miércoles, 12 de septiembre de 2018

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 5


FRENTE AL SEMAFORO
Semáforo 05
LA HORA DE LA LLAMADA  


 “Desde niño, aun antes de conocer la oro 05   Eucaristía, nos han enseñado la devoción a María: dichosos nosotros que hemos tenido tan buena educación.” (San José Marello)  





 Un día, Vincenzo, el papá de José ofreció al hijo un viaje hasta Savona, al mar. Para aquellos tiempos era sin duda una aventura estupenda para un muchacho. En fin, claro era un premio por la conducta de José, pero para el papá tenía otra finalidad también prepararlo a la vocación de comerciante.   Savona era el puerto principal del reino del Piamonte. 

Todo salió espléndidamente, muy divertido. El papá puso empeño en hacerle conocer a José y admirar el gran movimiento del puerto.   No se sabe cómo se vino a la mente la idea de llevar a José al santuario de la misericordia, a unos ocho kilómetros de la ciudad. Para José fue un gesto claro de la Providencia.   Cuando se puso de rodillas delante de la imagen de la Virgen y miró, sintió que lo llamaba a tomar una decisión: ¡seré sacerdote!  

 La virgen le estaba apremiando y él aceptó. A José no le eran desconocidos los proyectos de papa sobre él. Tendría que luchar contra esos proyectos. Pero el permanecería fiel a la llamada aceptaba la lucha para poder seguir su vacación. Detrás de él rezaba también el padre, y por cierto con otras aspiraciones y pedidos. No podía imaginar que la virgen se había puesto de acuerdo con José en otra dirección.   

Sucede muchas veces que los padres programan el porvenir de los hijos, como a ellos les gusta, si tener en cuenta lo que decidirán los hijos. Así se ponen contra el destino delos hijos. Tal fue el caso de José Marello.  


ASÍ COMENZÓ


Así comenzó




Teníamos que estar para una celebración en la Catedral. Había ido con un algo de tiempo y, para ocuparlo, decidí sentarme en un banco de la plaza a tomar unos mates. Desde allí miraba el movimiento en el templo para saber cuándo debía acercarme.

Estaba en eso cuando se me acerca un cuida coches y se sienta en el mismo banco en el que me encontraba. Casi sin darme cuenta me encontré conversando con él. No nos conocíamos pero los temas fueron dándose con naturalidad.

En un momento me miró y sacó de debajo de su gastada campera una botellita con vino y tomó, rápidamente, un trago. Le manifesté que, por mí, podía tomar tranquilamente. Se sonrió y continuamos conversando.

Recuerdo habló de su estadía en la cárcel y me dio una serie de nombres de los que habían sido sus compañeros de prisión. Uno de esos nombres llamó mi atención puesto era el mismo de una persona que conocía, al igual que su familia, del barrio de Montevideo, donde había estado. La conversación se centró en esa persona hasta que debí irme a cumplir con lo que me había convocado a aquel lugar.

En otras oportunidades iba a sentarme en algún banco de la plaza y él se acercaba a conversar. “Así que es cura porque el otro día lo vi vestido como los otros” así me recibió en el segundo encuentro.

En uno de esos posteriores encuentros llamó a otro cuida coches. Éramos tres en animada charla entre mates de mi parte y tragos de vino de ellos. Esos encuentros me permitieron descubrir una realidad totalmente desconocida para mí. Me dije de la necesidad de realizar lo mismo en la otra plaza donde, también, reconocía algún cuida coches. Supuse que si ello significaba un descubrimiento para mí también podía serlo para los diversos integrantes de la comunidad.

En las Eucaristías solía compartirles historias o anécdotas que escuchaba de ellos. Les hablada de ellos con el asombro de quien descubre un mundo totalmente nuevo y deslumbrante. Era un mundo donde se encontraba la pobreza y la miseria, el abandono y los sin sabores de la vida, el alcohol y la soledad.

Un día, al finalizar una Eucaristía, me disponía a cerrar el portón de ingreso al templo cuando una de las participantes volvió hacia donde me encontraba. “¿No podríamos hacer un almuerzo con tus amiguitos?”

No necesité preguntarle por quienes eran “tus amiguitos” ya que muy en claro lo tenía. Le dije que al día siguiente lo podíamos conversar en la misa y eso hicimos. Manifesté mi disposición a invitarles siempre y cuando nosotros compartiésemos la mesa con ellos.

Cuando salí a invitar todos aceptaron menos aquel primero que no pude encontrar por ningún lado. Me había manifestado que un primo se lo quería llevar para el campo. Nunca más le he visto ni he sabido de él.

Muchas veces lo recuerdo puesto ha sido él quien me abrió la puerta a un mundo desconocido para mí. En oportunidades me he dicho que nunca existió sino que fue un alguien puesto por Dios para hacerme encontrar con una realidad que, pese a los años, continúa asombrándome y desconcertándome.

Padre Martín Ponce de León
Sacerdote Salesiano

ACEPTAR LA REALIDAD


Aceptar la realidad



Para la persona de fe, todo sucede porque lo quiere o lo permite Dios. Y él es experto en sacar bien del mal. Imagínate el río de bendiciones que bajó del Calvario donde murió Jesús en la cruz. También él tiene proyectos de salvación para cada una de tus contradicciones aceptadas en paz.

