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jueves, 31 de diciembre de 2020

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 31 DE DICIEMBRE DEL 2020



 Lecturas del Día VII dentro de la Octava de Navidad

Jueves, 31 de diciembre de 2020



Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,18-21):

Hijos míos, es el momento final. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es el momento final. Salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros. En cuanto a vosotros, estáis ungidos por el Santo, y todos vosotros lo conocéis. Os he escrito, no porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira viene de la verdad.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 95, 1-2. 11-12. 13-14


R/. Alégrese el cielo, goce la tierra


Cantad al Señor un cántico nuevo,

cantad al Señor, toda la tierra;

cantad al Señor, bendecid su nombre,

proclamad día tras día su victoria. R/.


Alégrese el cielo, goce la tierra,

retumbe el mar y cuanto lo llena;

vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,

aclamen los árboles del bosque. R/.


Delante del Señor, que ya llega,

ya llega a regir la tierra:

regirá el orbe con justicia

y los pueblos con fidelidad. R/.



Evangelio

Comienzo del santo evangelio según san Juan (1,1-18):

En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: "El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo."» Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha contado.


Palabra del Señor





«Y la Palabra se hizo carne»

Rev. D. David COMPTE i Verdaguer

(Manlleu, Barcelona, España)



Hoy es el último día del año. Frecuentemente, una mezcla de sentimientos —incluso contradictorios— susurran en nuestros corazones en esta fecha. Es como si una muestra de los diferentes momentos vividos, y de aquellos que hubiésemos querido vivir, se hiciesen presentes en nuestra memoria. El Evangelio de hoy nos puede ayudar a decantarlos para poder comenzar el nuevo año con empuje.

«La Palabra era Dios (...). Todo se hizo por ella» (Jn 1,1.3). A la hora de hacer el balance del año, hay que tener presente que cada día vivido es un don recibido. Por eso, sea cual sea el aprovechamiento realizado, hoy hemos de agradecer cada minuto del año.

Pero el don de la vida no es completo. Estamos necesitados. Por eso, el Evangelio de hoy nos aporta una palabra clave: “acoger”. «Y la Palabra se hizo carne» (Jn 1,14). ¡Acoger a Dios mismo! Dios, haciéndose hombre, se pone a nuestro alcance. “Acoger” significa abrirle nuestras puertas, dejar que entre en nuestras vidas, en nuestros proyectos, en aquellos actos que llenan nuestras jornadas. ¿Hasta qué punto hemos acogido a Dios y le hemos permitido entrar en nosotros?

«La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo» (Jn 1,9). Acoger a Jesús quiere decir dejarse cuestionar por Él. Dejar que sus criterios den luz tanto a nuestros pensamientos más íntimos como a nuestra actuación social y laboral. ¡Que nuestras actuaciones se avengan con las suyas!

«La vida era la luz» (Jn 1,4). Pero la fe es algo más que unos criterios. Es nuestra vida injertada en la Vida. No es sólo esfuerzo —que también—. Es, sobre todo, don y gracia. Vida recibida en el seno de la Iglesia, sobre todo mediante los sacramentos. ¿Qué lugar tienen en mi vida cristiana?

«A todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios» (Jn 1,12). ¡Todo un proyecto apasionante para el año que vamos a estrenar!

lunes, 28 de diciembre de 2020

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 28 DE DICIEMBRE DEL 2020 - LOS SANTOS INOCENTES



 Lecturas de hoy Los Santos Inocentes

Hoy, lunes, 28 de diciembre de 2020



Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (1,5–2,2):

Os anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es luz sin tiniebla alguna. Si decimos que estamos unidos a él, mientras vivimos en las tinieblas, mentimos con palabras y obras. Pero, si vivimos en la luz, lo mismo que él está en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia los pecados. Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos y no somos sinceros. Pero, si confesamos nuestros pecados, él, que es fiel y justo, nos perdonará los pecados y nos limpiará de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos mentiroso y no poseemos su palabra. Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. Él es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 123,2-3.4-5.7b-8


R/. Hemos salvado la vida,

como un pájaro de la trampa del cazador


Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,

cuando nos asaltaban los hombres,

nos habrían tragado vivos:

tanto ardía su ira contra nosotros. R/.


