domingo, 3 de diciembre de 2023

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 3 DE DICIEMBRE DE 2023 - PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO 2023



Domingo 1 (B) de Adviento

Domingo 3 de diciembre de 2023



1ª Lectura (Is 63,16b-17.19b; 64,2b-7): Tú, Señor, eres nuestro padre, tu nombre de siempre es “Nuestro redentor”. Señor, ¿por qué nos extravías de tus caminos y endureces nuestro corazón para que no te tema? Vuélvete, por amor a tus siervos y a las tribus de tu heredad. ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia! Bajaste y los montes se derritieron con tu presencia, jamás oído oyó ni ojo vio un Dios, fuera de ti, que hiciera tanto por el que espera en él.

Sales al encuentro del que practica la justicia y se acuerda de tus caminos. Estabas airado, y nosotros fracasamos; aparta nuestras culpas, y seremos salvos. Todos éramos impuros, nuestra justicia era un paño manchado; todos nos marchitábamos como follaje, nuestras culpas nos arrebataban como el viento. Nadie invocaba tu nombre ni se esforzaba por aferrarse a ti; pues nos ocultabas tu rostro y nos entregabas en poder de nuestra culpa. Y, sin embargo, Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: somos todos obra de tu mano.



Salmo responsorial: 79

R/. Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.

Pastor de Israel, escucha, tú que te sientas sobre querubines, resplandece. Despierta tu poder y ven a salvarnos.


Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la cepa que tu diestra plantó, y que tú hiciste vigorosa.


Que tu mano proteja a tu escogido, al hombre que tú fortaleciste. No nos alejaremos de ti; danos vida, para que invoquemos tu nombre.


2ª Lectura (1Cor 1,3-9): Hermanos: La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo sean con vosotros. En mi acción de gracias a Dios os tengo siempre presentes, por la gracia que Dios os ha dado en Cristo Jesús. Pues por Él habéis sido enriquecidos en todo: en el hablar y en el saber; porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo. De hecho, no carecéis de ningún don, vosotros que aguardáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Él os mantendrá firmes hasta el final, para que no tengan de qué acusaros en el día de Jesucristo, Señor nuestro. Dios os llamó a participar en la vida de su Hijo, Jesucristo, Señor nuestro. ¡Y él es fiel!

Versículo antes del Evangelio (Sal 84,8): Aleluya. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. Aleluya.

Texto del Evangelio (Mc 13,33-37): En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento. Al igual que un hombre que se ausenta deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele; velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada. No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos. Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!».

«A todos lo digo: ¡Velad!»





Mons. José Ángel SAIZ Meneses, Arzobispo de Sevilla

(Sevilla, España)



Hoy iniciamos con toda la Iglesia un nuevo Año Litúrgico con el primer domingo de Adviento. Tiempo de esperanza, tiempo en el cual se renueva en nuestros corazones el recuerdo de la primera venida del Señor, en humildad y ocultación, y se renueva el anhelo del retorno de Cristo en gloria y majestad.

Este domingo de Adviento está profundamente marcado por una llamada a la vigilancia. San Marcos incluye hasta tres veces en las palabras de Jesús el mandamiento de “velar”. Y la tercera vez lo hace con una cierta solemnidad: «Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!» (Mc 13,37). No es sólo una recomendación ascética, sino una llamada a vivir como hijos de la luz y del día.

Esta llamada está dirigida no solamente a sus discípulos, sino a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, como una exhortación que nos recuerda que la vida no tiene sólo una dimensión terrenal, sino que está proyectada hacia un “más allá”. El ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, dotado de libertad y responsabilidad, capaz de amar, tendrá que rendir cuentas de su vida, de cómo ha desarrollado las capacidades y talentos que de Dios ha recibido; si los ha guardado egoístamente, o si los ha hecho fructificar para la gloria de Dios y al servicio de los hermanos.

