domingo, 7 de diciembre de 2025

EL ORIGEN DE PAPA NOEL



El origen de Papá Noel


San Nicolás, Papá Noel o Santa Claus (entre muchas otras denominaciones) se ha convertido en el icono moderno de la Navidad. Y es que, quitando algunas excepciones, como en España, donde comparte protagonismo con los Reyes Magos de Oriente que nos visitan la madrugada del 5 al 6 de enero, la figura de Papá Noel, que es como se le conoce en España, monopoliza las navidades en multitud de países del mundo, donde porta sus regalos, en un trineo arrastrado por sus renos la víspera de Navidad.

 

¿Cuál es el origen de esta leyenda?

Tenemos que trasladarnos hasta el año 270. En Petara (actualmente perteneciente a Turquía) nació Nicolás de Bari (‘De Bari’ porque fue donde se trasladaron sus restos tras la caída de Anatolia en manos musulmanas). Nacido en el seno de una familia cristiana y acomodada, el joven Nicolás es considerado como una persona sencilla, con don de gentes y servicial. Prueba de ello es que toda la fortuna que heredó de sus padres, fallecidos por culpa de la peste, la donó a los más necesitados. Más tarde se trasladó a Mira, ciudad situada en la región donde nació, donde se convirtió en obispo. Tras su muerte fue santificado. En la actualidad cuenta con más de 2.000 templos en todo el mundo en su honor.

 

Cuenta la leyenda que guiado por su devoción hacia los niños y su afán en ayudar a los pobres, al enterarse de que un padre se vio obligado a prostituir a sus hijas para poder sobrevivir, Nicolás tiró unas monedas por la chimenea de la casa. Monedas que cayeron en las calzas de las niñas que habían dejado secando ante el fuego.

 

A partir de aquí y tras más actos como este, nace el mito de San Nicolás, un mito que se extendió, primero por Europa y, luego por Norteamérica, tras la llegada de inmigrantes holandeses.

 

En Norteamérica es donde su imagen ha adoptado miles de formas y colores tras multitud de publicaciones, algunas mitológicas, sobre su figura. Y ha sido usado por la empresa Coca Cola como emblema para publicitar sus productos.

 

Debería quedar claro que en Navidad celebramos al Niño Jesús y no a Papá Noel. 

RECUPERAR CAMINOS - MEDITACIÓN DEL II DOMINGO DE ADVIENTO-7 DE DICIEMBRE DE 2025



 Recuperar caminos


Es muy fácil quedarse en la vida «sin caminos» hacia Dios. No hace falta ser ateo. No es necesario rechazar a Dios de manera consciente. Basta seguir la tendencia general de nuestros días e instalarnos en la indiferencia religiosa. Poco a poco, Dios desaparece del horizonte. Cada vez interesa menos. ¿Es posible recuperar hoy caminos hacia Dios?

 

Tal vez, lo primero sea recuperar «la humanidad de la religión». Abandonar caminos ambiguos que conducen hacia un Dios interesado y dominador, celoso solo de su gloria y su poder, para abrirnos a un Dios que busca y desea, desde ahora y para siempre, lo mejor para nosotros. Dios no es el Ser Supremo que aplasta y humilla, sino el Amor Santo que atrae y da vida. Las personas de hoy volverán a Dios no empujadas por el miedo, sino atraídas por su amor.

 

Es necesario, al mismo tiempo, ensanchar el horizonte de nuestra vida. Estamos llenando nuestra existencia de cosas, y nos estamos quedando vacíos por dentro. Vivimos informados de todo, pero ya no sabemos hacia dónde orientar nuestra vida. Nos creemos las generaciones más inteligentes y progresistas de la historia, pero no sabemos entrar en nuestro corazón para adorar o dar gracias. A Dios nos acercamos cuando nos ponemos a buscar un espacio nuevo para existir.

 

Es importante, además, buscar un «fundamento sólido» a la vida. ¿En qué nos podemos apoyar en medio de tanta incertidumbre y desconcierto? La vida es como una casa: hay que cuidar la fachada y el tejado, pero lo importante es construir sobre cimiento seguro. Al final, siempre necesitamos poner nuestra confianza última en algo o en alguien. ¿No será que necesitamos a Dios?

