sábado, 11 de abril de 2020

NOVENA A LA DIVINA MISERICORDIA, DEL 10 AL 18 DE ABRIL DE 2020

Novena a la Divina Misericordia
Del 10 al 18 de abril
Redacción ACI Prensa




El próximo 19 de abril, Segundo Domingo de Pascua, la Iglesia celebrará la Fiesta de la Divina Misericordia, la cual tiene como objetivo principal hacer llegar a los corazones de las personas el mensaje de que Dios es Misericordioso y ama a todos: "y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia" (Diario, 723).



Primer día de la Novena a la Divina Misericordia



Hoy, tráeme a toda la humanidad y especialmente a todos los pecadores , y sumérgelos en el mar de mi misericordia. De esta forma, me consolarás de la amarga tristeza en que me sume la perdida de las almas.

Jesús Misericordiosísimo, cuya naturaleza es la de tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en tu bondad infinita. Acógenos en la morada de tu compasivísimo corazón y nunca nos dejes escapar de el. Te lo suplicamos por tu amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.

Padre Eterno, mira con misericordia a toda la humanidad y especialmente a los pobres pecadores que están encerrados en el compasivísimo Corazón de Jesús y por su dolorosa pasión muestranos tu misericordia para que alabemos la omnipotencia de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla

Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro... Ave María... El Credo...

Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.



Segundo día de la Novena a la Divina Misericordia



Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes y los religiosos, y sumérgelos en mi misericordia insondable. Fueron ellas las que me dieron fortaleza para soportar mi amarga pasión. A través de ellas, como a través de canales, mi misericordia fluye hacia la humanidad.

Jesús Misericordiosísimo, de quien procede todo bien, aumenta tu gracia en nosotros para que realicemos dignas obras de misericordia, de manera que todos aquellos que nos vean, glorifiquen al Padre de Misericordia que está en el cielo.

Padre Eterno, mira con misericordia al grupo elegido de tu viña, a las almas de los sacerdotes y a las almas de los religiosos; otórgales el poder de tu bendición. Por el amor del Corazón de tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de tu luz para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación y a una sola voz canten alabanzas a tu misericordia sin límite, por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla

Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro... Ave María... El Credo...

Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.




Tercer día de la Novena a la Divina Misericordia



Hoy, tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumergelas en el mar de mi misericordia. Estas almas me consolaron a lo largo del viacrucis. Fueron una gota de consuelo en medio de un mar de amargura.

Jesús Misericordiosísimo que desde el tesoro de tu misericordia les concedes a todos tus gracias en gran abundancia, acógenos en la morada de tu compasivísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de el. Te lo suplicamos por el inconcebible amor tuyo con que tu corazón arde por el Padre Celestial.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de tu hijo y por su dolorosa pasión concédeles tu bendición y rodéales con tu protección constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los santos, glorifiquen tu infinita misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla

Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro... Ave María... El Credo...

Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.





Cuarto día de la Novena a la Divina Misericordia


Hoy, tráeme a aquellos que no creen en Dios, y a aquellos que todavía no me conocen. También pensaba en ellos durante mi amarga pasión y su futuro celo consoló mi corazón. Sumérgelos en el mar de mi misericordia.

Jesús compasivísimo, que eres la luz del mundo entero. Acoge en la morada de tu piadosísimo Corazón a las almas de aquellos que no creen en Dios y de aquellos que todavía no te conocen. Que los rayos de tu gracia las iluminen para que también ellas unidas a nosotros, ensalcen tu misericordia admirable y no las dejes salir de la morada de tu compasivísimo Corazón.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas de aquellos que no creen en Ti y de los que todavía no te conocen, pero que están encerrados en el compasivísimo Corazón de Jesús. Atráelas hacia la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellas ensalcen la generosidad de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla

Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro... Ave María... El Credo...

Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.




Quinto día de la Novena a la Divina Misericordia


Hoy, tráeme a las almas de los hermanos separados y sumérgelas en el mar de mi misericordia. Durante mi amarga pasión, desgarraron mi cuerpo y mi Corazón, es decir, mi Iglesia. Según regresan a la Iglesia, mis llagas cicatrizan y de este modo alivian mi pasión.

Jesús Misericordiosísimo que eres la bondad misma, Tu no niegas la luz a quienes te la piden. Acoge en la morada de tu compasivísimo corazón a las almas de nuestros hermanos separados y llévalas con tu luz a la unidad con la Iglesia y no las dejes escapar de la morada de tu compasivísimo Corazón, sino haz que también ellas glorifiquen la generosidad de tu misericordia.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas de nuestros hermanos separados, especialmente a aquellos que han malgastado tus bendiciones y han abusado de tus gracias por persistir obstinadamente en sus errores. No mires sus errores sino el amor de tu Hijo y su amarga pasión que sufrió por ellos, ya que también ellos están encerrados en el compasivísimo Corazón de Jesús. Haz que también ellos glorifiquen tu gran misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla

Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro... Ave María... El Credo...

Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.



Sexto día de la Novena a la Divina Misericordia



Hoy, tráeme a las almas mansas y humildes y las almas de los niños pequeños y sumérgelas en mi misericordia. Estas son las almas semejantes a mi Corazón. Ellas me fortalecieron durante mi amarga agonía. Las veía como ángeles terrestres que velarían al pie de mis altares. Sobre ellas derramo torrentes enteros de gracia. Solamente el alma humilde es capaz de recibir mi gracia; concedo mi confianza a las almas humildes.