Nos habrían arrollado las aguas,

llegándonos el torrente hasta el cuello;

nos habrían llegado hasta el cuello

las aguas espumantes. R/.


La trampa se rompió, y escapamos.

Nuestro auxilio es el nombre del Señor,

que hizo el cielo y la tierra. R/.



Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (2,13-18):

Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»

José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: «Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto.» Al verse burlado por los magos, Herodes montó en cólera y mandó matar a todos los niños de dos años para abajo, en Belén y sus alrededores, calculando el tiempo por lo que había averiguado de los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: «Un grito se oye en Ramá, llanto y lamentos grandes; es Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa el consuelo, porque ya no viven.»


Palabra del Señor




 «Se levantó, tomó de noche al Niño y a su madre, y se retiró a Egipto»


Rev. D. Joan Pere PULIDO i Gutiérrez Secretario del obispo de Sant Feliu

(Sant Feliu de Llobregat, España)

Hoy celebramos la fiesta de los Santos Inocentes, mártires. Metidos en las celebraciones de Navidad, no podemos ignorar el mensaje que la liturgia nos quiere transmitir para definir, todavía más, la Buena Nueva del nacimiento de Jesús, con dos acentos bien claros. En primer lugar, la predisposición de san José en el designio salvador de Dios, aceptando su voluntad. Y, a la vez, el mal, la injusticia que frecuentemente encontramos en nuestra vida, concretado en este caso en la muerte martirial de los niños Inocentes. Todo ello nos pide una actitud y una respuesta personal y social.

San José nos ofrece un testimonio bien claro de respuesta decidida ante la llamada de Dios. En él nos sentimos identificados cuando hemos de tomar decisiones en los momentos difíciles de nuestra vida y desde nuestra fe: «Se levantó, tomó de noche al Niño y a su madre, y se retiró a Egipto» (Mt 2,14).

Nuestra fe en Dios implica a nuestra vida. Hace que nos levantemos, es decir, nos hace estar atentos a las cosas que pasan a nuestro alrededor, porque —frecuentemente— es el lugar donde Dios habla. Nos hace tomar al Niño con su madre, es decir, Dios se nos hace cercano, compañero de camino, reforzando nuestra fe, esperanza y caridad. Y nos hace salir de noche hacia Egipto, es decir, nos invita a no tener miedo ante nuestra propia vida, que con frecuencia se llena de noches difíciles de iluminar.

Estos niños mártires, hoy, también tienen nombres concretos en niños, jóvenes, parejas, personas mayores, inmigrantes, enfermos... que piden la respuesta de nuestra caridad. Así nos lo dice San Juan Pablo II: «En efecto, son muchas en nuestro tiempo las necesidades que interpelan a la sensibilidad cristiana. Es la hora de una nueva imaginación de la caridad, que se despliegue no sólo en la eficacia de las ayudas prestadas, sino también en la capacidad de hacernos cercanos y solidarios con el que sufre».

Que la luz nueva, clara y fuerte de Dios hecho Niño llene nuestras vidas y consolide nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad.

domingo, 27 de diciembre de 2020

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 27 DE DICIEMBRE DEL 2020 - SAGRADA FAMILIA




EDUCAR EN LA FE EN NUESTROS DÍAS

El pasaje de Lucas termina diciendo: «El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él».

Cuando hablamos hoy de «educar en la fe», ¿Qué queremos decir? En concreto, el objetivo es que los hijos entiendan y vivan de manera responsable y coherente su adhesión a Jesucristo, aprendiendo a vivir de manera sana y positiva desde el Evangelio.

