domingo, 10 de mayo de 2015

MADRES SANTAS


Madres santas
Una pequeña selección de mujeres, que como madres, sembraron semillas de santidad en sus hijos


Por: . | Fuente: Catholic.net



Sin duda, una de las más grandes vocaciones ("sublime vocación" la llamaría San Juan XXIII), es la de ser madre. Y es que son muchas cosas las que la hacen ser única y particular: llevar al hijo en el vientre, el parto y sus dolores, la cercanía con los hijos, las continuas manifestaciones de afecto, etcétera. Y la vocación maternal puede ser todavía más sublime, cuando la madre engendra y educa un hijo que después se convierte en un modelo de vida para la Humanidad.
En esta ocasión presentamos una pequeña lista de grupo de mujeres, que que con su ejemplo y vocación, sembraron la fe en Cristo en el corazón de sus hijos.  (Con la clara exepción, en este punto, de la Santísima Virgen María).
Santa Ana, madre de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, cuyo nombre se conserva gracias a la tradición de los cristianos.
La Virgen María, los Padres del Concilio de Efeso la aclamaron como Theotokos (Madre de Dios), porque en ella la Palabra se hizo carne, y acampó entre los hombres el Hijo de Dios, príncipe de la paz, cuyo nombre está por encima de todo otro nombre.
El 13 de mayo de 1917, en Portugal. En la localidad de Aljustrel, la contemplación de la que, en el orden de la gracia, es nuestra Madre clementísima, suscita en muchos fieles, no obstante las adversidades, la oración por los pecadores y la profunda conversión de los corazones.
Santa Nona de Nacianzo, esposa de san Gregorio el Viejo y madre de los santos Gregorio el Teólogo, Cesáreo y Gorgona († 374).
Santa Mónica, muy joven todavía, fue dada en matrimonio a Patricio, del que tuvo hijos, entre los cuales se cuenta a Agustín, por cuya conversión derramó abundantes lágrimas y oró mucho a Dios. Al tiempo de partir para África, ardiendo en deseos de la vida celestial, murió en la ciudad de Ostia del Tíber († 387).
Santa Matilde, esposa fidelísima del rey Enrique I, la cual, conspicua por la humildad y la paciencia, se dedicó a aliviar a los pobres y a fundar hospitales y monasterios. († 968)
Santa Isabel de Hungría, siendo casi niña se casó con Luis, landgrave de Turingia, a quien dio tres hijos, y al quedar viuda, después de sufrir muchas calamidades y siempre inclinada a la meditación de las cosas celestiales, se retiró a Marburgo, en la actual Alemania, en un hospital que ella misma había fundado, donde, abrazándose a la pobreza, se dedicó al cuidado de los enfermos y de los pobres hasta el último suspiro de su vida, que fue a los veinticinco años de edad († 1231).
Beata Margarita Pole, madre de familia y mártir, que, siendo condesa de Salisbury y madre del cardenal Reginaldo, fue decapitada en la cárcel de la Torre de Londres en tiempo del rey Enrique VIII por haber desaprobado su divorcio, encontrando así reposo en la paz de Cristo († 1541)
Beata María de la Encarnación Avrillot, ejemplar madre de familia y mujer sumamente devota, que introdujo el Carmelo en Francia, fundó cinco monasterios y, muerto su esposo, abrazó la vida religiosa. († 1618)
Santa Luisa de Marillac, viuda, que con el ejemplo formó el Instituto de Hermanas de la Caridad para ayuda de los necesitados, completando así la obra delineada por san Vicente de Paúl († 1660).
Beata Ana María Taigi, madre de familia, que, víctima de la violencia de su marido, cuidó de él y de sus siete hijos, educándolos convenientemente, y se distinguió, además, por su atención a las necesidades espirituales y materiales de los pobres y de los enfermos († 1837).
Beata Celia Guérin, esposa de Luis Martin y madre de santa Teresa del Niño Jesús, que con su marido son ejemplo de matrimonio cristiano († 1877).
Nota: Serán canonizados en el mes de octubre de 2015.
Santa Gianna Beretta Molla, madre de familia, que, esperando un hijo, no dudó en anteponer con amor la vida de la criatura a la suya propia. († 1962) 
 
Enseñarás a volar...pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar...pero no soñarán tus sueños.
Enseñarás a vivir...pero no vivirán tu vida.
Enseñarás a cantar...pero no cantarán tu canción.
Enseñarás a pensar...pero no pensarán como tú.
Pero sabrás que cada vez que ellos vuelen, sueñen,vivan, canten y piensen...
¡Estará en ellos la semilla del camino enseñado y aprendido!

Madre Teresa de Calcuta

¿LA VIRGEN MARÍA, ES MADRE DE DIOS?

¿María es Madre de Dios?
La divinidad del Señor Jesús no proviene de María, pero no por esto ella deja de ser verdaderamente Su Madre


Por: Aci Digital | Fuente: www.aciprensa.com




Nos preguntan: ¿Es verdad que María no es madre de Dios, es solamente madre de Cristo, y que no puede ser madre de Dios porque Dios es infinito y eterno, y María no?
Isabel, en el pasaje de la visitación, llama a María "La madre de mi Señor" (Lc 1, 43). Ciertamente, el Señor es Jesús, quien es Dios mismo. Si aceptamos que María es verdadera y real madre del Señor Jesús, entonces Ella es, por tanto, verdadera y real Madre de Dios, puesto que el Señor Jesús es Dios mismo. Pretender que María es madre "solamente" del cuerpo físico del Señor es absurdo. El Señor Jesús es una persona completa. Pretender separar su divinidad y su humanidad es absurdo, y es una herejía conocida como nestorianismo, que dice que hay dos personas separadas en Cristo encarnado: una divina (el hijo de Dios) y otra humana (el hijo de María). La herejía fue condenada y la doctrina aclarada en el Concilio de Éfeso en el año 431.

