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sábado, 13 de octubre de 2018

ESTA ES LA VIDA DE MONS. OSCAR ROMERO, EL MÁRTIR QUE MURIÓ CELEBRANDO LA EUCARISTÍA


Esta es la vida de Mons. Oscar Romero, el mártir que murió celebrando la Eucaristía
Redacción ACI Prensa
Crédito: Daniel Ibáñez - ACI Prensa



Mons. Oscar A. Romero, el Arzobispo de San Salvador asesinado en 1980 mientras celebraba una Misa, será canonizado el próximo 14 de octubre por el Papa Francisco junto a otros seis beatos, entre los cuales destaca el Papa Pablo VI.

Oscar Arnulfo Romero nació en Ciudad Barrios, en el este de El Salvador, el 15 de agosto de 1917, día de la Asunción de la Virgen María.

Creció en el seno de una familia humilde. Desde pequeño era conocido por su amor a las cosas sencillas y las comunicaciones.

En una ocasión, cuando era todavía un niño, asistió a una ordenación sacerdotal que le dejó impactado, y generó en él un deseo profundo de convertirse en sacerdote. 

Ese deseo se haría realidad años más tarde, tras estudiar entre 1931 y 1937 en el Seminario Menor de San Miguel de los padres Claretianos y en el Seminario San José de la Montaña con los jesuitas.


En 1939, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, fue enviado a Roma para completar su formación en Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana. Fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942 y en agosto de 1943 regresó a El Salvador, donde lo nombraron párroco en Anamorós, en el este del país.

La Oficina de Canonización del Arzobispado de San Salvador afirma que Oscar Arnulfo fue un sacerdote caritativo y entregado, que no aceptaba obsequios que no necesitara. 

Fue elegido Secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador y luego en el Secretariado Episcopal de América Central. El 25 de abril de 1970 fue nombrado Obispo Auxiliar de San Salvador.

En esta sede empezó a acercarse a la difícil situación política del país, donde gobernaba el Ejército.

Mons. Óscar Arnulfo Romero fue nombrado Arzobispo de San Salvador por el Papa Pablo VI el 8 de febrero de 1977. Desde ese momento inició su defensa de los derechos humanos en medio de una naciente guerra civil entre la guerrilla de izquierda y el gobierno de extrema derecha.

La persecución, que incluían expulsiones y asesinatos contra sacerdotes y laicos, le llevó a enfrentarse abiertamente con la dictadura, a la que responsabilizó de las muertes. Con sus acciones obtuvo un importante prestigio a nivel internacional.

En sus homilías en la catedral y en sus frecuentes visitas a las poblaciones, Mons. Romero no se cansó de denunciar y condenar repetidamente los violentos ataques contra la Iglesia y los salvadoreños. 

Esto hizo que fuera blanco de una agobiante campaña en su contra por parte de los sectores poderosos del país, del gobierno y de las organizaciones político-militares de izquierda. En los diarios recibió calumnias, insultos y amenazas de todo tipo. Varios de sus amigos sacerdotes fueron asesinados durante ese tiempo. 

Incluso obispos y sacerdotes buscaron manchar su nombre, calumniándolo ante las autoridades de Roma. A pesar de ello, Mons. Romero recibió el apoyo del Papa Pablo VI.

Posteriormente también el Papa Juan Pablo II respaldó su posición y le animó a continuar por la senda de la justicia y la pacificación de El Salvador. 

Sin embargo, el 24 de marzo de 1980 fue asesinado por un francotirador frente al altar donde celebraba Misa.

El 3 de febrero de 2015 el Papa Francisco reconoció su martirio y fue beatificado el 25 de mayo de ese mismo año por el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, en San Salvador.

jueves, 11 de octubre de 2018

CONOCE LA AGENDA OFICIAL PARA LA CANONIZACIÓN DE MONSEÑOR ROMERO


Conoce la agenda oficial para la canonización de Monseñor Romero
Redacción ACI Prensa
 Crédito: Oficina de canonización





El próximo 14 de octubre a las 10:00 a.m. (hora de Roma), el Papa Francisco canonizará al Beato Mons. Óscar Arnulfo Romero, al Papa Pablo VI y a cinco beatos más.

