martes, 26 de mayo de 2020

IMÁGENES DE LAS 12 PROMESAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



PROMESAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



La difusión de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús se debe a santa Margarita de Alacoque a quien Jesús se le apareció con estas palabras: "Mira este corazón mío, que a pesar de consumirse en amor abrasador por los hombres, no recibe de los cristianos otra cosa que sacrilegio, desprecio, indiferencia e ingratitud, aún en el mismo sacramento de mi amor. Pero lo que traspasa mi Corazón más desgarradamente es que estos insultos los recibo de personas consagradas especialmente a mi servicio."

He aquí las promesas que hizo Jesús a Santa Margarita, y por medio de ella a todos los devotos de su Sagrado Corazón:

1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado.

2. Pondré paz en sus familias.

3. Les consolaré en sus penas.

4. Seré su refugio seguro durante la vida, y, sobre todo, en la hora de la muerte.

5. Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas.

6. Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.

7. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el Océano infinito de la misericordia.

8. Las almas tibias se volverán fervorosas.

9. Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.

10. Daré a los sacerdotes el talento de mover los corazones más empedernidos.

11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, y jamás será borrado de El.

12. Les prometo en el exceso de mi misericordia, que mi amor todopoderoso concederá a todos aquellos que comulgaren por nueve primeros viernes consecutivos, la gracia de la perseverancia final; no morirán sin mi gracia, ni sin la recepción de los santos sacramentos. Mi Corazón será su seguro refugio en aquel momento supremo.



Las condiciones para ganar esta gracia son tres:

1. Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva y sin ninguna interrupción.

2. Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.

3. Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.





 PROMESAS EN IMÁGENES:

1.- Les daré todas las gracias necesarias a su estado.




2.- Pondré paz en sus familias.





3.- Les consolaré en sus aflicciones.






4.- Seré su refugio seguro durante la vida, y, sobre todo, en la hora de la muerte






 5.- Derramaré abundantes bendiciones sobre sus empresas.




 6.- Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.





7. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el Océano infinito de la misericordia.




8. Las almas tibias se volverán fervorosas.



 


9. Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.



10. Daré a los sacerdotes las gracia  de mover los corazones más empedernidos.





11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, y jamás será borrado de El.





12. Les prometo en el exceso de mi misericordia, que mi amor todopoderoso concederá a todos aquellos que comulgaren por nueve primeros viernes consecutivos, la gracia de la perseverancia final; no morirán sin mi gracia, ni sin la recepción de los santos sacramentos.



lunes, 25 de mayo de 2020

IMÁGENES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS















CRONOLOGÍA Y SECRETOS DE LA VIRGEN DE FÁTIMA




TERAPIA DEL ELOGIO


Terapia del elogio



Cada uno tiene sus “fortalezas” y “debilidades”. Lamentablemente sucede que la gente se especializa en detectar y, no pocas veces, agrandar las debilidades del prójimo. De aquí nace el defecto tan común de la maledicencia o murmuración. También hay quienes se distinguen por descubrir las virtudes de los demás. Esto es vital para el buen clima familiar.

Según una investigación reciente sobre las familias, resulta claro que en general hay más intolerancia, más críticas, menos cariño. Existe un gran desgaste por subrayar los defectos de los demás. Esto y la falta de elogio generan relaciones muy frágiles. Así fracasan los matrimonios, y acaban buscando en otras personas lo que no consiguen dentro de su casa. Elogia la buena actitud, la simpatía y el comportamiento de tu cónyuge y de tus hijos. Observa lo que agrada a los otros. Somos parte de una sociedad en la que uno necesita del otro, y los elogios son motivación importante en la vida de cualquiera.

¡Qué nobleza de alma tiene quien descubre y subraya en los demás lo que los honra! Ojalá tú también te distingas en rescatar en los otros ese lado bueno, simpático, agradable que todos tenemos. Es un aspecto del amor a nuestros semejantes. “La caridad es ingeniosa para encontrar siempre motivos de alabanza”, decía san Juan Bosco.
* Enviado por el P. Natalio

CARTA DEL PAPA FRANCISCO POR 25 AÑOS DE ENCÍCLICA UT UNUM SINT


Carta del Papa Francisco por 25 años de Encíclica Ut unum sint
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media



El Papa Francisco envió una carta al presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, Cardenal Kurt Koch, con motivo de los 25 años de la publicación de la Encíclica de San Juan Pablo II “Ut unum sint” (que todos sean uno).

