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martes, 16 de agosto de 2011
14 MANERAS DE SER SAMARITANO/A HOY
EL CRUCIFIJO QUE HABLÓ A SAN FRANCISCO
Autor:
Fr. Tomás Gálvez | Fuente:
http://fratefrancesco.org
El crucifijo que habló a san Francisco (Asís, Italia) | |||
Historia de san Francisco y
descripción del crucifijo
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lunes, 15 de agosto de 2011
EL TIEMPO ES UN TESORO VALIOSO
El tiempo es un tesoro valioso..
pero sólo es efectivamente utilizado cuando viene junto con el propósito.
Si no tengo mi misión clara, utilizaré el tiempo de forma incorrecta. Gran parte del día pasará resolviendo situaciones urgentes, o simplemente satisfaciendo diversos placeres.
Cuando tengo en mente mi propósito, no tengo tiempo a perder. Cada segundo se vuelve valioso, pues hace que el propósito se acerque más y más de su cumplimiento total. Todo mi día pasa a girar alrededor de este propósito, de forma que voy a sentir la belleza total de una vida digna.
Si no tengo mi misión clara, utilizaré el tiempo de forma incorrecta. Gran parte del día pasará resolviendo situaciones urgentes, o simplemente satisfaciendo diversos placeres.
Cuando tengo en mente mi propósito, no tengo tiempo a perder. Cada segundo se vuelve valioso, pues hace que el propósito se acerque más y más de su cumplimiento total. Todo mi día pasa a girar alrededor de este propósito, de forma que voy a sentir la belleza total de una vida digna.
UN CREDO HERMOSO...
Un Credo hermoso
Creemos en Dios Padre, que nos muestra en la historia los signos de estos tiempos y en la providencia de cada presente nos regala senderos y sueños.
Creemos en Jesucristo, Señor de todos y único Maestro. Su Pascua ilumina el camino. Su Resurrección es nuestro mañana, nuestra más firme esperanza.
Creemos en el Espíritu, que surca plenamente la historia. Su presencia en el mundo sigue viva y activa. Impulsa nuevas búsquedas y formas, nuevas miradas y lenguajes, construye puentes de comunión en medio de los fragmentos.
Creemos en la Iglesia, comunidad viva que necesita de los hombres para que el Evangelio permanezca latiendo por siempre en medio de las generaciones.
Creemos en María, Madre universal y Virgen sin mancha, que disipa toda sombra con su luz y vence todo mal con su misericordioso poder.
Creemos en el hombre, llamado a nacer siempre de nuevo para la fiesta de la vida, convocado a ser pleno y feliz.
Creemos que el mundo y la historia están definitivamente redimidos por la Sangre de la Cruz y que sus destinos se encuentran en permanente transformación.
Sabemos que hay que trabajar desde el interior de este nuevo milenio para transformarnos en artesanos del corazón humano.
Sabemos que la esperanza prospera a partir de pequeños logros. Sólo así el milagro de Dios sigue creciendo en nuestro frágil barro.
Creemos que todo será mejor y que cada uno en su medida contribuye para eso.
Creemos en un país donde los más pobres y vulnerables vivan los derechos de todos como sus propios derechos.
Creemos en todo lo que Argentina está llamada a ser. Creemos en una Latinoamérica fraternalmente unida desde el crisol de sus diferencias.
Creemos, a pesar de todo, y creemos, en virtud de todo, porque experimentamos que creer nos hace más libres que no hacerlo.
Creemos porque la vida nos impulsa a seguir haciéndolo ya que es un regalo inmenso e inmerecido y el tiempo se nos ha confiado para encontrarnos.
Sabemos que nuestro siglo XXI es un siglo que busca su propia interioridad. Nuestra responsabilidad es mejorarlo, hacer descubrir el lado humano de Dios.
Todas nuestras obras salieron de Tus manos. Así creemos Señor en Ti. Así esperamos. Así también amamos.
Amén.
Autor: Padre Juan José Ribone(1959-2009)
Córdoba - Argentina
REFLEXIÓN MARIANA
Reflexión Mariana
Vayamos a María con todos nuestros pecados y miserias, que Ella sabrá convertirnos de pecadores en santos, puesto que María todo lo puede por gracia de Dios, y los más grandes pecadores se pueden convertir en grandes santos si acuden a su auxilio. No desesperemos nunca. Aunque estemos con un pie en el Infierno y parezca que ya no tenemos salvación y estamos perdidos para siempre, todavía queda una esperanza: María Santísima. Si la invocamos, los demonios huirán al fondo del abismo y nos dejarán tranquilos y en paz y podremos hacer una sincera confesión y seremos envueltos por la Misericordia de Dios, y así no solo nos salvaremos sino que llegaremos a ser grandes santos y apóstoles de Dios y de la Virgen.