Un profesor de química al mismo tiempo que hacía experimentos solía dejar enseñanzas inolvidables. Una vez que tenía en la mano una botella de leche, la dejó caer en la batea del agua. Quedaron los vidrios y toda la leche se escurrió por el desagüe. “La leche está perdida, dijo. No podemos rescatarla más. Seamos más cuidadosos y no lloremos nunca por la leche derramada”.

Hay una oración muy buena para recordar cuando nos sucedan esas cosas desagradables que no tienen más solución: “Señor, concédeme fortaleza para solucionar lo que tiene solución; pero, valor para aceptar lo que ya no tiene solución; y sabiduría para reconocer la diferencia”. Es una sabia lección que se resume así: “Aceptar, olvidar, y seguir adelante”.



* Enviado por el P. Natalio

PAPA FRANCISCO CONVOCA REUNIÓN DE OBISPOS DE TODO EL MUNDO PARA TRATAR ABUSOS EN LA IGLESIA CATÓLICA


El Papa convoca reunión de obispos de todo el mundo para tratar abusos en la Iglesia Católica
Redacción ACI Prensa
 Foto: Marina Testino / ACI Prensa





El Papa Francisco convocó una reunión de los Presidentes de todas las conferencias episcopales del mundo para hablar sobre la prevención de abusos a menores y a otras personas vulnerables en el seno de la Iglesia. La reunión tendrá lugar en el Vaticano del 21 al 24 de febrero de 2019.

Según informó la subdirectora de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Paloma García Ovejero, a los periodistas acreditados en un encuentro para explicar los temas tratados en la última reunión del Consejo de Cardenales que asesora al Papa en la reforma de la Curia, conocido como C9, el Santo Padre realizó esta convocatoria tras escuchar al Consejo de Cardenales.

Además, la subdirectora de la Sala de Prensa, leyó un comunicado del C9 en el que se señala que durante esta reunión “el Consejo ha reflexionado ampliamente junto con el Santo Padre sobre el tema del abuso, relanzando el comunicado ya difundido por la Sala de Prensa de la Santa Sede el pasado 10 de septiembre”.


En aquel texto los cardenales expresaban su plena solidaridad al Papa Francisco ante las acusaciones publicadas el pasado 25 de agosto por el ex nuncio en Estados Unidos, Mons. Carlo Maria Viganò, en una carta de 11 páginas en la que aseguraba que diversos sacerdotes, obispos, cardenales e incluso el Papa Francisco conocían de los abusos del ex cardenal Theodore McCarrick y actuaron negligentemente o lo encubrieron.

El Consejo de Cardenales mantuvo su 26ª reunión desde el lunes 10 hasta este miércoles 12 de septiembre. No estuvieron presentes los cardenales George Pell, Francisco Javier Errázuriz y Laurent Monsengwo Pasinya.

El Pontífice participó en las reuniones excepto el lunes a última hora de la mañana, que tuvo que ausentarse para recibir al Cardenal Beniamino Stella; el martes por la mañana debido a la visita ad Limina de la Conferencia Episcopal Venezolana, y la mañana de este miércoles 12 de septiembre debido a la Audiencia General.


Los cardenales dedicaron una parte importante de los trabajos a realizar los últimos ajustes del borrador de la nueva Constitución Apostólica de la Curia Romana, cuyo título provisional es “Praedicate evangelium”. El Consejo remitió al Papa Francisco el texto provisional que, no obstante, aún debe ser sometido a una revisión de estilo y a una relectura canónica.

Como ya se había informado anteriormente, los cardenales pidieron al Papa una reflexión sobre el trabajo, la estructura y la composición del C9, teniendo en cuenta la avanzada edad de algunos de sus miembros.

Asimismo, los cardenales expresaron, una vez más, su plena solidaridad al Papa Francisco por todo lo sucedido en las últimas semanas a raíz de la carta de Mons. Viganò.

BAUTIZAR A LOS NIÑOS O DEJAR QUE DECIDAN CUANDO CREZCAN?


¿Bautizar a los niños o dejar que decidan cuando crezcan?
Los padres católicos deben dar el bautismo a sus hijos poco después de su nacimiento, cuanto antes mejor


Por: Padre Federico | Fuente: InfoCatolica.com 




Se escucha con creciente frecuencia a padres de familia decir, con aires de sensatez, progresismo y apertura de mente, que no bautizarán a sus hijos, porque prefieren dejar que ellos mismos elijan la religión de su preferencia cuando tengan la madurez para hacerlo, sin la influencia de los padres… Olvidan estas personas que el mismo proceso de maduración de los hijos, el concepto que estos se formen de la realidad –y por consiguiente las decisiones que tomen en sus vidas–, está sujeto a una fuerte influencia de sus padres, y de otros individuos, algunas tal vez de influencia deseable, otras no tanto.

Nosotros afirmamos, con la Santa Madre Iglesia, que los padres católicos deben dar el bautismo a sus hijos poco después de su nacimiento, cuanto antes mejor, y que tienen la grave responsabilidad de formar a sus hijos en la fe católica. Pero antes de argumentar esta afirmación, preguntémonos, ¿qué es lo que motiva cada vez a más padres, que vienen de familias católicas, a pensar que es mejor dejar que sus hijos elijan por ellos mismos su religión? La respuesta parece encontrarse en dos causas, necesariamente vinculadas: la primera es que estos padres no tienen fe; la segunda consiste en un falso concepto de libertad.

