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lunes, 5 de julio de 2021
PAPA FRANCISCO PERMANECERÁ EN HOSPITAL DURANTE 7 DÍAS TRAS OPERACIÓN QUIRÚRGICA PROGRAMADA
Papa Francisco permanecerá en hospital durante 7 días tras operación quirúrgica programada
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
El Papa Francisco se encuentra en buen estado general de salud y permanecerá en el hospital durante siete días, debido a la operación quirúrgica a la que fue sometido el domingo 4 de julio por una “estenosis diverticular”.
Así lo informó este 5 de julio el director de la oficina de prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni.
“Su Santidad el Papa Francisco se encuentra en buen estado general, consciente y con respiración natural”, indicó el director de la oficina de prensa de la Santa Sede.
La intervención quirúrgica por “estenosis diverticular” en la parte final del colon en el intestino grueso fue realizada en la tarde del 4 de julio en el hospital Políclinico A. Gemelli de Roma y “consistió en una hemicolectomía izquierda que duró unas 3 horas”.
En esta línea, los médicos esperan que el Santo Padre permanecerá hospitalizado en el Gemelli “durante 7 días salvo complicaciones”, añadió Bruni.
En un comunicado de la oficina de prensa de la Santa Sede enviado poco antes de la medianoche de Roma (hora local) se describió que el Papa Francisco, de 84 años, “reaccionó bien a la intervención realizada bajo anestesia general”.
Según informó la prensa italiana, el Papa Francisco se dirigió al hospital inmediatamente después del rezo del Ángelus dominical. Llegó al Gemelli alrededor de las 1:00 p.m. acompañado por una persona en el coche que suele transportarlo cuando sale del Vaticano. La operación quirúrgica comenzó alrededor de las 6:30 p.m.
Como es tradición, la Prefectura de la Casa Pontificia informó recientemente que durante el mes de julio se suspenderán las audiencias generales semanales que el Papa Francisco preside los miércoles y se retomarán el miércoles 4 de agosto y se prevé que los fieles podrán seguir el rezo del Ángelus dominical.
¿Qué es la estenosis y qué son los divertículos?
Si bien se desconocen los detalles precisos del caso médico del Papa Francisco, una estenosis es un estrechamiento en un conducto del cuerpo, en este caso el colon.
De acuerdo a MedlinePlus, servicio informativo de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, “los divertículos son pequeñas bolsas que se abultan en el colon o en el intestino grueso”.
“Si tiene estas bolsas, usted tiene una afección llamada diverticulosis. Es más común con la edad”, añade, precisando que “cerca de la mitad de las personas de más de 60 años la tienen”.
MedlinePlus indica que “la mayoría de las personas con diverticulosis no tiene síntomas. Algunas veces, provoca cólicos leves, hinchazón abdominal o estreñimiento”.
“Si las bolsas se inflaman o se infectan, se llama diverticulitis. El síntoma más común es el dolor abdominal, generalmente en el lado izquierdo. También puede sentir fiebre, náusea, vómitos, escalofríos, cólicos y estreñimiento”.
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Vaticano anuncia resultado de operación del Papa Francisco
Redacción ACI Prensa
Crédito: Daniel Ibáñez / ACI Prensa.
La Oficina de Prensa de la Santa Sede informó cerca de la medianoche de Roma (Italia) el resultado de la operación a la que fue sometido el Papa Francisco, de 84 años, este 4 de julio.
En un comunicado, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, indicó que “el Santo Padre, internado por la tarde en el Policlínico A. Gemelli, fue sometido en la noche a la operación quirúrgica programada para la estenosis diverticular del sigma”, la parte final del colon en el intestino grueso.
Bruni aseguró que “el Santo Padre reaccionó bien a la intervención realizada bajo anestesia general”.
¿Qué es la estenosis y qué son los divertículos?
Si bien se desconocen los detalles precisos del caso médico del Papa Francisco, una estenosis es un estrechamiento en un conducto del cuerpo, en este caso el colon.
De acuerdo a MedlinePlus, servicio informativo de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, “los divertículos son pequeñas bolsas que se abultan en el colon o en el intestino grueso”.
