domingo, 20 de julio de 2014

REFLEXIÓN SOBRE EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 20 DE JULIO DEL 2014 - SOBRE LA CIZAÑA


Francisco en el ángelus:
 frente a la cizaña el discí­pulo debe imitar la paciencia de Dios


Ciudad del Vaticano, 20 de julio de 2014 (Zenit.org) 

El santo padre Francisco se ha asomado esta mañana a la ventana del estudio del Palacio Apostólico Vaticano para rezar el ángelus junto con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro.


Estas son las palabras del Papa al introducir la oración mariana:

Queridos hermanos y hermanas, buenos días:

en estos domingos la liturgia propone algunas parábolas evangélicas, es decir, breves narraciones que Jesús utilizaba para anunciar a la multitud el Reino de los cielos. Entre las presentes en el Evangelio de hoy hay una más bien compleja, que no se entiende desde el principio, y Jesús da a sus discípulos la explicación: es la del grano bueno y la cizaña, que afronta el problema del mal en el mundo y resalta la paciencia de Dios. La escena tiene lugar en un campo donde el propietario siembra el grano, pero una noche llega el enemigo y siembra la cizaña, término que en hebreo deriva de la misma raíz que el nombre "Satanás" y reclama el concepto de división. Todos sabemos que el demonio es un cizañero, siempre intenta separar a las personas, las familias, las naciones y los pueblos. Los siervos querían quitar en seguida la hierba mala, pero el amo lo impide con esta motivación: "no, que al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo". Porque todos sabemos que cuando la cizaña crece se parece mucho al grano bueno, y está el peligro de confundirlos.

La enseñanza de la parábola es doble. En primer lugar dice que el mal que hay en el mundo no proviene de Dios, sino de su enemigo, el Maligno. Es curioso, este va de noche a sembrar la cizaña, en la oscuridad, en la confusión, donde no hay luz pero va él y siembra la cizaña. Este enemigo es astuto: ha sembrado el mal en medio del bien, así es imposible separar claramente a los hombres; pero Dios, al final, podrá hacerlo.

Y aquí llegamos al segundo tema: la contraposición entre la impaciencia de los siervos y la paciente espera del propietario del campo, que representa a Dios. Nosotros a veces tenemos mucha prisa en juzgar, clasificar, poner aquí a los buenos, allí a los malos... Recordad, la oración de ese hombre soberbio, 'te doy gracias Dios porque yo soy bueno y no soy como ese otro que es malo'. Recordad esto. Dios sin embargo sabe esperar. Él mira en el "campo" de la vida de cada persona con paciencia y misericordia: ve mucho mejor que nosotros la suciedad y el mal, pero ve también las semillas del bien y espera con confianza que maduren. Dios es paciente, sabe esperar. Que bonito es esto. Nuestro Dios es un Padre paciente que siempre nos espera y nos espera con el corazón en la mano para acogernos, para perdonarnos, siempre nos perdona si vamos donde Él.

La actitud del amo es la de la esperanza fundada en la certeza que el mal no tiene ni la primera ni la última palabra. Y hay más. Gracias a esta paciente esperanza de Dios, la misma cizaña, es decir, el corazón malo con muchos pecados, al final, puede convertirse en grano bueno. Pero atención: la paciencia evangélica no es indiferencia al mal, ¡no se puede confundir entre bien y mal! Frente a la cizaña presente en el mundo, el discípulo del Señor está llamado a imitar la paciencia de Dios, alimentar la esperanza con el apoyo de una inquebrantable confianza en la victoria final del bien, es decir, de Dios.

Al final, de hecho, el mal será quitado y eliminado: en el momento de la siega, es decir del juicio, los sembradores seguirán la orden del amo separando la cizaña para quemarla. El día de la siega final el juez será Jesús, el que ha sembrado el grano bueno en el mundo y que se ha convertido Él mismo en "grano de trigo", ha muerto y ha resucitado. Al final todos seremos juzgados con el mismo metro, ¿cuál?, ¿con qué metro seremos juzgados? Con el metro con el que hemos juzgado: la misericordia que hemos usado hacia los otros será usada también con nosotros. Pidamos a la Virgen, nuestra Madre, que nos ayude a crecer en paciencia, esperanza y misericordia con todos los hermanos.  

Rezo del ángelus.

SIN DIOS... NO ERES NADA



EL EVANGELIO DE HOY: DOMINGO 20 DE JULIO DEL 2014

Autor: P. Sergio A. Cordova LC | Fuente: Catholic.net
¿Y qué es la cizaña?
Mateo 13, 24-43. Tiempo Ordinario. La cizaña es todo aquello que nos sirve de tropiezo para llegar a Dios o se opone a Él.
 
¿Y qué es  la cizaña?
Del santo Evangelio según san Mateo 13, 24-43

Otra parábola les propuso, diciendo: «El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña. Los siervos del amo se acercaron a decirle: ´Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña? El les contestó: Algún enemigo ha hecho esto. Dícenle los siervos: ¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?´ Díceles: No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero.´» Otra parábola les propuso: «El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas.» Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo.» Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin parábolas, para que se cumpliese el oráculo del profeta: Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo. Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo.» El respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.

Oración preparatoria 

Espíritu Santo, limpia el terreno de mi alma y multiplica los dones de tu gracia, para que, fervoroso en la fe, la esperanza y la caridad, persevere siempre fiel en el cumplimiento de tus mandatos.

Petición

Señor y Dios mío, concédeme que en esta oración mi mente y mi corazón sean tierra fértil en la que puedas sembrar.

Meditación del Papa Francisco

El objetivo de toda actividad pastoral siempre está orientado por el impulso misionero de llegar a todos, sin excluir a nadie y teniendo muy en cuenta la circunstancias de cada uno. Se ha de llegar a todos y compartir la alegría de haberse encontrado con Cristo. No se trata de ir como quién impone una nueva obligación, como quién se queda en el reproche o la queja ante lo que se considera imperfecto o insuficiente.
La tarea evangelizadora supone mucha paciencia, mucha paciencia, cuida el trigo y no pierde la paz por la cizaña. Y también sabe presentar el mensaje cristiano de manera serena y gradual, con olor a Evangelio como lo hacía el Señor. Sabe privilegiar en primer lugar lo más esencial y más necesario, es decir, la belleza del amor de Dios que nos habla en Cristo muerto y resucitado. (S.S. Francisco, 18 de noviembre de 2013).

Reflexión

La expresión artística ha sido, a lo largo de los siglos, una de las manifestaciones más nobles de la belleza, de la originalidad, del genio y de la grandeza del espíritu humano. Y, además, un vehículo importante para la comunicación del pensamiento y de la cultura, ya que el arte –al igual que la música y la poesía– transmite siempre una idea, una visión de la vida y de las cosas, una experiencia o un sentimiento personal. Durante varios siglos, sobre todo en el arte paleocristiano, bizantino y gótico, se hizo común la creación de "trípticos", tanto en la pintura, como en los mosaicos, vitrales y en las así llamadas "miniaturas". Consistían éstos en representar juntas tres escenas de la Biblia o del Evangelio, formando una unidad artística y catequética. El arte cristiano fue, desde los orígenes, una forma extraordinaria de predicación sagrada y de catequesis popular.

Pues hoy nuestro Señor en el Evangelio nos presenta un maravilloso “tríptico” de parábolas para hablarnos del misterio del Reino de los cielos: la parábola de la cizaña, del grano de mostaza y de la levadura. Cristo está hablando a sus discípulos –y también a nosotros hoy– de una realidad sumamente importante y esencial de su mensaje, de su "Buena Nueva" –esto precisamente significa "evangelio" en griego–, pero a la vez de algo misterioso y de difícil comprensión. Por eso Jesús usa parábolas, para ayudarnos a comprender misterios muy profundos a través de sencillas imágenes y asequibles comparaciones.

