martes, 30 de abril de 2013

PARA REZAR ... UN CIRIO ENCENDIDO

Autor: P. Evaristo Sada LC | Fuente: la-oracion.com
Para rezar...un cirio encendido
Arroja fuera de ti las preocupaciones, aparta de ti tus inquietudes. Dedícate un rato a Dios y descansa un momento en su presencia.
 
Para rezar...un cirio encendido



Esta es mi rutina todas las mañanas al comenzar la meditación: Entro a mi habitación, cierro la puerta y las persianas, apago las luces, enciendo un cirio, lo pongo frente al crucifijo, me arrodillo o me siento, y en un ambiente de completo silencio voy a la profundidad del corazón: "Cuando ores, entra en tu alcoba, y cerrada tu puerta ora a tu Padre que está en lo secreto." Mt 6,6

Busco la calma, callo todo aquello que no me lleva al encuentro conmigo mismo y con Dios. El silencio es la frecuencia para el encuentro con Dios. Debe reinar el silencio para escuchar a Dios, sobre todo silencio en el corazón. El silencio requerido para la meditación debe ser no sólo de ruidos exteriores, también y sobre todo de los ruidos interiores que provocan la imaginación, la memoria y las emociones.

Para este momento San Anselmo escribe: "Ea, hombrecillo, deja un momento tus ocupaciones habituales; entra un instante en ti mismo, lejos del tumulto de tus pensamientos. Arroja fuera de ti las preocupaciones agobiantes; aparta de ti tus inquietudes trabajosas. Dedícate algún rato a Dios y descansa siquiera un momento en su presencia. Entra en el aposento de tu alma; excluye todo, excepto Dios y lo que pueda ayudarte para buscarle; y así, cerradas todas las puertas, ve en pos de él." (San Anselmo)

Jesús buscó siempre el silencio. El silencio del corazón de María el día de la anunciación, el silencio de la cueva de Belén, el silencio de la casita humilde en Nazaret, el silencio del desierto al comenzar la vida pública, el silencio de las noches de oración, el silencio del huerto de los olivos, el silencio de la cruz, del sábado santo y de la resurrección. Hoy está en el silencio del Sagrario y te espera en el silencio de tu corazón. Quiere que en él encuentres un silencio sonoro: la irrupción del mismo Espíritu que se hizo presente en la comunidad de los apóstoles y se posó sobre cada uno de ellos cuando estaban en oración (Hechos 1,14; 2,1)

El silencio es la puerta de acceso al corazón. El silencio y la soledad son preparación para el encuentro con Dios; el encuentro con Dios es comunión y plenitud. Primero es ausencia de interferencias, luego es el ambiente propicio para la escucha, luego la unión de corazones: un silencio fascinante, fecundo, revelador.

Veo con toda calma la llama del cirio: humilde, serena, ardiente, luminosa. Cierro los ojos y con la mirada interior, la de la fe, traigo a la memoria la llama que el Espíritu Santo encendió en lo más profundo de mi corazón el día de mi Bautismo. Esa llama que arde en lo más profundo de mi ser es la presencia de Dios vivo. "¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?" 1 Cor 3,16

"Di, pues, alma mía, di a Dios: -Busco tu rostro; Señor, anhelo ver tu rostro.- Y ahora, Señor, mi Dios, enseña a mi corazón dónde y cómo buscarte, dónde y cómo encontrarte." (San Anselmo)

El silencio ahora es atención amorosa a la presencia oculta de Dios en el corazón: "Olvido de lo creado, memoria del Creador, atención a lo interior, estarse amando al amado." (Suma de perfección, San Juan de la Cruz) Ya en la presencia de Dios, permaneces en sus brazos: "callado y tranquilo, como un niño recién amamantado en brazos de su madre." (Sal 131) Y entonces te quedas envuelto en la presencia de Aquél en quien "vivimos, nos movemos y existimos" (He 17, 28)

sábado, 27 de abril de 2013

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - 27 de abril de 2013



LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
27 de abril de 2013 

Lo más fatal que puede ocurrirle a uno es tener razón y no saber usar de ella.
Porque, al tener razón, se abroquela en ella de tal forma, que no admite ciertos derechos que tienen los demás: derecho a pensar, como ellos creen que deben pensar; derecho a defender lo que ellos juzgan como justo y verdadero; derecho a disentir de él; derecho a ver la verdad desde su punto de vista; en una palabra: derecho a pensar que ellos también tienen razón.

Y así es como surgen las riñas y discusiones acaloradas; examínate con detención y verás que la mayoría de las veces que has discutido de tal forma, que la discusión ha llegado a turbarte, ha sido porque pensabas que tú tenías razón; pero no has sabido usar rectamente de tu razón y en esto ya no tenías razón.

Pues, si haces bien en defender tu razón, no haces bien en defenderla de esa forma violenta, acre, incisiva, nada caritativa; y no es la razón la que debe mandar en tu vida, sino el amor; el amor, que ama con razón y sin ella.

Tres veces seguidas le pidió Jesús a Pedro, que le dijera si lo amaba y entonces Pedro "se entristeció de que le preguntara por tercera vez: ¿Me quieres?" y le dijo: "Señor, tú lo sabes todo; t{u sabes que te quiero"(Jn, 21, 17). No tres, sino infinitas veces debes repetirle al Señor que lo amas.

Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

EL EVANGELIO DE HOY: MUESTRANOS AL PADRE

Autor: José Fernández de Mesa | Fuente: Catholic.net
Muestranos al Padre
Juan 14, 7-14. Pascua. Tenemos a Jesús que nos llevará con el Padre, que es la revelación del rostro humano de Dios.
 
Muestranos al Padre
Del santo Evangelio según san Juan 14, 7-14


En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. Le dice Felipe: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Le dice Jesús: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.

Oración introductoria

Dios Padre, te pido por intercesión de tu Hijo Jesucristo, que me des la sabiduría y la fortaleza para dejar que el Espíritu Santo actúe en mí, para que esta oración sea un diálogo personal con tu Hijo Jesucristo, que me quiere decir lo mucho que me amas.

Petición

Señor, aumenta mi fe para vivir siempre como hijo tuyo.

Meditación del Papa

En efecto, nadie ha visto a Dios tal como es en sí mismo. Y, sin embargo, Dios no es del todo invisible para nosotros, no ha quedado fuera de nuestro alcance. Dios nos ha amado primero, dice la citada Carta de Juan, y este amor de Dios ha aparecido entre nosotros, se ha hecho visible, pues "Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él". Dios se ha hecho visible: en Jesús podemos ver al Padre. [...] El encuentro con las manifestaciones visibles del amor de Dios puede suscitar en nosotros el sentimiento de alegría, que nace de la experiencia de ser amados. Pero dicho encuentro implica también nuestra voluntad y nuestro entendimiento. El reconocimiento del Dios viviente es una vía hacia el amor, y el sí de nuestra voluntad a la suya abarca entendimiento, voluntad y sentimiento en el acto único del amor. No obstante, éste es un proceso que siempre está en camino: el amor nunca se da por "concluido" y completado; se transforma en el curso de la vida, madura y, precisamente por ello, permanece fiel a sí mismo. (Benedicto XVI, Encíclica Deus caritas est, n. 17).2011.

Reflexión

El testimonio de Jesús sobre su relación íntima y espontánea con el Padre aumenta la profundidad de la experiencia de Dios en cada uno de sus discípulos. Felipe expresa los deseos de los apóstoles: "Muéstranos al Padre y nos basta". Antes de continuar conviene señalar la fuerza del ejemplo y la palabra de quien está verdaderamente enamorado de Dios. Jesús, con el tiempo, ha dejado crecer en los apóstoles la aspiración de conocer al Padre.

La pregunta de Felipe lleva a Jesús a revelarnos su identidad profunda como Dios. No tenemos necesidad de que el Padre se manifieste. Tenemos a Jesús que está en el Padre, que es la revelación del rostro humano de Dios. No sólo nos revela el ideal, sino que nos enseña que unidos a Él haremos lo que Él hace, e incluso obras mayores. Basta pedir en su nombre y se nos concederá.

Acrecentemos y pidamos a Dios en este período pascual que aumente nuestra fe en sus misterios. Que sea ésta una época de crecimiento en nuestra vida espiritual.

Propósito

Orar para pedir la gracia de demostrar mi gratitud a Dios por su infinito amor,

Diálogo con Cristo

Gracias, Señor, porque no sólo me has hecho miembro de tu familia, sino que me permites tener una relación íntima con Jesucristo. La transformación de mi vida, en clave del amor, nunca la podré lograr sin tu gracia, sin la acción del Espíritu Santo en mi vida, por eso hoy te quiero ofrecer el propósito de orar, de orar mucho, para ser dócil a tu gracia.

QUIERO PRESENTARTE A MI AMIGO...


        "Quiero presentarte a mi Amigo"

        Mi amigo es fuerte, varonil y sociable. Se distingue en cualquier grupo y es un ejemplo perfecto de caballerosidad y bondad. Sin embargo, todo su ser reacciona con severidad ante la injusticia, la hipocresía y la irreverencia.

        Parece entender a la gente y es particularmente considerado con los pobres, los solitarios, los enfermos, los abandonados y aún con los de mala reputación. A decir verdad, parece ver algo de bueno en cada persona.

        Este amigo me ha mostrado que el amor nunca deja de ser. Su amistad es la explicación de cuanta cosa buena hay en mi vida. En verdad, es el amigo de muchas personas cuyos sentimientos hacia él son como los míos, porque sus vidas han sido transformadas por su amistad.

        Este amigo mío es tanto amado como odiado. Millones de personas rehúsan su amistad. Me pregunto por qué. ¿Podrá ser que en verdad no comprenden quién es él? Seguramente por eso los hombres lo mataron. El no había hecho ningún mal. Su única ofensa fue ser la verdad, la pureza y el amor encarnados.

        Uno siempre se siente seguro con este amigo. Se prefiere su amistad a cualquier cosa en la tierra. Se desea su aprobación por sobre toda cosa que el mundo pueda ofrecer.

        Yo le debo todo a él. El me reveló el significado de la vida. Me inspiró el deseo de ser bueno. Encendió mi alma con un noble propósito. Me da fuerzas para sobreponerme al mal. Me ha enseñado que, pase lo que pasare, puedo confiar en Dios como mi Padre Celestial.

        La tumba no lo pudo contener. El vive, habiendo conquistado la muerte. Porque venció la muerte, puede también vencer el mal. Y porque puede sobreponerse al mal, el mundo algún día será un mundo mejor, un mundo feliz.

