Comentario al Evangelio de hoy martes, 13 de agosto de 2019
CR
Queridos hermanos:
El Deuteronomio nos ofrece una exclusiva: ¡la dimisión de Moisés! En un ejercicio de responsabilidad, presenta su carta de renuncia a la prudente edad ... de 120 años. (No conviene dar mucha publicidad a este texto bíblico).
Lo mejor de esta renuncia es que no provoca un “vacío de poder”. El liderazgo de Moisés no ha anulado todos lo demás. Josué será el encargado de introducir al pueblo en la tierra prometida. En este sentido, Moisés es el Juan Bautista del Antiguo Testamento: prepara el camino, lidera la salida de Egipto y la marcha por el desierto ... y deja al pueblo a las puertas de la tierra.
Jesús nos propone hacernos como niños. Si no, no podremos entrar en el Reino. ¡Cómo cuesta aceptar estas palabras en aquellas etapas de la vida en que necesitamos exhibir nuestra condición de “adultos”! Y, sin embargo, nos están regalando la clave para entender por qué tan a menudo encontramos las puertas cerradas, por qué no nos dice nada todo lo que tiene que ver con El.
Hay personas que necesitan 70 u 80 años en ser como niños. La vida misma los va haciendo cada vez más dependientes, más tiernos, más indefensos, más humildes. Hay otras que intuyen mucho antes que “este” es el camino y procuran ponerse en manos del Padre. Los itinerarios son muchos. El punto de llegada es siempre el mismo. Tal vez la sabiduría se parezca algo a esto.
Hoy la Iglesia celebra a los Beatos Mártires Claretianos de Barbastro. Los 51 misioneros mártires se alimentaron de la Palabra de Dios y murieron llevando en su recuerdo a sus hermanos claretianos "hasta las regiones de dolor y de muerte"; murieron contentos, con amor fiel, generoso y perpetuo, rogando a Dios que su sangre fuera sangre de perdón y de renovación de los misioneros.
Si te acercas a la palabra de la vida de los 51 mártires sentirás en mayor o menor medida estremecimiento. No se puede estar indiferente ante ella. Es la palabra de quienes forman parte de "los más importantes" en el Reino de los Cielos porque tuvieron corazón para arriesgarse y encontrar a quien estaba perdido, y acoger a quien, en su experiencia de perseguidor, estaba necesitado de ser acogido
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