La parábola del grano de mostaza nos enseña que el Reino de los cielos –es decir, la vida de la gracia divina en nosotros, la Iglesia y las obras de Dios– es siempre pequeño y casi insignificante en sus inicios, pero tiene que ir creciendo hasta convertirse en un árbol frondoso, capaz de abrigar en sus ramas a las aves del cielo; o sea, capaz de salvar a miles de personas y llevarlas a la vida eterna. El crecimiento continuo es ley de vida, y el día que no se crece, se muere.

La parábola de la levadura nos habla de esa acción silenciosa y lenta, pero profundamente eficaz y transformante que realiza el Evangelio, no sólo en la propia alma, sino también en los ambientes y en las sociedades, impregnando de fe y de vida nueva todas las realidades humanas. Eso fue lo que hizo el cristianismo en el imperio romano: los primeros cristianos, con su maravilloso testimonio de vida santa y auténtica, con su ejemplo de caridad, de pureza, de piedad y con el perfume de sus virtudes lograron transformar el ambiente corrompido y enrarecido del paganismo antiguo. Esto es lo que ha hecho la Iglesia a lo largo de veinte siglos de historia, a pesar de tantas persecuciones y calumnias. Y lo sigue haciendo en nuestros días, con las mismas armas de siempre: la fe, la esperanza y la caridad.

La parábola de la cizaña, por su parte –valdría la pena detenerse con más calma en la consideración de esta enseñanza de Cristo, aunque el tiempo y el espacio aquí disponibles no lo permiten– nos da tantas lecciones importantes para nuestra vida cristiana. La cizaña es toda yerba mala que impide al trigo –a la semilla buena– crecer libremente en el campo de Dios. Cizaña es todo aquello que significa obstáculo, pecado y vicio en el mundo. La cizaña tiene múltiples rostros y caretas: el odio, la persecución, la calumnia, la división, el engaño, la injusticia, el fraude... Cizaña es toda forma de egoísmo y de soberbia; son las pasiones desordenadas del ser humano, la intriga, la maledicencia, la mentira, el escándalo... Tal vez muchas veces hemos oído la expresión: "no vengas aquí a sembrar cizaña", y con esa frase pretendemos decir que no queremos divisiones, odios ni malquerencias, intrigas o divisiones que dañen el buen espíritu cristiano de caridad.

La cizaña es todo aquello que nos sirve de tropiezo para llegar a Dios o se opone a Él. Es, en fin, –por decirlo con una sola palabra– el "mysterium iniquitatis" del que hablaba san Agustín: el misterio del mal en el mundo y en el hombre. ¡Y vaya que si es un misterio! ¡Cuántas veces hemos escuchado estas preguntas tan inquietantes como difíciles de responder!: "¿Por qué existe el mal en el mundo, si Dios es tan bueno? ¿Por qué permite el dolor y el sufrimiento humano, sobre todo de los más débiles, los inocentes y desamparados? ¿Por qué las guerras, las injusticias, el odio, la venganza, la prostitución, el abuso de los poderosos?" Y sentimos tal vez indignación o rebeldía interna... y también la tentación de preguntarle a Dios, como los obreros de la parábola: "Pero, ¿no sembraste tú buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, sale la cizaña?" Y el Señor nos responderá lo mismo que a los obreros: "Un enemigo lo ha hecho... mientras vosotros dormíais".

Dios no es el culpable de nuestros "pleitos" y fechorías. Es el mismo hombre el culpable de tantos desórdenes y abusos que vemos a cada paso: en las noticias, en la calle, en nuestra propia casa. ¿Ya te enteraste de lo que pasó hace unos días en el Parlamento europeo? ¡Unos cuantos gobiernos de izquierda pretenden imponer por la fuerza a todos los países de la Unión europea la ley del aborto obligatorio y de los anticonceptivos a todas las mujeres y adolescentes sin distinción! ¿No es escandaloso y motivo de rabia? ¡Y qué decir de tantos y tantos otros abusos y excesos en todos los campos: el libertinaje sexual, el subjetivismo y relativismo moral, el indiferentismo o el fanatismo religioso, la imposición de leyes y conductas que violan los derechos humanos, la libertad religiosa y la propia conciencia!.... ¿Por qué todo esto? ¡Ahí está la cizaña sembrada por el enemigo! Sí, mientras nosotros "dormíamos en los laureles..."

Ante este panorama, si somos buenos cristianos, personas con dignidad, con conciencia y con valores, ¡quisiéramos arrancarlo todo de raíz!, ¿no es cierto? Quisiéramos, como Santiago y Juan, "hacer llover fuego del cielo" a todos los que se oponen a Cristo para que los consumiera. Y, sin embargo, Dios, el Dueño del campo, nos dice que no. Que esperemos que crezcan juntos la cizaña y el trigo. Hasta que llegue el día de la siega. ¿Por qué actúa así Dios? Porque Él, en su infinita paciencia y misericordia, no quiere que "fulminemos" a los malos, sino que les demos tiempo. Tal vez también ellos se den cuenta de su error, se arrepientan y se conviertan, como el buen ladrón del Evangelio, aunque sea a la última hora de su vida. A nosotros nos toca ser buenos colaboradores de Dios: tener paciencia como Él, dar tiempo al tiempo, orar también por los que nos persiguen y calumnian –¿se acuerdan de la vergonzosa campaña de calumnias y críticas que varias gentes organizaron contra algunos sacerdotes católicos?....–. Pues Cristo quiere que sepamos perdonar, que les demos buen ejemplo de caridad y que oremos por todos aquellos que pueden ser, de algún modo, "cizaña" para que lleguen a ser trigo bueno en el campo del Señor.



  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Sergio Cordova LC 

    sábado, 19 de julio de 2014

    ORACIÓN POR LAS SONRISAS


    ORACIÓN POR LAS SONRISAS


    Señor, renueva mi espíritu y dibuja en mi rostro sonrisas de gozo por la riqueza de tu bendi­ción.

    Que mis ojos sonrían diaria­mente por la salud y amistad de mi familia y de mi comunidad.

    Que mi corazón sonría diaria­mente por las alegrías y dolores que compartimos.

    Que mi boca sonría diaria­mente con la alegría y regocijo de tus trabajos.

    Que mi rostro dé testimonio diariamente de la alegría que tú me brindas.

    Gracias por este regalo de mi sonrisa, Señor. Amén.

    MADRE TERESA DE CALCUTA

    PAPA FRANCISCO REZA POR LAS VÍCTIMAS DEL AVIÓN DERRIBADO EN UCRANIA


    Papa Francisco reza por las víctimas del avión
     derribado en Ucrania


    El santo padre Francisco ha recibido "con consternación la noticia de la catástrofe ocurrida al avión de la Malaysian Airlines en la región oriental de Ucrania, marcada por fuertes tensiones". Según informa un comunicado de la Sala de Prensa del Vaticano "el Papa reza por las numerosas víctimas del accidente y por sus familiares, renovando a las partes en conflicto el fuerte llamamiento por la paz y por un compromiso para encontrar soluciones de diálogo, con el fin de evitar más pérdidas de vidas humanas inocentes".