Aquí puede encontrar la agenda oficial que se llevará a cabo en Roma por la canonización de Mons. Romero.


12 al 15 de octubre

Exposición multimedia: “Voz de los sin voz, te prestamos nuestra voz” ¿Cómo se informó en distintos países el asesinato de Monseñor Romero?
Exposición "Vida, pasión y muerte del profeta"
Hora: todo el día
Lugar: Sala San Pio X, Vía del Ospedale 1


13 de octubre

Ceremonia de Develación de escultura del Beato Óscar Arnulfo Romero.
Hora: 11:00 a.m.
Lugar: Giardino “El Salvador”, Viale Egeo, zona Roma EUR

Programa especial Cáritas - Vigilia de Preparación para la Canonización
Hora: 09:00 a 10:30 p.m.
Lugar: Iglesia Santa Maria in Campitelli


14 de octubre

Ceremonia de Canonización
Hora de salida: 5:00 a.m.
Lugar de salida: McDonalds, Borgo Pio
Hora de inicio: 10:00 a.m.

Coronilla a la Divina Misericordia
Hora: 3:00 p.m.
Lugar: Iglesia Espíritu Santo en Sassia


15 de octubre

Misa de acción de gracias
Hora: 9:30 a.m.
Lugar: Aula Pablo VI, Ciudad del Vaticano

Audiencia del Papa Francisco con la Delegación Salvadoreña
Hora: 12:00 a.m.
Lugar: Aula Pablo VI, Ciudad del Vaticano


Otras actividades:

- “El Camino del Seminarista Romero en Roma”

- Homenaje del Colegio Pío Latinoamericano a su alumno Óscar Arnulfo Romero, primer Santo del colegio en 160 años: miércoles 10 de octubre.

- Homenaje de Signis (Asociación Mundial de los Organismos de Comunicación Social) a su Patrono Óscar Arnulfo Romero.

domingo, 24 de mayo de 2015

MONSEÑOR ÓSCAR ROMERO YA ES BEATO, FIESTA 24 DE MARZO


La Iglesia Católica celebra: 
Mons. Óscar Arnulfo Romero ya es Beato
Por David Ramos


SAN SALVADOR, 23 May. 15 / 12:02 pm (ACI).- El Papa Francisco proclamó esta mañana Beato al Arzobispo de San Salvador, Mons. Óscar Romero, y determinó que su fiesta se celebre el 24 de marzo de cada año, día “en que nació para el cielo”.

En efecto, Mons. Romero fue asesinado por odio a la fe el 24 de marzo de 1980, en medio de una naciente guerra civil entre la guerrilla de izquierda y el gobierno dictatorial de derecha. A inicios de este año, el Papa Francisco aprobó que se proclame su martirio y se celebre la ceremonia de beatificación.

El evento comenzó a las 10:00 a.m. (hora local), ante una multitud de aproximadamente 300 mil personas, que colmaron las avenidas aledañas a la Plaza Salvador del Mundo de San Salvador.

Al inicio de la ceremonia, el actual Arzobispo de San Salvador, Mons. José Luis Escobar Alas leyó un mensaje pidiendo al Papa Francisco “que se digne a inscribir en el número de los beatos a este venerable siervo de Dios Óscar Arnulfo Romero Galdámez”.

A continuación, el postulador de la causa de Mons. Romero, Mons. Vicenzo Paglia, leyó una breve biografía del ahora Beato.

En respuesta al pedido de Mons. Escobar Alas, en una carta leída primero en latín y luego en español, el Papa Francisco señaló que “para colmar la esperanza de muchísimos fieles cristianos” en virtud de su autoridad apostólica facultó a que en adelante a Mons. Romero “se le llame Beato y se celebre su fiesta el día veinticuatro de marzo, en que nació para el cielo”.

