viernes, 6 de junio de 2014

NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: VIERNES 6 DE JUNIO


Nardo del 6 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, valiente y obediente!

Meditación: Oh Delicioso Señor, que nos enseñaste desde Tu ímpetu juvenil a combatir, cuando a Tu Madre confiaste, a Tus dulces doce años, que a los doctores explicabas las cosas de Tu Padre. Eras apenas un niño, pero en Ti el Amor había vencido a todo temor, ya que cumplías con obediencia el Querer de Quien te había enviado. No importaban los escarnios, las burlas ni tu pequeñez, pues la Sabiduría y el Amor habían de vencer. ¡Que vergüenza la de mi pobre alma siempre llena de temor para defender las cosas de mi Dios, tanto con la voz como con el testimonio que doy! ¿Y no es el miedo acaso falta de Fe?, pues yo nada soy, todo lo es y lo hace el Señor. Entonces si El habita en mí, y me hace vivir, sólo tengo que servir para llegar a ser un instrumento y un puente hacia el Cielo.

Jaculatoria:¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Seamos discípulos del Señor haciéndolo conocer más y más, prediquemos a un hermano para que pueda encontrar a Cristo en su corazón.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

TARJETAS CON PENSAMIENTOS




















PRIMER VIERNES DE MES DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: VIERNES 6 DE JUNIO DEL 2014



PRIMER VIERNES DEL MES DE JUNIO
DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

VIERNES 6 DE JUNIO DEL 2014

BREVE CONSIDERACIÓN.- Jesús a su confidente Margarita María de Alacoque: "Ven a reposar sobre mi Corazón, para sufrir en seguida con más valor... !Déjame hacer de ti lo que me plazca! Bebe y come en la mesa de mis delicias para ranimarte, pues te queda por andar todavía un camino largo y penoso, y durante esa travesía tendrás necesidad de tomar con frecuencia nuevo alimento y dulce descanso en mi Corazón, siempre abierto para ti".



ORACIÓN
ACTO DE PUREZA DE INTENCIÓN

Ofrézcome todo a Tí, !Oh Corazón de amor!, con intención de que mi vida y mis trabajos sean para honrarte y glorificarte en el tiempo y la eternidad! Yo te amo, Corazón amabilísimo, como el único digno de amor entre todos los corazones. ¡Oh, si pudiese el mío reducirse a cenizas por vehemencia, y haz que ponga en ejecución lo que más te agrade! !Oh fuente de puro amor! ¿Cómo no soy todo corazón para amarte y todo espíritu para adorarte? Concédeme que no pueda amar sino a Ti, que mi entendimiento sólo se ocupe de conocerte, mi voluntad en desearte, mi lengua en alabarte y mis manos en servirte, a fin de que pueda poseerte un día, sin recelo de perderte, enl a bienaventurada eternidad. Amén.

(De Santa Margarita María de Alacoque)



SEXTA PROMESA:
"Los pecadores encontrarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia".



(Recitemos las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús en gratitud a la promesa y para que se cumpla en nosotros...)

LETANÍAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, ten piedad de nosotros.
R: Cristo, ten piedad de nosotros.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, óyenos.
R: Cristo, óyenos.
V: Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.

V: Dios, Padre celestial,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Hijo, Redentor del mundo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Espíritu Santo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Trinidad Santa, un solo Dios,

R: ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.
R: Ten piedad de nosotros.
V: Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el
seno de la Virgen María, R/.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al
Verbo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, R/.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, R/.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor, R/.
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad, R/.
Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor, R/.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, R/.
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza, R/.
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones, R/.
Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros
de la sabiduría y la ciencia, R/.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud
de la divinidad, R/.
Corazón de Jesús, en quién el Padre halló sus
complacencias, R/.
Corazón de Jesús, en cuya plenitud todos hemos recibido, R/.
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados, R/.
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, R/.
Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan, R/.
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad, R/.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, R/.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos, R/.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, R/.
Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, R/.
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra, R/.
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, R/.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, R/.
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan, R/.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren
y esperan, R/.
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos, R/.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: perdónanos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: óyenos, Señor.
V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: ten piedad y misericordia de nosotros.
V: Jesús, manso y humilde de corazón,
R: haz nuestro corazón semejante al Tuyo.
V: Sagrado Corazón de Jesús,
R: en Vos confío.