    La tragedia sucedió ayer, cuando un avión Boeing 777 de la compañía Malaysia Airlines con 298 personas a bordo fue derribado -por un misil según las primeras investigaciones - en la región ucraniana de Donestsk, cerca de la frontera con Rusia y zona de conflicto entre autoridades centrales de Kiev y los independentistas prorrusos.

    El Gobierno de Kiev ha confirmado que los 283 pasajeros y los 15 miembros de la tripulación han fallecido. El vuelo procedía de Ámsterdam y se dirigía a Kuala-Lumpur. La mayoría de los pasajeros volaban con destino a Melbourne, en Australia, para participar en una conferencia sobre el Sida de la ONU.

    Al conocerse la noticia del accidente, han surgido acusaciones entre las partes implicadas en el conflicto. Sin embargo, se han mostrado disponibles para declarar una tregua de tres días y facilitar a los equipos internacionales la recuperación los restos mortales de los pasajeros. Mientras tanto, se prepara en Nueva York una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU.

    EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 19 DE JULIO DEL 2014

    Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
    Quiero misericordia y no sacrificio
    Mateo 12, 1-8, Tiempo Ordinario. Cuando no hay misericordia, ayudar a los demás es un molesto peso.
     
    Quiero misericordia y no sacrificio
    Del santo Evangelio según san Mateo 12, 1-8

    Un sábado de aquellos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los fariseos, al verlo, le dijeron: -Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado. Les replicó: -¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa «quiero misericordia y no sacrificio», no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del Hombre es señor del sábado.

    Oración introductoria

    Padre Santo, me pongo en tu presencia mientras contemplo a tu Hijo en la cruz… Te imploro por la luz de tu Espíritu Santo, para comprender en esta oración qué es lo que tengo que hacer para crecer en el amor. Dame tu gracia para amar como Tú amas.

    Petición

    Señor, hazme comprender el auténtico sentido de tu Palabra, para vivirla,

    Meditación del Papa Francisco

    ¡El Señor me ha cambiado la vida! ¡Me encontré con el Señor ´. Recordar siempre. Es como soplar sobre las brasas de aquella memoria, ¿verdad? Soplar para mantener el fuego, siempre.
    En las parábolas evangélicas se habla de la negativa de muchos invitados a la fiesta del Señor. Por lo que Jesús se fue a "buscar a los pobres, a los enfermos, e hizo fiesta con ellos".
    Y Jesús, continuando con esta costumbre, celebra con los pecadores y ofrece a los pecadores la gracia. "Quiero misericordia, y no sacrificios. No he llegado, por cierto, a llamar a los justos, sino a los pecadores". ¡Quién se cree justo, que se cocine su propio caldo! Él ha venido por nosotros, pecadores, y esto es lo bello. Dejémonos mirar por la misericordia de Jesús, ¡hagamos fiesta y tengamos memoria de esta salvación!... (Cf. S.S. Francisco, 5 de julio de 2013, homilía en Santa Marta).

    Reflexión

    El espíritu de la ley es vivir la misericordia de Dios. Porque la misericordia es hija del amor. Y el amor es el centro, el corazón de toda la vida de un verdadero cristiano. En cambio cuando no hay misericordia, la ley se hace cadena, un molesto peso. Y Dios, de Padre de misericordias se hace Juez tirano.

    Pero Dios es amor. Y su Hijo es la encarnación del amor. Jesús no se ha molestado con sus discípulos porque hacen algo "prohibido" en sábado. En realidad el descanso sabático era una imagen del descanso que el hombre debe encontrar en el Corazón de Cristo. Por eso lo que los discípulos hacen no tiene importancia.

    En cambio los fariseos, creyendo "guardar" el sábado fielmente, cometen la atrocidad de juzgar con sus lenguas a los demás, quebrantando realmente el día consagrado a Dios con sus venenosas palabras y su impuro corazón. ¿Qué es lo más importante de la ley? ¿Cumplir la materia de la ley o su espíritu? ¿Qué honra más a Dios, estarse quieto un tiempo o vivir hasta las últimas consecuencias la misma misericordia de Cristo? Por eso, quien vive el espíritu, esto es, la misericordia del Señor al practicar la ley, la vivirá a fondo porque actuará con el mismo sentir de Cristo. Y el sentir de Cristo, ¿dejaría de cumplir algún punto de la ley, aunque fuera pequeñito? No, porque el que vive amando hace todo cuanto agrada a su Amado.

    En cambio quien no vive el espíritu sino la ley sola, aparentemente parecerá cumplir pero será un cadáver que matará con su pensamiento a los demás quebrantando el mismo centro de la ley: el amor. De hecho los fariseos, tan cumplidores no tuvieron escrúpulos para llevar a la cruz a su mismo Dios. Cristo es Rey y Señor. Y de tal dignidad le viene a Cristo ser el Señor del sábado: ¡Él es el Amor!

    Propósito

    Procurar un estilo de vida más sencillo y sobrio para ser solidario con los necesitados.

    Diálogo con Cristo

    «Vivir con los pies bien plantados en la tierra, atentos a las situaciones concretas del prójimo, y, al mismo tiempo, teniendo el corazón en el Cielo, sumergido en la misericordia de Dios». Permite, Señor, que ésta sea mi actitud, mi estilo de vida. No evadir egoístamente los problemas, afrontarlos sabiendo que Tú estás conmigo, viviendo auténticamente mi libertad, dando a mi vida la trascendencia para la cual fue creada. 

    viernes, 18 de julio de 2014

    LÉELO - MUY IMPORTANTE


    EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 18 DE JULIO DEL 2014

    Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
    Quiero misericordia y no sacrificio
    Mateo 12, 1-8, Tiempo Ordinario. Cuando no hay misericordia, ayudar a los demás es un molesto peso.
     
    Quiero misericordia y no sacrificio
    Del santo Evangelio según san Mateo 12, 1-8

    Un sábado de aquellos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los fariseos, al verlo, le dijeron: -Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado. Les replicó: -¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa «quiero misericordia y no sacrificio», no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del Hombre es señor del sábado.

    Oración introductoria

    Padre Santo, me pongo en tu presencia mientras contemplo a tu Hijo en la cruz… Te imploro por la luz de tu Espíritu Santo, para comprender en esta oración qué es lo que tengo que hacer para crecer en el amor. Dame tu gracia para amar como Tú amas.

    Petición

    Señor, hazme comprender el auténtico sentido de tu Palabra, para vivirla,

    Meditación del Papa Francisco

    ¡El Señor me ha cambiado la vida! ¡Me encontré con el Señor ´. Recordar siempre. Es como soplar sobre las brasas de aquella memoria, ¿verdad? Soplar para mantener el fuego, siempre.
    En las parábolas evangélicas se habla de la negativa de muchos invitados a la fiesta del Señor. Por lo que Jesús se fue a "buscar a los pobres, a los enfermos, e hizo fiesta con ellos".
    Y Jesús, continuando con esta costumbre, celebra con los pecadores y ofrece a los pecadores la gracia. "Quiero misericordia, y no sacrificios. No he llegado, por cierto, a llamar a los justos, sino a los pecadores". ¡Quién se cree justo, que se cocine su propio caldo! Él ha venido por nosotros, pecadores, y esto es lo bello. Dejémonos mirar por la misericordia de Jesús, ¡hagamos fiesta y tengamos memoria de esta salvación!... (Cf. S.S. Francisco, 5 de julio de 2013, homilía en Santa Marta).

    Reflexión

    El espíritu de la ley es vivir la misericordia de Dios. Porque la misericordia es hija del amor. Y el amor es el centro, el corazón de toda la vida de un verdadero cristiano. En cambio cuando no hay misericordia, la ley se hace cadena, un molesto peso. Y Dios, de Padre de misericordias se hace Juez tirano.