        Este amigo mío cambiará el mundo si los hombres sólo aceptan seguir su senda de verdad y amor.

        Cuando pienso en este Amigo surge en mí el deseo de que cada persona sobre la faz de la tierra lo conozca. El no le impondrá su amistad. Pero si tú lo aceptas como tu más caro amigo, él te acompañará hasta el fin de tus días.

        El hará que tu vida sea una aventura espiritual y un compañerismo transfor- mador.

        El te hará feliz, valiente, victorioso.

        El cambiará el vacío en satisfacción, el temor en valor, la debilidad en poder, el dolor en gozo, el tumulto en paz y la muerte en vida.

        Mucho quisiera que tú conocieras a mi Amigo.


        Se llama Jesucristo.

FORJAR TU SER CON FELICIDAD


        Forjar tu ser con felicidad.

        Eres feliz cuando descubres el encanto de las cosas pequeñas. En ellas luce la verdadera grandeza. Eres feliz cuando disfrutas el ahora intensamente, no te ofuscas por el pasado ni te angustias por el porvenir.

        Eres dichoso cuando eres misericordioso, pacífico, limpio de corazón, cuando tienes hambre y sed de justicia. Eres dichos cuando te esfuerzas por ser benevolente, humilde, amigo de Dios y hermano de los hombres. La felicidad no te es esquiva al caminar en la verdad, actuar con la justicia y vivir en el amor. "El hombre, para ser feliz, no necesita riquezas ni dignidades. Lo estrictamente necesario basta para la alegría del cuerpo; la cultura desinteresada, para la satisfacción del espíritu; y el cumplimiento del deber, para la tranquilidad de la conciencia", Lacordaire.

        La felicidad la llevas contigo si eres íntegro y bondadoso. La felicidad está en servir, no en dominar, nace de compartir, no de acumular.

MARIA, LA VIRGEN TRABAJADORA

Autor: El paraíso de Nazaret | Fuente: El paraíso de Nazaret
María, la Virgen trabajadora
Las manos de María tenían la belleza que se refleja cuando han trabajado, consolado, se han tendido abiertas a los demás.
 
María, la Virgen trabajadora
Siempre que pienso en el trabajo, me viene a la mente lo que San Pablo escribió al enterarse de que había algunos por ahí que se dedicaban a hacer el vago: "el que no trabaje, que no coma". Bien dicho.

Desde que nuestros primeros padres tuvieron la desgracia de pecar, toda su parentela hemos tenido que cargar con las consecuencias. Una de ellas fue precisamente aquel: "comerás el pan con el sudor de tu frente". Todos quedamos sometidos a la ley de trabajo y la fatiga.

Pero resulta que no todos los humanos han nacido con el pecado original. Hay dos excepciones: Jesús y María. Y en justicia, ninguno de los dos tenía que haberse ganado el pan con el sudor de su frente. Sin embargo, ambos prefirieron no reclamar para sí ese privilegio. Decidieron someterse al trabajo y al cansancio que conlleva. Y vaya si trabajaron y se agotaron durante su vida...

Así es, María fue muy trabajadora. Lo atestiguan claramente sus manos. Las manos de María.

Manos de una ama de casa. La primera en levantarse y la última al acostarse. Manos de mujer a la que -como suele decirse- "le faltaban manos" para todos los quehaceres propios (y también ajenos); y a la que se le quedaba corto el día con sus 24 horas por todo lo que metía en él.

Manos repletas de tantas cosas grandes y pequeñas, muy pequeñas, de las que depende la felicidad y el bienestar de un hogar, de un barrio, de un pueblo.

María, seguramente, no tenía demasiado tiempo para andar cuidándose y arreglandose las manos. (Cuánto tiempo dedican hoy algunas mujeres a arreglarse las manos...) Cuánto tiempo gastamos nosotros en preocuparnos nada más que de nosotros mismos. Y cuántas cosas dejamos de hacer por eso. Se nos van de las manos tantas posibilidades por no haber sido capaces de mover ni un dedo...

No me apena afirmar que las manos de María no eran tan bonitas como otras. Pero sí eran mucho más bellas. Las manos de María tenían toda esa belleza que se refleja en las manos que han trabajado, que han consolado, que se han tendido abiertas a los demás sin tregua ni medida.

Las manos de María lucían toda esa belleza más espiritual que transpiran las manos de una esposa y de una madre que trabaja con ellas. Esa belleza que poseen las manos femeninas que han hecho, precisamente por trabajar, el sacrificio de parecer menos bonitas.

Sí, sin duda eran las manos de una verdadera Reina, de una auténtica Señora; que ahora se elevaban hasta acariciar al mismo Dios y, poco después, andaban entre los pucheros, la ropa sucia, o dándole a la escoba y al trapeador... Admirable contraste: de traer entre manos lo más elevado y puro (el Hijo mismo de Dios), a estar arreglando las cosas rotas, sucias y sencillas de los hombres.

Manos hechas al trabajo, al agua fría del lavandero del pueblo, a la limpieza de la casa, a lijar y mover maderas ayudando a José... Pero manos que nunca perdieron por eso su finura encantadora.

Manos, por tanto, laboriosas, aplicadas, usadas... Pero sin dejar de ser bellas, tiernas y delicadas. Que sabían también lavar y peinar y acariciar a un Niño que era Dios, su Hijo.

