Mostrando entradas con la etiqueta CUARESMA 2020. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta CUARESMA 2020. Mostrar todas las entradas

sábado, 4 de abril de 2020

UNA ORACIÓN RECOMENDABLE PARA EL TIEMPO DE CUARESMA: LETANÍAS DE LA HUMILDAD


Una oración recomendable para el tiempo de cuaresma:
 letanías de la humildad

El Cardenal Merry del Val, acostumbraba rezar estas Letanías diariamente, después de celebrar la Santa Misa


Por: Cardenal Merry del Val | Fuente: Catholic.net



Su Eminencia, el Cardenal Merry del Val, acostumbraba rezar estas Letanías diariamente, después de celebrar la Santa Misa.

¡Oh Jesús! Manso y Humilde de Corazón,
escúchame:

del deseo de ser reconocido, líbrame Señor
del deseo de ser estimado, líbrame Señor
del deseo de ser amado, líbrame Señor
del deseo de ser ensalzado, ....
del deseo de ser alabado, ...
del deseo de ser preferido, .....
del deseo de ser consultado,
del deseo de ser aprobado,
del deseo de quedar bien,
del deseo de recibir honores,

del temor de ser criticado, líbrame Señor
del temor de ser juzgado, líbrame Señor
del temor de ser atacado, líbrame Señor
del temor de ser humillado, ...
del temor de ser despreciado, ...
del temor de ser señalado,
del temor de perder la fama,
del temor de ser reprendido,
del temor de ser calumniado,
del temor de ser olvidado,
del temor de ser ridiculizado,
del temor de la injusticia,
del temor de ser sospechado,

Jesús, concédeme la gracia de desear:
-que los demás sean más amados que yo,
-que los demás sean más estimados que yo,
-que en la opinión del mundo,
otros sean engrandecidos y yo humillado,
-que los demás sean preferidos
y yo abandonado,
-que los demás sean alabados
y yo menospreciado,
-que los demás sean elegidos
en vez de mí en todo,
-que los demás sean más santos que yo,
siendo que yo me santifique debidamente.

Imprimatur: +James A.
McNulty, Obispo de Paterson, N.J.

martes, 31 de marzo de 2020

¿QUÉ ES LA CUARESMA?


¿Qué es la Cuaresma?
La Cuaresma ha sido, es y será un tiempo favorable para convertirnos y volver a Dios Padre lleno de misericordia


Por: P. Antonio Rivero, L.C. | Fuente: Catholic.net




El tiempo de la Cuaresma rememora los cuarenta años que el pueblo de Israel pasó en el desierto mientras se encaminaba hacia la tierra prometida, con todo lo que implicó de fatiga, lucha, hambre, sed y cansancio...pero al fin el pueblo elegido gozó de esa tierra maravillosa, que destilaba miel y frutos suculentos (Éxodo 16 y siguientes).

También para nosotros, como fue para los israelitas aquella travesía por el desierto, la Cuaresma es el tiempo fuerte del año que nos prepara para la Pascua o Domingo de Resurrección del Señor, cima del año litúrgico, donde celebramos la victoria de Cristo sobre el pecado, la muerte y el mal, y por lo mismo, la Pascua es la fiesta de alegría porque Dios nos hizo pasar de las tinieblas a la luz, del ayuno a la comida, de la tristeza al gozo profundo, de la muerte a la vida.

La Cuaresma ha sido, es y será un tiempo favorable para convertirnos y volver a Dios Padre lleno de misericordia, si es que nos hubiéramos alejado de Él, como aquel hijo pródigo (Lucas 15, 11-32) que se fue de la casa del padre y le ofendió con una vida indigna y desenfrenada. Esta conversión se logra mediante una buena confesión de nuestros pecados. Dios siempre tiene las puertas de casa abiertas de par en par, y su corazón se le rompe en pedazos mientras no comparta con nosotros su amor hecho perdón generoso. ¡Ojalá fueran muchos los pecadores que valientemente volvieran a Dios en esta Cuaresma para que una vez más experimentaran el calor y el cariño de su Padre Dios!

Si tenemos la gracia de seguir felices en la casa paterna como hijos y amigos de Dios, la Cuaresma será entonces un tiempo apropiado para purificarnos de nuestras faltas y pecados pasados y presentes que han herido el amor de ese Dios Padre; esta purificación la lograremos mediante unas prácticas recomendadas por nuestra madre Iglesia; así llegaremos preparados y limpios interiormente para vivir espiritualmente la Semana Santa, con todo la profundidad, veneración y respeto que merece. Estas prácticas son el ayuno, la oración y la limosna.


Ayuno no sólo de comida y bebida, que también será agradable a Dios, pues nos servirá para templar nuestro cuerpo, a veces tan caprichoso y tan regalado, y hacerlo fuerte y pueda así acompañar al alma en la lucha contra los enemigos de siempre: el mundo, el demonio y nuestras propias pasiones desordenadas. Ayuno y abstinencia, sobre todo, de nuestros egoísmos, vanidades, orgullos, odios, perezas, murmuraciones, deseos malos, venganzas, impurezas, iras, envidias, rencores, injusticias, insensibilidad ante las miserias del prójimo. Ayuno y abstinencia, incluso, de cosas buenas y legítimas para reparar nuestros pecados y ofrecerle a Dios un pequeño sacrificio y un acto de amor; por ejemplo, ayuno de televisión, de diversiones, de cine, de bailes durante este tiempo de cuaresma. Ayuno y abstinencia, también, de muchos medios de consumo, de estímulos, de satisfacción de los sentidos; ayuno aquí significará renunciar a todo lo que alimenta nuestra tendencia a la curiosidad, a la sensualidad, a la disipación de los sentidos, a la superficialidad de vida. Este tipo de ayuno es más meritorio a los ojos de Dios y nos requerirá mucho más esfuerzo, más dominio de nosotros mismos, más amor y voluntad de nuestra parte.

