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viernes, 14 de diciembre de 2018
6 REGALOS ESPIRITUALES QUE TODOS PODEMOS PEDIRLE A DIOS ESTA NAVIDAD
6 regalos espirituales que todos podemos pedirle a Dios esta Navidad
Reservemos un momento de oración para pedirle a Dios estos seis regalos espirituales
Por: Nory Camargo | Fuente: Catholic-link.com
Todos sabemos que los regalos indudablemente hacen parte de esta época navideña. Empezamos a pensar qué regalarle a nuestros amigos o familiares, realizamos dolorosas caminatas por los centros comerciales y aguantamos filas eternas para pagar y empacar regalos.
Recuerdo que cuando era pequeña le escuché decir a mis padres que a ellos nos les importaba no recibir nada, ningún regalo. Que lo importante era tener a la familia reunida, gozar de buena salud y contar con la dicha de compartir con los que más queríamos. Lo que decían me parecía inconcebible, absurdo y doloroso. ¿Cómo alguien podía decir semejante cosa? Como diría mi abuelo, «semejante barbaridad».
¿De qué se trataba entonces la Navidad si no era de regalos? La angustia por ese comentario fue tal, que lloré a escondidas (solo un poquito), al pensar que un día ninguno de los regalos que estaría debajo del árbol, llevaría mi nombre. Pero entonces pasaron los años y comprendí que mis padres tenían razón. Las experiencias de la vida me enseñaron que los regalos materiales no se comparan con los regalos espirituales, o más bien, con aquellos que no son tangibles, los que no puede comprar ni el hombre más multimillonario del planeta.
Estos son algunos regalos que el dinero no compra, y que todos deberíamos pedir esta y todas las Navidades que Dios nos conceda:
1. Amor
¿Amor? ¡Ay Nory pero que cursi eres! Resulta que últimamente he pensado mucho en esa frase que dice «Dios es amor». Hace unos años no la entendía muy bien, me parecía un argumento pobre o una respuesta floja que la gente daba cuando no sabía qué más responder. Pero lo que sucede es que he comprobado, que efectivamente el amor lo transforma todo.
Es increíble ser testigo de lo que puede llegar a hacer el amor, cuando amamos a otros y nos dejamos amar ¡cómo nos cambia la vida! Pidámosle esta Navidad a Dios, que nos regale amor, toneladas de amor. Amor propio, amor en nuestra familia, amor para nuestros hijos, amor por nuestra pareja y también, para los que nos hacen la vida un poco difícil.
2. Alegría
Qué pereza estar con alguien que no tira ni media sonrisa, que se vive quejando de todo o que para rematar, lo único que hace es estar de mal genio. Es cierto que la vida nos da golpes duros y que no todo puede ser felicidad. Per no dejemos que los problemas o los obstáculos nos arrebaten la alegría.
Irradiarla nos permite construir hermosos recuerdos con los demás, nos permite también contigiarla y permitirle saber a los que nos rodean, que vale la pena esforzarse por no dejársela quitar. Si la hemos perdido, pidámosle a Dios la gracia de tenerla de vuelta, y si nos caracterizamos por ser personas alegres, que el don se nos multiplique por 100.
3. Esperanza
Este sí que podría llegar a ser un regalazo. Porque nos hace falta y por montones, la esperanza nos permite ser como esa vela caprichosa del pastel a la que soplan, y tras unos breves segundos, se vuelve a prender. Nos permite ver la vida con ilusión y optimismo, aunque el panorama sea desalentador y oscuro. «Si ayudo a una sola persona a tener esperanza, no habré vivido en vano» (Martin Luther King).
4. Fe
Creo que la fe, aunque muchas veces flaquee, está dentro todos los seres humanos. Sin importar la religión. La fe es esa fuerza sobrenatural a la que nos aferramos cuando todo parece ir en contra. Brota desde lo más profundo de nuestro ser sin que podamos controlarla o detenerla, y ha sido plantada como una pequeña semilla en el corazón de todos, desde el vientre materno.