La disposición fundamental que hemos de vivir y la virtud que hemos de ejercitar es la esperanza. El Adviento es, por excelencia, el tiempo de esperanza, y la Iglesia entera está llamada a vivir en la esperanza y a llegar a ser un signo de esperanza para el mundo. Nos preparamos para conmemorar la Navidad, el inicio de su venida: la Encarnación, el Nacimiento, su paso por la tierra. Pero Jesús no nos ha dejado nunca; permanece con nosotros de diversas maneras hasta la consumación de los siglos. Por esto, «¡con Jesucristo siempre nace y renace la alegría!» (Papa Francisco). 

LA IMPORTANCIA DEL ADVIENTO



La importancia del Adviento

Autor/a: Blog Padre Arroyo


¿Por qué es tan importante el adviento en la vida de la Iglesia? Casi podríamos decir que la Iglesia vive en un continuo adviento, en la continua espera de la venida de Cristo al mundo. Lo decimos, quizá sin darnos demasiada cuenta, cada vez que rezamos el padrenuestro: “venga a nosotros tu reino”; en la santa Misa también, diversas oraciones nos ponen a la espera de la segunda venida de Cristo.

En realidad, el Adviento nos conduce a mirar, simultáneamente hacia adelante y hacia atrás. Las primeras tres semanas del adviento miramos hacia adelante, anhelamos, por así decir, la segunda venida de Jesucristo, cuando sea consumado el tiempo y venga a poner orden en este mundo tan revuelto. A partir del 16 de diciembre comenzamos la novena de la Navidad, en la que miramos hacia atrás, recordando y preparándonos para conmemorar la primera venida de Jesús. La síntesis de esta mirada alternativa, hacia el pasado y hacia el futuro, da su fruto en el presente, en el tiempo de adviento, donde somos invitados a acentuar nuestra vida de oración e incrementar nuestras obras de misericordia. La mirada hacia el pasado y hacia el futuro nos permite transformar el presente, haciéndolo fecundo y profundo a la vez.

La Iglesia es Cristocéntrica, y el adviento la avoca a mirar a Cristo en dos facetas diferentes: en la humildad de su primera venida, y en la gloria de su segunda venida. Pero San Bernardo nos habla de una tercera venida, oculta, al corazón de cada uno de los cristianos en el presente, es decir, mientras se esfuerzan por vivir bien el adviento. Ahora bien, el sentido de la Iglesia es presentar a Jesús y preparar el Reino de Cristo, en palabras del último Concilio, es ser germen e inicio, signo e instrumento del reinado de Cristo. La Iglesia tiene, en este sentido, un carácter “adventual”, de espera ansiosa y activa, de esa segunda venida.


Primera venida de Cristo: Navidad

Por eso el tiempo de adviento es, por excelencia, el tiempo de la esperanza, y tiene como modelo o punto de referencia imprescindible, a la Virgen María, a la que contemplamos en estado de buena esperanza, es decir, embarazada con la gozosa espera del nacimiento de su Hijo. María es modelo de esperanza, el contenido de la esperanza es Cristo. Quizá nuestra época está caracterizada por la necesidad de la esperanza auténtica. Los problemas, las crisis, la pandemia, el fracaso de las utopías políticas nos han ido arrebatando la esperanza; tantos dolores y fracasos han mermado la esperanza de la humanidad. Tenemos muchas pequeñas esperanzas que nos ayudan a afrontar el sinsentido de la existencia, pero nos falta la gran Esperanza, con mayúscula, que dota de sentido a este mundo y nuestra vida.

El adviento es entonces tiempo de espera, pero no pasiva. La mirada alternativa hacia el pasado y el futuro encuentra una síntesis creativa en el tiempo presente. Es en el “ahora” cuando se nos invita a vivir intensamente el adviento. ¿Cómo podremos hacerlo? Es un cóctel espiritual que contiene tres ingredientes: oración, penitencia y obras de misericordia. Oración que nos ayude a centrar nuestra mirada en Jesús y a poner toda nuestra esperanza en Él; penitencia que nos ayude a desprendernos de los bienes materiales, a ser sobrios en su uso y goce, para ser capaces de elevar nuestra mirada al cielo; obras de misericordia que nos lleven a salir de nosotros mismos al encuentro del necesitado y del que sufre, rubricando así la auténtica piedad, que no es meramente intimista, sino que se abre en abanico y da frutos en el entorno.