V: Sagrado Corazón de María,
R: salvad el alma mía.

V: Jesús y María os quiero con toda mi alma,
R: salvad almas y salvad el alma mía.


UNA PALABRA DE MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE A SUS HERMANOS ASOCIADOS: "Cuando te encuentres en un abismo de ignorancias y de infidelidades...; cuando estés al borde de un abismo de ingratitud, de recelo y de temor..., id a sucumbir en el abismo de luz, de acción de gracias y de ternura del Corazón Divino de Jesús."

(UN PADRE NUESTRO Y AVEMARÍA POR LOS AGONIZANTES Y PECADORES)

ACTO DE CONSAGRACIÓN
SE SOR MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN

Amabilísimo Jesús, yo me consagro de nuevo y sin reserva a tu Divino Corazón. Te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, mi alma con todas sus potencias y mi ser todo entero. Te consagro mis pensamientos, palabras, obras, todos mis sufrimientos y trabajos, todas mis esperanzas, consuelos y alegrías. Especialmente te consagro mi pobre corazón para que no ame sino a Ti y se consuma como víctima en las llamas de tu amor. Acepta, !oh Corazón divino!, el deseo que tengo de consolarte y de pertenecerte para simpre. Toma de tal manera posesión de mí, que yo no tenga otra libertad que la de amarte, ni otra vida que sufrir y morir por Ti. Pongo en Ti toda mi confianza, una confianza sin límites, y espero de tu misericordia infinita perdón de todos mis pecados. Deposito en tus manos todos mis intereses, principalmente el de mi salvación eterna.

Prometo amarte y honrarte hasta el último momento de mi vida, y ayudado de tu divina gracia, prometo propagar con celo ardiente el culto de tu Sacratísimo Corazón. !Oh divino Corazón de Jesús!, dispón de mí como te agrade, no quiero más recompensa que tu mayor gloria y tu santo amor. Concédeme la gracia de hacer mi morada en tu Sacratísimo Corazón; allí es donde quiero pasar los días de mi vida y exhalar mi último suspiro.

Haz también de mi  corazón tu morada y el lugar de tu reposo, para quedarnos así íntimamente unidos, hasta que un día pueda yo alabarte, amarte y poseerte por toda la eternidad y cantar para siempre las misericordias de tu dulcísimo Corazón. Amén


Corazón Divino de Jesús, ten misericordia de nosotros (Tres veces)

Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.

San José, Ruega por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.

!ROMPE LAS CADENAS!


!ROMPE LAS CADENAS!


Conocí a Raúl en un curso, tres años después de haber sido liberado de un secuestro. Sus captores lo habían encerrado en un armario durante seis meses amarrado con cadenas.

Me hablaba con un entusiasmo pleno de ilusiones y de afecto, parecía feliz a pesar de haber soportado una experiencia tan dolorosa y destructiva.

- ¿No sientes rabia o rencor contra tus captores? -le pregunté  abiertamente-.

Me miró, se frotó la cara con las manos y su rostro se ensombreció por un instante.

- Acabo de salir, -respondió con firmeza-, no fue fácil. Mi desesperación y mis rencores eran mi peor tortura, pero un día decidí que ya no quería cargar más las cadenas.

- ¿A qué te refieres? -dije intrigado-. 

- Yo estuve secuestrado con otra persona, -replicó-. Nos liberaron al mismo tiempo. Después me la encontré, rabiosa y amargada, sólo hablaba de su pasado, del daño irreversible que le habían causado, de lo crueles que habían sido, de lo feliz que se sentiría el día en el que se hiciera justicia. 

Guardó silencio por un instante, como si revisara sus propias reflexiones.

- ¿Sabes? -prosiguió después de una pausa-, al ver a esta persona me dí cuenta que daba lo mismo que lo hubieran liberado, que su cuerpo estuviera libre, porque él había decidido continuar secuestrado en su mente, en su dolor, en su pasado. Prefería pensar en sus captores, no disfrutaba de su familia, ni de la posibilidad de construir el presente ni el futuro que le dio la vida.

