sábado, 29 de febrero de 2020

IMAGEN DEL CAMINO DE LA CUARESMA 2020 - PATRICIA Y NACHO


Queridos amigos:



Este año se nos ha echado el tiempo encima y hemos tenido que recurrir a mi padre, Nito (@Nito_Rojo), y a Isra (@IJOG_CM) para que nos ayudasen a tener el calendario listo.

La Cuaresma es el tiempo perfecto para recordarnos la importancia de la oración, para animarnos a buscar el silencio y la pausa, para recordar el camino de vuelta a los brazos del Padre. En el mundo de hoy a veces es difícil saber darle un espacio a la oración profunda, parece que todo está lleno de ruido, de prisas. En esta Cuaresma, nuestro deseo es que enfrentemos los retos diarios y la lectura del Evangelio con ojos nuevos y limpios, deseosos de ese silencio en el que Dios actúa. Para orar hay que respirar primero, serenarse. La Cuaresma es justo eso, es tiempo de serenar y preparar el alma para volver a comprometernos con la conversión.

Un fuerte abrazo,

Patricia y Nacho

LAS TENTACIONES DE LA IGLESIA DE HOY - EVANGELIO COMENTADO DE HOY DOMINGO 1 DE MARZO DE 2020


LAS TENTACIONES DE LA IGLESIA DE HOY
La primera tentación acontece en el «desierto»




Después de un largo ayuno, entregado al encuentro con Dios, Jesús siente hambre. Es entonces cuando el tentador le sugiere actuar pensando en sí mismo y olvidando el proyecto del Padre: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan». Jesús, desfallecido pero lleno del Espíritu de Dios, reacciona: «No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de Dios». No vivirá buscando su propio interés. No será un Mesías egoísta. Multiplicará panes cuando vea pasar hambre a los pobres. Él se alimentará de la Palabra viva de Dios.

Siempre que la Iglesia busca su propio interés, olvidando el proyecto del reino de Dios, se desvía de Jesús. Siempre que los cristianos anteponemos nuestro bienestar a las necesidades de los últimos, nos alejamos de Jesús.

La segunda tentación se produce en el «templo»

El tentador propone a Jesús hacer su entrada triunfal en la ciudad santa, descendiendo de lo alto como Mesías glorioso. La protección de Dios está asegurada. Sus ángeles «cuidarán» de él. Jesús reacciona rápido: «No tentarás al Señor, tu Dios». No será un Mesías triunfador. No pondrá a Dios al servicio de su gloria. No hará «señales del cielo». Solo signos para curar enfermos.

Siempre que la Iglesia pone a Dios al servicio de su propia gloria y «desciende de lo alto» para mostrar su propia dignidad, se desvía de Jesús. Cuando los seguidores de Jesús buscamos «quedar bien» más que «hacer el bien», nos alejamos de él.

La tercera tentación sucede en una «montaña altísima»

Desde ella se divisan todos los reinos del mundo. Todos están controlados por el diablo, que hace a Jesús una oferta asombrosa: le dará todo el poder del mundo. Solo una condición: «Si te postras y me adoras». Jesús reacciona violentamente: «Vete, Satanás». «Solo al Señor, tu Dios, adorarás». Dios no lo llama a dominar el mundo como el emperador de Roma, sino a servir a quienes viven oprimidos por su imperio. No será un Mesías dominador, sino servidor. El reino de Dios no se impone con poder, se ofrece con amor.

La Iglesia tiene que ahuyentar hoy todas las tentaciones de poder, gloria o dominación, gritando con Jesús: «Vete, Satanás». El poder mundano es una oferta diabólica. Cuando los cristianos lo buscamos, nos alejamos de Jesús.



Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Mt (4,1-11)

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 1° DE CUARESMA, 1 DE MARZO DE 2020



Lecturas de hoy Domingo 1º de Cuaresma - Ciclo A
Hoy, domingo, 1 de marzo de 2020



Primera lectura
Lectura del libro del Génesis (2,7-9;3,1-7):

EL Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo.
Luego el Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia oriente, y colocó en él al hombre que había modelado.
El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos para la vista y buenos para comer; además, el árbol de la vida en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal.
La serpiente era más astuta que las demás bestias del campo que el Señor había hecho. Y dijo a la mujer:
«¿Conque Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?».
La mujer contestó a la serpiente:
«Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; pero del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios:
“No comáis de él ni lo toquéis, de lo contrario moriréis”».
La serpiente replicó a la mujer:
«No, no moriréis; es que Dios sabe que el día en que comáis de él, se os abrirán los ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal».
Entonces la mujer se dio cuenta de que el árbol era bueno de comer, atrayente a los ojos y deseable para lograr inteligencia; así que tomó de su fruto y comió. Luego se lo dio a su marido, que también comió.
Se les abrieron los ojos a los dos y descubrieron que estaban desnudos; y entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 50,3-4.5-6a.12-13.14.17

R/. Misericordia, Señor: hemos pecado

V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.

