domingo, 18 de agosto de 2019

SIGNIFICADO DEL FUEGO - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DOMINGO 18 AGOSTO 2019


Significado del fuego



Estamos acostumbrados de pensar en el fuego como devastador. Cada año las noticias muestran incendios destruyendo casas tanto como bosques. En estos casos el fuego resulta en ambas la miseria humana y la erosión de la tierra. Pero el fuego puede llevar beneficios también. Los guardabosques se aprovechan de quema controlada para limpiar material combustible acumulado. En el Evangelio hoy Jesús dice que ha venido a traer fuego a la tierra. Tememos que este fuego sea dañino pero puede tener un gran beneficio para nosotros.

Si la imagen de Jesús trayendo el fuego no nos molesta, la idea de él sembrando división lo hará. Dice que dividirá familias y comunidades. Lo hará por volcar los modos de pensar equivocados. A veces estos modos que necesitan cambiarse no son patentemente nefastos. De hecho la mayoría los aceptan como naturales, pero no los consideran así los discípulos de Jesús. Hay muchas ideas equivocadas pero vamos a enfocarnos sólo en tres.

Muchos piensan que el éxito en la vida depende de tener una carrera que con gran salario. Por esta razón la competición de entrar en escuelas de medicina es particularmente fuerte. No solo ganan los médicos cuatro veces más que los demás trabajadores sino también son muy estimados por el público.  Pero Jesús nos dice algo distinto sobre salarios y fama. Recuerda a sus discípulos que vale nada ganar el mundo si pierde a si mismo (Lucas 9,25). Un poema habla de un caballero con tanto encanto, dinero, y buenas miradas que todo el mundo le admiraba. Sin embargo, tenía un corazón duro. Termina el poema por decir que este hombre regresó a casa una tarde y puso una bala en su cabeza. Una vida exitosa no es cuando la persona tiene un salario siempre creciendo sino cuando él crece un buen carácter. Eso es, cuando la persona no odia a nadie y trata a todos con la justicia.

Otro error que muchos interiorizan hoy es pensar que el sexo es necesario para ser feliz. Sí, el sexo entre los matrimonios tiene muchos beneficios que incluyen el placer y el sentido de la intimidad. Pero muchos viven felices sin el sexo. Pueden ser solteros, religiosas, aún los matrimonios que por una razón u otra no tienen relaciones sexuales. Si la persona busca el sexo principalmente por la satisfacción carnal, más tarde o más temprano estará decepcionada. Provee el sexo un placer pasajero que siempre anhela más. La felicidad, en contraste, es producto de hacer sacrificios para alcanzar una meta que vale. No disipa pronto el sentido de la felicidad. De hecho, porque es compartida con otras personas, queda por mucho tiempo. Jesús prohíbe la lujuria (Mateo 5,27), el constante deseo para relaciones sexuales.

Hay una tendencia, realmente lamentable, de minimizar el valor de los sacramentos. Muchos católicos –por ejemplo– opinan ya que la Eucaristía no es verdaderamente el cuerpo de Cristo. Esta gente no reconoce el poder de los sacramentos para salvarnos. Piensa que no importan mucho. Tenemos que admitir que el Espíritu Santo entrega la gracia de la salvación como él vea apropiado. Sin embargo, Jesús fundó los sacramentos como los medios ordinarios de la salvación. ¿Qué es la salvación? Al principio del Evangelio de San Lucas, Simeón sosteniendo al bebé Jesús en sus brazos, reza a Dios. Dice: “’Ahora, Señor, tu promesa está cumplida: puedes dejar que tu siervo muera en paz, porque ya he visto la salvación…’” La salvación es ser como Jesús: libre de pecado y empeñado a darse en el amor. En cada sacramento  encontramos a Jesús ayudándonos vivir el propósito del sacramento particular. En la Eucaristía, por ejemplo, lo encontramos como la comida que nos nutre para vivir como santos.

En el Evangelio hoy Jesús habla también del bautismo que va a sufrir en Jerusalén. Está refiriendo a su pasión, muerte, y resurrección. Como dice la segunda lectura, recordando este evento nosotros tenemos la fortaleza para sufrir las pruebas de nuestras propias vidas. Sí nos cuesta vivir contrario a las ideas de la mayoría. Sin embargo, estamos en buena compañía cuando lo hacemos. Allí se encuentran a Jesús mismo y también “la multitud de antepasados nuestros” como lo expresa la segunda lectura. Vale la pena estar con ellos.


Padre Carmelo Mele O. P.

PAPA FRANCISCO: ACUDIR A UN ADIVINO A QUE LEA LA MANO NO ES CRISTIANO


Acudir a un adivino a que lea la mano no es cristiano, afirma el Papa Francisco
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media


El Papa Francisco recordó que es una incoherencia llamarse cristiano y acudir a un adivino o adivina a que lea la mano: “Eso es superstición, no es de Dios”, aseguró.