- Pero, ¿cómo se puede olvidar algo tan duro? –seguía interrogando-.
-Mis captores me quitaron la libertad, pero no voy a permitir que me quiten mi tranquilidad. Si yo continúo alimentando este rencor, les 
estaré dando mi vida; es cómo si eligiera llevarlos conmigo en cada momento, por el resto de mis días. Ni mis seres queridos ni yo nos 
merecemos eso, la verdadera venganza será mi felicidad, dejarlos atrás y disfrutar de cada instante de mi vida.

Hizo una pausa y miró hacia adelante con una expresión alegre. 
- Las verdaderas cadenas -concluyó- las tenemos en nuestra mente cuando decidimos continuar apegados al dolor, al resentimiento o al pasado. Eso es peor que un armario oscuro, -dijo con énfasis y prosiguió-, yo prefiero que los míos me recuerden como alguien que supo reacoger la alegría de la vida y no como alguien que se quedó alimentando la rabia y la autocompasión.

¿Cuáles son las cadenas que podrías empezar a soltar ahora? ¿Cuáles son los eventos pasados o presentes que puedes dejar de alimentar con rabia o dolor?. En cada momento puedes decidir agravar tu herida o empezar a sanarla para siempre.


ESPÍRITU SANTO, DULCE HUÉRPED DEL ALMA





Autor: Pa´que te salves | Fuente: Catholic.net
Dulce huésped del alma
El Espíritu Santo es el Gran Desconocido, pues si realmente lo conociéramos viviríamos con permanente paz en el alma.


Dulce huésped del alma
Dios, Nuestro Señor, es tan amoroso con todos nosotros que nos ha dado la conciencia. Esa voz de Dios que nos habla internamente. Ahí donde nada más estás tú y Dios, ahí es donde el Espíritu Santo te hablará. Sus llamadas amorosas no son con gritos, sino con suavidad. Se necesita que haya silencio para que podamos oírlo. Pero, nuestro mundo de hoy hace tanto ruido que no nos permitimos escuchar esa voz de Dios. Dejemos que Dios nos hable. Escuchemos sus gemidos de amor por nosotros. Esforcémonos por escucharle.. 

Leamos la Secuencia de la Misa de Pentecostés, que nos dice: 


Ven, Dios Espíritu Santo, y envíanos desde el Cielo tu luz, para iluminarnos. 
Ven ya, padre de los pobres, 
luz que penetra en las almas, 
dador de todos los dones. 
Fuente de todo consuelo, amable huésped del alma, paz en las horas de duelo. 
Eres pausa en el trabajo; brisa, en un clima de fuego; consuelo, en medio del llanto. 
Ven luz santificadora, y entra hasta el fondo del alma de todos los que te adoran. 
Sin tu inspiración divina los hombres nada podemos y el pecado nos domina. 
Lava nuestras inmundicias, fecunda nuestros desiertos y cura nuestras heridas. 
Doblega nuestra soberbia, calienta nuestra frialdad, endereza nuestras sendas. 
Concede a aquellos que ponen en ti su fe y su confianza tus siete sagrados dones. 
Danos virtudes y méritos, danos una buena muerte y contigo el gozo eterno. 

Esta hermosa oración ha sido rezada por la Iglesia durante cientos de años. Ahí vemos la dulzura de Dios que, por medio del Espíritu Santo, inunda a las almas. Escuchemos una y otra vez esas hermosas palabras que decimos del Espíritu Santo, ese dulce huésped de nuestra alma. 

Lo nombramos Padre de los pobres, pues Él es quien se identifica con ellos, con los que más necesitan, con los que tienen hambre y sed de Dios. Por eso, Santa Teresa decía: "quien a Dios tiene, nada le falta". Ahí estaba presente el Espíritu Santo. 

Luz que penetra las almas: ¡Cuántas veces vivimos en la oscuridad del pecado, de la angustia y de la tristeza! Parece que nunca se va a hacer de día. Sin embargo, si pedimos a Dios que, por medio del Espíritu Santo nos ilumine, pronto las tinieblas de nuestro corazón se llenarán de esa luz amorosa de Dios. 