 

Para recuperar caminos hacia Él necesitamos aprender a callar. A lo más íntimo de la existencia se llega no cuando vivimos agitados y llenos de miedo, sino cuando hacemos silencio. Si la persona se recoge y queda callada ante Dios, tarde o temprano su corazón comienza a abrirse.

 

Se puede vivir encerrado en uno mismo, sin caminos hacia nada nuevo y creador. Pero también se puede buscar nuevos caminos hacia Dios. A ello nos invita el Bautista.

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P. José Antonio Pagola  

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 7 DE DICIEMBRE DE 2025-II DOMINGO DE ADVIENTO

 



Domingo 2 (A) de Adviento

Domingo 7 de diciembre 2025



1ª Lectura (Is 11,1-10): Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de prudencia y sabiduría, espíritu de consejo y valentía, espíritu de ciencia y temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor. No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará a los pobres con justicia, con rectitud a los desamparados. Herirá al violento con la vara de su boca, y al malvado con el aliento de sus labios. La justicia será cinturón de sus lomos, y la lealtad, cinturón de sus caderas. Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño jugará en la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país de ciencia del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé se erguirá como enseña de los pueblos: la buscarán los gentiles, y será gloriosa su morada.



Salmo responsorial: 71

R/. Que en sus días florezca la justicia, y la paz abunde eternamente.

Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud.


Que en sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; que domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra.


Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres.


Que su nombre sea eterno, y su fama dure como el sol: que él sea la bendición de todos los pueblos, y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.

2ª Lectura (Rom 15,4-9): Todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza. Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. En una palabra, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. Así dice la Escritura: «Te alabaré en medio de los gentiles y cantaré a tu nombre».

Versículo antes del Evangelio (Lc 3,4.6): Aleluya. Preparad el camino del Señor, haced rectos sus senderos, y todos los hombres verán al Salvador. Aleluya.

Texto del Evangelio (Mt 3,1-12): Por aquellos días se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: «Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos». Éste es aquél de quien habla el profeta Isaías cuando dice: ‘Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas’. Tenía Juan su vestido hecho de pelos de camello, con un cinturón de cuero a sus lomos, y su comida eran langostas y miel silvestre. Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.

Pero viendo él venir muchos fariseos y saduceos al bautismo, les dijo: «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente? Dad, pues, fruto digno de conversión, y no creáis que basta con decir en vuestro interior: ‘Tenemos por padre a Abraham’; porque os digo que puede Dios de estas piedras dar hijos a Abraham. Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo en el granero, pero la paja la quemará con fuego que no se apaga».





«Dad fruto digno de conversión»

Pbro. Walter Hugo PERELLÓ

(Rafaela, Argentina)



Hoy, el Evangelio de san Mateo nos presenta a Juan el Bautista invitándonos a la conversión: «Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos» (Mt 3,2).


A él acudían muchas personas buscando bautizarse y «confesando sus pecados» (Mt 3,6). Pero dentro de tanta gente, Juan pone la mirada en algunos en particular, los fariseos y saduceos, tan necesitados de conversión como obstinados en negar tal necesidad. A ellos se dirigen las palabras del Bautista: «Dad fruto digno de conversión» (Mt 3,8).


Habiendo ya comenzado el tiempo de Adviento, tiempo de gozosa espera, nos encontramos con la exhortación de Juan, que nos hace comprender que esta espera no se identifica con el “quietismo”, ni se arriesga a pensar que ya estamos salvados por ser cristianos. Esta espera es la búsqueda dinámica de la misericordia de Dios, es conversión de corazón, es búsqueda de la presencia del Señor que vino, viene y vendrá.


El tiempo de Adviento, en definitiva, es «conversión que pasa del corazón a las obras y, consiguientemente, a la vida entera del cristiano» (San Juan Pablo II).


Aprovechemos, hermanos, este tiempo oportuno que nos regala el Señor para renovar nuestra opción por Jesucristo, quitando de nuestro corazón y de nuestra vida todo lo que no nos permita recibirlo adecuadamente. La voz del Bautista sigue resonando en el desierto de nuestros días: «Preparad el camino al Señor, enderezad sus sendas» (Mt 3,3).