“Si tiene estas bolsas, usted tiene una afección llamada diverticulosis. Es más común con la edad”, añade, precisando que “cerca de la mitad de las personas de más de 60 años la tienen”.
MedlinePlus indica que “la mayoría de las personas con diverticulosis no tiene síntomas. Algunas veces, provoca cólicos leves, hinchazón abdominal o estreñimiento”.
“Si las bolsas se inflaman o se infectan, se llama diverticulitis. El síntoma más común es el dolor abdominal, generalmente en el lado izquierdo. También puede sentir fiebre, náusea, vómitos, escalofríos, cólicos y estreñimiento”.
MedlinePlus señala luego que “en los casos más graves, la diverticulitis puede causar sangrado, desgarres u obstrucciones”.
“Los casos más serios pueden requerir hospitalización o cirugía”, concluye.
EL EVANGELIO DE HOY LUNES 5 DE JULIO DE 2021
Lunes 14 del tiempo ordinario
Lunes 5 de julio de 2021
1ª Lectura (Gén 28,10-22a): En aquellos días, Jacob salió de Berseba en dirección a Jarán. Casualmente llegó a un lugar y se quedó allí a pernoctar, porque ya se había puesto el sol. Cogió de allí mismo una piedra, se la colocó a guisa de almohada y se echó a dormir en aquel lugar. Y tuvo un sueño: Una escalinata apoyada en la tierra con la cima tocaba el cielo. Ángeles de Dios subían y bajaban por ella. El Señor estaba en pie sobre ella y dijo: «Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abrahán y el Dios de Isaac. La tierra sobre la que estás acostado, te la daré a ti y a tu descendencia. Tu descendencia se multiplicará como el polvo de la tierra, y ocuparás el oriente y el occidente, el norte y el sur; y todas las naciones del mundo se llamarán benditas por causa tuya y de tu descendencia. Yo estoy contigo; yo te guardaré dondequiera que vayas, y te volveré a esta tierra y no te abandonaré hasta que cumpla lo que he prometido».
Cuando Jacob despertó, dijo: «Realmente el Señor está en este lugar, y yo no lo sabía». Y, sobrecogido, añadió: «Qué terrible es este lugar; no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo». Jacob se levantó de madrugada, tomó la piedra que le había servido de almohada, la levantó como estela y derramó aceite por encima. Y llamó a aquel lugar «Casa de Dios»; antes la ciudad se llamaba Luz. Jacob hizo un voto, diciendo: «Si Dios está conmigo y me guarda en el camino que estoy haciendo, si me da pan para comer y vestidos para cubrirme, si vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios, y esta piedra que he levantado como estela será una casa de Dios».
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Salmo responsorial: 90
R/. Dios mío, confío en ti.
Tú que habitas al amparo del Altísimo, que vives a la sombra del Omnipotente, di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío, Dios mío, confío en ti».
Él te librará de la red del cazador, de la peste funesta. Te cubrirá con sus plumas, bajo sus alas te refugiarás.
«Se puso junto a mí: lo libraré; lo protegeré porque conoce mi nombre, me invocará y lo escucharé. Con él estaré en la tribulación».
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Versículo antes del Evangelio (2Tim 1,10): Aleluya. Jesucristo, nuestro salvador, ha vencido la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio. Aleluya.
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Texto del Evangelio (Mt 9,18-26): En aquel tiempo, Jesús les estaba hablando, cuando se acercó un magistrado y se postró ante Él diciendo: «Mi hija acaba de morir, pero ven, impón tu mano sobre ella y vivirá». Jesús se levantó y le siguió junto con sus discípulos. En esto, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años se acercó por detrás y tocó la orla de su manto. Pues se decía para sí: «Con sólo tocar su manto, me salvaré». Jesús se volvió, y al verla le dijo: «¡Ánimo!, hija, tu fe te ha salvado». Y se salvó la mujer desde aquel momento.
Al llegar Jesús a casa del magistrado y ver a los flautistas y la gente alborotando, decía: «¡Retiraos! La muchacha no ha muerto; está dormida». Y se burlaban de Él. Mas, echada fuera la gente, entró Él, la tomó de la mano, y la muchacha se levantó. Y la noticia del suceso se divulgó por toda aquella comarca.
