Del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20
En aquel tiempo se apareció Jesús y les dijo: Id por todo el
mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea
bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las
señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán
demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y
aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los
enfermos y se pondrán bien. Con esto, el Señor Jesús, después de
hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. Ellos
salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y
confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.
Oración introductoria
Señor, me llamas a dedicarme a predicar tu Evangelio. ¡Qué
privilegio el poder contribuir en la extensión de tu Reino! Para
lograrlo, necesito aumentar mi fe y mi caridad, por ello te pido que
esta oración sea el medio para fortalecer mi convicción de ser un
auténtico discípulo y misionero de tu amor.
Petición
Ayúdame, Señor, a saber corresponder, con mi amor y servicio a los demás, el don de tu redención.
Meditación del Papa
El mensaje que Cristo resucitado confió a los Apóstoles se extendió
con rapidez por todo el Medio Oriente, y desde allí por el mundo entero.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, como ellos hicieron, también
nosotros estamos llamados hoy a tener un sólo corazón y una sola alma, a
profundizar en nuestra comunión con el Señor y con los demás, y a dar
testimonio de Él ante el mundo.
Estamos llamados a superar nuestras diferencias, a poner paz y
reconciliación donde exista un conflicto, a ofrecer al mundo un mensaje
de esperanza. Estamos llamados a tender una mano a quien lo necesite, a
compartir con generosidad nuestros bienes materiales con los más
desafortunados. Estamos llamados a proclamar de manera incansable la
muerte y la resurrección del Señor, hasta que Él vuelva. Por Cristo, con
Él y en Él, en la unidad que es el don del Espíritu Santo a la Iglesia,
demos honor y gloria a Dios nuestro Padre del cielo, en compañía de
todos los ángeles y santos que cantan su alabanza por los siglos. Amén.
(Benedicto XVI, 6 de junio de 2010).
Reflexión
Nos encontramos en el Monte de los Olivos, en el mismo lugar donde
cuarenta días antes, Jesús era entregado por uno de sus discípulos y
donde todos los demás le abandonaron. Pero las cosas han cambiado y ya
no son los mismos apóstoles de antes, la Resurrección los ha cambiado. Y
Jesús se da cuenta de esto, por eso, les da una nueva misión: predicar
el evangelio a todos los hombres, suscitar la fe, transmitir la
salvación mediante el bautismo: he aquí la misión de los apóstoles
después de la Resurrección. Y nosotros católicos somos hoy en día esos
apóstoles resucitados.
Es verdad que en nuestras vidas hemos abandonado a Cristo muchas
veces, pero eso a Jesús no le importa. Él nos llama a predicar el
evangelio con un ardor de caridad que nos oblige a transmitir a los
demás la verdad que hemos encontrado; nos dará la fuerza para ser tanto
de palabra como de obra un ferviente testimonio del evangelio. Ahora
bien, ¿qué nos diferencia a nosotros de los apóstoles? Tenemos la misma
fe, la misma caridad, la misma doctrina, el mismo Dios... Pero nos
falta su amor apasionado a Cristo, que les llevó a considerar todo
basura y estiércol comparado con Cristo.
Hoy es un día de conversión. No esperemos más, convirtámonos en esos
apóstoles resucitados y pidamos esa fe y ese amor que nos convierta
también a nosotros en luz y fuego en medio de la oscuridad del mundo.
Propósito
Proclamar el Evangelio con mi testimonio y ayudando a los demás.
Diálogo con Cristo
Señor Jesús, para poder evangelizar necesito tenerte en el centro de
mi vida. Y eso, ¿qué implica? Tenerte presente a lo largo de todo el
día, en mis diversas actividades, para llegar a ser una persona de
oración y de acción, que podrá presentar la belleza de tu amor con
naturalidad y alegría, con astucia y constancia, de modo que, sobre todo
mi testimonio, sea una ayuda para que otros quieran conocerte, amarte y
seguirte.