martes, 10 de junio de 2014

CRISTO NOS INVITA ... DESDE LA MONTAÑA



Autor: P. José Luis Richard | Fuente: Catholic.net
Cristo nos invita... desde la montaña.
Si quieres ser feliz, siembra hoy para cosechar mañana; lucha hoy, para triunfar en el futuro; sacrifícate ahora para recibir los frutos después.

Cristo nos invita... desde la montaña.
En el Sermón de la Montaña, Cristo desborda su corazón, revela los misterios del Reino. Nos da a conocer la sabiduría de Dios y la clave de la felicidad: sembrar con paciencia para recoger los frutos llegado el tiempo, pagar el precio justo. 

Es impresionante cómo ha ido cambiando nuestro mundo y con qué rapidez. Para los hombres de hace medio siglo, sería una verdadera fantasía el pensar en la informática, tan avanzada y al alcance de todos. Nuestros bisabuelos nunca se imaginaron los nuevos artefactos de guerra tan sofisticados, tan precisos. Jamás soñaron con nuestros medios de transporte tan seguros y veloces... 

Los hombres de hace cincuenta o sesenta años sabían que si alguien quería una buena cosecha, tendría que trabajar muy duro durante todo el otoño y pasarse la primavera escardando sus campos. El alfarero, el zapatero, el herrero, todos ellos tenían muy bien sabido que si querían producir más, les hacían falta más horas de trabajo, más mano de obra... 

Nosotros, con nuestra tecnología, nos hemos acostumbrado a lo automático, a lo fácil, lo cómodo. A encender la televisión desde la cama con un botón, a abrir la puerta de casa desde el coche, a viajar cómodamente con la visa... pagando después. 

A la gente de nuestra época se le atrae así. Si quieren vendernos algo, que sea rápidamente y sin complicaciones. 

Si algo ha de producirnos comodidad, alegría, felicidad, placer, tiene que ser al instante, sin tardar. Si se oprime el botón, es para que el trabajo quede listo en un momento. No queremos trabajos sin frutos inmediatos. Queremos la mayor cantidad de bienes con el menor esfuerzo. Es la moda. 

Y sin embargo, Cristo, desde la montaña, usa un vocabulario completamente opuesto: Si quieres ser feliz, siembra hoy para cosechar mañana; lucha hoy, para triunfar en el futuro; sacrifícate ahora para recibir los frutos después. 

Cristo nos propone abandonarnos a nosotros mismos para seguir su Evangelio. No consentir a las pasiones. No ser tan delicados. Aguantar y ser firmes ante el sufrimiento. Ser generosos y aceptar el dolor por amor a Él, como un medio seguro para conseguir la ansiada felicidad. El Reino de los cielos no se consigue con palancas y botones sino con sacrificio y amor a Cristo. 

Nuestra misma sociedad puede explicarnos muy bien lo que Cristo nos invita a hacer desde la montaña. La vida actualmente es muy cara, muy difícil. Hay que pagar por todo. Nada se regala. También nuestra felicidad tiene un precio: pisar las mismas huellas de Cristo. Aunque más de una vez nuestros pies sangren. 

Señor, quiero desde hoy trabajar con paciencia y generosidad, sembrar sin prisas, para alcanzar con mi sacrificio la verdadera felicidad. 

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 10 DE JUNIO DEL 2014

Autor: Luis Felipe Nájar | Fuente: Catholic.net
Ustedes son la luz del mundo
Mateo 5, 13-16. Tiempo Ordinario. El que lleva la luz de la fe no puede ir con la cabeza agachada.
 
Ustedes son la luz del mundo
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 13-16

«Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres. «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

Oración introductoria

Dios mío, me has llamado a la santidad. Ilumina mi mente y mi corazón en esta oración para descubrir dónde se encuentra la verdadera felicidad, sólo ésta quiero desear y no las burdas imitaciones que me ofrece el mundo.

Petición

Señor, te pido que deje entrar tu luz a mi conciencia para ser sal que ilumine y dé sabor a la vida de los demás.

Meditación del Papa Francisco

¿Qué es la sal en la vida de un cristiano, cuál es la sal que nos dio Jesús? La sal que nos da el Señor es la sal de la fe, de la esperanza y de la caridad. Pero hay que tener cuidado de que esta sal, que hemos recibido de la certeza de que Jesús murió y resucitó para salvarnos, no pierda su sabor, que no pierda su fuerza. Esta sal no es para conservarla, porque si la sal se conserva en un frasco no consigue nada, no sirve.
La sal tiene sentido cuando se da para condimentar las cosas. También creo que la sal guardada en un frasco, con la humedad, pierde fuerza y no sirve. La sal que hemos recibido es para darla, es para condimentar, está para ofrecerla. Lo contrario la vuelve insípida y no sirve. Debemos pedirle al Señor no ser cristianos con sal pero sin sabor, con sal guardada en un frasco. Pero la sal también tiene otra característica especial: cuando la sal se utiliza bien, no se siente el sabor de la sal... ¡No se siente! Se siente el sabor de cada comida: la sal ayuda a que el sabor de aquella comida sea mejor, se conserve más, sea más buena, más sabrosa. ¡Esta es la originalidad cristiana!
Cuando predicamos la fe, con esta sal, los que reciben el anuncio, lo reciben a su manera, como para las comidas. Y así, cada uno, con sus propias peculiaridades, recibe la sal y esta se vuelve mejor» (S.S. Francisco, 23 de mayo de 2013, homilía en Santa Marta). .

