Ejemplo del profeta Jeremías
Jeremías sabía alimentarse con el pan de la Palabra de Dios. Sentía consumirse su corazón anhelando ardientemente encontrar un fragmento cualquiera de ese divino manjar para saciar el hambre que atormentaba su espíritu. Hablando con Dios una vez le dijo: “Cuando encontraba palabras tuyas, las devoraba; ellas eran mi gozo y la alegría de mi corazón”. Esa sea tu actitud.
Una maestra de catequesis les preguntó a los niñitos de su clase, cuando los llevaba a la Iglesia llena de gente para la misa dominical:
-“¿Por qué es necesario estar muy quietos en la iglesia?”
Una niñita le respondió: -“Porque algunas personas están durmiendo”.
¡Qué paraíso sería la vida si el hombre dejara penetrar la Palabra de Dios en su corazón! Dios quiso que su palabra fuese siempre luz y alimento de todos los hombres en todos los tiempos, y se hizo libro en la Biblia. Su dinamismo, su poder milagroso sigue intacto. Basta que te acerques a esa zarza ardiente, con respeto, amor y confianza…
* Enviado por el P. Natalio
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