Limosna, dijimos. No sólo la limosna material, pecuniaria: unas cuantas monedas que damos a un pobre mendigo en la esquina. La limosna tiene que ir más allá: prestar ayuda a quien necesita, enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que nos lo pide, compartir alegrías, repartir sonrisa, ofrecer nuestro perdón a quien nos ha ofendido. La limosna es esa disponibilidad a compartir todo, la prontitud a darse a sí mismos. Significa la actitud de apertura y la caridad hacia el otro. Recordemos aquí a san Pablo: “Si repartiese toda mi hacienda...no teniendo caridad, nada me aprovecha” (1 Corintios 13, 3). También san Agustín es muy elocuente cuando escribe: “Si extiendes la mano para dar, pero no tienes misericordia en el corazón, no has hecho nada; en cambio, si tienes misericordia en el corazón, aún cuando no tuvieses nada que dar con tu mano, Dios acepta tu limosna”.

Y, finalmente, oración. Si la limosna era apertura al otro, la oración es apertura a Dios. Sin oración, tanto el ayuno como la limosna no se sostendrían; caerían por su propio peso. En la oración, Dios va cambiando nuestro corazón, lo hace más limpio, más comprensivo, más generoso...en una palabra, va transformando nuestras actitudes negativas y creando en nosotros un corazón nuevo y lleno de caridad. La oración es generadora de amor. La oración me induce a conversión interior. La oración es vigorosa promotora de la acción, es decir, me lleva a hacer obras buenas por Dios y por el prójimo. En la oración recobramos la fuerza para salir victoriosos de las asechanzas y tentaciones del mundo y del demonio. Cuaresma, pues, tiempo fuerte de oración.

Miremos mucho a Cristo en esta Cuaresma. Antes de comenzar su misión salvadora se retira al desierto cuarenta días y cuarenta noches. Allí vivió su propia Cuaresma, orando a su Padre, ayunando...y después, salió por nuestro mundo repartiendo su amor, su compasión, su ternura, su perdón. Que Su ejemplo nos estimule y nos lleve a imitarle en esta cuaresma. Consigna: oración, ayuno y limosna.

domingo, 22 de marzo de 2020

HOY 22 DE MARZO ES EL CUARTO DOMINGO DE CUARESMA


Hoy es el cuarto domingo de Cuaresma
Redacción ACI Prensa





Este 22 de marzo la Iglesia celebra el cuarto domingo de Cuaresma. El Evangelio del día corresponde a la lectura de Juan 9:1-41.

A continuación puede leer el Evangelio y la homilía del Obispo de Santa María de los Ángeles (Chile), Mons. Felipe Bacarreza Rodríguez:

Evangelio del día Juan 9:1-41

1 Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento.
2 Y le preguntaron sus discípulos: «Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?»
3 Respondió Jesús: «Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios.
4 Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar.
5 Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo.»
6 Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del ciego
7 y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir Enviado). El fue, se lavó y volvió ya viendo.
8 Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían: «¿No es éste el que se sentaba para mendigar?»
9 Unos decían: «Es él». «No, decían otros, sino que es uno que se le parece.» Pero él decía: «Soy yo.»
10 Le dijeron entonces: «¿Cómo, pues, se te han abierto los ojos?»
11 El respondió: «Ese hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó los ojos y me dijo: "Vete a Siloé y lávate." Yo fui, me lavé y vi.»
12 Ellos le dijeron: «¿Dónde está ése?» El respondió: «No lo sé.»
13 Lo llevan donde los fariseos al que antes era ciego.
14 Pero era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos.
15 Los fariseos a su vez le preguntaron cómo había recobrado la vista. El les dijo: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo.»
16 Algunos fariseos decían: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.» Otros decían: «Pero, ¿cómo puede un pecador realizar semejantes señales?» Y había disensión entre ellos.
17 Entonces le dicen otra vez al ciego: «¿Y tú qué dices de él, ya que te ha abierto los ojos?» El respondió: «Que es un profeta.»
18 No creyeron los judíos que aquel hombre hubiera sido ciego, hasta que llamaron a los padres del que había recobrado la vista
19 y les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, el que decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?»
20 Sus padres respondieron: «Nosotros sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego.
21 Pero, cómo ve ahora, no lo sabemos; ni quién le ha abierto los ojos, eso nosotros no lo sabemos. Preguntadle; edad tiene; puede hablar de sí mismo.»
22 Sus padres decían esto por miedo por los judíos, pues los judíos se habían puesto ya de acuerdo en que, si alguno le reconocía como Cristo, quedara excluido de la sinagoga.
23 Por eso dijeron sus padres: «Edad tiene; preguntádselo a él.»
24 Le llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.»
25 Les respondió: «Si es un pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que era ciego y ahora veo.»
26 Le dijeron entonces: «¿Qué hizo contigo? ¿Cómo te abrió los ojos?»
27 El replicó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis escuchado. ¿Por qué queréis oírlo otra vez? ¿Es qué queréis también vosotros haceros discípulos suyos?»
28 Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés.
29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no sabemos de dónde es.»
30 El hombre les respondió: «Eso es lo extraño: que vosotros no sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos.
31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; mas, si uno es religioso y cumple su voluntad, a ése le escucha.
32 Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento.
33 Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada.»
34 Ellos le respondieron: «Has nacido todo entero en pecado ¿y nos da lecciones a nosotros?» Y le echaron fuera.
35 Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con él, le dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?»
36 El respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
37 Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es.»
38 El entonces dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.
39 Y dijo Jesús: «Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos.»
40 Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «Es que también nosotros somos ciegos?»
41 Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: "Vemos" vuestro pecado permanece.»


Homilía de Mons. Bacarreza:

Dos domingos atrás la liturgia nos proponía el episodio de la Transfiguración de Jesús. En esa ocasión los apóstoles Pedro, Santiago y Juan fueron favorecidos con la visión de Jesús revestido de gloria: "Su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz" (Mt 17,2). Más tarde el apóstol San Pedro afirmaba: "Nosotros hemos visto con nuestros propios ojos su majestad" (2Ped 1,16). Pero cuando la visión cesó, "alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo" (Mt 17,8); se entiende, en su forma humana, despojada de su gloria.