Pero hoy día la fe no se puede vivir de cualquier manera. Los hijos necesitan aprender a ser creyentes en medio de una sociedad descristianizada. Esto exige vivir una fe personalizada, no por tradición, sino fruto de una decisión personal; una fe vivida y experimentada, es decir, una fe que se alimenta no de ideas y doctrinas, sino de una experiencia gratificante; una fe no individualista, sino compartida de alguna manera en una comunidad creyente; una fe centrada en lo esencial, que puede coexistir con dudas e interrogantes; una fe no vergonzante, sino comprometida y testimoniada en medio de una sociedad indiferente.

Esto exige todo un estilo de educar hoy en la fe donde lo importante es transmitir una experiencia más que ideas y doctrinas; enseñar a vivir valores cristianos más que el sometimiento a unas normas; desarrollar la responsabilidad personal más que imponer costumbres; introducir en la comunidad cristiana más que desarrollar el individualismo religioso; cultivar la adhesión confiada a Jesús más que resolver de manera abstracta problemas de fe.

En la educación de la fe, lo decisivo es el ejemplo. Que los hijos puedan encontrar en su propio hogar «modelos de identificación», que no les sea difícil saber como quién deberían comportarse para vivir su fe de manera sana, gozosa y responsable.


Evangelio Comentado por:

José Antonio Pagola

Lc (2,22-40)


EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 27 DE DICIEMBRE DEL 2020 - SAGRADA FAMILIA



 Lecturas de hoy La Sagrada Familia: Jesús, María y José 

Ciclo B

Hoy, domingo, 27 de diciembre de 2020



Primera lectura

Lectura del libro del Eclesiástico (3,2-6.12-14):

Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad de la madre sobre su prole. El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a su madre el Señor lo escucha. Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 127


R/. Dichosos los que temen al Señor

y siguen sus caminos


Dichoso el que teme al Señor,

y sigue sus caminos.

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien. R/.


Tu mujer, como parra fecunda,

en medio de tu casa; tus hijos,

como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa. R/.


Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida. R/.


Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,12-21):

Como pueblo elegido de Dios, pueblo sacro y amado, sea vuestro uniforme la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y celebrad la Acción de Gracias: la palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le gusta al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los ánimos.


Palabra de Dios


Evangelio de hoy

Lectura del Santo Evangelio según san Lucas (2,22-40):

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor. (De acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: "Todo primogénito varón será consagrado al Señor"), y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: "un par de tórtolas o dos pichones". Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y piadoso, que aguardaba el Consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.»

Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.

Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.»

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba.


Palabra del Señor





«Llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor»

Rev. D. Joan Ant. MATEO i García

(Tremp, Lleida, España)


Hoy, celebramos la fiesta de la Sagrada Familia. Nuestra mirada se desplaza del centro del belén —Jesús— para contemplar cerca de Él a María y José. El Hijo eterno del Padre pasa de la familia eterna, que es la Santísima Trinidad, a la familia terrenal formada por María y José. ¡Qué importante ha de ser la familia a los ojos de Dios cuando lo primero que procura para su Hijo es una familia!

San Juan Pablo II, en su Carta apostólica El Rosario de la Virgen María, ha vuelto a destacar la importancia capital que tiene la familia como fundamento de la Iglesia y de la sociedad humana, y nos ha pedido que recemos por la familia y que recemos en familia con el Santo Rosario para revitalizar esta institución. Si la familia va bien, la sociedad y la Iglesia irán bien.

El Evangelio nos dice que el Niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría. Jesús encontró el calor de una familia que se iba construyendo a través de sus recíprocas relaciones de amor. ¡Qué bonito y provechoso sería si nos esforzáramos más y más en construir nuestra familia!: con espíritu de servicio y de oración, con amor mutuo, con una gran capacidad de comprender y de perdonar. ¡Gustaríamos —como en el hogar de Nazaret— el cielo y la tierra! Construir la familia es hoy una de las tareas más urgentes. Los padres, como recordaba el Concilio Vaticano II, juegan ahí un papel insubstituible: «Es deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor, por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, y que favorezca la educación íntegra personal y social de los hijos». En la familia se aprende lo más importante: a ser personas.