MARÍA HA SUBIDO AL CIELO EN CUERPO Y ALMA
Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net María ha subido al cielo en cuerpo y alma | |
Ahí nos espera; en ninguna otra parte, con los brazos abiertos para abrirnos la puerta de la gloria. | |
La mujer que podemos definir como Amor vivió en este mundo sólo amando: amando a Dios, a su Hijo Jesús desde que lo llevaba en su seno hasta que lo tuvo en brazos desclavado de la cruz. Amó a su querido esposo san José, y amó a todos y cada uno de sus hijos desde que Jesús la proclamó madre de todos ellos. Desde su asunción a los cielos ha seguido amando durante dos mil años a Dios y a los hombres: Es un amor muy largo y profundo. Y apenas ha comenzado la eternidad de su amor. Dentro de ese océano de ternura que es el Corazón de María estamos tú y yo para alegrarnos infinitamente. Desde el cielo una Madre nos ama con singular predilección. La fe en este amor debe llenar nuestra vida de alegría, de paz y de esperanza. Dios adelantó el reloj de la eternidad para que María pudiese inaugurar con su hijo nuestra eternidad. Mientras nosotros esperamos, Ella goza de Dios con su cuerpo inmaculado, el que fue cuna de Jesús durante nueve meses. El cuerpo en el que Dios habitó es digno de todo respeto. Está eternizado en el cielo, incorrupto, feliz como estará un día el nuestro. El cuerpo que vivirá eternamente en el cielo es digno de todo respeto. No se debe degradar lo que será tan dignamente tratado. Pasará por la corrupción, pero sólo para resucitar en nueva espiga y nuevo cuerpo inmortal, incorrupto, puro y santo. "Voy a prepararos un lugar": Así hablaba Jesús a los apóstoles con emoción contenida. Personalmente se encargaría de tener listo ese lugar. Pero sabemos quién le ayudaría cariñosamente a preparar dicho lugar: María Santísima. Ella le ayudó -y de qué manera tan eficaz- en sus primeros pasos a la Iglesia militante. Ella sigue ayudando con su amorosa intercesión a la Iglesia purgante y, de manera muy particular, a preparar la definitiva estancia a la Iglesia triunfante. Podremos estar seguros de ver un ramo de flores con una tarjeta y nuestro nombre: Hijo, hija, cuánto me costaste. Pero ya estás aquí. También habrá un crucifijo con esta leyenda: “Te amé y me entregué a la muerte por ti”. Jesús. Habrá un ramo de almendro florido colocado por Jesús de parte de María. El premio de los justos es el cielo, la felicidad eterna. Poco lo pensamos. Mucho lo ponemos en peligro. “Alegraos más bien de que vuestros nombres estén escritos en el cielo”. Sabremos entonces por qué decía Jesús estas solemnes palabras, cuando veamos con los ojos extasiados lo que ha preparado Dios a sus hijos. Si les dio su sangre y su vida, ¿no les iba a dar el cielo? Pero aquí andamos distraídos, perdidos, olvidados, comiendo los frutos agraces del pecado que pudre la sangre y envenena el alma. Cuantas veces emprendimos el camino del infierno. Tantas otras una mano cariñosa y firme nos hizo volver al camino del cielo. Pensamos en todo menos en los mejor y lo más hermoso. ¡Pobres ignorantes, ingratos, desconsiderados! El cielo es cielo por Dios y María. Al fin nos encontraremos cara a cara con los dos más grandes amores de nuestra vida. Entonces sabremos lo que es estar locamente enamorados y para siempre de las personas más dignas de ser amadas. Enamorados de Dios, en un éxtasis eterno de amor: amados por el Amor Infinito, la Bondad Infinita. Ahí comprenderemos los misterios del amor aquí muy poco comprendidos. Volveremos a Belén a amar infinitamente, eternamente a aquel Dios hecho niño por nosotros. Volveremos a la fuente de Nazareth donde Jesús llenó el cántaro de María tantas veces. Volveremos al Cenáculo a quedar de rodillas y extasiados ante la institución de la Eucaristía, y comprenderemos las palabras del evangelista Juan: “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. Volveremos al Calvario y querremos quedarnos allí mucho, mucho tiempo, siglos para contemplar con el corazón en llamas el amor más grande, la ternura más delicada, y comprenderemos cada uno lo que Pablo decía: “Líbreme Dios de gloriarme en nada si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo”. Pediremos permiso de bajar a la tierra para visitar los Santos lugares no como turistas sino como locamente enamorados. Al cielo subió la Puerta del cielo. Sueño en ese momento en que tocaré a la puerta. Y saldrá a abrirme con los brazos abiertos y una sonrisa celestial María Santísima. Tendré que sostenerme para no morir otra vez, pero de puro gozo al ver sus ojos de cielo, su rostro bellísimo, su amor increíble pero real. María es la mujer más triunfadora. La humilde esclava del Señor ha logrado lo que ninguna mujer famosa ha conseguido. Eligió como meta cumplir la voluntad de Dios; como motivación el amor. El Premio: La Asunción los cielos en cuerpo y alma. Así nos enseña de forma contundente la mejor forma de vivir. |
domingo, 14 de agosto de 2011
PENSAMIENTO DE SAN MAXIMILIANO KOLBE
"Tenemos que
ganar el mundo entero y cada alma, ahora y en el futuro hasta
el final de los tiempos, para la Inmaculada y a través
de ella, para el Corazón Eucarístico de Jesús".