    Pero Dios es amor. Y su Hijo es la encarnación del amor. Jesús no se ha molestado con sus discípulos porque hacen algo "prohibido" en sábado. En realidad el descanso sabático era una imagen del descanso que el hombre debe encontrar en el Corazón de Cristo. Por eso lo que los discípulos hacen no tiene importancia.

    En cambio los fariseos, creyendo "guardar" el sábado fielmente, cometen la atrocidad de juzgar con sus lenguas a los demás, quebrantando realmente el día consagrado a Dios con sus venenosas palabras y su impuro corazón. ¿Qué es lo más importante de la ley? ¿Cumplir la materia de la ley o su espíritu? ¿Qué honra más a Dios, estarse quieto un tiempo o vivir hasta las últimas consecuencias la misma misericordia de Cristo? Por eso, quien vive el espíritu, esto es, la misericordia del Señor al practicar la ley, la vivirá a fondo porque actuará con el mismo sentir de Cristo. Y el sentir de Cristo, ¿dejaría de cumplir algún punto de la ley, aunque fuera pequeñito? No, porque el que vive amando hace todo cuanto agrada a su Amado.

    En cambio quien no vive el espíritu sino la ley sola, aparentemente parecerá cumplir pero será un cadáver que matará con su pensamiento a los demás quebrantando el mismo centro de la ley: el amor. De hecho los fariseos, tan cumplidores no tuvieron escrúpulos para llevar a la cruz a su mismo Dios. Cristo es Rey y Señor. Y de tal dignidad le viene a Cristo ser el Señor del sábado: ¡Él es el Amor!

    Propósito

    Procurar un estilo de vida más sencillo y sobrio para ser solidario con los necesitados.

    Diálogo con Cristo

    «Vivir con los pies bien plantados en la tierra, atentos a las situaciones concretas del prójimo, y, al mismo tiempo, teniendo el corazón en el Cielo, sumergido en la misericordia de Dios». Permite, Señor, que ésta sea mi actitud, mi estilo de vida. No evadir egoístamente los problemas, afrontarlos sabiendo que Tú estás conmigo, viviendo auténticamente mi libertad, dando a mi vida la trascendencia para la cual fue creada. 

    EL AGUA QUE QUERÍA SER FUEGO



    El agua que quería ser fuego.


    “Ya estoy cansada de ser fría y de correr río abajo. Dicen que soy necesaria. Pero yo preferiría ser hermosa. Y encender entusiasmos. Y hacer arder el corazón de los enamorados y ser roja y cálida. Dicen que yo purifico lo que toco, pero más fuerza purificadora tiene el fuego. Quisiera ser fuego y llama.” 

    Así pensaba en septiembre el agua de un río de montaña. 
    Y, como quería ser fuego, decidió escribir una carta a Dios y pedir que cambiara su identidad. 

    “Querido Dios: Tú me hiciste agua. Pero quiero decirte con todo respeto que me he cansado de ser transparente. 
    Prefiero el color rojo para mí. Desearía ser fuego. ¿Puede ser? 
    Tú mismo, Señor, te identificaste con la zarza ardiente y dijiste que habías venido a poner fuego en la tierra. No recuerdo que te compararas con el agua. 
    Por eso, creo que comprenderás mi deseo. No es un simple capricho. Yo necesito este cambio para mi realización personal...” 

    El agua salía todas las mañanas a su orilla para ver si llegaba la respuesta de Dios. 
    Una tarde pasó una lancha muy blanca y dejó caer al agua un sobre muy rojo. El agua lo abrió y lo leyó: 

    “Querida hija: me apresuro a contestar tu carta. Parece que te has cansado de ser agua, yo lo siento mucho porque no eres un agua cualquiera. Tu abuela fue la que me bautizó en el Jordán, y yo te tenía destinada a caer sobre la cabeza de muchos niños. Tu preparas el camino del fuego. Mi espíritu no baja a nadie que no haya sido lavado por ti. El agua siempre es primero que el fuego.” 

    Mientras el agua estaba embebida leyendo la carta, Dios bajó a su lado y la contempló en silencio. El agua se miró a sí misma y vio el rostro de Dios reflejado en ella. 

    Y Dios seguía sonriendo, esperando una respuesta. 

    Ella comprendió que el privilegio de reflejar el rostro de Dios, solo lo tiene el agua limpia... 

    Suspiró y dijo: “Sí Señor, seguiré siendo agua, seguiré siendo tu espejo. Gracias. 

    NADIE CONTRA NOSOTROS


    Nadie contra nosotros..


    Cuando el caminar parezca
    pedregoso y difícil,
    las ofensas traten de herirte,
    las palabras no salgan y no puedas hablar,
    todos te condenen,
    la inseguridad te agobie,
    el dolor y la amargura te invadan,
    parezca que te han abandonado,
    la enfermedad se vuelva agresiva,
    seas perseguido y humillado,
    prediques la Palabra de Dios
    y creas que no la han recibido,
    el caminar parezca doloroso,
    hablen mal de ti,
    te sientas débil,
    te sientas solo cuando digas:
    «No puedo más...»
    Sí puedes,
    PORQUE DIOS ESTÁ CONTIGO,
    y cuando Dios está con uno,
    NADIE CONTRA NOSOTROS.

    DIEZ CONSEJOS DESDE LA FE PARA AYUDA A MATRIMONIOS QUE NO CONSIGUEN TENER HIJOS

    10 consejos desde la fe para ayudar a los matrimonios que no consiguen tener hijosAutor: Elizabeth Kirk - Ave Maria University | Fuente: http://www.desdelafe.mx/
    10 consejos desde la fe para ayudar a los matrimonios que no consiguen tener hijos
    La fecundación in vitro es un método injusto e inmoral pero hay otras formas de afrontar esta condición en pareja
    10 consejos desde la fe para ayudar a los matrimonios que no consiguen tener hijos
    En la actual sociedad de comunicación con una sobreexposición de los detalles más íntimos de la vida de las personas, la infertilidad sigue siendo una prueba silenciosa. Pero no es algo que deba ser ignorado. La naturaleza, al final, recuerda mensualmente a la mujer que su cuerpo no está cooperando con ella.

    El dolor de la infertilidad es diferente de otras formas de sufrimiento: como nuestros cuerpos llevan en sí el potencial de la maternidad y de la paternidad, la infertilidad hiere la propia concepción de femineidad o de masculinidad.

    La mujer infértil tiene útero, pero ninguna criatura anida en él. Tiene senos, pero estos no amamantarán a un hijo. La esterilidad del hombre puede llevarle a sentirse inseguro en su masculinidad y a sufrir profundamente por la imposibilidad de engendrar una familia. Y como los niños son el signo visible del amor conyugal que literalmente vuelve a marido y mujer un solo cuerpo, la infertilidad hiere el núcleo del matrimonio.

    Para dificultar aún más, hombres y mujeres simplemente no se comunican de la misma forma: sus diferentes formas de lidiar con el sufrimiento pueden forzar el matrimonio hasta el punto de romperlo.

    Nada cura completamente el dolor de la infertilidad, y así la fertilización in vitro (FIV) se presenta a sí misma como una esperanza para los cónyuges que padecen ese dolor. Pero el profundo dolor de la infertilidad y el deseo bueno y natural de tener hijos no legitiman el uso de cualquier medio para curar ese dolor y satisfacer ese deseo. Algunos recursos, y la FIV es uno de ellos, simplemente tienen daños colaterales demasiado altos.