Lógicamente, la divinidad del Señor Jesús no proviene de María, pero no por esto ella deja de ser verdaderamente Su Madre. Lo mismo sucede con nosotros: el alma inmortal que cada uno de nosotros posee proviene directamente de Dios, pero eso no significa que mi madre no sea verdadera madre mía. Hay que recordar que fue voluntad del Señor el haberse encarnado en una mujer, y que esa Mujer fuese su Madre. Dios no necesitaba una Madre, pero quiso actuar así en su plan de Salvación, y por su Voluntad María fue elegida como Madre de Dios "porque ninguna cosa es imposible para Dios" (Lc 1, 37)

CARTA DE MARÍA TU MADRE, PARA TI MUJER



Carta de María tu Madre, para ti mujer

Una carta de Maria para una mujer, para ti, para mi, para todas y nos hagan caminar hacia los brazos de su Hijo.


Por: María Susana Ratero | Fuente: Catholic.net



Hola, mi querida hija del alma, que la paz del Señor esté contigo...

Mi corazón necesitaba escribirte estas simples líneas que, como pájaro de luz, lleguen de mi corazón al tuyo...le iluminen, disipen dudas y angustias, y te hagan caminar hacia tu verdadero destino: a los brazos de mi Hijo...

Sí, querida mía, tu verdadero destino, que no es muchas veces el que te propone el mundo y por el que tantos esfuerzos gastas olvidándote del negocio mas importante que tienes: la salvación de tu alma...

Los problemas, mi querida, son todos camino hacia el Padre, el dolor, la angustia, la soledad... todo va modelando el alma de acuerdo a las respuestas que vayas dando... tú, seguro, me dirás: “¡Pero lo que a mi me pasa es tan duro , Señora!!!” Lo sé, hija, ¿acaso por un momento has pensado que no lo sé? Querida, si lloro con tus lágrimas y río contigo sin que me notes a tu lado.... cómo no saber lo que siente tu alma, si yo misma lo he padecido... bien sé lo que es el dolor, la soledad, la traición..., pero también sé que todo eso, puesto en las manos del Padre, se transforma en camino de Salvación...

Cuando yo vivía entre ustedes, meditaba todas esas cosas y las guardaba en mi corazón, las que comprendía y las que no, las que me alegraban y las que me lastimaban, como perlas de un collar incompleto que, lentamente, con el tiempo, iban tomando su verdadero lugar...

¿Sabes hija? Me gusta mucho caminar en los atardeceres, luego de un largo día de trabajo..., y me encantaría que hoy me acompañases... o mañana, o el sábado, aunque sé que estás un poco cansada... ¿cómo lo sé? Pues verás, estoy contigo cuando abres los ojos y miras el despertador, tirano, que no te regala unos minutos mas, y debes levantarte rápido a preparar el desayuno del marido y los hijos, o el tuyo solo, o el de tu mamá.... mientras se calienta el agua te miro... te amo... luego, voy contigo a levantar los remolones que se empecinan en pelearse con el reloj.... te ayudo a vestirlos, te pongo a mano esa remera que no encontrabas... y me siento con ustedes a desayunar... me gusta como preparas todo, el olorcito rico de tu cocina, luego debemos llevar los chicos al colegio, ir a trabajar para traer el sustento, o volver a casa a la rutinaria (¡pero hermosa!) tarea de mantener limpio el hogar... juntas vamos al supermercado y hacemos que alcance el dinero justito para el almuerzo... hasta a veces hago que te sobre una moneda para un dulce... el postre sorpresa de los hijos...

También lavamos la ropa, el piso, acomodamos todo para que el esposo y los niños encuentren ese remanso de paz que anhelan, el olorcito a ”su casa” que les volverá al alma cuando se sientan tristes, solitarios, nostálgicos... allí recordarán todas las cosas buenas que les enseñaste...

También estoy contigo en el trabajo, ayudándote, aconsejándote, pidiéndote que sonrías siempre, que trates bien a todos, ya que nunca sabes cuanto bien haces con una sonrisa... eres mi embajadora cuando sonríes, cuando eres amable, cuando perdonas... ¡¡cuando perdonas haces sonreír a mi Hijo!!!

Ya estamos a mas de la mitad de la jornada, extrañamos volver a casa ¿verdad?...
Contigo corro a abrazar a los hijos, contigo me siento y les preguntamos juntas cómo les fue (aunque yo ya lo sé, porque los estuve cuidando por ti en el colegio, mientras jugaban, o cuando cruzaban la calle)

También te acompaño cuando debes darles una noticia triste, como que un amigo o un primo enfermo ha partido hacia mi Hijo, estoy contigo para decirles que lo he abrazado fuerte, fuerte y le he llenado de besos cuando ha llegado aquí al cielo, que le tengo a mi lado y damos largos paseos por los jardines celestiales....
Me gusta cuando les ayudas en la tareas, les hablas al alma, les acompañas a la catequesis ... a veces te veo preocupada porque parecen distraídos, no te preocupes, mi querida, tú sigue sembrando, que tuyo es el tiempo de siembra y de mi Hijo el de la cosecha...