San Maximiliano
Kolbe
Apóstol de la consagración a María
Apóstol de la consagración a María
JMJ: MÁS ALLÁ DE LOS NÚMEROS
Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net JMJ: más allá de los números | |
Los números no podrán recoger eso que ocurre en lo íntimo del alma de miles de jóvenes. Sin la luz de los reflectores. | |
Un encuentro de miles de jóvenes enciende los reflectores. Los medios resaltan en seguida los datos más importantes. Si esos jóvenes son católicos, se palpa la curiosidad por entender qué los mueve a pasar unos días juntos para compartir su fe y para escuchar las palabras de un Papa anciano. Las cifras se disparan. Los números intentan abarcar los aspectos más visibles. ¿Cuántos son los participantes? ¿Cuántos policías están de servicio? ¿Cuánto dinero cuesta la Jornada Mundial de la Juventud? ¿Cuánto se calcula que serán los beneficios? ¿Cuántas confesiones? ¿Cuántas comuniones en las misas? ¿Cuántos sacerdotes? ¿Cuántos obispos? ¿Cuántos grupos? ¿Cuántos jóvenes dirán “sí” a la vocación sacerdotal o a la vida religiosa? ¿Cuántos desmayos? ¿Cuántos periodistas acreditados? ¿Cuántos curiosos? ¿Cuántos, cuántos, cuántos? Números y más números. Según los intereses, un periódico resalta unas cifras, mientras que una televisión se fija en otras. No faltará quien invente estadísticas y números incontrolables, como, por ejemplo, cuántos cigarrillos fumarán los jóvenes durante esos días. Detrás de los números, más allá de la multitud, hay miles y miles de vidas concretas. Unos, universitarios y estudiantes que luchan día a día para sacar adelante sus estudios. Otros, trabajadores que intentan salir a flote en medio de la crisis. Otros, jóvenes esposos, en los primeros meses o años de la vida matrimonial. Otros, con un hábito religioso o una cruz en el pecho para indicar que están dando su vida a la Iglesia y a los hermanos. Otros, parados y deseosos de encontrar un empleo. Muchos, seguramente la mayoría, tienen en su corazón un anhelo: conocer mejor su fe católica, comunicar y recibir experiencias, encender esperanzas, alimentar el amor. Una JMJ tiene sentido desde Dios y hacia Dios. Cada corazón, más allá de los números, está abierto al anhelo de un encuentro. Por encima de las colas, de los apretones, del fresco de la noche, del calor del día, de la sed o de los enfados, será posible hacer una experiencia profunda de algo que difícil de explicar: la amistad con Jesucristo. Los números no podrán recoger eso que ocurre en lo íntimo del alma de miles de jóvenes. Sin la luz de los reflectores, muchos de ellos llegarán a encontrarse con Alguien que los ama, que entregó su vida por ellos, que les da fuerzas para seguir adelante en el camino de la vida, que les susurra serenamente: “¡ánimo!: yo he vencido al mundo” (Jn 16,33). |
ORACIÓN PARA ALCANZAR UN FAVOR A SAN MAXIMILIANO KOLBE
ORACIÓN
PARA ALCANZAR UN FAVOR A SAN MAXIMILIANO KOLBE
Oh Señor Jesucristo,
que dijiste "nadie tiene mayor amor que quien da la vida
por sus amigos", por medio de la intercesión de San
Maximiliano Kolbe cuya vida es una ilustración de ese
amor, te suplicamos nos concedas nuestras peticiones...
A través del movimiento
de la Milicia de la Inmaculada, que fundó Maximiliano,
difundió una ferviente devoción a Nuestra Señora
por todo el mundo. El dio su vida por un completo extraño
y amó a sus perseguidores, dándonos con ello un
ejemplo de amor desprendido por todos los hombres, un amor que
estaba inspirado por una verdadera devoción a María.
Concédenos, oh Señor
Jesús, que también nosotros podamos entregarnos
enteramente sin reservas por el amor y el servicio a nuestra
Reina del Cielo para mejor amar y servir a nuestro prójimo
a imitación de tu humilde siervo San Maximiliano. Amén.
Rezar tres Avemarías
y un Gloria.
AMIGOS...
Amigos...
Un amigo SENCILLO nunca te ha visto llorar.
Un amigo VERDADERO tiene los hombros húmedos por causa de tus lágrimas.
Un amigo SENCILLO no conoce los nombres de tus padres.
Un amigo VERDADERO tiene sus números de teléfono en su libreta de direcciones.
Un amigo SENCILLO trae una botella de vino a tu fiesta.
Un amigo VERDADERO llega temprano para ayudarte a cocinar y se queda hasta tarde para ayudarte a limpiar.
Un amigo SENCILLO odia cuando le llamas después de haberse acostado.
Un amigo SENCILLO odia cuando le llamas después de haberse acostado.
Un amigo VERDADERO te pregunta por qué te tardaste tanto en llamar.
Un amigo SENCILLO procura hablar contigo acerca de tus problemas.
Un amigo SENCILLO procura hablar contigo acerca de tus problemas.
Un amigo VERDADERO procura ayudarte con tus problemas.
Un amigo SENCILLO se imagina tu vida romántica.
Un amigo VERDADERO podría chantajearte con ella.
Un amigo SENCILLO, al visitarte, actúa como un invitado.
Un amigo VERDADERO abre el refrigerador y toma lo que necesita.
Un amigo SENCILLO piensa que ha terminado la amistad después de un argumento.
Un amigo VERDADERO sabe que no tienen una amistad sino hasta después de haber tenido una pelea.
Un amigo SENCILLO espera que siempre estés ahí para Él o ella.
Un amigo VERDADERO siempre estará ahí para ti.
Un amigo SENCILLO leerá esto y lo lanzará a la basura. Un amigo VERDADERO te lo enviará hasta que esté seguro de que lo has recibido.
LA ALEGRÍA LLEGARÁ DESPUES
La alegría llegará despues
Autor: Padre Michel Quoist
Llegará un día en que el cristiano se dará de bruces violentamente con el mal del mundo. Será cuestión de segundos, pero éste se le manifestará con toda su amplitud y profundidad.