La fe es íntima amiga de la esperanza y es la que nos permite esperar, esperar en el amor de Dios. Es la que nos hace desear que las cosas salgan bien. Pidámosle a Dios que nunca se nos agote la fe, sin importar el dolor o lo terrible que puedan llegar a ser las circunstancias.
5. Caridad
Este regalo puede cambiarnos la vida. La caridad va de la mano con el servicio y la entrega desinteresada hacia los demás. En ocasiones se tiende a pensar que la caridad está únicamente relacionada con las personas necesitadas, pero resulta que la pobreza no solamente puede ser material, sino espiritual.
Me atrevería a decir que los niveles de pobreza espiritual superan los de la material. La caridad no debería estar disfrazada de superficialidad, debe surgir del corazón de forma genuina. Pidámosle a Dios que esta Navidad, nos otorgue el regalo de la caridad.
«La fe, la esperanza y la caridad son como tres estrellas que se encienden en el cielo de nuestra vida espiritual para guiarnos hacia Dios. Son las virtudes «teologales» por excelencia: nos ponen en comunión con Dios y nos conducen a Él». (San Juan Pablo II)
6. Perdón
Este si que nos cuesta. Tal vez llevamos años lastimados, guardando rencor, arañando recuerdos que nos hieren el alma. El perdón es uno de los regalos más maravillosos que podemos experimentar, perdonarnos a nosotros mismos, aceptar el perdón de otros y tener la valentía de perdonar al que nos ha causado tanto dolor, es un acto divino de misericordia. Que además nos quita un peso enorme de encima, nos deja livianos, nos permite respirar profundo y elimina ese horrible sentimiento que nos oscurece de a poco. Pidámosle a Dios el regalo del perdón, para esta Navidad.
Los regalos espirituales que podemos pedirle esta Navidad a Dios, pueden llegar a convertirse en una enorme lista, incluso más grande que la de los regalos que esperamos debajo del árbol. Cada uno sabe qué necesita más en esta época.
Y aunque los regalos físicos forman parte de la tradición, nos hacen sentir queridos y especiales, y nos permiten demostrarle de cierto modo a nuestros familiares cuánto los amamos. Reservemos un momento de oración para pedirle a Dios estos seis regalos espirituales, que sin duda nos serán otorgados si los pedimos con la firme convicción, de que con ellos seremos mejores hijos de Dios.
EXIGEN AUDITORÍA EXTERNA ANTE ESCÁNDALO DE COBROS INDEBIDOS EN UNIVERSIDAD CATÓLICA EN PERÚ
Exigen auditoría externa ante escándalo de cobros indebidos en universidad católica
Redacción ACI Prensa
La Agrupación Universitaria Riva - Agüero (AURA) de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) exigió que se investigue y se haga una auditoría externa en esa casa de estudios tras el escándalo por los cobros indebidos a los alumnos durante la gestión del ahora exrector Marcial Rubio Correa.
“Exigimos que la nueva administración, expresada en un nuevo rectorado, investigue a fondo las responsabilidades legales que se deriven de estas políticas institucionales que han afectado moral y materialmente a la universidad y, principalmente, a las familias peruanas que confiaron en los principios cristianos sobre los que debería constituirse la PUCP”, señala el pronunciamiento de la agrupación dado a conocer el 13 de diciembre.
La declaración aparece luego que Rubio Correa renunció como rector de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), cargo que desempeñaba desde 2009, por el escándalo de los cobros indebidos realizados a los alumnos desde el 2012, y que superarían los 30 millones de soles.
Los cobros, que equivalen a unos nueve millones de dólares, eran realizados a los estudiantes que se atrasaban en el pago de sus pensiones.
