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sábado, 22 de junio de 2024
domingo, 1 de agosto de 2021
viernes, 20 de marzo de 2020
LOS MANDAMIENTOS, EL CAMINO QUE DIOS NOS MUESTRA
Los Mandamientos, el camino que Dios nos muestra
Pequeño resumen que ayuda a saber si vamos por el camino correcto
Por: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net
Hoy en día, muchas personas han eliminado a Dios de su vida. Como que en ocasiones nos estorba y preferimos borrarlo, en vez de sentarnos a reflexionar por qué nos pide ciertas cosas. Unas de las cosas que Dios nos pide es cumplir con los mandamientos que Él nos entregó. Los Mandamientos son un camino para llegar al Cielo y ser felices. Cuando los cumplimos, vivimos en paz.
Los tres primeros mandamientos de la ley de Dios nos enseñan cómo debe de ser nuestra actitud para con Dios y los siete siguientes nos enseñan nuestra actitud hacia el prójimo, con los que nos rodean.
Los mandamientos de la ley de Dios son los siguientes:
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas.
Este mandamiento nos dice que Dios debe ser lo más importante en nuestras vidas, debemos amarlo, respetarlo y vivir cerca de Él. Esto lo podemos hacer a través de la oración y los sacramentos.
Debemos creer, confiar y amar a Dios sobre todas las cosas:
1. Creer en Dios que es mi Padre, me ha dado la vida y me ama.
2. Confiar en Dios porque es mi Padre y me ama infinitamente
3. Amar a Dios más que a nada y a nadie en el mundo.
Para saber si cumplimos con este mandamiento, nos podemos preguntar:
• ¿Estoy amando a Dios como un hijo ama a un padre?
• ¿Vivo sólo para las cosas temporales, de la tierra?
2. No tomarás el nombre de Dios en vano.
Este mandamiento nos manda respetar el nombre de Dios y todas las cosas sagradas.
Para cumplir este mandamiento, debemos usar el nombre de Dios con mucho amor y respeto. Debemos de cuidar y respetar todas las cosas que tienen que ver con Dios, así como respetar al sacerdote y a las personas consagradas a su servicio.
Para saber si cumplimos con este mandamiento nos podemos preguntar:
• ¿Uso el nombre de Dios de una manera cariñosa y con respeto, sin jurar en vano el nombre de Dios?
• ¿Respeto las cosas de Dios (capilla, Biblia, rosario, etc.)?
• ¿Trato de manera respetuosa a los sacerdotes y personas consagradas al servicio de Dios?
• ¿He cumplido con las promesas que he hecho?
• ¿He jurado en falso?
• ¿He cumplido las promesas que he hecho a Dios?
3. Santificarás las fiestas.
Este mandamiento nos manda dedicar los domingos y los días de fiesta a alabar a Dios y a descansar sanamente.
Para cumplir con este mandamiento, debemos ir a Misa todos los domingos y fiestas que la Iglesia e indique y celebrar el amor de Dios y todo lo que ha hecho por nosotros. Debemos aprovechar los domingos para rezar más y estar cerca de Dios, así como para descansar sanamente y ayudar a que otros descansen. También, debemos dedicar este día a las cosas de Dios y a la familia.
Para saber si cumplimos bien con este mandamiento, podemos preguntarnos:
• ¿Voy a Misa los domingos y fiestas que manda la Iglesia?
• ¿Hago un esfuerzo por estar muy cerca de Dios durante la Misa y escuchar lo que me quiere decir?
• ¿Pienso en Dios los domingos?
• ¿Ayudo a los demás para que puedan descansar?
Los días en que se debe de asisitr a Misa, además de los domingos, son marcados por la Conferencia Episcopal de cada país.
4. Honrarás a tu padre y a tu madre
Este mandamiento nos manda honrar y respetar a nuestros padres y a quienes Dios le da autoridad para guiarnos y ciudarnos en nuestras vidas.