Incapaz de compartir con otros este secreto, cargará a solas, anonadado, el mal que creía conocer y del que otras veces sólo había percibido el primer pliegue. Primera etapa de una noche indispensable para la purificación del cristiano y el pleno conocimiento de su misión de REDENTOR.
""Comenzó a sentir temor y angustia y les decía: Triste está mi alma hasta la muerte, permaneced aquí y velad. Adelantándose un poco, cayó en tierra y oraba que si era posible, pasase de El aquella hora. Decía: Padre, todo te es posible, aleja de mí este cáliz, más no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras Tú. Hijo mío, hace falta aceptar el mal que hay en el mundo, hace falta, incluso cargárselo a la espalda.
No te detengas, pero tómalo al paso; para esto te envié por los caminos. Te aplasta, no puedes seguir avanzando con él, te desplomas de asco en la noche y en la soledad.
Autor: Padre Michel Quoist
Llegará un día en que el cristiano se dará de bruces violentamente con el mal del mundo. Será cuestión de segundos, pero éste se le manifestará con toda su amplitud y profundidad.
Incapaz de compartir con otros este secreto, cargará a solas, anonadado, el mal que creía conocer y del que otras veces sólo había percibido el primer pliegue. Primera etapa de una noche indispensable para la purificación del cristiano y el pleno conocimiento de su misión de REDENTOR.
""Comenzó a sentir temor y angustia y les decía: Triste está mi alma hasta la muerte, permaneced aquí y velad. Adelantándose un poco, cayó en tierra y oraba que si era posible, pasase de El aquella hora. Decía: Padre, todo te es posible, aleja de mí este cáliz, más no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras Tú. Hijo mío, hace falta aceptar el mal que hay en el mundo, hace falta, incluso cargárselo a la espalda.
No te detengas, pero tómalo al paso; para esto te envié por los caminos. Te aplasta, no puedes seguir avanzando con él, te desplomas de asco en la noche y en la soledad.
Conozco todo eso, hijo mío...también yo lo he pasado antes que tú: fue mi agonía.
Porque hay que pasar por ahí, ésa es la Ley de mi Redención.
PUES ANTES DE RESUCITAR HAY QUE MORIR,
ANTES DE MORIR HAY QUE AGONIZAR,
ANTES DE AGONIZAR HAY QUE SUFRIR.
NO HUYAS DEL MAL. AL CONTRARIO: ESTATE ALLÍ. TÓMALO.
CUANTO MAS FEO SEA, CUANTO MAS PESADO MAS HAY QUE EMPUÑARLO.
Sufre
muere
LA ALEGRÍA VENDRÁ DESPUÉS.
sábado, 13 de agosto de 2011
CRISTO DE LA MISERICORDIA, LA DIVINA MISERICORDIA
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viernes, 12 de agosto de 2011
LOS OJOS DULCES DE MARÍA
Los ojos dulces de María | |
Mírame María, con tus ojos comprensivos y misericordiosos y llename de paz. | |
Siempre me ha hecho reflexionar mucho aquella bienaventuranza de Cristo: “Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán a Dios”. ¿Qué tendrá que ver la pureza con la vista? Desde luego, con la vista corporal quizá no tenga que ver apenas nada. Pero seguramente mucho con la “vista” espiritual. Porque está claro que a Dios no se le puede ver con los ojos de la carne, pero sí con los del espíritu, con los del corazón, que son la fe y el amor. Sólo cuando el alma es pura y cristalina está en condiciones de poder ver y contemplar a Dios. “Sólo en un corazón puro -escribía San Agustín- existen los ojos con que puede Dios ser visto”. Me imagino que Cristo al formular esta bienaventuranza tenía en mente a su Madre. Ella era la creatura más pura que jamás ha existido y existirá. El corazón de María era como un mar de gracia profundo, cristalino y transparente. Se ha dicho siempre que los ojos son las ventanas del alma. Es cierto. A través de ellos se puede mirar al interior de otra persona. Por eso, mirando a los ojos a María podremos ver y apreciar la pureza inmaculada de su alma. Los ojos de María. ¡Quién pudiera haberlos visto realmente tan siquiera una vez, aunque fuera por un instante! Sólo a algunos privilegiados les tocó. Nosotros hemos de contentarnos con verlos desde la fe o con soltar un poco nuestra imaginación para hacernos una idea de cómo eran. Los ojos de María. Ojos hermosos, agradables, con esa belleza natural que no necesita de mejunjes ni postizos para ser encantadores. Ojos sencillos, de esos que no saben mirar a los demás desde arriba. Ojos bondadosos, que nunca se han desfigurado con guiños de ira o de odio. Ojos sinceros, que no han aprendido a mentir; testigos de un interior sin sombra de doblez. Ojos atentos a las necesidades ajenas y distraídos para fijarse y molestarse por sus defectos. Ojos comprensivos y misericordiosos que, ante pecadores y malhechores, se transforman en manos abiertas que ofrecen la gracia a raudales. Esos ojos cuya mirada Judas evitó al salir del cenáculo la noche de la traición... Esa misma mirada que a Dimas, en el Calvario, llevó a la conversión y al paraíso... Ojos de mujer que reflejan nítidamente un alma preciosa, adornada de humildad, de bondad, se