, santísima sangre tuya. Oh Jesús, cuando considero el alto precio de tu sangre, me regocijo en su inmensidad porque una sola gota habría bastado para salvar a todos los pecadores.

Aunque el pecado es un abismo de maldad e ingratitud, el precio pagado por nosotros jamás podrá ser igualado. Por lo tanto, haz que cada alma confíe en la pasión del Señor y que ponga su esperanza en su misericordia.  Dios no le negará su misericordia a nadie. El cielo y la tierra podrán cambiar, pero jamás se agotará la misericordia de Dios.

¡OH, qué alegría arde en mi corazón, cuando contemplo tu bondad inconcebible, oh Jesús mío! Deseo traer a todos los pecadores a tus pies para que glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos”.

Oración final (Diario, 84)

Se repite tres veces la siguiente oración compuesta por Santa Faustina

“Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en ti confío”.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



NOVENA A SANTA FAUSTINA KOWALSKA
TERCER DÍA

Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración a Santa Faustina

Oh Jesús, que hiciste de Santa Faustina una gran devota de Tu infinita misericordia, concédeme por su intercesión, si fuera esto conforme a  Tu santísima voluntad, la gracia de (pedir gracia) que te pido. Yo, pecador, no soy digno de Tu misericordia pero dígnate mirar el espíritu de entrega y sacrificio de Sor Faustina y recompensa sus virtudes atendiendo a las súplicas que a través de ella te presento confiando en Ti.

Tercer día

“Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica  sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. (…) Después de un momento, Jesús me dijo: ‘Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío’” (Diario, 47).

Oración para pedir su intercesión

Santa María Faustina, tú nos dijiste que tu misión continuaría después de tu muerte y que no nos olvidarías. Nuestro Señor te concedió un gran privilegio cuando te dijo que distribuyeras las gracias como tú quisieras, a quien tú quisieras y cuando tú quisieras. Confiando en esta promesa, te pido tu intercesión por las gracias que necesito…

(Se hace la petición)

Ayúdame, sobre todas las cosas, a confiar en Jesús como tú lo hiciste y así glorificar su misericordia a cada instante de mi vida. Amén.

Se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Se repite tres veces: Santa María Faustina, ruega por nosotros.


Oración de Santa Faustina por los pecadores (Diario, 72)

“Jesús, verdad eterna, vida nuestra, te suplico e imploro tu misericordia para los pobres pecadores. Oh Sacratísimo Corazón, fuente de misericordia de donde brotan rayos de gracias inconcebibles sobre toda la raza humana. Te pido luz para los pobres pecadores.

Oh Jesús, recuerda tu amarga pasión y no permitas que se pierdan almas redimidas con tan preciosa, santísima sangre tuya. Oh Jesús, cuando considero el alto precio de tu sangre, me regocijo en su inmensidad porque una sola gota habría bastado para salvar a todos los pecadores.

Aunque el pecado es un abismo de maldad e ingratitud, el precio pagado por nosotros jamás podrá ser igualado. Por lo tanto, haz que cada alma confíe en la pasión del Señor y que ponga su esperanza en su misericordia.  Dios no le negará su misericordia a nadie. El cielo y la tierra podrán cambiar, pero jamás se agotará la misericordia de Dios.

¡OH, qué alegría arde en mi corazón, cuando contemplo tu bondad inconcebible, oh Jesús mío! Deseo traer a todos los pecadores a tus pies para que glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos”.


Oración final (Diario, 84)

Se repite tres veces la siguiente oración compuesta por Santa Faustina

“Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en ti confío”.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



NOVENA A SANTA FAUSTINA KOWALSKA
CUARTO DÍA

Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.


Oración a Santa Faustina

Oh Jesús, que hiciste de Santa Faustina una gran devota de Tu infinita misericordia, concédeme por su intercesión, si fuera esto conforme a  Tu santísima voluntad, la gracia de (pedir gracia) que te pido. Yo, pecador, no soy digno de Tu misericordia pero dígnate mirar el espíritu de entrega y sacrificio de Sor Faustina y recompensa sus virtudes atendiendo a las súplicas que a través de ella te presento confiando en Ti.