Así como Juan fue para su tiempo esa “voz que clama en el desierto”, así también los cristianos somos invitados por el Señor a ser voces que clamen a los hombres el anhelo de la vigilante espera: «Preparemos los caminos, ya se acerca el Salvador y salgamos, peregrinos, al encuentro del Señor. Ven, Señor, a libertarnos, ven tu pueblo a redimir; purifica nuestras vidas y no tardes en venir» (Himno de Adviento de la Liturgia de las Horas).

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO - 7 DE DICIEMBRE DE 2025 - MEDITACIÓN Y ORACIÓN PARA ENCENDER LA SEGUNDA VELA



Hoy celebramos el Segundo Domingo de Adviento 2025: Dios nos llama a la conversión

 ACI Prensa

7 de diciembre de 2025



En este Segundo Domingo de Adviento, el Evangelio nos interpela radicalmente a través de la voz de Juan el Bautista: «Arrepiéntanse, porque ya está cerca el Reino de los cielos» (Lc 3, 4). El mensaje es claro: Dios nos está llamando a la conversión.

Juan era ese a quien el profeta Isaías describió como la “voz que clama en el desierto”; aquel que viene a despertar los corazones adormecidos: “Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos” (Mt 3. 1-2). Nuestra respuesta debe ser alejarnos del pecado y preparar el corazón para recibir al Señor Jesús. El Espíritu nos llama a reconciliarnos con Dios, acercándonos al sacramento de la Reconciliación (confesión).

En la segunda semana de Adviento, la Iglesia motiva a sus hijos a acoger el don de la reconciliación mediante la Confesión. Este es un sacramento que nos devuelve la amistad con el Señor, debilitada por el pecado. No olvidemos que la Confesión, además de concedernos el perdón, nos fortalece para no volver a pecar. Meditemos el Evangelio de hoy (Mateo 3, 1-12) y hagamos la ‘Oración familiar para el Segundo Domingo de Adviento’.

En la Oración familiar del Segundo Domingo de Adviento encenderemos la segunda vela de la corona. Esto será un signo del llamado urgente a la conversión, de la necesidad de rechazar el pecado para vivir como Jesús nos pide.

Reúne, entonces, a la familia y recen juntos la Oración familiar.



Oración familiar para el Segundo Domingo de Adviento 2025

Este domingo 7 de diciembre celebramos el Segundo Domingo de Adviento 2025. Vamos a encender la segunda vela de la Corona de Adviento como signo de que seguimos preparándonos para recibir a Jesús con el corazón reconciliado en esta Navidad.


Antes de la oración:

Te recomendamos poner la corona de Adviento en un lugar especial de la casa, en torno al cual se reúnan los miembros de la familia. Al lado de la corona se puede colocar una imagen de la Virgen, procurando iluminar el ambiente con una luz cálida, que favorezca el espíritu de recogimiento.

Se debe nombrar un MONITOR para que dirija la oración -puede ser el papá o la mamá-, así como un LECTOR (o lectores, según se desee, para distribuir las distintas partes de la oración, de manera que puedan participar el mayor número de personas). Los demás participarán con sus respuestas, cantando o haciendo peticiones.

La vela correspondiente al Primer Domingo de Adviento debe estar encendida antes de iniciar la Oración familiar. Uno de los participantes encenderá la segunda vela de la Corona de Adviento durante la segunda estrofa de la canción “Hoy se enciende una llama”.

NOTA: Te sugerimos leer o revisar previamente el texto completo de la Oración familiar, especialmente las indicaciones en letra cursiva dentro del texto, que no deben ser leídas en voz alta.


Liturgia para el Segundo Domingo de Adviento 2025

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MONITOR: Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

TODOS: Que hizo el cielo y la tierra.

MONITOR:

El Señor está cada vez más cerca de nosotros y debemos prepararnos dignamente para recibirlo en nuestros corazones. En un momento especial de esta Oración, vamos a encender la segunda vela de nuestra corona. Hagamos un momento de silencio para elevar nuestra oración al Señor.