Cuando los padres carecen de fe, bien porque la perdieron al no haber recibido el alimento de la sana doctrina católica y de los sacramentos, o bien porque en realidad nunca llegaron a creer al no haber sido movidos a ello por sus padres (o por quienes tuvieron la responsabilidad de educarlos), presentan una gran dificultad para ver que los hombres, hijos de Adán, tienen, por el pecado de este, la naturaleza caída, sometida a la debilidad, a la ignorancia y al poder de las tinieblas, e inclinada al pecado; de igual manera, la falta de fe dificulta, o imposibilita, a estos padres ver el bien infinito que recibe un alma por la gracia santificante.

La segunda causa, decíamos, radica en un falso concepto de libertad, según el cual se comprende a esta como la independencia de cualquier influencia previa o inclinación, de manera que, mientras más indiferente y ajena de toda inclinación sea una persona, más libre es; sin embargo el hombre no es libre cuando es independiente de inclinaciones, sino cuando es capaz de seguir aquellas inclinaciones que son acordes con la verdad de su ser, y la verdad del ser del hombre tiene su cumplimiento en la vocación por la que Dios lo ha creado: la filiación divina, ser hijo de Dios, que no está al alcance de las determinaciones ni esfuerzos humanos, sino que es un don absolutamente gratuito de Dios, sin ningún mérito previo de nuestra parte («Porque Dios es el que produce en ustedes el querer y el hacer, conforme a su designio de amor», Flp 2,13), y que Él ha dispuesto dárnoslo a través de la Iglesia por los méritos de Su Hijo Único, Jesucristo, Cabeza de la Iglesia («Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y ustedes participan de esa plenitud de Cristo, que es la Cabeza», Col 2,9). Solo existe una voluntad absolutamente libre, que es la de Dios; luego, la voluntad del hombre será tanto más libre cuanto mayor sea su disposición a unirse a la voluntad de Dios, y esta disposición será mayor cuando sea más fiel a su conciencia y esta esté más iluminada por la verdad, ya que la voluntad de Dios actúa siempre según la verdad, o sea que cuanto más acostumbrada esté el alma a Dios, más libre es, y este “acostumbramiento” a Dios, a Su voluntad, nos es dado, por disposición Suya, en un orden sobrenatural por el Bautismo, por el que pasamos a participar de la misma naturaleza de Dios, del amor entre el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo.

En las consideraciones precedentes ya podemos vislumbrar parte de la argumentación de por qué se debe bautizar a un niño lo más inmediatamente posible después de su bautismo, y también los motivos por los que una tal argumentación, aunque sea clara en los conceptos y su concatenación lógica, resultará oscura a quien carece de fe y de un correcto concepto de la libertad del hombre. Pasemos, pues, a comentar los argumentos que nos ofrece el Catecismo (numerales 1250-1252):

«Puesto que nacen con una naturaleza humana caída y manchada por el pecado original [el pecado de nuestros primeros padres, Adán y Eva], los niños necesitan también el nuevo nacimiento en el Bautismo para ser librados del poder de las tinieblas y ser trasladados al dominio de la libertad de los hijos de Dios.»
Si los padres entendiesen la realidad del pecado original, y las consecuencias de éste para el alma, entenderían que postergar el bautismo de su hijo hasta que este pueda decidir, significa dejarlo desnudo de la gracia santificante, privado del vestido del mismo Cristo de quien somos revestidos en las aguas bautismales. Curiosamente, no se escucha a ningún papá decir que, puesto que no desea influir sobre los gustos de ropa de su hijo, lo dejará desnudo hasta que este pueda escoger por sí mismo las vestimentas de su preferencia.

«La pura gratuidad de la gracia de la salvación se manifiesta particularmente en el bautismo de niños.»
Este argumento se relaciona con el falso concepto de libertad que explicamos más arriba. Cuando un papá quiere que su hijo sea libre para escoger su religión cuando tenga consciencia y conocimiento, es como pretender que sea libre para escoger a sus padres cuando tenga consciencia y conocimiento. Esa supuesta libertad es un engaño. El niño no necesita conocer varios candidatos a papás, y conseguirse el amor de alguno de ellos con ciertos méritos de su parte; él ya tiene papás desde el mismo momento en que ha sido concebido, y normalmente ya tiene garantizado el amor de estos, no necesita hacer méritos para ganarse su amor. Este es el caso con Dios, quien ha creado al hombre, y le ofrece Su amor y la salvación gratuitamente, pues todo acto meritorio de amor que puede hacer el hombre ya es un don de la gracia divina.

«Los padres cristianos deben reconocer que esta práctica corresponde también a su misión de alimentar la vida que Dios les ha confiado.»
Cuando los padres reciben un hijo, no reciben solo un cuerpo, reciben una persona, que es una unión indivisible de cuerpo, alma y espíritu. Por eso la responsabilidad de cuidarlo no implica solamente proveerle alimento material, sino también el espiritual. Uno dudaría del buen estado mental de un papá que se propusiera privar de alimento a su niño, aduciendo que prefiere esperar a que este tenga edad suficiente para decidir por sí mismo los tipos de alimentos de su preferencia, o que no le enseñase a hablar pensando que respeta mejor la libertad de su hijo si espera a que este tenga la edad suficiente para escoger por cuenta propia la lengua en la que desea comunicarse.