"Creo, Señor". Y se postró ante él 
Semana IV del Tiempo de Cuaresma - 22 de marzo de 2020

Dos domingos atrás la liturgia nos proponía el episodio de la Transfiguración de Jesús. En esa ocasión los apóstoles Pedro, Santiago y Juan fueron favorecidos con la visión de Jesús revestido de gloria: "Su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz" (Mt 17,2). Más tarde el apóstol San Pedro afirmaba: "Nosotros hemos visto con nuestros propios ojos su majestad" (2Ped 1,16). Pero cuando la visión cesó, "alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo" (Mt 17,8); se entiende, en su forma humana, despojada de su gloria.

La liturgia de este IV Domingo de Cuaresma nos presenta a un ciego de nacimiento, que después de recobrar la vista vio a Jesús solo y lo adoró como a su Señor. Podemos decir que cuando se trata de Jesús hay tres grados de visión: no ver nada, verlo como un mero hombre, verlo como nuestro Dios y Señor. El punto culminante lo formuló Jesús cuando afirmó: "El que me ve a mí ve al Padre" (Jn 14,9). Es obvio que no todos llegan a este último grado de visión. En el tiempo de Jesús muchos lo vieron y lo rechazaron: lo vio Pilato y lo entregó a la muerte, lo vio Herodes y se burló de él, lo vieron los Sumos Sacerdotes y pidieron que fuera crucificado. Pero lo vio el que había sido ciego y lo reconoce como su Señor postrándose ante él.

El ciego tiene un progreso en su visión de Jesús. Primero lo describe como un simple hombre al cual ha visto con la vista recobrada: "Ese hombre que se llama Jesús"; en un segundo momento, cuando le piden definirlo, dice: "Es un profeta". Israel había conocido muchos profetas, pero nadie se había postrado ante ellos. En el momento culminante Jesús se le presenta y le pregunta: "¿Tú crees en el Hijo del hombre?". Cuando el hombre indaga: "¿Quién es el Hijo del hombre?", Jesús le responde: "Lo estás viendo; el que está hablando contigo, ése es". Estaba viendo al mismo Jesús que ya había visto, pero ahora reacciona diciendo: "Creo, Señor". Y para expresar qué es lo que cree, "se postró ante él", es decir, hace un gesto de adoración que se reserva sólo a Dios. Ve a Jesús y confiesa a Dios. Este es el acto de fe supremo. Esta es la fe que salva: "Todo el que ve al Hijo y cree en él, tiene vida eterna" (Jn 6,40). Se trata de creer que él es el Hijo de Dios, Dios verdadero, hecho hombre.

Entre dos personas que tienen el sentido de la vista, ¿qué es lo que discrimina entre ver y no ver? La luz. Usando esta metáfora Jesús se define como luz: "Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas" (Jn 12,46; cf. 8,12). El que no cree en Jesús, aunque tenga la vista de este mundo y toda la ciencia de este mundo, está en las tinieblas respecto de las verdades que salvan al hombre: está ciego. En cambio, el que cree en Jesús "no camina en tinieblas, sino que tiene la luz de la vida" (Jn 8,12), de la vida eterna, que es la que da sentido al hombre. A esto se refiere la sentencia final de Jesús: "Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos".

Felipe Bacarreza Rodriguez
Obispo de Santa María de los Ángeles (Chile)

sábado, 21 de marzo de 2020

10 IDEAS PARA UNA BUENA CUARESMA


10 ideas para una buena Cuaresma


. Retirarnos a una iglesia para saborear el silencio y la presencia de Dios.

En un mundo que nos roba la serenidad son necesarios espacios de tranquilidad y oasis de paz para valorar, reflexionar y hacer una autocrítica sobre la vida que llevamos

"El silencio es el único rumor que hace Dios cuando pasa por el mundo." Víctor Manuel Arbeloa


2. Escuchar la Palabra del Señor.

Estamos totalmente asediados y asaeteados por multitud de cuñas publicitarias y verdades a medias que son grandes mentiras. El Señor, con su Palabra, nos orienta para tomar la dirección adecuada sin alejarnos de El.

Que nadie diga: "¿para qué voy a ir a la iglesia? Mira los que van todos los días..., no practican lo que oyen"...
Sin embargo hacen algo: oír... Así, algún día podrán hacer las dos cosas: oír y practicar... Pero tú..., ¿cómo vas a llegar a practicar si estás huyendo de escuchar?. San Agustín de Hipona


3. Salir al encuentro de los demás.

El tren de las prisas, con sus correspondientes vagones de estrés, nos hace individualistas y pasar de largo de ciertas situaciones de dolor que nos rodean. La Cuaresma nos invita a abrir los ojos, el corazón (y los bolsillos si hace falta) para que no olvidemos que la Fe exige compromiso.

La caridad es una letra de cambio a largo plazo a favor del que la practica, aceptada por una firma de crédito ilimitado: Dios.
(Anónimo)


4. Amar y trabajar por la Iglesia.

Hoy, tal vez, no está de moda el decir "yo soy iglesia y la quiero". Lo cierto es que, en los períodos de dificultades, es donde de verdad salen a relucir y se manifiestan los valientes y grandes en la fe.

¡La Iglesia de hoy no necesita cristianos a tiempo parcial, sino cristianos de una pieza! Juan Pablo II


5. Retomar o, incluso iniciar, el gusto por la oración.

El Papa Juan Pablo II, nos invitó a recorrer el camino hacia la Semana Santa intensificando nuestra relación con Dios. El silencio, entre otras cosas, es el ruido que Dios hace cuando pasa cerca de nosotros.

"Ora cuando te sientas solo, la oración te traerá la compañía de Dios"


6. Guardar la vigilia y el ayuno.

Cuando uno/a "tiene un/a amante" es capaz de hacer cualquier cosa por él/ella. Cada viernes de cuaresma, siendo sobrios y distintos en nuestra alimentación, recordamos que Jesús sigue siendo importante en nuestras casas y... por ello mismo realizamos este gesto.