Manos abiertas y disponibles a las necesidades de todos; de los vecinos, de los enfermos, de los marginados de su sencilla aldea de Nazaret. Manos que tocaron muchas puertas para ofrecer ayuda, y muchas llagas para curarlas y vendarlas. Manos discretas, llenas de bondad generosa y callada. Nunca su derecha no supo lo que hacía su izquierda. Por eso esa labor en favor de los otros valía el doble, pues lo hacía oculto.

Manos por las que pasaban otras realidades además de las materiales. Por las manos de María pasaban diariamente quintales de gracias de Dios para otras almas. Manos que daban gloria a Dios en cada trabajo sencillo y humilde. Manos que siguen trabajando sin descanso y a través de las cuales nos llegan copiosas todas las gracias de Dios para cada uno de nosotros.

Y nuestras manos, las manos de sus hijos, ¿cómo están nuestras manos? ¿Las usamos, las empleamos para la gloria de Dios? "¿Nos manchamos las manos?" Es decir, ¿trabajamos, nos esforzamos, nos metemos a fondo en todo lo que tenemos que hacer cada día? ¿Nos manchamos las manos en el trabajo? ¿Nos las manchamos en los propios estudios? ¿Nos las manchamos en obras de caridad y misericordia para con los necesitados? O quizá se nos puede aplicar eso de que "tiene las manos tan limpias, que no tiene manos".

Sí, nuestras manos, que son nuestros talentos, nuestras cualidades, los denarios que Dios nos ha entregado para negociar con ellos, para ponerlos a producir para el bien y provecho de los demás. A lo mejor los tenemos sin estrenar, nuevecitos, enterrados bajo tierra, bien envueltos en un pañuelo. Pero, sin dar gloria a Dios, sin ganar méritos, sin producir fruto para nadie. Ahí están, bien sepultados, a ver si florecen por generación espontánea...

Es una lástima que muchas veces no nos parezcamos más a nuestra Madre María, la Virgen de las manos trabajadoras. Nosotros, tantas veces, en vez de "ensuciarnos las manos", nos las lavamos. Nos "lavamos las manos" ante nuestros deberes y responsabilidades personales como hombres y como cristianos. Le sacamos el bulto. Nos desentendemos. Y tristemente, lavándonos las manos, nos ensuciamos la conciencia.

Abramos los ojos a todo lo que podemos hacer en casa y fuera de ella también. No seamos fáciles en pensar que no hay tiempo para más cosas. No nos engañemos, cuando se tienen muchas cosas que meter en él, el día tiene cien bolsillos. Sólo el que se los busca los encuentra.

El trabajo digno y humano no mata, no. Lo que sí mata es la ociosidad y la pereza. El trabajo es salud y vida que se dona a los demás. Bien lo sabe María, siempre trabajadora y dispuesta a hacer más por los demás con una sonrisa envidiable. Bien lo saben tantos hombres y mujeres que minuto a minuto desgastan con alegría su vida y sus manos en un trabajo fecundo mucho más allá de las fronteras del propio egoísmo.

Qué diverso sería nuestro mundo si cada uno de nosotros fuésemos más como María, la Virgen trabajadora. Ojalá que nunca olvidemos que no podemos matar el tiempo, sin herir la eternidad. La nuestra y también la de otros...


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Marcelino de Andrés

    viernes, 26 de abril de 2013


    EL EVANGELIO DE HOY

    Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
    Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida
    Juan 14, 1-6. Pascua. Vivamos con la sencillez de quien sabe que todo lo recibe de Aquél a quien ama.
     
    Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida
    Del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6

    «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino». Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.

    Oración introductoria

    Señor, sosteniéndome con tu gracia me das la vida y, porque me amas, quieres mostrarme el camino, la verdad y el estilo de vida que me puede llevar a la felicidad. Ilumina mi oración, aparta la distracción para que pueda experimentar tu presencia y tu cercanía.

    Petición

    Jesús, quiero ser dócil a tus inspiraciones, ¡ilumíname!

    Meditación del Papa

    Supera y ayuda al hombre de hoy a superar los obstáculos del individualismo, del relativismo; no te dejes llevar por los fallos que pueden marcar a las comunidades cristianas. Esfuérzate en ver de cerca a la persona de Cristo, que ha dicho: "Yo soy el camino, la verdad y la vida".
    Avanzad confiados en el camino de la nueva evangelización, en el servicio amoroso a los pobres y en el testimonio valiente en las distintas realidades sociales. Sed conscientes de que sois portadores de un mensaje que es para cada uno de los hombres; un mensaje de fe, esperanza y caridad. Finalmente, esta invitación está dirigida a todos vosotros, queridos fieles laicos. Sabed, siempre y en todas partes, dar razón de la esperanza que está en vosotros. La Iglesia necesita vuestros dones y vuestro entusiasmo. Sabed decir "sí" a Cristo que os llama a ser sus discípulos, a ser santos. Querría recordar, otra vez, que la "santidad" no quiere decir hacer cosas extraordinarias, sino seguir todos los días la voluntad de Dios, vivir verdaderamente bien la propia vocación, con la ayuda de la oración, de la Palabra de Dios, de los Sacramentos y con el compromiso cotidiano de la coherencia. Sí, son necesarios fieles laicos fascinados con el ideal de "santidad", para construir una sociedad digna del hombre, una civilización de amor. (Benedicto XVI, 9 de mayo de 2011).