Jesús Misericordiosísimo, tu mismo has dicho: Aprended de mi que soy manso y humilde de Corazón. Acoge en la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños. Estas almas llevan a todo el cielo al éxtasis y son las preferidas del Padre Celestial. Son un ramillete perfumado ante el trono de Dios, de cuyo perfume se deleita Dios mismo. Estas almas tienen una morada permanente en tu compasivísimo corazón y cantan sin cesar un himno de amor y misericordia por la eternidad.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son las mas semejantes a tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra y alcanza tu trono.

Padre de misericordia y de toda bondad, te suplico por el amor que tienes por estas almas y por el gozo que te proporcionan, bendice al mundo entero para que todas las almas canten juntas las alabanzas de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla

Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro... Ave María... El Credo...

Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.



Séptimo día de la Novena a la Divina Misericordia



Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican mi misericordia de modo especial y sumérgelas en mi misericordia. Estas almas son las que mas lamentaron mi pasión y penetraron mas profundamente en mi espíritu. Ellas son un reflejo viviente de mi Corazón compasivo. Estas almas resplandecerán con un resplandor especial en la vida futura. Ninguna de ellas irá al fuego del infierno. Defenderé de modo especial a cada una en la hora de la muerte.

Jesús Misericordiosísimo, cuyo Corazón es el amor mismo, acoge en la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas que veneran y ensalzan de modo particular la grandeza de tu misericordia. Estas almas son fuertes con el poder de Dios mismo, en medio de toda clase de aflicciones y adversidades siguen adelante confiadas en tu misericordia y unidas a Ti, ellas cargan sobre sus hombros a toda la humanidad. Estas almas no serán juzgadas severamente sino que tu Misericordia las envolverá en la hora de la muerte.

Padre Eterno, mira con misericordia a aquellas almas que glorifican y veneran a tu mayor atributo, es decir, tu Misericordia insondable y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son un evangelio viviente, sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones desbordantes de gozo cantan a Ti, Oh Altísimo, un cántico de misericordia. Te suplico, oh Dios, muestrales la misericordia según la esperanza y la confianza que han puesto en Ti. Que se cumpla en ellas la promesa de Jesús quien les dijo: a las almas que veneren esta infinita misericordia mía, Yo mismo las defenderé como mi Gloria durante sus vidas y especialmente en la hora de la muerte.

Coronilla

Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro... Ave María... El Credo...

Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.




Octavo día de la Novena a la Divina Misericordia




Hoy, tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y sumérgelas en el abismo de mi misericordia. Que los torrentes de mi sangre refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por mi. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a mi Justicia. Está en tu poder llevarles alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de mi Iglesia y ofrecelas en su nombre. Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente por ellas las limosnas del espíritu y salvarías las deudas que tienen con mi justicia.

Jesús Misericordiosísimo, Tu mismo has dicho que deseas la misericordia, he aquí, yo que llevo a la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas del purgatorio, almas que te son muy queridas, pero que deben pagar su culpa adeudada a tu justicia. Que los torrentes de sangre y agua que brotaron de tu Corazón, apaguen el fuego del purgatorio para que también allí sea glorificado el poder de tu misericordia.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas que sufren en el purgatorio y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Te suplico por la dolorosa pasión de Jesús, tu Hijo, y por toda la amargura con la cual su sacratísima alma fue inundada, muestra tu misericordia a las almas que están bajo tu justo escrutinio. No las mires sino a través de las heridas de Jesús, tu amadisimo Hijo, ya que creemos que tu bondad y tu compasión no tienen límites. Amén.

Coronilla

Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro... Ave María... El Credo...

Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.



Noveno día de la Novena a la Divina Misericordia



Hoy, tráeme a las almas tibias y sumergelas en el abismo de mi Misericordia. Estas almas son las que mas dolorosamente hieren mi Corazón. A causa de las almas tibias, mi alma experimentó la mas intensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. A causa de ellas dije: Padre, aleja de mi este cáliz, si es tu voluntad. 
Para ellas, la ultima tabla de salvación consiste en recurrir a mi misericordia.

Jesús Misericordiosísimo, que eres la compasión misma, te traigo a las almas tibias a la morada de tu piadosísimo Corazón. Que estas almas heladas que se parecen a cadáveres y te llenan de gran repugnancia se calienten con el fuego de tu amor puro. Oh, Jesús compasivísimo, ejercita la omnipotencia de tu misericordia y atráelas al mismo ardor de tu amor y concédeles el amor santo, porque Tu lo puedes todo.

Padre Eterno, mira con misericordia a las almas tibias que, sin embargo, están encerradas en el piadosísimo Corazón de Jesús. Padre de la Misericordia, te suplico por la amarga pasión de tu Hijo y por su agonía de tres horas en la cruz, permite que también ellas glorifiquen el abismo de tu Misericordia. Amén.

Coronilla

Usando una cuenta del Rosario empezamos con:
Padre Nuestro... Ave María... El Credo...

Al comenzar cada misterio decimos:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.

En cada cuenta pequeña decimos:
Por Su dolorosa Pasión ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Al finalizar las cinco misterio de la coronilla decimos:

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.

SILENCIO... COMO TODO EL UNIVERSO PERMANEZCAMOS EN SILENCIO



Silencio... 
Como todo el universo permanezcamos en SILENCIO

FOTOS Y HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA VIGILIA PASCUAL 2020


















"Es el día del Triduo pascual que más descuidamos, ansiosos por pasar de la cruz del viernes al aleluya del domingo. Sin embargo, este año percibimos más que nunca el sábado santo, el día del gran silencio".