El Santo Padre describió al ahora Beato salvadoreño como “Obispo y mártir, pastor según el corazón de Cristo, evangelizador y padre de los pobres, testigo heroico del Reino de Dios”.


miércoles, 4 de febrero de 2015

BIOGRAFÍA DE MONSEÑOR OSCAR ROMERO



Monseñor Oscar Romero
Biografía

El Papa Francisco autorizo la promulgacion del decreto de martirio de Mons. Romero


Por: . | Fuente: Oficina de la Causa de Canonizacion (www.romeroes.com)



Oscar Arnulfo Romero nació en Ciudad Barrios, departamento de San Miguel, República de El Salvador, el 15 de agosto de 1917, día de la Asunción de la Virgen María. Su familia era humilde y con un tipo modesto de vida. Desde pequeño, Oscar fue conocido por su carácter tímido y reservado, su amor a lo sencillo y su interés por las comunicaciones. A muy temprana edad sufrió una grave enfermedad que le afectó notablemente en su salud.
En el transcurso de su infancia, en ocasión de una ordenación sacerdotal a la que asistió, Oscar habló con el padre que acompañaba al recién ordenado y le manifestó sus grandes deseos de hacerse sacerdote. Su deseo se convirtió en una realidad, ingresó al Seminario Menor de San Miguel y a pesar de las desaveniencias económicas que pasaba la familia para mantenerlo en el seminario, Oscar avanzó en su idea de entregar su vida al servicio de Dios y del pueblo.
Estudió con los padres Claretianos en el Seminario Menor de San Miguel desde 1931 y posteriormente con los padres Jesuitas en el Seminario San José de la Montaña hasta 1937. En el tiempo que estalló la II Guerra Mundial, fue elegido para ir a estudiar a Roma y completar su formación sacerdotal y seguramente su elección se debió a la integridad espiritual e inteligencia académica manifestada en el seminario.
Fue ordenado sacerdote a la edad de 25 años en Roma, el 4 de abril de 1942. Continuó estudiando en Roma para completar su tesis de Teología sobre los temas de ascética y mística, pero debido a la guerra, tuvo que regresar a El Salvador y abandonar la tesis que estaba a punto de concluir.
Regresó al país en agosto de 1943. Su primera parroquia fue Anamorós en el departamento de La Unión. Pero poco tiempo después fue llamado a San Miguel donde realizó su labor pastoral durante aproximadamente veinte años.
El padre Romero era un sacerdote sumamente caritativo y entregado. No aceptaba obsequios que no necesitara para su vida personal. Ejemplo de ello fue la cómoda cama que un grupo de señoras le regaló en una ocasión, la cual regaló y continuó ocupando la sencilla cama que tenía.
Dada su amplia labor sacerdotal fue elegido Secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador y ocupó el mismo cargo en el Secretariado Episcopal de América Central.
El 25 de abril de 1970, la Iglesia lo llamó a proseguir su camino pastoral elevándolo al ministerio episcopal como Obispo Auxiliar de San Salvador, que tenía al ilustre Mons. Luis Chávez y González como Arzobispo y como Auxiliar a Mons. Arturo Rivera Damas. Con ellos compartiría su desafío pastoral y en el día de su ordenación episcopal dejaba claro el lema de toda su vida: "Sentir con la Iglesia".
Esos años como Auxiliar fueron muy difíciles para Monseñor Romero. No se adaptaba a algunas líneas pastorales que se impulsaban en la Arquidiócesis y además lo aturdía el difícil ambiente que se respiraba en la capital. También fue nombrado director del semanario Orientación, y le dio al periódico un giro notablemente clerical. Este "giro" le fue muy criticado por algunos sectores dentro de la misma Iglesia, considerándolo un "periódico sin opinión".
En El Salvador la situación de violencia avanzaba, con ello la Iglesia se edificaba en contra de esa situación de dolor, por tal motivo la persecución a la Iglesia en todos sus sentidos comenzó a cobrar vida.
Luego de muchos conflictos en la Arquidiócesis, la sede vacante de la Diócesis de Santiago de María fue su nuevo camino. El 15 de octubre de 1974 fue nombrado obispo de esa Diócesis y el 14 de diciembre tomó posesión de la misma. Monseñor Romero se hizo cargo de la Diócesis más joven de El Salvador en ese tiempo.
