Lecturas de hoy Témporas de petición y acción de gracias
Hoy, viernes, 5 de octubre de 2018
Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio (8,7-18):
Habló Moisés al pueblo, diciendo: «Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra buena, tierra de torrentes, de fuentes y veneros que manan en el monte y la llanura, tierra de trigo y cebada, de viñas, higueras y granados, tierra de olivares y de miel, tierra en que no comerás tasado el pan, en que no carecerás de nada, tierra que lleva hierro en sus rocas, y de cuyos montes sacarás cobre, entonces comerás hasta hartarte, y bendecirás al Señor, tu Dios, por la tierra buena que te ha dado. Pero cuidado, no te olvides del Señor, tu Dios, siendo infiel a los preceptos, mandatos y decretos que yo te mando hoy. No sea que, cuando comas hasta hartarte, cuando te edifiques casas hermosas y las habites, cuando críen tus reses y ovejas, aumenten tu plata y tu oro, y abundes de todo, te vuelvas engreído y te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con dragones y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres, para afligirte y probarte, y para hacerte el bien al final. Y no digas: "Por mi fuerza y el poder de mi brazo me he creado estas riquezas." Acuérdate del Señor, tu Dios: que es él quien te da la fuerza para crearte estas riquezas, y así mantiene la promesa que hizo a tus padres, como lo hace hoy.»
Palabra de Dios
Salmo
1Cro 29,10.11abc.11d-12a.12bcd
R/. Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder
Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos. R/.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. R/.
Tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria. R/.
Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos. R/.
Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,17-21):
El que es de Cristo es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado. Todo esto viene de Dios, que por medio de Cristo nos reconcilió consigo y nos encargó el ministerio de la reconciliación. Es decir, Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado la palabra de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es corno si Dios mismo os exhortara por nuestro medio. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios.
Palabra de Dios
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,7-11):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden!»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy viernes, 5 de octubre de 2018
CR
Queridos hermanos:
A pesar de que, globalmente, nuestra sociedad está marcada por la industrialización y la técnica, y no tanto por la cultura agrícola, es bueno celebrar hoy esta fiesta. Leemos en el Misal que pueden dedicarse hasta 3 días de la semana, para recoger los tres aspectos fundamentales de esta celebración: la acción de gracias, la petición y la conversión. Son días que la comunidad cristiana ofrece a Dios, terminadas las vacaciones y la recolección de las cosechas, al reemprender la actividad habitual.
Sea cual sea nuestro trabajo, vivamos más o menos de la tierra, hoy es un momento oportuno para reconocer, como dice el Deuteronomio en la primera lectura, que es el Señor quien nos conduce año tras año a una tierra buena; es Él quien nos saca de la esclavitud de la vida, atravesando desiertos de alacranes, y nos da la fuerza para cultivar nuestras riquezas. Es momento para reconocer la inmensa dignidad de nuestra pequeñez, pues estando todo en manos de Dios, en las nuestras confía cuanto ha creado.
Las sequías que agostan los sembrados, las tormentas tropicales y el agua que se impone con violencia llenado todo de muerte y destrucción, el calentamiento de la atmósfera, la sobrecarga de edificaciones o de talas de árboles en algunas zonas... Todos estos son signos de lo poco conscientes que somos de pertenecer a la Creación, como el agua, el aire o los pájaros. Nos recuerdan que no somos los dueños del mundo, por mucha potencia económica o armamentística que tengamos, sino simples administradores de Dios.
Y al leer el Evangelio de hoy desde esta perspectiva, desechamos anuncios apocalípticos de un Dios que castiga no sé qué pecados con muertes indiscriminadas, fenómenos naturales descontrolados o falta de cosechas que producen enormes hambrunas. Parece ser que el Dios de Jesús es el Padre respetuoso que da sobradamente cuanto le pedimos, y está esperando, justamente eso, que sus hijos se dirijan a Él, le busquen y le llamen.
Aunque en algunos lugares del mundo no es época de cosecha ni de recomenzar la actividad habitual, unámonos todos hoy en la oración y en una asombrada acción de gracias por tanto bien recibido. Que en la escasez se acreciente nuestra esperanza activa para seguir adelante y en la abundancia aumente nuestra humildad para repartir lo que gratuitamente se nos ha dado.