Según informa RPP Noticias, junto con Marcial Rubio Correa, también renunciaron el vicerrector administrativo, Carlos Fosca Pastor; y la vicerrectora de investigación y candidata para suceder a Rubio en 2019, Pepi Patrón.
El actual vicerrector académico Efraín Gonzales de Olarte asumió el cargo de rector hasta las elecciones del próximo año.
Al respecto, AURA saluda el pronunciamiento del vice Gran Canciller de la PUCP y los representantes del Episcopado ante la Asamblea Universitaria, “dado que es necesario resarcir el daño ocasionado a todos los afectados por medio de la devolución oportuna del cobro excesivo de las moras académicas”.
“Sin embargo, solicitamos a las autoridades eclesiales competentes acompañar la vida institucional de la universidad, velando activamente porque se respeten, en todos sus ámbitos, los principios católicos con los que fue fundada, así como los valores cristianos de las futuras personas que asuman el cargo”, indicaron.
AURA hace referencia al pronunciamiento del 12 de diciembre de seis obispos entre quienes está Mons. Miguel Cabrejos, vice Gran Canciller de la PUCP, y el Cardenal Pedro Barreto, Arzobispo de Huancayo, quienes expresaron su “profundo rechazo a las acciones que causaron daños a los miembros de la comunidad universitaria y a tantas familias”.
También lamentaron los hechos de violencia suscitados en los últimos días en la universidad y alentaron una “transición ordenada, transparente y respaldada en las normas del Estatuto” para poder “salir dignamente de esta encrucijada”.
AURA también exigió “una auditoría externa financiera, contable y económica de la universidad, así como la revisión de planillas de los trabajadores de la PUCP, a fin de verificar que se esté cumpliendo los derechos laborales conforme a ley”.
“El acceso de esta información es un derecho de todo miembro de la comunidad universitaria (estudiantes, docentes, graduados y trabajadores), por lo que deberá estar a disposición de ella”, recordaron.
Además de ratificar su compromiso para el crecimiento de la PUCP, los miembros de AURA expresaron su solidaridad “con todos los estudiantes afectados y sus familias, por lo que apoyamos el justo reclamo en un clima de respeto ajeno a la violencia verbal, física o de cualquier otra índole”.
EL PAPA FRANCISCO INVITA A POBRES DE ROMA A UNA COMIDA DE NAVIDAD
El Papa Francisco invita a pobres de Roma a una comida de Navidad
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
El Papa Francisco invitará a un grupo de pobres a participar en una comida de Navidad el próximo martes 18 de diciembre en Roma.
La comida, organizada por medio de la Limosnería Apostólica, se celebrará en el Centro Deportivo de la Guardia de Finanza en Castelporziano. Las personas que comerán invitados por el Papa son pobres, gente sin hogar, inmigrantes y personas en situación de exclusión que reciben atención de Cáritas de la Diócesis de Roma.
La iniciativa cuenta con la colaboración activa del Centro Deportivo donde se celebrará el almuerzo, ya que serán los propios atletas que se entrenan en dichas instalaciones los que cocinen y sirvan la comida a los huéspedes.
Según informó el Vaticano por medio de un comunicado de la Sala de Prensa, se trata de “compartir con ellos una jornada de fiesta y mostrar el divertimento que el deporte puede ofrece en un clima de familia”. Además, se repartirán regalos como un símbolo de solidaridad y acogida en el tiempo de Navidad.
En dicho comunicado, se informa también que esta comida será posible gracias a Athletica Vaticana, el equipo de atletismo de la Santa Sede, que ha querido así acoger el llamado del Pontífice a vivir la Navidad con un signo de solidaridad y de atención concreta a las personas más necesitadas.
“Se trata de un testimonio de caridad y de fraternidad por medio del lenguaje del deporte que, por su naturaleza, implica inclusión y respeto por la dignidad de los últimos”, concluye el comunicado.