Para vivir bien el adviento la sabiduría de la piedad popular nos ofrece un poderoso elemento, que vale la pena rescatar, en la “Corona de Adviento”. A veces nos apresuramos demasiado a poner el árbol de navidad, y se nos olvida la corona de adviento. En ella, pacientemente, vamos encendiendo, semana a semana las velas, al compás de nuestras oraciones, penitencias y obras de misericordia. ¡Ojalá que no falte en ningún hogar cristiano, junto con el Nacimiento, la corona de adviento!, para recordarnos que estamos en este tiempo de espera, y vivir su dimensión espiritual, tantas veces amenazada por el consumismo de las compras navideñas. Adviento, tiempo de mirar hacia adentro y hacia adelante, mientras nos esforzamos por vivir la sobriedad y la caridad con el prójimo. 

ADVIENTO 2023: ROSARIO DE ADVIENTO

 



 Adviento 2023 : Rosario de Adviento

“Adviento, Tiempo de espera”

Indicaciones:


· Ambiente: Capilla

· Símbolo: Una “corona de adviento” con 4 cirios los cuales deberán ser prendidos al inicio de cada una de las primeras cuatro meditaciones; en la quinta meditación se encenderá el cirio de la Virgen. La corona se coloca a los pies de la imagen de la Virgen


Materiales:

· Imagen de la Virgen

· Corona de adviento con sus 4 cirios

· Cirio azul (para la Virgen)

· Cancioneros


T: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo...


MONICION INICIAL:

En comunión con toda la Iglesia celebramos el tiempo litúrgico de Adviento. En este tiempo nos prepararnos para celebrar la Navidad, como conmemoración de la primera venida del Hijo de Dios entre los hombres y, a la vez, mediante esta celebración, nuestra fe se dirige a la segunda venida, ya gloriosa y definitiva al final de los tiempos, del Señor Jesús.

Es un tiempo mariano por excelencia ya que nuestra Madre aparece  cooperando activamente en el misterio de la Reconciliación preparando el nacimiento del Mesías. Es por ello que, en su presencia y compañía, vivimos este tiempo de espera y de conversión.

Iniciemos este Santo Rosario cantando “Esperando”.


PRIMERA MEDITACION:

TIEMPO DE ESPERA Y CONVERSION

El tiempo de Adviento es un tiempo de espera activa en búsqueda del encuentro definitivo con el Señor Jesús.  Espera activa que implica tener deseos de cambiar, de prepararse; es por eso que en este tiempo estamos llamados a la exigencia radical, a la conversión, al cambio de vida, a volver nuestros pasos al camino de Dios;  llamados a la conversión que debe abarcar todo nuestro ser y que debe llevarnos a cambiar nuestros pensamientos, sentimientos y acciones; poniéndolas en concordancia con la manera de pensar, sentir y actuar de Jesús.


SEGUNDA MEDITACION:

LA ORACIÓN

El Adviento es tiempo de acercamiento sincero al Señor, quien está por venir y que  a la vez ya está entre nosotros. Pero no podemos acercarnos a Él sino lo buscamos, sino estamos en constante tensión por ponernos en su presencia.  La oración, personal y comunitaria, constituye un medio eficaz de búsqueda hacia un encuentro real con el Señor Jesús; mediante la escucha atenta, la meditación y la interiorización de su Palabra, lo que debe constituirse en una exigencia y necesidad en este tiempo de espera.


TERCERA MEDITACION:

LA PENITENCIA

Dios nos envía un Salvador, su propio Hijo. ¿Pero estamos realmente preparados para acogerlo y recibirlo en toda su dimensión? Pongamos todo de nuestra parte, por asumir, sin contemplaciones, durante este tiempo de espera todos los sufrimientos, problemas y dolores que encontramos en nuestro camino de santidad buscando ponernos en forma concreta, en la Cruz del Señor, viviendo estas dificultades en sentido oblativo, de sacrificio y entrega; mediante la penitencia, medio necesario de preparación y espera hacia un encuentro definitivo con el Señor Jesús.