En fin, ya cae la tarde... ¿qué te parece si nos vamos juntas aunque más no sea hasta el almacén? Sí, dale, vamos a comprar el pan para la cena y así charlamos, sí, de eso que te tiene preocupada... ven, que tengo muchas ganas de tranquilizarte, de acompañarte, de abrazarte en silencio...

Vamos hija, vamos de paseo...

Desde el alma

Tu mamá

María de Nazaret


NOTA
Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a la imaginación de la autora, sin intervención sobrenatural alguna.

sábado, 9 de mayo de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 9 DE MAYO DEL 2015


Ustedes no son de este mundo

Pascua


Juan 15, 18-21. Pascua. No temamos, Dios siempre está con nosotros. Debemos orar y confiar. Él ha vencido al mundo. 



Por: Rafael Santos Varela | Fuente: Catholic.net




Del santo Evangelio según san Juan 15, 18-21
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Si el mundo os odia, sabed que a mí me ha odiado antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del mundo, por eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que os he dicho: El siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros; si han guardado mi Palabra, también la vuestra guardarán. Pero todo esto os lo harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado. 

Oración introductoria
Ser un elegido de Cristo, ¿tiene alguna influencia en mi vida? Permite, Señor, que esta oración taladre la dura costra de mi indiferencia. No puedo seguir absorto en la rutina, inmerso en el conformismo, ciego ante las injusticas del mundo. Ayúdame a descubrir en las dificultades una oportunidad para afianzar mi vida en Ti.

Petición
Señor, enséñame a recorrer el camino de la cruz, que es el camino del amor.

Meditación del Papa Benedicto XVI
Hay una razón más para pensar que sea de nuevo el momento de abandonar con audacia lo que hay de mundano en la Iglesia. Lo que no quiere decir retirarse del mundo. Una Iglesia aligerada de los elementos mundanos es capaz de comunicar a los hombres -tanto a los que sufren como a los que los ayudan- precisamente en el ámbito social y caritativo, la fuerza vital especial de la fe cristiana. (...) Sólo la profunda relación con Dios hace posible una plena atención al hombre, del mismo modo que sin una atención al prójimo se empobrece la relación con Dios. Estar abiertos a las vicisitudes del mundo significa por tanto para la Iglesia "desmundanizada" testimoniar, según el Evangelio, con palabras y obras, aquí y ahora, la señoría del amor de Dios. Esta tarea, además, nos remite más allá del mundo presente: la vida presente, en efecto, incluye la relación con la vida eterna. Vivamos como individuos y como comunidad de la Iglesia la sencillez de un gran amor que, en el mundo, es al mismo tiempo lo más fácil y lo más difícil, porque exige nada más y nada menos que el darse a sí mismo.Benedicto XVI, 25 de septiembre de 2011.

Reflexión
Muchos de nosotros tenemos algunos caracteres que nos identifican como hijos del señor "Y" y la señora "X". Son los rasgos heredados de nuestros padres. Lo que los científicos llaman el patrimonio genético. De ellos heredamos unos ojos oscuros o claros, el color de nuestro cabello, nuestra estatura, y también algo de lo que será nuestro temperamento.

Como cristianos, también heredamos rasgos espirituales de nuestra madre la Iglesia. Lo dice claramente Jesucristo: pertenecemos a algo que va más allá de nuestros pobres horizontes materiales. No somos de este mundo. La gracia nos eleva a un orden superior.

Pero debemos ser conscientes de que también muchos de nuestros hermanos en Cristo sufren el desafío continuo de la fe, ya sea con la persecución, las calumnias, o hasta con la misma vida.

Pensaríamos que dentro de las cosas heredadas, esta sería una de esas enfermedades mortales que se tienen sin ser deseadas. Pero la realidad es que Dios en su infinita sabiduría, lo ha puesto como el vínculo más estrecho entre su Reino que espera. Y nosotros peregrinos buscamos siempre la forma de acercarnos más a Él. No temamos, pues, su brazo siempre está con nosotros. Debemos orar y confiar. Él ha vencido al mundo.

Propósito
Colaborar en un proyecto apostólico en mi parroquia o en algún movimiento o asociación.

Diálogo con Cristo
Jesús, tu Evangelio me recuerda que para seguirte tengo que recorrer el camino de la cruz, que no es otra cosa que el desprenderme de todo obstáculo que me impida amarte más y mejor. Ayúdame a seguirte el día de hoy, ofreciéndote mi cumplimiento esmerado y fiel a mi deber, el control de mis reacciones y la renuncia a todo lo que me impida donarme a los demás.

EL ADULTERIO



El adulterio



El pecado de adulterio ha sido y sigue siendo algo muy frecuente en la historia humana. Surge por diversos motivos y lleva a resultados nefastos: infidelidad al propio esposo o esposa, tensiones en la familia, problemas con los hijos.

A pesar de la frecuencia de este pecado y de la condena firme que encontramos contra el mismo en la Biblia, un extraño silencio parece envolverlo en nuestros días.