En la misiva firmada el Domingo 24 de mayo, pero difundida por la oficina de Prensa de la Santa Sede este 25 de mayo, el Pontífice señaló que el Concilio Vaticano II “reconoció que el movimiento para el restablecimiento de la unidad de todos los cristianos «ha surgido con ayuda de la gracia del Espíritu Santo” e impulsó a los católicos a continuar “en el diálogo de la vida, en el ámbito de la pastoral y cultural”.

 “Al igual que los discípulos de Emaús, podemos sentir la presencia del Cristo resucitado que camina a nuestro lado y nos explica las Escrituras, y reconocerlo en la fracción del pan, en la espera de compartir juntos la mesa eucarística”, indicó el Santo Padre.

A continuación, el texto completo de la carta del Papa Francisco:


Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos

Mañana se cumplen veinticinco años de la firma por parte de san Juan Pablo II de la Carta encíclica Ut unum sint. Con la mirada puesta en el horizonte del Jubileo de 2000, quería que la Iglesia, en su camino hacia el tercer milenio, tuviera en cuenta la oración insistente de su Maestro y Señor: “¡Que todos sean uno!” (cf. Jn 17,21). Por ello, escribió esa encíclica que confirmó «de modo irreversible» (UUS, 3) el compromiso ecuménico de la Iglesia Católica. La publicó en la Solemnidad de la Ascensión del Señor, colocándola bajo el signo del Espíritu Santo, el artífice de la unidad en la diversidad, y en este mismo contexto litúrgico y espiritual la conmemoramos y proponemos al Pueblo de Dios.

El Concilio Vaticano II reconoció que el movimiento para el restablecimiento de la unidad de todos los cristianos «ha surgido […] con ayuda de la gracia del Espíritu Santo» (Unitatis redintegratio, 1). También afirmó que el Espíritu, mientras «obra la distribución de gracias y servicios», es «el principio de la unidad de la Iglesia» (ibíd., 2). Y la encíclica Ut unum sint reitera que «la legítima diversidad no se opone de ningún modo a la unidad de la Iglesia, sino que por el contrario aumenta su honor y contribuye no poco al cumplimiento de su misión» (n. 50).

De hecho, «sólo el Espíritu Santo puede suscitar la diversidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, producir la unidad. […] Es él el que armoniza la Iglesia». Me viene a la mente aquella bella palabra de san Basilio, el Grande: Ipse harmonia est, él mismo es la armonía» (Homilía en la catedral católica del Espíritu Santo, Estambul, 29 noviembre 2014).

En este aniversario, doy gracias al Señor por el camino que nos ha permitido recorrer como cristianos en busca de la comunión plena. Yo también comparto la sana impaciencia de aquellos que a veces piensan que podríamos y deberíamos esforzarnos más. Sin embargo, no debemos dejar de confiar y de agradecer: se han dado muchos pasos en estas décadas para sanar heridas seculares y milenarias; ha crecido el conocimiento y la estima mutua, favoreciendo la superación de prejuicios arraigados; se ha desarrollado el diálogo teológico y el de la caridad, así como diversas formas de colaboración en el diálogo de la vida, en el ámbito de la pastoral y cultural.

En este momento, pienso en mis queridos Hermanos que presiden las diversas Iglesias y Comunidades Cristianas; y también en todos los hermanos y hermanas de todas las tradiciones cristianas que son nuestros compañeros de viaje.

Al igual que los discípulos de Emaús, podemos sentir la presencia del Cristo resucitado que camina a nuestro lado y nos explica las Escrituras, y reconocerlo en la fracción del pan, en la espera de compartir juntos la mesa eucarística.