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«Tu fe te ha salvado»
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench
(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)
Hoy, la liturgia de la Palabra nos invita a admirar dos magníficas manifestaciones de fe. Tan magníficas que merecieron conmover el corazón de Jesucristo y provocar —inmediatamente— su respuesta. ¡El Señor no se deja ganar en generosidad!
«Mi hija acaba de morir, pero ven, impón tu mano sobre ella y vivirá» (Mt 9,18). Casi podríamos decir que con fe firme “obligamos” a Dios. A Él le gusta esta especie de obligación. El otro testimonio de fe del Evangelio de hoy también es impresionante: «Con sólo tocar su manto, me salvaré» (Mt 9,22).
Se podría afirmar que Dios, incluso, se deja “manipular” de buen grado por nuestra buena fe. Lo que no admite es que le tentemos por desconfianza. Éste fue el caso de Zacarías, quien pidió una prueba al arcángel Gabriel: «Zacarías dijo al ángel: ‘¿En qué lo conoceré?’» (Lc 1,18). El Arcángel no se arredró ni un pelo: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios (...). Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo» (Lc 1,19-20). Y así fue.
Es Él mismo quien quiere “obligarse” y “atarse” con nuestra fe: «Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá» (Lc 11,9). Él es nuestro Padre y no quiere negar nada de lo que conviene a sus hijos.
Pero es necesario manifestarle confiadamente nuestras peticiones; la confianza y connaturalizar con Dios requieren trato: para confiar en alguien le hemos de conocer; y para conocerle hay que tratarle. Así, «la fe hace brotar la oración, y la oración —en cuanto brota— alcanza la firmeza de la fe» (San Agustín). No olvidemos la alabanza que mereció Santa María: «¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» (Lc 1,45).
domingo, 4 de julio de 2021
SEÑOR, TE ENTREGO TODO
Señor, te entrego todo
La actitud de confianza en Dios es fundamental en la Biblia: recorre casi todas sus páginas; las personas que desfilan por ellas son confrontadas con esta señal del varón justo, que busca a Dios como su único bien y poderoso refugio. La oración de entrega a Dios con todo lo que tenemos y somos es efecto de esa confianza plena en el Señor.
Te entrego, Señor, todo lo que tengo y todo lo que estoy viviendo. Te doy gracias por lo que me estás regalando y lo disfruto con gozo. Pero desde ya lo dejo en tus manos para que acabe cuando tenga que acabar. Te proclamo a ti, Jesús, como único Señor, dueño de todas mis cosas, de todo lo que vivo, rey de todo lo que soy y de todo mi futuro. Te declaro Señor de todos mis afectos, de mis deseos, de mis relaciones. Sé que me darás la felicidad que necesito porque confío en tu amor, pero me la darás a tu modo, como sea mejor para mí. En ti deposito toda la confianza de mi corazón. Amén. (P. V. Fernández).
Quien vive abandonado en el Señor crece en una relación verdaderamente filial con Dios, su Padre; está disponible a todo lo que se presente, su corazón se vuelve simple y libre, tiene facilidad para vivir con humildad de corazón los misterios de la vida, se libera de toda ansiedad por el porvenir incierto: “Será lo que el Padre quiera”, dice con total sumisión.
* Padre Natalio
EL RECHAZO A JESÚS - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 4 DE JULIO DE 2021
El rechazo a Jesús
El evangelio de hoy nos relata la dolorosa experiencia de Jesús quien, al regresar a su pueblo después de sus primeras correrías apostólicas, encuentra el rechazo frontal de sus paisanos.
Nazaret, como todas las poblaciones judías, tenía una pequeña sinagoga donde los vecinos se reunían para rezar, leer y comentar las Escrituras el día sábado.
Jesús, siguiendo la costumbre, se puso de pie y compartió sus comentarios a propósito del texto que acababan de leer. Sus palabras produjeron conmoción en quienes las oyeron: “La multitud que lo escuchaba se preguntaba con asombro: ¿dónde aprendió este hombre tantas cosas? ¿De dónde le viene esa sabiduría y ese poder para hacer milagros?”