Homilía del Papa Francisco en esta Vigilia Pascual

_________________________


Pascua 2020: Homilía del Papa Francisco en la Vigilia Pascual
Redacción ACI Prensa





Este sábado 11 de abril el Papa Francisco celebró la Vigilia Pascual en la Noche Santa desde la Basílica de San Pedro con pocos asistentes, debido a las medidas dictadas para evitar el contagio del coronavirus.

Acompañaron al Santo Padre algunos laicos y miembros de la curia.

A continuación la transcripción de la homilía que el Papa pronuncia durante la Vigilia Pascual, después de la proclamación del Santo Evangelio:

«Pasado el sábado» (Mt 28,1) las mujeres fueron al sepulcro. Así comenzaba el evangelio de esta Vigilia santa, con el sábado. Es el día del Triduo pascual que más descuidamos, ansiosos por pasar de la cruz del viernes al aleluya del domingo. Sin embargo, este año percibimos más que nunca el sábado santo, el día del gran silencio. Nos vemos reflejados en los sentimientos de las mujeres durante aquel día. Como nosotros, tenían en los ojos el drama del sufrimiento, de una tragedia inesperada que se les vino encima demasiado rápido. Vieron la muerte y tenían la muerte en el corazón. Al dolor se unía el miedo, ¿tendrían también ellas el mismo fin que el Maestro? Y después, la inquietud por el futuro, quedaba todo por reconstruir. La memoria herida, la esperanza sofocada. Para ellas, como para nosotros, era la hora más oscura. 


Pero en esta situación las mujeres no se quedaron paralizadas, no cedieron a las fuerzas oscuras de la lamentación y del remordimiento, no se encerraron en el pesimismo, no huyeron de la realidad. Realizaron algo sencillo y extraordinario: prepararon en sus casas los perfumes para el cuerpo de Jesús. No renunciaron al amor: la misericordia iluminó la oscuridad del corazón. La Virgen, en el sábado, día que le sería dedicado, rezaba y esperaba. En el desafío del dolor, confiaba en el Señor. Sin saberlo, esas mujeres preparaban en la oscuridad de aquel sábado el amanecer del «primer día de la semana», día que cambiaría la historia. Jesús, como semilla en la tierra, estaba por hacer germinar en el mundo una vida nueva; y las mujeres, con la oración y el amor, ayudaban a que floreciera la esperanza. Cuántas personas, en los días tristes que vivimos, han hecho y hacen como aquellas mujeres: esparcen semillas de esperanza. Con pequeños gestos de atención, de afecto, de oración. 

Al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro. Allí, el ángel les dijo: «Vosotras, no temáis […]. No está aquí: ¡ha resucitado!» (vv. 5-6). Ante una tumba escucharon palabras de vida… Y después encontraron a Jesús, el autor de la esperanza, que confirmó el anuncio y les dijo: «No temáis» (v. 10). No temáis, no tengáis miedo: He aquí el anuncio de la esperanza. Que es también para nosotros, hoy. Son las palabras que Dios nos repite en la noche que estamos atravesando. 

En esta noche conquistamos un derecho fundamental, que no nos será arrebatado: el derecho a la esperanza; es una esperanza nueva, viva, que viene de Dios. No es un mero optimismo, no es una palmadita en la espalda o unas palabras de ánimo de circunstancia. Es un don del Cielo, que no podíamos alcanzar por nosotros mismos: Todo irá bien, decimos constantemente estas semanas, aferrándonos a la belleza de nuestra humanidad y haciendo salir del corazón palabras de ánimo. Pero, con el pasar de los días y el crecer de los temores, hasta la esperanza más intrépida puede evaporarse. La esperanza de Jesús es distinta, infunde en el corazón la certeza de que Dios conduce todo hacia el bien, porque incluso hace salir de la tumba la vida.  

El sepulcro es el lugar donde quien entra no sale. Pero Jesús salió por nosotros, resucitó por nosotros, para llevar vida donde había muerte, para comenzar una nueva historia que había sido clausurada, tapándola con una piedra. Él, que quitó la roca de la entrada de la tumba, puede remover las piedras que sellan el corazón. Por eso, no cedamos a la resignación, no depositemos la esperanza bajo una piedra. Podemos y debemos esperar, porque Dios es fiel, no nos ha dejado solos, nos ha visitado y ha venido en cada situación: en el dolor, en la angustia y en la muerte. Su luz iluminó la oscuridad del sepulcro, y hoy quiere llegar a los rincones más oscuros de la vida. Hermana, hermano, aunque en el corazón hayas sepultado la esperanza, no te rindas: Dios es más grande. La oscuridad y la muerte no tienen la última palabra. Ánimo, con Dios nada está perdido.  