Renuevo mi agradecimiento a todos los que han trabajado y siguen haciéndolo en ese Dicasterio para mantener viva la conciencia de este objetivo irrenunciable dentro de la Iglesia. En particular, me complace acoger dos iniciativas recientes. La primera es un Vademécum ecuménico para obispos, que se publicará el próximo otoño como estímulo y guía para el ejercicio de sus responsabilidades ecuménicas. En efecto, el servicio de la unidad es un aspecto esencial de la misión del obispo, quien es «el principio fundamento perpetuo y visible de unidad» en su Iglesia particular (Lumen gentium, 23; cf. CIC 383§3; CCEO 902-908). La segunda iniciativa es la presentación de la revista Acta Œcumenica, que, en la renovación del Servicio de Información del Dicasterio, se propone como un subsidio para quienes trabajan para el servicio de la unidad.

En el camino hacia la comunión plena es importante recordar el trayecto recorrido, pero también se necesita escudriñar el horizonte con la encíclica Ut unum sint, preguntándose: «Quanta est nobis via?» (n. 77), “¿cuánto camino nos separa todavía?”. Algo es cierto, la unidad no es principalmente el resultado de nuestra acción, sino que es don del Espíritu Santo.

Sin embargo, esta «no vendrá como un milagro al final: la unidad viene en el camino, la construye el Espíritu Santo en el camino» (Homilía en las vísperas, San Pablo extramuros, 25 enero 2014). Por lo tanto, invoquemos al Espíritu con confianza, para que guíe nuestros pasos y cada uno escuche con renovado vigor el llamado a trabajar por la causa ecuménica; que Él inspire nuevos gestos proféticos y fortalezca la caridad fraterna entre todos los discípulos de Cristo, «para que el mundo crea» (Jn 17,21) y se acreciente la alabanza al Padre que está en el Cielo.

Vaticano, 24 de mayo de 2020.

SANTORAL DE HOY LUNES 25 DE MAYO DE 2020

Dionisio Ssebuggwawo, SantoDionisio Ssebuggwawo, Santo
Mártir Laico, 25 de mayo
Dioniiso de Milán, SantoDioniiso de Milán, Santo
Obispo y Mártir, 25 de mayo
Aldelmo de Sherborne, SantoAldelmo de Sherborne, Santo
Obispo, 25 de mayo
Gerardo Mecatti, BeatoGerardo Mecatti, Beato
Terciario Franciscano, 25 de mayo
Zenobio de Florencia, SantoZenobio de Florencia, Santo
Obispo, 25 de mayo
Santiago Felipe Bertoni, BeatoSantiago Felipe Bertoni, Beato
Presbítero Servita, 25 de mayo
Cristóbal Magallanes, SantoCristóbal Magallanes, Santo
Sacerdote y Mártir, 25 de mayo
Agustín Caloca Cortés, SantoAgustín Caloca Cortés, Santo
Sacerdote y Mártir, 25 de mayo
Magdalena Sofía Barat, SantaMagdalena Sofía Barat, Santa
Fundadora, 25 de mayo
Gregorio Vll, SantoGregorio Vll, Santo
Memoria Litúrgica, 25 de mayo
María Magdalena de Pazzi, SantaMaría Magdalena de Pazzi, Santa
Maestra de Novicias, 25 de mayo
Beda el Venerable, SantoBeda el Venerable, Santo
Memoria Litúrgica, 25 de mayo

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY LUNES 25 DE MAYO DE 2020


Lecturas de hoy Lunes de la 7ª semana de Pascua
Hoy, lunes, 25 de mayo de 2020



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (19,1-8):

MIENTRAS Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó la meseta y llegó a Éfeso. Allí encontró unos discípulos y les preguntó:
«¿Recibisteis el Espíritu Santo al aceptar la fe?».
Contestaron:
«Ni siquiera hemos oído hablar de un Espíritu Santo».
Él les dijo:
«Entonces, ¿qué bautismo habéis recibido?».
Respondieron:
«El bautismo de Juan».
Pablo les dijo:
«Juan bautizó con un bautismo de conversión, diciendo al pueblo que creyesen en el que iba a venir después de él, es decir, en Jesús».
Al oír esto, se bautizaron en el nombre del Señor Jesús; cuando Pablo les impuso las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo, y se pusieron a hablar en lenguas extrañas y a profetizar. Eran en total unos doce hombres.
Pablo fue a la sinagoga y durante tres meses hablaba con toda libertad del reino de Dios, dialogando con ellos y tratando de persuadirlos.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 67,2-3.4-5ac.6-7ab