Libremos al cuerpo de sus toxinas, alimentémoslo correctamente y estará hecho el milagro de la salud (Dr. Arbuthnot Lan)


7. Eucaristía diaria.

Zarandeados por una constante y pertinaz secularización , los cristianos, necesitamos tomar fuerza y vitalidad de esa gran fuente de energía que emerge en el altar. Estamos en el Año Eucarístico; ¿por qué no hacer extraordinario cada atardecer o cada amanecer con nuestra participación en la Eucaristía?

La Eucaristía, el auténtico pesebre donde adorar a Jesús. (Padre Raniero Cantalamessa OFMCap)


8. Promover dentro de nuestras familias el apetito por Dios.

No hace falta ir lejos, ni mucho menos a otros continentes, para dar razón de nuestra fe. ¿Cuánto hace que no hemos recordado a nuestros familiares más directos su pertenencia a una iglesia que les dio a Jesús y que, como madre, les necesita?

La familia es el seno espiritual donde se fomentan las creencias y las costumbres.


9. Dar gracias a Dios por los valores que el Evangelio nos propone.

En medio del relativismo moral que nos sacude, lejos de desertar, hemos de ser agradecidos para con Dios porque nos hace diferentes a muchas personas que creen que en el "todo vale" reside la felicidad.

Leer y hacer lo que dice el Evangelio , ayuda a aspirar a una libertad más grande. (J.Vallmajor)


10. Hablar bien y con delicadeza.

No podemos olvidar que se consigue más "con miel que con hiel". La cuaresma es un buen momento para corregir las blasfemias en nuestro lenguaje y las ofensas o el juicio duro hacia los que nos rodean.

Suprimid y gritad contra Dios y se habrá hecho la noche en el alma humana.   (Lamartine)

miércoles, 18 de marzo de 2020

TUS PREGUNTAS SOBRE LA CUARESMA


Tus preguntas sobre la Cuaresma
Si se vive bien la Cuaresma, deberá lograrse una auténtica y profunda conversión personal


Por: n/a | Fuente: DiocesisDeCanarias.es




¿QUÉ ES LA CUARESMA?
Llamamos Cuaresma al período de cuarenta días (quadragesima) reservado a la preparación de la Pascua, y señalado por la última preparación de los catecúmenos que deberían recibir en ella el bautismo.


¿DESDE CUÁNDO SE VIVE LA CUARESMA?
Desde el siglo IV se manifiesta la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.


¿POR QUÉ LA CUARESMA EN LA IGLESIA CATÓLICA?
“La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto” (n. 540).


¿CUÁL ES, POR TANTO, EL ESPÍRITU DE LA CUARESMA?
Debe ser como un retiro colectivo de cuarenta días, durante los cuales la Iglesia, proponiendo a sus fieles el ejemplo de Cristo en su retiro al desierto, se prepara para la celebración de las solemnidades pascuales, con la purificación del corazón, una práctica perfecta de la vida cristiana y una actitud penitencial.


¿QUÉ ES LA PENITENCIA?
La penitencia, traducción latina de la palabra griega metanoia que en la Biblia significa la conversión (literalmente el cambio de espíritu) del pecador, designa todo un conjunto de actos interiores y exteriores dirigidos a la reparación del pecado cometido, y el estado de cosas que resulta de ello para el pecador.
Literalmente cambio de vida, se dice del acto del pecador que vuelve a Dios después de haber estado alejado de Él, o del incrédulo que alcanza la fe.



¿QUÉ MANIFESTACIONES TIENE LA PENITENCIA?
“La penitencia interior del cristiano puede tener expresiones muy variadas. La Escritura y los Padres insisten sobre todo en tres formas: el AYUNO, la oración, la limosna, que expresan la conversión con relación a sí mismo, con relación a Dios y con relación a los demás. Junto a la purificación radical operada por el Bautismo o por el martirio, citan, como medio de obtener el perdón de los pecados, los esfuerzos realizados para reconciliarse con el prójimo, las lágrimas de penitencia, la preocupación por la salvación del prójimo, la intercesión de los santos y la práctica de la caridad "que cubre multitud de pecados" (1 Pedro, 4,8.).” (Catecismo Iglesia Católica, n. 1434).


¿ESTAMOS OBLIGADOS A HACER PENITENCIA?
“Todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por la ley divina a hacer penitencia; sin embargo, para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales en los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia.” (Código de Derecho Canónico, cánon 1249).



¿CUÁLES SON LOS DÍAS Y TIEMPOS PENITENCIALES?
“En la Iglesia universal, son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de cuaresma.” (Código de Derecho Canónico, cánon 1250).


¿QUÉ DEBE HACERSE TODOS LOS VIERNES DEL AÑO?
En recuerdo del día en que murió Jesucristo en la Santa Cruz, “todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne, o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal; ayuno y abstinencia se guardarán el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.” (Código de Derecho Canónico, cánon 1251).


¿CUÁNDO ES CUARESMA?
La Cuaresma comienza el Miércoles de ceniza y concluye inmediatamente antes de la Misa Vespertina in Coena Domini. (jueves santo). Todo este período forma una unidad, pudiéndose distinguir los siguientes elementos:
1) El Miércoles de ceniza,
2) Los domingos, agrupados en el binomio, I-II; III, IV y V; y el Domingo de Ramos de la Pasión del Señor,
3) La Misa Crismal y
4) Las ferias.


¿QUÉ ES EL MIÉRCOLES DE CENIZA?
Es el principio de la Cuaresma; un día especialmente penitencial, en el que manifestamos nuestro deseo personal de CONVERSIÓN a Dios.
Al acercarnos a los templos a que nos impongan la ceniza, expresamos con humildad y sinceridad de corazón, que deseamos convertirnos y creer de verdad en el Evangelio.


¿CUÁNDO TIENE ORIGEN LA PRÁCTICA DE LA CENIZA?
El origen de la imposición de la ceniza pertenece a la estructura de la penitencia canónica. Empieza a ser obligatorio para toda la comunidad cristiana a partir del siglo X. El liturgia actual, conserva los elementos tradicionales: imposición de la ceniza y ayuno riguroso.