CUARTA MEDITACION:

LA CARIDAD

La caridad, se nos presenta como un excelente medio de espera y conversión en el tiempo de Adviento; ya que sólo a través de nuestra comunión de amor con el Señor, estaremos en condiciones de amar realmente a nuestros hermanos y de practicar la verdadera caridad con ellos. La caridad debe llevarnos durante este tiempo expresarla concretamente a través de la atención de los más pobres y necesitados, buscando su promoción integral y radicalizando nuestra obligación de ser “guardianes del hermano” preocupándonos de colaborar con él para aliviar sus necesidades y problemas. ( Se sugiere cantar el primer Ave María).


QUINTA MEDITACION:

MARÍA NOS EDUCA EN LA ESPERA

María, con su “Fiat”, acepta ser la Madre de Dios y al hacerlo dirige todo su esfuerzo por cumplir a cabalidad tal misión y espera ansiosa aquel momento de máxima felicidad, como es el nacimiento del Señor Jesús; pero esta espera de la Madre no es una espera pasiva, sino por el contrario es una espera activa, demostrada en las acciones de Santa María durante la visita a su prima Isabel.

Reflexionemos sobre nuestra actitud de espera de la llegada de Jesús y dejémonos educar por María en la espera paciente y activa. Cantamos MADRE NUESTRA.(Se sugiere encender el cirio de la Virgen).


MONICION FINAL

En este tiempo de Adviento como cristianos comprometidos estamos llamados a vivir en actitud de tensión y búsqueda de la presencia del Señor Jesús y en espera de su retorno definitivo.  Pidámosle a Santa María que nos enseñe a esperar con su misma fe.  Terminemos rezando La Salve.

ADVIENTO 2023: ESQUEMA DEL ADVIENTO



Adviento 2023 : Esquema del Adviento

Tiempo de Adviento

Tiempo de Adviento | Crédito: ACI Prensa


 Los domingos de este tiempo se llaman 1°, 2°, 3° y 4° de Adviento. Los días del 16 al 24 de diciembre (la Novena de Navidad) tienden a preparar más específicamente las fiestas de la Navidad.

El tiempo de Adviento tiene una duración de cuatro semanas. Este año 2023, comienza el domingo 3 de diciembre, y se prolonga hasta el 24 de diciembre. Podemos distinguir dos periodos. En el primero de ellos, aparece con mayor relieve el aspecto escatológico y se nos orienta hacia la espera de la venida gloriosa de Cristo. Las lecturas de la misa invitan a vivir la esperanza en la venida del Señor en todos sus aspectos: su venida al final de los tiempos, su venida ahora, cada día, y su venida hace dos mil años.

En el segundo periodo se orienta más directamente a la preparación de la Navidad. Su nos invita a vivir con más alegría, porque estamos cerca del cumplimiento de lo que Dios había prometido. Los evangelios de estos días nos preparan ya directamente para el nacimiento de Jesús.

En orden a hacer sensible esta doble preparación de espera, la liturgia suprime durante el Adviento una serie de elementos festivos. De esta forma, en la misa ya no rezamos el Gloria, se reduce la música con instrumentos, los adornos festivos, las vestiduras son de color morado, el decorado de la Iglesia es más sobrio, etc. Todo esto es una manera de expresar tangiblemente que, mientras dura nuestro peregrinar, nos falta algo para que nuestro gozo sea completo. Y es que quien espera es porque le falta algo. Cuando el Señor se haga presente en medio de su pueblo, habrá llegado la Iglesia a su fiesta completa, significada por solemnidad de la fiesta de la Navidad.