Ahora bien, el asombro que manifestaban quienes lo escuchaban no era un asombro que les abriera a horizontes más amplios de espiritualidad. Era un asombro contaminado por los prejuicios: “¿No es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas?”
Los vecinos de Nazaret, que habían visto crecer a Jesús, están bloqueados para ver más allá de los datos puramente sociológicos de Jesús. A pesar de las maravillas que se decían de Él, para sus paisanos Jesús seguía siendo el muchacho del pueblo, el carpintero.
Esta incapacidad para ver más allá de las simples apariencias también la sufrimos en el entorno familiar, pues nos es muy difícil reconocer las cualidades y los éxitos de las personas que viven junto a nosotros. No nos sorprendemos ante sus actuaciones positivas. La excesiva cercanía nos impide valorarlos integralmente. Eso mismo le sucedió a Jesús; sus vecinos fueron incapaces de reconocer en Él al Mesías de Israel.
Después de haber tomado conciencia del hecho cultural del no reconocimiento, los invito a reflexionar sobre nuestra formación religiosa:
- La mayoría de nosotros nos hemos educado dentro de un ambiente católico. Los grandes misterios de la fe nos han sido inculcados a través de las palabras de nuestros mayores. Este proceso de formación religiosa se ha desarrollado sin sobresaltos, serenamente. Por eso afirmaciones tales como que el Hijo de Dios se hizo como uno de nosotros, en las entrañas de una joven campesina judía, no nos sorprenden. ¡Estos misterios, que rompen en mil pedazos los paradigmas humanos, nos parecen normales y forman parte del paisaje cotidiano!
- Los invito a superar la naturalidad con que vivimos los misterios de la fe. ¡Sorprendámonos ante el hecho inimaginable de la encarnación del Hijo de Dios! ¡Guardemos un silencio reverente ante la locura de amor que es el sacrificio de la cruz!
- Ciertamente, hubiera sido más fácil para los vecinos de Nazaret que el Mesías se les hubiera presentado rodeado de efectos luminosos y sonoros, protegido por una nutrida escolta. Pero como se les presentó bajo la figura del muchacho del pueblo, el carpintero, fueron incapaces de identificarlo como el Mesías largamente esperado.
Este rechazo de sus paisanos debió impactar hondamente a Jesús. Por eso algunos exegetas se refieren a esta experiencia como la “crisis de Galilea”. Infortunadamente esta amarga experiencia se repitió a lo largo de su actividad apostólica hasta llegar a la conjuración que lo condujo a la muerte el Viernes Santo.
¿Qué enseñanzas nos deja la dolorosa experiencia vivida por Jesús?
- La enseñanza es clara: los prejuicios sociales nos impiden valorar a las personas. Los prejuicios nos hacen ver la realidad, no como es, sino como nos la imponen los condicionamientos.
- Los prejuicios sociales clasifican sin fundamento a las personas dentro de determinadas categorías y les asignan etiquetas preestablecidas.
Pidámosle al buen Dios que podamos liberarnos de los prejuicios que nos impiden reconocer y valorar a las personas; pidámosle al buen Dios que nos sorprendamos ante las infinitas manifestaciones de amor que Él ha tenido con nosotros; pidámosle al buen Dios que fortaleza nuestra fe vacilante para que podamos abrirnos a Él como nuestro Señor y Salvador.
(P. Jorge Humberto Peláez S.J.)
EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 4 DE JULIO DE 2021 - DOMINGO 14 (B) DEL TIEMPO ORDINARIO
Domingo 14 (B) del tiempo ordinario
Domingo 4 de julio de 2021
Ver 1ª Lectura y Salmo
1ª Lectura (Ez 2,2-5): En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía: «Hijo de Adán, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Sus padres y ellos me han ofendido hasta el presente día. También los hijos son testarudos y obstinados; a ellos te envío para que les digas: ‘Esto dice el Señor’. Ellos, te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos».
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Salmo responsorial: 122
R/. Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.