“Cuántos que se dicen cristianos acuden a un adivino o adivina a que le lean la mano”, lamentó en su reflexión previa al rezo del Ángelus este domingo 18 de agosto en la plaza de San Pedro del Vaticano.

En su enseñanza, el Santo Padre hizo un llamado a la coherencia de los cristianos con el Evangelio.

“Se trata”, afirmó el Pontífice, “de no vivir de manera hipócrita, sino de estar dispuestos a pagar el precio de la elección coherente con el Evangelio. Esa es la actitud que cada uno de nosotros debería buscar en la vida: coherencia, y pagar el precio de ser coherente con el Evangelio”.

Francisco insistió: “Es bueno llamarse cristianos, pero, sobre todo, es necesario ser cristianos en las situaciones concretas, testimoniando el Evangelio que es esencialmente amor por Dios y por los hermanos”.


En ese sentido, recordó las palabras de Jesús que se pueden leer en el Evangelio de este domingo, palabras “que pueden resultar desconcertantes a primera vista”: “¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino división”.

El Papa explicó Jesús vino a separar “el bien del mal, lo justo de lo injusto. En ese sentido ha venido a ‘dividir’, a poner en ‘crisis’ la vida de sus discípulos, rompiendo las fáciles ilusiones de cuantos creen que pueden conjugar vida cristiana y compromisos de todo tipo, prácticas religiosas y actitudes contra el prójimo, conjugar la verdadera religiosidad con las prácticas supersticiosas”.

Además, explicó otra afirmación chocante de Jesús en el Evangelio del día: “He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!’”.

“Estas palabras tienen el objetivo de ayudar a los discípulos a abandonar toda actitud de pereza, de apatía, de indiferencia y de cierre para acoger el fuego del amor de Dios”, indicó.

“Jesús revela a sus amigos, y también a nosotros, su deseo más ardiente: llevar sobre la tierra el fuego del amor del Padre que enciende la vida y mediante el cual el hombre ha sido salvado. Jesús nos llama a difundir en el mundo este fuego, gracias al cual seremos reconocidos como sus verdaderos discípulos”.

Subrayó que “el fuego del amor, encendido por Cristo en el mundo por medio del Espíritu Santo es un fuego sin límites y es un fuego universal. Esto se ha visto desde el fin de los primeros tiempos del cristianismo: el testimonio del Evangelio se propagó como un incendio benéfico superando toda división entre individuos, categorías sociales, pueblos y naciones”.

El testimonio del Evangelio “quema toda forma de particularismo y mantiene la caridad abierta a todos, con una única preferencia: la preferencia por los más pobres y excluidos”.


“La adhesión al fuego del amor que Jesús portó sobre la tierra envuelve toda nuestra existencia y requiere la adoración a Dios y también una disponibilidad a servir al prójimo”.

La primera, adorar a Dios, “quiere decir aprender la oración de la adoración que a veces olvidamos. Ese es el motivo por el que invito a todos a descubrir la belleza de la oración de adoración y ejercitarla con frecuencia”.

La segunda, disponibilidad a servir al prójimo. “Pienso con admiración en tantas comunidades y grupos de jóvenes que, incluso durante el verano, se dedican a este servicio en favor de los enfermos, los pobres, las personas con discapacidad”.

“Para vivir según el espíritu del Evangelio se necesita que, siempre frente a nuevas necesidades que se presentan en el mundo, haya discípulos de Cristo que sepan responder con nuevas iniciativas de caridad”.

Por último, insistió en que “el Evangelio, con la adoración a Dios y el servicio al prójimo, las dos juntas, se manifiesta, así, como un verdadero fuego salvífico que cambia el mundo a partir del cambio del corazón de cada uno”.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 18 DE AGOSTO DE 2019


Lecturas de hoy Domingo 20º del Tiempo Ordinario - Ciclo C
 Hoy, domingo, 18 de agosto de 2019




Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías (38,4-6.8-10):

EN aquellos días, los dignatarios dijeron al rey:
«Hay que condenar a muerte a ese Jeremías, pues, con semejantes discursos, está desmoralizando a los soldados que quedan en la ciudad y al resto de la gente. Ese hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia».
Respondió el rey Sedecías:
«Ahí lo tenéis, en vuestras manos. Nada puedo hacer yo contra vosotros».
Ellos se apoderaron de Jeremías y lo metieron en el aljibe de Malquías, príncipe real, en el patio de la guardia, descolgándolo con sogas. Jeremías se hundió en el lodo del fondo, pues el aljibe no tenía agua.
Ebedmélec abandonó el palacio, fue al rey y le dijo:
«Mi rey y señor, esos hombres han tratado injustamente al profeta Jeremías al arrojarlo al aljibe, donde sin duda morirá de hambre, pues no queda pan en la ciudad».
Entonces el rey ordenó a Ebedmélec el cusita:
«Toma tres hombres a tu mando y sacad al profeta Jeremías del aljibe antes de que muera».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 39,2.3;4.18

R/. Señor, date prisa en socorrerme.