Tenemos cuatro semanas en las que Domingo a Domingo nos vamos preparando para la venida del Señor. La primera de las semanas de adviento está centrada en la venida del Señor al final de los tiempos. La liturgia nos invita a estar en vela, manteniendo una especial actitud de conversión. La segunda semana nos invita, por medio del Bautista a «preparar los caminos del Señor»; esto es, a mantener una actitud de permanente conversión. Jesús sigue llamándonos, pues la conversión es un camino que se recorre durante toda la vida. La tercera semana preanuncia ya la alegría mesiánica, pues ya está cada vez más cerca el día de la venida del Señor. Finalmente, la cuarta semana ya nos habla del advenimiento del Hijo de Dios al mundo. María es figura, central, y su espera es modelo estímulo de nuestra espera.

En cuanto a las lecturas de las misas dominicales, las primeras lecturas son tomadas de Isaías y de los demás profetas que anuncian la Reconciliación de Dios y, la venida del Mesías. En los tres primeros domingos se recogen las grandes esperanzas de Israel y en el cuarto, las promesas más directas del nacimiento de Dios. Los salmos responsoriales cantan la salvación de Dios que viene; son plegarias pidiendo su venida y su gracia. Las segundas lecturas son textos de San Pablo o las demás cartas apostólicas, que exhortan a vivir en espera de la venida del Señor.

El color de los ornamentos del altar y la vestidura del sacerdote es el morado, igual que en Cuaresma, que simboliza austeridad y penitencia. Son cuatro los temas que se presentan durante el Adviento:


Primer Domingo: 3 de diciembre

La vigilancia en espera de la venida del Señor. Durante esta primer semana las lecturas bíblicas y la predicación son una invitación con las palabras del Evangelio: "Velen y estén preparados, que no saben cuándo llegará el momento". Es importante que, como familia nos hagamos un propósito que nos permita avanzar en el camino hacia la Navidad; ¿qué te parece si nos proponemos revisar nuestras relaciones familiares? Como resultado deberemos buscar el perdón de quienes hemos ofendido y darlo a quienes nos hayan ofendido para comenzar el Adviento viviendo en un ambiente de armonía y amor familiar. Desde luego, esto deberá ser extensivo también a los demás grupos de personas con los que nos relacionamos diariamente, como la escuela, el trabajo, los vecinos, etc. Esta semana, en familia al igual que en cada comunidad parroquial, encenderemos la primer vela de la Corona de Adviento, color morada, como signo de vigilancia y deseos de conversión.


Segundo Domingo: 10 de diciembre

La conversión, nota predominante de la predicación de Juan Bautista. Durante la segunda semana, la liturgia nos invita a reflexionar con la exhortación del profeta Juan Bautista: "Preparen el camino, Jesús llega" y, ¿qué mejor manera de prepararlo que buscando ahora la reconciliación con Dios? En la semana anterior nos reconciliamos con las personas que nos rodean; como siguiente paso, la Iglesia nos invita a acudir al Sacramento de la Reconciliación (Confesión) que nos devuelve la amistad con Dios que habíamos perdido por el pecado. Encenderemos la segunda vela morada de la Corona de Adviento, como signo del proceso de conversión que estamos viviendo.

Durante esta semana puedes buscar en los diferentes templos que tienes cerca, los horarios de confesiones disponibles, para que cuando llegue la Navidad, estés bien preparado interiormente, uniéndote a Jesús y a los hermanos en la Eucaristía.  


Tercer Domingo: 17 de diciembre

El testimonio, que María, la Madre del Señor, vive, sirviendo y ayudando al prójimo. La liturgia de Adviento nos invita a recordar la figura de María, que se prepara para ser la Madre de Jesús y que además está dispuesta a ayudar y servir a quien la necesita. El evangelio nos relata la visita de la Virgen a su prima Isabel y nos invita a repetir como ella: "Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?.

Sabemos que María está siempre acompañando a sus hijos en la Iglesia, por lo que nos disponemos a vivir esta tercer semana de Adviento, meditando acerca del papel que la Virgen María desempeñó. Te proponemos que fomentes la devoción a María, rezando el Rosario en familia, uno de los elementos de las tradicionales posadas. Encendemos como signo de espera gozosa, la tercer vela, color rosa, de la Corona de Adviento.