    Reflexión

    Cuando alguien ama a una persona y la ve en problemas, lo primero que le viene a la mente es: "no te preocupes, yo te ayudaré" ¿Cuánta alegría siente el corazón, al escuchar estas palabras? Mucha paz da que el hombre sienta el apoyo de aquel que ama, además porque se nos presenta como una ayuda querida.

    Esto es lo mismo que Cristo ha visto en sus discípulos. "No se turbe vuestro corazón", les ha dicho y continúa a decírnoslo cada día. Él es la Paz, la Bondad, la Felicidad. Él nos dará los consuelos necesarios en los momentos de mayores dificultades en nuestra vida.

    Cristo quiere que le pidamos la gracia de la paz del alma, de la tranquilidad de la vida, de la sencillez con la que viven los niños, despreocupados de todo, metidos sólo en lo que están haciendo en ese momento. Las dificultades se presentarán, pero si tenemos a Cristo, que es la Paz, será más fácil sobrellevarlas.

    Vivamos con la sencillez de quien sabe que todo lo recibe de Aquél a quien ama, y le cuida en todo momento.

    Diálogo con Cristo

    No soy católico por seguir unos mandamientos o creer en una doctrina, sino por seguir a una persona, que me ama. Jesús, quiero ocupar esa habitación que con tanto amor has preparado para mí. No permitas que sea indiferente a esta maravillosa verdad. Ayúdame a permanecer siempre cerca de Ti, por la frescura y la delicadeza de la vida de gracia, por los momentos de oración y por la fidelidad a las inspiraciones del Espíritu Santo.

    Propósito

    Ayunar de pesimismo para crecer en la esperanza de que, con Cristo, puedo ser santo.

    BRILLA CON TU PROPIA LUZ

    Brilla con tu propia luz

    Cierto día una luciérnaga paseaba de lo más tranquila por el bosque, cuando de repente una serpiente se la quiso devorar.
    La luciérnaga empezó a volar lo mas rápido que podía y la serpiente la seguía y la seguía, aquí, allá y en todas partes.
    Cada vez que la luciérnaga intentaba alzar nuevamente el vuelo la serpiente aparecía de la nada, como si día y noche vigilara a la pobre luciérnaga.

    Y así pasaron los días hasta que la luciérnaga cansada de ser perseguida se detuvo y le dijo a la serpiente:
    -Esta bien señora serpiente, usted gana. Pero antes de ser comida por usted, quisiera saber porque me quiere devorar si yo no pertenezco a su cadena alimenticia, mucho menos recuerdo haber hecho algo que la molestara.
    Entonces la serpiente visiblemente enojada le dijo: -Es verdad tu nunca me haz hecho nada y mucho menos me sabrías a nada en la boca, pero me molesta mucho que tengas luz propia, me enoja verte brillar.

    -Así como la luciérnaga de este cuento muchos tenemos luz propia y día a día nos dejamos vencer por quienes creemos que son más fuertes que nosotros.
    ¡ No seas como la luciérnaga que dejó apagar su luz solo porque a otros no les gusta verte brillar, pero tampoco seas como la serpiente que te moleste ver como otros triunfan por su brillo, mejor descubre tu propia LUZ…


     No es necesario apagar la luz de los demás, para poder brillar.
    ¡Brilla con tu propia luz!
    Si brillas con tu propia luz sin intentar apagar las otras que ves brillar  y te unes a ellas, estarás contribuyendo a iluminar a todos los que tienes a tu alrededor.

    ROMPECABEZAS DEL MUNDO

     Rompecabezas del mundo  

    Un científico, preocupado por los problemas que afligían al mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para eliminarlos. Se pasaba días y días en su laboratorio, en busca de respuestas para sus dudas.
    Cierto día, su hijo de siete años invadió su santuario, decidido a ayudarlo en su trabajo.

    El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado. Viendo que era imposible echarlo de allí, el padre pensó en algo que pudiera darle para distraer su atención.
    De pronto, encontró una revista en la que había un mapa del mundo, justamente lo que precisaba. Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y, junto con un rollo de cinta, se lo entregó a su hijo diciéndole:
    –Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo roto en pedazos, para que lo repares sin ayuda de nadie.
    El científico calculó que al pequeño le llevaría al menos diez días componer el mapa. Pero no fue así.
    Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que le llamaba serenamente:
    –Papá, papá, ¡ya lo hice todo!; ¡conseguí terminarlo!
    Al principio, el científico no creyó a su hijo. Pensó que era imposible que, a su edad, hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, levantó la vista de sus anotaciones, con la certeza de que no vería terminado el trabajo, impropio de un niño de su edad.

    Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en su debido lugar. ¿Cómo era posible?¿Cómo había sido el niño capaz? Así que el padre preguntó con asombro a su hijo:
    –Hijo, tú no sabías cómo era el mundo... ¿Cómo lo lograste?
    –Papá –respondió el niño–, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo vi que por el otro lado se veía la figura de un hombre. Así que di la vuelta a los pedazos de papel, construí de nuevo al hombre... y vi que había arreglado el mundo. 

    EL TEJIDO DE LA VIDA

    Autor: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net
    El tejido de la vida
    El hilo negro de las tristezas se cruza con el hilo blanco de las alegrías. A veces quisiéramos controlarlos, pero nos superan.
     