«La práctica de bautizar a los niños pequeños es una tradición inmemorial de la Iglesia está atestiguada explícitamente desde el siglo II. Sin embargo, es muy posible que, desde el comienzo de la predicación apostólica, cuando “casas” enteras recibieron el Bautismo (Cf. Hch 16,15.33; 18,8; 1Co 1,16), se haya bautizado también a los niños.»
Finalmente el Catecismo nos presenta aquí el argumento que para un católico es el de mayor peso: el testimonio de la Tradición de la Iglesia, fuente auténtica de la revelación divina. Siendo esta una práctica desde los comienzos del cristianismo, significa que fue instruida por nuestro Señor Jesucristo a los apóstoles, y que estos la transmitieron a la Iglesia, particularmente a los obispos que instituyeron para continuar el mandato del Señor de ir hasta los confines de la tierra, haciendo que todos los pueblos sean sus discípulos, bautizándolos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28,19), pues «el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.» (Jn 3,5).

Así como uno no puede escoger, cuando ya es joven, una pareja de padres para ser sus progenitores, y entonces comenzar a ser hijo, tampoco puede escoger un Dios para que sea su Creador y Salvador, y así como desde el nacimiento el niño necesita los cuidados y atención de sus padres, también desde el nacimiento el alma de ese niño necesita los cuidados y atención de su Padre y Salvador que es Dios, y de su Madre que es la Iglesia instituida por Dios. Si el cuerpo comenzase a tener alma recién de joven o adulto, o se pudiese escoger, entre varios dioses, de cuál recibir el alma, entonces coincidimos que sería muy sensato esperar a que el hijo tuviese el conocimiento y la madurez necesarias para hacer la mejor elección, como puede ocurrir con la vocación matrimonial o religiosa, por ejemplo. Concluimos con una cita de San Basilio, uno de los más grandes Padres de la Iglesia:


Hay un tiempo conveniente para cada cosa: un tiempo para el sueño y otro para la vigilia, un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz. Sin embargo, el tiempo del bautismo absorbe toda la vida del hombre. Si no es posible al cuerpo vivir sin respirar, mucho menos lo será para el alma subsistir sin conocer a su creador. La ignorancia de Dios es la muerte del alma. Aquel que no ha sido bautizado tampoco ha sido iluminado. Así como sin luz, la vista no puede examinar aquello que le interesa, del mismo modo, el alma no puede contemplar a Dios sin el bautismo.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 12 SEPTIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
12 septiembre



Cuando se nos pregunte con qué fundamento nosotros creemos, esperamos y gozamos por adelantado de la eterna felicidad, deberemos responder: Apoyándonos en el Padre celestial, que se ha dignado hacernos sus hijos.


P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 11 SEPTIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
11 septiembre



La humildad y el servicio son las mayores excelencias en el Espíritu de Jesús. El máximo servicio, como expresión del máximo amor, lo da el que llega a morir por los demás.

Una forma de morir es entregar la vida en un acto de generosidad heroica, como el soldado que muere por la patria, o como el sacerdote que cae bajo las balas de un pelotón por guardar fidelidad a su compromiso sacerdotal.

Pero hay otra forma de morir: poco a poco, gota a gota, día a día, momento a momento, deshilachándose en el cumplimiento de un deber monótono y persistente.



P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY 12 SEPTIEMBRE 2018

La fuente
Santo Evangelio según San Lucas 6, 20-26. Miércoles XXIII de Tiempo Ordinario.



Por: H. Jorge Alberto Leaños García, L.C. | Fuente: missionkits.org 





En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
En medio de mis preocupaciones, mis intereses y mi vida ordinaria, quiero darte un pequeño momento, estar a tu lado y crear conciencia de lo que has hecho por mí. Dame la gracia de saber escucharte, contemplarte y enamorarme de la misión que me tienes preparada.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 6, 20-26
En aquel tiempo, mirando Jesús a sus díscípulos, les dijo:"Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios. Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados.Dichosos ustedes los que lloran ahora, porque al fin reirán.
Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen de entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas.
Pero, ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen ahora su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora, porque después tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ríen ahora, porque llorarán de pena!
¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe, porque de ese modo trataron sus padres a los falsos profetas!".

Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Si somos capaces de poner la fuente de nuestra alegría y de nuestra tristeza en Cristo podremos entender los caminos que pone en nuestra vida.
Hay que entender las bienaventuranzas para poder vivirlas, pues son benditos los que saben llorar con esperanza, porque ellos son los que encuentran un sentido a su dolor. Son ellos los que saben dar el paso de fe en medio de la incomprensión y logran entender que las lágrimas no tienen la última palabra.
Si la fuente de nuestra alegría está en diversiones y placeres que se prenden y apagan como un relámpago, no podremos encontrar satisfacción total y, aun cuando demostremos seguridad, en el fondo tendremos miedo por saber que esta risa, este consuelo, este gozo tendrá, tarde o temprano, un fin.
Es válido y necesario preguntarnos, ¿por qué somos felices?, ¿por qué reímos?, ¿por qué…? Respondiendo a esta pregunta lograremos examinarnos a fondo y darnos cuenta que no siempre vivimos con fe. Pero también nos ayudará a ver aquellos momentos que logramos responder con espíritu sobrenatural, en un acto de confianza, que pudimos haber puesto la fuente de nuestra alegría y gozo en donde nace la vida eterna, en Dios.
Frente al sufrimiento no comprendido se pone un "por qué" desesperado. Pero por detrás de cada suceso, por fe sabemos que hay un porqué... Es la respuesta que ofrece el creer en un Dios que prepara todo camino para aquellos que le aman.
Estas son las bienaventuranzas. No exigen gestos asombrosos, no son para superhombres, sino para quien vive las pruebas y las fatigas de cada día, para nosotros. Así son los santos: respiran como todos el aire contaminado del mal que existe en el mundo, pero en el camino no pierden nunca de vista el recorrido de Jesús, aquel indicado en las bienaventuranzas, que son como un mapa de la vida cristiana.

