QUÉDATE, SEÑOR, CONMIGO...
Señor, quédate conmigo durante este día, y guía mis pensamientos y deseos, mis acciones y proyectos. Guía mis pasos para que caminen ligeros al encuentro del cansado y desanimado. Guía mis manos para que acompañen al que ha perdido el camino. Abre mis brazos, para que yo pueda abrazar al que se siente solo y sin esperanza. Ilumina mis ojos y haz mis oídos atentos al clamor de mis hermanos. Regálame un corazón tierno, capaz de amar sin distinción.
Padre nuestro, pongo en tu protección mi descanso y el de todos mis seres queridos. Pongo en tus manos nuestra tierra, nuestra ciudad, nuestro mundo tan golpeado por la violencia, las guerras, las injusticias... Ilumina, señor, la mente y el corazón de los poderosos de la tierra.
Que yo siempre pueda, con tu gracia, abrir las manos para compartir lo que soy y lo que tengo y con tu ayuda pueda ver despuntar el alba de un mundo nuevo.
Gracias, Señor. Amén.
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