ORACIÓN A SAN JUAN DE LA CRUZ
Oración a San Juan de la Cruz
Vuestro emblema fue siempre padecer y ser despreciado. ¡Oh, si pudiese yo al menos resignarme en mis tribulaciones, ya que no soy tan generoso como tú en el padecer y ser despreciado! A ti, pues, que en tantos sufrimientos fuisteis siempre paciente, resignado y gozoso, a ti me encomiendo para que me enseñéis a resignarme en mis muchas penas. Tampoco me faltan fuertes pesares y pesadas cruces, y muy a menudo cansado y desalentado me quedo..., me abato..., y caigo. Ten compasión de mí, y ayúdame a llevar con resignación y gozo mis cruces, con la mirada siempre vuelta al cielo. Os tomo por protector mío, por mi maestro y mi guía aquí en la tierra, para ser vuestro compañero en la patria del Paraíso. Amén.
SAN JUAN DE LA CRUZ, DOCTOR DE LA IGLESIA, 14 DE DICIEMBRE
San Juan de la Cruz
Doctor de la Iglesia
14 de Diciembre
San Juan de la Cruz nace en 1542, en Fontiveros, un pequeño pueblo de Ávila, de economía agrícola y ganadera, con una pequeña industria de telares. Es el segundo de los tres hijos de Gonzalo de Yepes y Catalina Álvarez, modestos tejedores.
Pronto mueren su padre y el segundo de sus hermanos, probablemente a consecuencia de la crisis agraria y del hambre presente en Castilla por los años cuarenta del siglo XVI. La madre intenta recabar ayuda de ciertos parientes toledanos, pero al serle negada se traslada a Arévalo, donde permanecen unos cuatro años, para posteriormente, en 1551, establecerse en Medina del Campo.
La infancia y adolescencia de Juan de Yepes se desenvuelven en un ambiente de marcada pobreza, que podría calificarse de auténtica miseria. Estas duras circunstancias tienen como consecuencia la endeblez de su corta estructura física, a consecuencia de la desnutrición: Se cria el huérfano Juan de Yepes como pobre de solemnidad.
Recibe ayuda de instituciones de caridad, y así asiste al Colegio de los Niños de la Doctrina, ayudando en el convento, en Misa y a los Oficios, acompañando en los entierros y pidiendo lismosna.
En este centro, entre reformatorio y escuela de enseñanza primaria, recibe una preparación elemental, que le rescata del analfabetismo en que están inmersos todos sus familiares, permitiéndole proseguir su formación.
Compagina sus estudios trabajando en el hospital de Nuestra Señora de la Concepción de Medina, especializado en la curación de enfermedades venéreas contagiosas y conocido popularmente como el Hospital de las Bubas.
La vocación religiosa le lleva, con 21 años, a ingresar en los Carmelitas de Medina, con el nombre de Fray Juan de Santo Matía. Su vocación es claramente contemplativa y eremítica.
Ya como fraile, se instala en Salamanca, en cuya universidad salmantina realiza los tres cursos preceptivos para bachillerarse en Artes, durante los años 1564-1567.
Se ordena como sacerdote en la primavera de 1567, y se decide a ingresar en la Cartuja, orden eremítica alejada de la inestabilidad de su orden en un momento de reforma del Carmelo.
En medio de esta crisis se produce el decisivo encuentro con Santa Teresa de Jesús, en otoño de 1567 en Medina. La Madre fundadora, que proporciona su propio testimonio en las Fundaciones (3,16-17), le ofrece la alternativa de ayudarla en la reforma.
En agosto de 1568 abandona Salamanca para acompañar a Teresa de Jesús en su fundación femenina de Valladolid, en este viaje se familiariza con el nuevo talante de la reforma. Poco después funda el primer convento masculino de la orden del Carmelo Descalzo, según la Regla primitiva y no mitigada de la Orden del Carmen, el 28 de noviembre de 1568, ceremonia en la que cambia su nombre por el de fray Juan de la Cruz.