    El tejido de la vida


    La marcha de la vida nos llena de acontecimientos. Hay momentos en los que todo parece ir mal. Un accidente, una muerte extraña de un familiar, el inicio de un juicio, problemas y discusiones por parte de la herencia, una calumnia lanzada al vuelo por quien antes parecía un amigo, tal vez un secuestro o un crimen. Se asoman, detrás de cualquier esquina, peligros y amenazas, enfermedades y accidentes. Nadie puede sentirse seguro: ni los jóvenes ni los ancianos, ni los "buenos" ni los "malos", ni los ricos ni los pobres.

    A la vez, se suceden momentos de alegría, de éxito, de conquista. Unos esposos ven nacer a un hijo después de años de espera. Un joven deja el vicio de la droga para cuidar su salud y dedicar el dinero a ayudar a los pobres. Una chica consigue un trabajo después de llamar a muchas puertas y superar negativas y cansancios. Un anciano recibe la carta de un hijo que vive lejos y le avisa que acaba de rehacer su matrimonio.

    A través de todos los acontecimientos, buenos o malos, se escribe una sinfonía que no acabamos de escuchar del todo, que comprendemos de modo parcial e incompleto. Nos ocurre como al violinista que, en medio de la orquesta, se preocupa sólo de su parte en la partitura; se concentra en que su violín encaje en el conjunto con más o menos armonía (aunque a veces se escape alguna nota discordante).

    Cada acontecimiento entra a formar parte de la sinfonía de la vida. O en la composición de un vestido muy complejo. El hilo negro de las tristezas se cruza con el hilo blanco de las alegrías. A veces no nos damos cuenta de que una alegría fue posible gracias a un sacrificio o una renuncia. Esa enfermedad nos hizo más bondadosos y atentos a los otros. Aquella muerte que no comprendimos apartó a un amigo de un posible pecado grave. Esa herida de un soldado permitió el encuentro con una enfermera y el inicio de una familia fecunda, llena de esperanzas.

    Los dos hilos siguen su trabajo. A veces quisiéramos controlarlos, pero nos superan. Un tejedor divino lleva la trama. Quizá al final, cuando crucemos la frontera de la muerte, comprenderemos el lugar de cada cosa, veremos que el bien fue la última palabra, que tantos males eran sólo pruebas e invitaciones a caminar con humildad, confianza y amor hacia un encuentro definitivo, hacia la casa donde un Padre bueno nos espera con los brazos abiertos.

    Comprenderemos que los dos hilos estaban tan unidos que la alegría de la Pascua no era posible sin pasar antes por el caliz de la Cruz...

  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Fernando Pascual LC

    LOS CINCO MINUTOS DE DIOS 26 de abril de 2013

    LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
    26 de abril de 2013

    Es todo un arte el saber callar: cuando, donde y como se debe callar.
    Ese arte no lo enseña ni la ciencia, ni la reflexión, sino la propia vida.
    Más te arrepentirás de hablar que de callar; aunque a veces será una verdadera obligación el que hables y callar entonces será para ti vergonzoso.
    Calla cuando debes callar; jamás hables cuando no debas hablar o cuando no sea prudente que hables; espera el momento oportuno, para que entonces tu palabra sea beneficiosa; mientras tanto conserva tu silencio.
    Calla cuando te halles nervioso, apasionado, no dueño de tí mismo, muy irritado o indignado; no es el momento, no es la circunstancia propicia para que hables; en esos casos el silencio es la única actitud que puedes tomar; si hablas, te arrepentirás tarde o temprano; ¿para qué hacer algo de lo que luego deberás arrepentirte?
    Calla, pero que tu silencio no sea hostil, sino amable; que calle tu boca, pero que tu rostro hable con la sonrisa de la bondad y de la comprensión.

    "Todo tiene su momento y cada cosa su tiempo bajo el cielo... su tiempo el callar y su tiempo el hablar” (Eccle, 3, 1-7). Trastrocar los tiempos no es prudente y a nada positivo conduce.

    Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

    jueves, 25 de abril de 2013

    LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - 25 de abril de 2013


    LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
     25 de abril de 2013 

    No hay cosa que Cristo nos recomiende tanto en su Evangelio como la unión entre todos los cristianos; es que el mundo necesita del testimonio de unidad, que nosotros los cristianos debemos darle, a fin de llegar a conseguir que todos los hombres caigan en la cuenta de que son hermanos Y en consecuencia, se tengan como hermanos, se respeten como hermanos, se ayuden como hermanos.
    Que el hombre deje de mirar al semejante como un enemigo, o, al menos, como un rival que pugna por apoderarse de la parte de felicidad que a él le corresponde.
    Que se convenza el hombre de que él no podrá ser verdaderamente feliz, sino en cuanto contribuya a que los demás también lo sean. "Estad siempre unidos en unos mismos sentimientos y deseos"; si esta recomendación de la Biblia fuera cumplida y vivida por todos los hombres, la tierra sería un cielo y las relaciones humanas producirían la felicidad para todos los hombres.
    "No habléis mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de un hermano o juzga a su hermano, habla mal de la Ley y juzga a la Ley; y si juzgas a la Ley, ya no eres un cumplidor de la Ley, sino un juez" (Sant, 4, 11). No hablar nunca mal de nadie: debe ser el tema de nuestra frecuente reflexión y examen.

    Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

    EL EVANGELIO DE HOY - 25 ABRIL 2013

    Autor: Noé Patiño | Fuente: Catholic.net
    Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio
    Marcos 16, 15-20. Fiesta San Marcos, evangelista. No esperemos más, convirtámonos en esos apóstoles resucitados.
     
    Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio
    Del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20

    En aquel tiempo se apareció Jesús y les dijo: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien. Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.

    Oración introductoria

    Señor, me llamas a dedicarme a predicar tu Evangelio. ¡Qué privilegio el poder contribuir en la extensión de tu Reino! Para lograrlo, necesito aumentar mi fe y mi caridad, por ello te pido que esta oración sea el medio para fortalecer mi convicción de ser un auténtico discípulo y misionero de tu amor.

    Petición

    Ayúdame, Señor, a saber corresponder, con mi amor y servicio a los demás, el don de tu redención.

    Meditación del Papa

    El mensaje que Cristo resucitado confió a los Apóstoles se extendió con rapidez por todo el Medio Oriente, y desde allí por el mundo entero. Queridos hermanos y hermanas en Cristo, como ellos hicieron, también nosotros estamos llamados hoy a tener un sólo corazón y una sola alma, a profundizar en nuestra comunión con el Señor y con los demás, y a dar testimonio de Él ante el mundo.
    Estamos llamados a superar nuestras diferencias, a poner paz y reconciliación donde exista un conflicto, a ofrecer al mundo un mensaje de esperanza. Estamos llamados a tender una mano a quien lo necesite, a compartir con generosidad nuestros bienes materiales con los más desafortunados. Estamos llamados a proclamar de manera incansable la muerte y la resurrección del Señor, hasta que Él vuelva. Por Cristo, con Él y en Él, en la unidad que es el don del Espíritu Santo a la Iglesia, demos honor y gloria a Dios nuestro Padre del cielo, en compañía de todos los ángeles y santos que cantan su alabanza por los siglos. Amén. (Benedicto XVI, 6 de junio de 2010).

    Reflexión

    Nos encontramos en el Monte de los Olivos, en el mismo lugar donde cuarenta días antes, Jesús era entregado por uno de sus discípulos y donde todos los demás le abandonaron. Pero las cosas han cambiado y ya no son los mismos apóstoles de antes, la Resurrección los ha cambiado. Y Jesús se da cuenta de esto, por eso, les da una nueva misión: predicar el evangelio a todos los hombres, suscitar la fe, transmitir la salvación mediante el bautismo: he aquí la misión de los apóstoles después de la Resurrección. Y nosotros católicos somos hoy en día esos apóstoles resucitados.

    Es verdad que en nuestras vidas hemos abandonado a Cristo muchas veces, pero eso a Jesús no le importa. Él nos llama a predicar el evangelio con un ardor de caridad que nos oblige a transmitir a los demás la verdad que hemos encontrado; nos dará la fuerza para ser tanto de palabra como de obra un ferviente testimonio del evangelio. Ahora bien, ¿qué nos diferencia a nosotros de los apóstoles? Tenemos la misma fe, la misma caridad, la misma doctrina, el mismo Dios... Pero nos falta su amor apasionado a Cristo, que les llevó a considerar todo basura y estiércol comparado con Cristo.

    Hoy es un día de conversión. No esperemos más, convirtámonos en esos apóstoles resucitados y pidamos esa fe y ese amor que nos convierta también a nosotros en luz y fuego en medio de la oscuridad del mundo.

    Propósito

    Proclamar el Evangelio con mi testimonio y ayudando a los demás.

    Diálogo con Cristo

    Señor Jesús, para poder evangelizar necesito tenerte en el centro de mi vida. Y eso, ¿qué implica? Tenerte presente a lo largo de todo el día, en mis diversas actividades, para llegar a ser una persona de oración y de acción, que podrá presentar la belleza de tu amor con naturalidad y alegría, con astucia y constancia, de modo que, sobre todo mi testimonio, sea una ayuda para que otros quieran conocerte, amarte y seguirte.

    MI AMISTAD ES TUYA PARA SIEMPRE



            Mi amistad es tuya para siempre

            Autor: M. Maxine Largman

            Con algunos verdaderos amigos
            se puede hablar de cualquier cosa,
            se está tan a gusto uno con el otro,
            dos almas que se susurran y mantienen la fe cuando
            el camino tiene espinas...

            Cuando tienes amigos como éstos
            no importa por cuánto tiempo los conociste
            pues ya sabes que siempre te comprenderán
            no importa la distancia, pues la amistad verdadera
            no tiene frontera.

            Si el tiempo o la distancia
            hubieran de separarnos
            hoy, mañana, o en los días venideros
            nuestra amistad perdurará
            en lo más profundo de mi conciencia,
            de mi corazón, y de mi alma.

    ORACION PARA APRENDER A AMAR

    ORACION PARA APRENDER A AMAR

    Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;
    Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;
    Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
    Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;
    Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
    Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
    Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
    Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien; Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
    Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;
    Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;
    Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.

    Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;
    Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.

    -Madre Teresa de Calcuta M.C.