Ánimo: es una palabra que, en el Evangelio, está siempre en labios de Jesús. Una sola vez la pronuncian otros, para decir a un necesitado: «Ánimo, levántate, que [Jesús] te llama» (Mc 10,49). Es Él, el Resucitado, el que nos levanta a nosotros que estamos necesitados. Si en el camino eres débil y frágil, si caes, no temas, Dios te tiende la mano y te dice: «Ánimo”. Pero tú podrías decir, como don Abundio: «El valor no se lo puede otorgar uno mismo» (A. MANZONI, Los Novios (I Promessi Sposi), XXV). No te lo puedes dar, pero lo puedes recibir como don. Basta abrir el corazón en la oración, basta levantar un poco esa piedra puesta en la entrada de tu corazón para dejar entrar la luz de Jesús. Basta invitarlo: “Ven, Jesús, en medio de mis miedos, y dime también: Ánimo”. Contigo, Señor, seremos probados, pero no turbados. Y, a pesar de la tristeza que podamos albergar, sentiremos que debemos esperar, porque contigo la cruz florece en resurrección, porque Tú estás con nosotros en la oscuridad de nuestras noches, eres certeza en nuestras incertidumbres, Palabra en nuestros silencios, y nada podrá nunca robarnos el amor que nos tienes.  

Este es el anuncio pascual; un anuncio de esperanza que tiene una segunda parte: el envío. «Id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea» (Mt 28,10), dice Jesús. «Va por delante de vosotros a Galilea» (v. 7), dice el ángel. El Señor nos precede. Es hermoso saber que camina delante de nosotros, que visitó nuestra vida y nuestra muerte para precedernos en Galilea; es decir, el lugar que para Él y para sus discípulos evocaba la vida cotidiana, la familia, el trabajo. Jesús desea que llevemos la esperanza allí, a la vida de cada día. Pero para los discípulos, Galilea era también el lugar de los recuerdos, sobre todo de la primera llamada. Volver a Galilea es acordarnos de que hemos sido amados y llamados por Dios. Necesitamos retomar el camino, recordando que nacemos y renacemos de una llamada de amor gratuita. Este es el punto de partida siempre, sobre todo en las crisis y en los tiempos de prueba. 

Pero hay más. Galilea era la región más alejada de Jerusalén, el lugar donde se encontraban en ese momento. Y no sólo geográficamente: Galilea era el sitio más distante de la sacralidad de la Ciudad santa. Era una zona poblada por gentes distintas que practicaban varios cultos, era la «Galilea de los gentiles» (Mt 4,15). Jesús los envió allí, les pidió que comenzaran de nuevo desde allí. ¿Qué nos dice esto? Que el anuncio de la esperanza no se tiene que confinar en nuestros recintos sagrados, sino que hay que llevarlo a todos. Porque todos necesitan ser reconfortados y, si no lo hacemos nosotros, que hemos palpado con nuestras manos «el Verbo de la vida» (1 Jn 1,1), ¿quién lo hará? Qué hermoso es ser cristianos que consuelan, que llevan las cargas de los demás, que animan, que son mensajeros de vida en tiempos de muerte. Llevemos el canto de la vida a cada Galilea, a cada región de esa humanidad a la que pertenecemos y que nos pertenece, porque todos somos hermanos y hermanas. Acallemos los gritos de muerte, que terminen las guerras. Que se acabe la producción y el comercio de armas, porque necesitamos pan y no fusiles. Que cesen los abortos, que matan la vida inocente. Que se abra el corazón del que tiene, para llenar las manos vacías del que carece de lo necesario.

Al final, las mujeres «abrazaron los pies» de Jesús (Mt 28,9), aquellos pies que habían hecho un largo camino para venir a nuestro encuentro, incluso entrando y saliendo del sepulcro. Abrazaron los pies que pisaron la muerte y abrieron el camino de la esperanza. Nosotros, peregrinos en busca de esperanza, hoy nos aferramos a Ti, Jesús Resucitado. Le damos la espalda a la muerte y te abrimos el corazón a Ti, que eres la Vida

_________________


El Papa en Vigilia Pascual: Hoy conquistamos el derecho a la esperanza, que viene de Dios
Redacción ACI Prensa
 Crédito: Vatican Media



En la celebración de la Vigilia Pascual desde la Basílica de San Pedro, el Papa Francisco centró su reflexión en el “derecho fundamental” que se conquista este Sábado Santo y que no puede ser arrebatado: El derecho a la esperanza que proviene de Dios.  

 “En esta noche conquistamos un derecho fundamental, que no nos será arrebatado: el derecho a la esperanza; es una esperanza nueva, viva, que viene de Dios. No es un mero optimismo, no es una palmadita en la espalda o unas palabras de ánimo de circunstancia”, dijo el Papa Francisco en la homilía de este sábado 11 de abril.

El Santo Padre recordó que esta esperanza “es un don del Cielo, que no podíamos alcanzar por nosotros mismos”.

“Todo irá bien, decimos constantemente estas semanas, aferrándonos a la belleza de nuestra humanidad y haciendo salir del corazón palabras de ánimo. Pero, con el pasar de los días y el crecer de los temores, hasta la esperanza más intrépida puede evaporarse. La esperanza de Jesús es distinta, infunde en el corazón la certeza de que Dios conduce todo hacia el bien, porque incluso hace salir de la tumba la vida”, dijo.  


En ese contexto, destacó que aunque el sepulcro es un lugar de donde no se puede salir, “Jesús salió por nosotros, resucitó por nosotros, para llevar vida donde había muerte” y para “remover las piedras que sellan el corazón”

“Por eso, no cedamos a la resignación, no depositemos la esperanza bajo una piedra. Podemos y debemos esperar, porque Dios es fiel, no nos ha dejado solos, nos ha visitado y ha venido en cada situación: en el dolor, en la angustia y en la muerte. Su luz iluminó la oscuridad del sepulcro, y hoy quiere llegar a los rincones más oscuros de la vida. Hermana, hermano, aunque en el corazón hayas sepultado la esperanza, no te rindas: Dios es más grande. La oscuridad y la muerte no tienen la última palabra. Ánimo, con Dios nada está perdido”, fueron las palabras de apoyo del Santo Padre ante la difícil situación que vive el mundo.