Sí: se habla de pecados muy graves, como la trata de seres humanos, o el tráfico de drogas, o el crimen, o el robo, o la usura, o la especulación económica que daña a miles de inocentes. Pero del adulterio, ¿qué se dice?

Para que el tema no quede abandonado en el limbo del olvido, podemos entresacar algunas ideas presentes en el “Catecismo de la Iglesia Católica” (abreviado como CIC).

Una caracterización de este pecado aparece en dos números del Catecismo, en los cuales encontramos varias citas de la Sagrada Escritura. En el n. 2380, el adulterio queda definido así: “Esta palabra designa la infidelidad conyugal. Cuando un hombre y una mujer, de los cuales al menos uno está casado, establecen una relación sexual, aunque ocasional, cometen un adulterio”.

Inmediatamente después, ese mismo n. 2380 recuerda pasajes de la Escritura que hablan del adulterio: “Cristo condena incluso el deseo del adulterio (cf. Mt 5,27-28). El sexto mandamiento y el Nuevo Testamento prohíben absolutamente el adulterio (cf. Mt 5,32; 19,6; Mc 10,11; 1Co 6,9-10). Los profetas denuncian su gravedad; ven en el adulterio la imagen del pecado de idolatría (cf. Os 2,7; Jr 5,7; 13,27)”.

El número siguiente explica la grave injusticia que se comete en cada adulterio. Quien lo comete “falta a sus compromisos. Lesiona el signo de la Alianza que es el vínculo matrimonial. Quebranta el derecho del otro cónyuge y atenta contra la institución del matrimonio, violando el contrato que le da origen. Compromete el bien de la generación humana y de los hijos, que necesitan la unión estable de los padres” (n. 2381).

Se trata de un acto que siempre es moralmente ilícito, que nunca puede ser llevado a cabo, ni siquiera para obtener algún bien (cf. CIC n. 1756). Por eso se explica cómo en los primeros siglos de la Iglesia el adulterio era considerado como uno de los pecados más graves, como lo eran también el homicidio o la idolatría (cf. CIC n. 1447).

Con una doctrina tal clara, y en un mundo tan confundido y manipulador, vale la pena enfrentarnos al adulterio para denunciar sus males y para ayudar a tantos hombres y mujeres a huir de este pecado. Y, si alguno ha caído en el mismo, para acompañarle, con respeto y tacto, a dar el paso que permita una conversión madura: reconocer que uno ha pecado, arrepentirse, pedir misericordia en el sacramento de la confesión, y reparar los daños causados en la propia familia.

Sólo con católicos valientes, que sepan imitar la audacia de san Juan Bautista al denunciar el adulterio de Herodes, incluso a riesgo de su vida (cf. Mt 14,1-11), podremos desenmascarar un mal dañino para cada matrimonio. Así, desde una auténtica conversión, muchos esposos superarán los males del adulterio, renovarán su amor, y trabajarán con más entusiasmo para ser fieles a sus compromisos matrimoniales.


© Fernando Pascual

LA PARTE MÁS IMPORTANTE DEL CUERPO



La parte más importante del cuerpo




Un día mi madre me preguntó cuál era la parte más importante del cuerpo.  A través de los años trataría de buscar la respuesta correcta..      

Cuando era más joven, pensé que el sonido era muy importante para nosotros, por eso dije, "Mis oídos, Mamá". 
Ella dijo: "No, muchas personas son sordas y se arreglan  perfectamente. Pero sigue pensando, te preguntaré de nuevo."      

Varios años pasaron antes de que ella lo hiciera. Desde aquella primera vez, yo había creído encontrar la respuesta correcta.
Y es así que le dije: "Mamá, la vista es muy importante para todos, entonces deben ser nuestros ojos."
Ella me miró y me dijo: "Estás aprendiendo rápidamente, pero la respuesta no es correcta porque hay muchas personas que son ciegas, y salen adelante aun sin sus ojos".      

Continué pensando cuál era la solución. A través de los años, mi  madre me preguntó un par de veces más, y ante mis respuestas la suya era: 
"No, pero estás poniéndote más inteligente con los años, pronto acertarás".

El año pasado, mi abuelo murió. Todos estábamos dolidos. Lloramos. Incluso mi padre lloró. Recuerdo esto sobre todo porque fue la segunda vez que lo vi llorar.
Mi madre me miraba cuando fue el momento de dar  el adiós final al abuelo. Entonces me preguntó  "¿No sabes todavía cuál es la parte más importante del cuerpo, hijo?".

Me asusté cuando me preguntó justo en ese momento. Yo siempre había creído que ese era un juego  entre ella y yo. Pero ella vio la confusión en mi cara y me dijo: "Esta pregunta es muy importante. Para cada respuesta que me diste en el pasado, te dije que estabas equivocado y te he dicho por qué. Pero hoy es el día en que necesitas saberlo."      

Ella me miraba como sólo una madre puede hacerlo. Vi sus ojos llenos de lágrimas, y la abracé. Fue entonces cuando apoyada en mí, me dijo:
"Hijo, la parte del cuerpo más importante es tu hombro".

