jueves, 14 de julio de 2016

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 14 DE JULIO 2016 - MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN


Manso y humilde de corazón

Tiempo Ordinario




Mateo 11, 28-30. Tiempo Ordinario. Acercarse a Cristo es buscarlo en la oración, en los sacramentos, y en todos los momentos de nuestra vida. 



Por: Ignacio Sarre | Fuente: Catholic.net 




Del santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30
En aquel tiempo, tomó Jesús la palabra y dijo: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.

Oración introductoria
Señor, ¡gracias!, por ofrecerme tu consuelo, tu compañía, tu infinita misericordia. Te ofrezco humildemente mi corazón, mi vida entera. Ilumina mi oración porque quiero seguir el camino que me lleve a vivir en plenitud el amor.

Petición
Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.

Meditación del Papa
Jesús pide que vayamos a Él, que esta es la verdadera sabiduría, a Él que es "manso y humilde de corazón"; propone "su yugo", el camino de la sabiduría del Evangelio, que no es una doctrina que hay que aprender o una propuesta ética, sino una Persona a la que hay que seguir: Él mismo, el Hijo Unigénito en perfecta comunión con el Padre.
Queridos hermanos y hermanas, hemos gustado la riqueza de esta oración de Jesús. Que también nosotros, con el don de su Espíritu, podamos dirigirnos a Dios en la oración, con confianza de hijos, invocándolo con el nombre de Padre, Abbá.
Pero debemos tener el corazón de los pequeños, de "los pobres en espíritu", para reconocer que no somos auto-suficientes, que no podemos construir nuestra vida solos, que necesitamos de Dios, necesitamos encontrarle, escucharle y hablarle.
La oración nos abre a recibir el don de Dios, su sabiduría, que es Jesús mismo, para llevar a cabo la voluntad del Padre en nuestra vida y encontrar así reposo en las fatigas de nuestro camino. ¡Gracias!. Benedicto XVI, 7 de diciembre de 2011.

Reflexión
A veces es difícil saber qué regalar a otra persona. "¿Qué necesita?, ¿qué le gustaría?"

Un regalo pretende precisamente agradar al otro, para demostrarle afecto o gratitud.

Incluso en esto, Dios piensa en nosotros. Y nos ahorra el problema de pensar con qué regalo podemos agradarle más. En el Evangelio de hoy nos lo dice:

"Venid a mí". Esto es lo mejor. Lo que El está esperando con ilusión. Quiere tenernos cerca. Cada vez más cerca. Sentir el calor de nuestra compañía.

Acercarse a Cristo es buscarlo en la oración, en los sacramentos, y en todos los momentos de nuestra vida. Basta dirigir por un instante nuestro pensamiento a El, cuando vemos a una persona necesitada, cuando escuchamos por qué rumbos camina el mundo... y ya estamos a su lado. Además, El nos promete que así hallaremos nuestro descanso. Encontraremos alivio a nuestras preocupaciones, inquietudes y sufrimientos.

"Aprended de mí". Quien le busca con sinceridad, no se va con las manos vacías. No regresa por el mismo camino. La imagen del Señor se queda más grabada en nosotros. Y el corazón es entonces más fuerte para imitarlo en nuestra vida.

Propósito
En las dificultades que hoy se me presenten, pedir la ayuda de Dios en vez de ser autosuficiente.

Diálogo con Cristo
Encontrar descanso, es algo que todos siempre buscamos, descanso que no implica el que los problemas o el esfuerzo vayan terminar. Las cosas parece que siguen igual, pero con Cristo, se viven desde diferente perspectiva. Gracias, Señor, por ofrecerme esa paz. Para alcanzarla, te pido me des: fe, generosidad, fuerza de voluntad, confianza y, sobre todo, amor. Con estos dones y tu gracia, tendré la fuerza necesaria para vivir tu voluntad.

CORREGIR LOS ERRORES


Corregir los errores
Descubrir un error causa algo de pena, pero también alegría.


Por: Fernando Pascual | Fuente: Análisis y Actualidad 




Descubrir un error causa algo de pena, pero también alegría.

Pena, porque pensábamos que era verdadero lo que era falso, porque constatamos que estábamos engañados.

Alegría, porque resultó posible abrir los ojos al error para avanzar un poco más hacia la verdad.

Es cierto que a veces dejamos un error para caer en otro. A pesar de ello, confiamos en nuestra capacidad de superar engaños y en mejorar un poco.

Corregir los errores supone, en primer lugar, una actitud de sana inconformidad con lo que ahora suponemos como verdadero.