Cuarto Domingo: 24 de diciembre

El anuncio del nacimiento de Jesús hecho a José y a María. Las lecturas bíblicas y la predicación, dirigen su mirada a la disposición de la Virgen María, ante el anuncio del nacimiento de su Hijo y nos invitan a "Aprender de María y aceptar a Cristo que es la Luz del Mundo". Como ya está tan próxima la Navidad, nos hemos reconciliado con Dios y con nuestros hermanos; ahora nos queda solamente esperar la gran fiesta. Como familia debemos vivir la armonía, la fraternidad y la alegría que esta cercana celebración representa. Todos los preparativos para la fiesta debieran vivirse en este ambiente, con el firme propósito de aceptar a Jesús en los corazones, las familias y las comunidades. Encendemos la cuarta vela color morada, de la Corona de Adviento. 

CUANDO EL HORIZONTE SE VUELVE SOMBRÍO - I DOMINGO DE ADVIENTO - 2023






CUANDO EL HORIZONTE SE VUELVE SOMBRÍO


La falta de esperanza está generando entre nosotros cambios profundos que no siempre sabemos captar. Casi sin darnos cuenta van desapareciendo del horizonte políticas orientadas hacia una vida más humana. Cada vez se habla menos de programas de liberación o de proyectos que busquen mayor justicia y solidaridad entre los pueblos.

Cuando el futuro se vuelve sombrío, todos buscamos seguridad. Que nada cambie, a nosotros nos va bien. Que nadie ponga en peligro nuestro bienestar. No es el momento de pensar en grandes ideales de justicia para todos, sino de defender el orden y la tranquilidad.

Al parecer no sabemos ir más allá de esta reacción casi instintiva. Los expertos nos dicen que los graves problemas medioambientales, el fenómeno del terrorismo desesperado o el acoso creciente de los hambrientos penetrando en las sociedades del bienestar no están provocando, al parecer, ningún cambio profundo en la vida personal de los individuos. Solo miedo y búsqueda de seguridad. Cada uno trata de disfrutar al máximo de su pequeño bienestar.

Sin duda, muchos sentimos una extraña sensación de culpa, vergüenza y tristeza. Sentimos, además, una especie de complicidad por nuestra indiferencia y nuestra incapacidad de reacción. En el fondo no queremos saber nada de un mundo nuevo, solo pensamos en nuestra seguridad.

Las fuentes cristianas han conservado una llamada de Jesús para momentos catastróficos: «Despertad, vivid vigilantes». ¿Qué significan hoy estas palabras? ¿Despertar de una vida que discurre suavemente en el egoísmo? ¿Despertar de la frivolidad que nos rodea en todo instante impidiéndonos escuchar la voz de la conciencia? ¿Liberarnos de la indiferencia y la resignación?

¿No deberían ser las comunidades cristianas un lugar privilegiado para aprender a vivir despiertos, sin cerrar los ojos, sin escapar del mundo, sin pretender amar a Dios de espaldas a los que sufren? 


Evangelio Comentado por:

José Antonio Pagola

Gruposdejesus.com

Mc (13,33-37)

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO - DOMINGO 3 DE DICIEMBRE DE 2023


 Con el Primer Domingo de Adviento se inicia el Nuevo Año Litúrgico 2023-2024

Primer Domingo de Adviento 2023

ACIPRENSA


El primer domingo de Adviento es el primer día del Nuevo Año Litúrgico para la Iglesia Católica y en esta ocasión, en el Evangelio (Mc 13, 33-37), Jesús anima a los fieles a que "Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento".

Asimismo, todas las lecturas bíblicas de esta primera semana y la predicación correspondiente deben ser una invitación a estar vigilantes, atentos, para estar a punto para cuando llegue el Señor. Por ello, es importante que toda familia católica haga un propósito conjunto que les permita avanzar en el camino hacia la Navidad.