V/. Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito. R/.

V/. Me levantó de la fosa fatal,
de la charca fangosa;
afianzó mis pies sobre roca,
y aseguró mis pasos. R/.

V/. Me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios.
Muchos, al verlo, quedaron sobrecogidos
y confiaron en el Señor. R/.

V/. Yo soy pobre y desgraciado,
pero el Señor se cuida de mí;
tú eres mi auxilio y mi liberación:
Dios mío, no tardes. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (12,1-4):

Hermanos:
Teniendo una nube tan ingente de testigos, corramos, con constancia, en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, quien, en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
Recordad al que soportó tal oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo.
Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,49-53):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla!
¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división. Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra».

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy domingo, 18 de agosto de 2019
 Fernando Torres cmf


Ser cristiano no siempre es fácil pero vale la pena

      Parece que las personas tenemos una tendencia irreprimible a la comodidad, a buscar lo fácil. Y muchas veces es así como nos enfrentamos al Evangelio. Lo mismo que vamos a un supermercado y escogemos allí las cosas que más nos gustan, también acudimos a la Iglesia con el mismo espíritu: tratando de escoger y consumir lo que nos gusta.

      Por eso, muchas veces buscamos una Iglesia donde la celebración de la Eucaristía dominical sea bonita porque hay un buen coro, porque la Iglesia está bien adornada o porque el sacerdote es ameno y breve. Mucho mejor si además nos regala continuamente los oídos con palabras que hablan de un Dios misericordioso, padre bueno, que lo perdona todo y que, casi podríamos decir, le da lo mismo que hagamos el bien o el mal porque nos ama de todas maneras y nos dará el premio de cualquier forma. Nos terminamos haciendo una religión a la carta, como cuando vamos a uno de esos restaurantes buenos en los que, al principio, el camarero nos presenta la carta de los platos y escogemos lo que más nos gusta. 

      Pero el Evangelio no es así. En el Evangelio nos encontramos con Jesús y él nos habla con claridad. Si queremos salvarnos, si queremos alcanzar la verdadera felicidad, nos invita a seguirle, nos invita a vivir de una determinada manera. No nos promete que siempre va a ser fácil estar con él. Si al maestro lo clavaron en la cruz, no podemos pensar que a sus seguidores les va a ir mucho mejor. Es lo que nos dice Jesús en el Evangelio de hoy: “He venido a prender fuego en el mundo”. No dice que haya venido a poner paños calientes para que nos sintamos bien. No. Jesús pretende cambiar este mundo, revolucionarlo, ponerlo patas arriba. Eso no es fácil. A veces es causa de dolor y división. La paz llegará después. El Reino es algo que llega pero primero hay que conquistarlo, hay que esforzarse. Para conseguir la justicia es preciso luchar contra la injusticia. 

      Por eso, lo más importante de la vida del cristiano no es participar en la misa del domingo. Ese es el lugar de encuentro con la comunidad. Pero donde un cristiano se juega su ser cristiano, es en su vida diaria, en la relación con su familia, sus compañeros de trabajo, sus amistades. Ahí es donde hay que vivir en cristiano. Aunque eso signifique ir en contra de la opinión de los demás o perder su amistad. Porque ser cristiano no es responder siempre con una sonrisa a todo lo que nos dicen, sino saber poner por delante, con cariño pero también con fuerza, la verdad del Evangelio. Pero no nos asustemos. Recordemos los muchos que han dado y dan su sangre en defensa de la fe. Su testimonio nos debe animar a vivir con más radicalidad nuestra vida cristiana. 



Para la reflexión

¿Hemos hecho de nuestra fe cristiana una religión a la carta? ¿Qué cosas hemos dejado de lado, que no nos gustan porque son demasiado exigentes? ¿Nos callamos ante nuestros amigos o familiares en cosas de la Iglesia que sabemos que deberíamos defender?

HOY ES LA FIESTA DE SANTA BEATRIZ DE SILVA, 18 DE AGOSTO


Hoy es la fiesta de Santa Beatriz de Silva, difusora de la Inmaculada Concepción
Redacción ACI Prensa





Santa Beatriz de Silva fue una religiosa católica portuguesa que fundó la Orden de la Inmaculada Concepción (Concepcionistas Franciscanas), dedicada a la oración contemplativa.

La Santa nació en 1426 en Ceuta, ciudad del norte de África asomada al Mediterráneo, y que en aquella época se encontraba bajo el dominio de la corona de Portugal.

La madre de Beatriz, siguiendo la tradición familiar, era muy devota de la Orden de San Francisco y por ello encomendó la educación religiosa de sus once hijos a los padres franciscanos, que sembraron en sus almas un amor especial a la Inmaculada Concepción.


El quinto de los hermanos de Beatriz, llamado Juan y luego Beato Amadeo de Silva, tomó el hábito de San Francisco y fundó la asociación llamada de los “amadeístas”.