¿CUÁNDO SE BENDICE E IMPONE LA CENIZA?
La bendición e imposición de la ceniza tiene lugar dentro de la Misa, después de la homilía; aunque en circunstancias especiales, se puede hacer dentro de una celebración de la Palabra. Las fórmulas de imposición de la ceniza se inspiran en la Escritura: Gn, 3, 19 y Mc 1, 15.



¿DE DÓNDE PROVIENE LA CENIZA?
La ceniza procede de los ramos bendecidos el Domingo de la Pasión del Señor, del año anterior, siguiendo una costumbre que se remonta al siglo XII. La fórmula de bendición hace relación a la condición pecadora de quienes la recibirán.


¿CUÁL ES EL SIMBOLISMO DE LA CENIZA?
El simbolismo de la ceniza es el siguiente:
a) Condición débil y caduca del hombre, que camina hacia la muerte;
b) Situación pecadora del hombre;
c) Oración y súplica ardiente para que el Señor acuda en su ayuda;
d) Resurrección, ya que el hombre está destinado a participar en el triunfo de Cristo;


¿A QUÉ NOS INVITA LA IGLESIA EN LA CUARESMA?
La Iglesia persiste en invitarnos a hacer de este tiempo como un retiro espiritual en el que el esfuerzo de meditación y de oración debe estar sostenido por un esfuerzo de mortificación personal cuya medida, a partir de este mínimo, es dejada a la libertad generosidad de cada uno.


¿QUÉ DEBE SEGUIRSE DE VIVIR LA CUARESMA?
Si se vive bien la Cuaresma, deberá lograrse una auténtica y profunda CONVERSIÓN personal, preparándonos, de este modo, para la fiesta más grande del año: el Domingo de la Resurrección del Señor.


¿QUÉ ES LA CONVERSIÓN?
Convertirse es reconciliarse con Dios, apartarse del mal, para establecer la amistad con el Creador.

Supone e incluye dejar el arrepentimiento y la Confesión (ver el impreso Guía de la Confesión) de todos y cada uno de nuestros pecados.

Una vez en gracia (sin conciencia de pecado mortal), hemos de proponernos cambiar desde dentro (en actitudes) todo aquello que no agrada a Dios.


¿POR QUÉ SE DICE QUE LA CUARESMA ES UN “TIEMPO FUERTE” Y UN “TIEMPO PENITENCIAL?
“Los tiempos y los días de penitencia a lo largo del año litúrgico (el tiempo de CUARESMA, cada viernes en memoria de la muerte del Señor) son momentos fuertes de la práctica penitencial de la Iglesia. Estos tiempos son particularmente apropiados para los ejercicios espirituales, las liturgias penitenciales, las peregrinaciones como signo de penitencia, las privaciones voluntarias como el ayuno y la limosna, la comunicación cristiana de bienes (obras caritativas y misioneras).” (Catecismo Iglesia Católica, n. 1438)


¿CÓMO CONCRETAR MI DESEO DE CONVERSIÓN?
De diversas maneras, pero siempre realizando obras de conversión, como son, por ejemplo:

1. Acudir al Sacramento de la Reconciliación (Sacramento de la Penitencia o Confesión) y hacer una buena confesión: clara, concisa, concreta y completa.

2. Superar las divisiones, perdonando y crecer en espíritu fraterno.

3. Practicando las Obras de Misericordia.


¿CUÁLES SON LAS OBRAS DE MISERICORDIA?
Las Obras de Misericordia espirituales son:
• Enseñar al que no sabe.
• Dar buen consejo al que lo necesita.
• Corregir al que yerra.
• Perdonar las injurias.
• Consolar al triste.
• Sufrir con paciencia las adversidades y flaquezas del prójimo.
• Rogar a Dios por los vivos y los muertos
• Las Obras de Misericordia corporales son:
• Visitar al enfermo.
• Dar de comer al hambriento.
• Dar de beber al sediento.
• Socorrer al cautivo.
• Vestir al desnudo.
• Dar posada al peregrino.
• Enterrar a los muertos.




¿QUÉ OBLIGACIONES TIENE UN CATÓLICO EN CUARESMA?
Hay que cumplir con el precepto del AYUNO y la ABSTINENCIA, así como con el de la CONFESIÓN y COMUNIÓN anual.


¿EN QUÉ CONSISTE EL AYUNO?
El AYUNO consiste en hacer una sola comida al día, aunque se puede comer algo menos de lo acostumbrado por la mañana y la noche. No se debe comer nada entre los alimentos principales, salvo caso de enfermedad.


¿A QUIÉN OBLIGA EL AYUNO?
Obliga vivir la ley del ayuno, a todos los mayores de edad, hasta que tengan cumplido cincuenta y nueve años. (cfr. CIC, c. 1252).


¿QUÉ ES LA ABSTINENCIA?
Se llama abstinencia a privarse de comer carne (roja o blanca y sus derivados).


¿A QUIÉN OBLIGA LA ABSTINENCIA?
La ley de la abstinencia obliga a los que han cumplido catorce años. (cfr. CIC, c. 1252).


¿PUEDE CAMBIARSE LA PRÁCTICA DEL AYUNO Y LA ABSTINENCIA?
“La Conferencia Episcopal puede determinar con más detalle el modo de observar el ayuno y la abstinencia, así como sustituirlos en todo o en parte por otras formas de penitencia, sobre todo por obras de caridad y prácticas de piedad.” (Código de Derecho Canónico, cánon 1253).



¿QUÉ ES LO QUE IMPORTA DE FONDO DEL AYUNO Y LA ABSTINENCIA?
Debe cuidarse el no vivir el ayuno o la abstinencia como unos mínimos, sino como una manera concreta con la que nuestra Santa Madre Iglesia nos ayuda a crecer en el verdadero espíritu de penitencia.


¿QUÉ ASPECTOS PASTORALES CONVIENE RESALTAR EN LA CUARESMA?
El tiempo de Cuaresma es un tiempo litúrgico fuerte, en el que toda la Iglesia se prepara para la celebración de las fiestas pascuales. La Pascua del Señor, el Bautismo y la invitación a la reconciliación, mediante el Sacramento de la Penitencia, son sus grandes coordenadas.