En un momento propicio o, tal vez después de la Oración familiar en la que se enciende la primera vela de la corona de Adviento, los integrantes de la familia podrían reflexionar en torno a las relaciones familiares y terminar pidiendo perdón a quienes se ha ofendido, y responder concediendo el perdón requerido. Las palabras de aliento, esperanza y comprensión entre los miembros de la familia constituyen dones auténticos que Dios quiere regalar a cada familia en particular.

Un momento así puede ser el principio de un renovado año en el que se buscará seguir creciendo en el amor familiar, en un ambiente de mayor armonía. La idea es que desde cada hogar católico se extienda a los demás grupos o círculos sociales con el que cada uno se relaciona cotidianamente, ya sea la escuela, el trabajo, el vecindario, el instituto, la universidad, el club deportivo, el grupo de amigos, etc.


¿Qué significa la Corona de Adviento?

Para terminar, es importante recordar que el Año Litúrgico es el conjunto de las celebraciones con las cuales la Iglesia conmemora a lo largo de un año el misterio de Cristo.

El tiempo de Adviento, que es el primer período del Año Litúrgico, tiene una duración de cuatro semanas. Este año 2023 comienza el domingo 3 de diciembre y se prolonga hasta el 24 de diciembre, cuarto domingo de Adviento y víspera del día de Navidad. Las lecturas diarias corresponden al Ciclo B.

Lectura del Evangelio del Primer Domingo de Adviento según San Marcos:

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento. Así como un hombre que se va de viaje, deja su casa y encomienda a cada quien lo que debe hacer y encarga al portero que esté velando, así también velen ustedes, pues no saben a qué hora va a regresar el dueño de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la madrugada. No vaya a suceder que llegue de repente y los halle durmiendo. Lo que les digo a ustedes, lo digo para todos: permanezcan alerta” (Mc 13, 33-37).

IMÁGENES DE ADVIENTO

 






IMÁGENES DE PESEBRE PARA IMPRIMIR Y ARMAR


















 

domingo, 26 de noviembre de 2023

JESUCRISTRO REY DEL UNIVERSO



Jesucristo Rey del Universo

“... todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes…”

 

Hace algunos años conocí al P. Joss Van der Rest, un jesuita belga que lleva muchos años dedicado a servir a los más pobres en Chile a través de la obra “El Hogar de Cristo”, fundada por San Alberto Hurtado, S.J., canonizado por su Santidad Benedicto XVI el 26 de octubre de 2005.

 

Al hablar de su vocación, el P. Joss siempre recuerda que, siendo joven, prestó servicio militar en su país al final de la II Guerra Mundial. Cuando los aliados vencieron a Hitler, él tuvo que entrar, montado en un enorme tanque de guerra, en una población alemana que había sido prácticamente arrasada por los bombardeos aliados.

Desde el visor del poderoso tanque fue descubriendo los destrozos causados por la guerra. Todo le impresionaba a medida que entraba por el pueblo... pero lo que lo marcó para toda su vida fue encontrarse, en un momento de su recorrido, con una estatua del Sagrado Corazón que había perdido sus brazos por las bombas.

Alguien había colgado del cuello de la imagen medio destruida, un letrero que decía: “No tengo brazos... tengo sólo tus brazos para hacer justicia en este mundo”.

Al regresar a su país, dejó el ejército y decidió entrar a la Compañía de Jesús para hacer lo que esa imagen del Sagrado Corazón no podía hacer por los más abandonados de la sociedad.

 

Jesús presenta, en este último domingo del tiempo ordinario, una parábola que nos deja siempre delante del juicio definitivo de Dios sobre nosotros: tuve hambre, tuve sed, anduve como forastero, me faltó ropa, estuve enfermo, estuve en la cárcel... Algunos atendieron sus necesidades básicas con generosidad, mientras que otros no hicieron caso y siguieron su camino sin atenderlo. Unos y otros le preguntan al Hijo del hombre: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o como forastero, o falto de ropa, o enfermo, o en la cárcel?” Y la respuesta fue la misma para los dos grupos: Les aseguro que todo lo que hicieron (o lo que no hicieron) por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron (o no lo hicieron).