Beatriz llega a Castilla en 1447 acompañando como doncella a Isabel de Portugal, prima hermana del rey Alfonso V de Portugal, que venía desde su reino para contraer matrimonio con el rey de Castilla, Juan II.

Sin embargo, pasado cierto tiempo, debido a que su belleza provocaba la admiración de los nobles o, quizás, porque la misma reina temía ver en ella una peligrosa rival, Beatriz abandonó la corte real que estaba en Tordesillas (Valladolid) e ingresó en el monasterio cisterciense de Santo Domingo de Silos, en Toledo, en el que durante 30 años se dedicó únicamente a Dios.

Después de estos casi treinta años de dedicación a Dios, decidió fundar un nuevo monasterio que fue la primera sede de la Orden de la Inmaculada Concepción.

En 1489, a petición de Beatriz y de la reina Isabel la católica, el Papa Inocencio VIII autorizó la fundación del nuevo monasterio y aprobó las principales reglas. Sin embargo, antes de que se iniciara a la vida regular en el nuevo monasterio, Beatriz falleció en 1492.


La nueva familia religiosa se difundió rápidamente por diversas naciones europeas y después también en América. Actualmente está formada por unas 3.000 religiosas que viven en 150 monasterios esparcidos por todo el mundo.

El culto a Santa Beatriz fue confirmado por Pío XI el 28 de julio de 1926 con el título de Beata. Fue canonizada el 3 de octubre de 1976 por el Papa Pablo VI y sus restos se conservan para pública veneración en la Casa Madre de Toledo en España.





Biografía de Santa Beatriz de Silva



Mi padre, Ruy Gómes da Silva, fue alcalde mayor de Campo Mayor y consejero del rey D. Duarte. Mi madre, Dª Isabel de Meneses era una dama emparentada con las casas reales de España y Portugal.
De mi infancia puedo deciros que crecí en el seno de una familia de hondas raíces cristianas. Éramos once hermanos, criados y educados con mucho amor.

Muy jovencita, como era costumbre en la época, me trasladé a la Corte de la reina Isabel, hija de D. Juan, príncipe de Portugal, al casarse ésta con D. Juan II, rey de Castilla. Permanecí en la corte de Tordesillas, como dama de la reina varios años.

Mis biógrafos, que me miran con buenos ojos, decían que era muy hermosa, “la dama más bella de la corte de Castilla”. Quizás no era consciente de ello pero mi belleza atraía las miradas de todos y despertaba cierta admiración en quienes me trataban. Cierto es que muchos nobles caballeros me pidieron en matrimonio, pero yo tenía las miras en otro caballero, pero de eso os hablaré más adelante.

Creo que por ello, la Reina, pudo contemplar en mí una rival en su matrimonio. Dicen que sus celos le llevaron a encerrarme. Solo sé que un día de forma inesperada para mí, me encontré dentro de un cofre en un rincón del castillo.

En medio de la oscuridad me encomendé con todo el corazón a la Virgen María. Pude verla, no sé si con mis propios ojos o los de la fe. Iba vestida de hábito blanco y manto azul y el niño Jesús en brazos. Me habló, o al menos yo pude escuchar sus palabras de ánimo y su consuelo. Me hizo un encargo que desde entonces no olvidé: fundar una Orden dedicada a la honra del misterio de su Inmaculada Concepción. El hábito de las monjas sería el mismo que ella lucía, blanco y azul. No pude sino ofrecerme como su servidora y consagrarme a ella. La Reina de cielo me libró de aquella prisión. 

Al cabo de tres días salí de allí como si nada hubiera pasado. Abandoné la corte e ingresé, como seglar o señora de piso, en el Monasterio dominico de Santo Domingo el Real. Estuve en este retiro por espacio de treinta años, durante los cuales permanecí con el rostro cubierto siempre con un velo, no sólo como penitencia sino, sobre todo, en señal de una total consagración a mi Señor. Esperaba así la hora de poder llevar a cabo la misión que me había encomendado mi Señora, la Virgen Inmaculada. Llegó el año 1884. Fue un año grato para mi e inolvidable. Abandoné el Monasterio de Santo Domingo y con algunas compañeras, pasamos a una casa llamada Palacios de Galiana, junto a la muralla norte de Toledo, un
regalo donado por la Reina Isabel. Sí, Isabel la Católica. Nos unía una cierta amistad. Fue muy generosa. También nos concedió la capilla adjunta, dedicada a Santa Fe, una santa de origen francés.

Durante cinco años vivimos en Santa Fe. No profesamos en ninguna orden religiosa, ni vivíamos bajo ninguna regla aprobada por la Iglesia. Fue una experiencia nueva dentro del monacato femenino de aquella época. Finalmente a petición mía y de la Reina Isabel, nuestra valedora, el 30 de abril de 1489, conseguimos del Papa Inocencio VIII la
aprobación de un Monasterio dedicado a la Concepción de la Bienaventurada Virgen María. Era el comienzo de un camino, un divino camino. Quiso el Señor llamarme a su
lado antes de empezar a caminar por él, o quizás ya había comenzado. Antes de marchar hacia el año 1492 pude profesar en presencia de mis hermanas y el obispo de
Toledo.