En junio de 1975 se produjo el suceso de "Las Tres Calles", donde un grupo de campesinos que regresaban de un acto litúrgico fue asesinado sin compasión alguna, incluso a criaturas inocentes.
El informe oficial hablaba de supuestos subversivos que estaban armados; las "armas" no eran más que las biblias que los campesinos portaban bajos sus brazos. En ese momento, los sacerdotes de la Diócesis, sobre todos los jóvenes, pidieron a Monseñor Romero que hiciera una denuncia pública sobre el hecho y que acusara a las autoridades militares del siniestro, Mons. Romero no había comprendido que detrás de las autoridades civiles y militares, detrás del mismo Presidente de la República, Arturo Armando Molina que era su amigo personal, había una estructura de terror, que eliminaba de su paso a todo lo que pareciera atentar los intereses de "la patria" que no eran más que los intereses de los sectores pudientes de la nación. Mons. Romero creía ilusamente en el Gobierno, éste era su grave error. Poco a poco comenzó a enfrentarse a la dura realidad de la injusticia social.
Los amigos ricos que tenía eran los mismos que negaban un salario justo a los campesinos; esto le empezó a incomodar, la situación de miseria estaba llegando muy lejos como para quedarse esperando a una solución de los demás. La situación se agudizó y las relaciones entre el pueblo y el gobierno se fueron agrietando.
En medio de ese ambiente de injusticia, violencia y temor, Mons. Romero fue nombrado Arzobispo de San Salvador el 3 de febrero de 1977 y tomó posesión el 22 del mismo mes, en una ceremonia muy sencilla. Tenía 59 años de edad y su nombramiento fue para muchos una gran sorpresa, el seguro candidato a la Arquidiócesis era el auxiliar por más de dieciocho años en la misma, Mons. Arturo Rivera Damas: "la lógica de Dios desconcierta a los hombres".
El 12 de marzo de 1977, se dió la triste noticia del asesinato del padre Rutilio Grande, un sacerdote amplio, consciente, activo y sobre todo comprometido con la fe de su pueblo. La muerte de un amigo duele, Rutilio fue un buen amigo para Monseñor Romero y su muerte le dolió mucho: "un mártir dió vida a otro mártir".
Su opción comenzó a dar frutos en la Arquidiócesis, el clero se unió en torno al Arzobispo, los fieles sintieron el llamado y la protección de una Iglesia que les pertenecía, la "fe" de los hombres se volvió en el arma que desafiaría las cobardes armas del terror. La situación se complicó cada vez más. Un nuevo fraude electoral impuso al general Carlos Humberto Romero para la Presidencia. Una protesta generalizada se dejó escuchar en todo el ambiente.
En el transcurso de su ministerio Arzobispal, Mons. Romero se convirtió en un implacable protector de la dignidad de los seres humanos, sobre todo de los más desposeídos; esto lo llevaba a emprender una actitud de denuncia contra la violencia, y sobre todo a enfrentar cara a cara a los regímenes del mal.
Sus homilías se convirtieron en una cita obligatoria de todo el país cada domingo. Desde el púlpito iluminaba a la luz del Evangelio los acontecimientos del país y ofrecía rayos de esperanza para cambiar esa estructura de terror.
Los primeros conflictos de Monseñor Romero surgieron a raíz de las marcadas oposiciones que su pastoral encontraba en los sectores económicamente poderosos del país y unido a ellos, toda la estructura gubernamental que alimentaba esa institucionalidad de la violencia en la sociedad salvadoreña, sumado a ello, el descontento de las nacientes organizaciones político-militares de izquierda, quienes fueron duramente criticados por Mons. Romero en varias ocasiones por sus actitudes de idolatrización y su empeño en conducir al país hacia una revolución.
A raíz de su actitud de denuncia, Mons. Romero comenzó a sufrir una campaña extremadamente agobiante contra su ministerio arzobispal, su opción pastoral y su personalidad misma, cotidianamente eran publicados en los periódicos más importante, editoriales, campos pagados, anónimos, etc., donde se insultaba, calumniaba, y más seriamente se amenazaba la integridad física de Mons. Romero. La "Iglesia Perseguida en El Salvador" se convirtió en signo de vida y martirio en el pueblo de Dios.