Reflexión

¡Cuántas veces ponemos sal a los alimentos para darles más sabor! Jesucristo usa los hechos de la vida común para darnos una enseñanza. En esta ocasión, Jesús habla con comparaciones a sus seguidores. Los compara con la sal y con la luz.

Ser sal es dar sabor, es cambiar el gusto a las cosas que normalmente pasan o que no podemos evitar, como el dolor físico o moral. Cosas que a veces hasta nos hunden en un vacío de amargura tan desabrido como la sal que ha perdido su sabor. Darle sabor a la vida es cambiar el vinagre en vino dulce.

Cuando el sufrimiento nos aflige debemos ponerle un poco de esa sal que cambia ese mal rato en algo mejor. La sal es el amor. Sólo el amor tiene las cualidades de la sal que da sabor a nuestras angustias más íntimas. El amor pone sabor a todo. Amor que es la característica del cristiano. Amor que se traduce en caridad, perdón, servicialidad con mi prójimo.

La luz y la oscuridad nunca se juntan, es imposible unir el día con la noche. Debemos ser para los demás, alzándonos del polvo de la tierra que son la concupiscencia de la carne y la soberbia del espíritu. Debemos levantar la antorcha de luz, nuestra fe. Sin miedo, orgullosos de ser cristianos. El que lleva la luz de la fe no puede ir con la cabeza agachada, sino con una sonrisa en el rostro. La alegría de ser sal y ser luz para el mundo está en Cristo que murió y resucitó por cada uno de nosotros.

Propósito

Ser el primero en disculparme u ofrecer una solución en alguna discusión que se presente.

Diálogo con Cristo

Jesús, me llamas a ser la sal y la luz para los demás, esto implica que mi testimonio de vida, palabras y acciones deben ser un reflejo de tu amor, de tu misericordia infinita. Tu gracia es la fuente para la felicidad. Ayúdame, Señor, a guiarme en todo por el Espíritu Santo, para que Él sea quien edifique, en mí, al auténtico testigo de tu amor.


La gente que ama mucho sonríe fácilmente, porque la sonrisa es, ante todo, una gran fidelidad a sí mismo. Y atención porque se habla de sonrisa y no de risa. "Mayor felicidad hay en dar que en recibir" (Hch 20, 35). 

lunes, 9 de junio de 2014

REFLEXIONES DIARIAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: 9 DE JUNIO




JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Una reflexión para cada día del mes de junio.


Oración introductoria de cada día

Corazón amantísimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.

Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.

Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía María.

Dispón de mí y de mis cosas,Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén.



P. León Dehón


9. -EL PECADO VENIAL

En el tribunal de Anás, Jesús recibe una bofetada de un siervo y en la humildad de su Corazón exclama: El pecado venial deliberado es una bofetada a Jesús; no lo pone en la cruz como el pecado mortal, pero es siempre un agravio, una injusticia, una ofensa.


¿Qué diríamos de un criado que obedeciese los mandatos del amo, pero despreciase sus deseos y sus consejos? ¿Qué diríamos de un hijo que diese una bofetada a su madre? Nosotros hacemos algo peor con Jesús cuando cometemos el pecado venial.

DAR...



Dar


Hay quienes dan como dan las piedras, sólo cuando se les parten.

Hay quienes dan como las esponjas, sólo cuando se les estrujan.

Hay quienes dan como el panal de miel, que reboza y da como si esa fuese su tarea.

Hay quienes dan por obligación y le quitan a la dádiva el gozo de la comprensión y la ternura.

Hay quienes dan con quejas y protestas, quitándole al don la melodía de amor que le pueden hacer inmortal.

Hay quienes dan con indiferencia como si su dádiva y aquella a la que ella va dirigida no valiera nada, creando barreras en vez de tender puentes.

Hay quienes tratan de dar como da Dios, con amor, con misericordia, con fe, "enviando sol sobre buenos y malos y su lluvia sobre justos e injustos".

Estos son los únicos que pueden comprender que "más bienaventurado es dar que recibir"

¿Cómo das tú?

MADUREZ



Madurez
Autor: Ann Landers


Madurez es la habilidad de controlar la ira y resolver
las discrepancias sin violencia o destrucción.

Madurez es paciencia. Es la voluntad de posponer el
abrazo inmediato en favor de un beneficio de largo
plazo.

Madurez es perseverancia, es la habilidad de sacar
adelante un proyecto o una situación a pesar de fuerte
oposición y retrocesos decepcionantes.