(Homilía de S.S. Francisco, 1º de noviembre de 2017).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy intentaré responder profundamente al porqué de mi felicidad, de mi alegría, de mi tristeza…
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

HOY ES LA FIESTA DEL SANTÍSIMO NOMBRE DE MARÍA, 12 SEPTIEMBRE


Hoy es la fiesta del Santísimo Nombre de María, luz que ilumina los cielos y la tierra
Redacción ACI Prensa






Cada 12 de septiembre la Iglesia celebra el Santísimo Nombre de la Madre de Dios que San Lucas señala en su Evangelio para veneración de todos los cristianos: “el nombre de la virgen era María” (Lc. 1, 27).

En el libro “El secreto admirable del Santísimo Rosario” (p. 68), San Luis María Grignion de Montfort cuenta que la Virgen, llevando sobre el pecho la salutación angélica escrita en letras de oro, se le apareció a Santa Matilde y le dijo:


“El nombre de María, que significa Señora de la luz, indica que Dios me colmó de sabiduría y luz, como astros brillantes, para iluminar los cielos y la tierra”.

Desde muy antiguo, en la historia de la salvación, siempre se ha tenido un respeto especial por la forma con la que cada uno es nombrado porque, tal como como dice el Catecismo de la Iglesia Católica (2158-2159), “el nombre de todo hombre es sagrado. El nombre es la imagen de la persona. Exige respeto en señal de la dignidad del que lo lleva”.

“El nombre recibido es un nombre de eternidad. En el reino de Dios, el carácter misterioso y único de cada persona marcada con el nombre de Dios brillará a plena luz”.

Por lo tanto, si el nombre de los hombres comunes merece respeto, con mayor razón los cristianos están llamados a honrar los Santos Nombres de Jesús y de la Virgen María.

BUENAS NOCHES





lunes, 10 de septiembre de 2018

OYE TU VOZ INTERIOR


Oye tu voz interior




No siempre lo que aprueban o desaprueban los demás es lo correcto. Es mejor prestar atención a nuestra conciencia para percibir la verdad. No te dejes esclavizar del temor a lo que dirán los otros. El Cura de Ars decía: “¿Saben cuál es la primera tentación del demonio a una persona que ha comenzado a servir mejor a Dios? Es el respeto humano”.  

El cura de Ars dijo en cierta ocasión: “He recibido hoy dos cartas en el mismo correo: una decía que yo era un gran santo y, la otra, que era un hipócrita y un impostor. La primera me hacía mejor de lo que soy y la segunda me hacía peor de lo que soy. Delante de Dios, todos somos lo que somos, nada más ni nada menos”.

Con una comparación ingeniosa san Francisco de Sales nos persuade de lo desacertado que es dar una importancia excesiva al parecer de los que nos rodean: “Temblar ante el juicio de los demás, es como tener reparo de viajar en verano por miedo a las moscas”. Que sepas tomar tus decisiones ante Dios y tu conciencia.




* Enviado por el P. Natalio

ORANDO POR LOS SACERDOTES

Foto: Oblatos de San José - Provincia del Perú

Orando por los sacerdotes




Si un profesor estudia, se prepara y da una clase de 45 minutos, está trabajando. Si un sacerdote estudia, se prepara y hace una homilía de 45 minutos... no trabaja.

Si un psicólogo asiste y aconseja a las personas, está trabajando. Si un sacerdote asiste y aconseja a las personas... no trabaja.

Si un administrador se organiza, realiza reformas, contrata la mano de obra y administra una empresa, está trabajando. Si un sacerdote se organiza, realiza reformas, contrata la mano de obra y administra una iglesia... no trabaja.

Si un contador hace cuentas, hace economía, realiza el balance de las finanzas y hace inversiones, está trabajando. Si un sacerdote hace cuentas, hace economía, realiza el balance de las finanzas y hace inversiones... no trabaja.

Si cualquiera de ellos se toma vacaciones es correcto, porque trabaja. Un sacerdote no puede hacer vacaciones, no puede recibir un sueldo y no merece respeto.... no trabaja.

¡Valora a tu sacerdote! El sacerdote es destinatario de las opiniones más disparatadas.