V/. Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces. R/.

V/. Oh, Dios, crea en mi un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.

V/. Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (5,12-19):

HERMANOS:
Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron...
Pues, hasta que llegó la ley había pecado en el mundo, pero el pecado no se imputaba porque no había ley. Pese a todo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la de Adán, que era figura del que tenía que venir.
Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por el delito de uno solo murieron todos, con mayor razón la gracia de Dios y el don otorgado en virtud de un hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos.
Y tampoco hay proporción entre la gracia y el pecado de uno:
pues el juicio, a partir de uno, acabó en condena, mientras que la gracia, a partir de muchos pecados, acabó en justicia.
Si por el delito de uno solo la muerte inauguró su reinado a través de uno solo, con cuánta más razón los que reciben a raudales el don gratuito de la justificación reinarán en la vida gracias a uno solo, Jesucristo.
En resumen, lo mismo que por un solo delito resultó condena para todos, así también por un acto de justicia resultó justificación y vida para todos.
Pues, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (4,1-11):

EN aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre.
El tentador se le acercó y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes».
Pero él le contestó:
«Está escrito: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”».
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”».
Jesús le dijo:
«También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”».
De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los
reinos del mundo y su gloria, y le dijo:
«Todo esto te daré, si te postras y me adoras».
Entonces le dijo Jesús:
«Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”».
Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acercaron los ángeles y lo servían.

Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy domingo, 
1 de marzo de 2020
Fernando Torres cmf


A vueltas con las tentaciones

      Al comienzo de la Cuaresma la Iglesia siempre nos propone la misma lectura del Evangelio: el relato de las tentaciones de Jesús. Nos podría dar pie para hablar de las tentaciones y de ahí pasaríamos a hablar del pecado. Pero lo cierto es que ese evangelio se orienta hacia otro punto: las tentaciones fueron para Jesús la oportunidad para descubrir o reafirmar su propia identidad. ¿Cuál era su relación con Dios, a quien llamaba Padre-Abbá? ¿Cómo debía realizar su misión de anunciar el Reino? ¿Se debería servir del poder y de la fuerza para arrastrar a las masas a creer en él y en el Reino que anunciaba? Todas estas cuestiones son las que están en juego en el relato de las tentaciones. Todas esas cuestiones fueron cruciales para Jesús. Fue un momento clave en su vida. Comprendió que su futuro no era ser “carpintero” en Nazaret. Se dio cuenta de que su vocación era hacer presente en el mundo, en su mundo, el amor de Dios, de ese Dios que era para él Padre de Amor y Misericordia. Pero, ¿cómo? Sin duda que Jesús reflexionó muy seriamente sobre este punto. Era el sentido de su vida, su mismo futuro, lo que estaba en juego. 

      Esa reflexión, que sin duda no tuvo lugar en una noche, nos la han relatado los evangelistas en un estilo novelado, hablando de las tentaciones que sufrió Jesús. Sin duda que Jesús se planteó esas cuestiones al inicio de su vida pública. O al final de aquellos treinta años de vida escondida en Nazaret. Para él la conclusión fue clara: no se trataba de usar el poder que Dios le había conferido ni de abusar de su nombre. Aquel a quien Jesús conocía como Padre reconoce y respeta la libertad humana. El Dios de Jesús no manipula las conciencias de nadie. Quiere ser aceptado libremente como Dios y Padre de todos. A partir de ese momento la misión de Jesús estuvo caracterizada por la sencillez del anuncio, por la cercanía con todos, por el encuentro humano, lleno de misericordia y compasión, con todos los hombres y mujeres, especialmente con los que sufrían. Por eso, Jesús terminó revelando a Dios más por su estilo de vida, por su forma de comportarse que por sus discursos. Estos, los discursos, no son más que un reflejo de su vida, de su experiencia de Dios. 