Madurez es la capacidad de encarar disgustos y
frustraciones, incomodidades y derrotas, sin queja ni
abatimiento.

Madurez es humildad. Es ser suficientemente grande
para decir "me equivoque". Y cuando se esta en lo
correcto la persona madura no necesita experimentar la
satisfacción de decir "Te lo dije".

Madurez es la capacidad de tomar una decisión y
sostenerla. Los inmaduros pasan sus vidas explorando
posibilidades para al fin no hacer nada.

Madurez significa confiabilidad, mantener la propia
palabra, superar la crisis. Los inmaduros son
maestros de la excusa. Son los confusos y
desorganizados. Sus vidas son una confusión de
promesas rotas, amigos perdidos, negocios sin terminar
y buenas intenciones que nunca se convierten en
realidad.

Madurez es el arte de vivir en paz con lo que no se
puede cambiar.

LAS VIRTUDES DE LA VIRGEN MARÍA


Las Virtudes de la Virgen María
Obediencia de María

San Alfonso María de Ligorio

Por el amor que María tenía a la virtud de la obediencia, cuando recibió la Anunciación del ángel san Gabriel no quiso llamarse con otro nombre más que con el de esclava: "He aquí la esclava del Señor". Sí, dice santo Tomás de Villanueva, porque esta esclava fiel ni en obras ni en pensamiento contradijo jamás al Señor, sino que, desprendida de su voluntad propia, siempre y en todo vivió obediente al divino querer. Ella misma declaró que Dios se había complacido en esta su obediencia cuando dijo: "Miró la humildad de su esclava" (Lc 1,48), pues la humildad de una sierva se manifiesta en estar pronta a obedecer. Dice san Agustín que la Madre de Dios, con su obediencia, remedió el daño que hizo Eva con su desobediencia. La obediencia de María fue mucho más perfecta que la de todos los demás santos, porque todos ellos, estando inclinados al mal por la culpa original, tienen dificultad para obrar el bien, pero no así la Virgen. Escribe san Bernardino: María, porque fue inmune al pecado original, no tenía impedimentos para obedecer a Dios, sino que fue como una rueda que giraba con prontitud ante cualquier inspiración divina. De modo que, como dice el mismo santo, siempre estaba contemplando la voluntad de Dios para ejecutarla. El alma de María era, como oro derretido, pronta a recibir la forma que el Señor quisiera.

Bien demostró Maria lo pronto de su obediencia cuando por agradar a Dios quiso obedecer hasta al emperador romano, emprendiendo el viaje a Belén estando en estado y en pobreza, de modo que se vio constreñida a dar a luz en un establo. También, ante el aviso de san José, al punto, la misma noche, se puso en camino hacia Egipto, en un viaje largo y difícil. Pregunta Silveira: ¿Por qué se reveló a José que había que huir a Egipto y no a la Virgen que había de experimentar en el viaje más trabajos? Y responde: Para darle ocasión de ejercitar la obediencia, para la cual estaba muy preparada. Pero, sobre todo, demostró su obediencia heroica cuando por obedecer a la divina voluntad consintió la muerte de su Hijo con tanta constancia. Por eso, a lo que dijo una mujer en el Evangelio: "Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron", Jesús respondió: "Más bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la cumplen" (Lc 11,28). En consecuencia, conforme a Beda el Venerable, María fue más feliz por la obediencia al querer de Dios que por haber sido hecha la Madre del mismo Dios.

Por esto agradan muchísimo a la Virgen los amantes de la obediencia. Se cuenta que se le apareció la Virgen a un religioso franciscano llamado Accorso cuando estaba en la celda, pero en ese instante fue llamado para confesar a un enfermo y se fue. Mas al volver encontró que María lo estaba esperando, alabándole mucho su obediencia. Como, al contrario, reprendió a un religioso que después de tocar la campana se quedó completando ciertas devociones.

Hablando la Virgen a santa Brígida de la seguridad que da el obedecer al padre espiritual, le dijo: La obediencia es la que introduce a todos en la gloria. Porque, decía san Felipe Neri, que Dios no nos pide cuenta de lo realizado por obedecer, habiendo dicho él mismo: "El que a vosotros oye, a mí me oye; el que a vosotros desprecia, a mí me desprecia" (Lc 10,16). Reveló también la Madre de Dios a santa Brígida que ella, por los méritos de su obediencia, obtuvo del Señor que todos los pecadores que a ella se encomiendan sean perdonados.

Reina y Madre nuestra, ruega a Jesús por nosotros, consíguenos por los méritos de tu obediencia ser fieles en obedecer a su voluntad y las órdenes del director espiritual. Amén.


DIOS ME BUSCA SIN DESCANSO


Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
Dios me busca sin descanso
También hoy, en medio de mis prisas y mis miedos, entre mis distracciones y trabajos.



Me sorprendes continuamente con tu espera. No entiendo por qué me buscas sin descanso. ¿Qué ganas con mi amor pequeño y frágil? ¿Qué conquistas cuando pienso en Ti y dejo mi egoísmo? 