Le pregunté, "¿Es porque sostiene mi cabeza?", y ella respondió: 
"No, es porque puede sostener la cabeza de un ser amado o de un amigo cuando llora. Todos necesitamos un hombro para llorar algún día en la vida, hijo mío. Yo sólo espero que tengas amor y amigos, y así siempre tendrás un hombro donde llorar cuando lo necesites, como yo ahora necesito el tuyo."

FLORECILLAS A MARÍA: 9 DE MAYO

Flor del 9 de mayo: Madre del buen consejo
Fiesta de Nuestra Señora de los Milagros


Meditación: María nos aconsejó en las bodas de Caná, “Haced lo que El os diga” (Juan 2,5), y nos lo vuelve a dictar. ¿Qué quiere Cristo de mi?. ¿Lo podemos seguir cuando nos dice “deja todo y sígueme?”.
“Hijo, ¿por qué nos haz hecho esto?” (Lucas 2,48). Cristo tenía que mostrarnos ante todo más el amor a Dios que el de la familia. ¡Pero cuántas veces abandonamos a nuestra Madre por amores, caprichos, vanidades y miedos!.

Oración: ¡Oh dulce consejera del alma, oh hermosa Esclava!. Entrega a Dios nuestra alma para que se haga santa, que abramos nuestros oídos y seamos hijos solícitos. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Ser un verdadero Cristo al aconsejar a mi hermano.

LA ORACIÓN ES CLAVE EN EL DISCERNIMIENTO VOCACIONAL


La oración es clave en el discernimiento vocacional
Junto con la oración, o más bien, apoyándose en la oración, la joven analizará cuál es el origen de esos deseos profundos que se manifiestan a través de sentimientos, emociones, razonamientos y pensamientos que afloran en este momento de su vida. 


Por: Germán Sánchez | Fuente: Germán Sánchez



a. El corazón no es ciego, tiende a un fin.

Hemos dicho que son muchos y muy constantes los deseos que emergen en esta etapa en el corazón de la chica. Necesitamos precisar. No es que en este momento surjan de improviso estos deseos. Lo que sucede es que se patentizan, se materializan o se hacen más fuertes en el momento en que se debe tomar una decisión fundamental en la vida.

La Psicología de consultación explica que el grado de salud psíquica depende de la forma en que la persona establece y alcanza sus prioridades en la vida (opción fundamental). Los sentimientos, las emociones, razonamientos, pensamientos y demás circunstancias que nos rodean son tan sólo el resultado externo de la opción fundamental de nuestra vida. A través de un complejo mecanismo, estudiado y profundizado por la Psicología cognitivista, llegamos a conocer cuál es la opción fundamental que da origen a los sentimientos, emociones, razonamientos, pensamientos y demás circunstancias en nuestra vida1. Como decía Epicteto, no son las cosas en sí las que influyen a los hombres. Es la interpretación de las cosas la que influye a los hombres.

Junto con la oración, o más bien, apoyándose en la oración, la joven analizará cuál es el origen de esos deseos profundos que se manifiestan a través de sentimientos, emociones, razonamientos y pensamientos que afloran en este momento de su vida. A través de un método de introspección que ella misma puede aprender, debe indagar el origen profundo de eso que siente, desea, piensa, quiere. ¿Por qué quiero ser profesora? "Para ganarme un sustento en la vida". ¿Y no existen otros medios de sustentación? ¿Qué busco en realidad con ser profesora? "La admiración de todos". ¿Y por qué lo busco precisamente en la docencia? "Por que me reporta una satisfacción personal..." Y así hasta llegar a la opción fundamental que le ha hecho elegir el ser profesora.

Mientras la labor de la psicología de consultación se centra en el mecanismo para llegar a la opción fundamental, la oración (el diálogo íntimo con Dios) servirá para poner en evidencia esos deseos y confrontarlos con Dios, lo que veremos en el siguiente capítulo. En este punto del desarrollo de la psicología de la respuesta vocacional nos señala que la candidata, por ella misma o con la ayuda de la directora espiritual, deberá detenerse para analizar los deseos que co-existen en su corazón ho topos tou Theou.

Pero el corazón no es ciego, obedece a un fin. La vida no se guía por golpes magistrales del momento, sino por una opción fundamental. La coherencia y fidelidad a esa opción fundamental garantiza la felicidad en la vida. Cuando la llamada de Dios se hace presente en la joven a través de las causas secundarias, la llamada re-mueve o ratifica la opción fundamental. Las causas secundarias tienen como objetivo, entre otros, llegar al corazón de la chica, con el fin de que ella re-ordene su vida sobre la base de la nueva opción fundamental o ratifique el rumbo que llevaba, quizás bajo una nueva perspectiva y dirigida hacia ahora a un bien preciso. El proceso que siguen estas causas secundarias es el de tocar aquellas áreas en las que mayor sensibilidad puede tener la chica, y así, a través de esa sensibilidad desencadenar un proceso de cuestionamiento interno que llegue a tocar la opción fundamental de su vida.

b. Analizar y ver todo.

Para que el proceso se lleve a cabo con la eficacia requerida, será necesario enseñarle a la chica que "saque afuera" todos los deseos que alberga en su corazón. Que analizando todo aquello que sienta, piensa o razona, pueda llegar al profundo de su "yo" y determine su opción fundamental.