      También nosotros podemos ver las tentaciones que padecemos desde esa perspectiva. Son la oportunidad para clarificarnos sobre quiénes somos, sobre el sentido de nuestra vida, sobre lo que queremos ser. Son momentos clave en los que nos encontramos en un cruce de caminos. Tenemos que tomar una decisión que marcará nuestras vidas, nuestro futuro, nuestra forma de ser. Al ser tentados nos damos cuenta de que somos libres, de que hay otras posibilidades por las que podemos optar. Es un momento en el que nos hacemos libres y dueños de nuestra vida. En nuestras manos está la decisión. Y de ella somos responsables. 



Para la reflexión

      ¿Nos hemos sentido alguna vez en esas encrucijadas en que nuestro futuro depende de nuestra decisión? ¿Somos conscientes de las consecuencias para nuestra vida de la decisión que tomamos? ¿Recurrimos a la oración para tener más luz en esos momentos?

IGLESIAS DE TIERRA SANTA DARÁN LA COMUNIÓN SOLO EN LA MANO POR TEMOR AL CORONAVIRUS


Iglesias de Tierra Santa darán la Comunión solo en la mano por temor al coronavirus
Redacción ACI Prensa
Crédito: Patriarcado Latino de Jerusalén





El administrador apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén, Mons. Pierbattista Pizzaballa, anunció que los sacerdotes en Tierra Santa deberán dar la Comunión únicamente en la mano, así como tomar otras medidas de precaución ante la rápida propagación del coronavirus.

“La amenaza del nuevo coronavirus (COVID-19) nos llevó a emitir algunas pautas de precaución, ya que el virus se propagó rápidamente a muchas áreas y países de todo el mundo”, indica Mons. Pizzaballa en un comunicado emitido el 27 de febrero, un día después del inicio de Cuaresma.

El Prelado dijo que ante la situación que se vive en su territorio y después de escuchar a las autoridades, decidieron emitir dos medidas básicas de precaución para la celebración de las Misas: “Recibir la comunión solo en las manos” y “evitar que los fieles beban del cáliz (a excepción de los celíacos)”.


Otra sugerencia, anunció el Arzobispo, es “vaciar las fuentes de agua bendita, especialmente en lugares sagrados y santuarios”.

Mons. Pizzaballa comentó que son miles de peregrinos de diferentes partes del mundo que llegan a Tierra Santa para visitar lugares sagrados e iglesias y, en algunos casos, los peregrinos también están en contacto con las iglesias y comunidades locales. 

“Durante este tiempo de Cuaresma, pedimos la misericordia del Señor, mientras oramos por todos los afectados por esta enfermedad y pedimos un descanso eterno para los que han muerto”, agregó el Prelado.

El Patriarca Latino de Jerusalén es el representante del Vaticano en las ciudades santas de Israel y los territorios palestinos, así como en Jordania y Chipre.

Entre los templos históricos en Tierra Santa se encuentra la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, la Iglesia de la Natividad de Belén y la Basílica de la Anunciación de Nazaret.


La agencia Reuters informó que Israel ya ha confirmado este viernes 28 de febrero “tres nuevos casos de coronavirus, elevando el número total de casos israelíes a seis”. 

Según el informe del 28 de febrero de la Organización Mundial de la Salud, actualmente ya son 51 los países donde se han detectado casos del nuevo coronavirus.

A nivel mundial hay más de 83 652 casos confirmados, de los cuales 78 961 se encuentran en China y donde han fallecido 2791 personas; fuera de este país hay 4691 casos confirmados con 67 fallecidos.

BIENVENIDO MARZO!!!










ESPERA Y AYUDA


Espera y ayuda




La esperanza busca lo bueno en la gente, en lugar de subrayar lo malo. La esperanza descubre lo que se puede hacer, en lugar de protestar por lo que no se puede. La esperanza obtiene su poder de una profunda confianza en Dios y en la bondad innata de la humanidad. La esperanza considera los problemas, sean grandes o pequeños, como oportunidades.

Los vivientes pasan por etapas en que los signos vitales disminuyen notablemente. Por ejemplo, muchos invertebrados, durante el invierno, entran en un estado de hibernación en que su metabolismo desciende; esto les ayuda a soportar el frío y la escasez de alimentos. Algo parecido les pasa a los vegetales en la estación fría. A nuestro alrededor, hay personas que también entran a veces en crisis especiales, en que llegan a perder signos de normalidad y vitalidad. No es justo tomar decisiones de las que podríamos arrepentirnos. Esperemos y ayudemos a que les vuelva la vida plena y exuberante en una próxima primavera del corazón. Entretanto ora y anima.