No te entiendo, Dios mío. Tu Amor es infatigable. No lo merezco, pero ahí sigue. A veces te olvido, pero Tú no dejas de buscarme. 

Me lo han dicho tantas veces: soy hijo tuyo. Pero un hijo pecador, un hijo infiel, un hijo ingrato. ¿Por qué, entonces, insistes? ¿Por qué no me dejas a un lado para atender a otro que sí Te escuche y Te ame? 

Lo sé: el amor es como un torrente incontenible. Nada puede destruirlo. Y Tú eres Amor: Amor divino, infinito, fiel, incansable, misericordioso. 

Por eso sigues tras mis huellas. Por eso me buscas si he pecado. Por eso me recoges si estoy caído. Por eso me arropas cuando el frío del mundo envuelve mi alma. 

Me sorprende tanto amor, tanta paciencia, tanta ternura. Pero no puedo cambiarte, mientras que Tú anhelas que yo cambie. 

¿De verdad crees que puedo abandonar el pecado, romper con mi pasado, dejar atrás pasiones dañinas, perdonar y pedir perdón? ¿Crees que mi alma llegará un día a brillar de esperanza y me dejaré purificar con la Sangre que derramó Tu Hijo en el Calvario? 

Dios, me buscas siempre. También hoy, en medio de mis prisas y mis miedos, entre mis distracciones y trabajos. Estás en lo más dentro de mi alma (me lo recuerda tu amigo Agustín de Hipona), como un Enamorado bueno que sólo encontrará alegría cuando el hijo lo mire y se deje abrazar. 

Sólo entonces podré iniciar, contigo, una vida nueva, bella; una vida que inicia en este mundo inquieto y sigue, para siempre, en el encuentro eterno de los cielos. 

LAS BIENAVENTURANZAS



LAS BIENAVENTURANZAS 


Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Bienaventurados los mansos , porque ellos posseerán en herencia la tierra.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.

REFLEXIÓN SOBRE LAS BIENAVENTURANZAS



REFLEXIÓN SOBRE LAS BIENAVENTURANZAS 

De entre todas las virtudes posibles, Dios eligió estas para ti. Seguramente son las más difíciles, pero también son las que te harán feliz. ¿Acaso la felicidad es fácil? Pero, ¿por qué éstas y no otras? Muy sencillo. Imagina estas "otras bienaventuranzas": 

Bienaventurados los ricos, porque tendrán poder para abusar de los demás. 

Bienaventurados los orgullosos, los rebeldes, los que protestan y no siguen ninguna norma porque sabrán odiar cuando les contradigan. 

Bienaventurados los que ríen a carcajadas, porque no les importará el sufrimiento de los demás y podrán disimular su propia amargura interior. 

Bienaventurados los airados y resentidos, los que no tienen misericordia, porque no conocerán lo que es el perdón. 

Bienaventurados los que se lo pasan bien, los que disfrutan a costa de lo que sea, porque ya no tendrán nada que gozar en el cielo. 

Bienaventurados los que siembran revoluciones y guerras, porque ellas se volverán en su contra. 

Bienaventurados seréis cuando os alaben, porque seréis esclavos de vuestra propia vanidad. 

Así, pues, Jesucristo eligió el "Bien Eterno" y nos dio ejemplo viviendo las Bienaventuranzas. 

Podemos decir en pocas palabras: ¿Qué nos enseña Cristo? ¿Qué nos pide y qué nos da? La respuesta es clara y sencilla: nos muestra el camino hacia la felicidad, hacia la plenitud, hacia el amor. Son cosas que todos queremos, pero también son cosas que no todos conseguimos. 

¿Y cómo se logra? Relee el evangelio. Mira si eres pobre, o si estás todo el día apegado a tus grandes o tus pequeñas cosas. Mira si eres manso, si sabes responder con paciencia ante los insultos o agresiones de los demás. Mira si eres de los que lloran y sufren por los demás, si haces tuyos los sufrimientos de todos. Mira si trabajas por la paz, si siembras armonía en casa, con los amigos, con las personas que encuentras en la calle. Mira si te persiguen porque eres honesto, porque no haces trampas como todos, porque no calumnias, porque das a cada uno según una medida justa. 

Ese es el camino de los profetas, de los santos, de los mártires. Sólo estaré seguro de que lo sigo si "me duele". Y sólo me pondré a caminar si Cristo me da su fuerza y su amor. Sin Cristo las bienaventuranzas son una locura, son un fracaso, son una derrota. Con Cristo hay alegría incluso en los momentos más difíciles de la vida. Basta con ver a los santos, envidiarlos... y no tener miedo de seguir sus huellas, según las bienaventuranzas de Cristo. 

EL PENSAMIENTO DEL DÍA

EL PENSAMIENTO DEL DÍA

Dichoso el hombre que ha encontrado la sabiduría y el hombre que alcanza la prudencia; más vale su ganancia que la ganancia de la plata, su renta es mayor que la del oro.