El monasterio no desapareció. La Comunidad, a pesar de muchas dificultades continuó fiel a nuestros primeros proyectos. La perseverancia de las primeras hermanas y el
apoyo de la Orden franciscana que nos acompañó desde los comienzos, dio como resultado el crecimiento de la Orden desde Toledo a otros lugares del Reino. Por fin, el 17 de septiembre de 1511 obtuvimos regla propia. A mediados del s. XVI, la Orden de la Concepción de la bienaventurada Virgen María, llegó hasta el Nuevo mundo.

El Papa Pío XI confirmó el culto inmemorial que muchos me tributaron y me proclamó Beata el 28 de julio de 1926. Más tarde, reanudada la causa de canonización en 1950 por Pío XII, Pablo VI me canonizó solemnemente el 3 de octubre de 1976. Mi fiesta litúrgica se celebra el día 17 de agosto.

Soy conocida en la historia como “la dama del rostro velado” y “la mujer del silencio”. Espero que hayáis disfrutado con esta breve historia de mi vida que os he compartido. Ahora son mis hijas, extendidas por todo el mundo quienes hacen presente el Carisma que un día el Espíritu Santo me inspiró. 




Oración a Santa Beatriz de Silva


Señor, que concediste a
Santa Beatriz de Silva
un gran amor a la Madre
de tu Hijo,
te pedimos que, a ejemplo suyo,
imitemos las virtudes de la Virgen
y seamos introducidos por Ella
en las moradas eternas.

Por Jesucristo,
tu Hijo, Nuestro Señor.

Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria


HOY LA IGLESIA CELEBRA A SAN ALBERTO HURTADO, 18 DE AGOSTO


Hoy la Iglesia celebra a San Alberto Hurtado, fundador de “El Hogar de Cristo”
Redacción ACI Prensa





San Alberto Hurtado quiso imitar a Jesús en las cosas sencillas de cada día, como Cristo se dedicó a los pobres y huérfanos y se preocupó por darles una vida digna. Se caracterizó por su fortaleza, su generosidad y su entrega incondicional a Dios.

Alberto Hurtado Cruchaga nació el 22 de enero de 1901, en Viña del Mar, Chile, en el seno de una familia cristiana. Sus padres, Alberto Hurtado y Ana Cruchaga vivían en el fundo Los Perales de Tapihue cerca de la localidad de Casablanca y fue donde Alberto pasó sus primeros años de vida.

Cuando tenía cuatro años, su padre falleció dejando a su madre a cargo de su hermano Miguel y de él. Al no tener suficientes ingresos para la manutención de sus dos hijos, Ana tuvo que vender el fundo y trasladarse a Santiago donde fueron acogidos por sus familiares.

En 1909 ingresó al Colegio San Ignacio, donde destacó por ser buen compañero, entusiasta y alegre. Fue en este lugar donde comenzó a manifestarse su vocación al sacerdocio.

Sin embargo, la precaria situación económica de su madre le impedía cumplir su sueño de entrar a la Compañía de Jesús. Cuando terminó el colegio estudió leyes en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Para ayudar a su familia trabajaba en las tardes y colaboraba en la parroquia Virgen de Andacollo en las pocas horas que le quedaban libres.


En esos años, Alberto nunca perdió la esperanza y rezaba con fervor a Dios para que le permitiera ser sacerdote. En 1923 sus rezos fueron escuchados y pudo ingresar al seminario. En 1933 fue ordenado sacerdote en Bélgica.

El Santo regresó a Chile en 1936. De inmediato se puso a trabajar como profesor en el Colegio San Ignacio. Se dedicó a orientar a los niños y jóvenes que buscaban su compañía y sus consejos. Su carisma por los jóvenes era tan grande que sobrepasó los límites del colegio y fue llamado como asesor de la Acción Católica Juvenil.

Junto a sus colaboradores recorrió la patria inflamando los corazones juveniles con el deseo de luchar por la gloria de Cristo.

El Hogar de Cristo

Una noche encontró a un pobre enfermo abandonado en las calles y en otra noche vio a un grupo de niños que dormían bajo el punto del río Mapocho. Se conmovió y reconocía el rostro de Cristo en cada uno de ellos. Por ellos decidió ayudarlos. Pidió a sus feligreses que lo apoyaran con todas las limosnas posibles. Así reunió dinero, joyas y terrenos. Gracias a estas donaciones fundó su gran obra: “El Hogar de Cristo”.

Con su incansable amor recorría las calles en su camioneta para recoger a los pobres y niños y llevarlos al “Hogar de Cristo” donde les daba leche caliente y para que pudieran dormir en una cama confortable.