“Si no existiera la esperanza, el corazón estallaría”, suele oírse. Necesitamos cultivar sin cesar la flor de la esperanza porque ella nos alienta a superar las dificultades más graves. Los árabes dicen: “No desesperes en medio de las más sombrías aflicciones, pues de las nubes más negras cae un agua limpia y fecundante”. Mantén viva la esperanza.  



* Enviado por el P. Natalio

IMÁGENES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS















LECTURAS BÍBLICAS DE HOY SÁBADO 29 DE FEBRERO DE 2020


Lecturas de hoy Sábado después de Ceniza
Hoy, sábado, 29 de febrero de 2020



Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (58,9b-14):

ESTO dice el Señor:
«Cuando alejes de ti la opresión,
el dedo acusador y la calumnia,
cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo
y sacies al alma afligida,
brillará tu luz en las tinieblas,
tu oscuridad como el mediodía.
El Señor te guiará siempre,
hartará tu alma en tierra abrasada,
dará vigor a tus huesos.
Serás un huerto bien regado,
un manantial de aguas que no engañan.
Tu gente reconstruirá las ruinas antiguas,
volverás a levantar los cimientos de otros tiempos;
te llamarán “reparador de brechas”,
“restaurador de senderos”,
para hacer habitable el país.
Si detienes tus pasos el sábado,
para no hacer negocios en mi día santo,
y llamas al sábado “mi delicia”
y lo consagras a la gloria del Señor;
si lo honras, evitando viajes,
dejando de hacer tus negocios y de discutir tus asuntos,
entonces encontrarás tu delicia en el Señor.
Te conduciré sobre las alturas del país
y gozarás del patrimonio de Jacob, tu padre.
Ha hablado la boca del Señor».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 85,1-2.3-4.5-6

R/. Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad

V/. Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva, Dios mío, a tu siervo, que confía en ti. R/.

V/. Piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti, Señor. R/.

V/. Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,27-32):

EN aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos de Jesús:
«¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?»
Jesús les respondió:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy sábado, 29 de febrero de 2020
Pepe Lillo, cmf


Tercer día después de Ceniza:

Queridos amigos:

El mirar de Dios y el mirar de los seres humanos; el mirar desde el amor y el de los intereses más particulares y egocéntricos; el punto de mira del amor misericordioso y el del prejuicio justiciero de las apariencias.

Una mirada de Dios a cada uno que se vuelve llamada e invitación al seguimiento. Cuando se siente la “mirada de Dios” entonces se produce el milagro de vivir con un corazón sanado de prejuicio, del miedo, y de la egolatría que frecuentemente embarga a esta humanidad. Por eso el prójimo es nuestra mejor medicina, la que Dios nos da.

Te dejo con esta otra llamada por si te sirve para la cuaresma.


LA LLAMADA

Era una de esas personas
que se dicen buenas,
me gustaba alegrar la vida de los demás,
compartir con ellos la felicidad y las risas.
Pero me preguntaba a mí mismo,
¿Qué querrá Dios de mí, si ya soy bueno?
Un día, por despiste,
se me ocurrió asomarme a la ventana
de mi felicidad
y descubrí la mirada triste
del que está solo y marginado,
el llanto del niño que tiene hambre,
el dolor del enfermo,
la lucha del que no tiene trabajo,
la tristeza del que no tiene quien le ame.
....

Todos me tendían las manos,
pero yo no entendía su queja,
y les decía:
“Yo, ya soy feliz y bueno, ¿qué queréis?
Desde la ventana de mi felicidad
te preguntaba:
“Dios ¿Qué hay que hacer para seguir siendo bueno?
Y Tú respondías siempre:

¡ESCUCHA A TUS HERMANOS!,
¡ESCUCHA A TUS HERMANOS!

Miré sus manos, Señor
y oí el gemido de su voz:
“Sé, la carrera del cojo,
la vista del ciego,
la voz del que no habla.
Sé el pan del hambriento,
la fuerza del que lucha,
la alegría del triste,
llora con el desconsolado
y sonríe con el alegre ”
Y yo te pregunté:
Y ¿mi alegría, mi comodidad,mi felicidad?
Y Tú respondías siempre:

ESCUCHA A TUS HERMANOS.

