miércoles, 9 de enero de 2019

UN RATITO CON EL ESPÍRITU SANTO: EL AMOR ENTRE EL PADRE Y EL HIJO


UN RATITO CON EL ESPÍRITU SANTO
El amor entre el Padre y el Hijo



En la vida íntima de Dios, el Espíritu Santo es quien une al Padre y al Hijo en el amor infinito. A este respecto, san Agustín (+430) enseñaba que el Espíritu Santo es el amor entre el Padre y el Hijo. Igualmente, San Juan Pablo II dijo que el Espíritu Santo es la "Persona Amor".

Es común relacionar al Espíritu Santo con el amor de Dios. Ello aparece en varios pasajes de la Sagrada Escritura. Así, por ejemplo, leemos: " El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" (Rm 5,5).

Saquemos el firme propósito de pedirle todos los días al Espíritu Santo que nos llene del amor de Dios, para que de esa manera amemos de verdad a los demás.


P. Carlos Rosell De Almeida

CELEBREMOS EL TIEMPO ORDINARIO


Celebremos el Tiempo Ordinario
Este tiempo se convierte así en un gimnasio auténtico para encontrar a Dios en los acontecimientos diarios


Por: P. Antonio Rivero, L.C. | Fuente: Catholic.net 




Ordinario no significa de poca importancia, anodino, insulso, incoloro. Sencillamente, con este nombre se le quiere distinguir de los “tiempos fuertes”, que son el ciclo de Pascua y el de Navidad con su preparación y su prolongación.

Es el tiempo más antiguo de la organización del año cristiano. Y además, ocupa la mayor parte del año: 33 ó 34 semanas, de las 52 que hay.

El Tiempo Ordinario tiene su gracia particular que hay que pedir a Dios y buscarla con toda la ilusión de nuestra vida: así como en este Tiempo Ordinario vemos a un Cristo ya maduro, responsable ante la misión que le encomendó su Padre, le vemos crecer en edad, sabiduría y gracia delante de Dios su Padre y de los hombres, le vemos ir y venir, desvivirse por cumplir la Voluntad de su Padre, brindarse a los hombres…así también nosotros en el Tiempo Ordinario debemos buscar crecer y madurar nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor, y sobre todo, cumplir con gozo la Voluntad Santísima de Dios. Esta es la gracia que debemos buscar e implorar de Dios durante estas 33 semanas del Tiempo Ordinario.

Crecer. Crecer. Crecer. El que no crece, se estanca, se enferma y muere. Debemos crecer en nuestras tareas ordinarias: matrimonio, en la vida espiritual, en la vida profesional, en el trabajo, en el estudio, en las relaciones humanas. Debemos crecer también en medio de nuestros sufrimientos, éxitos, fracasos. ¡Cuántas virtudes podemos ejercitar en todo esto! El Tiempo Ordinario se convierte así en un gimnasio auténtico para encontrar a Dios en los acontecimientos diarios, ejercitarnos en virtudes, crecer en santidad…y todo se convierte en tiempo de salvación, en tiempo de gracia de Dios. ¡Todo es gracia para quien está atento y tiene fe y amor!

El espíritu del Tiempo Ordinario queda bien descrito en el prefacio VI dominical de la misa: “En ti vivimos, nos movemos y existimos; y todavía peregrinos en este mundo, no sólo experimentamos las pruebas cotidianas de tu amor, sino que poseemos ya en prenda la vida futura, pues esperamos gozar de la Pascua eterna, porque tenemos las primicias del Espíritu por el que resucitaste a Jesús de entre los muertos”.

Este Tiempo Ordinario se divide como en dos “tandas”. Una primera, desde después de la Epifanía y el bautismo del Señor hasta el comienzo de la Cuaresma. Y la segunda, desde después de Pentecostés hasta el Adviento.

Les invito a aprovechar este Tiempo Ordinario con gran fervor, con esperanza, creciendo en las virtudes teologales. Es tiempo de gracia y salvación. Encontraremos a Dios en cada rincón de nuestro día. Basta tener ojos de fe para descubrirlo, no vivir miopes y encerrados en nuestro egoísmo y problemas. Dios va a pasar por nuestro camino. Y durante este tiempo miremos a ese Cristo apóstol, que desde temprano ora a su Padre, y después durante el día se desvive llevando la salvación a todos, terminando el día rendido a los pies de su Padre, que le consuela y le llena de su infinito amor, de ese amor que al día siguiente nos comunicará a raudales. Si no nos entusiasmamos con el Cristo apóstol, lleno de fuerza, de amor y vigor…¿con quién nos entusiasmaremos?

