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lunes, 17 de agosto de 2020
SI AMAS A TUS HIJOS DEBES REZAR POR ELLOS
Si amas a tus hijos debes rezar por ellos
Cada niño es un don único de Dios, con características particulares que nadie más tiene. Si amas mucho a tus hijos debes rezar por ellos.
Vivir una vida de oración te beneficia, pero también entrena a tus hijos en cómo rezar. Así que, siempre debes encontrar pequeñas formas de rezar por tus hijos a lo largo del día. Cuando rezas, puedes hablar con Dios, pero ¿sabes qué? tus hijos observan lo que haces. Aunque no comprendan mucho si son muy pequeños, cuando rezas por ellos, les das un regalo.
Si quieres a tus hijos, reza por ellos.
Encontrar tiempo para rezar por tus hijos, debe ser una tarea de día a día. Buscar ese espacio, ese momento. Siempre podemos aprender a encajar una o dos oraciones en algunas rutinas del día para rezar por los hijos.
Con el tiempo, los hijos puede aprender a hablar con Dios de cualquier cosa en cualquier momento, como si hablaras con un buen amigo. Eso lo habrán aprendido de ti.
Esta informaicón extráida del portal Aleteia, nos invita hoy a meditar y orar sobre la gran gracia y responsabilidad de educar hijos de Dios. Son muchos los desafíos que enfrenta la familia en cada etapa del desarrollo de los hijos, porque cada hijo es diferente y cada etapa nos exige una nueva manera de atender a sus necesidades.
Pero cuando enfrentamos en Dios tales desafíos, crecemos junto a cada hijo. Cada niño es un don único de Dios: tienen características particulares que nadie más tiene y así lo debemos ver, como Dios nos ve. Ellos son una "segunda edición" nuestra, pero seres únicos, especiales.
Saber transmitir la realidad.
Por otro lado, sería absurdo transmitirles la falsa noción de que es son centro del mundo y que todo está hecho para ellos. Al contrario, es necesario que desde temprano les sea transmitido, en la pedagogía propia para su edad, que Dios es el centro del mundo y ellos son un don que viene de Dios para el mundo.
Son muchos los niños criados con la mentalidad de que el mundo y hasta otras personas son simplemente objetos de consumo, y a veces llegan a la edad adulta sin sentido en la vida.
Muchos se vuelven depresivos y terminan perdiéndose en la droga, en la prostitución, la marginalidad, o se vuelven adultos egoístas que influenciarán la sociedad con una mentalidad cada vez más destructiva.
Que en esta visita de Nuestra Señora a nuestra familia, seamos ungidos por el Espíritu Santo con el don de la sabiduría, que viene de lo alto, y es muy distinta de la sabiduría mundana.
Que el Espíritu Santo, por intercesión de Nuestra Señora y su Hijo nos conceda la gracia de educar hijos para el amor. Que el amor supere el egocentrismo.
Oramos también por todos los educadores, por las escuelas y universidades y profesores para que sean instrumentos eficaces de una cultura de vida y no de muerte.
Que todo estudio sea sometido a la Palabra de Dios que es la mayor educación que podemos dar a nuestros hijos, para ser el punto de equilibrio y discernir sobre la información que ellos reciben cada vez más rápidamente en nuestros días. Para que la cultura de nuestros hijos sea dirigida a favor de la vida, como dice la Biblia:
"Escucha, Israel: Yahveh nuestro Dios es el único Yahveh. Amarás a Yahveh tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Queden en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy. Se la repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado; las atarás a tu mano como una señal, y serán como una insignia entre tus ojos; las escribirás en las jambas de tu casa y en tus puertas" (Deuteronomio 6,4-9)
Poblar al mundo de adultos santos.
Cuando la Palabra de Dios es proclamada y vivida por lo menos por uno de los padres u otro responsable directo del niño, se vuelve posible cambiar la pregunta: "¿Qué puede ofrecerme hoy la vida?", por esta otra: "¿Qué me pide hoy la vida?". Esta será la cura diaria de cualquier egocentrismo que lleva a la muerte.
Es en beneficio de nuestros hijos que nosotros como padres ejercitemos a nuestros hijos a hacer, desde temprano y conforme a su capacidad, elecciones, que impliquen satisfacciones pero también responsabilidades.
Así, estaremos ayudando a poblar un mundo de adultos santos, capaces de optar por la verdadera vida que sólo se encuentra en la voluntad de Dios.