A ti levanto mis ojos, a ti que habitas en el cielo. Como están los ojos de los esclavos fijos en las manos de sus señores.
Como están los ojos de la esclava fijos en las manos de su señora, así están nuestros ojos en el Señor, Dios nuestro, esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia, que estamos saciados de desprecios; nuestra alma está saciada del sarcasmo de los satisfechos, del desprecio de los orgullosos.
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2ª Lectura (2Cor 12,7b-10): Hermanos, para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido: «Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad». Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.
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Versículo antes del Evangelio (Lc 4,8): Aleluya. Es Espíritu del Señor está sobre mí: para evangelizar a los pobres me ha enviado. Aleluya.
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Texto del Evangelio (Mc 6,1-6): En aquel tiempo, Jesús fue a su patria, y sus discípulos le seguían. Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?». Y se escandalizaban a causa de Él. Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio». Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe.
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«Y se extrañó de su falta de fe»
P. Joaquim PETIT Llimona, L.C.
(Barcelona, España)
Hoy la liturgia nos ayuda a descubrir los sentimientos del Corazón de Jesús: «Y se extrañó de su falta de fe» (Mc 6,6). Sin lugar a dudas, a los discípulos les debió impresionar la falta de fe de los conciudadanos del Maestro y la reacción del mismo. Parecía lo más normal que las cosas hubieran sucedido de otra manera: llegaban a la tierra donde había vivido tantos años, habían oído contar las obras que realizaba, y la consecuencia lógica era que le acogieran con cariño y confianza, más dispuestos que los demás a escuchar sus enseñanzas. Sin embargo, no fue así, sino todo lo contrario: «Y se escandalizaban a causa de Él» (Mc 6,3).
La extrañeza de Jesús por la actitud de los de su tierra, nos muestra un corazón que confía en los hombres, que espera una respuesta y al que no deja indiferente la falta de la misma, porque es un corazón que se da buscando nuestro bien. Lo expresa muy bien san Bernardo, cuando escribe: «Vino el Hijo de Dios e hizo tales maravillas en el mundo que arrancó nuestro entendimiento de todo lo mundano, para que meditemos y nunca cesemos de ponderar sus maravillas. Nos dejó unos horizontes infinitos para solaz de la inteligencia, y un río tan caudaloso de ideas que es imposible vadearlo. ¿Hay alguien capaz de comprender por qué quiso morir la majestad suprema para darnos la vida, servir Él para reinar nosotros, vivir desterrado para llevarnos a la patria, y rebajarse hasta lo más vil y ordinario para ensalzarnos por encima de todo?».
Podría pensarse en lo que hubiera cambiado la vida de los habitantes de Nazaret si se hubieran acercado a Jesús con fe. Así, tenemos que pedirle día a día como sus discípulos: «Señor, aumenta nuestra fe» (Lc 17,5), para que nos abramos más y más a su acción amorosa en nosotros.
jueves, 1 de julio de 2021
ORACIONES PARA EL PRIMER VIERNES DEL MES DE JULIO 2021 - SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
"Gocen todos los que no tienen vuestra vocación con subir al Tabor; en cuanto a nosotros, considerémonos predestinados de no conocer otro camino que el del Calvario, avalorado con los azotes y las espinas del Maestro, y sin más iruición que la de haber perdido la vida en su Corazón, que es la fuente de vida"
Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.
EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 1 DE JULIO DE 2021
LECTURAS BÍBLICAS DE HOY
JUEVES 1 DE JULIO DE 2021
1ª Lectura (Gén 22,1-19): En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán llamándole: «¡Abrahán!». Él respondió: «Aquí me tienes». Dios le dijo: «Toma a tu hijo único, al que quieres, a Isaac, y vete al país de Moria y ofrécemelo allí en sacrificio en uno de los montes que yo te indicaré». Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el sacrificio y se encaminó al lugar que le había indicado Dios. El tercer día levantó Abrahán los ojos y descubrió el sitio de lejos. Y Abrahán dijo a sus criados: «Quedaos aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, y después volveremos con vosotros».