Finalmente, hablar de familia para los cristianos es hablar de la Iglesia. El evangelista san Lucas nos dice que los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor. Aquella ofrenda era figura de la ofrenda sacrificial de Jesús al Padre, fruto de la cual hemos nacido los cristianos. Considerar esta gozosa realidad nos abrirá a una mayor fraternidad y nos llevará a amar más a la Iglesia.

sábado, 26 de diciembre de 2020

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 26 DE DICIEMBRE DEL 2020 - SAN ESTEBAN MÁRTIR



 Lecturas de hoy San Esteban

Hoy, sábado, 26 de diciembre de 2020



Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (6,8-10;7,54-60):

En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Oyendo estas palabras, se recomían por dentro y rechinaban los dientes de rabia. Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús de pie a la derecha de Dios, y dijo: «Veo el cielo abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios.»

Dando un grito estentóreo, se taparon los oídos; y, como un solo hombre, se abalanzaron sobre él, lo empujaron fuera de la ciudad y se pusieron a apedrearlo. Los testigos, dejando sus capas a los pies de un joven llamado Saulo, se pusieron también a apedrear a Esteban, que repetía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.»

Luego, cayendo de rodillas, lanzó un grito: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.»

Y, con estas palabras, expiró.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 30,3cd-4.6 y Sab 16bc-17


R/. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu


Sé la roca de mi refugio,

un baluarte donde me salve,

tú que eres mi roca y mi baluarte;

por tu nombre dirigeme y guíame. R/.


A tus manos encomiendo mi espíritu:

tú, el Dios leal, me librarás.

Tu misericordia sea mi gozo y mi alegría.

Te has fijado en mi aflicción. R/.


Líbrame de los enemigos que me persiguen;

haz brillar tu rostro sobre tu siervo,

sálvame por tu misericordia. R/.



Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,17-22):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará.»


Palabra del Señor




«Os entregarán a los tribunales y os azotarán»


Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM

(Barcelona, España)

Hoy, recién saboreada la profunda experiencia del Nacimiento del Niño Jesús, cambia el panorama litúrgico. Podríamos pensar que celebrar un mártir no encaja con el encanto navideño… El martirio de san Esteban, a quien veneramos como protomártir del cristianismo, entra de lleno en la teología de la Encarnación del Hijo de Dios. Jesús vino al mundo para derramar su Sangre por nosotros. Esteban fue el primero que derramó su sangre por Jesús. Leemos en este Evangelio como Jesús mismo lo anuncia: «Os entregarán a los tribunales y (…) seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio» (Mt 10,17.18). Precisamente “mártir” significa exactamente esto: testigo.

Este testimonio de palabra y de obra se da gracias a la fuerza del Espíritu Santo: «El Espíritu de vuestro Padre (…) hablará en vosotros » (Mt 10,19). Tal como leemos en los “Hechos de los Apóstoles”, capítulo 7, Esteban, llevado a los tribunales, dio una lección magistral, haciendo un recorrido por el Antiguo Testamento, demostrando que todo él converge en el Nuevo, en la Persona de Jesús. En Él se cumple todo lo que ha sido anunciado por los profetas y enseñado por los patriarcas.

En la narración de su martirio encontramos una bellísima alusión trinitaria: «Esteban, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios» (Hch 7,55). Su experiencia fue como una degustación de la Gloria del Cielo. Y Esteban murió como Jesús, perdonando a los que lo inmolaban: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado» (Hch 7,60); rezó las palabras del Maestro: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen» (Lc, 23, 34).