 

Todo lo que hacemos por los que más sufren a nuestro alrededor, lo hacemos al Señor mismo; y todo lo que dejamos de hacer por los más humildes, lo dejamos de hacer al Señor. Leyendo este texto recordé parte de una oración que leí hace muchos años:

 

CRISTO, no tienes manos, tienes sólo nuestras manos para construir un mundo nuevo donde habite la justicia.

CRISTO, no tienes pies, tienes sólo nuestros pies para poner en marcha a los oprimidos por el camino de la libertad.

CRISTO, no tienes labios, tienes sólo nuestros labios para proclamar a los pobres la Buena Nueva de la libertad.

.

(Texto del P. Jorge Humberto Peláez SJ - Imagen de Misioneros Digitales Católicos) 

5 DATOS SOBRE LA TRADICIONAL CORONA DE ADVIENTO



5 datos sobre la tradicional corona de Adviento

Fuente: Aciprensa




El próximo domingo 3 de diciembre comenzará el Adviento, un hermoso tiempo de preparación para la Navidad, y que tiene como uno de sus signos de vigilia el encendido de las velas de la corona de Adviento.


A continuación les presentamos cinco datos de interés sobre la corona de Adviento:


1. Tiene un origen pagano

La corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para pedirle al dios sol que regresara con su luz y calor.

Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición para evangelizar y enseñar a las personas que podían servirse de la corona como medio para esperar a Cristo, celebrar su natividad y rogarle que infundiera su luz en las almas.


2. Su forma circular es signo del amor de Dios

El círculo es una figura geométrica que no tiene ni principio ni fin. La corona de Adviento recuerda que Dios tampoco tiene principio ni fin, por lo que refleja su unidad y eternidad. Es señal del amor que se ha de tener hacia el Señor y al prójimo, amor que debe renovarse constantemente y nunca detenerse.


3. Las ramas verdes representan a Cristo vivo

El verde representa la esperanza y la vida. En la corona de Adviento ese color nos recuerda que Cristo está vivo entre nosotros y que en este tiempo de preparación debemos cultivar la vida de gracia, el crecimiento espiritual y la esperanza.

El anhelo más importante debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.


4. Las cuatro velas simbolizan que la luz de Jesús se acerca

Las cuatro velas de la corona de Adviento se van encendiendo semana a semana, durante los cuatro domingos de este tiempo.

Las velas permiten reflexionar sobre la oscuridad provocada por el pecado, que ciega al ser humano y lo aleja del Señor. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo, como las velas de la corona.

Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, nuestros días se van iluminando cada vez más con la cercana llegada de Cristo al mundo.


5. Una de las velas es rosada

La corona de Adviento suele tener tres velas moradas y una rosada, que se enciende el tercer domingo.

El color morado representa el espíritu de vigilia, penitencia y sacrificio que debemos tener para prepararnos adecuadamente para la llegada de Cristo, mientras que el rosado nos habla del gozo que sentimos ante la cercanía del nacimiento del Señor.

En algunos lugares todas las velas de la corona son rojas y, en la Noche de Navidad, se coloca en el centro una vela blanca o cirio que simboliza a Cristo como centro de todo cuanto existe.


Algunas sugerencias sobre la corona de Adviento:

a) Motiva a los niños a vivir el Adviento, explicándoles la tradición de la corona y su significado.

b) Colócala en un sitio especial del hogar, de preferencia en un lugar fijo donde la puedan ver los miembros de la familia para recordar la venida de Jesús y la importancia de prepararse para la Navidad.

c) Cada domingo, antes de encender una vela, puedes distribuir entre los miembros de la familia la preparación de la liturgia para que todos participen y se sientan involucrados. Algunas acciones son: arreglar y limpiar el lugar donde se ubicará la corona de Adviento antes de comenzar la liturgia, encender y apagar la vela, dirigir el canto o las oraciones y leer las lecturas. 

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