sinceridad, caridad, de comprensión y misericordia. Los ojos de María. Los ojos de un alma en gracia. Verdaderas ventanas al cielo. Porque cielo era toda su alma. Los ojos de María, cuya penetrante y dulce mirada todo lo puede. Cuántos indiferentes se han visto interpelados por el brillo de pureza de esos ojos inocentes. Cuántos orgullosos han caído rendidos a sus plantas, desarmados por la mansedumbre que traslucen sus pupilas. Cuántos ánimos frágiles ante el mal se han armado de bravura y han vencido al tentador al recordar que Ella les miraba. Cuántas veces la sola mirada de María fue sin duda bálsamo sobre el desgarrado corazón de algún vecino atribulado. Cuántas fue fuente de paz y consuelo que barrió de angustias el interior de algún contrariado pariente. Cuántas, esos luceros de su rostro, fueron luz cálida, manto que arropó de piedad e intercesión las almas atenazadas por el frío del pecado. Y cuántas siguen siendo aún todo eso y más para muchos de nosotros. Es sumamente consolador saber que tendremos toda la eternidad para contemplar, sin cansancio ni aburrimiento, los hermosos ojos de María. Asomarse a ellos es asomarse a la maravilla más excelsa salida de las manos de Dios. María fue su obra maestra. En Ella el Creador se lució. Ella es, en palabras de Pio IX, “un inefable milagro de Dios; es más, es el más alto de todos los milagros y digna Madre de Dios”. Pablo VI la describe como “la mujer vestida de sol, en la que los rayos purísimos de la belleza humana se encuentran con los sobrehumanos, pero accesibles, de la belleza sobrenatural”. Sin embargo, no hay que esperar a llegar al cielo para recrearnos en su contemplación. Podemos desde ahora, con la fe, mirar sus ojos y sostener su mirada portentosa. Pero me temo que muchos de nosotros somos incapaces de sostener una mirada tan luminosa. Nos molesta el chorro de luz que el alma pura de María despide a través de sus ojos y de todo su ser. Nuestras pupilas, tan acostumbradas quizá a las oscuridades de la impureza y del pecado, no soportan semejante claridad. A lo mejor no queremos que esa mirada materna desenmascare y purifique nuestra alma llena de barro. Porque no estamos dispuestos a dejar que en ella penetre la gracia de Dios y la limpie y la ordene y la santifique. Todo eso cuesta mucho. El precio de la pureza es elevado, sólo las almas ricas pueden pagarlo. Ricas en amor, en generosidad, en desprendimiento de sí y de los placeres desordenados. Sólo esas almas disfrutarán ya en la tierra del gozo espiritual incomparablemente más sublime, profundo y duradero que el más refinado placer corporal. Sólo ellas experimentarán la libertad interior del que no está encadenado por los instintos del cuerpo. Y sólo ellas gozarán de la bienaventuranza de la visión de Dios por toda la eternidad. María ha sido la creatura más pura y por eso también la más auténticamente feliz y satisfecha, la más libre de espíritu, la mejor dispuesta para ver a Dios y saborear esa deliciosa visión con una intensidad inigualable. |
SI DESEO VIVIR EN PAZ ...
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LO QUE DIOS UNIÓ NO LO SEPARE EL HOMBRE
LO QUE DIOS UNIÓ, NO LO SEPARE EL HOMBRE
¿Qué pensaría Jesús de todos los que hoy aprueban el divorcio? Como en aquella ocasión, les ayudaría a entender qué es realmente el matrimonio y luego les enseñaría a defenderlo contra todos los ataques.
El matrimonio cristiano no es sólo una convivencia entre un hombre y una mujer que se quieren. Es mucho más. Es un sacramento, es decir, algo sagrado y querido por Dios. Luego es compartir un proyecto de vida para alcanzar la felicidad en esta vida. Pero si no hay proyecto, si no hay amor verdadero, si los hijos son un estorbo y no una alegría... ¿qué tipo de matrimonio es ese? Seguramente conocerás alguna pareja que haya dejado morir el amor, por pura rutina, por no saber que el matrimonio es una experiencia cargada de pequeños detalles, de gestos: un regalo, una sonrisa, una comida inesperada, una oración en familia... ¡Hay tantos medios para caldear el amor en el matrimonio!
Lo que Dios ha unido no debe separarse, porque un divorcio, en lugar de traer paz, trae mayor amargura y dolor, destrozando también la felicidad que merecen los hijos. Es siempre mejor intentar sacar adelante los problemas familiares que sucumbir ante ellos. Además contamos con la ayuda de Dios y de los consejeros que ha puesto a nuestra disposición (un sacerdote, una religiosa, un catequista, etc.)
EN KENIA, MISIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA ALIVIA ESTRAGOS DE SEQUÍA EN ÁFRICA
Autor: Gaudium Press | Fuente: Gaudium Press
En Kenia, misión de la Iglesia Católica alivia estragos de sequía en África |
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Es fruto de un arduo trabajo, pero que ha ayudado a muchas víctimas de la sequía que afecta algunas regiones africanas | |
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AMIGO...