Al percibir la llamada en forma de causas secundarias, éstas tocan diversas esferas de la vida de la chica, replanteando, como ya hemos señalado anteriormente, los planes que habían dado origen a diversas posturas frente a la vida. Los deseos generados por las causas secundarias llegarán, a través del proceso de sensibilización, a hacer que la chica se pregunte la razón o las razones de las decisiones tomadas. La acción de la gracia mueve el intelecto, el sentimiento, la razón, todas las facultades superiores para hacerles vibrar en una sola dirección: "Dios necesita <> de mí".

Este sólo pensamiento, razonamiento, sentimiento, genera una cadena interminable de preguntas, hasta hacer que se llegue a una sola: ¿qué es lo que Dios quiere de mí? Esta pregunta lleva en sí misma, por la respuesta que debe darse, la opción fundamental de buscar en todo la gloria de Dios y la salvación de los hombres, que no es otra cosa sino el amor de Dios.

Dejar que salgan a flote las intenciones que han generado todos los sentimientos, emociones y pensamientos es una etapa necesaria en la psicología de la respuesta vocacional. Sin ella, la joven se replanteará una y otra vez su decisión vocacional. En esta etapa del proceso se le debe pedir a la chica que "abra los ojos" y que no tenga miedo de sacar afuera no sólo lo que siente, piensa o razona, sino los motivos que fundamentan todo aquello que siente, piensa o razona.

Hay que tomar en cuenta la labor del maligno, que lógicamente trabajará en la psique de la chica. Dice San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios Espirituales que el demonio labora precisamente en aquel punto en el que es más débil la persona. Su trabajo consistirá básicamente en re-presentarle sus planes personales por ella más acariciados como compatibles con la voluntad de Dios. También le podrá sugerir la llamada de Dios como una quimera, un sueño, algo realmente inalcanzable. Le hará ver quizás que si bien el ideal de la vocación es acariciable y laudable, ella no tiene en posesión las cualidades necesarias para alcanzar ese ideal. Una y otra vez machacará en contra de la llamada, usando como "canal" de ataque el punto de débil de la chica. Siguiendo la terminología ignaciana, el demonio es como un jefe de ejército que ataca el punto débil del enemigo. Si son los sentimientos, hacia ellos enfilará todas sus baterías, sugiriendo sentimientos contrarios a la opción de Dios. Si la chica cojea por el lado de la razón, entonces propondrá sofismas difíciles de descubrir y resolver. Y así con cuantas circunstancias se le presenten propicias para "ofuscar" la voluntad de Dios. Son "ruidos" que genera para no escuchar adecuadamente la voz de Dios.

Otro factor nada desdeñable que debemos tomar en cuenta en esta etapa es la dificultad que muchas chicas tienen para hacer este proceso de introspección. Siendo "hijas de su tiempo" no han cultivado la capacidad de autorreflexión, dejándose guiar más por los sentimientos que por la razón. Con un pensamiento débil en boga, en donde pululan los slogans propagandísticos sin fundamentos racionales, con una promoción de valores materiales y hedonistas permeados de subjetivismo y personalismo, resulta muy difícil validar y sustentar racionalmente el actuar y el pensar del hombre. Por ello resulta difícil para las candidatas a la vida consagrada ponerse a trabajar seriamente en la autorreflexión y el auto-análisis. Es conveniente por tanto la cercanía de la directora espiritual para clarificar, entre otras cosas que el sentir, razonar o experimentar algo no es una señal definitiva de una situación, sino una puerta a través de la cual se puede llegar a descubrir los motivos profundos de aquello que se siente, se experimenta o se razona.

Y serán aquellas razones profundas las que deberán contrastarse con la voluntad de Dios, lo cual lo veremos en el siguiente capítulo.

NOTAS

1. De esta forma, según enseña el Prof. Antonino Tamburello, todos esos factores externos se presentan como "ventanas" a través de las cuáles podemos penetrar para ver el interior de las personas y así llegar a conocer la "causa de todas las causas".

PIROPOS QUE LOS SANTOS LE REGALARON A LA VIRGEN MARÍA


Piropos que los santos le regalaron a la Virgen
Recogemos en esta noticia 10 frases que santos de distintas épocas le dedicaron a Santa María


Fuente: http://www.opusdei.org




Los santos, a lo largo de la historia, han escrito numerosas prosas dedicadas a la belleza de la Virgen María. Piropos como "Estrella de la mañana", "Rosa mística", "Consuelo de los afligidos", "Puerta del Cielo" son repetidos a diario por los cristianos del mundo entero para honrar a la Reina del Cielo.

A continuación, 10 frases de santos que nos hablan sobre la Madre de Dios:

1. San Josemaría: "Y, si alguna vez no sabes cómo hablarle, ni qué decir, o no te atreves a buscar a Jesús dentro de ti, acude a María, "tota pulchra" -toda pura, maravillosa-, para confiarle: Señora, Madre nuestra, el Señor ha querido que fueras tú, con tus manos, quien cuidara a Dios: ¡enséñame -enséñanos a todos- a tratar a tu Hijo!"

2. San Juan Pablo II: "A ti, Virgen inmaculada, predestinada por Dios sobre toda otra criatura como abogada de gracia y modelo de santidad para su pueblo, guía tú a sus hijos en la peregrinación de la fe, haciéndolos cada vez más obedientes y fieles a la palabra de Dios."