 Pr 3, 13-14.


NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: LUNES 9 DE JUNIO


Nardo del 9 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, fuente inagotable de amor!

Meditación: Jesús tanto nos amó que no sólo hasta Su última gota de Sangre derramó, obedeciendo la Voluntad del Padre que lo envió, sino que también desde la Cruz nos dejó a Su Santísima Madre, a la más Bella Mujer que jamás existiría, para que sea nuestra guía. En Pentecostés, Ella, confirmando su apostolado, está reunida con los discípulos esperando la venida del Paráclito, cumpliendo así con lo señalado por su Divino Hijo. Así la Criatura más Perfecta, la Inmaculada, la Llena de Gracia, se convierte en Madre de la Iglesia, participando del misterio de la Corredención. Ella ve con dolor y con amor todas las asechanzas, tropiezos y persecuciones que el enemigo prepara frente a nosotros, interponiéndose para nuestra protección como la Mujer Vestida de Sol, y señalando el camino del regreso de Cristo.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Recemos el Rosario a la Santísima Virgen, para que sea nuestra protectora y nuestra guía.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 9 DE JUNIO DEL 2014

Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Las Bienaventuranzas
Mateo 5, 1-12. Tiempo Ordinario. Mira si eres pobre, o si estás apegado a tus grandes o pequeñas cosas.
Las Bienaventuranzas
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 1-12

Viendo la muchedumbre, Jesús subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.

Oración introductoria

Señor, gracias por indicarme tan claramente el camino para poder alcanzar la dicha, la alegría que me hará saltar de contento por toda la eternidad. Guía mi oración para que este día esté orientando hacia mi meta final.

Petición

Dios mío, que las bienaventuranzas sean mi criterio de vida, mi forma de pensar y de comportarme.

Meditación del Papa Francisco

La Cruz sigue siendo escándalo, pero es el único camino seguro: el de la Cruz, el de Jesús, la encarnación de Jesús. Por favor, no licuen la fe en Jesucristo. Hay licuado de naranja, hay licuado de manzana, hay licuado de banana, pero, por favor, no tomen licuado de fe. La fe es entera, no se licua. Es la fe en Jesús. Es la fe en el Hijo de Dios hecho hombre, que me amó y murió por mí.
Entonces: Hagan lío; cuiden los extremos del pueblo, que son los ancianos y los jóvenes; no se dejen excluir, y que no excluyan a los ancianos. Segundo: no licuen la fe en Jesucristo. Las bienaventuranzas. ¿Qué tenemos que hacer, Padre? Mira, lee las bienaventuranzas que te van a venir bien. Y si quieres saber qué cosa práctica tienes que hacer, lee Mateo 25, que es el protocolo con el cual nos van a juzgar. Con esas dos cosas tienen el programa de acción: Las bienaventuranzas y Mateo 25. No necesitan leer otra cosa. Se lo pido de corazón.(S.S. Francisco, 25 de julio de 2013). .

Reflexión

De entre todas las virtudes posibles, Dios eligió estas para ti. Seguramente son las más difíciles, pero también son las que te harán feliz. ¿Acaso la felicidad es fácil? Pero, ¿por qué éstas y no otras? Muy sencillo. Imagina estas "otras bienaventuranzas":

Bienaventurados los ricos, porque tendrán poder para abusar de los demás.

Bienaventurados los orgullosos, los rebeldes, los que protestan y no siguen ninguna norma porque sabrán odiar cuando les contradigan.

Bienaventurados los que ríen a carcajadas, porque no les importará el sufrimiento de los demás y podrán disimular su propia amargura interior.

Bienaventurados los airados y resentidos, los que no tienen misericordia, porque no conocerán lo que es el perdón.

Bienaventurados los que se lo pasan bien, los que disfrutan a costa de lo que sea, porque ya no tendrán nada que gozar en el cielo.

Bienaventurados los que siembran revoluciones y guerras, porque ellas se volverán en su contra.

Bienaventurados seréis cuando os alaben, porque seréis esclavos de vuestra propia vanidad.

Así, pues, Jesucristo eligió el "Bien Eterno" y nos dio ejemplo viviendo las Bienaventuranzas.

Podemos decir en pocas palabras: ¿Qué nos enseña Cristo? ¿Qué nos pide y qué nos da? La respuesta es clara y sencilla: nos muestra el camino hacia la felicidad, hacia la plenitud, hacia el amor. Son cosas que todos queremos, pero también son cosas que no todos conseguimos.

¿Y cómo se logra? Relee el evangelio. Mira si eres pobre, o si estás todo el día apegado a tus grandes o tus pequeñas cosas. Mira si eres manso, si sabes responder con paciencia ante los insultos o agresiones de los demás. Mira si eres de los que lloran y sufren por los demás, si haces tuyos los sufrimientos de todos. Mira si trabajas por la paz, si siembras armonía en casa, con los amigos, con las personas que encuentras en la calle. Mira si te persiguen porque eres honesto, porque no haces trampas como todos, porque no calumnias, porque das a cada uno según una medida justa.