“Si en el camino eres débil y frágil, si caes, no temas, Dios te tiende la mano y te dice: ‘Ánimo’. (…) Basta abrir el corazón en la oración, basta levantar un poco esa piedra puesta en la entrada de tu corazón para dejar entrar la luz de Jesús”, acotó.

El Papa Francisco dijo que este es el anuncio pascual que, sin embargo, tiene una segunda parte: “el envío”, porque “el anuncio de la esperanza no se tiene que confinar en nuestros recintos sagrados, sino que hay que llevarlo a todos, porque todos necesitan ser reconfortados”.

“Llevemos el canto de la vida a cada Galilea, a cada región de esa humanidad a la que pertenecemos y que nos pertenece, porque todos somos hermanos y hermanas. Acallemos los gritos de muerte, que terminen las guerras. Que se acabe la producción y el comercio de armas, porque necesitamos pan y no fusiles. Que cesen los abortos, que matan la vida inocente. Que se abra el corazón del que tiene, para llenar las manos vacías del que carece de lo necesario”, fue el pedido el Santo Padre.

“Nosotros, peregrinos en busca de esperanza, hoy nos aferramos a Ti, Jesús Resucitado. Le damos la espalda a la muerte y te abrimos el corazón a Ti, que eres la Vida”, concluyó.

Al igual que días anteriores, el Santo Padre celebró la Misa con pocos asistentes debido a las medidas dictadas para evitar el contagio del coronavirus. Solo lo acompañaron algunos laicos y miembros de la curia.

La celebración de este año inició a las 9.00 p.m. (hora local). Debido a la emergencia de salud, se omitió la preparación de la vela de Pascua, así como el encendido de las velas a los presentes. Durante la ceremonia no se realizaron bautismos, solamente la renovación de las promesas bautismales.

_________________

LECTURAS BÍBLICAS PARA LA VIGILIA PASCUAL DE HOY SÁBADO SANTO 11 DE ABRIL DE 2020


MISA SÁBADO DE SANTA VIGILIA PASCUAL 2020

La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Sábado, 2020-04-11 lo siguiente:


San Estanislao, obispo y mártir, Memoria 2020:
PRIMERA LECTURA DE LA MISA
Ap 12, 10-12a


SALMO RESPONSORIAL
Salmo Responsorial Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9


EVANGELIO DE LA MISA
Jn 17, 11b-19

Notas
Ver lecturas del Común de Mártires.
O bien lecturas del Común de Pastores






PRIMERA LECTURA DE LA MISA
Vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno
Lectura del Libro del Génesis 1, 1-31;2, 1-2.

Al principio creó Dios el cielo y la tierra. [La tierra era un caos informe;sobre la faz del Abismo, la tiniebla. Y el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.
Y dijo Dios: Que exista la luz. Y la luz existió. Y vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla: llamó Dios a la luz «Día»;a la tiniebla «Noche».
—Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero—
Y dijo Dios: Que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas. E hizo Dios una bóveda y separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de encima
de la bóveda. Y así fue. Y llamó Dios a la bóveda «Cielo».
—Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo—
Y dijo Dios: Que se junten las aguas de debajo del cielo
en un solo sitio, y que aparezcan los continentes.
Y así fue. Y llamó Dios a los continentes «Tierra».
y a la masa de las aguas la llamó «Mar».
Y vio Dios que era bueno.
Y dijo Dios: Verdee la tierra hierba verde,
que engendre semilla y árboles frutales
que den fruto según su especie,
y que lleven semilla sobre la tierra.
Y así fue.
La tierra brotó hierba verde
que engendraba semilla según su especie,
y árboles que daban fruto
y llevaban semilla según su especie.
Y vio Dios que era bueno.
—Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero—
Y dijo Dios: Que existan lumbreras en la bóveda del cielo,
para separar el día de la noche,
para señalar las fiestas, los días y los años;
y sirvan de lumbreras en la bóveda del cielo,
para dar luz sobre la tierra.
Y así fue.
E hizo Dios dos lumbreras grandes:
la lumbrera mayor para regir el día,
la lumbrera menor para regir la noche;
y las estrellas.
Y las puso Dios en la bóveda del cielo,
para dar luz sobre la tierra;
para regir el día y la noche,
para separar la luz de la tiniebla.
Y vio Dios que era bueno.
—Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto—
Y dijo Dios: Pululen las aguas un pulular de vivientes, y pájaros vuelen sobre la tierra
frente a la bóveda del cielo. Y creó Dios los cetáceos y los vivientes que se deslizan y que el
agua hace pulular según sus especies, y las aves aladas según sus especies. Y vio Dios que
era bueno. Y Dios los bendijo diciendo: Creced, multiplicaos, llenad las aguas del mar;que las aves se multipliquen en la tierra.
—Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto—
Y dijo Dios:
Produzca la tierra vivientes según sus especies:
animales domésticos, reptiles y fieras según sus especies.
Y así fue.
E hizo Dios las fieras según sus especies,
los animales domésticos según sus especies
y los reptiles según sus especies.
Y vio Dios que era bueno.]
Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza;que domine los peces
del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra. Y creó Dios al
hombre a su imagen;a imagen de Dios lo creó;hombre y mujer los creó.
Y los bendijo Dios y les dijo: Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla;dominad los peces del mar, las aves del cielo,
los vivientes que se mueven sobre la tierra.
Y dijo Dios: Mirad, os entrego todas las hierbas
que engendran semilla sobre la faz de la tierra;
y todos los árboles frutales que engendran semilla
os servirán de alimento;
y a todas las fieras de la tierra,
a todas las aves del cielo,
a todos los reptiles de la tierra
—a todo ser que respira—
la hierba verde les servirá de alimento.
Y así fue.
Y vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno.
[—Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto—
Y quedaron concluidos el cielo, la tierra y sus ejércitos. Y concluyó Dios para el día
séptimo todo el trabajo que había hecho;y descansó el día séptimo de todo el trabajo que
había hecho.]



SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial Sal 103, 1-2a. 5-6. 10 y 12. 13-14. 24 y 35a

V/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

V/. Bendice, alma mía, al Señor,
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto.

R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

V/. Asentaste la tierra sobre sus cimientos, y no vacilará jamás;la cubriste con el manto del océano, y las aguas se posaron sobre las montañas.

R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
V/. De los manantiales sacas los ríos para que fluyan entre los montes, junto a ellos habitan las aves del cielo, y entre las frondas se oye su canto.

R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.
V/. Desde tu morada riegas los montes, y la tierra se sacia de tu acción fecunda;haces brotar hierba para los ganados y forraje para los que sirven al hombre.

R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

V/. ¡Cuántas son tus obras, Señor!, y todas las hiciste con sabiduría, la tierra está llena de tus criaturas. ¡Bendice, alma mía al Señor!

R/. Envía tu espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.



SEGUNDA LECTURA DE LA MISA
Sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe
Lectura del Libro del Génesis 22, 1-18.

En aquellos días Dios puso a prueba a Abrahán llamándole:
—¡Abrahán !
El respondió:
—Aquí me tienes.
Dios le dijo:
—Toma a tu querido hijo único, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio en uno de los montes que yo te indicaré. [Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevo consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que le había indicado Dios.
El tercer día levantó Abrahán los ojos y descubrió el sitio de lejos. Y Abrahán dijo a sus criados:
—Quedaos aquí con el asno;yo con el muchacho iré hasta allá para adorar y después volveremos con vosotros.
Abrahán tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos.
Isaac dijo a Abrahán, su padre:
—Padre.
El respondió:
—Aquí estoy, hijo mío.
El muchacho dijo:
—Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el
sacrificio?
Abrahán contestó:
—Dios proveerá al cordero para el sacrificio, hijo mío.
Y siguieron caminando juntos]
Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, [Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces] Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo;pero el ángel del Señor le gritó desde el
cielo:
—¡Abrahán, Abrahán!
El contestó:
—Aquí me tienes.
El ángel le ordenó :
—No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios,
porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo.
Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo.
[Abrahán llamó aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy «El monte del Señor ve».]
El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo:
—«Juro por mí mismo —oráculo del Señor—: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas
de ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido.»




SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial Sal 15, 5 y 8. 9-10. 11

V/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

V/. El Señor es el lote de mi heredad y mi copa, mi suerte está en tu mano. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré.

R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti

V/. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa serena: porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

V/. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.

R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.




TERCERA LECTURA DE LA MISA
Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto
Lectura del Libro del Éxodo 14, 15-15, 1.

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés:
—¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en medio del mar a pie enjuto. Que yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a costa del Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de los guerreros. Sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del Faraón, de sus carros y de los guerreros.
Se puso en marcha el ángel del Señor, que iba al frente del ejército de Israel, y pasó a retaguardia. También la columna de nube de delante se desplazó de allí y se colocó detrás,
poniéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. La nube era tenebrosa y transcurrió toda la noche sin que los ejércitos pudieran trabar contacto. Moisés extendió su mano sobre el mar, y el Señor hizo soplar durante toda la
noche un fuerte viento del Este que secó el mar y se dividieron las aguas. Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda. Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos en
medio del mar, todos los caballos del Faraón y los carros con sus guerreros.
Mientras velaban al amanecer, miró el Señor al campamento egipcio desde la columna de fuego y nube y sembró el pánico en el campamento egipcio. Trabó las ruedas de sus carros y las hizo avanzar pesadamente.
Y dijo Egipto:
—Huyamos de Israel, porque el Señor lucha en su favor contra Egipto.
Dijo el Señor a Moisés:
—Extiende tu mano sobre el mar y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.
Y extendió Moisés su mano sobre el mar;y al amanecer volvía el mar a su curso de siempre. Los egipcios huyendo iban a su encuentro y el Señor derribó a los egipcios en medio del mar.
Y volvieron las aguas y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del Faraón, que lo había seguido por el mar. Ni uno solo se salvó.
Pero los hijos de Israel caminaban por lo seco en medio del mar;las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda.
Aquel día salvó el Señor a Israel de las manos de Egipto. Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar. Israel vio la mano grande del Señor obrando contra los egipcios, y el pueblo temió al Señor y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.
Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron un cántico al Señor.



SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial Ex 15, 1-2. 3-4. 5-6. 17-18

V/. Cantemos al Señor, sublime es su victoria. 

R/. Cantemos al Señor, sublime es su victoria. 

V/. Cantemos al Señor, sublime es su victoria: caballo y jinete ha arrojado en el mar. Mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. El es mi Dios: yo lo alabaré;el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. 

