¿Quién puede hacer exorcismos en la Iglesia Católica?
(ACI).- El sacerdote misionero del Instituto de los Servidores de la Palabra, P. Modesto Lule, explicó que “los únicos que pueden hacer exorcismos sin necesidad de consultarlo con alguien son los Obispos de la Iglesia Católica”.
El exorcismo es el acto de expulsar demonios o espíritus malignos fuera de las personas, sitios u objetos que son supuestamente poseídos o plagados por ellos.
El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) detalla en el numeral 1673 que “cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del maligno y sustraída a su dominio, se habla de exorcismo”.
El P. Modesto aseguró que ni pastores ni laicos pueden realizar un exorcismo, pero sí algunos sacerdotes.
“No todos, pues para poder realizarlo necesitan el permiso o la delegación de su Obispo. Si el Obispo no lo delega, no podrán hacer más que una oración de liberación”, expresó citando el canon 1172 §1 del Derecho Canónico.
Para corroborar sus afirmaciones en el SIAME, el sacerdote se refirió al Evangelio de San Mateo 10, 1, cuando Jesús llama a sus doce discípulos y les da la autoridad para expulsar los espíritus impuros. “En la actualidad, los Obispos son los representantes de los apóstoles. La Iglesia Católica es la única que desciende desde los apóstoles”, precisa.
Sobre delegar esta facultad a los presbíteros citó Hechos 6, 1-6, donde se especifica que se “reunieron los doce apóstoles y les dijeron a los seguidores que ellos ya no se podían ocupar de todo, así que escogieran a unos de entre ellos para que les ayudaran”.
“Escogieron a siete, los llevaron ante los apóstoles y les impusieron las manos. Los sacerdotes en la actualidad son ordenados por los Obispos, y éstos les dan la facultad para poder hacer exorcismos a algunos de ellos”, agregó.
Según el canon 1172 §2 del Derecho Canónico, el exorcista debe ser un Obispo o un sacerdote “piadoso, docto, prudente y con integridad de vida”.
El P. Lule reiteró que el acto de exorcizar solo fue encomendado a los apóstoles y sus sucesores, citando Hechos 19, 13-20.
“Aquí se habla de siete hijos de un sacerdote judío que se dedicaban a expulsar demonios en nombre de Jesucristo, pero en cierta ocasión el espíritu maligno los enfrentó y les dijo que únicamente conocía a Jesucristo y a Pablo. Después de decirles que no los conocía les dio tremenda golpiza que hasta desnudos los dejó y salieron corriendo”. En este caso, “los que andaban expulsando demonios no habían sido delegados por el apóstol y recibieron tremendo susto”, dijo el sacerdote.
“En el numeral 395 del Catecismo dice que: el que Dios permita la actividad diabólica es un gran misterio, pero ‘nosotros sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman’”, agregó.
Finalmente se refirió a las oraciones de liberación, que puede ser realizadas por “todos los obispos, sacerdotes y hasta laicos”.
“Una oración de liberación no es igual que un exorcismo. Exponerse a un exorcismo sin las debidas licencias es colocarse en un estado muy frágil donde los demonios pueden hacer presa a alguna de las almas”, concluyó.
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