Ese es el camino de los profetas, de los santos, de los mártires. Sólo estaré seguro de que lo sigo si "me duele". Y sólo me pondré a caminar si Cristo me da su fuerza y su amor. Sin Cristo las bienaventuranzas son una locura, son un fracaso, son una derrota. Con Cristo hay alegría incluso en los momentos más difíciles de la vida. Basta con ver a los santos, envidiarlos... y no tener miedo de seguir sus huellas, según las bienaventuranzas de Cristo.

Propósito

Hoy en día el mensaje de Jesús en la Montaña sigue plenamente vigente. ¡Sólo se necesitan almas nobles, valientes y generosas que quieran ser auténticamente felices y quieran poner por obra su mensaje! Serán realmente dichosas. Y el mundo cambiará.

domingo, 8 de junio de 2014

!! FELIZ PENTECOSTÉS ¡¡


!!FELIZ PENTECOSTÉS¡¡
Domingo 8 de Junio del 2014

Hoy estamos celebrando Pentecostés, una fiesta de la Iglesia universal, en la cual se recuerda la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles y la Virgen María, cincuenta días después de la Pascua. Casi podemos imaginar la escena: había pasado ya la pasión, muerte y resurrección del Señor y también su Ascensión al cielo. Persistía en sus discípulos un sentimiento de desolación y angustia por la partida del Maestro… Estaban “encerrados” en el cenáculo porque aún temían a los judíos… A pesar de haber sido testigos directos y privilegiados de las enseñanzas de Jesús, sus mentes estaban cerradas y confundidas…

Y entonces se oyó el ruido como de viento impetuoso y el Espíritu Santo bajó sobre ellos en forma de lenguas de fuego sobre sus cabezas. Y al ser infundidos con sus dones, ellos abrieron su entendimiento que se llenó de luz, comenzaron a hablar en leguas ante el asombro de los que los escuchaban, y sintieron en sus corazones todo el fuego que los impulsó a partir en distintas direcciones para cumplir con el mandato último de Jesús: ir por todo el mundo para llevar a todos los pueblos la Buena Noticia.
Y ese día nació la Iglesia. 

A partir de esos hombres del pueblo, rudos pescadores, de escasas luces intelectuales hasta recibir el soplo del Espíritu, se creó la Iglesia y comenzó la tarea de llevar la Palabra de Jesús por el mundo. Ellos lo hicieron con Sabiduría, Inteligencia, Ciencia, Fortaleza, Consejo, Piedad y Temor de Dios (los dones recibidos), y nada los hizo vacilar en su misión, que cumplieron hasta dar la vida casi todos ellos como mártires de la fe.

Por eso, de alguna manera, en este día estamos celebrando el cumpleaños de la Iglesia que nació en aquel primer Pentecostés. Y nosotros somos hoy los continuadores de aquellos primeros apóstoles de Jesús que recibimos también en este día al Espíritu Santo para que, igual que aquellos primeros discípulos, seamos también capaces de seguir llevando el mensaje de Jesús al mundo, que más que nunca necesita de Su Palabra.

(Tomado de Pequeñas Semillitas)

CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO


CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Recibe, ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que te hago en este día para que te dignes ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones: mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza y todo el Amor de mi corazón.

Yo me abandono sin reservas a tus divinas operaciones y quiero ser siempre dócil a tus santas inspiraciones.

¡Oh Espíritu Santo!, dígnate formarme con María y en María según el modelo de vuestro amado JESÚS.

Gloria al Padre Creador; Gloria al Hijo Redentor; Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén.

(Rezar un Padrenuestro por las intenciones del Sumo Pontífice)

HOMILÍA DE PAPA FRANCISCO EN LA SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS: 8 DE JUNIO DEL 2014

Autor: Papa Francisco | Fuente: es.radiovaticana.va
El Espíritu Santo nos enseña, nos recuerda y nos hace hablar
Homilía del Santo Padre Francisco, en la Santa Misa que presidió esta mañana, en la solemnidad de Pentecostés. 8 junio 2014
 
El Espíritu Santo nos enseña, nos recuerda y nos hace hablar
El Espíritu Santo nos enseña, nos recuerda y nos hace hablar
«Todos quedaron llenos del Espíritu Santo» (Hch 2, 4).

Hablando a los Apóstoles en la Última Cena, Jesús les dijo que, luego de su partida de este mundo, les enviaría el don del Padre, o sea el Espíritu Santo (cfr. Jn 15,26). Esta promesa se realiza con potencia en el día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo desciende sobre los discípulos reunidos en el Cenáculo. Aquella efusión, si bien extraordinaria, no permaneció única y limitada a aquel momento, sino que es un evento que se ha renovado y se renueva todavía. Cristo glorificado a la derecha del Padre continúa realizando su promesa, enviando sobre la Iglesia el Espíritu vivificante, que nos enseña, nos recuerda, nos hace hablar.