Para cumplir este mandamiento, debemos escuchar, respetar y amar a los padres y a aquellas personas que tengan autoridad sobre nosotros (abuelos, tíos, sacerdotes, maestros, autoridad civil).
Esto no quiere decir que los padres deben de olvidarse de sus deberes y obligaciones para con los hijos.
Para saber si cumplimos con este mandamiento podemos preguntarnos:
• ¿Ayudo material o espiritualmente a mis padres?
• ¿Soy agradecido con mis padres?
• ¿Los acompaño en su vejez?
• ¿Les demuestro amor?
• ¿Soy agradecido con ellos?
• ¿Los acompaño en sus enfermedades?
5. No matarás
Este mandamiento nos manda respetar nuestra propia vida y la del prójimo, cuidando de la propia salud, porque la vida humana es sagrada. Se trata de no lastimar ni atentar contra la vida propia o ajena, física o moral.
Para cumplir este mandamiento, debemos servir a la vida cuidando nuestra salud, para no caer en vicios como el alcoholismo o la drogadicción. El suicidio es un atentado contra la propia vida.
Con respecto a la vida de otros, debo evitar las críticas y el dar a conocer a todos los defectos ajenos, es decir, las calumnias. El maltratar físicamente a las personas, atenta contra la vida ajena. El aborto es dar muerte a una vida en el vientre de la madre.
Para saber si estoy cumpliendo con este mandamiento me puedo preguntar:
• ¿He hablado mal de los demás?
• ¿He maltratado a alguien físicamente?
• ¿He caído en algún vicio?
• ¿He atentado contra mi salud?
6. No cometerás actos impuros
Este mandamiento nos manda conservar la pureza del cuerpo y del alma.
Para cumplir con este mandamiento, debemos procurar la limpieza interior de nuestro cuerpo y de nuestra alma ya que es un tesoro muy grande que debemos conservar. Nuestro cuerpo es un templo del Espíritu Santo.
Para saber si cumplimos con este mandamiento, nos podemos preguntar:
• ¿He cometido adulterio o fornicado?
• ¿He visto algún tipo de pornografía?
• ¿Me he permitido tener pensamientos y deseos morbosos? ¿He dominado mis pasiones?
• ¿He practicado la homosexualidad?
• ¿He practicado la masturbación?
7. No robarás
Este mandamiento nos manda respetar las cosas de los demás y utilizar las nuestras para hacer el bien. También, nos manda respetar y cuidar la Creación.
Para cumplir este mandamiento, no debemos apropiarnos de lo que no sea nuestro y debemos evitar causar daño a lo que tienen los demás. Respetar la Creación y usar las cosas para hacer el bien. Pagar lo justo a las personas que empleo y cuando soy empleado cumplir con el trabajo para el que fui contratado.
Para saber si cumplimos con este mandamiento, nos preguntamos:
• ¿Devuelvo las cosas que encuentro y no son mías?
• ¿Cuido las cosas que me prestan?
• ¿Cuido las cosas que tengo?
• ¿Cuido y respeto la creación?
• ¿Comparto mis cosas con la gente necesitada?
8. No mentirás
Este mandamiento nos manda ser sinceros y no mentir. Nos pide decir siempre la verdad. Mentir es decir algo falso, es engañar.
Para cumplir este mandamiento, debemos decir la verdad y no engañar a los demás ni hablar mal de ellos.
Para saber si cumplimos con este mandamiento, me puedo preguntar:
• ¿Estoy acostumbrado a ser sincero?
• ¿Acostumbro resolver mis problemas sin mentir?
• ¿Hablo bien de las demás personas?
9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
Este mandamiento nos dice que no debemos pensar ni desear cosas inmorales. Nos pide pureza de corazón para ver todas las cosas con los ojos de Dios. Pureza de corazón, sea yo soltero(a) o casado(a).