Decidí dejar la ventana de felicidad.
Hice de mi tiempo, el tiempo de ellos,
de mis días, nuestra vida,
de mi sonrisa, nuestra alegría,
de mi fe, tu presencia.
Señor, hoy me presento ante Ti,
con las heridas, el hambre
y los problemas de mis hermanos,
Señor, que no me falten nunca ellos
para poder seguir siendo feliz.
Que tengas buena andadura de Cuaresma.

Pepe Lillo cmf.
lillo.jm@hotmail.com

DIEZ IDEAS DEL PADRE PÍO PARA VIVIR LA CUARESMA




Diez ideas del Padre Pío para Cuaresma


1 – En primer lugar, la necesidad de la guerra espiritual
Que nosotros siempre tengamos ante nuestros ojos el hecho de que aquí en la tierra estamos en un campo de batalla y que en el paraíso es que recibiremos la corona de la victoria; que este es un banco de pruebas y el premio será otorgado arriba; que ahora estamos en una tierra de exilio, mientras que nuestra verdadera patria es el Cielo a la que debemos aspirar continuamente.

Satanás es un león rugiente buscando a quien devorar y debemos tener esto siempre en mente durante la Cuaresma.



2 – El Rosario es el arma recomendada para la batalla
Sujetar con firmeza el Rosario. Ser agradecidos a la Virgen porque fue ella la que nos dio Jesús. Por amor a la Virgen y para merecer su amor, siempre rezar el Rosario y tan a menudo como sea posible.


3 – No tener miedo de humildad
La humildad es interminable. La pureza es poder. Imaginar la pureza y seguirla.

Estas también son armas en la batalla. La humildad y la pureza son las alas que nos llevan a Dios y nos hacen casi divinos.


4 – No hay que esperar un éxito inmediato
La vida espiritual es un viaje largo. Es el trabajo de toda una vida. Tomar un día a la vez y un paso a la vez. Si tropieza y caes, levántate de inmediato y sigue adelante. Nunca te rindas.

En la vida espiritual, debes dar un paso adelante cada día en una línea vertical, de abajo hacia arriba.


5 – Tu infelicidad no es todo y tampoco tu felicidad es todo
No permitas que tus sentimientos determinen tus pensamientos sobre si estás haciendo progreso espiritual o no.

Las normas del mundo sobre la felicidad y el “éxito” son completamente diferentes del progreso espiritual.

Mantén tus ojos fijos en Él, que es tu guía a la patria celestial, donde Él te está guiando.

¿Qué te importa si Jesús desea guiarte hacia el cielo a través del desierto o por el prado, siempre y cuando él está siempre contigo y llegues a una feliz eternidad?


6 – Apaga las pantallas para la Cuaresma 
(detén la televisión, Facebook, la computadora)
Lee buenos libros. Alimenta el alma.

Dijo el Padre Pío: No me considero demasiado exigente si te pido una vez más que establezcas una actividad de gran importancia, ir a los libros sagrados y leer tanto como sea posible. Esta lectura espiritual es necesaria para ti como el aire que respiras.


7 – Presta atención a la Misa
El Señor está presente. No se trata sólo de una “comida familiar” o una charla en la que decidamos cómo vamos a hacer del mundo un lugar mejor.

Es el umbral del cielo y el único sacrificio completo y final puesto en el momento presente, con sus beneficios aplicados a nuestras necesidades.

Renueva tu fe asistiendo a misa. Mantén tu mente enfocada en el misterio que se está desarrollando ante tus ojos.

El ojo de tu mente te transportará al Calvario y medita sobre la víctima que se ofrece a la Justicia Divina, pagando el precio por tu redención.

Si sólo supiéramos cómo Dios se refiere a este sacrificio, no arriesgaríamos nuestras vidas por no estar presentes en una sola misa.


8 – Tu disciplina durante la Cuaresma es un paso para que puedas amar adecuadamente las cosas que son eternas

Por lo tanto, no te desanimes. Haz pequeños sacrificios, pero dales de su importancia.

El que se apega a la tierra permanece unido a ella. Es por la violencia que a veces hay que salir de ella. Es mejor desprenderse un poco a la vez, en lugar de todo a la vez. Tenemos siempre que pensar en el cielo.


9 – No te desanimes, piensa que estás haciendo un buen trabajo porque Dios lo está haciendo dentro de ti

Cuando te des cuenta de esto vas a esforzarse aún más en cooperar con la voluntad de Dios y esto te llevará más lejos en el camino y con más velocidad.