Cristo, déjanos acompañarte durante este Tiempo Ordinario, para que aprendamos de ti a cómo comportarnos con tu Padre, con los demás, con los acontecimientos prósperos o adversos de la vida. Vamos contigo, ¿a quién temeremos? Queremos ser santos para santificar y elevar a nuestro mundo.

PAPA FRANCISCO: NINGUNA ORACIÓN A DIOS QUEDA SIN SER ESCUCHADA


Papa Francisco: Ninguna oración a Dios queda sin ser escuchada
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




Durante la Audiencia General celebrada este miércoles 9 de septiembre en el Aula Pablo VI el Papa Francisco destacó la “densa atmósfera de oración” que rodeaba a la figura de Cristo, e invitó a los cristianos a insistir en la oración “porque ninguna oración queda sin ser escuchada”.

En su catequesis, el Santo Padre continuó con la serie sobre el Padre Nuestro, para lo cual empleó el Evangelio de San Lucas.

El Pontífice destacó que “Jesús es, sobre todo, un orante”. Episodios evangélicos como el de la transfiguración o el bautismo en el río Jordán son ejemplos de cómo “cada paso de la vida de Jesús aparece impulsado por el soplo del Espíritu que lo guía en todas sus acciones”.

Jesús “dialoga con el Padre antes de tomar las decisiones más importantes, se retira con frecuencia en soledad”.


“Incluso la muerte del Mesías está inmersa en un clima de oración, tanto que las horas de la pasión aparecen marcadas por una calma sorprendente: Jesús consuela a las mujeres, reza por los que le crucifican, promete el paraíso al buen ladrón y expira diciendo: ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu’”.

Es decir, “la oración de Jesús parece amortiguar las emociones más violentas, los deseos de venganza y de revancha, reconcilia al hombre con su enemiga más acérrima: la muerte”.

Francisco explicó que Jesús enseño a los discípulos a rezar dirigiéndose a Dios como “Padre”. Además, explicó que en el Evangelio de Lucas se incluye el posesivo “nuestro” y la especificación “que estás en el cielo”.

“En esta enseñanza que Jesús hace a sus discípulos es interesante insistir en algunas instrucciones que coronan el texto de la oración”. Esas instrucciones “insisten en las actitudes del creyente que reza”.

Está, por ejemplo, “la parábola del amigo inoportuno que va a molestar a una familia entera que duerme porque, de improviso, ha llegado una persona de un viaje y no tiene pan para ofrecerle: ‘Os digo –explica Jesús– que, si no se levanta para dárselo porque es su amigo, al menos por su insistencia se levantará a darle todo lo que necesita’”.

Otro ejemplo de Jesús es “el de un padre que tiene un hijo hambriento: ‘¿Qué padre entre vosotros, si el hijo pide un pescado, le dará una serpiente en vez del pescado?’”.


“Con estas parábolas, Jesús hace entender que Dios siempre responde, que ninguna oración queda sin ser escuchada, que Él es Padre y no se olvida de sus hijos que sufren”.

El Papa reconoció que estas afirmaciones “nos sitúan en una crisis, porque parece que muchas de nuestras oraciones no obtienen ningún resultado. ¿Cuántas veces hemos pedido y no hemos obtenido, llamado y encontrado una puerta cerrada?”.

En esos casos “Jesús recomienda insistir y no darse por vencidos. La oración transforma siempre la realidad: si no cambia las cosas que nos rodean, al menos nos cambia a nosotros. Jesús prometió el don del Espíritu Santo a cada uno que rece”.

“Podemos estar seguros de que Dios responderá. La única incerteza se debe a los tiempos, pero no tenemos dudas de que Él responderá. Tal vez sea necesario insistir durante toda la vida, pero Él responderá. Nos lo ha prometido”, concluyó el Papa Francisco.

UN RATITO CON SAN JOSÉ: EL NOMBRE DE JOSÉ


UN RATITO CON SAN JOSÉ
El Nombre de José




Existen algunos nombres que, combinados con ciertos apellidos, nos causan risa. Por ejemplo, una señora se llama "Zoila", su primer apellido es "Vaca" y su mamá se apellida "Del Campo". Por tanto, ella se presenta así: "Soy-la-vaca-del-campo". Otro caso. Un joven se llama "Armando", su papá se apellida "Guerra" y su mamá "Segura". Este joven tiene como nombre y apellidos: "Armando Guerra Segura". Y por último, un doctor se llama "Aquiles" y se apellida "Mata". Es el doctor: "Aquí-les-mata".

