Quien pierda su vida por mí, la salvará
Tiempo Ordinario
Lucas 17, 26-37. Tiempo Ordinario.
Por: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net
Del santo Evangelio según san Lucas 17, 26-37
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste. Aquel Día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa, no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo, no se vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot. Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará. Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro dejado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra dejada. Y le dijeron: ¿Dónde, Señor? Él les respondió: Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los buitres.
Oración introductoria
Señor, hoy me llamas a vivir en actitud de vigilancia, a vivir en guardia frente a las mentalidades del mundo que sin darme cuenta me hacen creer que es más importante el «tener» o el «aparecer» que el «ser». Por ello te pido que seas el centro de mi oración, que ilumines mi mente y fortalezcas mi voluntad.
Petición
Señor, te pido tu gracia para saber desprenderme de mi juicio y de mi voluntad para poder abrirme a tu gracia y amor.
Meditación del Papa Francisco
Hay aquí una síntesis del mensaje de Cristo, y está expresado con una paradoja muy eficaz, que nos permite conocer su modo de hablar, casi nos hace percibir su voz... Pero, ¿qué significa “perder la vida a causa de Jesús”? Esto puede realizarse de dos modos: explícitamente confesando la fe o implícitamente defendiendo la verdad. Los mártires son el máximo ejemplo del perder la vida por Cristo. En dos mil años son una multitud inmensa los hombres y las mujeres que sacrificaron la vida por permanecer fieles a Jesucristo y a su Evangelio. Y hoy, en muchas partes del mundo, hay muchos, muchos, muchos mártires —más que en los primeros siglos—, que dan la propia vida por Cristo y son conducidos a la muerte por no negar a Jesucristo. Esta es nuestra Iglesia. Hoy tenemos más mártires que en los primeros siglos. Pero está también el martirio cotidiano, que no comporta la muerte pero que también es un “perder la vida” por Cristo, realizando el propio deber con amor, según la lógica de Jesús, la lógica del don, del sacrificio. Pensemos: cuántos padres y madres, cada día, ponen en práctica su fe ofreciendo concretamente la propia vida por el bien de la familia. (S.S. Francisco, 23 de junio de 2013).
Reflexión
Cuando alguien empieza una discusión con su marido (o esposa), o con un amigo, se cumple eso de que "el que pierde, gana". ¿Qué significan estas palabras? Que el que está dispuesto a ceder es quien obtiene el triunfo. Triunfa sobre el egoísmo, vence en la caridad y gana la estima de Dios y de la persona con la que estaba discutiendo.
Porque hay muchas victorias en el ámbito humano que son momentáneas, superficiales. Contentan un rato, pero luego dejan insatisfacción. Hay que ir más a fondo, evaluar si es preciso "ganar" siempre, tener la razón en todo, imponer los propios gustos a los demás. Con un poco de atención, veremos que la felicidad auténtica no viene por ahí. Aunque parezca extraño, nos sentimos más felices después de hacer un sacrificio, de haber dado una alegría a otro, etc. ¿Por qué? Porque eso viene de Dios, y sólo Él es quien puede hacernos auténticamente felices.
El que está dispuesto a "perder la vida" ha entrado en el camino que Cristo siguió para la redención de los hombres. Es el camino de negarse a uno mismo, el camino de la cruz. Sólo a la luz de Cristo crucificado se puede vivir con autenticidad el cristianismo. Jesús lo perdió todo: sus discípulos le abandonaron, los soldados le arrancaron sus ropas, la muchedumbre se burló de Él... Sin embargo, gracias a la donación por amor al Padre, nos salvó de la condenación que merecían nuestros pecados y triunfó sobre el poder de la muerte, resucitando.
Propósito
Estar dispuesto a ceder ante los demás por algo que a mi me guste. Triunfar sobre el egoísmo.
Diálogo con Cristo
Señor, aumenta mi deseo de vivir una relación cercana a Ti. Ordena todas mis actividades y relaciones de acuerdo a tu voluntad. «Todo aquello que quieres tú, Señor, lo quiero yo, precisamente porque lo quieres Tú, como Tú lo quieras y durante todo el tiempo que lo quieras» (Oración del Papa Clemente XI). El día que me llames no va importar quién sea o qué tenga, lo único que va contar es mi relación contigo, porque el único y verdadero tesoro es vivir siendo fiel a tu amor y no perder nunca tu amistad por el pecado. Todo lo demás es valioso en la medida en que me ayude a conservar y vivir en gracia.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste. Aquel Día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa, no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo, no se vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot. Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará. Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro dejado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra dejada. Y le dijeron: ¿Dónde, Señor? Él les respondió: Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los buitres.
