El Valor De
Una Sonrisa
Basta una leve
sonrisa en tus labios para levantar el corazón, para mantener el buen humor,
para conservar la paz del alma, para ayudar a la salud, para embellecer la cara,
para despertar buenos pensamientos, para inspirar generosas obras.
Sonríete hasta que
notes que tu constante seriedad y severidad se haya desvanecido. Sonríete hasta
entibiar tu propio corazón con ese rayo de sol.
Irradia tu sonrisa:
esa sonrisa tiene muchos trabajos que hacer, ponla al servicio de Dios. Tú eres
apóstol ahora y la sonrisa es tu instrumento, la caña para pescar almas.
Santificando la gracia que habita en ti, te dará el encanto especial que
necesitas para transmitir a los otros ese bien. Sonríe a los tristes. Sonríe a
los tímidos. Sonríe a los amigos. Sonríe a los jóvenes. Sonríe a los ancianos.
Sonríe a tu familia. Sonríe en tus penas. Sonríe en tus pruebas. Sonríe en tus
soledades. Sonríe por amor de Jesús. Sonríe por amor a las almas. Deja que todos
se alegren con la simpatía y belleza de tu cara sonriente. Cuenta, sí puedes el
número de sonrisas que has distribuido entre los demás cada día; su número te
indicará cuántas veces has promovido contento, alegría, satisfacción, ánimo, o
confianza en el corazón de los demás. Estas buenas disposiciones, siempre son el
principio de obras generosas y actos nobles. La influencia de tu sonrisa obra
maravillas que tú ignoras.
Tu sonrisa puede
llevar esperanza y abrir horizontes a los agobiados, a los deprimidos, a los
descorazonados, a los oprimidos y a los desesperados. Tu sonrisa puede ser el
camino para llevar las almas a la fe. Tu sonrisa puede ser el primer paso que
lleve al pecador hacia Dios. También sonríele a Dios. Sonríe a Dios, mientras
aceptas con amor todo lo que El te manda y merecerás la radiante sonrisa de
Cristo fija en ti con especial amor por toda la eternidad.
¡Dios les
bendiga!
(Desconozco
Autor)
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