Se sugiere utilizar como medios de acción pastoral:
1) La catequesis del Misterio Pascual y de los sacramentos;

2) La exposición y celebración abundante de la Palabra de Dios, como lo aconseja vivamente el canon. 767, & 3, 3)

3) La participación, de ser posible diaria, en la liturgia cuaresmal, en las celebraciones penitenciales y, sobre todo, en la recepción del sacramento de la penitencia: “son momentos fuertes en la práctica penitencial de la Iglesia” (CEC, n. 1438), haciendo notar que “junto a las consecuencias sociales del pecado, detesta el mismo pecado en cuanto es ofensa a Dios”; y,

4) El fomento de los ejercicios espirituales, las peregrinaciones, como signo de penitencia, las privaciones voluntarias como el ayuno y la limosna y las obras caritativas y misioneras.

lunes, 16 de marzo de 2020

¿CUARESMA DOMESTICADA?


¿Cuaresma domesticada?
Atrevámonos a vivir una Cuaresma diferente, que nos saque de nuestra zona de confort


Por: Alejandra María Sosa Elízaga | Fuente: http://www.desdelafe.mx




“Ya llegó la Cuaresma, qué lata lo de no comer carne, pero bueno, no importa, es cosa de procurar pasar para el viernes el día en que de por sí comemos pescado en casa, y ¡qué atracones de mariscos me esperan!”; “ya llegó la Cuaresma, aprovecho para vaciar mi clóset de lo que ya no sirve, a ver a quién se lo dono”; “ya llegó la Cuaresma, no voy a ver tele, pero no importa porque de todos modos no hay nada bueno que ver, y me queda la pantalla de mi teléfono, de mi compu, de mi tablet”; “ya llegó la Cuaresma, no comeré golosinas, aprovecho para hacer dieta, a ver si bajo unos kilitos que me sobran”; “ya llegó la Cuaresma, tenemos tiempo para ir pensando a qué playa vamos en Semana Santa”.

Estas y otras frases que la gente suele decir cuando llega la Cuaresma, expresan una triste realidad: que no estamos aprovechando este período de cuarenta días para vivir una verdadera conversión, un cambio que reoriente nuestros pasos hacia Dios, sino que nos disponemos a vivir una Cuaresma cuidadosamente ‘domesticada’ para que no se salga de los estrechos límites que le hemos impuesto y no nos moleste o incomode más allá de lo estrictamente necesario.

Iniciamos la Cuaresma con aprensión, sus cuarenta días nos parecen ¡eternos!, y cuando llega su final (siempre más pronto de lo que imaginamos), nos sentimos aliviados de ya no tener que ‘mortificarnos’, pero la verdad es que no nos mortificamos mucho, y tarde se nos hace para retomar los hábitos que dejamos en pausa el Miércoles de Ceniza. ¿Qué sucede año con año? Que dejamos pasar los días de este ‘tiempo fuerte’ que la Iglesia dispuso para nuestro crecimiento espiritual, y seguimos siendo los mismos de antes, ni crecemos ni cambiamos realmente en nada.

¿Qué podemos hacer al respecto?

Sólo hay un remedio: atrevernos a dejar que nuestra Cuaresma se escape del limitado confinamiento en que acostumbramos encerrarla, y le permitamos que nos rete a ir más allá, a hacer lo que nunca antes hemos hecho.

Atrevámonos a vivir una Cuaresma diferente, que nos saque de nuestra ‘zona de confort’, que nos haga experimentar lo que se siente depender no de nuestros recursos, sino de la Providencia Divina, de la misericordia de Dios.

El Papa Francisco pide que la Iglesia salga a la periferia, que no se quede encerrada en sí misma. Pues bien, eso de la periferia cabría aplicarlo también para nuestro modo de vivir la Cuaresma. Ojalá nos animemos a vivirla en la periferia de nuestra seguridad, en la periferia de nuestra rutina, en la periferia de lo que hacemos siempre, y hagamos ahora algo más, algo que nos desinstale, nos ‘desapoltrone’, nos inquiete, nos mueva el tapete y nos permita tomarnos más firmemente de la mano de Dios y ver más de cerca los ojos de nuestros hermanos.

Atrevámonos a preguntarle al Señor cómo quiere que vivamos esta Cuaresma, y aceptemos si nos propone algo tal vez muy diferente a lo que acostumbramos, algo que nos haga decir: ‘jamás imaginé que haría esto’. Y así, por ejemplo, con relación a la oración, tal vez deberemos intentar una manera o lugar o frecuencia distintos para orar; con respecto a la limosna no habremos de conformarnos con dar dinero ni lo que nos sobra, sino ofrecernos como voluntarios en algún centro donde haya quien nos necesite, o vayamos de misiones; en lo que toca a la abstinencia, que no sólo nos privemos de algo sino vayamos a compartirlo con los demás.

Este año no nos resignemos a que otra vez la Cuaresma llegue y se vaya sin pena ni gloria, sino disfrutemos cada día y diario hagamos algo que nos permita convertirla en bien aprovechada oportunidad para vivir y compartir nuestra fe, esperanza y caridad.

domingo, 15 de marzo de 2020

HOY ES EL TERCER DOMINGO DE CUARESMA - 2020


Hoy es el Tercer Domingo de Cuaresma
Redacción ACI Prensa




Este 15 de marzo la Iglesia celebra el tercer domingo de Cuaresma. El Evangelio del día corresponde a la lectura de Juan 4:5-42, pasaje en el que Jesús señala: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva.».