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APRENDE A ORAR, 10 PASOS
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LA SOLEDAD COMPAÑERA DE LA VIDA
Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net La soledad compañera de la vida | |
La soledad está en nuestras vidas, pero hay que saber amarla. Nos llevará al encuentro con Dios que llenará nuestras vidas porque El es todo amor. | |
Pero no hace falta que seamos ancianos para que en la vida nos acompañe la soledad. La soledad del sacerdote, aún los más jóvenes, con sus votos de obediencia, pobreza y castidad, pero a veces es más dura la soledad de su propio corazón, que aunque ayudado por la Gracia de Dios no deja de ser humano. Tienen que consolar a los seres que llegan hasta ellos con sus penas, con sus problemas pero su corazón no puede aferrarse a ninguna criatura de la tierra y a veces se sienten solos, muy solos, tan solo acompañados de una gran soledad La soledad en la adolescencia, duele profundamente por nueva, por incomprensible...Los padres se están divorciando, se quiere a los dos, se necesita a los dos, pero para ellos parece que no existe ese ser que no acaba de comprender y que está muy solo. Ellos tienen sus pleitos, su mal humor. La mamá siempre llorando, el papá alzando la voz... para él nada... tal vez sientan hasta que haya nacido. Si se divorcian será un problema ¿Qué será de él?¡Qué gran soledad, qué amarga soledad! Las monjas misioneras, los misioneros, lejos de sus seres queridos y en tierras extrañas. Y la soledad en algunos matrimonios, esa soledad que ahoga, que asfixia...que como dice el poeta: "es más grande la soledad de dos en compañía". El hombre de grandes negocios, empresario importante, magnate en la sociedad que parece que lo tiene todo pero que en el fondo vive una gran soledad. La soledad de las grandes luminarias siempre rodeadas de personas y siempre solas... Las esposas de los pilotos, de los marinos, de los médicos, saben de una gran soledad y ellos a su vez, en medio del cumplimiento del deber, también están solos. La soledad de las personas que han perdido al compañero o compañera de su vida, ese quedarse como partido en dos porque falta la otra mitad, ese no saber cómo vivir esas horas, ahora tan vacías, tan tristes, tan solas... Si no convertimos esa soledad en compañía para otros seres quizá, más solos aún que nosotros mismos, si no llenamos ese vacío y esas horas con el fuego de nuestro amor para los que nos rodean y nos necesitan, esa soledad acabará por aniquilarnos, ahogándonos en el pozo de las más profunda depresión. En realidad todos los seres humanos estamos solos. La soledad está en nuestras vidas pero hay que saber amarla. Si le tenemos miedo, si no la amamos y no aprendemos a vivir con ella, ella nos destruirá. Si le sabemos dar su verdadero sentido, ella nos enriquecerá y será la compañera perfecta para nuestro espíritu. Con ella podremos entrar en nuestra alma, con ella podremos hablar con nuestros más íntimos sentimientos. Ella nos ayudará, ella, la soledad bien amada y deseada a veces, nos llevará al encuentro de nuestra propia identidad y luego al mejor conocimiento de Dios, que llenará nuestras vidas porque El es todo amor. |
jueves, 11 de agosto de 2011
LA COMPUTADORA Y LOS OJOS
La computadora y los ojos
En la sociedad moderna, muchas personas pasan demasiadas horas frente de las pantallas del computador. Muchas de ellas de quejan de cansancio en sus ojos, lagrimeo, enrojecimiento, dolor de cabeza y además están preocupadas por saber si hay posibilidades de daño permanente a la visión al trabajar con computadoras.
Solo se necesitan unas pocas horas enfrente del monitor para que se presenten los síntomas antes enumerados. Pero hay mucho que usted puede hacer para evitarlo:
1- El monitor debe de estar colocado a la altura de los ojos o un poquito debajo de la altura de los ojos.
2- Los materiales con los que se trabaja, tienen que estar cerca del monitor, para evitar movimientos constantes de la cabeza y de “enfoque” de los ojos.
3- Evite cualquier “reflejo” en el monitor. Ya sea de la luz de la ventana, luz directa o de cualquier otro objeto que le de ese reflejo.
4- Trate de fijar la mirada en un objeto distante al monitor con frecuencia. Así ejercitará sus ojos y su “enfoque” será mejor.
5- Parpadee frecuentemente para que sus ojos tengan buena lubricación y no los sienta secos
6- Si usted usa anteojos para leer, es muy probable que necesite otros anteojos, especiales, para trabajar frente a la computadora, y este es un asunto que deberá consultar con su oftalmólogo.
7- La computadora no produce daño permanente a los ojos, pero si usted trabaja muchas horas por semana frente a la pantalla, es una muy buena razón para visitar a su oftalmólogo por lo menos una vez al año.
ORACIÓN POR LOS SACERDOTES
¡Oh Jesús!
Te ruego por tus fieles y fervorosos sacerdotes,
por tus sacerdotes tibios e infieles,
por tus sacerdotes que trabajan cerca o en lejanas misiones,
por tus sacerdotes que sufren tentación,
por tus sacerdotes que sufren soledad y desolación,
por tus jóvenes sacerdotes,
por tus sacerdotes ancianos,
por tus sacerdotes enfermos,
por tus sacerdotes agonizantes
por los que padecen en el purgatorio.
Pero sobre todo, te encomiendo a los sacerdotes que me son más queridos,
al sacerdote que me bautizó,
al que me absolvió de mis pecados,
a los sacerdotes a cuyas Misas he asistido y que me dieron tu Cuerpo y Sangre en la Sagrada Comunión,
a los sacerdotes que me enseñaron e instruyeron, me alentaron y aconsejaron,
a todos los sacerdotes a quienes me liga una deuda de gratitud, especialmente a...