Que el Señor rescate nuestra fe como padres, para que oremos con toda confianza por el futuro de nuestros hijos, para que ellos sean rescatados de donde estuvieran hoy para la verdadera felicidad que sólo se encuentra en la voluntad de Dios.
Oración para la protección de los hijos.
Nuestro Dios está totalmente en control de todas las cosas. Recuerde que "sabemos que en todas las cosas Dios trabaja para el bien de los que le aman, que han sido llamados según su propósito". (Romanos 8,28) Señor Dios, Padre amado y lleno de extrema bondad, te alabamos porque tienes el control total de todas las cosas. Rezo para que protejas a mi hijo. Mantenlos saludables y ayúdalos a prosperar. Tú conoces a cada uno de ellos, sabes exactamente cuándo se levantan y cuándo se caen. Lo que necesitan en su camino y lo que debe ser apartado de su lado. Cuida a mis hijos en cada una de las área de su vida y mantenlo a salvo siempre. Amén.
RECUERDA A MARÍA
Recuerda a María
Padre Eusebio Gómez Navarro, OCD
Cuenta una leyenda carmelitana, que se situaba en el convento carmelitano de San Martín de Bolonia, que estando la comunidad cantando la Salve, al llegar al muéstranos a Jesús fruto bendito de tu vientre, se apareció la Virgen con su hijo en los brazos agradeciendo a la comunidad la alabanza que la tributaban, y, mostrando a su hijo, dijo a los religiosos, "cantad devotamente, hijos, que yo os mostraré a mi hijo Jesús, así en el presente como en el siglo futuro”.
El oficio de María es presentarnos a su Hijo, llevarnos de la mano a Jesús, para que hagamos lo que él nos dice.
Muchas son las advocaciones con las que invocamos a María. La Virgen del Carmen ha sido una de las devociones más populares durante setecientos años. Muchos cristianos se han sentido protegidos por María con el Escapulario. El escapulario es un signo especial de la protección de María, madre y hermana nuestra. El Escapulario del Carmen nos compromete a vivir como María, a ser personas orantes, a estar abiertos a Dios y a las necesidades de los hermanos.
María fue la favorecida de Dios, la “llena de gracia”. Sabía que el Señor estaba con ella, sentía su presencia. Dios se había fijado en su humildad y cuidaba de ella. Estaba arropada por la fuerza de Dios. No podía temer a nada ni a nadie. María conocía el corazón de Dios, sabía de su infinita misericordia. Por eso, lo alababa y adoraba. Vivía de Dios, con Dios y para Dios.
Concibió y dio a luz a su hijo, “el Hijo del Altísimo” a quien puso por nombre Jesús, Salvador de cada pueblo y de todos aquellos que creen en él. En su vientre había llevado a Jesús y facilitó que estuviera en su corazón durante toda su vida.
María fue una mujer sencilla. Se ubicó entre los socialmente considerados inferiores, entre los que no tienen ni voz ni voto. Todos los necesitados tenían cabida en su corazón. Sin demora ni tardanza se puso en camino para atender a su pariente Isabel, para llevarle al Dios de la vida, para asistirla y ayudarla.
María tiene muchos títulos. Entre todos ellos, todos hermosos y grandes, sobresale el de ser Madre de Cristo y Madre nuestra. María es Madre de la Iglesia. Como dice Pablo, sufre por ella dolores de parto hasta ver a Cristo formado en cada uno de los creyentes. Ella cuida de sus hijos, como buena madre, durante la vida y en la hora de la muerte. Ella ayuda a caminar con Jesús y a esperar hasta el final.
María estuvo junto a su hijo en todos los momentos de su vida. En las alegrías y, sobre todo, en el momento de la cruz. Lo acompañó hasta la tragedia final del Calvario. Ella, la Dolorosa, también está cercana a nuestras penas y sufrimientos cotidianos. Los pobres, los enfermos, los que sufren, alcanzan de María la fuerza y ayuda para sobrellevar con fe una vida plagada de dificultades.
La historia y la leyenda nos han mostrado a la Virgen del Escapulario siempre cercana a todos aquellos que, viviendo momentos difíciles y amargos, han acudido a ella pidiendo su protección.
Llevar el Escapulario de la Virgen del Carmen es ponerse, como ella, un vestido nuevo, el ropaje de la fe, de la alegría... Es un símbolo de amor que nos recuerda a María.
