1.- Reconoce tu pobreza y tu vacío.
2.- Reconoce tu debilidad: tú solo no puedes alcanzar lo que tanto deseas.
3.- No te acomodes a tu pequeñez: lucha por crecer siempre más, estírate, transciéndete.
4.- No te distraigas, no te entretengas, vive con el alma de puntillas.
5.- Sé persona de grandes deseos: no te conformes con las migajas de la mesa de la esperanza.
6.- Grita, suplica, llora, ora. Apacionate, crece en el deseo, crece en el amor. El amor engendra deseo y el deseo enciende el amor.
7.- Paciencia y perseverancia. Todo tiene su tiempo para madurar y todo se debe preparar. No seas caprichoso ni ansioso. La esperanza aquilata y capacita.
8.- No duermas. Vigila. No dejes que tu lámpara se apague.
9.- También la fe ha de estar despierta.
10.- Atento a cualquier signo, voz y pisada. Los ojos y los oídos bien abiertos, no vaya a pasar de largo.
¿Puede nacer mi hijo en tu casa? ¿ Me abrirás la puerta? ¿Me abrirás tu corazón?