Si el sacerdote es activo... es ambicioso.
Si es tranquilo... es flojo.
Si el sacerdote es exigente... es intolerante.
Si no es exigente... es indiferente.
Si el sacerdote hace visitas... es incómodo.
Si no hace visitas... es irresponsable en relación a los fieles.
Si el sacerdote está junto a los jóvenes... es inmaduro.
Si está con adultos... es anticuado y pasado de moda.
Si está con niños... es infantil.
Si busca actualizarse... es mundano.
Si no se actualiza... es cerrado.
Si el sacerdote cuida a la familia... descuida a la Iglesia.
Si el sacerdote cuida a la Iglesia... descuida a la familia.
Si no es un buen orador... no está preparado.
Si es un buen orador... es un exhibicionista.
Si busca complacer a todos... no tiene personalidad.
Si busca corregir... es parcial.
Si el sacerdote se viste bien... es vanidoso.
Si se viste mal... es descuidado.
Si no sonríe... es duro.
Si sonríe... es irreverente.
Si hace cosas nuevas... quiere vivir solo de promociones.
Si no los hace... no tiene ideas.
Si el sacerdote es alegre... es poco serio.
Si llora en el altar... es demasiado sensible.
Si el sacerdote habla en voz alta... es irritante.
Si habla bajito... no tiene una voz adecuada.
Si el sacerdote celebra la misa en la calle... está restando importancia al Evangelio.
Si se queda solo en la iglesia...se encuentra entre cuatro paredes.
Si el sacerdote está triste... dicen que ha perdido la fe.
Si el sacerdote se enferma... da demasiada importancia al cuerpo.

Hoy, en algún lugar del mundo, un sacerdote celebró su primera  misa...
Hoy, en algún lugar del mundo, un sacerdote celebró su última misa, no porque muriera, sino porque el cansancio y la decepción le llevó al extremo de renunciar.
¿Renunciar a su cruz? ¿Renunciar a Jesús?  No... Simplemente no pudo más.

Ser sacerdote es un desafío enorme. Es una cuestión de llamada y de donación. El sacerdote es una persona, que tiene sentimientos.

¡Comprende a tu sacerdote! El sacerdote es un ser humano que necesita de las ovejas como éstas necesitan de él. Es el portador de la Buena Noticia.

Ama y comprende a tu sacerdote. Reza por tu sacerdote y apóyalo.

POR QUÉ EL SACERDOTE BESA EL ALTAR EN LA MISA?

¿Por qué el sacerdote besa el altar en la Misa?
¿Cuál es su significado? Vamos a descubrirlo


Por: Daniel Alberto Robles Macías | Fuente: Catoliscopio.com 



Al iniciar la celebración eucarística, el sacerdote, después de la procesión de entrada, inmediatamente hace una reverencia al altar y lo besa. Este signo siempre ha llamado mi atención ¿Cuál es su significado? Vamos a descubrirlo.
La Misa está llena de muchos signos que la hacen rica y especial. El beso es uno de los actos de expresión más usados en el mundo. A través de éste manifestamos el cariño, el respeto y el amor que le guardamos a algo o a alguien. Este gesto en la celebración eucarística cobra también un sentido de amor y respeto.
Ahora bien, el altar, desde la antigüedad, era el lugar propio para el sacrificio, en él se ofrecían ofrendas y sacrificios a Dios como signo de adoración y agradecimiento. Para los cristianos es el centro del espacio celebrativo, en torno al cual nos reunimos porque en él se hará presente Cristo. El altar nos recuerda a Cristo resucitado y, a la vez, en él se realiza el sacrificio, del cual nos hace parte. Cristo es el sacerdote que ofrece el sacrificio, es la víctima que libremente se ofrece y, a la vez, es el altar donde se lleva a cabo dicho sacrificio.
Asimismo, el altar simboliza la mesa en la que Jesús instituyó el Sacramento de la Eucaristía junto con sus discípulos; y que como a ellos, parte y reparte para nosotros su pan.
Así nos lo afirma el Catecismo de la Iglesia Católica cuando dice:
El altar, en torno al cual la Iglesia se reúne en la celebración de la Eucaristía, representa los dos aspectos de un mismo misterio: el altar del sacrificio y la mesa del Señor, y esto, tanto más cuanto que el altar cristiano es el símbolo de Cristo mismo, presente en medio de la asamblea de sus fieles, a la vez como la víctima ofrecida por nuestra reconciliación y como alimento celestial que se nos da (1383 CEC).
La Instrucción General del Misal Romano también nos dice:
El altar, en el que se hace presente el sacrificio de la cruz bajo los signos sacramentales, es también la mesa del Señor, para participar en la cual, se convoca el Pueblo de Dios a la Misa; y es el centro de la acción de gracias que se consuma en la Eucaristía. (296 IGMR)
En consecuencia, este signo que hace el sacerdote de besar el altar, al principio y al final de la Misa, es una señal de veneración a Cristo que se encuentra representado en él. En la persona del sacerdote, nosotros los fieles también formamos parte de ese beso, con el que recibimos al Señor que momentos más adelante se hará presente.
Finalmente, cuando un altar es consagrado y bendecido, según la tradición de la Iglesia: “Debe observarse la antigua tradición de colocar bajo el altar fijo reliquias de Mártires o de otros Santos, según las normas litúrgicas.” (1237, § 2. Código de Derecho Canónico) Por lo tanto, cuando el sacerdote besa el altar, besa a Cristo y con él a todos los santos que gozan ahora en su presencia.

