El apostolado... ¿una obligación?
San
Marcos nos narra que el día de la Ascensión, Jesucristo dijo a sus
discípulos: Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a todas las
criaturas (Mc 16,15).
Jesús no lo dijo solamente para los once
apóstoles que estaban ahí presentes, sino para todos los cristianos de
todas las épocas. El Señor nos envía, a cada uno de nosotros, a
evangelizar a los pueblos.
"Apóstol" significa “enviado”, así que
podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que todos los cristianos,
por haber sido enviados a predicar el Evangelio, estamos llamados a ser
apóstoles.
Tenemos la obligación de ser apóstoles desde el día de
nuestro Bautismo y reafirmamos este compromiso el día que recibimos el
Sacramento de la Confirmación. Que debemos ser apóstoles, no hay duda.
Otra cosa es si de verdad lo somos.
¿Qué es lo que debe hacer un apóstol?
Conocer
Un
apóstol, como enviado, no debe representar sus propios intereses, sino
los de Aquél quien lo envió. Como enviados de Jesucristo debemos, antes
que nada, conocer qué es lo que a Él le interesa: a través del
Evangelio, del Magisterio de la Iglesia, del Catecismo, de la oración.
Cuanto mejor conozcamos a Jesucristo y su mensaje, mejor podremos
cumplir nuestra misión.
Vivir
No
basta con conocer el Evangelio, también debemos ponerlo en práctica. Los
cristianos tenemos que proclamar el Evangelio, ante todo, viviéndolo.
El testimonio es lo que convence a los hombres y es el mejor medio para
anunciar el mensaje de Cristo.
Transmitir
Transmitir,
es la tercera misión del apóstol. Con nuestro ejemplo, con los hechos, y
por la palabra, hablando de Jesucristo, predicándole a los hombres:
enseñándoles cuán feliz puede uno ser, siendo seguidor de Cristo.
Conocer el Evangelio, vivirlo, transmitirlo, son las tres misiones del apóstol.
Si
el mundo entero todavía no es cristiano al cabo de 2000 años, no se
debe a que el cristianismo sea una religión falsa. Se debe solamente a
que no todos los cristianos hemos sabido dar testimonio de lo que
realmente somos.
¿Quieres ser un verdadero apóstol? No es
necesario que hagas tu maleta y te compres un billete de avión rumbo a
Sudáfrica. Para hablar del Evangelio no se necesita ir lejos. Debemos
lograr que Cristo llegue, a través de mí y de ti, a nuestras familias, a
nuestros ambientes de trabajo, de estudio, de entretenimiento. Y
entonces, el mundo irá volviendo su mirada insatisfecha hacia la Verdad y
se iluminará con la felicidad que sólo el Dios verdadero puede dar.
Fuente: Catholic.net
Autor: Lucrecia Rego de Planas