R/. Reyes de la tierra, cantad a Dios

Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos,
huyen de su presencia los que lo odian;
como el humo se disipa, se disipan ellos;
como se derrite la cera ante el fuego,
así perecen los impíos ante Dios. R/.

En cambio, los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría.
Cantad a Dios, tocad a su nombre;
su nombre es el Señor. R/.

Padre de huérfanos, protector de viudas,
Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (16,29-33):

EN aquel tiempo, aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús:
«Ahora sí que hablas claro y no usas comparaciones. Ahora vemos que lo sabes todo y no necesitas que te pregunten; por ello creemos que has salido de Dios».
Les contestó Jesús:
«¿Ahora creéis? Pues mirad: está para llegar la hora, mejor, ya ha llegado, en que os disperséis cada cual por su lado y a mí me dejéis solo. Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre. Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí. En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy lunes, 25 de mayo de 2020
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf


YO TE RUEGO POR ELLOS


     Comenzamos unos días de preparación intensos para el gran acontecimiento de Pentecostés, pasando antes por la Ascensión, como momento en que la presencia de Jesús entre los suyos toca a su fin, para comenzar a estar presente de otra manera: por su Espíritu. Lo haremos de la mano del discurso/oración sacerdotal de Jesús. Toda una meditación orante sobre la obra de Jesús y sus implicaciones, tanto para sí mismo, como para sus discípulos, que habrán de continuarla.

     No estamos muy acostumbrados a encontrarnos con un Jesús orando por sus discípulos. Bueno sería visualizarlo, imaginarlo, meditar a este Jesús en plan orante por nosotros. Una oración que ha de ser bien poderosa, teniendo en cuenta quién la pronunciar, a quién se dirige y lo que ruega por nosotros. Es importante que tengamos presente que es una oración «por los discípulos», por el grupo como tal, que conformará la futura comunidad cristiana, la Iglesia. Aún no son Iglesia, pues les falta precisamente el «don de la Unidad y del Amor», el Espíritu. Pero ése es el interés de Jesús al orar: la fraternidad comunitaria de sus seguidores. Y tener esto presente supone que repasemos, profundicemos, concretemos nuestro lugar y nuestra misión en esa Comunidad grande que es la Iglesia, y las comunidades más pequeñas donde vivimos cada día nuestra fe.

    Es muy adecuado que intensifiquemos nuestra oración personal, pidiendo ese Espíritu, o mejor, preparándonos para recibir ese Espíritu que Dios nunca niega a los que se lo piden (Evangelio de Mateo). Podemos hacerlo con ayuda de la «Secuencia de Pentecostés», que no es difícil encontrar por Internet si no la tienes a mano. Y hacerlo de la mano de María, la mujer del Espíritu, la que tanto sabe de acogerlo con docilidad, y que acompaña a los discípulos siempre y particularmente en este tiempo tan especial.

     En cuanto al Evangelio de hoy, quiero fijarme en lo que dice Jesús: «Me dejaréis solo». 

    Dura experiencia esa en la que, en los momentos más duros (soledad, enfermedad, dificultades laborales o apostólicas, fracasos, rupturas...) aquellos de quienes más esperas y necesitas la cercanía y el apoyo... te la juegan, te fallan, se apartan de ti: tus amigos, tu familia, tu comunidad, tu pareja... «no están», o incluso están en contra. La madurez y fortaleza de las relaciones se comprueba y demuestra precisamente en esos momentos. Fue duro para Jesús, como es duro para cualquier persona. Es fácil hundirse, tirar la toalla... 