(Momento de silencio)


LECTOR:

Lectura tomada del Evangelio según San Lucas:

"En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: Voz que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas; todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo tortuoso será recto y las asperezas serán caminos llanos. Y todos verán la salvación de Dios" (Lc 3, 1-6).


MONITOR:

Debemos preparar el camino del Señor y esto nos exige estar dispuestos interiormente para la venida de Jesús, para que lo recibamos con un corazón reconciliado, cada vez más convertido y transformado, capaz de amar y entregarse a los demás. Hagamos un compromiso concreto que nos ayude esta semana a disponernos mejor para su venida (en silencio cada uno hace su compromiso).


MONITOR:

(Encendido de la vela de la corona correspondiente a la semana)

Cantemos ahora HOY SE ENCIENDE UNA LLAMA (u otro canto apropiado):

TODOS CANTAN:

(Al inicio de la segunda estrofa del canto, la persona designada previamente enciende la segunda vela)**

HOY SE ENCIENDE UNA LLAMA

EN LA CORONA DE ADVIENTO,

QUE ARDA NUESTRA ESPERANZA

EN EL CORAZÓN DESPIERTO

Y AL CALOR DE LA MADRE

CAMINEMOS ESTE TIEMPO.


Un primer lucero se enciende

anunciando al Rey que viene

preparad corazones,

allánense los senderos.


Crecen nuestros anhelos al ver**

la segunda llama nacer.

Como dulce rocío

vendrá el Mesías hecho Niño.


MONITOR:

Elevemos ahora nuestras peticiones a Dios Padre y respondamos a cada una de ellas diciendo: VEN SEÑOR JESÚS.


LECTOR:

Te pedimos, Padre, por las intenciones del Papa Francisco y por toda la Iglesia Católica que se prepara para la venida de tu Hijo, para que siempre tengamos fijos los ojos en Aquél que nos trae la reconciliación.


VEN SEÑOR JESÚS

Te rogamos por la paz en el mundo, para que en este tiempo de Adviento se viva con mayor intensidad el amor y la solidaridad.


VEN SEÑOR JESÚS

Te pedimos, Padre, por cada uno de nosotros, para que hagamos esfuerzos por caminar al encuentro del Señor Jesús, que es la "Luz del Mundo".


VEN SEÑOR JESÚS

Te rogamos también por nuestra familia, para que a ejemplo de la familia de Nazaret vivamos el amor mutuo y nos preparemos para la venida de tu Hijo.


VEN SEÑOR JESÚS

Te pedimos que Santa María aliente nuestros pasos en este Adviento, y sea Ella quien nos enseñe a crecer en confianza y esperanza en la venida del Salvador.


VEN SEÑOR JESÚS

(Se pueden añadir otras peticiones libres)


MONITOR:

Acudamos a nuestra Madre para que nos obtenga las gracias que necesitamos en este tiempo de preparación, y así recibir a Jesús de la misma manera como Ella lo hizo. Recemos juntos un Avemaría. Terminemos nuestra oración cantando LOS CIELOS Y LA TIERRA (u otro canto apropiado).


TODOS CANTAN: 

LOS CIELOS Y LA TIERRA EN TI SE ENCONTRARÁN,

MARÍA, DULCE ABRAZO QUE EL HOMBRE Y DIOS SE DAN.

1. Las viejas profecías que hablaban del Señor nutrían la esperanza de Israel: la flor que nacería de tierra virginal, un Hijo que sería el Emmanuel.

2. Quien hizo las estrellas al Ángel te envió, que fueras Madre suya te pidió. Dios Todopoderoso no quiso renunciar al gozo de acunarse en tu querer.

3. Los magos y pastores que fueron al portal hallaron en tus brazos a Jesús. Sabemos que a tu lado lo vamos a encontrar lo mismo en la alegría que en la Cruz.


MONITOR: Madre de la Esperanza…

TODOS: Ruega por nosotros.

MONITOR: Recemos juntos la siguiente oración:


TODOS:

Señor todopoderoso, rico en misericordia, cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo, no permitas que lo impidan los afanes de este mundo; guíanos hasta Él con sabiduría divina para que podamos participar plenamente de su vida. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

FELIZ DOMINGO!!!

 





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