Gracias a esa actitud pondremos en duda esa noticia, ese número, esa aparente simpatía de quien nos declara su amistad de un modo no muy convincente...

En segundo lugar, exige tener algo de tiempo para investigar más a fondo, sobre todo en temas que tienen mayor importancia.

¿Estoy en un error cuando supongo que este político lo hará bien en el poder? ¿Puedo estudiar su programa, analizar su trayectoria, sopesar sus resultados anteriores?

En tercer lugar, corregir los errores implica tener la natural confianza de que la verdad es accesible, también en ámbitos como la medicina, la religión, la filosofía, la bioética.

Desde que el ser humano camina sobre la tierra, deseamos dejar atrás errores que pueden ser muy dañinos y conocer un poco mejor cómo son las cosas.

Es parte de esa inclinación espontánea hacia la verdad de la que hablaba Aristóteles, y de ese esfuerzo de tantos hombres y mujeres que, como Sócrates, saben cuestionarse lo que es inseguro y buscan conocer más a fondo la realidad del mundo en el que vivimos

EL MESÍAS DISFRAZADO


El Mesías disfrazado



Había una vez un monasterio en el que la piedad había decaído. No es que los monjes fueran malos, pero sí que en la casa había una especie de gran aburrimiento, que los monjes no parecían felices; nadie quería ni estimaba a nadie y eso se notaba en la vida diaria como una capa espesa de mediocridad.

Tanto, que un día el Padre prior fue a visitar a un famoso sabio con fama de santo, quien, después de oírle y reflexionar, le dijo: "La causa, hermano, es muy clara. En vuestro monasterio habéis cometido todos un gran pecado: Resulta que entre vosotros vive el Mesías camuflado, disfrazado, y ninguno de vosotros se ha dado cuenta."

El buen prior regresó preocupadísimo a su monasterio porque, por un lado, no podía dudar de la sabiduría de aquel santo, pero, por otro, no lograba imaginarse quién de entre sus compañeros podría ser ese Mesías disfrazado.

¿Acaso el maestro de coro? Imposible. Era un hombre bueno, pero era vanidoso, creído. ¿Sería el maestro de los novicios? No, no. Era también un buen monje, pero era duro, irascible. Imposible que fuera el Mesías. ¿Y el hermano portero? ¿Y el cocinero? Repasó, uno por uno, la lista de sus monjes y a todos les encontraba llenos de defectos. Claro que -se dijo a sí mismo - si el Mesías estaba disfrazado, podía estar disfrazado detrás de algunos defectos aparentes, pero ser, por dentro, el Mesías.

Al llegar a su convento, comunicó a sus monjes el diagnóstico del santo y todos sus compañeros se pusieron a pensar quién de ellos podía ser Mesías disfrazado y todos, más o menos, llegaron a las mismas conclusiones que su prior. Pero, por si acaso, comenzaron a tratar todos mejor a sus compañeros, a todos, no sea que fueran a ofender al Mesías. Y comenzaron a ver que tenían más virtudes de las que ellos sospechaban.

Y, poco a poco, el convento fue llenándose de amor, porque cada uno trataba a su vecino como si su vecino fuese Dios mismo. Y todos empezaron a ser verdaderamente felices amando y sintiéndose amados.


* Web católico de Javier

IMÁGENES DE JESÚS EUCARISTÍA






FRUTOS DE LA ADORACIÓN Y DE ADORACIÓN PERPETUA


Frutos de la adoración y de la Adoración Perpetua
Hay una necesidad renovada de permanecer largo tiempo, en conversación espiritual, en adoración silenciosa, en actitud de amor, ante Cristo presente en el Santísimo Sacramento


Por: n/a | Fuente: http://adoracionperpetua.info 




La adoración aporta ante todo llegar a la intimidad con el Señor y ahondar tal intimidad. Para ningún adorador Jesús es un extraño. La adoración permite vivir más intensamente, con mayor participación, las celebraciones eucarísticas. 

Quien adora encuentra paz, una paz desconocida para el mundo. Son muchísimos los testimonios en ese sentido. Personas que nunca pisaron una iglesia y que de pronto por alguna circunstancia o porque el Señor las atrajo entraron a la capilla de adoración y encontraron la paz para ellos desconocida, la que sólo puede dar el Señor. 

La capilla de adoración perpetua ofrece a todos una estación para detenerse en el camino frenético de la vida. Les ofrece un espacio para reflexionar y dejarse interpelar por la presencia del Dios que nos ha creado y que nos salva. 

La capilla siempre disponible es espacio de encuentro y de reposo en el camino, porque allí está Aquél que nos ofrece la paz verdadera, no como la que nos ofrece el mundo.