A continuación puede leer el Evangelio y la homilía del Obispo de Santa María de los Ángeles (Chile), Mons. Felipe Bacarreza Rodríguez:

Evangelio del día (Juan 4:5-42)
5 Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José.
6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta.
7 Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber.»
8 Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana:
9 «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.)
10 Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva.»
11 Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva?
12 ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?»
13 Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed;
14 pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna.»
15 Le dice la mujer: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla.»
16 El le dice: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá.»
17 Respondió la mujer: «No tengo marido.» Jesús le dice: «Bien has dicho que no tienes marido,
18 porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad.»
19 Le dice la mujer: «Señor, veo que eres un profeta.
20 Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.»
21 Jesús le dice: «Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
22 Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.
23 Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren.
24 Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad.»
25 Le dice la mujer: «Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo.»
26 Jesús le dice: «Yo soy, el que te está hablando.»
27 En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con una mujer. Pero nadie le dijo: «¿Qué quieres?» o «¿Qué hablas con ella?»
28 La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente:
29 «Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?»
30 Salieron de la ciudad e iban donde él.
31 Entretanto, los discípulos le insistían diciendo: «Rabbí, come.»
32 Pero él les dijo: «Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis.»
33 Los discípulos se decían unos a otros: «¿Le habrá traído alguien de comer?»
34 Les dice Jesús: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra.
35 ¿No decís vosotros: Cuatro meses más y llega la siega? Pues bien, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la siega. Ya
36 el segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna, de modo que el sembrador se alegra igual que el segador.
37 Porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el sembrador y otro el segador:
38 yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado. Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga.»
39 Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que he hecho.»
40 Cuando llegaron donde él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días.
41 Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras,
42 y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo.»

Puede revisar las otras lecturas litúrgicas del día AQUÍ

Homilía de Mons. Bacarreza:

El Evangelio del domingo pasado, el de la Transfiguración de Jesús, tiene su punto culminante en la voz del cielo que nos decía quién es Jesús: "Este es mi Hijo amado, en el cual me complazco". Esa misma voz nos decía cuál debe ser nuestra actitud ante Jesús: "Escuchadlo" (Mt 17,5). El Evangelio de este domingo, que nos relata el encuentro de Jesús con la samaritana junto al pozo de Sicar, concluye con esta declaración de los samaritanos: "Nosotros mismos lo hemos escuchado y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo". ¿Cómo llegaron a esta conclusión sorprendente?

Para leer la homilía completa puede ingresar AQUÍ

sábado, 14 de marzo de 2020

CON SUS HERMANOS Y AMIGOS


Con sus hermanos y amigos



Hoy te cuento el caso de una familia que se marchó detrás de Cristo, dejando castillos, riquezas y títulos de nobleza. Es el comienzo de la historia de san Bernardo, Padre de la Iglesia por la calidad de sus escritos, abad del monasterio de Claraval por muchos años y legado del Papa para restablecer la paz y la unión entre los reinos de Europa.

Bernardo volvió a su familia a contar la decisión que había tomado y todos se opusieron. Los amigos le decían que esto era desperdiciar una gran personalidad para ir a sepultarse vivo en un convento. Pero Bernardo les habló tan maravillosamente de las ventajas y cualidades que tiene la vida religiosa, que logró llevarse al convento a sus cuatro hermanos mayores, a su tío y treinta amigos de la nobleza que dejaron todo para unirse a Cristo. Dicen que cuando anunciaron a Nervando, el hermano menor, que se iban de religiosos, el joven les dijo: "¡Ajá! ¿Ustedes se van para ganarse el cielo, y a mí me dejan aquí en la tierra? Esto no lo acepto". Y poco después, también él se hizo religioso del Císter.

Esa familia se decidió a seguir con generosidad a Cristo pobre, casto y obediente. Sintieron y siguieron el llamado a una vida entregada totalmente a dar testimonio de los valores del Evangelio. Los bautizados estamos llamados a ser testigos de que el amor a Cristo puede llenar nuestra vida en cualquier condición nos encontremos. También tú, amigo/a.


* Enviado por el P. Natalio

EL TAZÓN DE MADERA


El tazón de madera






El viejo se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cuatro años. Ya las manos le temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban. La familia completa comía junta en la mesa, pero las manos temblorosas y la vista enferma del anciano hacían que alimentarse fuera un asunto difícil. Los guisantes caían de su cuchara al suelo y cuando intentaba tomar el vaso, derramaba la leche sobre el mantel.

El hijo y su esposa se cansaron de la situación. "Tenemos que hacer algo con el abuelo", dijo el hijo. "Ya he tenido suficiente. Derrama la leche, hace ruido al comer y tira la comida al suelo".

Así fue como el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor. Ahí, el abuelo comía solo mientras el resto de la familia disfrutaba la hora de comer. Como el abuelo había roto uno o dos platos, su comida se la servían en un tazón de madera. De vez en cuando miraban hacia donde estaba el abuelo y podían ver una lágrima en sus ojos mientras estaba ahí sentado solo.
Sin embargo, las únicas palabras que la pareja le dirigía, eran fríos llamados de atención cada vez que dejaba caer el tenedor o la comida.

El niño de cuatro años observaba todo en silencio. Una tarde antes de la cena, el papá observó que su hijo estaba jugando con trozos de madera en el suelo. Se le acercó y le preguntó dulcemente: -"¿Qué estás haciendo?" Con la misma dulzura el niño le contestó: "Ah, estoy haciendo un tazón para ti y otro para mamá para que cuando yo crezca, ustedes coman en ellos." Sonrió y siguió con su tarea. Las palabras del pequeño golpearon a su padre de tal forma que quedó sin habla. Las lágrimas rodaban por sus mejillas. El padre contó lo sucedido a su esposa y, aunque ninguna palabra se dijo al respecto, ambos sabían lo que tenían que hacer.

Esa tarde el esposo tomó gentilmente la mano del abuelo y lo guió de vuelta a la mesa de la familia. Por el resto de sus días ocupó un lugar en la mesa con ellos. Y por alguna razón, ni el esposo ni la esposa parecían molestarse más cada vez que el tenedor se caía, la leche se derramaba o se ensuciaba el mantel.

Los niños son altamente perceptivos. Sus ojos observan, sus oídos siempre escuchan y sus mentes procesan los mensajes que absorben. Si ven que con paciencia proveemos un hogar feliz para todos los miembros de la familia, ellos imitarán esa actitud por el resto de sus vidas. Los padres y madres inteligentes se percatan que cada día colocan los bloques con los que construyen el futuro de su hijo. Seamos constructores sabios y modelos a seguir. La gente olvidará lo que dijiste y lo que hiciste, pero nunca cómo los hiciste sentir.