Dador de todos los dones: Todos los dones que pueda recibir una persona, un alma, son originados por el Espíritu Santo quien, con el fuego de su amor, piensa personalmente en cada uno de nosotros. 

Fuente de todo consuelo. ¡Cuántas veces parece que estamos inconsolables porque todo lo humano está en nuestra contra! 

Dificultades con los miembros de la familia, los hijos, el cónyuge; en el trabajo, en la sociedad. Nada, parece, que nos puede consolar. Sin embargo, ahí está Dios quien, por medio del Espíritu Santo está en espera para consolarnos. 

Amable huésped del alma. Sí, ese es el Espíritu Santo, ese amable, dulce y tierno visitante de nuestra alma, que habita en ella si nosotros se lo permitimos. Pero, nuestro egoísmo lo expulsa cada vez que optamos por el pecado. Dulce huésped, ¡quédate conmigo! No permitas que nada me separe de ti. 

Paz en las horas de duelo. ¿Quién será quien nos levante el corazón cuando el dolor es fuerte? Ahí está el dulce huésped del alma, buscando consolar y dar paz en los momentos de duelo. Pero, ¿por qué no queremos escucharle?, ¿por qué nos hacemos sordos a su voz? Cuando el alma está atribulada, cansada, fatigada, ahí se presenta quien es pausa en el trabajo; brisa, en un clima de fuego; consuelo, en medio del llanto. ¡Sí! Ahí está el Espíritu Santo quien ha de confortar en todo momento. 

Así podríamos ir hablando del Espíritu Santo, escuchando las palabras de esta oración que la Iglesia durante cientos de años ha recitado. 

Sin embargo, esta maravillosa realidad del Espíritu Santo es muy poco conocida. Por algo se suele afirmar que el Espíritu Santo es el Gran Desconocido, pues si realmente lo conociéramos viviríamos con permanente paz en el alma. Dediquemos un tiempo para conversar amorosa e íntimamente con el Espíritu Santo, amable y dulce huésped del alma. 

Recordemos algunas palabras que la Iglesia, por medio del Credo, nos dice sobre el Espíritu Santo. Recordemos que es el Señor y dador de vida. Por medio de Él, Dios vivifica al mundo, nos comunica la vida y lo santifica todo. 



Los siete dones del Espíritu Santo son: 
1. Sabiduría 
2. Inteligencia 
3. Consejo 
4. Fortaleza 
5. Ciencia 
6. Piedad 
7. Santo Temor de Dios 


Los frutos del Espíritu Santo nos ayudan a saborear la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce: 
1. Caridad 
2. Gozo 
3. Paz 
4. Paciencia 
5. Generosidad 
6. Bondad 
7. Benignidad 
8. Mansedumbre 
9. Fidelidad 
10. Modestia 
11. Continencia 
12. Castidad 

El pecado mortal es el peor enemigo del Espíritu Santo, pues si lo cometemos expulsamos de nuestra alma a su dulce huésped. 

No tengamos miedo de ser testigos de Dios en la sociedad, pues si contamos con el Espíritu Santo, toda dificultad será vencida, todo cansancio refrescado y cada tristeza consolada. 



Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía tu Espíritu Creador. Y renueva la faz de la Tierra. Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. 
Amén. 

MEDITACIÓN DIARIA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: VIERNES 6 DE JUNIO



JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Una reflexión para cada día del mes de junio.


Oración introductoria de cada día

Corazón amantísimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.

Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.

Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía María.

Dispón de mí y de mis cosas,Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén.

P. León Dehón





6. -LA AGONÍA DEL CORAZÓN DE JESÚS

También Jesús llora. ¿Recordáis el Huerto de los Olivos? Allí, el Corazón de Jesús fue expuesto al dolor, al miedo, a la tristeza. Aquí Jesús te renueva aquella triste escena. Pide adoradores, tiene sed de almas, y está solo, abandonado,olvidado. Solo en la noche. Solo en las largas jornadas. Siempre solo. ¿Irá quizá alguno a hacerle compañía?

Jesús vive en el sagrario y es abandonado por el hombre. Quiere ser su comida y sufre el rechazo. Derrama por él su sangre y la derrama inútilmente.