Resulta asombroso ver cuántas personas anónimas pasan y se detienen en la silenciosa capilla en la que el Santísimo está siempre expuesto y transcurren un tiempo considerable, inmersas en su mundo interior. Muchas veces se trata de personas que vienen de lugares muy distantes, aún de no católicos, o invitadas por amigos. Muchas entran “porque sí, por azar” y se ven atraídas por el poder invisible e irresistible del Señor.



Otro beneficio que se da donde la adoración perpetua es establecida es el  servicio de orientación espiritual y de confesiones.

La adoración eucarística en general, y la perpetua en particular, favorecen la participación del sacrificio eucarístico en la Misa en la medida en que la adoración significa permanencia con Aquel a quien se ha encontrado en la comunión sacramental. 

Mediante la adoración perpetua se descubre y promueve la unidad en torno a Jesucristo Eucaristía al volverse los adoradores conscientes de formar parte de una fraternidad eucarística, de cada uno ser un eslabón de la cadena ininterrumpida de adoración. 

Los frutos son incontables: de conversión, de salvación, de sanación de viejas heridas, de perdón, de reconciliación, nacimiento de vocaciones a la vida religiosa o al matrimonio.

Ya San Juan Pablo II en su encíclica Ecclesia de Eucharistia decía: “El culto a la Eucaristía fuera de la Misa es de inestimable valor en la vida de la Iglesia...Es bello quedarse con Él e inclinados sobre su pecho, como el discípulo predilecto, ser tocados por el amor infinito de su corazón... Hay una necesidad renovada de permanecer largo tiempo, en conversación espiritual, en adoración silenciosa, en actitud de amor, ante Cristo presente en el Santísimo Sacramento”. Y agregaba: “¡Cuántas veces, mis queridos hermanos y hermanas, he hecho esta experiencia y de ella he sacado fuerzas, consuelo, sostén!” (EE n.25). 

Hoy, más que nunca, debemos recuperar todo el respeto y el amor hacia la Eucaristía y para ello empezar con tomar conciencia del infinito bien que se nos ha dado. El Magisterio de la Iglesia insiste en –como decía el Juan Pablo II en su Carta apostólica sobre el año eucarístico 2004- recuperar el “estupor eucarístico”. La rutina de las celebraciones hace que se pierda ese estupor, ese asombro por el mayor don que Dios nos ha hecho luego de su Encarnación y consecuenta con ella y con su sacrificio redentor.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 14 DE JULIO


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Julio 14


Dice la Biblia que el creyente debe centrarse en las cosas de aquí abajo y tiene que buscar más bien las cosas de arriba.
Cosas de aquí abajo: dinero, erotismo, lujo, maldad, deseo de poder, egoísmo de toda forma en los individuos y en los grupos…
Cosas de arriba: simplicidad de vida, desinterés, don de sí, verdadero amor, alegría, paz, vivir en Dios y por Dios.

Decirse creyente y vivir “como todo el mundo”, pactar con el dinero, la injusticia, la deshonestidad, el orgullo, es mentir a Dios, es mentirse a sí mismo, a la propia conciencia y es mentir a los demás, que piensan que nosotros somos verdaderos creyentes, porque nos confesamos como tales.

Es decir, el creyente no-creyente, el creyente que no vive su fe, es peor y hace más daño a la fe que el que a sí mismo se dice no-creyente.
Por ser creyente debes manifestar al mundo, con tus palabras y con tu testimonio de vida, que Dios es amor.

“Recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que descenderá sobre ustedes y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta los confines de la tierra” (Hch 1,8). No olvides ni un solo momento que debes ser testigo de Cristo y de su Evangelio.


* P. Alfonso Milagro

SIETE COSAS QUE NO SABÍAS DE SAN CAMILO DE LELIS


7 cosas que no sabías de San Camilo de Lelis
Por Abel Camasca



 13 Jul. 16 /  (ACI).- En el marco de la fiesta de San Camilo de Lelis, que se celebra este 14 de julio, presentamos 7 cosas que no sabías de este gran santo patrono de los enfermos.

1. Su nacimiento fue considerado un milagro 

La mamá de Camilo, cuando estaba embarazada, soñó que su hijo encabezaba una pandilla en la que todos llevaban una cruz roja en el pecho. Cuando San Camilo nació, su madre se acercaba a los 60 años de edad y este hecho fue considerado como un milagro.

2. Su padre fue mercenario 

Su padre era mercenario al servicio de España o de Venecia y se llevó a Camilo de 18 años a las batallas.