Oración introductoria
Señor, hoy me llamas a vivir en actitud de vigilancia, a vivir en guardia frente a las mentalidades del mundo que sin darme cuenta me hacen creer que es más importante el «tener» o el «aparecer» que el «ser». Por ello te pido que seas el centro de mi oración, que ilumines mi mente y fortalezcas mi voluntad.
Petición
Señor, te pido tu gracia para saber desprenderme de mi juicio y de mi voluntad para poder abrirme a tu gracia y amor.
Meditación del Papa Francisco
Hay aquí una síntesis del mensaje de Cristo, y está expresado con una paradoja muy eficaz, que nos permite conocer su modo de hablar, casi nos hace percibir su voz... Pero, ¿qué significa “perder la vida a causa de Jesús”? Esto puede realizarse de dos modos: explícitamente confesando la fe o implícitamente defendiendo la verdad. Los mártires son el máximo ejemplo del perder la vida por Cristo. En dos mil años son una multitud inmensa los hombres y las mujeres que sacrificaron la vida por permanecer fieles a Jesucristo y a su Evangelio. Y hoy, en muchas partes del mundo, hay muchos, muchos, muchos mártires —más que en los primeros siglos—, que dan la propia vida por Cristo y son conducidos a la muerte por no negar a Jesucristo. Esta es nuestra Iglesia. Hoy tenemos más mártires que en los primeros siglos. Pero está también el martirio cotidiano, que no comporta la muerte pero que también es un “perder la vida” por Cristo, realizando el propio deber con amor, según la lógica de Jesús, la lógica del don, del sacrificio. Pensemos: cuántos padres y madres, cada día, ponen en práctica su fe ofreciendo concretamente la propia vida por el bien de la familia. (S.S. Francisco, 23 de junio de 2013).
Reflexión
Cuando alguien empieza una discusión con su marido (o esposa), o con un amigo, se cumple eso de que "el que pierde, gana". ¿Qué significan estas palabras? Que el que está dispuesto a ceder es quien obtiene el triunfo. Triunfa sobre el egoísmo, vence en la caridad y gana la estima de Dios y de la persona con la que estaba discutiendo.
Porque hay muchas victorias en el ámbito humano que son momentáneas, superficiales. Contentan un rato, pero luego dejan insatisfacción. Hay que ir más a fondo, evaluar si es preciso "ganar" siempre, tener la razón en todo, imponer los propios gustos a los demás. Con un poco de atención, veremos que la felicidad auténtica no viene por ahí. Aunque parezca extraño, nos sentimos más felices después de hacer un sacrificio, de haber dado una alegría a otro, etc. ¿Por qué? Porque eso viene de Dios, y sólo Él es quien puede hacernos auténticamente felices.
El que está dispuesto a "perder la vida" ha entrado en el camino que Cristo siguió para la redención de los hombres. Es el camino de negarse a uno mismo, el camino de la cruz. Sólo a la luz de Cristo crucificado se puede vivir con autenticidad el cristianismo. Jesús lo perdió todo: sus discípulos le abandonaron, los soldados le arrancaron sus ropas, la muchedumbre se burló de Él... Sin embargo, gracias a la donación por amor al Padre, nos salvó de la condenación que merecían nuestros pecados y triunfó sobre el poder de la muerte, resucitando.
Propósito
Estar dispuesto a ceder ante los demás por algo que a mi me guste. Triunfar sobre el egoísmo.
Diálogo con Cristo
Señor, aumenta mi deseo de vivir una relación cercana a Ti. Ordena todas mis actividades y relaciones de acuerdo a tu voluntad. «Todo aquello que quieres tú, Señor, lo quiero yo, precisamente porque lo quieres Tú, como Tú lo quieras y durante todo el tiempo que lo quieras» (Oración del Papa Clemente XI). El día que me llames no va importar quién sea o qué tenga, lo único que va contar es mi relación contigo, porque el único y verdadero tesoro es vivir siendo fiel a tu amor y no perder nunca tu amistad por el pecado. Todo lo demás es valioso en la medida en que me ayude a conservar y vivir en gracia.