Cuarto día

Jesús dijo a santa Faustina: “Sé misericordiosa con los demás como Yo soy misericordioso contigo y cuando adviertas que tus fuerzas se debilitan, ven a la Fuente de la Misericordia y fortalece tu alma, y no pararás en el camino” (Diario, 1486).


Oración para pedir su intercesión

Santa María Faustina, tú nos dijiste que tu misión continuaría después de tu muerte y que no nos olvidarías. Nuestro Señor te concedió un gran privilegio cuando te dijo que distribuyeras las gracias como tú quisieras, a quien tú quisieras y cuando tú quisieras. Confiando en esta promesa, te pido tu intercesión por las gracias que necesito…

(Se hace la petición)

Ayúdame, sobre todas las cosas, a confiar en Jesús como tú lo hiciste y así glorificar su misericordia a cada instante de mi vida. Amén.

Se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Se repite tres veces: Santa María Faustina, ruega por nosotros.


Oración de Santa Faustina por los pecadores (Diario, 72)

“Jesús, verdad eterna, vida nuestra, te suplico e imploro tu misericordia para los pobres pecadores. Oh Sacratísimo Corazón, fuente de misericordia de donde brotan rayos de gracias inconcebibles sobre toda la raza humana. Te pido luz para los pobres pecadores.

Oh Jesús, recuerda tu amarga pasión y no permitas que se pierdan almas redimidas con tan preciosa, santísima sangre tuya. Oh Jesús, cuando considero el alto precio de tu sangre, me regocijo en su inmensidad porque una sola gota habría bastado para salvar a todos los pecadores.

Aunque el pecado es un abismo de maldad e ingratitud, el precio pagado por nosotros jamás podrá ser igualado. Por lo tanto, haz que cada alma confíe en la pasión del Señor y que ponga su esperanza en su misericordia.  Dios no le negará su misericordia a nadie. El cielo y la tierra podrán cambiar, pero jamás se agotará la misericordia de Dios.

¡OH, qué alegría arde en mi corazón, cuando contemplo tu bondad inconcebible, oh Jesús mío! Deseo traer a todos los pecadores a tus pies para que glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos”.


Oración final (Diario, 84)

Se repite tres veces la siguiente oración compuesta por Santa Faustina

“Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en ti confío”.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



NOVENA A SANTA FAUSTINA KOWALSKA
QUINTO DÍA

Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.


Oración a Santa Faustina

Oh Jesús, que hiciste de Santa Faustina una gran devota de Tu infinita misericordia, concédeme por su intercesión, si fuera esto conforme a  Tu santísima voluntad, la gracia de (pedir gracia) que te pido. Yo, pecador, no soy digno de Tu misericordia pero dígnate mirar el espíritu de entrega y sacrificio de Sor Faustina y recompensa sus virtudes atendiendo a las súplicas que a través de ella te presento confiando en Ti.


Quinto día

“Nada confunde ni asusta a un alma humilde. He dirigido mi vuelo hacia el ardor mismo del sol y nada logrará bajármelo. El amor no se deja encarcelar, es libre como una reina, el amor llega hasta Dios” (Diario, 450).


Oración para pedir su intercesión

Santa María Faustina, tú nos dijiste que tu misión continuaría después de tu muerte y que no nos olvidarías. Nuestro Señor te concedió un gran privilegio cuando te dijo que distribuyeras las gracias como tú quisieras, a quien tú quisieras y cuando tú quisieras. Confiando en esta promesa, te pido tu intercesión por las gracias que necesito…

(Se hace la petición)

Ayúdame, sobre todas las cosas, a confiar en Jesús como tú lo hiciste y así glorificar su misericordia a cada instante de mi vida. Amén.

Se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Se repite tres veces: Santa María Faustina, ruega por nosotros.


Oración de Santa Faustina por los pecadores (Diario, 72)

“Jesús, verdad eterna, vida nuestra, te suplico e imploro tu misericordia para los pobres pecadores. Oh Sacratísimo Corazón, fuente de misericordia de donde brotan rayos de gracias inconcebibles sobre toda la raza humana. Te pido luz para los pobres pecadores.