    Algunos lectores me han escrito indignados, o incluso con rabia, a causa de mi crítica a la FIV, un procedimiento que a ellos les trajo esperanza y que, en algunos casos, terminó en el nacimiento del tan esperado y deseado hijo. Parece imposible, al final, decir que alguien comete un error al recurrir a la FIV por desear profundamente un hijo.

    Pero criticar la fertilización in vitro no equivale, en absoluto, a sugerir que los niños concebidos a través de esa técnica no sean "hijos de Dios" o no tengan dignidad humana. Ellos son deseados y queridos por encima de toda medida, como todos los niños deben serlo.

    La historia humana está repleta de situaciones cuestionables de concepción: la dignidad del niño nunca disminuye por causa de esto. Pero las situaciones cuestionables son, precisamente, cuestionables. Y este hecho debe reconocerse.

    ¿Cómo enfrentar la infertilidad sin recurrir a la FIV? ¿O qué hacer si ya recurrió usted a la FIV, pero, por causa del bajo índice de éxito de esta técnica, aún así no consigue tener hijos?

    Yo no soy médico. Yo sólo he sufrido este mismo sufrimiento y humildemente comparto algunos consejos que realmente me ayudaron a mí y a mi marido.

    1) Siga un buen tratamiento médico.
    Es importante recordar que el sistema reproductivo no es un componente independiente en nuestro cuerpo: muchas veces, la infertilidad puede ser signo de un problema general. Siempre vale la pena buscar asistencia médica completa. Puede revelar problemas de salud subyacentes, que un examen típico para la FIV puede no identificar.

    Asuma un papel activo en su salud. Yo busqué tratamiento a través de la NaProTechnology (www.naprotechnology.com) [el estudio del ciclo fértil de la mujer] y de la inmunología reproductiva. Identifiqué condiciones subyacentes que afectan a mi estado general de salud y no simplemente mi fertilidad: son condiciones tratables y controlables.

    Pregunte a su médico: "¿Cómo puede ayudarme a ser una persona saludable, independientemente de que conciba o no un bebé?". Si el médico no estuviera interesado en prestar este tipo de cuidados, busque otro.

    2) Cuide bien de usted mismo.
    Es fácil dejarse envolver por una visión médica focalizada solo en la infertilidad, descuidando la vida saludable como un todo. Coma alimentos nutritivos. Tome suplementos adecuados. Haga ejercicio. Duerma bien.

    3) Ame a su esposo o esposa.
    La infertilidad presiona intensamente al matrimonio y su intimidad. Así como la contracepción y la pornografía reducen al cónyuge a un objeto de placer, el foco exagerado en la fertilidad reduce al cónyuge a un mero medio para tener hijos. No descuide su matrimonio por causa de su deseo intenso de tener hijos. Antes, haga de la infertilidad una ocasión para aceptar del cónyuge con todas sus fragilidades y franquezas. Ámense. Concéntrense en sus intereses comunes y en su “amistad conyugal”. Protejan su intimidad.

    4) Compartan su carga pesada.
    La infertilidad es silenciosa y solitaria e impone cargas diferentes a hombres y mujeres. Busque consejo profesional, psicológico, espiritual, de grupos de apoyo o de amigos próximos: no tenga miedo de buscar apoyo externo. Al mismo tiempo, dé apoyo a los demás, que agradecerán su compañía y se pueden beneficiar con las lecciones que usted aprendió a lo largo del camino.

    5) Proteja su corazón.
    La infertilidad puede ser dolorosamente recordada en situaciones cotidianas. Escuchar a mujeres que se quejan de estar embarazadas, por ejemplo, puede evocar cruelmente la experiencia que tal vez nunca tengamos. O escuchar a un amigo planear el próximo hijo, como si quedarse embarazada fuese fácil para todas; o a una amiga declarando que está "agotada" por el trabajo que dan los hijos, cuando usted no tiene la oportunidad de comenzar... Puede ser difícil asistir a baños de bebés o incluso acercarse a niños pequeños. Conozca sus límites y proteja su corazón con antelación. Puede ser necesario evitar a ciertas personas o situaciones, especialmente en los momentos más difíciles del día.

    6) Eduque a los demás.
    Puede ser útil compartir su situación y ayudar a las personas a ser más sensibles a este sufrimiento y a que apoyen a quien lo sufre. Usted puede, por ejemplo, compartir informaciones sobre la FIV con su médico; o pedir que su párroco tenga especial sensibilidad para con quien sufre la infertilidad y las recuerde en las oraciones de intención de la liturgia; o poner en marcha un grupo de apoyo en su parroquia o en su comunidad...

    7) Rece.
    Aún deseando mucho el don de un hijo, yo dudaba, en el fondo, en implorar de Dios esa gracia. Yo tenía tantas bendiciones en otras áreas de la vida, como el matrimonio y la familia, que creía egoísta pedir gracias adicionales. En cierto momento crítico, tuve la felicidad de conversar con un obispo sabio sobre nuestra lucha. De forma muy suave y paternal, él me alertó contra la desesperación y aconsejó: "Nunca deje de pedir a Dios cualquier cosa que necesite. Él no le rechazará". El obispo tenía razón. Dios no me negó los dones que yo más necesitaba: aceptación, paz y alegría. También encontré consuelo al meditar las Escrituras, especialmente los pasajes sobre las mujeres estériles de la Biblia y sobre el testimonio de perseverancia en la oración. Leer la vida de algunos santos también me fue útil.

    8) Valore el papel del sufrimiento.
    Es muy fácil que la infertilidad le transforme en una persona amarga y triste, contagiando su matrimonio y su fe. Yo tomé la decisión de no ser infeliz y tuve la gracia de entender que Dios no quería eso para mí. Yo quería un matrimonio feliz. Quería mirar a los niños con alegría, no con resentimiento o envidia. Medité sobre el papel del sufrimiento en nuestra vida y sobre cómo lidiar con él, fuese en forma de infertilidad, fuese en forma de cualquier otra cosa (¡y siempre hay alguna cosa!). Reconocí que, en vez de huir del sufrimiento o dejar que éste defina mi vida, yo necesitaba practicar la gratitud y el amor altruista. En su encíclica sobre la esperanza, “Spe salvi”, el papa emérito Benedicto XVI resumió: "No es evitando el sufrimiento o huyendo de él como nos curamos, sino aceptándolo, madurando a través de él y encontrando sentido a través de la unión con Cristo, que sufrió con infinito amor".

    9) Tenga esperanza.
    Es un desafío particular cuando los ciclos menstruales se transforman en ciclos continuos de esperanza y decepción, todos los meses... Josef Pieper nos recuerda que la esperanza no es la "presuntuosa anticipación de una realización", sino "el poder de aceptar pacientemente un ‘aún no’". Benedicto XVI, también en la “Spe salvi” , dice: "Es esperanza, pero no cumplimiento; la esperanza nos da el valor de ponernos del lado del bien, incluso en situaciones aparentemente sin esperanza...". Yo aprendí, además, que al esperar un bien que puede no venir, yo estoy abierta a bienes que nunca podría imaginar que vinieran. ¡Déjese sorprender por la esperanza!

    10) Ábrase a otras maneras de ser "fértil".
    Todos los matrimonios están llamados a ser fecundos, aunque esto no sea posible en el sentido biológico. La infertilidad es una ocasión para descubrir en nosotros otros modos de realizar el deseo de cuidar de los demás. Las formas no son iguales para todos. Usted puede adoptar o ayudar en un orfanato. Hay quien descubre otras vocaciones, como cuidar de personas mayores, pobres o enfermas, o realizar trabajos misioneros. Son vocaciones que pueden ser incompatibles con la educación de hijos propios. En nuestro caso, optamos por la adopción. Al descubrir nuestra vocación de padres adoptivos, mi marido y yo acabamos estando agradecidos por nuestra infertilidad biológica.