R/. Cantemos al Señor, sublime es su victoria. 

V/. El Señor es un guerrero, su nombre es el Señor. Los carros del Faraón los lanzó al mar, ahogó en el Mar Rojo a sus mejores capitanes. 

R/. Cantemos al Señor sublime es su victoria.

 V/. Las olas los cubrieron, bajaron hasta el fondo como piedras. Tu diestra, Señor, es fuerte y terrible;tu diestra, Señor, tritura al enemigo. R/. Cantemos al Señor, sublime es su victoria.

 V/. Los introduces y los plantas en el monte de tu heredad, lugar del que hiciste tu trono, Señor;santuario, Señor, que fundaron tus manos. El Señor reina por siempre jamás. 

R/. Cantemos al Señor, sublime es su victoria.



CUARTA LECTURA DE LA MISA
Con misericordia eterna te quiere el Señor, tu redentor
Lectura del Profeta de Isaías 54, 5-14.

El que te hizo te tomará por esposa: su nombre es el Señor de los Ejércitos.
Tu redentor es el Santo de Israel, se llama Dios de toda la tierra.
Como a mujer abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor;
como a esposa de juventud, repudiada, —dice tu Dios—.
Por un instante te abandoné, pero con gran cariño te reuniré.
En un arrebato de ira te escondí un instante mi rostro,
pero con misericordia eterna te quiero
—dice el Señor, tu redentor—.
Me sucede como en tiempo de Noé:
Juré que las aguas del diluvio
no volverían a cubrir la tierra;
así juro no airarme contra ti ni amenazarte.
Aunque se retiren los montes y vacilen las colinas,
no se retirará de ti mi misericordia ni mi alianza de paz vacilará —dice el Señor, que te quiere—.
¡Oh afligida, zarandeada, desconsolada!
Mira, yo mismo coloco tus piedras sobre azabaches, tus cimientos sobre zafiros; te pondré almenas de rubí, y puertas de esmeralda, y muralla de piedras preciosas.
Tus hijos serán discípulos del Señor, tendrán gran paz tus hijos. Tendrás firme asiento
en la justicia. Estarás lejos de la opresión, y no tendrás que temer;y lejos del terror, que no se acercará.



SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial Sal 29, 2 y 4. 5-6. 11 y 12a y 13b

V/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

V/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que mis enemigos se rían de mí. Sacaste mi vida del abismo, y me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.

R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

V/. Tañed para el Señor, fieles suyos, dad gracias a su nombre santo; su cólera dura un instante, su bondad de por vida;
al atardecer nos visita el llanto, por la mañana, el júbilo.

R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

V/. Escucha, Señor, y ten piedad de mí, Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

R/. Te ensalzaré Señor, porque me has librado.



QUINTA LECTURA DE LA MISA
Venid a mí, y viviréis;sellaré con vosotros alianza perpetua
Lectura del Profeta de Isaías 55, 1-11.

Esto dice el Señor:
Oíd, sedientos todos, acudid por agua, también los que no tenéis dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar vino y leche de balde. ¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos.
Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme y viviréis.
Sellaré con vosotros alianza perpetua, la promesa que aseguré a David: a él lo hice mi testigo para los pueblos, caudillo y soberano de naciones;tú llamarás a un pueblo desconocido, un pueblo que no te conocía correrá hacia ti; por el Señor, tu Dios,
por el Santo de Israel que te honra.
Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras está cerca;que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes;
que regrese al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón.
Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos —oráculo del Señor—.
Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los vuestros, mis planes, que vuestros planes.
Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo,
y no vuelven allá, sino después de empapar la tierra,
de fecundarla y hacerla germinar,
para que dé semilla al sembrador
y pan al que come;
así será mi Palabra, que sale de mi boca:
no volverá a mí vacía,
sino que hará mi voluntad,
y cumplirá mi encargo.



SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial Is 12, 2-3. 4bcd. 5-6

V/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.

R/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.

V/. El Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, el fue mi salvación. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.

R/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.

V/. Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso.

R/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.

V/. Tañed para el Señor que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos, habitantes de Sión: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.»

R/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.



SEXTA LECTURA DE LA MISA
Camina a la claridad del resplandor del Señor
Lectura del Profeta Baruc 3, 9-15. 32-4, 4

Escucha, Israel, mandatos de vida, presta oído para aprender prudencia.¿A qué se debe, Israel, que estés aún en país enemigo, que envejezcas en tierra extranjera,
que estés impuro con los muertos, que te cuenten con los del Abismo? —Es que abandonaste la sabiduría.
Si hubieras seguido el camino de Dios, habitarías en paz para siempre. Aprende dónde se encuentra la prudencia, el valor y la inteligencia, así aprenderás dónde se encuentra la vida larga, la luz de los ojos y la paz. ¿Quién encontró su puesto o entró en sus almacenes?
El que todo lo sabe la conoce, la examina y la penetra.
El que creó la tierra para siempre y la llenó de animales cuadrúpedos; el que manda a la luz, y ella va, la llama, y le obedece temblando; a los astros, que velan gozosos en sus puestos de guardia, los llama y responden: «Presentes»; y brillan gozosos para su Creador.El es nuestro Dios y no hay otro frente a él:
investigó el camino del saber y se lo dio a su hijo Jacob, a su amado, Israel.Después apareció en el mundo y vivió entre los hombres.Es el libro de los mandatos de Dios, la ley de validez eterna: los que la guardan, vivirán, los que la abandonan, morirán.
Vuélvete, Jacob, a recibirla, camina a la claridad de su resplandor;
no entregues a otros tu gloria ni tu dignidad a un pueblo extranjero.
¡Dichosos nosotros, Israel, que conocemos lo que agrada al Señor!



SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial Sal 18, 8. 9. 10. 11

V/. Señor, tienes palabras de vida eterna.

R/. Señor, tienes palabras de vida eterna.

V/. La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante.

R/. Señor, tienes palabras de vida eterna.

V/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.

R/. Señor, tienes palabras de vida eterna.

V/. La voluntad del Señor es pura y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos y eternamente justos.
R/. Señor, tienes palabras de vida eterna.

V/. Más preciosos que el oro, más que el oro fino;
más dulce que la miel de un panal que destila.

R/. Señor, tienes palabras de vida eterna.



SÉPTIMA LECTURA DE LA MISA
Derramaré sobre vosotros un agua pura, y os daré un corazón nuevo
Lectura del Profeta Ezequiel 36, 16-28.

Me vino esta Palabra del Señor:
Cuando la casa de Israel habitaba en su tierra, la profanó con su conducta, con sus acciones, como sangre inmunda fue su proceder ante mí. Entonces derramé mi cólera sobre ellos, por la sangre que habían derramado en el país, por haberlo profanado con sus idolatrías. Los esparcí entre las naciones, anduvieron dispersos por los países; según su proceder, según sus acciones los sentencié. Cuando llegaron a las naciones donde se fueron, profanaron mi santo nombre; decían de ellos: «Estos son el pueblo del Señor, de su tierra han salido.» Sentí lástima de mi santo nombre, profanado por la casa de Israel en las naciones a las que se fue. Por eso, di a la casa de Israel: Esto dice el Señor: No lo hago por vosotros, casa de Israel, sino por mi santo nombre, profanado por vosotros, en las naciones a las que habéis ido. Mostraré la santidad de mi nombre grande, profanado entre los gentiles, que vosotros habéis profanado en medio de ellos; y conocerán los gentiles que yo soy el Señor —oráculo del Señor—, cuando les haga ver mi santidad al castigaros.
Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países, y os llevaré a vuestra tierra. Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo;arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, Y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.



SALMO RESPONSORIAL
Salmo responsorial Sal 41, 3. 5bcd;42, 3. 4

V/. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.

Cuando se celebran Bautismos puede decirse también :

V/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.

R/. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.

V/. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?

R/. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.

V/. Desahogo mi alma conmigo: cómo marchaba a la cabeza del grupo hacia la casa de Dios, entre cantos de júbilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta.

R/. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.

V/. Envía tu luz y tu verdad;que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada.

R/. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.

V/. Que yo me acerque al altar de Dios, al Dios de mi alegría;
que te dé gracias al son de la cítara, Dios, Dios mío.

R/. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío.


También puede recitarse este otro salmo :


Sal 50, 12-13. 14-15. 18-19

V/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

V/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.

R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.
V/. Devuélveme la alegría de tu salvación, afíánzame con espíritu generoso.

Enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a ti.
R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.

V/. Los sacrificios no te satisfacen, si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado, un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.

R/. Oh Dios, crea en mí un corazón puro.



EPÍSTOLA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6, 3-11

Hermanos:
Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo fuimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.Porque, si nuestra existencia está unida a él en una muerte como la suya, lo estará también en una resurrección como la suya. Comprendamos que nuestra vieja condición ha sido crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad de pecadores, y nosotros libres de la esclavitud al pecado;porque el que muere ha quedado absuelto del pecado.
Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él;pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más;la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre;y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo
Jesús.




SALMO
Salmo responsorial Sal 117, 1-2. 16ab-17. 22-23

V/. Aleluya, aleluya, aleluya.

R/. Aleluya, aleluya, aleluya.

V/. Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.

R/. Aleluya, aleluya, aleluya

V/. La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa.
No he de morir, viviré, para contar las hazañas del Señor.
R/. Aleluya, aleluya, aleluya.

V/. La piedra que desecharon los arquitectos, es ahora la piedra angular.

Es el Señor quien lo ha hecho, es un milagro patente.

R/. Aleluya, aleluya, aleluya.




EVANGELIO DE LA MISA
Ha resucitado y va por delante de vosotros a Galilea
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 28, 1-10

En la madrugada del sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María laMagdalena y la otra María a ver el sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra,pues un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó
encima. Su aspecto era de relámpago y su vestido blanco como la nieve;los centinelas temblaron de miedo y quedaron como muertos. El ángel habló a las mujeres:
—Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado.
No, está aquí: HA RESUCITADO, como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía eid aprisa a decir a sus discípulos: «Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de
vosotros a Galilea. Allí lo veréis.» Mirad, os lo he anunciado.
Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro;impresionadas y llenas de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo:
—Alegraos.
Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies.
Jesús les dijo:
—No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea;allí me verán.




Notas

Para la Vigilia Pascual se proponen nueve lecciones: siete del Antiguo Testamento y dos del Nuevo. Si lo exigen las circunstancias y por causas particulares se puede disminuir el número de las lecturas asignadas. Ténganse al menos tres lecturas del Antiguo Testamento, y, en casos más urgentes, por lo menos dos, antes de la Epístola y el Evangelio. Nunca se omita la lectura del Éxodo sobre el paso del mar Rojo (3ra lectura).
El texto entre [ ] puede omitirse por razón de brevedad.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...