Siempre tenía un nuevo proyecto entre sus manos. Una nueva casa de acogida para los niños, talleres de enseñanza, más camas para las hospederías. También fundó varios talleres para educar a los jóvenes y  capacitarlos para que consigan un trabajo digno. Pese a la incomprensión de muchos, siempre encontraba la fuerza para seguir sirviendo a Cristo.


También publicó libros y dio conferencias sobre el sacerdocio, los problemas de la adolescencia, la educación, el orden social y el catolicismo. Fundó la revista Mensaje y varias para la Acción Sindical Chilena.

Pese a la cantidad de tareas impuestas, nunca dejó de realizar Dirección Espiritual. Con su mejor sonrisa recibía y escuchaba a sus "patroncitos".

Tenía 51 años cuando le diagnosticaron cáncer. A pesar de los fuertes dolores de su enfermedad, siguió trabajando por Cristo desde su habitación en el Hospital Clínico de la Universidad Católica. Hasta el final se mantuvo alegre y contento, siempre dando una palabra de esperanza y apoyo a quien lo visitaba. Siempre repetía: Contento, Señor, contento”.

Partió al cielo el 18 de agosto de 1952. El 16 de octubre de 1994, San Juan Pablo II beatificó al Padre Hurtado. Fue canonizado el 23 de octubre de 2005 por el Papa Benedicto XVI.




Biografía de San Alberto Hurtado Cruchaga



Nació el 22 de enero de 1901, en Viña del Mar, Chile, en el seno de una familia cristiana. Sus padres, Alberto Hurtado y Ana Cruchaga vivían en un campo cercano a la localidad de Casablanca. En el fundo Los Perales de Tapihue, Alberto pasó sus primeros años de vida. Pero cuando tenía cuatro años, su padre falleció.

Su madre quedó sola, a cargo de Alberto y de su hermano Miguel. La venta del fundo se hizo necesaria junto con el traslado a Santiago.

Acogidos por sus familiares, Alberto, Miguel y doña Ana, iniciaron una nueva etapa de sus vidas en la capital.

En 1909 ingresó al Colegio San Ignacio, en donde destacó por ser buen compañero, entusiasta y alegre. Fue en este lugar donde comenzó a manifestarse su vocación, esas ganas de ayudar a los otros estando al servicio de Cristo.

Sin embargo, aunque sabía que por sobre todas las cosas quería ser sacerdote, la difícil situación económica de su madre le hacía imposible cumplir su sueño de entrar a la Compañía de Jesús. Por eso, una vez finalizado el colegio entró a estudiar Leyes en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Para ayudar a su familia trabajaba en las tardes y en las pocas horas que le quedaban libres se lo dedicaba a la Parroquia Virgen de Andacollo.

Su vocación sacerdotal seguía presente, aunque los años pasaban, él no perdía la esperanza. Finalmente sus rezos fueron escuchados y en 1923 pudo cumplir su sueño e ingresar al noviciado. Luego de varios años de estudios, fue ordenado sacerdote en Bélgica, en 1933.

Volvió a Chile en 1936. De inmediato se puso a trabajar como profesor del Colegio San Ignacio, aquí niños y jóvenes buscaban su compañía y orientación. Su inmenso arrastre entre los jóvenes sobrepaso los límites del colegio. Fue llamado entonces como asesor de la Acción Católica Juvenil. Con sus jóvenes colaboradores recorrió la patria inflamando los corazones juveniles con el deseo de luchar por la gloria de Cristo.

Jesús lo llamaba. En cada lugar el Padre Alberto Hurtado veía la cara de Cristo en los pobres. Había tantos que necesitaban techo, abrigo y comida. Para ellos fundó el Hogar de Cristo en 1944.

Sin tiempo para desfallecer siempre tenía un nuevo proyecto entre sus manos. Una nueva casa de acogida para los niños, talleres de enseñanza, más camas para las hospederías, eran algunas de las miles de ideas que rondaban en su cabeza. Pese a la incomprensión de muchos, siempre encontraba la fuerza para seguir sirviendo a Cristo.

Su obra se multiplicó con su trabajo en la Ación Católica, en la Acción Sindical de Chile y en la Revista Mensaje. Pese a la cantidad de tareas impuestas, nunca dejó de realizar Dirección Espiritual. Con su mejor sonrisa recibía y escuchaba a sus "patroncitos".

Tenía 51 años cuando le diagnosticaron cáncer. Pese a los fuertes dolores de su enfermedad, siguió trabajando por Cristo desde su pieza en el Hospital Clínico de la Universidad Católica. Hasta el final se mantuvo alegre y contento, siempre dando una palabra de esperanza y apoyo a quien lo visitaba.

El 18 de agosto de 1952 el Padre Alberto Hurtado Cruchaga dejó este mundo, partiendo al encuentro con Cristo. Su esfuerzo, su lucha, su alegría y su intenso amor por Jesús dieron frutos. El 16 de octubre de 1994, Su Santidad Juan Pablo II beatificó al Padre Hurtado. Fue canonizado el 23 de octubre de 2005 por el Papa Benedicto XVI.