El Espíritu Santo nos enseña

Es el Maestro interior. Nos guía por el camino justo, a través de las situaciones de la vida. Él nos enseña el camino. En los primeros tiempos de la Iglesia, el Cristianismo era llamado “el Camino” (cfr. Hch 9,2), y el mismo Jesús es el Camino. El Espíritu Santo nos enseña a seguirlo, a caminar sobre sus huellas. Más que un maestro de doctrina, el Espíritu es un maestro de vida. Y ciertamente de la vida forma parte también el saber, el conocer, pero dentro del horizonte más amplio y armónico de la existencia cristiana.


El Espíritu Santo nos recuerda, nos recuerda todo aquello que Jesús ha dicho

Es la memoria viviente de la Iglesia. Y mientras nos hace recordar, nos hace entender las palabras del Señor.

Este recordar en el Espíritu y gracias al Espíritu no se reduce a un hecho mnemónico, es un aspecto esencial de la presencia de Cristo en nosotros y en su Iglesia. El Espíritu de verdad y de caridad nos recuerda todo aquello que Cristo ha dicho, nos hace entrar cada vez más plenamente en el sentido de sus palabras. Todos nosotros tenemos esta experiencia. En un momento, en una situación, nos viene una idea y esto se une, se relaciona con una parte de la Escritura. Ese es el camino de la memoria viviente de la Iglesia. Esto requiere de nosotros una respuesta: mientras más generosa es nuestra respuesta, en nosotros se transforman más en vida las palabras de Jesús, volviéndose actitudes, elecciones, gestos, testimonio. En esencia, el Espíritu nos recuerda el mandamiento del amor, y nos llama a vivirlo.

Un cristiano sin memoria no es un verdadero cristiano: es un cristiano a mitad de camino es un hombre o una mujer prisionero del momento, que no sabe atesorar su historia, no sabe leerla y vivirla como una historia de salvación. En cambio, con la ayuda del Espíritu Santo, podemos interpretar las inspiraciones interiores y los acontecimientos de la vida a la luz de las palabras de Jesús. Y así crece en nosotros la sabiduría de la memoria, la sabiduría del corazón, que es un don del Espíritu. ¡Que el Espíritu Santo reviva en todos nosotros la memoria cristiana!

En aquel día con los Apóstoles, estaba la Mujer de la memoria. Que desde el inicio meditaba todas esas cosas en su corazón. Pidamos a su Madre que nos ayude en este camino de la memoria.


El Espíritu Santo nos hace hablar, con Dios y con los hombres

El Espíritu Santo nos enseña, nos recuerda y, otro aspecto, nos hace hablar, con Dios y con los hombres. ¡No hay cristianos mudos, eh! No hay lugar para ellos. Nos hace hablar con Dios en la oración. La oración es un don que recibimos gratuitamente; es diálogo con Él en el Espíritu Santo, que ora en nosotros y nos permite dirigirnos a Dios llamándolo Padre, Papá, Abba (cfr. Rm 8,15; Gal 4,4); y ésta no es solamente una “forma de decir”, sino que es la realidad, nosotros somos realmente hijos de Dios. «Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios» (Rm 8,14).

Nos hace hablar en el acto de fe. Nadie puede decir Jesús es el Señor – lo hemos escuchado hoy – sin el Espíritu Santo.

Y el Espíritu nos hace hablar con los hombres en el diálogo fraterno. Nos ayuda a hablar con los demás reconociendo en ellos a hermanos y hermanas; a hablar con amistad, con ternura, comprendiendo las angustias, las esperanzas, las tristezas y las alegrías de los demás.

Pero hay más: el Espíritu Santo nos hace también hablar a los hombres en la profecía, o sea haciéndonos “canales”, humildes y dóciles, de la Palabra de Dios. La profecía es hecha con franqueza para mostrar abiertamente las contradicciones y las injusticias, pero siempre con docilidad e intención constructiva. Penetrados por el Espíritu de amor, podemos ser signos e instrumentos de Dios que ama, que sirve, que dona la vida.

Resumiendo: el Espíritu Santo nos enseña el camino; nos recuerda y nos explica las palabras de Jesús; nos hace orar y decir Padre a Dios, nos hace hablar a los hombres en el diálogo fraterno y en la profecía.

El día de Pentecostés, cuando los discípulos «quedaron llenos del Espíritu Santo», fue el bautismo de la Iglesia, que nació “en salida”, en “partida” para anunciar a todos la Buena Noticia. Jesús fue perentorio con los Apóstoles: recordemos a nuestra Madre, que partió rápidamente. La Madre Iglesia y la Madre María. Las dos vírgenes, las dos Madres, las dos mujeres.

Jesús fue perentorio con los Apóstoles, no debían alejarse de Jerusalén antes de haber recibido desde lo alto la fuerza del Espíritu Santo (cfr. Hch 1,4.8). Sin Él no existe la misión, no existe la evangelización.