En vano el señor llama adoradores a su altar. En vano llama a las almas a la comunión; pero los hombres se obstinan en vivir lejos de Él. Por eso, Él está triste.




ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO


Oración al Espíritu Santo 

Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor; envía Señor tu Espíritu Creador y se renovará la faz de la tierra.
OH Dios, que quisiste ilustrar los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, concédenos que, guiados por este mismo Espíritu, obremos rectamente y gocemos de tu consuelo.
Por Jesucristo, nuestro Señor
Amén.

EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 6 DE JUNIO DEL 2014

Autor: H. Michael Hemm | Fuente: Catholic.net
Sí, Señor, tú sabes que te amo
Juan 21, 15-19. Él nos ha amado primero y sigue amándonos primero; por eso, nosotros podemos corresponder también con el amor.
 
Sí, Señor, tú sabes que te amo
Del santo Evangelio según San Juan 21, 15-19 

En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Él le contestó: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis corderos. Por segunda vez le preguntó: Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Él le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Pastorea mis ovejas. Por tercera vez le preguntó: Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras. Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: Sígueme.

Oración Introductoria

Jesús, Tú también me preguntas a mí: ¿Me amas?. Y yo quiero contestarte con toda sinceridad. Soy un hombre débil como Pedro que a menudo sólo piensa en sí mismo. Pero Tú sabes que te amo y que te quiero amar más.

Petición

Señor, te pido que enciendas mi corazón, a veces tan frío, con tu amor, y que me ayudes a apacentar las ovejas que has encomendado a mí para que ellas también te amen.

Meditación del Papa Francisco

La pregunta está dirigida a un hombre que, a pesar de las solemnes declaraciones, se dejó llevar por el miedo y había negado.
"¿Me amas tú?". "¿Eres mi amigo?".
La pregunta se dirige a mí y a cada uno de nosotros, a todos nosotros: si evitamos responder de modo demasiado apresurado y superficial, la misma nos impulsa a mirarnos hacia adentro, a volver a entrar en nosotros mismos.
"¿Me amas tú?". "¿Eres mi amigo?".
Aquél que escruta los corazones se hace mendigo de amor y nos interroga sobre la única cuestión verdaderamente esencial, preámbulo y condición para apacentar sus ovejas, sus corderos, su Iglesia. Todo ministerio se funda en esta intimidad con el Señor; vivir de Él es la medida de nuestro servicio eclesial, que se expresa en la disponibilidad a la obediencia, en el abajarse, como hemos escuchado en la Carta a los Filipenses, y a la donación total. (S.S. Francisco, 23 de mayo de 2013). 

Reflexión

La experiencia del amor de Dios nos lleva a un compromiso. Nos cambia desde dentro y enciende en nuestro corazón un fuego que nos anima a compartir esta experiencia con los demás. Jesús invitó a Pedro a apacentar sus ovejas. La única condición es que Pedro ame a Jesús.
Jesús también tiene un rebaño de ovejas que ha encomendado a cada uno de nosotros. Son en un primer plano nuestros familiares y amigos. Nos hizo responsables para que ellos tengan alimento para su alma y se salven. No es necesario que seamos perfectos, hombres sin defectos. Pedro también negó a Jesús. Solo hace falta que seamos generosos con Dios. Solo hace falta que nos dejemos guiar por Dios cumpliendo su voluntad. A veces nos lleva a donde nosotros no queremos. Pero si hemos experimentado su amor y si sabemos que es nuestro Amigo y Padre, lo amamos también nosotros a Él y le seguimos a donde Él nos lleve para que apacentemos sus ovejas.

Propósito

Haré un acto de caridad para con mis familiares o amigos.

Diálogo con Cristo

Jesús, te quiero amar. La manera de amarte es cumplir tu voluntad. Tú sabes que muchas veces me cuesta el cumplimiento de tu voluntad. Pero solo así podré apacentar las ovejas que me has encomendado.


Nada se conoce perfectamente, si no se ama perfectamente (San Agustín, De diversas cuestiones, 83, 40)




  • Preguntas o comentarios al autor
  • H. Michael Hemm 

    SEGUIR EL EJEMPLO DE JESÚS


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