Sí, hemos sido revestidos de Cristo y, como María, debemos permanecer fieles a Dios hasta el final. Para ello es necesario acudir e invocar el nombre de María, hermana, madre, amiga. Así nos dice Bostio:
“Nunca olvides sus beneficios. Nunca olvides los múltiples testimonios de su amor de hermana y de madre. Ella nunca cambiará sus disposiciones de amor hacía ti, su fidelidad es irreversible.
Que no pase, pues, un solo día, que no transcurra una noche, que no vayas a ninguna parte, que ningún pensamiento ni conversación alguna tengan lugar, que no te sobrevenga trabajo ni descanso, sin que traigas afectuosamente a la mente el recuerdo de María. Que en el vestíbulo de tu memoria ella ocupe siempre un puesto de vanguardia.
De corazón, vuélvete a menudo hacia María, y nunca te canses de invocarla con estas palabras de la Biblia: Hermana mía, amiga mía, inmaculada mía, ábreme tu corazón, morada de misericordia. Tú, María, eres el amor de mi corazón, más aún, mí propio corazón, mi propia alma. Y no dudes en añadir las dulcísimas palabras de Esdras: Abraza, madre, a tus hijos; estréchate al corazón de tus devotos; afianza sus pasos; guíalos en la santa alegría. O la súplica de Abraham: Te ruego que digas que eres mí hermana, para que, gracias a ti, encuentre yo una buena acogida y por causa tuya viva mi alma”.
EL EVANGELIO DE HOY LUNES 17 DE AGOSTO DE 2020
Lecturas de hoy Lunes de la 20ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, lunes, 17 de agosto de 2020
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (24,15-24):
Me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, voy a arrebatarte repentinamente el encanto de tus ojos; no llores ni hagas duelo ni derrames lágrimas; aflígete en silencio como un muerto, sin hacer duelo; líate el turbante y cálzate las sandalias; no te emboces la cara ni comas el pan del duelo.»
Por la mañana, yo hablaba a la gente; por la tarde, se murió mi mujer; y, a la mañana siguiente, hice lo que se me había mandado.
Entonces me dijo la gente: «¿Quieres explicarnos qué nos anuncia lo que estás haciendo?»
Les respondí: «Me vino esta palabra del Señor: "Dile a la casa de Israel: 'Así dice el Señor: Mira, voy a profanar mi santuario, vuestro soberbio baluarte, el encanto de vuestros ojos, el tesoro de vuestras almas. Los hijos e hijas que dejasteis caerán a espada. Entonces haréis lo que yo he hecho: no os embozaréis la cara ni comeréis el pan del duelo; seguiréis con el turbante en la cabeza y las sandalias en los pies, no lloraréis ni haréis luto; os consumiréis por vuestra culpa y os lamentaréis unos con otros. Ezequiel os servirá de señal: haréis lo mismo que él ha hecho. Y, cuando suceda, sabréis que yo soy el Señor.»
Palabra de Dios
Salmo
Dt 32,18-19.20.21
R/. Despreciaste a la Roca que te engendró
Despreciaste a la Roca que te engendró,
y olvidaste al Dios que te dio a luz.
Lo vio el Señor, e irritado
rechazó a sus hijos e hijas. R/.
Pensando: «Les esconderé mi rostro
y veré en qué acaban,
porque son una generación depravada,
unos hijos desleales.» R/.
«Ellos me han dado celos con un dios ilusorio,
me han irritado con ídolos vacíos;
pues yo les daré celos con un pueblo, ilusorio
los irritaré con una nación fatua.» R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (19,16-22):
En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?»
Jesús le contestó: «¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.»
Él le preguntó: «¿Cuáles?»
Jesús le contestó: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo.»
El muchacho le dijo: «Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?»
Jesús le contestó: «Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo– y luego vente conmigo.»
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy lunes, 17 de agosto de 2020
Edgardo Guzmán, cmf.
Queridos amigos y amigas:
En la primera lectura de hoy vemos cómo Ezequiel recibe la revelación y el mandato de anunciar un evento profético no solo con las palabras, sino con su propia experiencia de vida. Se trata de una experiencia dolorosa: la perdida de una persona muy querida para él, su esposa, «el encanto de sus ojos» (v.16), se le pide que no manifieste ningún signo de luto y dolor. Este extraño comportamiento suscita curiosidad en la gente (v.19). Es el punto que despierta la profecía. Lo que le ha sucedido a Ezequiel es un signo de lo que vivirán los israelitas en el exilio.
