LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
1 de mayo
¿Te gusta mucho hablar de ti mismo? ¿Por qué será? Quizá porque estás convencido de que vales mucho y quieres que los demás también reconozcan tu valer; y esto es vanidad y orgullo.
Quizá porque piensas que los demás no reconocen tus méritos; y si los demás no los reconocen quizá sea porque en realidad esos méritos no son tan reales como a ti te parecen.
¿A los demás les gusta oírte hablar de tí mismo? Si no les agrada, ¿por qué será? ¿No será porque cuando hablas de ti mismo, lo haces disminuyendo a los demás? O, si no los disminuyes, ¿no será porque ni siquiera los tienes en cuenta? Y ésa es una manera muy sutil de disminuirlos; y. si los disminuyes de una u otra forma, ¿puedes extrañarte de que no les guste oírte hablar de ti mismo?
Si realmente vales, si tienes méritos y cualidades, no te preocupes, no es necesario que hables de tí; ya verán lo que eres y lo que vales; si no lo ven, no por eso disminuirá tu mérito o se perderá tu valer. Basta que te vea Dios y que te valore Dios.
"Conviértete al Señor y deja tus pecados, suplica ante su faz y quita los obstáculos: vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia, odia con toda el alma la abominación" (Eccli, 17, 25-26). Dios es quien te sacará de las tinieblas, para guiarte a la luz de la salvación.
Alfonso Milagro
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