Para poder vivir este mandamiento, necesitamos vivir la virtud de la pureza. Esta virtud nos lleva a respetar el orden establecido por Dios en el uso de la capacidad sexual a fin de vivir un amor humano más perfecto. Practicar la castidad, cuidando lo que vemos, lo que oímos, lo que decimos, etc. Cuidar el corazón de todo aquello que lo pueda manchar.
Para saber si cumplimos con este mandamiento, nos podemos preguntar:
• ¿He tenido pensamientos inmorales?
• ¿He vivido la virtud de la castidad en mi vida?
• ¿He cuidado la pureza de mi corazón?
• ¿He propiciado situaciones que me pongan en peligro para tener pensamientos y deseos impuros?
10. No desearás los bienes ajenos
Este mandamiento nos manda ser generosos y no dejar lugar a la envidia en nuestros corazones.
Para poder cumplir este mandamiento debemos ser felices con las cosas que tenemos y no tener envidia si alguien tiene más que nosotros. Disfrutar y agradecer lo que tenemos.
Para saber si estamos cumpliendo con este mandamiento, nos podemos preguntar:
• ¿Soy feliz con las cosas que tengo?
• ¿Agradezco y cuido las cosas que tengo como un regalo de Dios?
• ¿Me pongo feliz por mis amigos cuando consiguen algo que yo no tengo?
• ¿Me pongo feliz cuando a los demás les pasan cosas buenas?
¡Al cumplir los mandamientos vamos a estar cerca de Dios y vamos a vivir más felices! Los Diez mandamientos son el mejor camino para llegar al Cielo.
Recuerda que para ser feliz nos conviene cumplir con los Diez Mandamientos que Dios le entregó a Moisés. No olvides que seguir las huellas de Cristo es imitarlo en su perfecto cumplimiento de las leyes de su Padre. Los católicos, además, seguimos el mandato de Cristo: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo y, predicar el Evangelio a todas las personas.
lunes, 23 de abril de 2018
LOS MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA
Los Mandamientos de la Iglesia
La Iglesia, como Madre y Maestra, da normas para ayudar a los cristianos a cumplir y vivir mejor los mandatos de Dios.
Por: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net
Dios en su infinita misericordia nos envía a su Hijo para darnos la posibilidad de la salvación. Cristo padeció, murió y resucitó por nosotros, con ello, nos obtuvo la redención. Con el fin de continuar su obra redentora, funda la Iglesia, que es la designada por Él como guardiana de los medios de salvación.
Escogió a los apóstoles para que gobernaran la Iglesia y les transmitió sus poderes. Les dijo: "Lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo". Mt. 19,16.
Los poderes que Cristo le transmitió a los apóstoles son:
Enseñar con autoridad la doctrina de Cristo. Por ello, siempre debemos estar atentos a lo que el Magisterio nos dice. La Iglesia nos va enseñando el camino a seguir para obtener la salvación.
Santificar por medio de los sacramentos. La Iglesia es la encargada de administrar los sacramentos, Ella es en sí misma, sacramento de salvación. Todos tenemos necesidad de la gracia para salvarnos, solos no podemos, por tanto, no podemos rechazar esta función de la Iglesia.
Gobernar mediante leyes que obligan en conciencia. Siempre debemos obedecer al Magisterio en cuestiones de fe. Por esta autoridad que le viene del mismo Jesucristo, la Iglesia puede y debe promulgar leyes que ayuden a los fieles en su camino hacia la Casa del Padre.
La Iglesia tiene un doble fin:
Un fin último que es la gloria de Dios
Un fin próximo, la salvación de los hombres.
La Iglesia, como Madre y Maestra que es, para cumplir con su misión da normas para ayudar a los cristianos a cumplir y vivir mejor los mandatos de Dios. Entre estas leyes o normas se encuentran los Mandamientos de la Iglesia. Todas las personas que pertenecen a Ella están obligados a cumplir con ellos.
Los mandamientos de la Ley de Dios son inmutables, no pueden cambiar por estar basados en la naturaleza humana, obligan todas las personas, pues están inscritos en la conciencia.