En la mención dedicada a la vida del padre Hurtado durante la Misa de canonización de cinco nuevos santos, el Papa hizo notar como “el programa de vida de San Alberto Hurtado” fue la síntesis de: “Amarás a Dios con todo tu corazón… y a tu prójimo como a ti mismo”.




El primer milagro del Padre Hurtado


La Congregación para la Causa de los Santos acreditaba el 9 de noviembre de 1993 el primer milagro por intercesión del P. Alberto Hurtado, a Doña María Alicia Cabezas Urrutia, quien sufriera en ese entonces de tres hemorragias cerebrales masivas y dos infartos cerebrales, los cuales dejaron una parte de su cerebro muerto hasta el día de hoy. A pesar de lo ocurrido Doña María actualmente vive tranquila sin secuela alguna.

El 25 de julio de 1990, María Alicia, sufrió la primera hemorragia subaracnoíde, y fue trasladada al Instituto de Neurocirugia de Santiago, donde ingresó en estado de coma. Normalmente los pacientes en estos casos mueren, sobretodo al repetirse una segunda hemorragia, como fue el caso de Doña María Alicia. En un caso de que sobreviva el paciente debe ser operado inmediatamente, sino corre el riesgo de morir. En este caso, María Alicia no pudo ser operado por estar muy mal.

La segunda hemorragia masiva, le ocurrió a María el 2 de agosto, con la cual debería haber muerto. El tercer episodio hemorrágico ocurrió el 4 de agosto, y María Alicia aún seguía con vida. Los médicos, Felipe Valdivia y Freddy Ayach, a pesar de que María estaba en coma, la sometieron al tratamiento nuclear, el cual demostró la falta de flujo sanguíneo en su cerebro, por lo cual debería morir en quince minutos. Sin embargo, ella se mantuvo así por muchas horas, en estado de coma, con altísima fiebre y varias infecciones.

Desde el día de la primera hemorragia ocurrida a María Alicia, en su hogar le hicieron múltiples oraciones a la intercesión del Padre Alberto Hurtado, para que se diera un milagro y así María Alicia se salvará. Víspera del día del Padre Hurtado (17 de agosto), cientos de personas peregrinaron a la tumba del Padre Hurtado celebrando allí la Eucaristía, en la cual regaban especialmente por la recuperación de María Alicia, dejando constancia en el libro de peticiones. Mientras tanto, una doctora hacia su visita rutinaria en el instituto de neurocirugía, y con gran sorpresa encontró que la fiebre alta de María Alicia había desaparecido, es más, había recuperado la conciencia, podía hablar y moverse lo cual antes no habóa podido hacer, reconocía a las personas y sus nombres.

"Mi organismo no respondía a nada, hasta que me encomendaron al Padre Hurtado y al día siguiente comencé a recuperarme. Incluso desapareció la fiebre, mis órganos vitales empezaron a funcionar y me trasladaron a la sala común", declaró María Alicia.

"En un primer momento dudaba. Posteriormente, cuando me fui informando más de lo que había ocurrido realmente conmigo, la duda despareció y ya me convencí", mencionó María Alicia.

La pronta recuperación, la cual fue inesperada e inexplicable para la ciencia médica, permitió preparar a María Alicia para someterla a una ulterior operación, que previniera nuevas hemorragias. El día 25 de septiembre marñia Alicia fuer operada durante siete horas, pero sin ningún riesgo, para así suturar el lugar de las hemorragias. Es en la operación, en donde el doctor Valdivia vio las muestras evidentes del infarto cerebral.

María Alicia volvió a su casa sana y sin secuelas de lo ocurrido el día 8 de octubre de ese mismo año.

El caso fue analizado en 1993 por la Sagrada Congregación Para la Causa de los Santos, la cual ratificó que se trataba de un milagro intercedido por el Padre Alberto Hurtado.


El Papa firmó decreto que confirma segundo milagro del P. Hurtado



El segundo milagro atribuido a la intersecion del Padre Hurtado, el cual abre paso a su canonización, fue aprobado por la Congregación para la Causa de los Santos el día 2 de abril del 2004.

El segundo milagro atribuido al Padre Hurtado y que reconocido por la Santa Sede se refiere a la situación que vivió Viviana Marcela Galleguillos Fuentes, quien en 1996, estando aún en el colegio y teniendo tan solo 16 años, resultó herida de gravedad a raíz de una accidente automovilístico en la Quinta Región, el cual la dejo con un problema cerebral de extrema gravedad. Los médicos no daban esperanzas a sus padres ya que Viviana había sufrido un daño neurológico calificado de irrecuperable por los médicos, quienes la desahuciaron tras una intervención quirúrgica.

El Padre de Viviana, fue hasta el Santuario del Padre Hurtado en Santiago, y a pesar de ser de madrugada, él espero hasta que temprano abrieran la puerta. ya adentro hizo su oración de petición y la dejó en el libro que hay en la tumba.

