Los cinco minutos de María
Enero 29
En María Santísima hallamos la ausencia de todo mal y la presencia de todo bien; ella no tuvo ningún pecado y poseyó todas las virtudes. Por eso la Iglesia la llama “Santa”, “Santísima”.
El cristiano debe apartarse del mal en su vida; debe huir de todo pecado, que es el verdadero mal, porque nos aleja de Dios. Pero no basta no hacer el mal; es preciso practicar el bien no confiando tanto en nuestra capacidad humana, sino en la presencia del Espíritu de Jesús que habita en nosotros y nos impulsa al amor y entrega a Dios y a los hermanos. El ideal del cristiano debe ser no decir nunca “basta” en el amor y la entrega.
María, perseverante en el amor y la entrega total al Padre, ayúdanos a crecer en nuestro amor y servicio.
* P. Alfonso Milagro
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