Humillémonos y confesemos que si Dios no fuera nuestra armadura y escudo seríamos traspasados por todo tipo de pecados. Es por eso que tenemos que vivir en Dios, perseverando en nuestras prácticas, y aprender a servirle a nuestro costo.


10 – Debes estar totalmente comprometido con el Señor y que Él no fallará

Recuerda el pasaje de la Biblia: Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia. En todos sus caminos reconócelo y Él dirigirá tu camino.

Vamos a tratar de servir al Señor con todo nuestro corazón y voluntad. Él siempre nos dará más de lo que merecemos.

LA CUARESMA CON LA VIRGEN MARÍA


La Cuaresma con María



De la misma manera que el antiguo pueblo de Israel marchó durante cuarenta años por el desierto para poder ingresar a la Tierra Prometida, la Iglesia, Nuevo Pueblo de Dios, se prepara para vivir y celebrar la Pascua del Señor. A lo largo de cuarenta días nos vamos disponiendo para acoger cada vez más profundamente en nuestras vidas el misterio central de nuestra fe. A este tiempo especial de preparación para la Pascua lo llamamos "Cuaresma".

En efecto, la Cuaresma no es un viejo residuo de anticuadas prácticas ascéticas. Tampoco es un tiempo depresivo y triste. Se trata de un momento especial de purificación, para poder participar con mayor plenitud del misterio pascual del Señor (cf. Rm 8,17).

Tiempo de conversión

La Cuaresma es un tiempo privilegiado para intensificar el camino de la propia conversión. Este camino supone cooperar con la gracia para dar muerte al hombre viejo que actúa en nosotros. Se trata de romper con el pecado que habita en nuestros corazones, alejarnos de todo aquello que nos aparta del Plan de Dios y, por consiguiente, de nuestra felicidad y realización personal.

En efecto, la vida cristiana no es otra cosa que hacer eco en la propia existencia de aquel dinamismo bautismal, que nos selló para siempre: morir al pecado para nacer a una vida nueva en Jesús, el Hijo de María (cf. Jn 12,24). Esa es la opción del cristiano: la opción radical, coherente y comprometida, desde la propia libertad, que nos conduce al encuentro con Aquel que es Camino, Verdad y Vida (cf. Jn 14,6), encuentro que nos hace auténticamente libres y nos manifiesta la plenitud de nuestra humanidad.

Todo esto supone una verdadera renovación interior, un despojarse del hombre viejo para revestirse del Señor Jesús. En palabras de Pablo VI: "Solamente podemos llegar al reino de Cristo a través de la metanoia, es decir, de aquel íntimo cambio de todo el hombre –de su manera de pensar, juzgar y actuar– impulsados por la santidad y el amor de Dios, tal como se nos ha manifestado a nosotros este amor en Cristo y se nos ha dado plenamente en la etapa final de la historia".

Esta es la gran aventura de ser cristiano, a la cual todo hijo de María está invitado. Camino que no está libre de dificultades y tropiezos, pero que vale la pena emprender, pues sólo así el ser humano da respuesta a sus anhelos más profundos, y encuentra su propia felicidad.

Viviendo la Cuaresma

Durante este tiempo especial de purificación, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la dinámica cuaresmal. Ante todo, está la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón y, a semejanza de Santa María, se abre a la acción del Espíritu cooperando a ella con su respuesta libre y generosa (cf. Lc 1,38).

Asimismo, también debemos intensificar la escucha y meditación atenta a la Palabra de Dios, la asistencia frecuente al sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía, lo mismo que la práctica del ayuno, según las posibilidades de cada uno (cf. SC,110).

La mortificación y la renuncia en las circunstancias ordinarias de nuestra vida, también constituyen un medio concreto para vivir el espíritu de Cuaresma. No se trata tanto de crear ocasiones extraordinarias, sino más bien, de saber ofrecer aquellas circunstancias cotidianas que nos son molestas, de aceptar con humildad, gozo y alegría, los distintos contratiempos que se nos presentan a diario. De la misma manera, el renunciar a ciertas cosas legítimas nos ayuda a vivir el desapego y desprendimiento.

De entre las distintas prácticas cuaresmales que nos propone la Iglesia, la vivencia de la caridad ocupa un lugar especial. Así nos lo recuerda San León Magno: "Estos días cuaresmales nos invitan de manera apremiante al ejercicio de la caridad; si deseamos llegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés especialísimo en la adquisición de esta virtud, que contiene en sí a las demás y cubre multitud de pecados".