En 1570 la fundación se traslada a Mancera, donde fray Juan desempeña el cargo de subprior y maestro de novicios.
En la primavera de 1572 Santa Teresa lo reclama como Vicario y confesor de las monjas de la Encarnación, donde permanece hasta diciembre de 1577, acompañando a Santa Teresa en la fundación de diversos conventos de Descalzas, como el de Segovia.
En este momento de la historia, confluyen dos directrices reformadoras: por un lado, la reforma del Rey Felipe II, y por otro, la reforma propugnada por los Papas. Los calzados, apoyados por el Papa, están empeñados en evitar la separación de la orden en dos grupos, mientras el Rey apoya a los descalzos para una reforma rápida y radical que les permita el rigor que ansían.
En 1575 el Capítulo General de los Carmelitas, reunido en Piacenza, envia un Visitador de la Orden para Calzados y Descalzos, el P. Jerónimo Tostado, con el objetivo de suprimir los conventos fundados sin licencia del General y de recluir a la Teresa de Jesús en un convento elegido por ella.
En este contexto, la noche del 3 de diciembre de 1577, Juan de la Cruz es apresado y trasladado al convento de frailes carmelitas de Toledo, donde comparece ante un tribunal de frailes calzados que le conmina a retractarse de la Reforma Teresiana. Al negarse, es declarado rebelde y contumaz.
Es encerrado en una oscura y angosta celda durante más de ocho meses. En un estado de abandono total, que a otros habría llevado a la locura, Juan de la Cruz escribe una grandísima poesía de amor: las primeras 31 estrofas del Cántico Espiritual (el denominado protocántico), a la vez que los Romances y el poema de la “Fonte”.
La presión psicológica por parte de los carceleros, las dudas sobre la licitud de la empresa teresiana, el sentimiento de desamparo, la angustia por el aparente olvido de los amigos (desconocedor de los desvelos de Santa Teresa y de sus gestiones en la corte), el profundo y progresivo desgaste físico unido al temor a una muerte no descartable en tales circunstancias son, sin duda, elementos determinantes para la concepción del mayor de sus símbolos literarios, el de la Noche Oscura. En este sentido, la prisión toledana, con su soledad y silencio extremos, potencian la fuerza generadora de la palabra poética.
Al cabo de estos meses, con el íntimo convencimiento de que nunca será liberado y de que la prolongación de su cautiverio sólo puede acarrearle un desenlace fatal y absurdo, Juan de la Cruz planea cuidadosamente su fuga, y logra evadirse de la prisión en medio de la noche y, a escondidas. Llega al convento de carmelitas descalzas, en la misma ciudad del Tajo, muy próximas a su prisión, y ellas le trasladan al Hospital de Santa Cruz, donde convalece mes y medio. Las incidencias de aquella huida nocturna, preñada de angustia, quedan como un poso latente en el poema de la Noche Oscura.
En septiembre de 1578 San Juan de la Cruz se dirige hacia Andalucía para reponerse y llega como Vicario al convento de El Calvario en la serranía jienense. Desde este enclave aislado y retirado de las tensiones entre calzados y descalzos, realiza regularmente visitas a las monjas descalzas de la fundación de Beas de Segura, de la que era priora Ana de Jesús. Entre ambos se desarrolla una entrañable amistad, que explica la dedicatoria de las Declaraciones al Cántico espiritual. En este entorno sosegado y relajante, en plena naturaleza, disfruta de una etapa de fecunda creatividad: Cautelas, Avisos, Montecillo de Perfección, el poema Noche oscura y comentarios aislados a las estrofas del Cántico.
Ya en 1580 se erige el Carmelo Descalzo como provincia exenta. Aunque no será hasta 1588 (muerta ya Santa Teresa) cuando logre ser Orden independiente.