Por esto con toda la Iglesia, con nuestra Madre Iglesia, toda, invocamos: ¡Ven, Santo Espíritu!

NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: DOMINGO 8 DE JUNIO


Nardo del 8 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, que enviaste al Espíritu Santo!

Meditación: Jesús que nos enviaste tu Santo Espíritu, que nos permitiste por Tu inmenso Amor ser templos del mismo Dios, para así vivir en Ti y recibir a la Divinidad en nuestra pobre casa, llenándola de gracias. Que seamos vasijas de barro, purificadas por el Fuego ardiente de Dios, para que Sus dones se derramen en nuestras almas. ¡Oh que sublime posesión sería ésta, ser poseídos por el Espíritu Divino que nos guía y renueva como verdadera Iglesia!.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Pidamos la efusión del Espíritu Santo sobre cada uno de nosotros y sobre toda la Iglesia.

"Ven, Espíritu Santo, ven, por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, Tu Amadísima Esposa, ven¨" (se repite tres veces).

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

DANOS, SEÑOR, UN CORAZÓN ACOGEDOR


Danos, Señor, un corazón acogedor.


Espíritu Santo Creador, que al principio planeabas sobre las aguas, por tu soplo todos los seres han recibido vida. Danos vivir según el Espíritu de Cristo.

Danos, Señor, un corazón acogedor.
Espíritu Santo Consejero, tú has revestido con tu fuerza a los profetas para que rindieran testimonio de tu Palabra. Danos valor para proclamarla nosotros cada día.

Danos, Señor, un corazón acogedor.
Espíritu Santo Poder, tú has acogido bajo tu sombra a la Virgen Manía, y la preparaste para que llegara a ser la Madre del Hijo de Dios. Danos esa docilidad creyente.

Danos, Señor, un corazón acogedor.
Espíritu Santo Consagrador, descendiste sobre Jesús el día de su bautismo para que fuera consagrado como testigo fiel del Padre. Otórganos ser sus discípulos.

Danos, Señor, un corazón acogedor.
Espíritu Santo Luz, que llevaste hasta el desierto a Cristo y le asististe en la proclamación del Reino de Dios. Asístenos cuando somos probados.

Danos, Señor, un corazón acogedor.
Espíritu Santo Defensor, descendiste sobre María y los apóstoles, para enseñarles todas las cosas y conducirles a la plenitud. Otórganos ansiar la plenitud de la Verdad única de Dios.

Danos, Señor, un corazón acogedor.

REFLEXIONES DIARIAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: DOMINGO 8 DE JUNIO




JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Una reflexión para cada día del mes de junio.


Oración introductoria de cada día

Corazón amantísimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.

Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.

Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía María.

Dispón de mí y de mis cosas,Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén.

P. León Dehón




8.-EL ESCÁNDALO

El corazón más dulce y más humilde de la tierra es el Corazón de Jesús. Pero este corazón divino no puede quedar indiferente frente a la ruina de tantas almas y es entonces cuando se conmueve y grita: ¡Ay, del mundo por los escándalos!

Jesús trabaja por la salvación de las almas; el escándalo roba las almas a Jesús para darles el demonio. Jesús muere en la cruz para redimir a los pecadores; el escándalo hace estragos de la inocencia, destruye y arruina la obra de la redención.

Dice S. Agustín que el escandaloso sufrirá tantos infiernos como las almas que él ha asesinado. Examínate bien. La Magdalena fue escandalosa, pero reparó y llegó a ser santa. Haz tú lo mismo.

IMÁGENES DEL ESPÍRITU SANTO











LA MISIÓN DEL ESPÍRITU SANTO



La Misión del Espíritu Santo:

El Espíritu Santo es santificador: Para que el Espíritu Santo logre cumplir con su función, necesitamos entregarnos totalmente a Él y dejarnos conducir dócilmente por sus inspiraciones para que pueda perfeccionarnos y crecer todos los días en la santidad.

El Espíritu Santo mora en nosotros: En San Juan 14, 16, encontramos la siguiente frase: “Yo rogaré al Padre y les dará otro abogado que estará con ustedes para siempre”. También, en I Corintios 3. 16 dice: “¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu Santo habita en ustedes?”. Es por esta razón que debemos respetar nuestro cuerpo y nuestra alma. Está en nosotros para obrar porque es “dador de vida” y es el amor. Esta aceptación está condicionada a nuestra aceptación y libre colaboración. Si nos entregamos a su acción amorosa y santificadora, hará maravillas en nosotros.

El Espíritu Santo ora en nosotros: Necesitamos de un gran silencio interior y de una profunda pobreza espiritual para pedir que ore en nosotros el Espíritu Santo. Dejar que Dios ore en nosotros siendo dóciles al Espíritu. Dios interviene para bien de los que le aman. 

El Espíritu Santo nos lleva a la verdad plena, nos fortalece para que podamos ser testigos del Señor, nos muestra la maravillosa riqueza del mensaje cristiano, nos llena de amor, de paz, de gozo, de fe y de creciente esperanza.
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