Pidamos a este mártir que sepamos vivir como él, llenos del Espíritu Santo, a fin de que, fijando la mirada en el cielo, veamos a Jesús a la diestra de Dios. Esta experiencia nos hará gozar ya del cielo, mientras estamos en la tierra.


«Os entregarán a los tribunales y os azotarán»


+ Rev. D. Joan BUSQUETS i Masana

(Sabadell, Barcelona, España)

Hoy, la Iglesia celebra la fiesta de su primer mártir, el diácono san Esteban. El Evangelio, a veces, parece desconcertante. Ayer nos transmitía sentimientos de gozo y de alegría por el nacimiento del Niño Jesús: «Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto» (Lc 2,20). Hoy parece como si nos quisiera poner sobre aviso ante los peligros: «Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán» (Mt 10,17). Es que aquellos que quieran ser testimonios, como los pastores en la alegría del nacimiento, han de ser también valientes como Esteban en el momento de proclamar la Muerte y Resurrección de aquel Niño que tenía en Él la Vida.

El mismo Espíritu que cubrió con su sombra a María, la Madre virgen, para que fuera posible la realización del plan de Dios de salvar a los hombres; el mismo Espíritu que se posó sobre los Apóstoles para que salieran de su escondrijo y difundieran la Buena Nueva —el Evangelio— por todo el mundo, es el que da fuerzas a aquel chico que discutía con los de la sinagoga y ante el que «no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba» (Hch 6,10).

Era un mártir en vida. Mártir significa “testimonio”. Y fue también mártir por su muerte. En vida hizo caso de las palabras del Maestro: «No os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento» (Mt 10,19). Esteban, «mirando al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la derecha de Dios» (Hch 7,55). Esteban lo vio y lo dijo. Si el cristiano hoy es un testigo de Jesucristo, lo que ha visto con los ojos de la fe lo ha de decir sin miedo con las palabras más comprensibles, es decir, con los hechos, con las obras.

jueves, 24 de diciembre de 2020

LECTURAS BÍBLICAS DE MISA NATIVIDAD DEL SEÑOR 2020 - LECTURAS DE VIGILIA - LECTURAS DE MEDIANOCHE DE NAVIDAD - MISA DE AURORA DE NAVIDAD



 MISA NATIVIDAD DEL SEÑOR 2020

La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Viernes, 2020-12-25 lo siguiente:


NATIVIDAD DEL SEÑOR 2020:

Tiempo de Navidad.


PRIMERA LECTURA DE LA MISA

Lectura del Profeta Isaías 52, 7-10.

¡Qué hermosos son sobre los montes

los pies del mensajero que anuncia la paz,

que trae la buena nueva,

que pregona la victoria,

que dice a Sión: «Tu Dios es Rey» !

Escucha: tus vigías gritan,

cantan a coro,

porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión.

Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén,

que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén:

el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones,

y verán los confines de la tierra

la victoria de nuestro Dios.


SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial Sal 97, 1. 2-3ab. 3cd-4. 5-6


V/. Los confines de la tierra han contemplado

la victoria de nuestro Dios.

R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

V/. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas.

R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

V/. Su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo;

el Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia:

se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel.

R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

V/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Aclama al Señor, tierra entera, gritad, vitoread, tocad.

R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

V/. Tocad la citara para el Señor, suenen los instrumentos:

con clarines y al son de trompetas aclamad al Rey y Señor.

R/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.


SEGUNDA LECTURA DE LA MISA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Hebreos 1, 1-6.


En distintas ocasiones y de muchas maneras

habló Dios antiguamente a nuestros padres por los Profetas.

Ahora, en esta etapa final,

nos ha hablado por el Hijo,

al que ha nombrado heredero de todo,

y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo.

Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser.

Él sostiene el universo con su palabra poderosa.

Y, habiendo realizado la purificación de los pecados,

está sentado a la derecha de Su Majestad en las alturas;

tanto más encumbrado sobre los ángeles,

cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.

Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tu, hoy te he engendrado»?

O: ¿«Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo»?

Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice:

«Adórenlo todos los ángeles de Dios.»


Aclamación del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Nos ha amanecido un día sagrado: venid, naciones, adorad al Señor, porque hoy

una gran luz ha bajado a la tierra.

Aleluya.


EVANGELIO DE LA MISA

Lectura del santo Evangelio según San Juan 1, 1-18.

En el principio ya existía la Palabra, la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.

La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y grita diciendo: —Este es de quien dije: «el que viene detrás de mi pasa delante de mi, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia: porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: El Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.





MISA DE LA VIGILIA DE NAVIDAD 2020:

Tiempo de Navidad.

PRIMERA LECTURA DE LA MISA

Lectura del Profeta Isaías 62, 1-5.

Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora de su justicia y su salvación llamee como antorcha.

Los pueblos verán tu justicia, y los reyes, tu gloria; te pondrán un nombre nuevo pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios.

Ya no te llamarán «abandonada», ni a tu tierra «devastada"; a ti te llamarán «Mi favorita», y a tu tierra «Desposada"; porque el Señor te prefiere a ti y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.


SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial Sal 88, 4-5. 16-17. 27 y 29


V/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

R/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

V/. Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David mi siervo:

«Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades.»

R/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

V/. Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;tu nombre es su gozo cada día, tu justicia es su orgullo.

R/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

V/. Él me invocará: «Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora.»

Le mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él será estable.

R/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.

SEGUNDA LECTURA DE LA MISA

Lectura de los Hechos de los Apóstoles 13, 16-17. 22-25.


Al llegar a Antioquía de Pisidia, Pablo se puso en pie en la sinagoga y, haciendo seña de que se callaran, dijo: -Israelitas y los que teméis a Dios, escuchad: El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres y multiplicó al pueblo cuando vivían como forasteros en Egipto, y con brazo poderoso los sacó de allí. Y después suscitó a David por rey; de quien hizo esta alabanza: «Encontré a David, hijo de Jesé, hombre conforme a mi corazón, que cumplirá todos mis preceptos.» De su descendencia, según lo prometido, sacó Dios un Salvador para Israel: Jesús. Juan, antes de que él llegara, predicó a todo el pueblo de Israel un bautismo de conversión; y cuando estaba para acabar su vida, decía: —Yo no soy quien pensáis, sino que viene detrás de mi uno a quien no merezco desatarle las sandalias.


Aclamación del Evangelio

Aleluya, aleluya.

Mañana quedará borrada la maldad de la tierra,

y será nuestro rey el Salvador del mundo.

Aleluya.


EVANGELIO DE LA MISA

Lectura del santo Evangelio según San Mateo 1, 1-25.

[Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.

Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz;Booz engendró, de Rut, a Obed;Obed a Jesé, Jesé engendró a David el rey. David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abias, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozias, Ozias a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amós a Josías;Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia. Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob;y Jacob engendró a José, el esposo de Maria, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Así las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce, desde David hasta la deportación catorce y desde la deportación hasta el Mesías catorce.] El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: La madre de Jesús estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: —José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados. Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel (que significa «Dios con nosotros»). Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor, y se llevó a casa a su mujer. Y sin que él hubiera tenido relación con ella, dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Jesús.



MISA DE MEDIANOCHE DE NAVIDAD 2020:

Tiempo de Navidad.


PRIMERA LECTURA DE LA MISA

Lectura del Profeta Isaías 9, 2-7.

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo: se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián. Porque la bota que pisa con estrépito y la túnica empapada de sangre serán combustible, pasto del fuego. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: lleva al hombro el principado, y es su nombre: Maravilla de Consejero, Dios guerrero, Padre perpetuo, Príncipe de la paz. Para dilatar el principado con una paz sin límites, sobre el trono de David y sobre su reino. Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y por siempre. El celo del Señor lo realizará.


SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial Sal 95, 1-2a. 2b-3, 11-12. 13

V/. Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.

R/. Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.

V/. Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra;cantad al Señor, bendecid su nombre.

R/. Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.

V/. Proclamad día tras día su victoria. Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones.

R/. Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.

V/. Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena; vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque.

R/. Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.

V/. Delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra.

R/. Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.


SEGUNDA LECTURA DE LA MISA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a Tito 2, 11-14. Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres; enseñándonos a renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro: Jesucristo. Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda impiedad, y para prepararse un pueblo purificado, dedicado a las buenas obras.


Aclamación del Evangelio

Aleluya Lc 2, 10-11

Aleluya, aleluya.

Os traigo la buena noticia: nos ha nacido un Salvador; el Mesías, el Señor. Aleluya.


EVANGELIO DE LA MISA

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 2, 1-14


En aquel tiempo salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. Este fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaba allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada. En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran temor.

El ángel les dijo: —No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que Dios ama.



MISA DE LA AURORA DE NAVIDAD 2020:

Tiempo de Navidad.


PRIMERA LECTURA DE LA MISA

Lectura del Profeta Isaías 62, 11-12.


Así dice el Señor:

Decid a la hija de Sión: Mira a tu salvador que llega, el premio de su victoria lo acompaña, la recompensa lo precede. Los llamarán «Pueblo santo», «redimidos del Señor»; y a ti te llamarán «Buscada», «Ciudad no abandonada».


SALMO RESPONSORIAL

Salmo responsorial Sal 96, 1 y 6. 11-12

V/. Hoy brillará una luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor.

R/. Hoy brillará una luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor.

V/. El Señor reina, la tierra goza, se alegran las islas innumerables.

Los cielos pregonan su justicia y todos los pueblos pregonan su gloria.

R/. Hoy brillará una luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor.

V/. Amanece la luz para el justo, y la alegría para los rectos de corazón.

Alegraos, justos, con el Señor, celebrad su santo nombre.

R/. Hoy brillará una luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor.


SEGUNDA LECTURA DE LA MISA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a Tito 3, 4-7.

Ha aparecido la Bondad de Dios y su Amor al hombre. No por las obras de justicia que hayamos hecho nosotros, sino que según su propia misericordia nos ha salvado con el baño del segundo nacimiento, y con la renovación por el Espíritu Santo; Dios lo derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador. Así, justificados por su gracia, somos, en esperanza, herederos de la vida eterna: en Cristo Jesús, Señor nuestro.


Aclamación del Evangelio

Aleluya Lc 2, 14


Aleluya, aleluya.

Gloria a Dios en el cielo,

y en la tierra paz a los hombres que el Señor ama.

Aleluya.


EVANGELIO DE LA MISA

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 2, 15b-20.

Cuando los ángeles los dejaron, los pastores se decían unos a otros: —Vamos derechos a Belén, a ver eso que ha pasado y que nos ha comunicado el Señor. Fueron corriendo y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.


LECTURAS BÍBLICAS DEHOY JUEVES 24 DE DICIEMBRE DEL 2020 - ADVIENTO



 Lecturas de hoy 24 de Diciembre. Feria de Adviento

Hoy, jueves, 24 de diciembre de 2020



Primera lectura

Lectura del segundo libro de Samuel (7,1-5.8b-12.14a.16):

CUANDO el rey David se asentó en su casa y el Señor le hubo dado reposo de todos sus enemigos de alrededor, dijo al profeta Natán:

«Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el Arca de Dios habita en una tienda».

Natán dijo al rey:

«Ve y haz lo que desea tu corazón, pues el Señor está contigo».

Aquella noche vino esta palabra del Señor a Natán:

«Ve y habla a mi siervo David: "Así dice el Señor: ¿Tú me va a construir una casa para morada mía?