El 28 de noviembre de 1581 tiene lugar en Ávila su último encuentro con Teresa de Jesús, en el que tratarán de la fundación de Granada y Burgos. Los cofundadores del carmelo no volverán a verse.
En enero de 1582 viaja a Granada, acompañado de Ana de Jesús. Allí traba conocimiento con Dña. Ana de Mercado y Peñalosa, dama segoviana viuda, favorecedora de las descalzas, a quien Juan de la Cruz dedicaría la Llama de amor viva.
En marzo toma posesión del Priorato de los Mártires, donde permanecerá hasta 1588, el periodo más largo de su vida como religioso descalzo. En este convento situado a espaldas de la Alhambra y de Sierra Nevada, recibe la noticia de la muerte de la Madre Teresa en octubre de 1582. Se conserva aún en el actual Carmen de los Mártires un pequeño acueducto construido por el Santo, así como un cedro centenario que, según la tradición plantó él mismo.
Después de la muerte de Santa Teresa, ocurrida en 1582, se agrava la división entre los descalzos. San Juan apoyaba la política de moderación del provincial, Jerónimo de Castro, en tanto que el P. Nicolás Doria, era muy extremoso.
El P. Nicolás fue elegido provincial y el capítulo general nombró a Juan vicario de Andalucía. El santo se consagró a corregir ciertos abusos, especialmente los que procedían del hecho de que los frailes tuviesen que salir del monasterio a predicar. El santo opinaba que la vocación de los descalzos era esencialmente contemplativa. Ello provocó oposición contra él.
Las religiosas no aceptaron este cambio y la venerable Ana de Jesús, obtuvo de la Santa Sede un breve de confirmación de las constituciones, sin consultar al vicario general.
El P. Doria, que siempre había creído que el santo estaba aliado con sus enemigos, priva al santo de todos sus cargos y le envia como simple fraile al remoto convento de La Peñuela, donde se entrega por unos meses a la meditación y la oración en las montañas, “porque tengo menos materia de confesión cuando estoy entre las peñas que cuando estoy entre los hombres.”
Pero no acaban aquí las desventuras de San Juan de la Cruz. Siendo vicario provincial, San Juan, durante la visita al convento de Sevilla, había restringido a dos frailes sus licencias de salir a predicar. Inicialmente se sometieron, pero más adelante prefirieron seguir la corriente adversa a Juan y algunos llegaron hasta quemar sus cartas para no caer en desgracia.
En medio de esa tempestad San Juan cayó enfermo. El provincial le mandó salir del convento de Peñuela y le dio a escoger entre el de Baeza y el de Ubeda. El primero de esos conventos estaba mejor provisto y tenía por superior a un amigo del santo. En el otro era superior el P. Francisco, a quien San Juan había corregido junto con el P. Diego. Escogió este segundo convento.
El viaje empeora su salud, aunque sobrelleva su estado con gran paciencia. El superior le trató inhumanamente, prohibiendo a los frailes que le visiten, cambiando al enfermero que le atiende con cariño, y permitiéndole sólo comer los alimentos ordinarios sin hacerle llegar los que le traían las visitas.
Después de tres meses de sufrimientos muy agudos, el santo falleció el 14 de diciembre de 1591.
La muerte del santo trajo consigo la revalorización de su vida y tanto el clero como los fieles acudieron en masa a sus funerales. Dios quiso que se despejaran las tinieblas y se viese su vida auténtica para edificación de muchas almas. Sus restos fueron trasladados a Segovia, pues en dicho convento había sido superior por última vez.
El 25 de enero de 1675 Clemente X promulgó el Breve de beatificación. El 27 de diciembre de 1726 fue canonizado por Benedicto XIII. El 24 de agosto de 1926, aniversario del comienzo de la Reforma teresiana, fue proclamado Doctor de la Iglesia Universal por Pío XI.
