viernes, 5 de junio de 2020

NIÑOS SINCEROS


Niños sinceros



¡Qué importante que los padres hablen a sus hijos y les vayan trasmitiendo los valores que ellos mismos recibieron! Pero mucho más importante es que actúen de acuerdo con esos mismos valores. Las palabras se las lleva el viento, los ejemplos se quedan grabados en el alma como marcas impresas con fuego.

Entramos con mis hijos a un restaurante. Al traernos la cuenta, el mozo le arma un tremendo escándalo a mi esposa: —Señora, por favor, ¡devuelva el tenedor que se guardó en el bolso! Mi señora —indignadísima—vocifera: —¡Atrevido! ¡Respete! Yo soy una distinguida mujer. Además, no tengo necesidad de una cosa de ésas. ¡Esto es una infamia! En nuestra casa tenemos cubiertos finísimos y muy elegantes. —¿No es cierto, hijito? —se dirigió a mi hijo menor. Y éste respondió: ¡Sí, mami! Y... de los mejoles lestaulantesl

La mentira comienza por faltas leves, que se van volviendo más atrevidas, pues arruinan la rectitud de la conciencia moral. Lo malo de la mentira es que abre camino a transgresiones graves como apropiarse lo ajeno, calumniar las personas, ocultar amistades peligrosas, etc. El mentiroso anula valiosos muros que lo protegen. Cultiva la sinceridad.


* Enviado por el P. Natalio

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