El carácter obligatorio de las leyes positivas promulgadas por la autoridad eclesiástica tienen como fin garantizar a los fieles el mínimo indispensable en el espíritu de oración y en el esfuerzo moral.
Los mandamientos de la Iglesia son aquellos preceptos dados por la Iglesia para promover el acercamiento a los sacramentos y a la vida litúrgica de todos sus hijos y así ayudarles a participar activamente en la vida de la Iglesia, a cumplir sus deberes con Cristo y beneficiarse de los dones de salvación que Él nos entregó.
Los mandamientos generales son:
1. Oír Misa entera los domingos y fiestas de guardar
Todos tenemos la obligación de emplear parte de nuestro tiempo para consagrarlo a Dios y darle culto, esta es una ley inscrita en el corazón. Es ley natural darle culto a Dios, y la Misa es el acto fundamental del culto católico. De este modo la Iglesia concreta el tercer mandamiento de la Ley de Dios y el deber de los cristianos es cumplirlo, además de ser sobre todo un inmenso privilegio y honor.
Este mandamiento exige a los fieles participar en la celebración eucarística, el día en que se conmemora la Resurrección de Cristo y en algunas fiestas litúrgicas importantes. El no cumplirlo es pecado grave para todos aquellos que tienen uso de razón y hayan cumplido los siete años. Para cumplir este precepto hay que hacerlo el día en que está mandado, no se puede suplir. Implica una presencia real, es decir, hay que estar ahí y hay que escucharla completa.
La Misa o sacrificio eucarístico del cuerpo y la sangre de Cristo, instituido por Él para perpetuar el sacrificio de la Cruz, es nuestro más digno esfuerzo que podemos hacer para acercarnos a Dios, y más útil para conseguir el aumento de la gracia.
2. Confesar los pecados graves cuando menos una vez al año, en peligro de muerte y si se ha de comulgar
Hay que acudir a este sacramento – como todos los demás, signo sensible eficaz de la gracia, instituido por Cristo y confiado a la Iglesia - para asegurar la preparación para la Eucaristía mediante su recepción que continua la obra de conversión y perdón del Bautismo. No basta con acudir, sino que hay que cumplir con todos los requisitos que el sacramento impone. El asistir sin cumplir con los actos del penitente, se convierte en una confesión sacrílega. Esto no implica que la confesión frecuente no sea recomendable, sino todo lo contrario, para quienes quieren ir perfeccionando su vida, confesarse con frecuencia es uno de los mejores medios.
3. Comulgar por Pascua de Resurrección
Este mandamiento garantiza un mínimo en la recepción del Cuerpo de Cristo. Siempre hay que comulgar en estado de gracia y cumplir con el ayuno eucarístico. Se debe de recibir la comunión dentro de la Misa, los enfermos incapacitados para asistir a Misa deben de recibir el viático.
4. Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Iglesia
Esto asegura los tiempos de ascesis y de penitencia que nos preparan para las fiestas litúrgicas y contribuyen a adquirir el dominio sobre nuestros instintos y la libertad de corazón. No implica que hacer penitencia durante todo el año no sea de provecho.
La abstinencia es una práctica penitencial por la que se le ofrece a Dios el sacrificio de no tomar carne u otro alimento, recordando así y uniéndose a los dolores de Cristo por nuestros pecados.
5. Ayudar a la Iglesia en sus necesidades
El mandamiento señala la obligación de cada uno según sus posibilidades a ayudar a la Iglesia en sus necesidades materiales, para poder continuar con su misión. Las necesidades de la Iglesia son muchas.
La Iglesia fue querida por Nuestro Señor Jesucristo, su fundador. Ella vela por el bien de los fieles, su misión es ayudar a alcanzar la salvación. Como católicos debemos sentirnos parte de Ella, amándola y defendiéndola siempre.
Lectura complementaria: Mandamientos de la Iglesia. P. Jorge Loring, S.J. Pág 822 No. 73
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