Esta vivencia de la caridad debemos vivirla de manera especial con aquel a quien tenemos más cerca, en el ambiente concreto en el que nos movemos. De esta manera, vamos construyendo en el otro "el bien más precioso y efectivo, que es el de la coherencia con la propia vocación cristiana" (Juan Pablo II).

María modelo y compañera

En este camino que nos prepara para acoger el misterio pascual del Señor, no puede estar ausente la Madre. María está presente durante la Cuaresma, pero lo está de manera silenciosa, oculta, sin hacerse notar, como premisa y modelo de la actitud que debemos asumir.

Durante este tiempo de Cuaresma, es el mismo Señor Jesús quien nos señala a su Madre. Él nos la propone como modelo perfecto de acogida a la Palabra de Dios. María es verdaderamente dichosa porque escucha la Palabra de Dios y la cumple (cf. Lc 11,28).

Caminemos en compañía de María la senda que nos conduce a Jesús. Ella, la primera cristiana, ciertamente es guía segura en nuestro peregrinar hacia la configuración plena con su Hijo.

EL AGUA Y LA SANGRE DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: BAUTISMO Y EUCARISTÍA


El Agua y la Sangre del Sagrado Corazón de Jesús: 
Bautismo y Eucaristía
Los primeros Padres de la Iglesia interpretan la sangre y el agua que brotó del Sagrado Corazón como símbolos de la Eucaristía y el Bautismo


Por: Brian Kranick | Fuente: Catholic Exchange // Píldoras de Fe




Fue en la Última Cena, en donde San Juan, el discípulo "a quien Jesús amaba", se reclinó sobre el Sagrado Corazón de Jesús. (Juan 13,23)

Justo unas horas más tarde, al pie de la Cruz, fue San Juan quien vio el Sagrado Corazón de Jesús siendo atravesado por una lanza. Notó que "uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua" (Juan 19:34).

Los primeros Padres de la Iglesia interpretan la sangre y el agua sacramentalmente, como símbolos de la sangre de la Eucaristía y las aguas del Bautismo.

Los sacramentos y la Iglesia surgieron de la herida del Corazón de Cristo. San Agustín establece que, así como Eva fue sacada del costado de Adán durante su "sueño profundo" (Génesis 2,21), también la Iglesia, la novia de Cristo, fue sacada del costado de Jesús en Su muerte.

Es en las aguas del Bautismo y en la sangre de la Eucaristía donde nace y se sostiene la Iglesia. La Iglesia venera apropiadamente al Sagrado Corazón de Jesús, que "Permitió ser traspasado por nuestros pecados", como el símbolo definitivo del amor divino hacia la humanidad. (CIC 2669)



Jesús: el agua que da vida
La encíclica de 1956, Haurietis Aquas, sobre la Devoción del Sagrado Corazón de Jesús, comienza con una cita del profeta Isaías, quien escribe sobre las aguas vivificantes del Mesías sufriente. Isaías declara:

"Ustedes sacarán agua con alegría de las fuentes de la salvación". (Isaías 12,3)

y además, también dice:

"¡Vengan a tomar agua, todos los sedientos, y el que no tenga dinero, venga también!". (Isaías 55,1)

Los otros profetas también, Joel , Ezequiel y Zacarías, hablan de estas aguas vivificadoras del Salvador.

Jesús mismo cita a los profetas que dicen que quien crea en Él "ríos de aguas vivas fluirán de su interior" (Juan 7,38).

¿Qué es esta agua que da vida?
Los primeros Padres de la Iglesia reconocieron el agua que fluía de su Sagrado Corazón como la gracia de los sacramentos. Es un símbolo del derramamiento del Espíritu Santo.

El agua viva es el agua sacramental del Bautismo, en la cual el Espíritu Santo nos limpia del pecado y viene a morar en nosotros. Jesús le dice a Nicodemo que debemos nacer de nuevo de "agua y espíritu", así como Él le dice a la mujer samaritana en el pozo:

"El que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la Vida eterna". (Juan 4,14)

No es una coincidencia que la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús venga en el calendario litúrgico justo después de Pentecostés, conmemorando el don del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo procede de las profundidades del Corazón de Jesús. La fiesta del Sagrado Corazón de Jesús es también el primer viernes dentro de la Octava del Corpus Christi, que celebra la presencia real del cuerpo y la sangre de Jesús en la Eucaristía. Esto es apropiado, ya que el Sagrado Corazón de Jesús es parte de su cuerpo físico.