    ORACIÓN POR LOS SACERDOTES


    ORACIÓN POR LOS SACERDOTES

    "Señor Jesús, Pastor Supremo del rebaño,
    te rogamos que por el inmenso amor y misericordia
    de Tu Sagrado Corazón,
    atiendas todas las necesidades de tus sacerdotes.
    Te pedimos que retomes en Tu Corazón
    todos aquellos sacerdotes que se han alejado de tu camino,
    que enciendas de nuevo el deseo de santidad
    en los corazones de aquellos sacerdotes
    que han caído en la tibieza,
    y que continúes otorgando a tus sacerdotes fervientes
    el deseo de una mayor santidad.
    Unidos a tu Corazón y el Corazón de María,
    te pedimos que envíes esta petición a Tu Padre celestial
    en la unidad del Espíritu Santo. Amén."

    miércoles, 24 de abril de 2013

    LOS CINCO MINUTOS DE DIOS 24 de abril de 2013


    LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
    24 de abril de 2013 

    Sería desastroso confundir "comunión" con "comunismo". El comunismo hace camaradas; la política podrá llegar a agrupar compañeros; solamente la comunión humana es la que hace verdaderos hermanos; y solamente la comunión con Cristo y en Cristo es la que vuelve a esos hermanos en hermanos en Cristo, auténticos cristianos.
    La comunión supone una unión de ideales, de sentimientos, de mentalidad, de meta final; la comunión es obra del entendimiento; pero es sobre todo el corazón el que se encarga de unir mentes, ideales, metas y sentimientos.
    Comunión, común-unión, unión de todos en un solo fin, como estamos unidos en un mismo Bautismo, en una misma fe, en un mismo Señor y Padre celestial; es Dios el único que es capaz de unir de esa forma tan íntima a los hombres.
    Por eso, cuando los hombres pretenden unirse entre sí, prescindiendo de Dios, llegar n al comunismo, al compañerismo, a lo sumo a la unión humana, pero nunca a la verdadera fraternidad evangélica.

    "No os olvidéis de hacer el bien, de ayudaros mutuamente; ésos son los sacrificios que agradan a Dios" (Heb, 13, 16). Si, pues, deseo agradar al Señor, ya tengo señalada la norma de mi conducta: ayudar a los demás y ofrecer el sacrificio en común con mis hermanos; la oración en común.

    Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

    ESCUCHABA CON LOS OJOS


    Autor: P. Eusebio Gómez Navarro | Fuente: Catholic.net
    Escuchaba con los ojos
    Dios se revela en la Palabra que necesita ser escuchada, para que nazca la fe y se dé el cambio en la persona.



    Escuchaba con los ojos
    Había oído la expresión hablar con los ojos, pero nunca había visto escuchar con los ojos, si se puede decir así. Y es cierto; lo vi en una misa, en directo, en la catedral de san Agustín.

    El P. Rene Robert hablaba a los sordomudos en su lenguaje. Cuando él callaba, Maureen Ann Longo traducía a los presentes. Johnny Mayoral, que hacía de monaguillo, tenía una traductora para él sólo. Al presenciar esta maravilla de comunicación pensé que Dios habla a cada uno acomodándose a nuestro lenguaje.  

    El Señor se complace en aquellos que escuchan su palabra y los colma de bendiciones (Gn 22,17), da vida al alma (Is 55,1-3) y establece su morada en medio de su pueblo (Lv 26,12). Escuchar a Dios es la fuente de la felicidad y de la vida. Hemos de escuchar a Dios en el momento presente y llevar lo que se escucha a la vida.

    Dios nos escucha en silencio y propone el mismo método para escucharle. "Dios es la Palabra y, al mismo tiempo, el gran Oyente, que acoge nuestras palabras dispersas, despeinadas, inquietas, y les va restituyendo su profundidad. Quien se ha ejercitado en oír y escuchar el Silencio es capaz de entender lo que no es dicho", dice Melloni.

    Dios habla, se revela, pero hace falta que alguien recoja su palabra lanzada. Dios se revela en la Palabra que necesita ser escuchada, para que nazca la fe y se dé el cambio en la persona. La fe nace de la escucha.

    El Señor constantemente suplica a su pueblo que le escuche: "Escucha, Israel" (Dt 6,4). "Escuchad mi voz y yo seré vuestro Dios" (Jr 7,23). "Éste es mi hijo muy amado... Escuchadlo" (Mc 9,7). La escucha es la condición primera y fundamental para el amor de Dios, y es este amor a Dios el mejor fruto que se puede conseguir. Todo el afán de la Sabiduría será llevar al creyente a la escucha.

    Escuchar supone abandonarse en fe, esperanza y amor, tener la misma actitud de Abraham, Samuel y María. La escucha requiere confianza en los interlocutores.

    Quien es de Dios escucha a Dios (Jn 8,47) y ha de escuchar al pobre, al huérfano y al necesitado (St 5,4). Escuchar la voz del Señor es no endurecer el corazón (Hb 3,7). Quien escucha al Señor encontrará vida en su alma (Is 55,2-3). Todo el que es de Dios escucha sus palabras (Jn 8,47) y las pone en práctica (Mt 7,26). Todo el que pertenece a la verdad escucha su voz (Jn 18,37).

    Dios me habla hoy, a mí, en este mismo momento. Él quiere dialogar conmigo. Me ofrece su vida y su amistad.

    Quien quiera tener vida deberá alimentarse de todo lo que sale de la boca de Dios, tendrá que escucharlo "hoy" y grabarlo en el corazón.
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