Oh Jesús, recuerda tu amarga pasión y no permitas que se pierdan almas redimidas con tan preciosa, santísima sangre tuya. Oh Jesús, cuando considero el alto precio de tu sangre, me regocijo en su inmensidad porque una sola gota habría bastado para salvar a todos los pecadores.

Aunque el pecado es un abismo de maldad e ingratitud, el precio pagado por nosotros jamás podrá ser igualado. Por lo tanto, haz que cada alma confíe en la pasión del Señor y que ponga su esperanza en su misericordia.  Dios no le negará su misericordia a nadie. El cielo y la tierra podrán cambiar, pero jamás se agotará la misericordia de Dios.

¡OH, qué alegría arde en mi corazón, cuando contemplo tu bondad inconcebible, oh Jesús mío! Deseo traer a todos los pecadores a tus pies para que glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos”.

Oración final (Diario, 84)

Se repite tres veces la siguiente oración compuesta por Santa Faustina

“Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en ti confío”.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.




NOVENA A SANTA FAUSTINA KOWALSKA
SEXTO DÍA 

Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración a Santa Faustina

Oh Jesús, que hiciste de Santa Faustina una gran devota de Tu infinita misericordia, concédeme por su intercesión, si fuera esto conforme a  Tu santísima voluntad, la gracia de (pedir gracia) que te pido. Yo, pecador, no soy digno de Tu misericordia pero dígnate mirar el espíritu de entrega y sacrificio de Sor Faustina y recompensa sus virtudes atendiendo a las súplicas que a través de ella te presento confiando en Ti.

Sexto día

“Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla. Ayúdame a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea  indiferente  a sus  penas y  gemidos. Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos” (Diario, 163).


Oración para pedir su intercesión

Santa María Faustina, tú nos dijiste que tu misión continuaría después de tu muerte y que no nos olvidarías. Nuestro Señor te concedió un gran privilegio cuando te dijo que distribuyeras las gracias como tú quisieras, a quien tú quisieras y cuando tú quisieras. Confiando en esta promesa, te pido tu intercesión por las gracias que necesito…

(Se hace la petición)

Ayúdame, sobre todas las cosas, a confiar en Jesús como tú lo hiciste y así glorificar su misericordia a cada instante de mi vida. Amén.

Se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Se repite tres veces: Santa María Faustina, ruega por nosotros.


Oración de Santa Faustina por los pecadores (Diario, 72)

“Jesús, verdad eterna, vida nuestra, te suplico e imploro tu misericordia para los pobres pecadores. Oh Sacratísimo Corazón, fuente de misericordia de donde brotan rayos de gracias inconcebibles sobre toda la raza humana. Te pido luz para los pobres pecadores.

Oh Jesús, recuerda tu amarga pasión y no permitas que se pierdan almas redimidas con tan preciosa, santísima sangre tuya. Oh Jesús, cuando considero el alto precio de tu sangre, me regocijo en su inmensidad porque una sola gota habría bastado para salvar a todos los pecadores.

Aunque el pecado es un abismo de maldad e ingratitud, el precio pagado por nosotros jamás podrá ser igualado. Por lo tanto, haz que cada alma confíe en la pasión del Señor y que ponga su esperanza en su misericordia.  Dios no le negará su misericordia a nadie. El cielo y la tierra podrán cambiar, pero jamás se agotará la misericordia de Dios.

¡OH, qué alegría arde en mi corazón, cuando contemplo tu bondad inconcebible, oh Jesús mío! Deseo traer a todos los pecadores a tus pies para que glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos”.

Oración final (Diario, 84)

Se repite tres veces la siguiente oración compuesta por Santa Faustina

“Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en ti confío”.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



NOVENA A SANTA FAUSTINA KOWALSKA
SÉPTIMO DÍA 

Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración a Santa Faustina

Oh Jesús, que hiciste de Santa Faustina una gran devota de Tu infinita misericordia, concédeme por su intercesión, si fuera esto conforme a  Tu santísima voluntad, la gracia de (pedir gracia) que te pido. Yo, pecador, no soy digno de Tu misericordia pero dígnate mirar el espíritu de entrega y sacrificio de Sor Faustina y recompensa sus virtudes atendiendo a las súplicas que a través de ella te presento confiando en Ti.