    Sin embargo Jesús cuenta con ello y además no les retira su confianza. Y reza por ellos. Dispersarse cada cual por su lado le preocupa. La dispersión, la falta de unidad, la huida, el dejarle solo. Y también el dejarse vencer por «el mundo». Tentaciones que son nuestras, y en las que fallaremos con toda seguridad. Aún así, el Señor quiere seguir contando con nosotros.

    «Pero no estoy solo, porque está conmigo el Padre». Preciosa la confidencia y enseñanza de Jesús. Ante la experiencia de fracaso, de oscuridad y de soledad, cuando la fe es puesta a prueba, la fe a de volverse confianza: aquello que tan a menudo encontramos en la Escritura: el Señor es mi fuerza, Dios mío en ti confío, aunque todos me abandonen.., y tantas otras. Es el momento de repetir con San Pablo «sé de quién me he fiado». Sí, el «mundo» del que habla Jesús y las luchas en que nos vemos envueltos (intereses económicos, la imagen, el poder y los cargos, la falta de valentía para pelear por la justicia, los silencio cómplices, el miedo, el evitar las complicaciones y riesgos....) parecen vencernos, y no pocas veces nos vencen. Oportuno  es que nos agarremos a nuestro Padre, aunque su presencia sea oculta y discreta, aunque nos parezca que «no está». Oportuno es que oremos estas palabras, que las dejemos calar en el fondo del corazón... porque sólo así podremos vencer, como Jesús: «Y encontraréis la paz en mí». Que así sea. Amén

Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

FELIZ SEMANA!!!





domingo, 24 de mayo de 2020

ORACIÓN A MARÍA AUXILIADORA

Oración a María Auxiliadora: 
Bendícenos, protégenos, defiéndenos, conserva como tuyos a todas las personas que habitan en este hogar


Nuestra Madre Bendita, bajo el título de María Auxiliadora de los cristianos, ha sido la ayuda, el consejo, el socorro y el éxito de los cristianos a lo largo de toda la historia del cristianismo. Esta oración de consagración del hogar a María Auxiliadora puede servirte para que la Virgen sea tu compañía con tu familia y les acompañe durante sus acciones diarias.

María, entregó el Rosario a Santo Domingo como un poderoso auxilio de oración, y ha alentado repetidamente su uso a lo largo de la historia, apareciendo, orientando y ayudando a los cristianos en Guadalupe, Fátima, Lourdes, Banneux, Nueva Orleans, Venezuela, Laus y muchos otros lugares.

Recordamos el amor maternal de Nuestra Santísima Madre por nosotros y su inagotable ayuda, cada vez que oramos las primeras palabras del Memorare:

"Acuérdate, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que alguno haya recurrido a ti, implorando tu Protección y auxilio, haya sido desamparado..."


La tradición de María Auxiliadora.
La tradición del título de María Auxiliadora data de 1571, cuando el cristianismo fue salvado por intercesión de la Santísima Madre durante la ahora famosa batalla de Leparto.

Fue en esta batalla, el 7 de octubre, más tarde declarada como la Fiesta de Nuestra Señora del Santo Rosario, que las fuerzas cristianas triunfaron sobre los invasores musulmanes, debido a las continuas oraciones del Rosario de los cristianos en toda Europa.

La tradición nos dice que después de la batalla decisiva muchos soldados cristianos marcharon a Loreto, donde invocaron a María, Nuestra Santísima Madre, como la "Auxiliadora de los Cristianos". Después de esa invocación, la devoción a María bajo este título se extendió.

Tenemos que tener claro que La devoción a Nuestra Señora nos lleva a una relación más profunda con Cristo, su hijo glorioso.


El Concilio Vaticano II declaró:

"Al honrar a la Madre de Cristo, estas devociones hacen que su Hijo sea correctamente conocido, amado y glorificado, y todos sus mandamientos sean observados".

De la misma manera, san Juan Bosco repetía muchas veces:

"Te ruego primero que adores a Jesús en el Santísimo Sacramento y luego rendir homenaje a María, santísima".