ORACIÓN A SAN NICOLÁS DE TOLENTINO POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO


Oración a San Nicolás de Tolentino 
por las almas del purgatorio


¡Oh glorioso Taumaturgo y Protector de las almas del purgatorio, San Nicolás de Tolentino! Con todo el afecto de mi alma te ruego que interpongas tu poderosa intercesión en favor de esas almas benditas, consiguiendo de la divina clemencia la condonación de todos sus delitos y sus penas, para que saliendo de aquella tenebrosa cárcel de dolores, vayan a gozar en el cielo de la visión beatífica de Dios. Y a mi, tu devoto siervo, alcánzame, ¡oh gran santo!, la más viva compasión y la más ardiente caridad hacia aquellas almas queridas.

Amén.

SAN NICOLÁS DE TOLENTINO, 10 SEPTIEMBRE


Hoy es fiesta de San Nicolás de Tolentino, patrono de las almas del purgatorio
Redacción ACI Prensa






San Nicolás de Tolentino nació en San Angelo (Italia) en 1245; se dice que su madre, avanzada en años, no había podido concebir y junto a su esposo hicieron una peregrinación al Santuario de San Nicolás de Bari donde ella rogó a Dios por un hijo que se entregara al servicio divino, tiempo después quedó embarazada.

Mientras crecía, el pequeño Nicolás pasaba horas en oración, escuchaba con entusiasmo la Palabra de Dios, llevaba a su casa a los pobres para compartir con ellos lo que tenía y se deleitaba en leer buenos libros como estudiante.

Después de escuchar el sermón de un fraile o ermitaño de la Orden de San Agustín, se decidió a renunciar al mundo e ingresó a la Orden en el convento del pequeño pueblo de Tolentino. Hizo su profesión religiosa antes de haber cumplido los 18 años de edad y en 1271 fue ordenado sacerdote en el convento de Cingole.

Los últimos 30 años de su vida, aproximadamente, Nicolás vivió en Tolentino. Predicaba en las calles, administraba los sacramentos en asilos para ancianos, hospitales y prisiones. Asimismo pasaba largas horas en el confesionario.


Cuando por gracia de Dios obraba algún milagro, pedía a los presentes que “no digan nada sobre esto. Denle las gracias a Dios, no a mí".

Los fieles, impresionados de ver las conversiones que obtenía y su profunda espiritualidad, le pedían que intercediera por las almas del purgatorio y esto le valió, muchos años después de su muerte, ser nombrado “Patrón de las Santas Almas”.

El Santo padeció por mucho tiempo de dolores de estómago y poco a poco su salud fue empeorando.  

Un día se le apareció la Virgen María y le dio instrucciones para que pidiera un trozo de pan, lo mojara en agua y se lo comiera con la promesa de que se curaría por su obediencia. Así sucedió y en gratitud, San Nicolás bendecía trozos de pan similares y se los daba a los enfermos, obteniendo numerosas sanaciones.

Partió a la Casa del Padre el 10 de septiembre de 1305 y fue enterrado en la iglesia de su convento en Tolentino.

Muchas décadas después fue expuesto su cuerpo incorrupto y se dice que al parecer un hombre extranjero le cortó los brazos para llevárselos a su país natal, pero fue capturado por un flujo de sangre que brotó de las extremidades del Santo.

Un siglo después se hizo el reconocimiento de los huesos y se vio que los brazos amputados se hallaban intactos y empapados en sangre. Siglos después se repitió el derramamiento de sangre fresca de los brazos de San Nicolás de Tolentino.




Infancia


Desde su infancia se decidió a renunciar a todo lo superfluo, así como practicar grandes mortificaciones, y, desde temprana edad, adoptó el hábito de ayunar tres días a la semana, miércoles, viernes y sábados. Cuando creció añadió también los lunes. Durante esos cuatro días solo comía una vez por día, a base de pan y agua.

Su mayor deleite se hallaba en leer buenos libros, en practicar sus devociones y en las conversaciones piadosas. Su corazón le perteneció siempre a la Iglesia. Sus padres no escatimaron en nada que tuvieran al alcance para mejorar sus geniales aptitudes.

Siendo aún un joven estudiante, Nicolás fue escogido para el cargo de canónigo en la iglesia de Nuestro Salvador. Esta ocupación iba en extremo de acuerdo con su inclinación de ocuparse en el servicio a Dios. No obstante, el santo aspiraba a un estado que le permitiera consagrar directamente todo su tiempo y sus pensamientos a Dios, sin interrupciones ni distracciones.



Su vida sacerdotal


Con estos deseos de entregarse por entero a Dios, escuchó en cierta ocasión un sermón, de un fraile o ermitaño de la orden de San Agustín, sobre la vanidad del mundo, el cual lo hizo decidirse a renunciar al mundo de manera absoluta e ingresar en la orden de aquel santo predicador. Esto lo hizo sin pérdida de tiempo, entrando como religioso en el convento del pequeño pueblo de Tolentino.

Nicolás hizo su noviciado bajo la dirección del mismo predicador e hizo su profesión religiosa antes de haber cumplido los 18 años de edad. Lo enviaron a varios conventos de su orden en Recanati, Macerata y otros. En todos tuvo mucho éxito en su misión. En 1271 fue ordenado sacerdote por el obispo de Osimo en el convento de Cingole.