Este calvario que recorría la Iglesia ya había dejado rasgos en la misma, luego del asesinato del padre Rutilio Grande, se sucedieron otros asesinatos más. Fueron asesinados los sacerdotes Alfonso Navarro y su amiguito Luisito Torres, luego fue asesinado el padre Ernesto Barrera, posteriormente fue asesinado, en un centro de retiros, el padre Octavio Ortiz y cuatro jóvenes más. Por último fueron asesinados los padres Rafael Palacios y Alirio Napoleón Macias. La Iglesia sintió en carne propia el odio irascible de la violencia que se había desatado en el país.
Resultaba difícil entender en el ambiente salvadoreño que un hombre tan sencillo y tan tímido como Mons. Romero se convirtiera en un "implacable" defensor de la dignidad humana y que su imagen traspasara las fronteras nacionales por el hecho de ser: "voz de los sin voz". Muchas de los sectores poderosos y algunos obispos y sacerdotes se encargaron de manchar su nombre, incluso llegando hasta los oídos de las autoridades de Roma. Mons. Romero sufrió mucho esta situación, le dolía la indiferencia o la traición de alguna persona en contra de él. Ya a finales de 1979 Monseñor Romero sabía el inminente peligro que acechaba contra su vida y en muchas ocasiones hizo referencia de ello consciente del temor humano, pero más consciente del temor a Dios a no obedecer la voz que suplicaba interceder por aquellos que no tenían nada más que su fe en Dios: los pobres.
Uno de los hechos que comprobó el inminente peligro que acechaba sobre la vida de Mons. Romero fue el frustrado atentado dinamitero en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, en febrero de 1980, el cual hubiera acabado con la vida de Monseñor Romero y de muchos fieles que se encontraban en el recinto de dicha Basílica.
El domingo 23 de marzo de 1980 Mons. Romero pronunció su última homilía, la cual fue considerada por algunos como su sentencia de muerte debido a la dureza de su denuncia: "en nombre de Dios y de este pueblo sufrido... les pido, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, CESE LA REPRESION".
Ese 24 de marzo de 1980 Monseñor Oscar Arnulfo Romero Galdámez fue asesinado de un certero disparo, aproximadamente a las 6:25 p.m. mientras oficiaba la Eucaristía en la Capilla del Hospital La Divina Providencia, exactamente al momento de preparar la mesa para recibir el Cuerpo de Jesús. Fue enterrado el 30 de marzo y sus funerales fueron una manifestación popular de compañía, sus queridos campesinos, las viejecitas de los cantones, los obreros de la ciudad, algunas familias adineradas que también lo querían, estaban frente a la catedral para darle el último adiós, prometiéndole que nunca lo iban a olvidar. Raramente el pueblo se reúne para darle el adiós a alguien, pero él era su padre, quien los cuidaba, quien los quería, todos querían verlo por última vez.
Tres años de fructífera labor arzobispal habían terminado, pero una eternidad de fe, fortaleza y confianza en un hombre bueno como lo fue Mons. Romero habían comenzado, el símbolo de la unidad de los pobres y la defensa de la vida en medio de una situación de dolor había nacido.
En 1994 su sucesor en la archidiócesis de San Salvador, Mons Arturo Rivera y Damas, inició su proceso de beatificación. En el año 2000 la Congregación para la Doctrina de la Fe comenzó el estudio de todos los discursos de Romero. En 2005 el postulador de la causa, el obispo italiano Vincenzo Paglia, aseguró públicamente que “Romero no era un obispo revolucionario, sino un hombre de la Iglesia, del Evangelio y de los pobres”.
La mañana del 3 de febrero de 2015, S.S. el Papa Francisco recibió en audiencia al cardenal Angelo Amato S.D.B, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y autorizó a ese dicasterio a promulgar, entre otros, el decreto de martirio del Siervo de Dios Oscar Arnulfo Romero y Galdámez, arzobispo de San Salvador (El Salvador), reconociendo así, de manera oficial que su asesinato fue por odio a la fe.
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