Oración para consagrar el hogar a María Auxiliadora.
Santísima Virgen María, nombrada por Dios para ser la Auxiliadora de los cristianos, te elegimos como la Madre y protectora de nuestro hogar.

Te pedimos que nos favorezcas con tu poderosa protección.

LOS SENTIMIENTOS QUE ACOMPAÑARON LA ASCENSIÓN


Los Sentimientos que Acompañaron la Ascención
Ilumina tu andar con la Luz de Cristo Resucitado.


Por: P. Dennis Doren, LC | Fuente: Catholic.Net




En este domingo no son las tinieblas las que dominaban, sino el fulgor de una luz repentina que irrumpe con el anuncio sobrecogedor de la resurrección del Señor. La espera y la oración se convierten entonces en un canto de alegría: «¡Exulte el coro de los Ángeles!».

Ha cambiado totalmente la perspectiva de la historia: la muerte da paso a la vida y la oscuridad a la luz; vida que no muere más y luz que no volverá a apagarse.

La piedra del sepulcro está quitada: hoy brilla una luz especial en el corazón de todos los que creemos en Cristo: con Él, con su gracia y su fuerza, su amistad y compañía, todos los obstáculos son superables; todos los problemas, solubles; todos los sacrificios, llevaderos; todas las penas, pasajeras. Cristo nos invita hoy a salir de nuestros sepulcros, de nosotros mismos, de nuestros pequeños o grandes problemas, de nuestras indecisiones y tristezas, de nuestros desalientos y dudas, de nuestras oscuridades y desconfianzas y dejar que su luz pase a través de nosotros, para así llevarlo a los hombres. Hoy es un día especial para sentirse cerca de Dios, amigo de Dios, sinceramente amigo de Dios.

Una pequeña niña se encontraba entre un grupo de personas que eran guiadas en una excursión por una gran catedral. Mientras el guía daba explicaciones sobre las diversas partes de la estructura: el altar, el coro, la mampara y la nave principal, la atención de la pequeña estaba enfocada en una vidriera de colores.

Estuvo por largo tiempo considerando en silencio la ventana. Al elevar la vista hacia las figuras que formaban parte del vitral, su rostro fue bañado en un arco iris de colores cuando el sol de la tarde inundó el ala cruciforme de la inmensa catedral.

Cuando el grupo se preparaba para continuar la gira, la niña se llenó de valentía y preguntó al guía: ¿Quiénes son las personas que están en ese vitral tan hermoso?

    -Esos son los santos- respondió aquel.

    Esa misma noche, mientras la niña se alistaba para acostarse, le dijo a su madre con orgullo: -Sé quiénes son los santos.

    -¿Lo sabes? -respondió la madre. ¿Y me podrías decir quiénes son?

    Sin vacilar, la niña respondió: ¡Son las personas que dejan que la luz brille a través de ellas!

    ¿Estás permitiendo que la luz de la Resurrección del Señor brille a través de ti?

Hemos sido llamados a compartir la luz de la Resurrección de Jesús en un mundo de tinieblas. Como rayos de luz que atraviesan el pesimismo y la oscuridad, podemos llevar la Esperanza de la Resurrección a este mundo oscuro y cansado.

    “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (San Mateo 5.16)

No te detengas cuando se haya hecho oscuro, ilumina tu andar con la luz de Cristo Resucitado. La oscuridad más terrible no es la que te rodea, sino la que te habita; y la luz más bella no es la que te ilumina desde afuera, sino la que se asoma en tus ojos desde adentro. No exijas más luz que la necesaria para ver lo necesario, ni más camino que para andar esta jornada. El camino más malo, no es tan malo, si por él vas a tu meta. Y el camino más bueno no es tan bueno si por él no llegas a tu destino. No sabrás si hay luz mientras tus ojos no se hayan abierto, ni sabrás si hay camino, mientras tus pies no hayan andado. Cristo hoy ha encendido una lámpara que no se apaga, deja que esta luz ilumine tu caminar, Él hoy ha vencido nuestras oscuridades. CRISTO HA RESUCITADO Y YO LO HE EXPERIMENTADO.
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