En ese sentido, cuando recibimos la Eucaristía, recibimos el Sagrado Corazón de Jesús. (H.A. 122)

La sangre que brota del Sagrado Corazón de Jesús traspasado en el Calvario simboliza la "sangre del nuevo pacto" que Jesús ofrece en la Última Cena, en la cual participamos en cada misa.



Un Sagrado Corazón que trae paz
En el siglo XVII, la Fe estaba en tumulto, particularmente en Francia, lidiando exteriormente con la Revolución Protestante e interiormente con la herejía jansenista. El jansenismo negó la libre voluntad del hombre, defendiendo que solo aquellos predestinados por Dios recibirían la gracia santificante. Estos maestros pretendían un rigor moral, lo que provocaba que a muchas personas se les negara la Sagrada Comunión debido a sus faltas y pecados.

Fue contra el telón de fondo de esta estrecha cosmovisión, restringiendo los sacramentos de la gracia a unos pocos, que Jesús se apareció a Santa Margarita María Alacoque y dijo:

"He aquí este Corazón, que tanto amó a los hombres, que no ha escatimado nada, incluso a agotarse y consumirse a sí mismo, para dar testimonio de su amor".

Jesús muestra que Él se ofrece a sí mismo, no por unos pocos, sino por el amor de todas las personas, y desea que reciban la Sagrada Comunión con frecuencia. Pidió que se estableciera un día de fiesta en honor a Su Sagrado Corazón, y que las personas debieran ir a la Sagrada Comunión el primer viernes de cada mes, así como a la adoración de la Hora Santa.

Jesús, de hecho, renovó la vida de la Iglesia, animando los corazones de los creyentes, con esta devoción a Su Sagrado Corazón.


Promesas del Sagrado Corazón de Jesús
Jesús también hizo una serie de promesas famosas (más de las doce promesas generalmente asumidas) a Santa Margarita María con respecto a aquellos que tendrían devoción a su Sagrado Corazón.

Estas promesas incluían, entre otros, traer paz a sus familias, consolarlos en sus problemas, otorgarles todas las gracias necesarias en sus vidas, ayudarlos a ser más fervientes y perfectos en su fe, y inscribir sus nombres en Su Corazón para siempre.

En una carta de mayo de 1688, Santa Margarita María escribió acerca de "la gran promesa" que Jesús le contó. Él dijo:

"Te prometo que mi amor todopoderoso otorgará a todos los que recibirán la Comunión en los primeros viernes, durante nueve meses consecutivos, la gracia del arrepentimiento final".

Tan maravillosa como es esta promesa, debemos recordar que esto no es una garantía automática para el cielo. Deberíamos discernir cualquier superstición involucrada con esto.

Como el Padre. James Kubicki, S.J., el Director Nacional del Apostolado de la Oración, escribe:

"No es magia sino la consecuencia natural de una vida vivida en unión con el Corazón de Jesús".

No estamos llamados a la superstición, sino a la devoción.

El Sagrado Corazón de Jesús es renovación.
Nuestra devoción al Sagrado Corazón de Jesús se expresa más plenamente en nuestra devoción a la Iglesia.

La sangre y el agua de la Eucaristía y el Bautismo nos hacen nuevos. Su Espíritu mora en nosotros dándonos la vida eterna. Este es el cumplimiento de la gran profecía de Ezequiel. La escritura dice:

"Yo les daré otro corazón y pondré dentro de ellos un espíritu nuevo: arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne". (Ezequiel 11, 19)

Y así es con nosotros. Nuestros corazones son conformados y rehechos en los sacramentos del Sagrado Corazón de Jesús.

Mientras Jesús colgaba de la Cruz, él gritó: "Tengo sed". En la lente del cristianismo, la sed de Jesús es salvar almas. Podemos consolar de una manera muy real el Sagrado Corazón de Jesús y Su sed de salvar almas, a través de nuestra reparación y devoción a Su Sagrado Corazón. (Miserentissimus Redemptor, 13)

Bien entendido, el Bautismo y la Eucaristía nos transforman, que participamos de ellos, en el Cuerpo de Cristo. A través de las aguas vivificantes de Jesús, somos limpios, y por su cuerpo y sangre somos transformados.

En esto, el discípulo amado, San Juan, es nuestro ejemplo; Apoyando nuestras cabezas en el pecho de Jesús, escuchando atentamente los latidos sublimes de Su Sagrado Corazón, Él nos hace nuevas creaciones.
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