Brilla con tu propia luz
Cierto día una luciérnaga paseaba de lo más tranquila por el bosque, cuando de repente una serpiente se la quiso devorar.
La luciérnaga empezó a volar lo mas rápido que podía y la serpiente la seguía y la seguía, aquí, allá y en todas partes.
Cada vez que la luciérnaga intentaba alzar nuevamente el vuelo la serpiente aparecía de la nada, como si día y noche vigilara a la pobre luciérnaga.
Cierto día una luciérnaga paseaba de lo más tranquila por el bosque, cuando de repente una serpiente se la quiso devorar.
La luciérnaga empezó a volar lo mas rápido que podía y la serpiente la seguía y la seguía, aquí, allá y en todas partes.
Cada vez que la luciérnaga intentaba alzar nuevamente el vuelo la serpiente aparecía de la nada, como si día y noche vigilara a la pobre luciérnaga.
Y así pasaron los días hasta que la luciérnaga cansada de ser perseguida se detuvo y le dijo a la serpiente:
-Esta bien señora serpiente, usted gana. Pero antes de ser comida por usted, quisiera saber porque me quiere devorar si yo no pertenezco a su cadena alimenticia, mucho menos recuerdo haber hecho algo que la molestara.
Entonces la serpiente visiblemente enojada le dijo: -Es verdad tu nunca me haz hecho nada y mucho menos me sabrías a nada en la boca, pero me molesta mucho que tengas luz propia, me enoja verte brillar.
-Así como la luciérnaga de este cuento muchos tenemos luz propia y día a día nos dejamos vencer por quienes creemos que son más fuertes que nosotros.
¡ No seas como la luciérnaga que dejó apagar su luz solo porque a otros no les gusta verte brillar, pero tampoco seas como la serpiente que te moleste ver como otros triunfan por su brillo, mejor descubre tu propia LUZ…
No es necesario apagar la luz de los demás, para poder brillar.
¡Brilla con tu propia luz!
Si brillas con tu propia luz sin intentar apagar las otras que ves brillar y te unes a ellas, estarás contribuyendo a iluminar a todos los que tienes a tu alrededor.
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