Al medio día, Viviana despertó como de un gran sueño, sin saber por qué se encontraba ahí. No secuelas de ninguna especie. Los médicos no encontraban explicación alguna. Luego de dos días Viviana se retiró del hospital con sus propios medios, entonces fueron a dar gracias al Padre Hurtado y en el libro describieron nuevamente su caso.

Tras lo ocurrido se inicio la investigación de la comisión médica chilena y más adelante lo hicieron en Roma. Luego de un proceso largo, finalmente se reconoció la intercesión de Alberto Hurtado en este milagro ocurrido a Viviana.

Fue canonizado el 23 de octubre de 2005 por el Papa Benedicto XVI.




Oración a San Alberto Hurtado



PADRE ALBERTO HURTADO
Apóstol de Jesucristo,
servidor de los pobres,
amigo de los niños
y maestro de juventudes,
bendecimos a nuestro Dios
por tu paso entre nosotros.

Tú supiste amar y servir.
Tú fuiste profeta de la justicia
y refugio de los más desamparados.
Tú construiste con amor
un hogar para acoger a Cristo.

Como un verdadero padre,
tú nos llamas a vivir la fe
comprometida, consecuente y solidaria.

Tú nos guías con entusiasmo
en el seguimiento del Maestro.
Tú nos conduces al Salvador
que nuestro mundo necesita.

Haznos vivir siempre contentos
aun en medio de las dificultades.
Haz que sepamos vencer el egoísmo
y entregar nuestra vida a los hermanos.

PADRE HURTADO,
HIJO DE MARÍA Y DE LA IGLESIA,
AMIGO DE DIOS Y DE LOS HOMBRES,
RUEGA POR TODOS NOSOTROS.

Amén.

Fuente: padrealbertohurtado.cl



Oración por los Enfermos de San Alberto Hurtado


San Alberto Hurtado
amigo de los niños y de los pobres,
de los enfermos y desamparados.

Tú que conociste el dolor
y la enfermedad,
que supiste del desprecio
y la persecución
ayúdame a dar sentido
a mi padecimiento
y acercar mi pasión
a la Pasión salvadora
de nuestro Señor Jesucristo,
porque “Si sufrimos pacientemente
con Él, también reinaremos con Él”.

Dame fortaleza y esperanza
para aceptar la enfermedad
y conocer el triunfo
de la Resurrección.

Intercede por mí
ante nuestro Padre Dios,
para que me sane de mi enfermedad
si es su voluntad.

Amén

Fuente: padrealbertohurtado.cl



Oración a la Virgen María por San Alberto Hurtado



¡Madre mía querida y muy querida!
Ahora que ves en tus brazos a ese bello Niño
no te olvides de este siervo tuyo,
aunque sea por compasión mírame;
ya sé que te cuesta apartar los ojos de Jesús
para ponerlos en mis miserias,
pero, madre, si tú no me miras,
¿cómo se disiparán mis penas?
Si tú no te vuelves hacia mi rincón,
¿quien se acordará de mí?
Si tú no me miras,
Jesús que tiene sus ojitos clavados en los tuyos, no me mirará.

Si tú me miras, El seguirá tu mirada y me verá
y entonces con que le digas
“¡Pobrecito! necesita nuestra ayuda”;
Jesús me atraerá a sí y me bendecirá
y lo amaré y me dará fuerza y alegría,
confianza y desprendimiento.
Me llenará de su amor y de tu amor
y trabajaré mucho por El y por Ti,
haré que todos te amen
y amándote se salvarán.
¡Madre! ¡Y solo con que me mires!

Fuente: padrealbertohurtado.cl



Oración de San Alberto Hurtado por los niños



San Alberto Hurtado,
amigo de los patroncitos
de los que no tienen casa
y sienten hambre y frío.

Les diste el Hogar de Cristo,
les regalaste tu abrigo,
los quisiste como hermanos,
los trataste con cariño.

Nos enseñaste a ayudar
a hacer la vida más buena…
Eso es solidaridad,
y hay que dar hasta que duela.

Amén

Fuente: padrealbertohurtado.cl



Oración La Sonrisa por San Alberto Hurtado


“No cuesta nada pero vale mucho.
Enriquece al que la recibe,
Sin empobrecer al que la da”.

“Se realiza en un instante,
y su memoria perdura para siempre”.

“Nadie es tan rico
que pueda prescindir de ella,
ni tan pobre que no pueda darla”.

“Y, con todo, no puede ser comprobada,
mendigada, robada,
porque no existe hasta que se da”.

“Y si en el momento de comprar,
el vencedor está tan cansado
que no puede sonreír,
¿quieres tu darle una sonrisa?”.

“Porque nadie necesita tanto una sonrisa
como los que no tienen una
para dar a los demás”.

Amén.

Fuente: padrealbertohurtado.cl
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