Séptimo día

El Señor dijo a Santa Faustina: “Toma tantos tesoros de mi Corazón cuantos puedes llevar… No tomes estas gracias solamente para ti, sino también para el prójimo, es decir invita a las almas con las cuales estás en contacto a confiar en mi misericordia infinita. Oh, cuánto amo a las almas que se me han confiado totalmente, haré todo por ellas” (Diario, 294).

Oración para pedir su intercesión

Santa María Faustina, tú nos dijiste que tu misión continuaría después de tu muerte y que no nos olvidarías. Nuestro Señor te concedió un gran privilegio cuando te dijo que distribuyeras las gracias como tú quisieras, a quien tú quisieras y cuando tú quisieras. Confiando en esta promesa, te pido tu intercesión por las gracias que necesito…

(Se hace la petición)

Ayúdame, sobre todas las cosas, a confiar en Jesús como tú lo hiciste y así glorificar su misericordia a cada instante de mi vida. Amén.

Se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Se repite tres veces: Santa María Faustina, ruega por nosotros.


Oración de Santa Faustina por los pecadores (Diario, 72)

“Jesús, verdad eterna, vida nuestra, te suplico e imploro tu misericordia para los pobres pecadores. Oh Sacratísimo Corazón, fuente de misericordia de donde brotan rayos de gracias inconcebibles sobre toda la raza humana. Te pido luz para los pobres pecadores.

Oh Jesús, recuerda tu amarga pasión y no permitas que se pierdan almas redimidas con tan preciosa, santísima sangre tuya. Oh Jesús, cuando considero el alto precio de tu sangre, me regocijo en su inmensidad porque una sola gota habría bastado para salvar a todos los pecadores.

Aunque el pecado es un abismo de maldad e ingratitud, el precio pagado por nosotros jamás podrá ser igualado. Por lo tanto, haz que cada alma confíe en la pasión del Señor y que ponga su esperanza en su misericordia.  Dios no le negará su misericordia a nadie. El cielo y la tierra podrán cambiar, pero jamás se agotará la misericordia de Dios.

¡OH, qué alegría arde en mi corazón, cuando contemplo tu bondad inconcebible, oh Jesús mío! Deseo traer a todos los pecadores a tus pies para que glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos”.


Oración final (Diario, 84)

Se repite tres veces la siguiente oración compuesta por Santa Faustina

“Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en ti confío”.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



NOVENA A SANTA FAUSTINA KOWALSKA
Octavo Día

Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración a Santa Faustina

Oh Jesús, que hiciste de Santa Faustina una gran devota de Tu infinita misericordia, concédeme por su intercesión, si fuera esto conforme a  Tu santísima voluntad, la gracia de (pedir gracia) que te pido. Yo, pecador, no soy digno de Tu misericordia pero dígnate mirar el espíritu de entrega y sacrificio de Sor Faustina y recompensa sus virtudes atendiendo a las súplicas que a través de ella te presento confiando en Ti.

Octavo día

“Oh Jesús mío, cada uno de Tus santos refleja en sí una de Tus virtudes, yo deseo reflejar Tu Corazón compasivo y lleno de misericordia… Que Tu misericordia, oh Jesús, quede impresa sobre mi corazón y mi alma como un sello y éste será mi signo distintivo en esta vida y en la otra” (Diario, 1242).

Oración para pedir su intercesión

Santa María Faustina, tú nos dijiste que tu misión continuaría después de tu muerte y que no nos olvidarías. Nuestro Señor te concedió un gran privilegio cuando te dijo que distribuyeras las gracias como tú quisieras, a quien tú quisieras y cuando tú quisieras. Confiando en esta promesa, te pido tu intercesión por las gracias que necesito…

(Se hace la petición)

Ayúdame, sobre todas las cosas, a confiar en Jesús como tú lo hiciste y así glorificar su misericordia a cada instante de mi vida. Amén.

Se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Se repite tres veces: Santa María Faustina, ruega por nosotros.


Oración de Santa Faustina por los pecadores (Diario, 72)

“Jesús, verdad eterna, vida nuestra, te suplico e imploro tu misericordia para los pobres pecadores. Oh Sacratísimo Corazón, fuente de misericordia de donde brotan rayos de gracias inconcebibles sobre toda la raza humana. Te pido luz para los pobres pecadores.

