"Mis ovejas escuchan mi voz"
La imagen del Buen Pastor es la más antigua en la iconografía cristiana. En el cristianismo de los primeros siglos, esta imagen se encuentra por todas partes: en las catacumbas, en las casas cristianas y salas de reunión. Se ve a un joven pastor con una oveja herida en sus hombros.
Para comprender esta representación, hay que ver que se trata de un pastor robusto, valiente, sin miedo a cuidarlas de los ladrones y animales salvajes. Por la noche, metía sus ovejas en el corral con las de otros pastores. Eso permitía a los pastores descansar esa noche. Por la mañana, la única manera de hallar las ovejas era la llamada que hacía cada pastor. Las ovejas conocían su voz y lo seguían. Con el Señor, las ovejas son libres de ir y venir.
El texto de hoy pone el acento en el comportamiento de los amigos del Señor: «escuchan su voz ».
A pesar de todas las reivindicaciones de autonomía, necesitamos ser conducidos a la felicidad y a la vida plena. El barco de guerra más importante de Hitler, el Bismark, fue hundido por un simple torpedo que dio en el timón. Nos pasa igual a nosotros. Necesitamos de dirección. La vida es difícil para atravesarla solos y con seguridad. Cristo nos ofrece esta dirección y protección contra los elementos que podrían destruirnos.
Podemos bloquearnos a causa de una enfermedad, un complejo, un traumatismo, a causa de nuestra familia, amigos, un deporte que nos ocupa demasiado tiempo, una adicción al alcohol, a la droga… Todos tenemos, un día u otro, que hacer frente a problemas que parecen que no tienen salida. Cristo puede ayudarnos a salir: He venido para que tengáis vida abundante.
Los farsantes nos prometen un cuerpo sin arrugas, perfecto, que no envejece nunca La felicidad instantánea si compramos tal casa, barco o coche… Es fácil dejarse llevar por los charlatanes de la felicidad, las modas culturales de último grito, los ideólogos prometedores, que sólo buscan su propio interés.
El mensaje del Evangelio de hoy es que Jesús, el Buen Pastor, se propone como guía y fuente de vida. El filósofo Henri Bergson decía: «Los centenares de libros que he leído no me han dado tanto consuelo como el salmo 23: El Señor es mi pastor, nada me falta...»
Padre Felipe Santos S. D. B.