3. San Juan XXIII: "¡Oh, María Inmaculada, estrella de la mañana que disipas las tinieblas de la noche oscura, a Ti acudimos con gran confianza!"

4. San Luis de Monfort: "María es el camino más seguro, el más corto y el más perfecto para ir a Jesús."

5. Madre Teresa de Calcuta: "A María, nuestra Madre, le demostraremos nuestro amor trabajando por su Hijo Jesús, con Él y para Él."

6. San Ignacio de Loyola: "Por mucho que ames a María Santísima. Ella te amará siempre mucho más de lo que la amas tú."

7. San Juan Vianney: "Claro que Dios podría hacer un mundo más bello que éste; pero no sería más bello si en él faltara María."

8. San Juan Pablo II: "Totus Tuus (Todo tuyo) a través de la Inmaculada."

9. San Juan Bosco: "Quien confía en María no se sentirá nunca defraudado."

10. Beato Pablo VI: "Al considerar el inefable amor con que la Virgen Madre esperó al Hijo, se sentirán animados a tomarla como modelo y a prepararse, vigilantes en la oración y jubilosos en la alabanza, para salir al encuentro del Salvador que viene."

viernes, 8 de mayo de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 8 DE MAYO DEL 2015



Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos
Pascua

Juan 15, 12-17. Pascua. Al final de nuestra vida lo único que contará será lo que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos. 


Por: Carlos Llaca | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Juan 15, 12-17 
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros. 

Oración introductoria
Gracias, Jesús, por darme tu amor y amistad. Me pongo hoy ante tu presencia suplicándote humildemente que abras mi mente, mi voluntad y mi corazón, para dejar que la luz de tu Espíritu Santo ilumine mi oración.

Petición
Señor, hazme capaz de salir de mí mismo para crecer en el amor a Ti y a los demás.

Meditación del Papa Francisco
En el Cenáculo, Jesús resucitado, enviado por el Padre, comunicó su mismo Espíritu a los Apóstoles y con su fuerza los envió a renovar la faz de la tierra. Salir, marchar, no quiere decir olvidar. La Iglesia en salida guarda la memoria de lo que sucedió aquí; el Espíritu Paráclito le recuerda cada palabra, cada gesto, y le revela su sentido.
El Cenáculo nos recuerda el servicio, el lavatorio de los pies, que Jesús realizó, como ejemplo para sus discípulos. Lavarse los pies los unos a los otros significa acogerse, aceptarse, amarse, servirse mutuamente. Quiere decir servir al pobre, al enfermo, al excluido, a aquel que me resulta antipático, al que me molesta.
El Cenáculo nos recuerda, con la Eucaristía, el sacrificio. En cada celebración eucarística, Jesús se ofrece por nosotros al Padre, para que también nosotros podamos unirnos a Él, ofreciendo a Dios nuestra vida, nuestro trabajo, nuestras alegrías y nuestras penas…, ofrecer todo en sacrificio espiritual.
Y el Cenáculo nos recuerda también la amistad. “Ya no les llamo siervos –dijo Jesús a los Doce–… a ustedes les llamo amigos”. El Señor nos hace sus amigos, nos confía la voluntad del Padre y se nos da Él mismo. Ésta es la experiencia más hermosa del cristiano, y especialmente del sacerdote: hacerse amigo del Señor Jesús, y descubrir en su corazón que Él es su amigo.» (Homilía de S.S. Francisco, 26 de mayo de 2014).
Reflexión
De este Evangelio se pueden sacar muchas enseñanzas. Una es el verdadero amor. Otra, lo que es el verdadero amigo. Pero nos centraremos en lo que es la tarjeta de presentación de todo seguidor de Jesucristo, que somos todos los que creemos en él, y es el mandamiento de Jesús de amarnos los unos a los otros.

¿Qué implica esto? No es solamente una simple frase piadosa que se escucha cada domingo desde los púlpitos de las iglesias. Es el compromiso de todo cristiano. Implica salir de nuestro pequeño mundo, llámese trabajo, estudios, cosas personales, placeres, gustos, para fijarnos en las necesidades de nuestro prójimo. ¿Y quién es nuestro prójimo? Es el trabajador enfermo de nuestra compañía, es la humilde muchacha que hace la limpieza de la casa todos los días, es el cocinero que prepara nuestra comida, es la viejecita sentada fuera de la Iglesia que lo único que tiene para taparse del frío de la noche es su roído chal, son nuestros familiares y demás personas con quien tratamos. Y Cristo nos llama a amarlos desinteresadamente, no para ser vistos por las personas que nos rodean y que digan "Ah, qué bueno es fulano o fulana..." sino para cumplir con nuestro deber aquí en la tierra. ¿Y qué es amarlos? Es ayudarles en sus necesidades básicas, darles educación, casa, alimento, vestido, paciencia, cariño, comprensión.

Recordemos que al final de nuestra vida lo único que contará será lo que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos los hombres.

Propósito
Dar prioridad a mi amistad con Cristo para, con su gracia, poder vivir para los demás.

Diálogo con Cristo
Señor, ayúdame siempre a conocerte mejor. Ayúdame a estar cada vez más unido a tu voluntad. Ayúdame a vivir mi vida, no para mí mismo, sino junto a Ti, para los otros. Ayúdame a ser cada vez más tu amigo, al pensar como Tú, al hablar como Tú y, sobre todo, al amar como Tú.