Oh Jesús, recuerda tu amarga pasión y no permitas que se pierdan almas redimidas con tan preciosa, santísima sangre tuya. Oh Jesús, cuando considero el alto precio de tu sangre, me regocijo en su inmensidad porque una sola gota habría bastado para salvar a todos los pecadores.

Aunque el pecado es un abismo de maldad e ingratitud, el precio pagado por nosotros jamás podrá ser igualado. Por lo tanto, haz que cada alma confíe en la pasión del Señor y que ponga su esperanza en su misericordia.  Dios no le negará su misericordia a nadie. El cielo y la tierra podrán cambiar, pero jamás se agotará la misericordia de Dios.

¡OH, qué alegría arde en mi corazón, cuando contemplo tu bondad inconcebible, oh Jesús mío! Deseo traer a todos los pecadores a tus pies para que glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos”.

Oración final (Diario, 84)

Se repite tres veces la siguiente oración compuesta por Santa Faustina

“Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en ti confío”.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.



NOVENA A SANTA FAUSTINA KOWALSKA
Noveno Día 

Por la Señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición

¡Señor mío, Jesucristo!
Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita,
y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido;
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia
propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.
Amén.

Oración a Santa Faustina

Oh Jesús, que hiciste de Santa Faustina una gran devota de Tu infinita misericordia, concédeme por su intercesión, si fuera esto conforme a  Tu santísima voluntad, la gracia de (pedir gracia) que te pido. Yo, pecador, no soy digno de Tu misericordia pero dígnate mirar el espíritu de entrega y sacrificio de Sor Faustina y recompensa sus virtudes atendiendo a las súplicas que a través de ella te presento confiando en Ti.

Noveno día

“Dios es muy generoso y no rehúsa a nadie su gracia, da más de lo que nosotros le pedimos. La fidelidad en el cumplimiento de las inspiraciones del Espíritu Santo es el camino más corto” (Diario, 291).

Oración para pedir su intercesión

Santa María Faustina, tú nos dijiste que tu misión continuaría después de tu muerte y que no nos olvidarías. Nuestro Señor te concedió un gran privilegio cuando te dijo que distribuyeras las gracias como tú quisieras, a quien tú quisieras y cuando tú quisieras. Confiando en esta promesa, te pido tu intercesión por las gracias que necesito…

(Se hace la petición)

Ayúdame, sobre todas las cosas, a confiar en Jesús como tú lo hiciste y así glorificar su misericordia a cada instante de mi vida. Amén.

Se reza un Padre Nuestro, Ave María y Gloria. Se repite tres veces: Santa María Faustina, ruega por nosotros.

Oración de Santa Faustina por los pecadores (Diario, 72)

“Jesús, verdad eterna, vida nuestra, te suplico e imploro tu misericordia para los pobres pecadores. Oh Sacratísimo Corazón, fuente de misericordia de donde brotan rayos de gracias inconcebibles sobre toda la raza humana. Te pido luz para los pobres pecadores.

Oh Jesús, recuerda tu amarga pasión y no permitas que se pierdan almas redimidas con tan preciosa, santísima sangre tuya. Oh Jesús, cuando considero el alto precio de tu sangre, me regocijo en su inmensidad porque una sola gota habría bastado para salvar a todos los pecadores.

Aunque el pecado es un abismo de maldad e ingratitud, el precio pagado por nosotros jamás podrá ser igualado. Por lo tanto, haz que cada alma confíe en la pasión del Señor y que ponga su esperanza en su misericordia.  Dios no le negará su misericordia a nadie. El cielo y la tierra podrán cambiar, pero jamás se agotará la misericordia de Dios.

¡OH, qué alegría arde en mi corazón, cuando contemplo tu bondad inconcebible, oh Jesús mío! Deseo traer a todos los pecadores a tus pies para que glorifiquen tu misericordia por los siglos de los siglos”.

Oración final (Diario, 84)

Se repite tres veces la siguiente oración compuesta por Santa Faustina

“Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús como una Fuente de Misericordia para nosotros, en ti confío”.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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