    ACTO DE DESAGRAVIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

    ACTO DE DESAGRAVIO 
    AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
    Autor: PÍO XI


    ¡Oh dulcísimo Jesús, cuyo inmenso amor a los hombres no ha recibido en pago, de los ingratos, más que olvido, negligencia y menosprecio! Vednos postrados ante vuestro altar, para reparar, con especiales homenajes de honor, la frialdad indigna de los hombres y las injurias con que, en todas partes, hieren vuestro amantísimo Corazón.

    Mas recordando que también nosotros alguna vez nos manchamos con tal indignidad de la cual nos dolemos ahora vivamente, deseamos, ante todo, obtener para nuestras almas vuestra divina misericordia, dispuestos a reparar, con voluntaria expiación, no sólo nuestros propios pecados, sino también los de aquellos que, alejados del camino de la salvación y obstinados en su infidelidad, o no quieren seguiros como a Pastor y Guía, o, conculcando las promesas del Bautismo, han sacudido el suavísimo yugo de vuestra ley.

    Nosotros queremos expiar tan abominables pecados, especialmente la inmodestia y la deshonestidad de la vida y de los vestidos, las innumerables asechanzas tendidas contra las almas inocentes, la profanación de los días festivos, las execrables injurias proferidas contra vos y contra vuestros Santos, los insultos dirigidos a vuestro Vicario y al Orden Sacerdotal, las negligencias y horribles sacrilegios con que es profanado el mismo Sacramento del amor y, en fin, los públicos pecados de las naciones que oponen resistencia a los derechos y al magisterio de la Iglesia por vos fundada.

    ¡Ojalá que nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra propia sangre! Mas, entretanto, como reparación del honor divino conculcado, uniéndola con la expiación de la Virgen vuestra Madre, de los Santos y de las almas buenas, os ofrecemos la satisfacción que vos mismo ofrecisteis un día sobre la cruz al Eterno Padre y que diariamente se renueva en nuestros altares, prometiendo de todo corazón que, en cuanto nos sea posible y mediante el auxilio de vuestra gracia, repararemos los pecados propios y ajenos y la indiferencia de las almas hacia vuestro amor, oponiendo la firmeza en la fe, la inocencia de la vida y la observancia perfecta de la ley evangélica, sobre todo de la caridad, mientras nos esforzamos además por impedir que seáis injuriado y por atraer a cuantos podamos para que vayan en vuestro seguimiento.

    ¡Oh benignísimo Jesús! Por intercesión de la Santísima Virgen María Reparadora, os suplicamos que recibáis este voluntario acto de reparación; concedednos que seamos fieles a vuestros mandatos y a vuestro servicio hasta la muerte y otorgadnos el don de la perseverancia, con el cual lleguemos felizmente a la gloria, donde, en unión del Padre y del Espíritu Santo, vivís y reináis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.


    ¿ME ESTOY HACIENDO VIEJO?



    Autor: Marcelino de Andrés, L. C. y Juan Pablo Ledesma, L. C. | Fuente: Catholic.net
    ¿Me estoy haciendo viejo?
    ¡Cuántos personajes, cuántos seres queridos, de repente, han comenzado a desfilar en la pantalla de mi corazón!


    Revisando algunos cajones, he dado con este pensamiento. En la misma página aparecía un abuelo fumando en pipa. De sus frente cuelgan los años en arrugas. Su mirada es cansina, pero segura. Por momentos me parecía el protagonista de “El viejo y el mar”. 

    No me he podido resistir y he soltado en mi interior las palomas de los recuerdos. ¡Cuántos personajes, cuántos seres queridos, de repente, han comenzado a desfilar en la pantalla de mi corazón! Y es que me parece un canto a la juventud fresca de nuestros mayores. Léelo despacio, con bastón, si lo necesitas. Percibirás una mirada más profunda, más luminosa de esa etapa final de la existencia terrestre. Son líneas de ilusión y de esperanza. 


    Me dicen que me estoy 
    haciendo viejo: 
    les diré que no es así. 
    La “casa” en que vivo, 
    ya sé, se está 
    deteriorando. 
    Eso ya lo sé. 
    Es que hace mucho 
    tiempo que la habito. 
    Ha pasado conmigo 
    muchas tormentas. 
    Ya está algo débil. 

    El techo está 
    cambiando de color. 
    Las ventanas ya están 
    un poco empañadas: 
    ya no se ve bien 
    hacia afuera. 
    Las paredes se sienten 
    débiles, quebradizas: 
    es que los cimientos ya 
    no están tan sólidos 
    como hace unos 
    cuantos años. 
    Mi “morada” se ha 
    vuelto temblorosa, 
    la estremecen el frío 
    del invierno, las noches 
    sin sueño. 

    Siento que estoy en 
    plena juventud, 
    ya que la Eternidad está 
    a un paso de mí, 
    una vida llena de vida, 
    sin posibilidad 
    de tristezas que 
    envejecen, 
    sin ausencias que nos 
    sacan canas, 
    sin dolor que atenta 
    contra la verticalidad 
    de nuestra existencia. 

    La Eternidad está a un 
    paso de mí. 
    Sin embargo mi “casa” 
    no soy todo yo. 
    Mis años, transcurridos 
    velozmente, 
    no me pueden hacer 
    viejo a mí, 
    alma siempre joven, 
    lozana y alegre. 

    Una inacabable vida de 
    gozo y de verdad. 
    Yo viviré allá 
    para siempre, 
    amando sin temor 
    de perder el Amor. 
    Y el Amor es la Vida: 
    ¡que siga la vida! 

    ¿Y decían que me 
    estoy haciendo viejo? 
    El que habita en mi 
    pequeña “casa” 
    está joven, lleno de luz 
    y de alegría, 
    principiando 
    justamente una vida 
    que durará, durará, 
    durará... 
    Ustedes solamente me ven 
    por fuera 
    y me repiten lo que 
    todos dicen: 
    anciano arrugado, 
    cabizbajo, trémulo, 
    lento... 

    Parece que se terminan 
    los horizontes. 
    No confundan mi 
    “casa” con lo que soy yo, 
    conmigo: 
    un nuevo amanecer, 
    horizonte con luz 
    indeficiente, 
    cielo de azul 
    indeclinable. 
    ¡Que siga la vida! 

    ¿Todavía dicen que me 
    estoy haciendo viejo? 

    NOSOTROS LOS CRISTIANOS DE GAZA, VIVIMOS BAJO LAS BOMBAS

    Autor: Giorgio Bernardelli | Fuente: vaticaninsider.lastampa.it
    Nosotros los cristianos de Gaza vivimos bajo las bombas
    El padre Jorge Hernández, religioso del Verbo encarnado, describe desde la parroquia latina de la Sagrada Familia en Gaza cómo vive estos días su comunidad
     
    Nosotros los cristianos de Gaza vivimos bajo las bombas
    Nosotros los cristianos de Gaza vivimos bajo las bombas
    «Nosotros también recibimos la invitación, extendida a los residentes de las zonas de Beit Hanoun y de Beit Lahia, para abandoner inmediatamente las casas. Y, como todos, nos preguntamos: “¿A dónde ir?”. Gaza es pequeña. Todo está cerca. No hay un solo sitio seguro, neutro, que pueda acogernos. ¿A dónde vamos?».