Santa Teresa había visto en Juan un alma muy pura, a la que Dios había comunicado grandes tesoros de luz y cuya inteligencia había sido enriquecida por el cielo. Los escritos del santo justifican plenamente este juicio de Santa Teresa, particularmente los poemas de la “Subida al Monte Carmelo”, la “Noche Oscura del Alma”, la “Llama Viva de Amor” y el “Cántico Espiritual”, con sus respectivos comentarios. Así lo reconoció la Iglesia en 1926, al proclamar doctor a San Juan de la Cruz por sus obras Místicas.
La doctrina de San Juan se resume en el amor del sufrimiento y el completo abandono del alma en Dios. Ello le hizo muy duro consigo mismo; en cambio, con los otros era bueno, amable y condescendiente. Por otra parte, el santo no ignoraba ni temía las cosas materiales, puesto que dijo: “Las cosas naturales son siempre hermosas; son como las migajas de la mesa del Señor.”
San Juan de la Cruz vivió la renuncia completa que predicó tan persuasivamente. Pero a diferencia de otros menores que él, fue “libre, como libre es el espíritu de Dios”. Su objetivo no era la negación y el vacío, sino la plenitud del amor divino y la unión sustancial del alma con Dios. “Reunió en sí mismo la luz extática de la Sabiduría Divina con la locura estremecida de Cristo despreciado”.
8 DATOS QUE TAL VEZ NO SABÍAS SOBRE EL ADVIENTO
8 datos que tal vez no sabías sobre el Adviento
Redacción ACI Prensa
Nos encontramos ya en la segunda semana del Adviento, un tiempo en el que nos preparamos para recibir la Navidad, el nacimiento de Cristo; sin embargo, ¿conocemos todo lo referente a este tiempo litúrgico?
Por ello, a continuación presentamos ocho datos que tal vez no conocías sobre este tiempo de preparación:
1. ¿Cuál es el propósito del Adviento?
Según las Normas Generales para el Año Litúrgico y el Calendario, el Adviento, además de ser una preparación para la Navidad, es también un periodo en el que esperamos con interés la segunda venida de Cristo al final de lo tiempos. Concretamente hablando, el Adviento es una estación que nos recuerda las dos venidas de Jesús.
2. ¿Qué colores litúrgicos son usados durante el Adviento?
El color central para este tiempo es el morado. La Instrucción General del Misal Romano dispone que este color sea usado tanto en Adviento como en Cuaresma; o también en la liturgia por los difuntos.
Sin embargo, en el Tercer Domingo de Adviento, conocido como Domingo Gaudete, el sacerdote puede usar una casulla rosada, por la primera palabra de la Misa: “Gaudete”, es decir, “regocíjense” porque ya está cerca el Señor.
3. ¿Cuándo inicia y termina este tiempo litúrgico?
De acuerdo a las normas generales, el Adviento empieza en la tarde de un sábado que cae entre el 26 de noviembre y el 2 de diciembre (inclusive), y finaliza en la tarde del 24 de diciembre, que contiene la oración vespertina de Navidad (25 de diciembre).
4. ¿Cuál es la función del domingo durante el Adviento?
Hay cuatro domingos de Adviento. Las Normas Generales dan especial importancia a estos domingos y tienen prioridad sobre otras celebraciones litúrgicas. Así lo establecen las Normas Generales:
Debido a su importancia especial, la celebración del domingo solo da paso a las solemnidades o fiestas del Señor. Los domingos de las temporadas de Adviento, Cuaresma y Pascua, sin embargo, tienen prioridad sobre todas las solemnidades y fiestas del Señor.
Las solemnidades que coinciden con estos domingos se trasladan a al sábado anterior. Asimismo, tampoco se pueden celebrar misas de difuntos en los domingos de Adviento.
5. ¿Cómo se decoran las iglesias en este tiempo?
La decoración floral del altar debe ser acorde a este tiempo del año litúrgico, pero de manera moderada, sin expresar antes de tiempo la alegría plena de la Natividad del Señor.