He aprendido que puedes decir mucho de una persona por la forma en que maneja tres cosas: un día lluvioso, el equipaje perdido y las luces del arbolito enredadas. He aprendido que independientemente de la relación que tengas con tus padres, los vas a extrañar cuando ya no estén contigo. He aprendido que aún cuando me duela, no debo estar solo. He aprendido que aún tengo mucho que aprender y que deberíamos pasar esto a todos los que nos importan. Yo acabo de hacerlo.

miércoles, 11 de marzo de 2020

UNA CUARESMA BIEN VIVIDA


Una Cuaresma Bien Vivida
¿Cuántas Cuaresmas hemos vivido sin realmente entenderla a profundidad?


Por: María Verónica Vernaza | Fuente: CapsulasDeVerdad.com




¿Cuántas Cuaresmas hemos vivido sin realmente entenderla a profundidad? La Cuaresma es el tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua, la espera de la Semana Mayor, como la conocemos. Son cuarenta días, época perfecta para reflexionar sobre nuestra actitud como cristianos y demostrar también nuestra fe. El Papa Benedicto XVI nos recordó que “la Cuaresma es el tiempo privilegiado de la peregrinación interior hacia Aquél que es la fuente de la misericordia”.

La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza. En este día las iglesias se desbordan con fieles. El sacerdote nos coloca una cruz en la frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos del año anterior. Las frases usadas por el sacerdote al colocarnos este signo son: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio" y "Del polvo eres y al polvo volverás". La Cuaresma es un tiempo penitencial por excelencia, así que es el momento propicio para hacer una buena confesión.

Una práctica ya casi olvidada pero muy importante en este tiempo es el ayuno y la abstinencia. El ayuno es obligación los días Miércoles de Ceniza y Viernes Santo, cuando se pide hacer una sola comida; es obligatorio para los mayores de edad hasta los 59 años. La abstinencia se refiere a la prohibición de comer carnes rojas los viernes de Cuaresma y es para todos los católicos desde los 14 años de edad hasta la muerte, en honor a la Pasión de Jesús. La abstención también puede ser de bebidas alcohólicas, cigarrillo y fiestas, o de cualquier cosa que te guste y sea para ti un esfuerzo el dejar de consumirlo.

Recordemos que las tres grandes prácticas en Cuaresma son la oración, la mortificación y la caridad. Una práctica importante es la limosna. Has limosnas de acuerdo a tus posibilidades. Hay muchas fundaciones caritativas que están necesitadas y recibirán felices tus donaciones económicas. Como dijo el Papa Francisco en su mensaje para la Cuaresma del 2014: “Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele”. Más todavía, Benedicto XVI dijo que “La limosna evangélica no es simple filantropía: es más bien una expresión concreta de la caridad”. Otro ejercicio de piedad en esta época es el Via Crucis, trata de hacerlo una vez a la semana, verás cómo tu corazón se une más a Cristo.

Hay algunas cosas que cambian en la iglesia y durante la misa en estos estos 40 días. Por ejemplo, date cuenta que a partir de ahora se va a mantener una mayor austeridad dentro de la iglesia, suprimiendo flores y elementos decorativos innecesarios. Pon atención cuando te encuentres en misa y verás que se ha omitido el himno del "Gloria”. Además, antes de la proclamación del evangelio, el canto del "Aleluya" se substituye por alguna otra aclamación a Cristo.

La Cuaresma es también tiempo oportuno para crecer en nuestro amor filial a la Madre de Dios, que al pie de la Cruz nos entregó a su Hijo, es por eso que se promueven ciertas devociones marianas propias de esta época: "Los siete dolores de Santa María Virgen" es una de ellas. Como lo recuerda el Papa Benedicto XVI “la Cuaresma es un tiempo propicio para aprender a permanecer con María y Juan, el discípulo predilecto”.

Todo este tiempo de preparación y de reflexión tiene como culmen la Semana Santa, que comienza el Domingo de Ramos, recordando la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. El Jueves Santo conmemoramos la Última Cena del Señor, antes de ser entregado por Judas en el Huerto de los Olivos. Según la tradición, el lavatorio de los pies que se realiza este día, se lo hace a 12 hombres representativos de la comunidad y significa el servicio y el amor del Señor Jesús que ha venido "no para ser servido, sino para servir". Luego de la oración de la comunión, comienza una procesión en la que se lleva el Santísimo Sacramento hacia un lugar de la reserva diferente al sagrario.

La tarde del Viernes Santo presenta el drama inmenso de la muerte de Cristo en el Calvario. Este día es el único del año en que no se celebra la eucarística. El altar luce sin mantel, sin cruz, sin velas, ni adornos. El sacerdote va de rojo, color de los mártires, recordando que Jesús es el primero en dar su vida por la Iglesia. Después de la celebración se pasa a una acción simbólica muy expresiva: la veneración de la Santa Cruz.

El Sábado Santo la comunidad cristiana vela junto al sepulcro en silencio. El altar está despojado. El sagrario, abierto y vacío. La celebración es el sábado por la noche con una vigilia en honor del Señor de manera que los fieles se los encuentre en vela. La misa es en la noche, el sacerdote ingresa con el cirio pascual a iluminar la iglesia que permanece a oscuras.

El Domingo de Resurrección o Vigilia Pascual celebramos del triunfo de Cristo sobre la muerte. Es la feliz conclusión de la Pasión. La Pascua es victoria, es el hombre llamado a su dignidad más grande. Es el día de la esperanza universal en torno al Resucitado. Ese día podemos decir junto con San Pablo: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe”.


No dejemos que estos 40 días se pasen volando sin hacer un verdadero examen de conciencia sobre lo que significa para cada uno de nosotros ser cristianos en el mundo de hoy. Vivámosla a plenitud en compañía de Nuestra querida Madre, la Virgen María.



Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...