Abrahán tomó la leña para el sacrificio, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos. Isaac dijo a Abrahán, su padre: «Padre». Él respondió: «Aquí estoy, hijo mío». El muchacho dijo: «Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?». Abrahán contestó: «Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío». Y siguieron caminando juntos. Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán tomó el cuchillo para degollar a su hijo; pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo: «¡Abrahán, Abrahán!». Él contestó: «Aquí me tienes». El ángel le ordenó: «No alargues la mano contra tu hijo ni le hagas nada. Ahora sé que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único hijo». Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en una maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo. Abrahán llamó a aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy «El monte del Señor ve».
El ángel del Señor volvió a gritar a Abrahán desde el cielo: «Juro por mí mismo —oráculo del Señor: Por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de las ciudades enemigas. Todos los pueblos del mundo se bendecirán con tu descendencia, porque me has obedecido». Abrahán volvió a sus criados, y juntos se pusieron en camino hacia Berseba. Abrahán se quedó a vivir en Berseba.
Salmo responsorial: 114
R/. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.
Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco.
Me envolvían redes de muerte, me alcanzaron los lazos del abismo, caí en tristeza y angustia. Invoqué el nombre del Señor: «Señor, salva mi vida».
El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo; el Señor guarda a los sencillos: estando yo sin fuerzas, me salvó.
Arrancó mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida.
Versículo antes del Evangelio (2Cor 5,19): Aleluya. Dios ha reconciliado consigo al mundo, por medio de Cristo, y nos ha encomendado a nosotros el mensaje de la reconciliación. Aleluya.
Texto del Evangelio (Mt 9,1-8): En aquel tiempo, subiendo a la barca, Jesús pasó a la otra orilla y vino a su ciudad. En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados». Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Éste está blasfemando». Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: ‘Tus pecados te son perdonados’, o decir: ‘Levántate y anda’? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados —dice entonces al paralítico—: ‘Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’». Él se levantó y se fue a su casa. Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal poder a los hombres.
«Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa»
Rev. D. Francesc NICOLAU i Pous
(Barcelona, España)
Hoy encontramos una de las muchas manifestaciones evangélicas de la bondad misericordiosa del Señor. Todas ellas nos muestran aspectos ricos en detalles. La compasión de Jesús misericordiosamente ejercida va desde la resurrección de un muerto o la curación de la lepra, hasta perdonar a una mujer pecadora pública, pasando por muchas otras curaciones de enfermedades y la aceptación de pecadores arrepentidos. Esto último lo expresa también en parábolas, como la de la oveja descarriada, la didracma perdida y el hijo pródigo.
El Evangelio de hoy es una muestra de la misericordia del Salvador en dos aspectos al mismo tiempo: ante la enfermedad del cuerpo y ante la del alma. Y puesto que el alma es más importante, Jesús comienza por ella. Sabe que el enfermo está arrepentido de sus culpas, ve su fe y la de quienes le llevan, y dice: «¡Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados» (Mt 9,2).
¿Por qué comienza por ahí sin que se lo pidan? Está claro que lee sus pensamientos y sabe que es precisamente esto lo que más agradecerá aquel paralítico, que, probablemente, al verse ante la santidad de Jesucristo, experimentaría confusión y vergüenza por las propias culpas, con un cierto temor a que fueran impedimento para la concesión de la salud. El Señor quiere tranquilizarlo. No le importa que los maestros de la Ley murmuren en sus corazones. Más aun, forma parte de su mensaje mostrar que ha venido a ejercer la misericordia con los pecadores, y ahora lo quiere proclamar.
Y es que quienes, cegados por el orgullo se tienen por justos, no aceptan la llamada de Jesús; en cambio, le acogen los que sinceramente se consideran pecadores. Ante ellos Dios se abaja perdonándolos. Como dice san Agustín, «es una gran miseria el hombre orgulloso, pero más grande es la misericordia de Dios humilde». Y en este caso, la misericordia divina todavía va más allá: como complemento del perdón le devuelve la salud: «Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa» (Mt 9,6). Jesús quiere que el gozo del pecador convertido sea completo.
Nuestra confianza en Él se ha de afianzar. Pero sintámonos pecadores a fin de no cerrarnos a la gracia.