¡Oh Jesús, guárdalos a todos junto a tu Corazón y concédeles abundantes bendiciones en el tiempo y en la eternidad!
Amén
LA EUCARISTÍA: FIN DE TODOS LOS SACRAMENTOS
La Eucaristía: fin de todos los sacramentos
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Es fuente y cumbre de toda la vida cristiana, de alguna manera, está presente en todos los sacramentos.
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La Eucaristía es el fin, la consumación y el principio de todos los sacramentos. Así lo enseñan: Pseudo Dionisio: es el fin y la consumación de todos los demás sacramentos Santo Tomás de Aquino: es el más excelente de todos los sacramentos” El Concilio Vaticano II: es fuente y cumbre de toda la vida cristiana o sea, fuente por ser principio y cumbre por ser fin; “...los otros sacramentos, así como todos los ministerios eclesiásticos y obras de apostolado, están íntimamente trabados con la sagrada Eucaristía y a ella se ordenan”. El Concilio cita en nota a Santo Tomás: “La Eucaristía es como la consumación de la vida espiritual y el fin de todos los sacramentos”. El Catecismo de la Iglesia Católica reitera esta doctrina. La Eucaristía es fin de los sacramentos por tres razones principales: 1º Por razón de lo que contiene; 2º Por la ordenación de los sacramentos entre sí; 3º Por los ritos sacramentales. 1º Por razón de lo que contiene, la Eucaristía es fin de los sacramentos, porque contiene sustancialmente al mismo Cristo. Los demás sacramentos sólo contienen una virtud instrumental recibida de Cristo por participación y, como el ser por esencia es más excelente que el ser por participación, la Eucaristía es más excelente que los demás sacramentos. 2º Por la ordenación de los sacramentos entre sí, la Eucaristía es fin de los sacramentos, porque todos los sacramentos están ordenados a la Eucaristía como a su fin. Por ser la Eucaristía el fin de todos los sacramentos, de alguna manera, está en todos los sacramentos, ¿de qué manera? como el fin está en los medios que a él conducen. -el Orden tiene por fin la consagración de la Eucaristía; -el Bautismo, la recepción de la Eucaristía; -la Confirmación perfecciona al bautizado para que el respeto humano no le retraiga de acercarse a tan excelso sacramento; -la Penitencia y la Unción de los enfermos disponen al hombre para recibir dignamente el cuerpo de Cristo; -el Matrimonio representa el lazo indisoluble de Cristo con su Iglesia, cuya unión se significa y se causa en la Eucaristía. “Gran misterio este del matrimonio; pero entendido de Cristo y de la Iglesia” (cfr. Ef 5, 32). 3º Por los ritos sacramentales, la Eucaristía es fin de los sacramentos, porque la administración de casi todos los sacramentos se completa, se consuma, con la Eucaristía; lo cual puede apreciarse en todos los rituales de los otros sacramentos. De ahí que “el bien común espiritual de toda la Iglesia se contiene sustancialmente en el mismo sacramento de la Eucaristía” (“bonum commune spirituale totius Ecclesiae continetur substancialiter in ipso Eucaristiae sacramento”). |
SEAMOS LUZ...
Seamos Luz
Mirando a nuestro alrededor rápidamente comprendemos que el mundo es oscuridad, de tal modo que o bien alumbramos el mundo, o nos sumimos en su misma oscuridad. En cada instante de nuestra vida, sea un segundo, un minuto o una década, solo podemos dar dos cosas: luz u oscuridad. En la pequeña gruta de Belén ocurría igual, solo había oscuridad, como en el mundo de hoy. Pero allí, en medio de la oscuridad, ¡vino la Luz al mundo!
Mi primer pensamiento cuando trato de comprender como se manifiesta esa Luz en el mundo, evoca esas reuniones de la iglesia primitiva, en los primeros siglos después de la Resurrección. Unidos en una fe espiritual, plena de confianza en la Presencia del Resucitado, ellos se dejaban alumbrar a pesar de la persecución y la pobreza. Compartían el mayor alimento que persona alguna pueda pretender: la Hostia Consagrada. En esas uniones consagradas a Dios, ellos se dejaban alumbrar por la Luz de Jesús, y como espejos perfectos devolvían esa Luz al mundo. Ellos eran luz.
Con el paso de los siglos y al impulso de tantas santas generaciones, el hombre se elevó hasta hacer en buena medida a Dios el centro de su vida. Pero, en el cenit del cristianismo, el mundo empezó a caer en una negación creciente de la necesidad de tener a Jesús presente en todo. En este camino descendente, el siglo XXI se ha iniciado envuelto en una oscuridad espiritual agobiante, que envuelve y ahoga todo a su alrededor. Nosotros, como los cristianos de los primeros tiempos, estamos dentro de estas catacumbas espirituales, solo que esta vez el encierro esta en los corazones.
Como los cristianos de la iglesia primitiva, tenemos que hacernos fuertes en nuestra vida interior, debemos crecer espiritualmente. Si permitimos que la Luz de Jesús entre dentro nuestro, si dejamos que Él se apodere de nuestra alma, seremos como espejos que reflejarán Su Luz en este mundo desértico. ¡Seremos Luz! Luz, como Jesús lo es, de tal modo que de nosotros brote esa luminosidad, que es la Luz del Salvador, la Única Luz Verdadera. Cuando la gente vea esa llama iluminándonos, dirán: ¡miren como se aman! Será un nuevo Pentecostés.