De hecho, será «la hora mas trágica de su historia», su ciudad amada caerá en manos de Babilonia, los hijos que se quedan en el país morirán. La catástrofe será tan fuerte y de forma tan improvisa que no tendrán tiempo para hacer luto, llevarán sus lamentos en silencio (vv.22s). En lugar de derramar las lágrimas de arrepentimiento y de manifestar exteriormente su dolor, será mejor entrar en lo más intimo del corazón para reconocer el mal que ha causado toda esta situación: haberse alejado de Dios, que los ama como un esposo ama a su esposa. Solo un arrepentimiento sincero podrá reanimar la esperanza y reubicarlos en el camino del Señor. Es instintivo reaccionar al dolor con llanto y lamentos, pero las lágrimas no son todo y por sí mismas no pueden cambiar nada. El creyente tiene el desafío de descubrir el poder humanizante y salvífico contenido en el misterio del dolor.
En el Evangelio de hoy encontramos la conocida escena del «joven rico». Es un joven que está en búsqueda, de lo que toda persona humana anhela: vida y felicidad. Este muchacho le pregunta a Jesús que debe hacer para obtener esa vida en plenitud, la vida eterna, quiere traducir en acciones su anhelo más profundo. Jesús se complace de la búsqueda honrada y sincera de este joven y lo guía gradualmente. Con la contra pregunta: «¿Por qué me preguntas qué es bueno?», y la afirmación: «uno solo es Bueno» (v. 17), Jesús le señala que en realidad la búsqueda de la vida eterna es la búsqueda de Alguien no de algo. Lo “bueno” no es un principio ético abstracto, es un rostro, el del Padre.
Solo después de esa premisa, Jesús le indica al joven el camino a seguir. Primero le recuerda el camino tradicional: el cumplimiento de los mandamientos como expresión de la voluntad de Dios. Pero el muchacho no se contenta con lo que le parece obvio, piensa que «todo eso lo he cumplido» (v.20). Busca algo más, algo que vaya más allá de lo que ya es conocido y practicado. Ahora Jesús le hace una propuesta novedosa: «si quieres ser perfecto» (v. 21), dándole unas sugerencias concretas: «vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y sígueme». A pesar de ser un joven bien intencionado no fue capaz de dar ese salto de calidad que le pedio Jesús, al final «se fue triste» (v. 22). La realización plena de nuestra vida no está en tener muchos bienes materiales o una seguridad económica, sino en tener nuestro corazón libre de apegos. ¿Cuáles son mis tesoros? ¿Dónde tengo puesto el corazón? ¡El Señor no se cansa de invitarnos a seguirle!
Fraternalmente,
Edgardo Guzmán, cmf.
eagm796@hotmail.com
HOY ES LA FIESTA DE BEATRIZ DE SILVA, DIFUSORA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN, 17 DE AGOSTO
Santa Beatriz de Silva
17 de agosto
Mi padre, Ruy Gómes da Silva, fue alcalde mayor de Campo Mayor y consejero del rey D. Duarte. Mi madre, Dª Isabel de Meneses era una dama emparentada con las casas reales de España y Portugal.
De mi infancia puedo deciros que crecí en el seno de una familia de hondas raíces cristianas. Éramos once hermanos, criados y educados con mucho amor.
Muy jovencita, como era costumbre en la época, me trasladé a la Corte de la reina Isabel, hija de D. Juan, príncipe de Portugal, al casarse ésta con D. Juan II, rey de Castilla. Permanecí en la corte de Tordesillas, como dama de la reina varios años.
Mis biógrafos, que me miran con buenos ojos, decían que era muy hermosa, “la dama más bella de la corte de Castilla”. Quizás no era consciente de ello pero mi belleza atraía las miradas de todos y despertaba cierta admiración en quienes me trataban. Cierto es que muchos nobles caballeros me pidieron en matrimonio, pero yo tenía las miras en otro caballero, pero de eso os hablaré más adelante.
Creo que por ello, la Reina, pudo contemplar en mí una rival en su matrimonio. Dicen que sus celos le llevaron a encerrarme. Solo sé que un día de forma inesperada para mí, me encontré dentro de un cofre en un rincón del castillo.