FLORECILLAS A MARÍA: 8 DE MAYO - VIRGEN DE LUJAN

Flor del 8 de mayo: Virgen prudentísima
Fiesta de Nuestra Señora de Luján


Meditación: “Se turbó, preguntándose qué podría ser éste saludo” (Lucas 1,29). Prudentísima porque turbada calló, porque obedeció, porque creyó y supo entregarse como esclava de Dios. ¡Qué modelo para nuestra locuacidad, nuestra poca fe y nuestro orgullo!. “Las vírgenes prudentes llenaron sus lámparas de aceite” (Mateo 25,4). María la llenó con fe. “Feliz porque haz creído”. La llenó con amor. “Mi Amado es mío y yo soy suya” (Cantar de los cantares 2,16). La llenó de esperanza. “Guardaba todas las Palabras de Jesús en su Corazón” (Lucas 2,51).

Oración: ¡Oh Virgen de Luján que señalas el camino de nuestro peregrinar!. Haz que la prudencia de tu Corazón la cultivemos también hoy, para que nuestras lámparas se aviven con una ardiente llama de fe, el pabilo de la esperanza y el aceite del Amor, como verdaderos templos de Dios. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Reflexionar sobre si cumplo lo que Dios quiere de mi, si hago Su Voluntad, o la mía.

EL SECRETO DEL ÉXITO


El secreto del éxito
Jesús abre un nuevo horizonte a la pregunta por el éxito en la vida: “Sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15, 5).


Por: Alejandro Ortega Trillo | Fuente: Catholic.net




Los “secretos del éxito” son un tópico de la literatura actual. Una búsqueda rápida en internet arroja 11,600,000 resultados, y títulos como: “Los diez secretos del éxito, “Los siete secretos del éxito”, “Los veintiún secretos del éxito”, “Secretos del éxito en ocho palabras”. Las listas típicas suelen incluir: optimismo, autoestima, inteligencia, enfoque, asertividad, tenacidad, innovación, fama, relaciones y buena suerte. 

De acuerdo con la mentalidad pragmática contemporánea, muchos autores muestran cómo alcanzar el éxito sin examinar qué contiene este concepto. Sobreentienden que el éxito consiste en alcanzar las propias metas. Quizá no se equivocan. Pero no todas las metas valen igualmente la pena. Algunas ni siquiera corresponden a la dignidad de la persona humana, cuyo instinto de realización se sitúa más en la línea del ser que del hacer y del tener. Lo confirma el hecho de que no pocas personas exitosas en obras y haberes sienten en las profundidades del alma enormes vacíos e insatisfacciones. 

Jesús abre un nuevo horizonte a la pregunta por el éxito en la vida: “Sin mí no podéis hacer nada” (Jn 15, 5). La frase, aunque formulada negativamente, no podía ser más positiva. Jesús da la máxima relevancia a la vida. La comprende a fondo y la transforma en vida plena y fecunda: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10). “Vida en abundancia” no significa vida próspera; ni, mucho menos, vida sin límites ni cortapisas. Significa “vida unida a Jesús”, porque Él es la Vida. 

Sin Él, como fuente y motivación de nuestro obrar, todo se seca, todo se marchita, todo se queda en fruto aparente, incluso bastardo: la oración se reduce a un momento de reflexión, concentración o ejercicio mental; la espiritualidad se confunde con una búsqueda interior del propio yo; y la caridad no rebasa el nivel de la filantropía, con frecuencia animada por el reconocimiento social. 

¡Qué diferente es la vida unida a Jesús! Todo, hasta lo más sencillo, gana significado, fecundidad y relevancia. En este sentido, quizá la vida más exitosa y abundante sea aquella que se consume cada día dando algún fruto, por modesto que sea, a Dios y a los demás con pureza de intención.

La unión con Jesús se realiza través de la oración, las virtudes teologales –fe, esperanza y caridad–, los sacramentos y la vivencia amorosa de sus mandamientos. Como se ve, medios no faltan. Pero la vida diaria, con tanto trajín y distracción, tiende a impedir el flujo de esa savia divina que llamamos “gracia”, y cuya virtualidad nos permitiría repetir siempre, ante cualquier situación, la atrevida frase de san Pablo: “Todo lo puedo en Aquel que me conforta” (Fil. 4, 13). 

Por otra parte, bien lo sabemos, ninguna vida exitosa es ajena a las caídas, los reveses y las lágrimas. Jesús dijo que su Padre “poda” al sarmiento que da fruto, “para que dé más fruto” (Jn 15, 2). Toda poda es dolorosa pero eficaz, porque quita lo que sobra, lo que estorba, lo que dispersa la savia del alma para concentrarla en aquellas ramas de la vida que estás destinadas a dar más y mejor fruto. En este sentido, Jesús mismo fue modelo de la poda más fecunda que ha existido. Colgado del árbol de la cruz, Jesús gritó: “todo está cumplido”. No era un perdedor quien así se expresaba, sino el hombre más exitoso de la historia. 

Santa Faustina Kowalska, por revelación del mismo Cristo, mandó hacer la imagen de la Divina Misericordia con la inscripción: “Jesús, en ti confío”. Ésta fue, en cierto modo, el corolario de su biografía, que culminó en la madurez cristiana –la santidad– y fue también, en términos profanos, el secreto del éxito en su vida.
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