6. ¿Cómo se interpreta la música durante el Adviento?
La música podrá ser interpretada con el órgano y otros instrumentos musicales, pero sin expresar con anticipación todo el gozo por el nacimiento del Señor.
7. ¿Se canta el Gloria durante el Adviento?
No. La Instrucción General del Misal Romano dispone que el "Gloria a Dios en lo más alto" se canta o recita los domingos fuera de Adviento y Cuaresma.
8. ¿Con cuáles devociones privadas podemos acercarnos más a Dios durante el Adviento?
Hay una variedad de devociones privadas que la Iglesia ha reconocido para su uso durante el Adviento. La más famosa es la Corona de Adviento. Puede leer sobre estas devociones en el Directorio sobre la piedad popular y la liturgia.
EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 14 DE DICIEMBRE 2018
Lecturas de hoy Viernes de la 2ª semana de Adviento
Hoy, viernes, 14 de diciembre de 2018
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (48,17-19):
ESTO dice el Señor, tu libertador,
el Santo de Israel:
«Yo, el Señor, tu Dios,
te instruyo por tu bien,
te marco el camino a seguir.
Si hubieras atendido a mis mandatos,
tu bienestar sería como un río,
tu justicia como las olas del mar,
tu descendencia como la arena,
como sus granos, el fruto de tus entrañas;
tu nombre no habría sido aniquilado,
ni eliminado de mi presencia».
Palabra de Dios
Salmo
Sal 1,1-2.3.4.6
R/. El que te sigue, Señor, tendrá la luz de la vida.
V/. Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R/.
V/. Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R/.
V/. No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,16-19):
EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«¿A quién compararé esta generación?
Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo: “Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado”.
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.
Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras».
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy viernes, 14 de diciembre de 2018
Rosa Ruiz, rmi
Queridos amigos:
Del Verbo Divino,
la Virgen preñada,
viene camino,
¿si le dais posada?
Con esta sencilla letra de San Juan de la Cruz cuya memoria hoy celebra la Iglesia y el canto de Amancio Prada, podemos seguir adentrándonos en el camino de Adviento.
Con toda serenidad, la música y la repetición nos recuerdan también el papel de nuestra libertad en este Misterio de Dios: “si le dais posada”. Dios es quien viene, Dios lo hace, Dios es principio y fin. Pero este mismo Dios se sujeta a sí mismo a nuestra libertad: “si le dais posada”.
Isaías lo dice también en la primera lectura: “si atiendes sus mandatos”. O como dice el salmo: “si le sigues”.
Ahí reside la sabiduría: elegir con libertad seguirle, cumplir su querer sin atropellos, sin violencia, sin pasar factura ni a Dios ni a ti ni a los demás. No por alcanzar beneficios o premios sino porque hemos gustado ya que cuando lo hacemos, nuestra paz es como un río, nuestra justicia como olas del mar y encontramos luz en mitad de muchas sombras.
Lo contrario es andar al aire de idas y venidas, pero todo sin raíces, con la misma superficialidad. Como los niños del evangelio que nos tocan y no bailamos, se lamentan y no lloramos. Es decir, no sabemos ni lo que queremos. Nada nos va bien y perdemos la sensibilidad para empatizar con todos. En todo encontramos alguna pega y no precisamente para ser constructivos. Ni contigo ni sin ti, -dice el refrán-, tienen mis males remedio, contigo porque me matas, sin ti porque yo me muero.
No sé si llegamos a tal grado, pero ciertamente, nuestro mal reside en nosotros, no en los que nos rodean que no llegan nunca a complacernos. Ni siquiera Dios. Preguntémonos, quizá, dónde está la raíz de mis insatisfacciones, esa que no me deja ni bailar ni llorar, ni aplaudir al que canta ni valorar al que calla. Es decir, no me deja esperar nada. Y eso, en la vida y en Adviento, puede ser un problema.
Vuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz
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