    El padre Jorge Hernández, religioso del Verbo encarnado, describe desde la parroquia latina de la Sagrada Familia en Gaza cómo vive estos días su comunidad. Él también viven bajo las bombas que llueven del cielo sobre, y no es la primera vez para este sacerdote argentino que guía desde hace algunos años a la pequeña comunidad católica de que vive en la Franja de Gaza. Son unos 200 fieles en un territorio en el que los cristianos suman en total menos de 2000. Desde hace años comparten todos los sufrimientos de la población civil, aislada herméticamente en un territorio de apenas 360 kilómetros cuadrados en el que viven casi 1,8 millones de personas.

    El miércoles pasado, justamente cuando cuatro niños murieron tras el impacto de un misil israelí mientras estaban jugando en la playa, también en la Iglesia de la Sagrada Familia se vivieron momentos de pavor: tres misiles cayeron muy cerca de los edificios de la parroquia. Por este motivo se decidió, ayer, que las tres monjas que colaboran con el padre Jorge (y que pertenecen a su misma congregación) se fueran a Belén. Como son extranjeras, sólo pudieron salir de la Franja de Gaza durante el breve cese al fuego humanitario obtenido por la ONU. Sin embargo, el párroco se queda, pero no está solo, porque ahora lo acompañan las monjas de Madre Teresa, que se mudaron allí con los chicos discapacitados a los que acuden en Gaza. También su instituto se encuentra en una zona en la que han caído misiles, por lo que pensaron que la Iglesia de la Sagrada Familia era un lugar más seguro.

    En estos días tan delicados, el padre Jorge ha mentenido sus contactos con el exterior a través de algunas cartas que publica en la página de Facebook del Instituto del Verbo Encarnado. De estos textos surge la descripción de la vida cotidiana en una parroquia bajo las bombas. «Preparaba en estos días la predicación del domingo, y pensaba: ¿Que se le predica a esta gente? ¿Cómo confortarlos? ¿Quale parola buona meterci? Que difícil. Y además: ¿Vendrá gente?... Hoy domingo hemos podido celebrar la Santa Misa, gracias a Dios, con la presencia, además de siete religiosas, de cinco valerosos hombres. Por demás edificante dado las circunstancias».

    «Una familia cristiana –indica en otra carta– se vio afectada al ser bombardeada la casa contigua a la suya. Ventanas rotas, humo, grito, confusión fue el trágico escenario de la noche de ayer para esta familia. También es cosa de tener en cuenta los niños pequeños que comienzan a enfermarse por el miedo, el stress, la repercusión de las ondas expansivas, el ruido continuo».

    En cuanto al clima general que se vive en Gaza, el padre Jorge escribe que esta guerra no era imprevisible: «La gente esperaba desde hace tiempo una intensificación militar –explica–, y podría durar mucho tiempo. Lo único que nos sorprendió fue que se registró una resistencia a mayor escala y una mejor preparación por parte de las autoridades locales con respecto a las guerras anteriores. Que Hamas haya golpeado Tel Avviv y Jerusalén no es cosa de poco». Añade que teme que con la guerra se cree una reacción islamista en la Franja de Gaza en contra de los cristianos: «Viendo lo que sucede en otras partes, no habría que sorprenderse», comenta. Y por este motivo, añade, es admirable la fuerza de los cristianos de Gaza, que saben muy bien que están solamente en manos de Dios.

    jueves, 17 de julio de 2014

    DA CON ALEGRÍA



    Da con alegría


    Cuando yo era adolescente, en cierta oportunidad estaba con mi padre haciendo fila para comprar entradas para el circo.   Al final, solo quedaba una familia entre la ventanilla y nosotros.

    Esta familia me impresionó mucho; eran ocho chicos, todos probablemente menores de doce años.  Se veía que no tenían mucho dinero.  La ropa que llevaban no era cara, pero estaban limpios.  Los chicos eran bien educados, todos hacían bien la fila, de a dos detrás de los padres, tomados de la mano.  Hablaban con emoción de los payasos, los elefantes y otros números que verían esa noche.  Se notaba que nunca antes habían ido al circo.  Prometía ser un hecho sobresaliente en su vida.

    El padre y la madre estaban al frente del grupo, de pie, orgullosos.  La madre, de la mano de su marido, lo miraba como diciendo:  "Eres mi caballero de brillante armadura".  El sonreía, henchido de orgullo y mirándola como si respondiera:  "Tienes razón".

    La empleada de la ventanilla preguntó al padre cuantas entradas quería.  El respondió con orgullo:  "Por favor, déme ocho entradas para menores y dos de adultos".   La empleada le indico el precio.  La mujer soltó la mano de su marido, ladeó su cabeza y el labio del hombre empezó a torcerse.  Este sé acercó un poco más y le preguntó:  "¿Cuánto dijo?".

    La empleada  volvió a decirle el precio. ¿Cómo iba a darse vuelta y decirle a sus ocho hijos que no tenía suficiente dinero para llevarlos al circo? 

    Viendo lo que pasaba, papá se metió la mano en el bolsillo, sacó un billete de veinte dólares y lo tiró al suelo (nosotros no éramos ricos en lo absoluto).

    Mi padre se agachó, recogió el billete, palmeó al hombre en el hombro y le dijo: "Disculpe, señor, se le cayó esto del bolsillo". 

    El hombre se dio cuenta de lo que pasaba.  No había pedido limosna, pero sin duda apreciaba la ayuda en una situación desesperada, angustiosa e incómoda.

    Miró a mi padre directamente a los ojos, con sus dos manos le tomó la suya, apretó el billete de veinte dólares y con labios trémulos y una lágrima rodándole por la mejilla, replicó:  "Gracias, gracias señor. Esto significa realmente mucho para mi familia y para mí".

    Papá y yo volvimos a nuestro auto y regresamos a casa.  Esa noche no fuimos al circo, pero  nos fuimos con el corazón lleno de alegría.

    NO DES LO QUE TE SOBRA.  DA CON ALEGRÍA Y HASTA QUE TE DUELA.

    GANAR BATALLA



    Ganar batalla


    Contra las adversidades me encontré
    y contra ellas batallé.
    A veces con ira,
    otras veces con temor.
    Intenté estando solo,
    pero no encontré más que dolor.

    Batallé con otros al lado,
    gritando y con valentía,
    más sin embargo luego de la derrota
    solo quedaba la apatía.

    Cansado y abatido por tantas penas,
    no sentí más deseo
    de enfrentar aquello que
    con lo que tanto había luchado.

    Más un buen día vencí,
    no con violencia, ni con armas.
    Odio o agresividad,
    sino dándome cuenta,
    de que la mejor forma
    de ganar una batalla,
    es de rodillas, en oración...
    pidiendo a quien por
    excelencia es Vencedor!

    GOTITAS DE AMOR



    Gotitas de amor


    Había un incendio en un gran bosque de bambú; el incendio formaba llamaradas impresionantes, de una altura extraordinaria; y una pequeña ave, muy pequeñita, fue al río, mojó sus alas y regresó sobre el gran incendio, y las empezó a agitar para apagarlo; y volvía a regresar
    y volvía a ir una y otra vez; y los dioses que la observaban, sorprendidos la mandaron a llamar y le dijeron:

    - Oye, por qué estás haciendo eso?
    Cómo es posible?
    Cómo crees que con esas gotitas de agua puedas tú apagar un incendio de tales dimensiones?
    Date cuenta: No lo vas a lograr.