En medio de la oscuridad me encomendé con todo el corazón a la Virgen María. Pude verla, no sé si con mis propios ojos o los de la fe. Iba vestida de hábito blanco y manto azul y el niño Jesús en brazos. Me habló, o al menos yo pude escuchar sus palabras de ánimo y su consuelo. Me hizo un encargo que desde entonces no olvidé: fundar una Orden dedicada a la honra del misterio de su Inmaculada Concepción. El hábito de las monjas sería el mismo que ella lucía, blanco y azul. No pude sino ofrecerme como su servidora y consagrarme a ella. La Reina de cielo me libró de aquella prisión.
Al cabo de tres días salí de allí como si nada hubiera pasado. Abandoné la corte e ingresé, como seglar o señora de piso, en el Monasterio dominico de Santo Domingo el Real. Estuve en este retiro por espacio de treinta años, durante los cuales permanecí con el rostro cubierto siempre con un velo, no sólo como penitencia sino, sobre todo, en señal de una total consagración a mi Señor. Esperaba así la hora de poder llevar a cabo la misión que me había encomendado mi Señora, la Virgen Inmaculada. Llegó el año 1884. Fue un año grato para mi e inolvidable. Abandoné el Monasterio de Santo Domingo y con algunas compañeras, pasamos a una casa llamada Palacios de Galiana, junto a la muralla norte de Toledo, un
regalo donado por la Reina Isabel. Sí, Isabel la Católica. Nos unía una cierta amistad. Fue muy generosa. También nos concedió la capilla adjunta, dedicada a Santa Fe, una santa de origen francés.
Durante cinco años vivimos en Santa Fe. No profesamos en ninguna orden religiosa, ni vivíamos bajo ninguna regla aprobada por la Iglesia. Fue una experiencia nueva dentro del monacato femenino de aquella época. Finalmente a petición mía y de la Reina Isabel, nuestra valedora, el 30 de abril de 1489, conseguimos del Papa Inocencio VIII la
aprobación de un Monasterio dedicado a la Concepción de la Bienaventurada Virgen María. Era el comienzo de un camino, un divino camino. Quiso el Señor llamarme a su
lado antes de empezar a caminar por él, o quizás ya había comenzado. Antes de marchar hacia el año 1492 pude profesar en presencia de mis hermanas y el obispo de
Toledo.
El monasterio no desapareció. La Comunidad, a pesar de muchas dificultades continuó fiel a nuestros primeros proyectos. La perseverancia de las primeras hermanas y el
apoyo de la Orden franciscana que nos acompañó desde los comienzos, dio como resultado el crecimiento de la Orden desde Toledo a otros lugares del Reino. Por fin, el 17 de septiembre de 1511 obtuvimos regla propia. A mediados del s. XVI, la Orden de la Concepción de la bienaventurada Virgen María, llegó hasta el Nuevo mundo.
El Papa Pío XI confirmó el culto inmemorial que muchos me tributaron y me proclamó Beata el 28 de julio de 1926. Más tarde, reanudada la causa de canonización en 1950 por Pío XII, Pablo VI me canonizó solemnemente el 3 de octubre de 1976. Mi fiesta litúrgica se celebra el día 17 de agosto.
Soy conocida en la historia como “la dama del rostro velado” y “la mujer del silencio”. Espero que hayáis disfrutado con esta breve historia de mi vida que os he compartido. Ahora son mis hijas, extendidas por todo el mundo quienes hacen presente el Carisma que un día el Espíritu Santo me inspiró.
SANTORAL DE HOY LUNES17 DE AGOSTO DE 2020
Leopoldina Naudet, Beata
Virgen y Fundadora, 17 de agosto
|
Florencio López Egea, Beato
Sacerdote y Mártir, 17 de agosto
|
Marie-Elizabeth Turgeon, Beata
Religiosa, 17 de agosto
|
Antonio Carmaniú i Mercader, Beato
Sacerdote y Mártir, 17 de agosto
|
Mirón, Santo
Presbítero y Mártir, 17 de agosto
|
Mamés (o Mamante o Mameto), Santo
Mártir, 17 de agosto
|
Eusebio, Santo
XXXI Papa, 17 de agosto
|
Clara de la Cruz de Montefalco, Santa
Abadesa, 17 de agosto
|
Juana de la Cruz (Delanoue), Santa
Fundadora, 17 de agosto
|
Bartolomé Días-Laurel, Beato
Mártir, 17 de agosto
|
Beatriz de Silva y Meneses, Santa
Fundadora,17 de agosto
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Jacinto de Polonia, Santo
Patrono de Polonia, 17 de agosto
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