Hablando en serio, pensemos en San José. ¿Se han preguntado alguna vez qué significa su nombre? Quisiera compartir con ustedes lo que este nombre significa, así como los títulos que posee este santo varón.

El nombre "José" es hebreo y significa "el Señor añadirá". Y Dios añadió a la vida de José dos tesoros que fueron Jesús y María. Qué gracia de Dios que tuvo San José de poder compartir su vida con el Salvador del mundo y la Santísima Virgen María.

Dios, podemos afirmar, bendijo doblemente a San José. En efecto, Dios bendijo a San José con la compañía de Jesús y María. Y San José cumplió con fidelidad la misión que tuvo que cuidar tanto a Jesús como a María Santísima.



P. Carlos Rosell De Almeida

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 9 DE ENERO 2019

Lecturas de hoy 9 de Enero. Feria de Navidad
Hoy, miércoles, 9 de enero de 2019




Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (4,11-18):

Si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amarnos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él. En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el día del juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo. No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo; quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 71,1-2.10-11.12-13

R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra

Dios mío, confía tu juicio al rey, 
tu justicia al hijo de reyes, 
para que rija a tu pueblo con justicia, 
a tus humildes con rectitud. R/.

Que los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributo. 
Que los reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones; 
que se postren ante él todos los reyes, 
y que todos los pueblos le sirvan. R/. 

Él librará al pobre que clamaba, 
al afligido que no tenía protector; 
él se apiadará del pobre y del indigente, 
y salvará la vida de los pobres. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según San Marcos (6,45-52):

Después que se saciaron los cinco mil hombres, Jesús en seguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar. Llegada la noche, la barca estaba en mitad del lago, y Jesús, solo, en tierra. Viendo el trabajo con que remaban, porque tenían viento contrario, a eso de la madrugada, va hacia ellos andando sobre el lago, e hizo ademán de pasar de largo. Ellos, viéndolo andar sobre el lago, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque al verlo se habían sobresaltado. 
Pero él les dirige en seguida la palabra y les dice: «Ánimo, soy yo, no tengáis miedo.» 
Entró en la barca con ellos, y amainó el viento. Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque eran torpes para entender.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 9 de enero de 2019
Alejandro, CMF

Queridos amigos, paz y bien.

“No tengáis miedo”. Qué suerte tener un Dios que se preocupa tanto de nosotros. Que nos anima a confiar en Él. A seguirle. A entregarnos a Él.

Pero sigue habiendo muchas dudas. Seguimos teniendo miedo, o miedos. Es que a Dios no siempre se le ve. Hay muchas tormentas en nuestra vida. Algunas veces, de camino a Apatity (a 180 kilómetros de Múrmansk), para celebrar la Eucaristía con un grupito de fieles, nos envuelve la niebla, o la nieve. Se ve muy poco. Y hay que confiar y seguir hacia delante, para llevar a esa gente la Buena Nueva.

Otras veces está el miedo al “qué dirán”. Nos falta coraje para decir que somos creyentes, que intentamos vivir los conforme a los Mandamientos, porque quizá puedan pensar que somos “raros”. Y nos callamos cuando alguien ataca a la Iglesia, o hacemos cosas que sabemos que no tenemos que hacer.

Es que a Dios no lo ha visto nadie. Y es difícil fiarse de alguien a quien no ves. Aunque sea alguien que te ama tanto que envió a su Hijo a este mundo, para que pudiéramos ver su rostro. Por puro amor. Y hoy san Juan nos da otra clave para nuestra vida espiritual: “No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo; quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor.”

Cuando hay amor, no hay miedo. Es la imagen del niño al que sus padres lanzan al aire, y sabe que le van a recoger. Por eso se ríe, y le gusta, y pide que lo repitan. Dios a veces también nos lanza a lo alto. Y con los ojos cerrados, aceptamos su voluntad, porque le amamos. Es la experiencia de la Virgen María. Es la experiencia de san José. Es lo que sintieron tantos y tantos fundadores a lo largo de la historia.

El mismo Jesús viene a nuestro encuentro, para que podamos seguir remando. Lo hace en su Palabra, en los sacramentos, en la oración personal, en la Lectio Divina comunitaria… Basta con abrir el corazón, para que Él lo ocupe. ¿Te atreves?

Vuestro hermano en la fe,
Alejandro, C. M. F.

BUENOS DÍAS




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