    Y el ave humildemente contestó:
    "El bosque me ha dado tanto, le amo tanto, yo nací en él, este bosque me ha enseñado la naturaleza. Este bosque me ha dado todo mi ser.
    Este bosque es mi origen y mi hogar y me voy a morir lanzando gotitas de amor, aunque no lo pueda apagar".

    Los dioses entendieron lo que hacía la pequeña ave y le ayudaron a apagar el incendio.

    "Cada gotita de agua apacigua un incendio.
    Cada acción que con amor y entusiasmo emprendemos, un mejor mañana será su reflejo.

    No subestime sus gotas: millones de ellas forman un océano.
    Todo acto que con amor realizamos, regresa a nosotros multiplicado"

    UN LÁPIZ PERFECTO


    EUCARISTÍA Y MATRIMONIO


    Autor: P Antonio Rivero LC | Fuente: Catholic.net
    Eucaristía y matrimonio
    El matrimonio se fortalecerá en fidelidad, si ambos cónyuges se alimentan de la eucaristía.



    Antes de dar la relación entre ambos sacramentos, repasemos un poco la maravilla del matrimonio. 

    Es Dios mismo quien pone en esa mujer y en ese hombre el anhelo de la unión mutua, que en el matrimonio llegará a ser alianza, consorcio de toda la vida, ordenado por la misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de los hijos. 

    El matrimonio no es una institución puramente humana. Responde, sí, al orden natural querido por Dios. Pero es Dios mismo quien, al crear al hombre y la mujer, a su imagen y semejanza, les confiere la misión noble de procrear y continuar la especie humana. 

    El matrimonio, de origen divino por derecho natural, es elevado por Cristo al orden sobrenatural. Es decir, con el Sacramento del Matrimonio instituido por Cristo, los cónyuges reciben gracias especiales para cumplir sus deberes de esposos y padres de familia. 

    Por tanto, el Sacramento del Matrimonio o, como se dice, el "casarse por Iglesia" hace que esa comunidad de vida y de amor sea una comunidad donde la gracia divina es compartida. 

    Por su misma institución y naturaleza, se desprende que el matrimonio tiene dos propiedades esenciales: la unidad e indisolubilidad. Unidad, es decir, es uno con una. Indisolubilidad, es decir, no puede ser disuelto por ninguno. El pacto matrimonial es irrevocable: "Hasta que la muerte los separe". 

    No olvidemos que los ministros del Sacramento son los mismos contrayentes. El sacerdote sólo recibe y bendice el consentimiento. 

    ¿Qué relación tiene el Sacramento de la Eucaristía con el del Matrimonio? 

    La eucaristía es sacrificio, comunión, presencia. Es el sacrificio del cuerpo entregado, de la sangre derramada. Todo Él se da: Cuerpo, Alma, Sangre y Divinidad. Es la comunión, el cuerpo que hay que comer y la sangre que hay que beber. Y comiendo y bebiendo esta comida celestial, tendremos vida eterna. Es la presencia que se queda en los Sagrarios para ser consuelo y aliento. 

    El matrimonio también es sacrificio, comunión y presencia. Es el sacrificio en que ambos se dan completamente, en cuerpo, sangre, alma y afectos. Y si no hay sacrificio y donación completa, no hay matrimonio sino egoísmo. 

    El matrimonio es comunión, ambos forman una común unión, son una sola cosa, igual que cuando comulgamos. Jesús forma conmigo una común unión tan fuerte y tan íntima, que nadie puede romperla. 

    El matrimonio, al igual que la eucaristía, también es presencia continua del amor de Dios con su pueblo. 

    El amor es esencialmente darnos a los demás. Lejos de ser una inclinación, el amor es una decisión consciente de nuestra voluntad de acercarnos a los demás. Para ser capaces de amar de verdad es necesario desprenderse cada uno de muchas cosas, sobre todo de nosotros mismos, para darnos sin esperar que nos agradezcan, para amar hasta el final. Este despojarse de uno mismo es la fuente del equilibrio, el secreto de la felicidad. 

    EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 17 DE JULIO DEL 2014

    Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
    Manso y humilde de corazón
    Mateo 11, 28-30. Tiempo Ordinario. Cristo te invita a acercarte a Él con confianza, deja en sus manos crucificadas todos tus yugos.
     
    Manso y humilde de corazón
    Del santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30

    En aquel tiempo, tomó Jesús la palabra y dijo: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera. 

    Oración introductoria

    Señor, ¡gracias!, por ofrecerme tu consuelo, tu compañía, tu infinita misericordia. Te ofrezco humildemente mi corazón, mi vida entera. Ilumina mi oración porque quiero seguir el camino que me lleve a vivir en plenitud el amor.

    Petición

    Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo.

    Meditación del Papa Francisco

    Con su mansedumbre. Jesús nunca ha dejado de ser cordero: manso, bueno, lleno de amor, cercano a los pequeños, cercano a los pobres. Estaba allí, entre la gente, curaba a todos, enseñaba, rezaba. Pero, tan débil Jesús: como un cordero. Pero ha tenido la fuerza para cargar sobre sí todos nuestros pecados: todos. "Pero, padre, usted no sabe mi vida: tengo uno que... pero, ni siquiera puedo llevarlo con un camión...". Muchas veces, cuando miramos en nuestra conciencia, nos encontramos con algunos que son grandes, ¿eh? Pero Él los lleva. Él ha venido para eso: para perdonar, para traer la paz en el mundo, pero primero en el corazón. Quizá cada uno de nosotros tiene una tormenta en el corazón, quizá tiene una oscuridad en el corazón, quizá se siente un poco triste por una culpa... Él ha venido a quitar todo eso. Él nos da la paz, Él lo perdona todo. (S.S. Francisco, 19 de enero de 2014).

    Reflexión

    Jesús sabe que estamos cansados y fatigados. Son muchas las cargas de la vida; muchas las que nos imponemos culpablemente o no, y muchas las que otros nos imponen de igual manera. Jesús, buen amigo, no pasará sin darnos una mano para aliviarnos y para que nuestro yugo sea blando y ligero. Sólo nos pide a cambio aprender de Él a ser mansos y humildes de corazón. ¡Y qué razón tiene!, pues nuestra carga más pesada y nuestro yugo más duro y amargo, es el que nos impone el propio orgullo y soberbia.

    Las almas sencillas se liberan de rencores y de intrigas tan inútiles cuanto pesados. Las almas mansas y humildes, a ejemplo de Cristo, llevan sus propias cargas con paciencia y amor, con alegría, como si no pesasen e, incluso, tienen la fuerza para ayudar a los demás a llevar las propias. Son esas almas recias las que viven sonriendo y tendiendo una mano al prójimo necesitado. Su grandeza es su pequeñez. Son mansas y humildes de corazón.

    Cristo te invita a acercarte a Él con confianza. Dale todas tus cargas. Deja en sus manos crucificadas todos tus yugos. Él, enseñándote a ser humilde, te dará las fuerzas para seguir sus huellas de amor.

    Propósito

    En las dificultades que hoy se me presenten, pedir la ayuda de Dios en vez de ser autosuficiente.

    Diálogo con Cristo

    Encontrar descanso, es algo que todos siempre buscamos, descanso que no implica el que los problemas o el esfuerzo vayan terminar. Las cosas parece que siguen igual, pero con Cristo, se viven desde diferente perspectiva. Gracias, Señor, por ofrecerme esa paz. Para alcanzarla, te pido me des: fe, generosidad, fuerza de voluntad, confianza y, sobre todo, amor. Con estos dones y tu gracia, tendré la fuerza necesaria para vivir tu voluntad. 
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