Yo te tomé del pastizal, de andar tras el rebaño, para que fueras jefe de mi pueblo Israel. He estado a tu lado por donde quiera que has ido, he suprimido a todos tus enemigos ante ti y te he hecho tan famoso como los grandes de la tierra. Dispondré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que resida en él sin que lo inquieten, ni le hagan más daño los malvados, como antaño, cuando nombraba jueces sobre mi pueblo Israel. A ti te he dado reposo de todos tus enemigos. Pues bien, el Señor te anuncia que te va a edificar una casa.

En efecto, cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después de ti. Al que salga de tus entrañas le afirmaré su reino. Yo seré para él un padre, y él será para mi un hijo.

Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mi; tu trono durará para siempre"».


Palabra de Dios




Salmo

Sal 88

R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor


V/. Cantaré eternamente las misericordias del Señor,

anunciaré tu fidelidad por todas las edades.

Porque dijiste: «La misericordia es un edificio eterno»,

más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.


V/. «Sellé una alianza con mi elegido,

jurando a David, mi siervo:

Te fundaré un linaje perpetuo,

edificaré tu trono para todas las edades». R/.


V/. «Él me invocará: “Tú eres mi padre,

mi Dios, mi Roca salvadora”;

Le mantendré eternamente mi favor,

y mí alianza con él será estable». R/.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,67-79):

EN aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, se llenó de Espíritu Santo y profetizó diciendo:

«“Bendito sea el Señor, Dios de Israel”,

porque ha visitado y “redimido a su pueblo”,

suscitándonos una fuerza de salvación

en la casa de David, su siervo,

según lo había predicho desde antiguo

por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos

y de la mano de todos los que nos odian;

realizando la “misericordia que tuvo con nuestros padres,

recordando su santa alianza”

y “el juramento que juró a nuestro padre Abrahán” para concedernos

que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos,

le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,

porque irás delante “del Señor a preparar sus caminos”,

anunciando a su pueblo la salvación

por el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,

nos visitará el sol que nace de lo alto,

para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».


Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy jueves, 

24 de diciembre de 2020

CR

Queridos amigos y amigas:

El Salmo de la Palabra que hoy se nos regala dice “Cantaré eternamente las misericordias del Señor”.

Y así hace Zacarías. Bendice al Señor, porque ha “visitado” a su pueblo. En los patriarcas, en los profetas, en los sabios, en las mujeres y en los hombres de las distintas generaciones… con sus virtudes y sus pecados… Y al visitarles, les ha “redimido” dándoles una “fuerza de salvación”, al ser un pueblo que ha de mediar esa salvación para otros, viviendo en Alianza con el Creador y devolviéndole en gratuidad lo que él les dio gratuitamente. Y cuando llegó el momento culminante de la historia, hay alguien que prepara la venida del Señor preparando sus caminos… porque se acerca la luz que guiará nuestros pasos por la justicia y la paz…

Anteayer era María. Hoy es Zacarías. ¿Te atreverías tú a hacer un canto al Señor por la Alianza que mantiene con la humanidad? Para no ser ingenuos, no habrá que esconder las sombras, las dificultades, los conflictos… Y para no ser incrédulos, habrá que resaltar la gran cadena de hombres y mujeres que, dejando a Dios ser Dios en su vida, han sacado lo mejor de sí y han extendido su luz en nuestro mundo. Su misericordia. Algunos pueden ser muy cercanos a ti.

Es bueno que tal canto termine en esperanza, como el cántico de Zacarías: “nos visitará el sol que nace de lo alto…”. Dios sigue siendo contemporáneo a cada generación. Y cada generación sigue siendo llamada a preparar sus caminos. A los creyentes nos toca vivir esa Alianza y despejar los obstáculos, para que otros la puedan vivir. ¿Te apuntas a esta bella misión? Un hermoso deseo, a las puertas de la Navidad?

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