Su aspecto en el altar era angelical. Las personas devotas se esmeraban por asistir a su Misa todos los días, pues notaban que era un sacrificio ofrecido por las manos de un santo. Nicolás parecía disfrutar de una especie de anticipación de los deleites del cielo, debido a las comunicaciones secretas que se suscitaban entre su alma tan pura y Dios en la contemplación, en particular cuando acababa de estar en el altar o en el confesionario.

Durante los últimos treinta años de su vida, Nicolás vivió en Tolentino y su celo por la salvación de las almas produjo abundantes frutos. Predicaba en las calles casi todos los días y sus sermones iban acompañados de grandiosas conversiones. Solía administrar los sacramentos en los albergues de ancianos, hospitales y prisiones; pasaba largas horas en el confesionario. Sus exhortaciones, ya fueran mientras confesaba o cuando daba el catecismo, llegaban siempre al corazón y dejando huellas que perduraban para siempre en quienes lo oían.

También, con el poder del Señor, realizó innumerables milagros, en los que les pedía a los recipientes: "No digan nada sobre esto. Denle las gracias a Dios, no a mí." Los fieles estaban impresionados de ver sus poderes de persuasión y su espiritualidad tan elevada por lo que tenían gran confianza en su intercesión para aliviar los sufrimientos de las almas en el purgatorio. Esta confianza se confirmó muchos años después de su muerte cuando fue nombrado el "Patrón de las Santas Almas".



Sus sacrificios


Nuestro Señor, por su gran amor a Nicolás, quiso conducir al santo a la cumbre de la perfección, y para ello, lo llevó a ejercer la virtud de distintos modos. Nicolás padeció por mucho tiempo de dolores de estómago, así como malos humores.

Hacia los últimos años de su vida, cuando estaba pasando por una enfermedad prolongada, sus superiores le ordenaron que tomara alimentos más fuertes que las pequeñas raciones que acostumbraba ingerir, pero sin éxito, ya que, a pesar de que el santo obedeció, su salud continuó igual. Una noche se le apareció la Virgen María, le dio instrucciones de que pidiera un trozo de pan, lo mojara en agua y luego se lo comiera, prometiéndole que se curaría por su obediencia. Como gesto de gratitud por su inmediata recuperación, Nicolás comenzó a bendecir trozos de pan similares y a distribuirlos entre los enfermos. Esta práctica produjo favores numerosos y grandes sanaciones.

En conmemoración de estos milagros, el santuario del santo conserva una distribución mundial de los "Panes de San Nicolás" que son bendecidos y continúan concediendo favores y gracias.



Última Enfermedad


La última enfermedad del santo duró un año, al cabo de la cual murió el 10 de septiembre de 1305. Su fiesta litúrgica se conmemora el mismo día. Nicolás fue enterrado en la iglesia de su convento en Tolentino, en una capilla en la que solía celebrar la Santa Misa.

En el 40 aniversario de su muerte, su cuerpo incorrupto fue expuesto a los fieles. Durante esta exhibición los brazos del santo fueron removidos, y así se inició una serie de extraordinarios derramamientos de sangre que fueron presenciados y documentados.

El santuario no tiene pruebas documentadas respecto a la identidad del individuo que le amputó los brazos al santo, aunque la leyenda se ha apropiado del reporte de que un monje alemán, Teodoro, fue quien lo hizo; pretendiendo llevárselos como reliquias a su país natal. Sin embargo, sí se sabe con certeza que un flujo de sangre fue la señal del hecho y fue lo que provocó su captura. Un siglo después, durante el reconocimiento de las reliquias, encontraron los huesos del santo, pero los brazos amputados se hallaban completamente intactos y empapados en sangre. Estos fueron colocados en hermosas cajas de plata, cada uno se componía de un antebrazo y una mano.

Nicolás de Tolentino fue canonizado por el Papa Eugenio IV, en el año 1446. Hacia finales del mismo siglo XV, hubo un derramamiento de sangre fresca de los brazos, evento que se repitió 20 veces; el más célebre ocurrió en 1699, cuando el flujo empezó el 29 de mayo y continuó hasta el 1ro. de septiembre. El monasterio agustino y los archivos del obispo de Camerino (Macerata) poseen muchos documentos en referencia a estos sangramientos.

Dentro de la Basílica conocida como el Santuario S. Nicolás Da Tolentino, en la Capilla de los Santos Brazos, del siglo XVI, se encuentran reliquias de la sangre que salió de los brazos del santo. En un cofre ubicado encima del altar de plata, se halla un cáliz de plata del siglo XV, que contiene su sangre. Una urna del siglo XVII, hecha de piedras preciosas, tiene en exhibición, detrás de un panel de vidrio, el lino manchado de sangre que se cree que fue la tela que usaron para detener el flujo que hubo en el momento de la amputación.

Los huesos del santo, con excepción de los brazos, estuvieron escondidos debajo de la basílica hasta su redescubrimiento en 1926, fecha en que los identificaron formalmente y los pusieron en una figura simulada, cubierta con un hábito Agustino. Los brazos incorruptos, todavía en sus cubiertas o cajas de plata del siglo XV, se hallan en su posición normal al pie de la figura. Las reliquias se pueden apreciar en un relicario bendecido por el Papa Pío XI.

San Nicolás fue uno de los santos (junto a San Juan Bautista y San Agustín), que vinieron del cielo para llevar a Sta. Rita al convento. Ella también fue de la orden agustina.
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