En el Cenáculo, los Apóstoles acompañados de María recibieron la Luz de Dios de tal modo que lenguas de fuego descendieron sobre ellos, iluminándolos, haciéndolos antorchas espirituales. El Espíritu Santo, como Jesús les había prometido, les dio la sabiduría y la fortaleza que no tenían. Se hicieron Luz, y salieron por los caminos a alumbrar, a construir la Iglesia que el Señor les había dejado como legado. Nosotros recibimos esa iglesia como herencia; laicos o consagrados, somos nosotros los miembros de esa iglesia. Somos manos, brazos, piernas, cuerpo Místico de Jesús, la Luz que emana de Cristo, emana de Su Iglesia, ¡por eso nosotros somos Luz!
Cuando damos Luz, irradiamos paz y unión, serenidad y seguridad, fortaleza y verdadera sabiduría. Cuando damos Luz, rompemos las barreras que nos separan del amor, y dejamos que Jesús se derrame en torrentes incontenibles sobre quienes nos rodean. Así, cediendo a la fuerza de ese manantial de amor irrefrenable, abramos nuestros corazones a Jesús, en María, y con María, de tal modo que el Señor nos haga faros de Su Luz, centella que ilumina el horizonte.
¡Y la Luz vino al mundo!
Mirando a nuestro alrededor rápidamente comprendemos que el mundo es oscuridad, de tal modo que o bien alumbramos el mundo, o nos sumimos en su misma oscuridad. En cada instante de nuestra vida, sea un segundo, un minuto o una década, solo podemos dar dos cosas: luz u oscuridad. En la pequeña gruta de Belén ocurría igual, solo había oscuridad, como en el mundo de hoy. Pero allí, en medio de la oscuridad, ¡vino la Luz al mundo!
Mi primer pensamiento cuando trato de comprender como se manifiesta esa Luz en el mundo, evoca esas reuniones de la iglesia primitiva, en los primeros siglos después de la Resurrección. Unidos en una fe espiritual, plena de confianza en la Presencia del Resucitado, ellos se dejaban alumbrar a pesar de la persecución y la pobreza. Compartían el mayor alimento que persona alguna pueda pretender: la Hostia Consagrada. En esas uniones consagradas a Dios, ellos se dejaban alumbrar por la Luz de Jesús, y como espejos perfectos devolvían esa Luz al mundo. Ellos eran luz.
Con el paso de los siglos y al impulso de tantas santas generaciones, el hombre se elevó hasta hacer en buena medida a Dios el centro de su vida. Pero, en el cenit del cristianismo, el mundo empezó a caer en una negación creciente de la necesidad de tener a Jesús presente en todo. En este camino descendente, el siglo XXI se ha iniciado envuelto en una oscuridad espiritual agobiante, que envuelve y ahoga todo a su alrededor. Nosotros, como los cristianos de los primeros tiempos, estamos dentro de estas catacumbas espirituales, solo que esta vez el encierro esta en los corazones.
Como los cristianos de la iglesia primitiva, tenemos que hacernos fuertes en nuestra vida interior, debemos crecer espiritualmente. Si permitimos que la Luz de Jesús entre dentro nuestro, si dejamos que Él se apodere de nuestra alma, seremos como espejos que reflejarán Su Luz en este mundo desértico. ¡Seremos Luz! Luz, como Jesús lo es, de tal modo que de nosotros brote esa luminosidad, que es la Luz del Salvador, la Única Luz Verdadera. Cuando la gente vea esa llama iluminándonos, dirán: ¡miren como se aman! Será un nuevo Pentecostés.
En el Cenáculo, los Apóstoles acompañados de María recibieron la Luz de Dios de tal modo que lenguas de fuego descendieron sobre ellos, iluminándolos, haciéndolos antorchas espirituales. El Espíritu Santo, como Jesús les había prometido, les dio la sabiduría y la fortaleza que no tenían. Se hicieron Luz, y salieron por los caminos a alumbrar, a construir la Iglesia que el Señor les había dejado como legado. Nosotros recibimos esa iglesia como herencia; laicos o consagrados, somos nosotros los miembros de esa iglesia. Somos manos, brazos, piernas, cuerpo Místico de Jesús, la Luz que emana de Cristo, emana de Su Iglesia, ¡por eso nosotros somos Luz!
Cuando damos Luz, irradiamos paz y unión, serenidad y seguridad, fortaleza y verdadera sabiduría. Cuando damos Luz, rompemos las barreras que nos separan del amor, y dejamos que Jesús se derrame en torrentes incontenibles sobre quienes nos rodean. Así, cediendo a la fuerza de ese manantial de amor irrefrenable, abramos nuestros corazones a Jesús, en María, y con María, de tal modo que el Señor nos haga faros de Su Luz, centella que ilumina el horizonte.
¡Y la Luz vino al mundo!
ORACIÓN A SANTA CLARA DE ASÍS
Oración a Santa Clara de Asís
Oh amable Santa Clara, tú que siguiendo las huellas de la virgen
María, fuiste madre del cuerpo místico de Cristo; danos tu amor por la
iglesia y por todos hermanos.
Tú, que con tus últimas palabras has bendecido al Señor por haberte
creado; haz que comprendamos el gran don que es la vida. Intercede para
que en nuestras familias haya concordia, serenidad en el trabajo,
alegría en el estar juntos; haz que un día podamos reunirnos para alabar
y cantar eternamente contigo la misericordia del Señor.
Amen.
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