3. Inició sus estudios a los 32 años

Con 32 años ingresó al Colegio Romano de los jesuitas, donde progresó rápidamente en los estudios. Fue ordenado sacerdote el 26 de mayo de 1584 en la Basílica de San Juan de Letrán.

4. Conoció a San Felipe Neri

Se dice que con el acompañamiento de San Felipe Neri trató de suavizar su carácter rudo, con los franciscanos capuchinos aprendió la humildad y el amor al sacrificio y con los jesuitas comprendió la fuerte exigencia de la vida espiritual.

5. Rezaba todos los días el Rosario

No solo rezaba el Rosario diariamente sino que animaba a que otros lo hicieran. Celebraba Misa todos los días (algo que no era costumbre en ese tiempo) y tenía una gran piedad a la Eucaristía.

6. Fue precursor de la Cruz Roja

El Santo fundó a los Siervos o Ministros de los enfermos y los envió a los campos de batalla. Es así que 250 años antes del nacimiento de la Cruz Roja Internacional, la “cruz roja” de los hábitos de los hijos de San Camilo brilló en los campos de batalla como signo de fraternidad.

7. Profetizó su muerte

Profetizó que moriría en Roma en la fiesta de San Buenaventura (14 de julio según el antiguo calendario litúrgico) y así sucedió. Su cuerpo fue embalsamado y le sacaron el corazón, el cual se encuentra en un relicario.

SAN CAMILO DE LELIS, PATRONO DE LOS ENFERMOS Y PRECURSOR DE LA CRUZ ROJA, 14 DE JULIO


Hoy 14 de julio es la  fiesta de San Camilo de Lelis, patrono de los enfermos y precursor de la Cruz Roja
Por Abel Camasca



 14 Jul. 16 / (ACI).- Hoy 14 de julio es fiesta de San Camilo de Lelis, fundador de los Siervos de los enfermos y patrono de los profesionales de la salud y hospitales. Sus religiosos se convirtieron en los enfermeros de guerra antes de que existiese la Cruz Roja.

San Camilo nació en 1350 en Italia. Formó parte del  ejército veneciano para luchar contra los turcos, pero contrajo una enfermedad en la pierna por la que sufrió toda su vida. Más adelante  ingresó como paciente y criado en el hospital de San Giacomo en Roma, pero meses después lo despidieron por ser muy revoltoso. Es así que retornó como soldado contra los turcos.

Tenía el vicio del juego de azar y cierto día perdió todo lo que poseía, incluso la camisa que llevaba puesta. En la miseria, se puso a trabajar en la construcción de un convento capuchino en Manfredonia.

Al escuchar las prédicas, poco a poco su corazón fue cambiando hasta que se reconoció como un gran pecador y se encomendó a la misericordia de Dios. Ingresó a los capuchinos, pero no pudo profesar por la  enfermedad de su pierna. Retornó al hospital de San Giacomo y se dedicó al  cuidado  de los enfermos, llegando a ser un ejemplar superintendente del hospital.

Viendo la necesidad, fundó una asociación de personas que desearan consagrarse por caridad al cuidado de los enfermos. Luego del acompañamiento de San Felipe Neri, decidió recibir las órdenes sagradas.

San Camilo decidió independizarse del Hospital San Giacomo y con dos compañeros inició la congregación de los Siervos de los enfermos. Cada día asistían a los pacientes del Hospital del Espíritu Santo, cuidándolos como si se tratara del mismo Cristo y acercándolos a los sacramentos.

Con el tiempo, el servicio de la congregación se fue ampliando y se asumió la misión de atender a los prisioneros enfermos y a los convalecientes que vivieran en casas particulares. Desde aquel entonces San Camilo envió religiosos con las tropas para que atendieran a los que cayeran heridos.

Muchos religiosos murieron en este sacrificado servicio, incluso por la peste, pero San Camilo y sus hermanos continuaron heroicamente. Tiempo después, San Gregorio XIV conformó a la Congregación de San Camilo como orden religiosa.

El Santo de los enfermos siempre padeció por su pierna, que además se le había fracturado, y tenía dos llagas dolorosas en la planta del pie. Antes de morir sufría de náuseas y casi no podía comer, pero aun así se mantenía preocupado por los necesitados.

En 1607 renunció a la dirección de su orden y partió a la Casa del Padre el 14 de julio de 1614 con 64 años de edad. León XIII lo proclamó patrono de los enfermos junto con San Juan de Dios y Pío XI lo declaró patrono de los enfermos y sus asociaciones.

BIENVENIDOS!!!


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